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DESARROLLO FÍSICO
Durante la niñez media (6 – 11 años), la velocidad del crecimiento se reduce de manera
considerable, sin embargo, los cambios que ocurren establecen una diferencia
sorprendente.
Entre los seis y los 11 años los niños crecen entre 5 y 7.5 cm, llegando casi a duplicar su
peso.
Las niñas conservan algo más de tejido adiposo que los niños.
Los niños piensan de manera lógica porque ya son capaces de considerar múltiples
aspectos de una situación. Sin embargo, su pensamiento todavía está limitado a las
situaciones reales del aquí y ahora.
En la etapa de las operaciones concretas los niños tienen una mejor comprensión de
los conceptos espaciales, la causalidad, la categorización, los razonamientos inductivo
y deductivo, la conservación y el número.
RELACIONES ESPACIALES Y CAUSALIDAD:
Durante esta etapa, los niños tienen una idea más clara de qué tan lejos
está un lugar de otro y cuánto tiempo se emplea para llegar ahí, por tanto,
al existir mejor nivel de atención, les resulta más sencillo recordar la ruta
utilizada (para ir a la escuela) y los puntos de referencia que existen en el
camino.
Por otra parte, los niños comprenden cada vez más la influencia de los
atributos físicos en las relaciones causa - efecto que permiten la resolución
de un evento (una balanza se mueve hacia un lado en específico
dependiendo del número de objetos en cada lado de esta).
CATEGORIZACIÓN
La capacidad de categorizar ayuda a los niños a pensar de manera lógica.
Seriación: llevar un orden en los objetos, manteniendo una disposición lógica de acuerdo a una
o más dimensiones (del más pequeño al más alto, del más gordo al más flaco)
Inferencia transitiva: capacidad de reconocer una relación entre dos objetos al conocer la
relación entre cada uno de ellos con un tercer objeto (si a > b y b > c, entonces a > c)
Inclusión de clase: capacidad para ver la relación entre el todo y sus partes
En un ramo de 10 flores (siete rosas y tres claveles) ¿existen más rosas o más flores?
RAZONAMIENTO INDUCTIVO Y
DEDUCTIVO
Razonamiento inductivo: A partir de observaciones de miembros particulares de una clase
(personas, animales, objetos o sucesos) se determinan conclusiones generales acerca de esta.
Mi perro ladra, también lo hacen el perro de Terry y el de Melissa, por tanto todos los perros
ladran.
NÚMERO Y MATEMÁTICAS
A los seis o siete años muchos niños pueden contar mentalmente, durante el
desarrollo aprenden a contar de manera ascendente y descendente para
obtener respuestas a problemas matemáticos como sumas y restas.
RAZONAMIENTO MORAL
El razonamiento moral se desarrolla en tres etapas, en la que los niños avanzan de manera
gradual de una etapa a otra en distintas edades.
La primera etapa (de los 2 – 7 años), se basa en la obediencia rígida a la autoridad y tienden a
interpretar la conducta en términos de sus consecuencias concretas.
Debido a su egocentrismo, no pueden imaginar más de una manera de ver un problema moral,
por lo que basan sus juicios en conductas buenas y malas de acuerdo a lo que se reciba
(recompensa o castigo)
Creen que las reglas no pueden matizarse o cambiarse, que su conducta es correcta o
incorrecta y que cualquier ofensa merece castigo, sin que importe la intención.
La segunda etapa (8–11): se caracteriza por la flexibilidad creciente.
A medida que los niños interactúan con más gente y entran en contacto con una mayor
variedad de puntos de vista, empiezan a descartar la idea de que hay un único estándar
absoluto del bien y el mal, desarrollan su propio sentido de la justicia basado en el trato justo o
igual para todos.
Como pueden considerar más de un aspecto de la situación, pueden hacer juicios morales más
flexibles.
La tercera etapa (a partir de los 12): se desarrolla el ideal de equidad (trato justo), en este se
debe tener en consideración circunstancias específicas para poder considerar una conducta
como buena o mala, es decir, no solo poner énfasis en lo sucedido, sino también en las
intenciones del actor.
FUNCIONES EJECUTIVAS
Las funciones ejecutivas son procesos cognitivos de alto nivel que nos permiten
asociar ideas, movimientos y acciones simples para llevar a cabo tareas más
complejas, es decir, es el control consiente de los pensamientos, emociones y
acciones para resolver problemas.
