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UNIVERSIDAD NACIONAL

“SANTIAGO ANTUNEZ DE MAYOLO”


FACULTAD DE ECONOMIA Y CONTABILIDAD

Curso: Historia Económica

Econ. Víctor Flores Valverde


La economía del
Tahuantinsuyo
1. Introducción

UBICACIÓN GEOGRÁFICA

Inicio: Año 1300 ó 1400


Fin: Año 1537
Los incas ocuparon un territorio
que corresponde actualmente a
zonas de:

 Andes del Perú


 Bolivia, (lago Titicaca)
 Norte de Argentina (Tucumán)
 Ecuador
 Sur de Colombia
1. Introducción
1. Introducción

La sociedad incaica estaba dominada por la figura del Inca,


que se veneraba como un dios a quien nadie podía mirar
directamente.
 La aristocracia: Eran los grandes señores cercanos al
Inca entre los que designaba los jefes militares y altos
funcionarios.
 Los amautas: Eran los sabios y sacerdotes.
 Los curacas: Eran los jefes de los territorios
conquistados.
 Los ayllus: Eran comunidades tribales formadas por
familias consanguíneas, cuyos integrantes se casaban
entre sí y eran regidas por los curacas.
1. Introducción
Estructura de la sociedad
1. Introducción

En la época del Tahuantinsuyo esta comprendida entre el


periodo de 1400 hasta el 1532 aproximadamente.
1. Introducción
• A pesar de toda su grandeza el Imperio Incaico existió
más de un siglo. Con anterioridad al año 1430 los Incas
gobernaron solo el Valle del Cuzco.
• Ellos habían entablado una guerra con los Chancas y
finalmente los derrotaron en una gran victoria en 1430.
Esto marcó el comienzo de una gran expansión militar.
• El Imperio Incaico conquistó e incorporó la mayoría de
las culturas en el área que se extendía desde el sur de
Colombia hasta el centro de Chile. Los Incas impusieron
su modo de vida sobre las gentes que conquistaron.
• Para el tiempo que los Españoles arribaron la mayoría
del área de los Andes había sido totalmente controlado
bajo las leyes de los Incas.
1. Introducción
Los chancas fueron una cultura que se caracterizó por su
carácter belicoso y se desarrolló durante el Intermedio
Tardío, por lo que es posible suponer que la desintegración
de la cultura Wari fuera obra suya. Habitaron la los
territorios de Ayacucho, Huancavelica, Junín y
Apurímac; y, al igual que los incas, su grupo estuvo
conformado por varios ayllus dispersos en todo el territorio.
Debido en parte a esa dispersión es que la sociedad
chanca era dividida en tres subgrupos:
• Los Uran Chancas,
• Los Hanan Chancas y
• Los Villca o Rukanas.
1. Introducción

En la época del Tahuantinsuyo (Tawantinsuyu), se conoce


que conformó una sociedad con una ordenación económica
digna de este nombre, donde sus recursos naturales y el
hombre mismo estaban manejados en forma sostenida y
sustentable en conexión con los medios y los fines.
Tal estructuración económica era fundamental para su
existencia, por lo que estaba ligada con su funcionamiento
social, con el régimen de gobierno, con su tecnología y con
sus instituciones mágico-religiosas expresadas a través de
rituales.
Se trataba de una economía donde los precios en moneda
acuñada en metales preciosos no existían.
Estrictamente, tampoco se puede hablar de “capital”,
“salario”, “renta” y “ahorro” con mucha frecuencia.
1. Introducción

La economía es una cosa y las actividades tecnológicas son


otras. La descripción de las artes y oficios de estos pueblos,
así como de las formas con que elaboraban los objetos, son
de interés cuando se ponen en correlación con los
problemas, tales como el de la invención y el de los
procesos de adaptación, o con los rituales y mitos nativos y
con su organización social.
Desde la óptica económica, podemos tomar los
procedimientos técnicos como “factores ya dados” en la
ordenación de la producción.
Infelizmente no es posible descubrir el cien por ciento de los
efectos de las diferentes técnicas existentes en el tiempo del
Incario, más el rendimiento de la producción por unidad y la
división y organización del trabajo, sea en cualquiera de los
cuatro suyus o regiones del Imperio.
1. Introducción

