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Martin se erige tan pronto como entra en contacto con David en el Antihéroe. Ambos rivalizan
por el amor de Mónica, sólo que en esta lucha Martin tiene todo a su favor. A causa del odio
que siente hacia David, Martin hace todo lo posible por zaherirle, haciéndole ver las
diferencias que existen entre ambos, en virtud de su constitución. Con aviesas intenciones, el
Antihéroe de este relato le pide a Mónica que les lea en voz alta el ínclito cuento de Carlo
Collodi, 'Pinocho' (principal fuente de inspiración de 'Inteligencia Artificial' , junto con
'Frankenstein o el moderno Prometeo' , de Mary Shelley). Es entonces cuando se gesta en la
cabeza de David la idea de que él puede ser como el niño de madera del cuento,
estimulando su magín hasta tal punto que ficción y realidad forman un todo coherente e
indisoluble. Nuestro “héroe” escucha con refocilamiento y arrobo, de labios de Mónica
(persona a la que cree con fe ciega), cómo el Hada Azul hace realidad los deseos de
Pinocho: “El sueño terminó y Pinocho se despertó entonces maravillado. Ya no era una
marioneta, sino un niño de verdad, como todos los demás”. En esta frase se aprecia
igualmente esa teórica dicotomía entre lo onírico y lo real, que David aduna en un solo plano.
Como se observa, el Objeto que persigue David es en parte inducido por otros
actores, que interceden en el modo que tiene de representarse su entorno. Esto es
tanto más nítido por cuanto que su ingenuidad hace de él presa fácil para todo tipo
de influencias delusorias.
Martin es el Antihéroe por su oposición al Objeto de David.
Martin, deliberadamente, y Mónica, inconscientemente, actúan como Destinadores
solapados, que si bien no establecen con el Sujeto un contrato, sí determinan su
conducta. Para emitir este aserto me baso principalmente en una idea vista con
anterioridad: cuando escucha la fábula que lee Mónica, David lleva a cabo un
contrato de veridicción , y sin hesitar considera verosímil lo que llega a sus oídos, por
cuanto que la confianza que tiene hacia su madre (una figura de incontestable
autoridad para él) es total.
Aquí entramos en las modalidades de la capacidad de obrar. Nuestro “héroe” siente unas
dudas tremendas. Quiere hacerlo (por lo tanto, cumple el primer requisito, la modalidad
virtualizante ), pero no puede (es incapaz en un primer momento de superar esa modalidad
actualizante ). Por lo demás, sabe cómo hacerlo, pero eso es lo que menos le preocupa.
Martin, al ver que su manipulación no da resultado, opta por cambiar la forma de ésta, pasando
de la tentación a la intimidación (eso sí, velada). Entonces le espeta: “Me lo has prometido; me
has dicho dímelo y luego te lo prometo, ¿o no?”. Al final, nuestro Destinatario cede a su
voluntad, y esta manipulación a que es sometido es el principio del fin de su unión con Mónica.