la que depende la “salvación de la humanidad” más que de ninguna antigua sutileza teológica: es la cuestión del régimen alimentario». Nietzsche, Ecce Homo. •- ¿De modo que la equiparación entre placer y sexo está superada? •Michel Foucault - Exactamente. La posibilidad de usar nuestros cuerpos como una fuente posible de numerosos placeres es algo que resulta muy importante. Por ejemplo, si observamos la construcción tradicional del placer, constatamos que los placeres corporales o placeres de la carne tienen siempre su origen en la bebida, en la comida y en el sexo. Y eso parece ser el límite de nuestra comprensión de nuestro cuerpo, de nuestros placeres. Lo que me frustra, por ejemplo, es que se enfoque siempre el problema de las drogas exclusivamente como un problema de libertad y prohibición. Pienso que las drogas deben convertirse en un elemento más de nuestra cultura. •- ¿Como fuente de placer? •MF: Sí, como fuente de placer. Tenemos que estudiar las drogas. Tenemos que experimentar las drogas. Tenemos que fabricar buenas drogas que puedan producir un placer verdaderamente intenso, sin poner en peligro la vida del sujeto y sin perjudicar su salud. Pienso que el puritanismo prejuicioso e ignorante, pudibundo que nos pone en guardia de manera indiscriminada frente a las drogas —un puritanismo que implica y obliga a estar a favor o en contra de ellas— es una actitud errónea, un tratamiento equivocado de la cuestión. Las drogas se han vuelto en la actualidad un elemento de nuestra cultura, y de la misma manera que existe buena y mala música, hay buenas y malas drogas. Y, del mismo modo que no podemos decir que estamos “contra” la música, no podemos decir que estamos “contra” las drogas, sometiéndonos a personas pudibundas que no toleran que otros disfruten. • «La humillante derrota que los Estados Unidos sufrieron en Vietnam reacomodó las prioridades de la Casa Blanca para siempre. Nixon enarboló la “guerra contra las drogas” para disimular los tétricos resultados de su “guerra contra el comunismo”. Priorizar la disidencia farmacológica por sobre la ideológica no sólo le permitía reprimir mucho más eficazmente a su propia oposición interna organizada alrededor de la contracultura y la psicodelia. Además, satisfacía una vieja demanda de los aparatos diplomáticos y de seguridad del complejo militar industrial norteamericano: el control del proceso planetario exigía una estrategia de intervención global que no tuviera las limitaciones hemisféricas del “mundo bipolar”. La guerra sería ahora contra una entidad tan abstracta e indeterminada que permitiría la intervención del imperio en cualquier rincón del planeta, la guerra ahora sería contra “las drogas”. Ese es el contexto en que se creará la DEA (Drug Enforcement Administration): en 2014 contaba con 21 divisiones de campo y 227 oficinas en los Estados Unidos, 86 oficinas extranjeras en 62 países, 10 mil empleados (6 mil de los cuales son agentes especiales), controlaba una flota de más de cien aviones de combate, barcos, y armamento de última tecnología gracias a los 3.000 millones de dólares (algo así como el PBI de Brasil y Argentina juntos) de que dispone presupuestariamente. Durante ese mismo año, la DEA decomisó alrededor de 25 mil kilos de cocaína en todo el mundo, equivalente a unos módicos 450 millones de dólares». Manifiesto Yonqui - Anónimo • «El capital se vuelve audaz si la ganancia es adecuada. Con el 20 por 100 se torna vivaz; con el 50 por 100 positivamente temerario; con un 100 por 100 pisotea todas las leyes humanas, y por encima del 300 por 100 no existe crimen al que no se arriesgue, aunque le amenace el patíbulo». T. S. Dunnuig. • «La guerra por venir no es una guerra entre estados (Israel- Palestina, o Estados Unidos-Irán-Iraq-India) , sino más bien una guerra de las multinacionales farmacopornográficas (aliadas en diversa medida con los Estados-Naci6n) contra una multitud de cuerpos vulnerables, una guerra de las compañías farmacéuticas que detentan el copyright de los principios activos contra los recolectores tradicionales de plantas y sus saberes específicos, una guerra de complejos industriales- prisión contra las poblaciones racializadas y pauperizadas, una guerra de bloques multinacionales que coordinan la gestión de las instituciones médicas, jurídicas y los mercados de consumo liberal y sus fronteras contra cuerpos privados de nacionalidad, una guerra de los sistemas de control que construyen sujetos sexuales dóciles por la explotación total y sin límites de su potentia gaudendi» Paul B. Preciado. RÉGIMEN FARMACOPORNOGRÁFICO