En lo tocante a la alfarería, ejercida por los especialistas de


la costa norte y central, por ejemplo, es difícil saber quién
obtenía la arcilla o el lapso que tardaba la manufactura de
una pieza: ¿Para ello se sustraían a otras actividades
personales y familiares o aprovechaban todas las horas del
día sin dejar intervalos de descanso?, ¿con qué otros
objetos intercambiaban sus piezas?, ¿qué porcentaje de los
ingresos de una persona provenían de su trabajo de
alfarero?.
La organización económica del Tahuantinsuyo puede ser
analizada convenientemente a partir de cuatro
encabezados: 1º la estructura de la propiedad y posesión de
la tierra; 2º la organización del trabajo; 3º lo concerniente a
la producción, distribución, intercambio y consumo; y 4º las
cuentas y medidas de valor.
2. La estructura de la propiedad y posesión de la tierra

Las formas o tipos de propiedad


En lo que atañe a las formas de tenencia, recordemos
previamente que propiedad es la suma de derechos
que uno o varios hombres tienen sobre las cosas, lo
cual anuncia que los objetos así poseídos constituyen
su propiedad o propiedades.
Por tal razón hay distintos tipos de pertenencia:
1. de bienes inmuebles (tierra, casas, caminos,
puentes, pozos, árboles);
2. de objetos domésticos, como herramientas de
trabajo y armas, que difieren según el sexo y la edad
y que, por lo común, son heredados de acuerdo a la
consanguinidad;
2. La estructura de la propiedad y posesión de la tierra

Las formas o tipos de propiedad


Por tal razón hay distintos tipos de pertenencia:
3. de efectos almacenados y acorralados (alimentos,
ganado) que, en el caso de los pastores aymaras,
chocorvos y chinchaycochas, constituían su más preciada
riqueza, cuyo valor incluso estaba determinado por el
color de la pelambre;
4. derechos sobre el uso económico (usufructo de las
heredades ocupadas por los ayllus);
5. derecho de los poderosos sobre personas y servicios
humanos (yanas, mitayos, piñas); y,
6. otras modalidades de dominio, como derechos
exclusivos sobre canciones, danzas, hechizos y
artesanías concretas.
2. La estructura de la propiedad y posesión de la tierra

Las formas o tipos de propiedad


Cabe citar cómo únicamente los yaros o yarovilcas de la
sierra central podían ejecutar el baile del huacón, por
considerarse dueños de él; o el caso de los pastores collas
y lupacas respecto a la danza de la choquela -o chuquilla-,
privativa de los cazadores de vicuñas y guanacos.
La etnia inca se sentía, por igual, propietaria de la chicha
llamada yamur y de las danzas y canciones denominadas
cayo y chamayguarisca, cantada la primera en el Intirraymi
y la segunda únicamente en la festividad del Huarachicu.
Mientras que el himno de la huallina (huarina), dedicado al
dios Wiracuchan, apenas lo entonaban el sapainca y el
príncipe heredero-correinante.
2. La estructura de la propiedad y posesión de la tierra

Las formas o tipos de propiedad


Bienes inmuebles macroétnicos de índole comunal:
Conformados por los predios, caminos, puentes, canales,
pozos, edificios y árboles locales y bien focalizados. Las
mejoras hechas en la tierra, en las plantaciones e incluso en
los bosques podían ser estimadas como propiedad distinta
del suelo en que estaban.
Hay datos suficientes para sostener la existencia de edificios
poseídos y mantenidos por otras asociaciones distintas de
los grupos domésticos ordinarios y nativos de un espacio.
Así, los mitmas colliques de Chiclayo tenían en el valle de
Cajamarca casas, chacras, moyas o pantanos de totora y
bancos de arcilla para su artesanía alfarera, la mayoría de la
cual era encaminada al Estado.
2. La estructura de la propiedad y posesión de la tierra

Las formas o tipos de propiedad


Bienes inmuebles estatales: Tierras, caminos, puentes,
tambos u hospederías, pozos, canales, bosques,
plantaciones de coca, asentamientos urbanos (llactas),
almacenes, guarniciones, armas, templos, acllahuasis,
talleres; aparejos de trabajo agrícola, minero, ceramista,
textil y de metalistería.
Objetos domésticos y útiles de trabajo: Es decir, el
menaje del hogar. Utensilios de cultivo, aperos e
instrumentos especiales. Desde luego que la propiedad de
los implementos y avíos de laboreo estaban conectadas con
la distribución de faenas, según el sexo, los grupos de edad,
rango, clase, etc. En la unidad doméstica se mantenía un
sistema de control y de herencia de los artefactos de uso
familiar, que reflejaba su estructura de parentesco.
2. La estructura de la propiedad y posesión de la tierra