Permite que los niños puedan concentrarse durante más tiempo y enfocarse en la
información que necesitan y desean al mismo tiempo que eliminan la información
irrelevante.
Alrededor de los siete u ocho años, los juicios acerca del yo se vuelven más
conscientes, realistas y equilibrados, es decir, forman autoconceptos amplios e
inclusivos que integran varios aspectos del yo, lo que les permite entender más de una
dimensión de si mismo.
Puede comparar su yo real con su yo ideal y juzgar si están a la altura de los estándares
sociales en comparación con otros. Todos esos cambios contribuyen a consolidar el
desarrollo de la autoestima.
De acuerdo con Erikson, en esta etapa el niño se enfoca en la laboriosidad frente a
la inferioridad, por lo que los niños deben aprender habilidades valoradas en su
sociedad.
Los niños con poco control voluntario se muestran muy enojados o frustrados, en
tanto que los niños con un elevado control voluntario pueden contener el impulso a
mostrar emociones negativas en momentos inapropiados, por tanto, poco control
voluntario puede predecir problemas de conducta posteriores.
Por otra parte, con forme crecen los niños tienden a volverse más empáticos y
a inclinarse más hacia la conducta pro-social, es más probable que los niños
que poseen alta autoestima se ofrezcan para ayudar a quienes son menos
afortunados que ellos, y ese ofrecimiento, a su vez, ayuda a construir la
autoestima.
Los padres modifican el uso que hacen de la disciplina física a medida que los
niños crecen, permitiendo y enseñándoles que deben hacerse cargo de las
consecuencias de su conducta.
Otro factor importante a considerar es la pobreza, ya que esta puede perjudicar
el desarrollo de los niños a través de su efecto en el estado emocional de los
padres, sus prácticas de crianza y el ambiente familiar que ellos crean, llevando
a afectar el potencial cognoscitivo, rendimiento escolar y salud mental de los
niños.
La inestabilidad familiar puede ser más perjudicial para los niños que el tipo
particular de familia en la que viven.
En comparación, los que viven con ambos padres casados suelen tener más
interacción diaria con ellos, muestran un progreso más constante en la escuela y
participan más en actividades extracurriculares.
Esto puede deberse a que los padres solteros a menudo carecen de los recursos
necesarios para dar a sus hijos una buena crianza, un mayor acceso al apoyo
económico, social, educativo y para la crianza.
En las familias reconstruidas, regularmente el ajuste a un padrastro puede ser estresante. La
lealtad de un niño a un padre ausente o muerto puede interferir con la formación de vínculos
con un padrastro.
Por otra parte, no existen diferencias consistentes entre los padres homosexuales y
heterosexuales en salud emocional o en las habilidades y actitudes hacia la crianza, por lo
regular establecen buenas relaciones con sus hijos y éstos no tienen mayores probabilidades
que los niños criados por padres heterosexuales de presentar problemas emocionales,
sociales, académicos o psicológicos.
En las sociedades industrializadas, los padres por lo general tratan de no “cargar” a los
hijos mayores con el cuidado regular de sus hermanos. Los hermanos mayores
enseñan a sus hermanos más pequeños, pero, por lo regular, esta tarea se lleva a cabo
de manera informal y no como una parte establecida del sistema social.
Las relaciones entre hermanos puede ser un laboratorio para la solución de conflictos.
¿Cómo influye el grupo de pares en los niños?
Cuando se comparan con otros niños de su edad, pueden hacer un juicio más realista
de sus habilidades y adquirir un sentido más claro de autoeficacia.
Los grupos de pares del mismo sexo los ayudan a aprender conductas de género
apropiadas y a incorporar los roles correspondientes en su autoconcepto.
Por el lado negativo, el grupo de pares puede reforzar el prejuicio: actitudes
desfavorables hacia los extraños, en especial hacia miembros de ciertos grupos
raciales o étnicos.
Suele ser en compañía de los pares que algunos niños roban en las tiendas y
empiezan a consumir drogas.
Es probable que los escolares que son queridos por sus pares se conviertan en
adolescentes con buen ajuste. Los que no son aceptados o son demasiado
agresivos son más propensos a desarrollar problemas psicológicos, a desertar
de la escuela o a presentar problemas disociales.
Popularidad sociométrica.
Popularidad percibida.
Los niños sociométricamente populares poseen buenas habilidades cognoscitivas, son buenos para
resolver problemas sociales y son asertivos, sus mejores habilidades sociales hacen que otros
disfruten de su compañía.
