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Evaluación en

adicciones
La evaluación psicológica se centra en el estudio del comportamiento, con el propósito de describir,
clasificar, predecir y, en su caso, explicar y controlar una conducta, su objetivo fundamental es el de
describir el problema por el que acude una persona a tratamiento de forma que pueda llegarse
también a planificar el tratamiento más ajustado a las necesidades detectadas.

El continuo de evaluación sigue una serie de fases secuenciales que suelen agruparse en cinco pasos:

1. Descripción de las conductas que constituyen el problema y de las variables que lo mantienen.
2. Formulación de hipótesis explicativas del problema.
3. Establecimiento de objetivos terapéuticos.
4. Selección de las técnicas de tratamiento.
5. Valoración de los resultados de la aplicación del tratamiento.
En la evaluación dirigida a las adicciones se diferencian dos niveles de evaluación:

1. Evaluación centrada en la amplitud y circunstancias del consumo de drogas: drogas


y dosis consumidas, vía de administración, momentos de mayor consumo o
circunstancias en que se consume, etc.

2. Evaluación de otros aspectos relacionados con el consumo de drogas que pueden


ser causa o consecuencia del consumo. Aspectos a considerar serían las condiciones
psicológicas o posibles conductas problemáticas: ansiedad, depresión, distorsiones
cognitivas, déficits en habilidades sociales y disfunciones sexuales, entre otras.
En términos generales, es imprescindible obtener información sobre aspectos
relacionados con:

1. Nivel de gravedad de la conducta adictiva (leve, moderado, grave) de acuerdo a la


clasificación del DSM V dentro de la categoría de trastornos relacionados con sustancias
y trastornos adictivos.

2. Problemas agudos que se presentan durante la intoxicación o la abstinencia y que


aparecen detallados en la sección de trastornos inducidos por sustancias de acuerdo a la
clasificación del DSM V.

3. Trastornos psicopatológicos distintos al abuso o dependencia de sustancias.


4. Estado psicológico del individuo.

5. Evaluación neuropsicológica.

6. Evaluación de los estadios de cambio.

Para la obtención de esta información se debe de disponer de la entrevista, la


autoobservación y los instrumentos de evaluación estandarizados.
DIAGNÓSTICO Y EVALUACIÓN
DE LOS TRASTORNOS
PSICOPATOLÓGICOS
Evaluación de los trastornos mentales y
del comportamiento.
Existe una elevada presencia de trastornos psicopatológicos (depresivos, de ansiedad, de
personalidad y psicóticos) en pacientes con diagnóstico de abuso/dependencia de sustancias.

Es necesario tomar en consideración la relación temporal entre el momento del consumo y la


aparición y curso de estos síntomas, así como su persistencia o no tras la interrupción del
consumo, ya que pueden confundirse los síntomas con el síndrome de abstinencia o la
intoxicación producidos por el consumo de drogas.

Se pueden utilizar instrumentos que realizan una exploración más o menos amplia de los
trastornos mentales y del comportamiento más frecuentes. Si ya se tuviesen indicios que
hicieran sospechar de la presencia de uno o varios trastornos concretos lo más adecuado sería
utilizar instrumentos específicos para ese cuadro.
Entrevistas clínicas
Pueden utilizarse de dos formas distintas:

1.- Para confirmar o rechazar una hipótesis diagnóstica (sección específica)

2.- Administrarla de forma completa para garantizar una evaluación sistemática


de todos los diagnósticos principales.

- Entrevista Clínica Estructurada para trastornos del Eje I del DSM-IV.


- Entrevista diagnóstica internacional compuesta (CIDI).
- Psychiatric Research Interview for Substance and Mental Disorders (PRISM)
Cuestionarios generales
- Cuestionario de 90 Síntomas Revisado: Evalúa nueve escalas sintomáticas (ansiedad, depresión, ansiedad fóbica,
somatización, obsesión-compulsión, sensibilidad interpersonal, hostilidad, ideación paranoide y psicoticismo).

Escalas específicas para la depresión.

- Escala de Hamilton para la Depresión.