Las formas o tipos de propiedad


Efectos personales: Los vestidos y adornos de cualquier
modelo, pues los había de uso cotidiano y otros únicamente
para temporadas específicas, con el agregado de haber
disfrutado del poder para disponer de ellos, excepto los
regalos que otorgaban los sapaincas a los más eminentes
curacas, como sucedió con los mantos de plumería que
Túpac Inca obsequió a Guarache, mallco o señor de
Quillaca-Asanaque al sur del lago Poopó (Bolivia), prenda
de la que no podía desprenderse, salvo al pasar a su
sucesor después de muerto su antiguo propietario.
Tales objetos podían estar hechos por ellos mismos, o se
conseguían por donaciones de los superiores, o mediante el
trueque simple y el sistema de equivalencias.
2. La estructura de la propiedad y posesión de la tierra

Las formas o tipos de propiedad


Objetos rituales: En una sociedad como la andina, donde
todos los actos de la vida caminaban enlazados a lo mágico
y religioso, tenían una serie numerosa de cosas muy
estimadas por sus vínculos con lo cabalístico y las
divinidades, con más fuerza que su valor intrínseco
económico.
Los mencionados materiales podían ser efectos heredados
tradicionalmente por personas, familias, ayllus o grupos
sociales, políticos o religiosos, por lo que eran considerados
inalienables.
En otras ocasiones, circulaban como regalos que se
intercambiaban tradicionalmente; sin embargo, pese a su
gran valor, resulta imposible expresarlos en términos de
moneda.
2. La estructura de la propiedad y posesión de la tierra

Las formas o tipos de propiedad


Objetos almacenados: Se incluye al ganado, alimentos,
materias primas, sembríos maduros sin recoger, minería,
canteras, metalurgia, alfarería, sal. La acumulación de
reservas de riqueza consistía en ganado y cosechas, al
mismo tiempo que en tierras, metales y caracolas
consideradas como un tesoro para ofrendar a los dioses de
las aguas. El valor de su circulación, a través de las
redistribuciones realizadas por los jefes, era, con frecuencia,
importante.
Cuidaban más la cantidad que la calidad, por ejemplo más
abundaba el oro de 14 a 21 quilates que el de 24. En el
ganado, el aspecto externo podían ser lo determinante de su
estima y valor. Se otorgaba mucho apego y cariño al maíz,
quinua, cecinas y chuño almacenados.
2. La estructura de la propiedad y posesión de la tierra

Las formas o tipos de propiedad


Derechos sobre el uso económico: Sobre todo el
usufructo de las aguas de riego, que podían prestar
servicios a varios ayllus por cuyo circuito circulaba; leña
de un bosque ajeno, para cuyo usufructo había que
corresponder con regalos o concesiones de parcelas
modelo enclave u otro tipo de premiaciones.
Es clásico lo acaecido con los de la etnia Huambo
(Cutervo-Jaén) que gozaban de parcelas en la costa de
Jayanca y otros puntos de la etnia Lambayeque,
cedidos por estos en retribución al recibimiento de los
ríos bastante cargados que bajaban de la sierra
2. La estructura de la propiedad y posesión de la tierra

Las formas o tipos de propiedad


Derechos sobre las personas y servidumbre humana: La
prerrogativa de propiedad de la nobleza imperial y de los
señores locales o curacas sobre el trabajo de otros seres
humanos tomaban cinco formas diferentes:
1ª El laboreo de los mitayos por turnos para generar
excedentes agrícolas, ganaderos, mineros, alfareros,
textiles, artesanales y en construcciones. Los mitayos no
braceaban gratis, pues el Estado u otro de los señores les
retribuían muy bien con alimentos, bebidas y otras dádivas.
2ª La diligencia asidua de las acllas para confeccionar hilos
y tejidos, también magníficamente sustentadas.
3º La ocupación de varones y mujeres en los ejércitos en
campaña y en guarniciones de frontera y otros lugares
estratégicos del territorio.
2. La estructura de la propiedad y posesión de la tierra

