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DE LOS ALIMENTOS
EN EL TUBO
DIGESTIVO
INTRODUCCIÓN
Para que el alimento sea procesado de forma óptima en el tubo digestivo, el tiempo que
permanece en cada una de sus partes resulta crítico. Además, es necesaria una mezcla
adecuada. El objetivo de este capítulo es analizar estos movimientos y los mecanismos
que los controlan.
INGESTIÓN DE ALIMENTOS
Las cuerdas vocales se aproximan con fuerza, los músculos del cuello
tiran de la laringe hacia arriba y hacia delante y la epiglotis se inclina
hacia abajo para cubrir la entrada de la laringe. Todo ello impide la
entrada de alimento en la tráquea.
La válvula ileocecal impide el reflujo del contenido fecal desde el colon al intestino
delgado. Los labios de la válvula ileocecal sobresalen hacia la luz del ciego, por lo que
se cierran con fuerza cuando se produce un exceso de presión en el ciego y el contenido
cecal se aprieta contra ellos. La pared del íleon, cerca de la válvula ileocecal, posee una
gruesa pared muscular llamada esfínter ileocecal. Este esfínter normalmente permanece
ligeramente contraído y reduce la velocidad de vaciamiento del íleon en el ciego, excepto
inmediatamente después de una comida.
El esfínter ileocecal y la intensidad del peristaltismo en el íleon terminal están
controlados por reflejos procedentes del ciego. Cuando el ciego se distiende, se
intensifica la contracción del esfínter ileocecal y se inhibe el peristaltismo del íleon, todo
lo cual retrasa mucho el vaciamiento de nuevas cantidades de quimo desde el íleon.
Además, cualquier agente irritante en el ciego retrasa también el vaciamiento. Estos
reflejos del ciego al esfínter ileocecal y al íleon están mediados por el plexo mientérico de
la pared intestinal y por nervios autónomos extrínsecos, en particular de los ganglios
simpáticos prevertebrales.
El reflejo intrínseco de la defecación es, por sí mismo, bastante débil. Para ser
efectivo y producir la emisión de las heces, este reflejo debe reforzarse con el reflejo
parasimpático de la defecación, en el que intervienen los segmentos sacros de la
médula espinal. Las señales parasimpáticas intensifican grandemente las ondas
peristálticas y relajan el esfínter anal interno, con lo que el reflejo intrínseco de la
defecación pasa de un movimiento débil a un potente proceso de defecación.