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Protección contra la

Oxidación y la Corrosión

Como los tratamientos superficiales no alteran las


propiedades mecánicas del metal base, cuando se desea
protegerlo de la corrosión, se recurre a diferentes técnicas
de recubrimiento. De esta forma no sólo lucharemos contra
la corrosión, sino que además, en algunos casos, puede
aumentar la resistencia al desgaste, reparar un defecto de
fabricación o embellecer una pieza.
Protección por recubrimientos metálicos
Cualquiera que sea el recubrimiento a emplear existe un tratamiento
preliminar que sigue las siguientes fases:
• Pulido: Debe eliminar todas las huellas de mecanización empleando
abrasivos de distinto grado de finura.
• Desengrasado: Permite limpiar las piezas a tratar con disolventes,
sosa cáustica o por electrólisis.
• Decapado: Permite eliminar el orín o cascarilla de las piezas mediante
procedimientos mecánicos o químicos
Recubrimiento por electrólisis

El metal protector se utiliza como ánodo y el metal a proteger como cátodo,


empleando como electrolito una solución del metal que se ha de depositar en
forma de sulfatos o cianuros. Cuando pasa la corriente eléctrica, sobre el
metal catódico se crea una fina capa protectora hecha del material
procedente del metal anódico, pues la pila obliga a ceder electrones al ánodo
que alcanzarán al cátodo.
Recubrimientos por inmersión en baño de
metal fundido o inmersión en caliente.

• Se utiliza para recubrimiento con materiales de


bajo punto de fusión. Los metales de
recubrimiento más empleados suelen ser el
estaño, el cinc, el aluminio y el plomo. La técnica
recibe diferentes nombres según el material
utilizado.
Galvanizado: Es el recubrimiento de acero con cinc
para proteger el acero contra la humedad y los
agentes atmosféricos. Es muy empleada en piezas de
todo tipo, tanto las de pequeño tamaño (tornillería)
como las de gran tamaño (vigas, rejas, farolas y vallas
protectoras).
Estañado. Es el recubrimiento de metales por inmersión en
un baño de estaño fundido. El estaño es catódico respecto
al acero. Se emplea principalmente en la fabricación de
hojalata para proteger útiles de cocina, tubos de
condensadores, tuberías de agua…
Aluminización: El aluminio se usa también sobre el acero.
Presenta una mayor calidad y economía de costes
Plombeado. El plomo se emplea para recubrir
cables y tuberías
Protección por recubrimientos no metálicos
• Consiste en aislar el metal base del medio ambiente de modo que
quede protegido contra la corrosión, el calor o la electricidad.
Los procedimientos más empleados son: las pinturas y barnices, los
plásticos, la fosfatación, el esmaltado y la oxidación superficial
Recubrimiento esmaltado. Los esmaltes y cerámicas,
además de ser anticorrosivos, se caracterizan por su
resistencia a las altas temperaturas y a la abrasión, por lo
que se utilizan para revestir partes de motores térmicos.
Plásticos. Los recubrimientos plásticos son muy resistentes
a la oxidación, no conducen la electricidad y suelen ser
muy flexibles. Su principal inconveniente es su escasa
resistencia al calor. Se emplean para recubrir chapas de
acero, componentes eléctricos…
• Fosfatación: Las piezas se sumergen en baños de una solución acuosa
de fosfato metálico ácido (fosfato ácido de manganeso, cinc, cadmio o
sodio) para originar la aparición de una capa de fosfatos metálicos en
la superficie del metal que le protegen contra la humedad por ser
insolubles en agua. Se emplea como subcapa en el hierro y el acero
cuando éstos han de ser posteriormente pintados o plastificados.
Oxidación superficial:
Por ataque de un ácido (oxidación química). Consiste en
sumergir el metal en una solución acuosa de un cuerpo
capaz de reaccionar sobre el metal, generando una
finísima capa en la superficie
Por electrólisis (oxidación anódica). Se emplea sobre
todo en proteger piezas de aluminio. El material que se
obtiene se denomina aluminio anodizado. El proceso de
anodizado del aluminio se lleva a cabo en baños de
ácidos (sulfúrico (H2SO4 es el más utilizado, crómico o
fosfórico)). Las piezas a oxidar se colocan en el ánodo
de una cuba electrolítica y en el cátodo se coloca una
placa de aluminio. La oxidación la provoca el oxígeno,
que se desprende del ánodo formando una capa
protectora de óxido

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