Las formas o tipos de propiedad


Derechos sobre las personas y servidumbre humana: …
4ª La utilización de la energía de los siervos o yanaconas,
tanto en beneficio de los nobles de la etnia inca como de los
curacas de provincias, y en los terrales y pastizales de
muchas divinidades controlados por sus sacerdotes.
5º Y, por último, la laboriosidad de miles de piñas o esclavos
recluidos en los cocales de la selva alta para producir la hoja
mágica que tanto necesitaban los reyes para gratificar los
servicios de sus servidores y amigos leales.
La clase social con capacidad de ejercer derechos de
propiedad sobre el trabajo de todas las personas aglutinaba
solamente a los de la alta nobleza inca, pues la aristocracia
curacal provinciana únicamente la detentaba sobre los
yanaconas y determinado servicio de mitayos.
2. La estructura de la propiedad y posesión de la tierra

Las formas o tipos de propiedad


Otras formas de bienes incorpóreos: Son los
sobrenombres honoríficos, las canciones, los hechizos, así
como ciertas habilidades y especializaciones que podían ser
objetos de propiedad y, por consiguiente, sujetos a regalo,
herencia, trueque.
No olvidemos que pervivían manadas de llamas y alpacas
exclusivas como objetos rituales propiedad de los dioses;
otras como tenencia personal del sapainca; y otras,
propiedad del Estado, para suministrar pelambre y cecina a
los guerreros y administradores del Imperio.
Varias de estas tipologías de derechos podían ser ejercidos
simultáneamente sobre la misma propiedad por distintas
personas o grupos. Por ejemplo, un cabeza de hogar (puric)
podía detentar el uso exclusivo de cierto ganado.
2. La estructura de la propiedad y posesión de la tierra

Las formas o tipos de propiedad


Las categorías de formas de propiedad acabadas
de enumerar no se excluían mutuamente.
No olvidemos que pervivían manadas de llamas y
alpacas exclusivas como objetos rituales propiedad
de los dioses; otras como tenencia personal del
sapainca; y otras, propiedad del Estado, para
suministrar pelambre y cecina a los guerreros y
administradores del Imperio.
2. La estructura de la propiedad y posesión de la tierra

La herencia
Encontramos que había sucesión de derechos sociales y de
grupos políticos.
Existían derechos de herencia sobre el usufructo y uso de la
tierra y otras propiedades.
La herencia no solamente comprendía las reglas de
transmisión de las propiedades de un difunto a sus
herederos, sino la transferencia en vida de propiedades
muebles mediante donaciones intervivos. También aquí se
considera la dote y el precio de la novia, etc., figuras que
afectaban directamente a la herencia.
En la figura de la dote, en caso de disolución del matrimonio,
la mujer recogía lo que había aportado, con la finalidad de
sacarlo y llevarlo consigo.
2. La estructura de la propiedad y posesión de la tierra