Los niños con popularidad percibida, es decir, alto estatus, suelen ser físicamente atractivos, tener
habilidad atlética y, en menor grado, académica.
Los niños pueden ser impopulares (rechazados o ignorados) por muchas razones, pueden ser
agresivos, otros son hiperactivos, poco atentos o retraídos, estos niños suelen ser insensibles a los
sentimientos de otros niños y no se adaptan bien a las nuevas situaciones.
Una de las razones por las que las familias influyen en la popularidad es que pueden fomentar o
dificultar el desarrollo de la competencia social.
En términos de amistad, los niños buscan amigos de edad, sexo e intereses similares.
Con sus amigos, los niños aprenden a comunicarse y a cooperar, se ayudan a resistir
situaciones estresantes; las peleas les permiten aprender a resolver conflictos.
El concepto que tienen los niños de la amistad y las maneras en que actúan con sus
amigos cambian con la edad, lo cual refleja su desarrollo cognoscitivo y emocional, es
decir, para poder ser o tener amigos, es necesario que tengan la madurez que les
permita para considerar las opiniones y necesidades de otros, así como las propias.
AGRESIÓN Y ACOSO ESCOLAR (BULLYING)
Después de los 6 años la agresión disminuye, esto a medida que se hacen menos egocéntricos,
más empáticos, más cooperativos y más capaces de comunicarse.
A menudo, los niños muy agresivos se incitan entre sí para cometer actos antisociales, por
consiguiente, pueden presentar conductas disociales o antisociales en la adolescencia y
juventud.
¿Qué hace a los niños actuar de manera
agresiva?
Una respuesta puede consistir en la manera en que procesan la información
social, es decir, a qué rasgos del ambiente social prestan atención y cómo
interpretan lo que perciben.
Una niña que es empujada por accidente puede responder con irritación porque
supone que la empujaron a propósito.
Los niños rechazados y los que han sido expuestos a una crianza severa también
suelen tener un sesgo de atribución hostil.
Los medios masivos de comunicación intervienen cada vez más en la vida cotidiana de los niños;
debido a la elevada proporción de tiempo, las imágenes que ven se convierten en sus principales
modelos y fuentes de información acerca de la forma en que la gente se comporta en el mundo
real.
La exposición de los niños a medios violentos incrementa su riesgo de sufrir efectos de largo plazo,
en los que se observan la desensibilización y aprendizaje representativo, hay que tener en cuenta
que las creencias de los niños son influenciadas por sus observaciones de la conducta.
Los medios ofrecen emociones viscerales sin demostrar el costo humano y llevan a los niños a
considerar que la agresión es aceptable, la influencia es mayor si el niño cree que la violencia en la
pantalla es real, se identifica con el personaje violento, encuentra que el personaje es atractivo.
Agresores y víctimas
La agresión se convierte en acoso escolar (bullying) cuando se dirige de manera deliberada y
persistente en contra de un blanco particular.
El acoso escolar puede ser proactivo (realizado para demostrar dominio, reafirmar el poder o ganar
admiración), o reactivo, (en respuesta a un ataque real o imaginario).
Los varones suelen usar agresión física manifiesta, mientras que las mujeres usan la agresión
relacional, por otra parte, el acoso físico disminuye con la edad, pero se incrementan otras
formas de acoso, en especial entre los 11 y 15 años.
Las víctimas no se integran, suelen ser ansiosas, deprimidas, cautelosas, calladas y sumisas,
lloran con facilidad o son pendencieras y provocadoras, es probable que tengan pocos amigos y
quizá vivan en ambientes familiares estrictos y punitivos, tienden a tener baja autoestima.
Los berrinches y la conducta desafiante por lo general son superados en la niñez media, a medida que los niños
mejoran en su control de sus conductas.
Cuando estas conductas persisten hasta los ocho años, los niños pueden ser diagnosticados con el trastorno
negativista desafiante (TND), un patrón de desafío, desobediencia y hostilidad hacia las figuras adultas de
autoridad que traspasa los límites de la conducta normal. Estos niños tienen peleas constantes, discusiones,
pierden los estribos, arrebatan objetos, culpan a los demás y muestran enojo y resentimiento.
Algunos niños con el TND también presentan un trastorno de conducta (TC), un patrón persistente, repetitivo y
de inicio temprano, de actos agresivos antisociales, como ausentismo escolar, generación de incendios,
mentiras habituales, peleas, acoso escolar, robos, vandalismo, ataques y consumo de drogas y alcohol.