• «El régimen farmacopornográfico se eleva sobre las ruinas
que deja la Segunda Guerra Mundial. Su erección crece como el champiñón nuclear de la bomba de hidrógeno. Es el legado psicopolitico (violencia máxima, excitación máxima, toxicomanía colectiva, psicosis postraumática) y técnico (redes de comunicación informáticas, técnicas de digitalización de la imagen, nuevas moléculas y nuevos materiales sintéticos) de la industria experimental de la guerra: es la aplicación de las nuevas técnicas de producción de placer (excitación- frustración) en el cuerpo tecnovivo a escala global». Paul B. Preciado. POTENTIA GAUDENDI «...se trata de la potencia (actual o virtual) de excitación (total) de un cuerpo». «…reúne al mismo tiempo todas las fuerzas somáticas y psíquicas, pone en juego todos los recursos bioquímicos y todas las estructuras del alma» ¿LUCHA DE CLASES? • “Pensando en la actual proximidad entre los estados neoliberales, las multinacionales farmacéuticas y las redes del narcotráfico, parece urgente que los yonquis (usuarios de drogas ilegales) y disfóricos del género (usuarios de hormonas sexuales) se organicen en asociaciones de consumidores de drogas y fuercen a los complejos Estado-industria farmacéutica-redes del narcotráfico a facilitar el acceso libre y sin restricciones a estos biocódigos de producción de la subjetividad”. Paul B. Preciado. «Este libro no es un autoficción. Se trata de un protocolo de intoxicación voluntaria a base de testosterona sintética que concierne al cuerpo y los afectos de BP. Es un ensayo corporal» Paul B. Preciado. “Cuando me administro una dosis de gel de testosterona o me inyecto una dosis líquida me estoy suministrando en realidad una cadena de significantes políticos que se materializa hasta adquirir la forma de una molécula asimilable por mi cuerpo. Lo que me administro no es simplemente la hormona, la molécula; es el concepto de hormona: una serie de signos, de textos, de discursos, el proceso a través del cual la hormona llegó a sintetizarse, la secuencia técnica a través de la cual llegó a materializarse en el laboratorio. Me inyecto una cadena carbonada esteroide y cristalina, y con ella un trozo de historia de la modernidad, me administro una serie de transacciones económicas y un conjunto de decisiones farmacéuticas, de ensayos clínicos, de grupos de opinión, me conecto a las redes barrocas de intercambios y de flujos económicos y políticos que patentan la vida: la electricidad, los programas de investigación genética, la hiperurbanización, la masacre de los bosques de la biosfera, la invención de nuevas especies de laboratorio, la oveja Dolly, el avance del ébola que devasta el continente africano, la mutación del virus del sida, las minas antipersona y la transmisión de información broadband. Me convierto así en uno de los conectores somáticos a través de los cuales circula el poder, el deseo, la libertad, la sumisión, el capital, la basura y la rebelión”. Paul B. Preciado. Disidencia Farmacológica “El disidente toxicológico parece anclado a una insatisfacción ante el tipo de existencia propuesto como realidad y como salud, bifurcada en dos líneas básicas: unos pretenden huir de la existencia a pesar de ser considerada real y otros pretenden huir de ella por considerarla irreal, de manera que si los primeros utilizan drogas ilícitas para escapar hacia una irrealidad, los segundos las usan para retornar a la realidad propiamente dicha. Los primeros son el sector más visible y reducido en número, y han introyectado los principios de la cruzada, tan periódica como infructuosamente acuden a servicios de rehabilitación. Los segundos, menos espectaculares y mucho más numerosos, encarnan la disidencia en sentido estricto: consumen drogas moderada o inmoderadamente, pero no se identifican con el universo de los símbolos propuestos por la cruzada”. Antonio Esohotado. El cuerpo laboratorio «Una filosofía que no utiliza su cuerpo como plataforma activa de transformación vital es una tarea vacía. Las ideas no bastan. El arte no basta. El estilo no basta. La buena intención no basta. La simpatía no basta. Toda filosofía es forzosamente un arte de autovivisección, cuando no de disección del otro o de lo otro. Una práctica de corte de sí, de incisión de la propia subjetividad. Cuando el amor de la vivisección escapa del cuerpo propio y se dirige hacia el cuerpo ajeno, el cuerpo de la colectividad, el cuerpo de la Tierra, el cuerpo del Universo, la filosofía se transforma en política». «El que quiera ser sujeto de lo político que empiece por ser rata de su propio laboratorio». Paul B. Preciado.