La tenencia del suelo


El uso de los terrenos conformaba una facultad
fundamental, porque les permitía tener parte o la
totalidad de los productos, ya directamente o ya como
renta, sin contribuir con trabajo.
Conocían opciones para transferir la propiedad, ya sea
mediante la enajenación por trueque o por regalo.
También utilizaban la concesión de derechos de uso a
otros. En cualquier situación existían, además, diversos
tipos de tierras sobre las que se ejercía poder y,
lógicamente, la naturaleza de tales derechos también
diferían.
2. La estructura de la propiedad y posesión de la tierra
La tenencia del suelo
Funcionaban las siguientes formas de aprovechamiento
territorial:
a) Del Estado.
b) Del sapainca, como patrimonio suyo.
c) De las panacas o ayllus de la realeza cusqueña.
d) Colectivas de los ayllus, ya fueran de regnícolas, o de mitmas
(extranjeros).
e) Del culto, a cargo de los sacerdotes.
f) De los nobles curacas regionales o locales.
g) Parcelas en usufructo a cargo de yanaconas y yanayacos en
tierras del Estado, del sapainca, de las panacas, del culto y de
curacas.
h) Lotes en usufructo a cargo de piñas (esclavos), pero únicamente
en los aledaños a cocales del Estado y del sapainca en la ceja de
selva o selva alta.
2. La estructura de la propiedad y posesión de la tierra
La tenencia colectiva
La tenencia colectiva de los ayllus sobre sus tierras, aguas,
pastos y bosques; y, en caso de las etnias costeñas, sobre
las islas guaneras, derivaba de un derecho ancestral. En
torno a ella, habían sido elaborados hermosos mitos,
leyendas y creencias, los cuales contaban, por lo común,
que sus primeros fundadores quedaron allí convertidos en
altos y gruesos monolitos, sustentado así su dominio.
Otro de los rasgos más sobresalientes de la propiedad
comunal de los ayllus serranos es que funcionaba no tanto
en forma compacta, sino más bien de manera esparcida, es
decir, se encontraba en diversos pisos ecológicos o
diseminada en sitios de la misma altitud, con la finalidad de
coparticipar, con equidad, de las contingencias y ventajas
que provoca el clima costeño y serrano.
2. La estructura de la propiedad y posesión de la tierra
Las pasturas, cocales, salinas
Las tierras de pastores y el ganado seguían casi el
mismo modelo de los terrales agrícolas.
Hubo pastos y ganados del Estado, del sapainca, de las
divinidades y de ayllus. Pero la tenencia de las
manadas era mucho más amplia, porque incluso podía
ser particular o individual.
En la sierra, a diferencia de los pastizales, que no los
distribuían por familias, las tierras de cultivo sí lo eran.
Cada miembro del ayllu recibía su lote en uno o más
puntos; de ahí que cuando el individuo fallecía, sus
chacras retornaban al fondo común para dárselas a otro
que las necesitara.
2. La estructura de la propiedad y posesión de la tierra
El patrimonio del sapainca y de los curacas
Desde Pachacútec se percibe la formación de propiedades
rurales o prediales en provecho de soberanos y de
curacas, separadas de las tierras estatales y comunales.
Sin embargo, es imposible hablar de latifundios andinos; a
lo más se les podría calificar de “haciendas”.
Los cronistas entreveraron las tierras del Estado y tierras
del sapainca, como si se hubiera tratado de un solo
fenómeno.
Cada sapainca formaba su propio patrimonio.
Si el patrimonio individual de cada sapainca pasaba a ser
propiedad de toda su panaca a su fallecimiento, quiere
decir que ellas, por igual, tenían el carácter de tierras
colectivas de la mancomunidad que componía la panaca.
2. La estructura de la propiedad y posesión de la tierra
Los bienes de los curacas, del sapainca y del Estado
Los curacas también tenían su patrimonio personal,
consistente en chacras que les donaba el Estado, en cuyo
caso la concesión se ubicaba en terrenos cercanos o en los
de otras etnias. En el caso de los señores de Picoy y
Yaucha (quebrada del medio y alto Rímac), recibieron
parcelas de tal condición en el valle de los huancas (Jauja-
Huancayo), Quinua (Ayacucho) y Vilcashuamán.
El regalo no solamente de tierras, sino también de ganado,
coca, ropa, joyas y hombres a los curacas regionales o
locales tenía su objetivo: fomentar y mantener alianzas.
Con ello se daba origen a la aparición y formación de
“dominios” señoriales, con la respectiva presencia y
multiplicación de yanas: verdaderos siervos de la gleba.
3. El trabajo
La organización de la fuerza de trabajo
En las sociedades complejas, como fue la del
Tahuantinsuyo, el trabajo se dividía según la participación
de los campesinos y de los artesanos especialistas.
Esta división era indispensable para el funcionamiento del
sistema económico en su totalidad.
En el Incario el trabajo se apuntalaba en tres pilares claves:
la edad, el sexo y el rango social. Así, existían labores
únicamente para personas jóvenes y otras para adultas, las
mismas que resultaban imposibles de ser ejecutadas por
niños y ancianos.
Otras ocupaciones estaban en manos exclusivas de
determinadas clases sociales superiores, en contradicción a
las labores a cargo de la nobleza de segundo y tercer orden
y de los runas comunes.
3. El trabajo
Los yanaconas y piñas
El yana era un siervo considerado eufemísticamente
como un “ayudante” salido no solamente de entre los
prójimos de la clase baja, sino también de los hogares
de la nobleza inferior provinciana en interés de otros de
estatus más elevado, al margen de las expectantes
retribuciones y redistribuciones a que se hacían
merecedores los que estaban sujetos al ayni y la mita.
Cuando estos siervos proporcionaban su energía al
sapainca recibían el nombre de yanayacos, y cuando
trabajaban en favor de otros nobles regionales los
denominaban simplemente yanas.
3. El trabajo
Los yanaconas y piñas
Los piñas constituían los prisioneros de guerra,
recalcitrantes en reconocer la derrota; por lo que
eran castigados con el confinamiento de por vida y
hereditario en los cocales que tenían el sapainca y
el Estado en la cálida, húmeda y bochornosa selva
alta.
Bregaban en condición de verdadera esclavitud,
hasta acabar afectados por la incurable uta o
espundia que comenzaba desgarrándoles las
partes más visibles del rostro: labios y narices.
3. El trabajo
Las acllas: escogidas pero cautivas
Muchachas levadas para concentrarlas en unos edificios
singulares, para entrenarlas y tecnificarlas en manufacturas
que beneficiaran al Estado.
A estas muchachas se las denominaba acllacuna o acllaca
(o acllas, castellanizado).
Eran preferidas por su vocación artesanal en el hilado y
tejido, por su grado de calificación de habilidad profesional,
semejante al del camayoq que se usaba para el sexo fuerte
y que equivalía al maestro de la etapa gremial.
Los Acllahuasis eran talleres textiles a cargo de mujeres
jóvenes y adultas, de cuyo trabajo se aprovechaba el
Estado, el cual las compensaba proveyéndoles alimentos,
bebidas, vestidos, joyas, música, danzarinas y aposentos
con habitaciones muy confortables.
3. El trabajo
Las formas de trabajo
En el Estado Inca funcionaban varias formas de trabajo:
1. el personal o individual;
2. el familiar o doméstico;
3. el ayni o reciprocidad;
4. la minca o colectivismo;
5. la mita o estatal, en toda índole de actividades, ya fuese
dentro de un señorío o del imperio;
6. el del ejército profesionalizado que, estrictamente, no
constituía un modelo de mita, al igual que el de las acllas;
7. el servil, a cargo de yanas y yanayacos;
8. el de los piñas o esclavos en los cocales del Inca;
9. el de los artesanos libres de la costa centro-norte y de
Quito;
3. El trabajo
Las formas de trabajo
En el Estado Inca funcionaban varias formas de trabajo:
10. el de los mercaderes del litoral y d el extremo norte el
Chinchaysuyo (Chinchaysuyu);
11. el indirecto de los administradores del Estado;
12. el indirecto de los sacerdotes; y,
13. los servicios especiales (chasquis, danzantes, músicos,
bufones, cargueros del Inca y curacas, probadores de los
alimentos y bebidas del soberano), solamente cumplidos
por gente seleccionada.
4. La producción, distribución, intercambio y consumo
La producción
La producción es la transformación de los recursos
en bienes o servicios para usarlos y satisfacer las
aspiraciones de los campesinos del sacerdocio, de
los gobernantes y del Estado.
Cualquier esfuerzo realizado con el mencionado fin
caía dentro de la categoría de producción, como
acontecía con el transporte de materiales de un
lugar a otro, en cuya actividad demostraban
conocer procesos y conocimientos, es decir,
aprovechaban la tradición, la tecnología y el
conocimiento del medio ambiente.
4. La producción, distribución, intercambio y consumo
La producción
Como los tipos de economía se clasificaban de acuerdo a su
técnica de producción, en el interior del Imperio
Tahuantinsuyo, encontramos:
1. pueblos predominantemente recolectores en los
contornos periféricos del Antisuyo o Selva Alta, fronterizos
con los sacharrunas (selvícolas);
2. cazadores y pescadores, no solo en las áreas
anteriores, sino en otras mucho más centrales (urus del
Altiplano, changos de las playas meridionales);
3. agricultores y pastores avanzados, que conformaban la
mayoría poblacional;
4. artesanos y mercaderes, de preferencia en la costa nor-
central y también en el extremo septentrional del
Chinchaysuyo (Quito, Pasto).
4. La producción, distribución, intercambio y consumo
La producción
Cada ayllu de especialistas tenía sus razones económicas y
sociales para explicar y defender sus ocupaciones.
Los habitantes del litoral lo atribuían a la falta de tierras
agrícolas que, desde muy antiguo, los había impelido a otros
menesteres para sobrevivir. Sus capacidades y
adiestramiento eran transferidos de padres a hijos mediante
juegos miméticos o gracias a la observación directa de lo
que hacían los mayores o en mérito a una instrucción
deliberada, y hasta es factible que hayan puesto sobre el
tapete un sistema de aprendizaje. Eran artesanos
hereditarios, con una desenvoltura y pericia continua, cuyos
ingresos afectaban a individuos y a grupos.
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