- Inventario para la Depresión de Beck II. Evalúa la presencia de sintomatología depresiva en las últimas dos
semanas y cuantifica su intensidad.

1) sub-escala afectiva (pesimismo, los errores del pasado, los sentimientos de culpa, los sentimientos de castigo,
el no gustarse uno mismo, la autocrítica, los pensamientos suicidas y la inutilidad).

2) sube-scala somática (tristeza, pérdida de placer, llanto, agitación, pérdida de interés, indecisión, pérdida de
energía, alteración de los patrones de sueño, irritabilidad, alteración del apetito, dificultad en concentrarse,
cansancio y/o fatiga y pérdida de interés sexual).
PARA EVALUAR LA ANSIEDAD

- Inventario de Ansiedad Estado-Rasgo (STAI). Evalúa únicamente síntomas psicológicos relacionados con la
ansiedad.

PARA LA ESQUIZOFRENIA O ALGUNA OTRA FORMA DE PSICOSIS :

- Escala Breve de Valoración Psiquiátrica.

PARA LA EVALUACIÓN DEL RIESGO AUTOLÍTICO (AUTODESTRUCCIÓN)

- Escala de Ideación Suicida (SSI). Evalúa la intencionalidad suicida o grado de seriedad e intensidad con el que
alguien pensó o está pensando suicidarse.

- Escala de Desesperanza. Evalúa la actitud del sujeto hacia las expectativas futuras, uno de los tres componentes
de la tríada cognitiva de Beck.
Evaluación de la personalidad y de los
trastornos de personalidad
Existe alta comorbilidad de los trastornos de personalidad entre la población
drogodependiente, así como la cada vez más clara influencia de los mismos en el curso
y el resultado del tratamiento.

Se ha llegado a identificar algunos aspectos de la personalidad que se relacionan con el


problema adictivo como la necesidad de gratificación inmediata y baja capacidad de
control, baja tolerancia a la frustración, tendencia al establecimiento de relaciones
interpersonales gratificantes y placenteras de carácter superficial y sin ningún tipo de
compromiso, aplanamiento de la autoexigencia, responsabilidad y deber.

El conocimiento de las características de personalidad del individuo permite


comprender sus conductas y motivaciones, establecer una comunicación terapéutica
más eficaz y adecuar las intervenciones a sus necesidades y capacidades.
ENTREVISTAS CLÍNICAS

- Entrevista Clínica Estructurada para los Trastornos de Personalidad del Eje II del DSM-IV (SCID
II).

- Examen Internacional de los Trastornos de Personalidad (IPDE).

Este instrumento proporciona dos tipos de información diagnóstica: categorial (es decir, si cada
uno de los trastornos de personalidad explorado está ausente, probable o presente) y
dimensional (de cada trastorno de personalidad proporciona una medida de la intensidad con la
que está presente).
Cuestionarios autoinformados

- Inventario Clínico Multiaxial de Millon III (MCMI-III).


- Inventario Multifásico de Personalidad de Minnesota 2 Reestructurado (MMPI-2 RF).
- Cuestionario Exploratorio de la Personalidad (CEPER).
- 16 PF-5
- Inventario NEO de Personalidad - Revisado (NEO-PIR).
- El Cuestionario Big Five (BFQ)
- Inventario del Temperamento y Carácter Revisado (TCI-R).
- Cuestionario de Personalidad de Eysenck- Revisado (EPQ-R
- Escala de Autoestima de Rosenberg:
- Escala de Impulsividad de Barratt BIS 11.
EVALUACIÓN
NEUROPSICOLÓGICA
Existe la necesidad de realizar evaluaciones neuropsicológicas en el campo de las adicciones al existir
algunos procesos cognitivos alterados, en especial las funciones ejecutivas. Entre el conjunto de
déficits localizados se destacan:

1) Dificultades para iniciar, interrumpir y/o reiniciar la conducta.


2) Problemas en la focalización, mantenimiento y alternancia de la atención.
3) Desinhibición y dificultad para resistirse a las interferencias.
4) Inflexibilidad para generar hipótesis alternativas ante los problemas.
5) Déficit en el establecimiento y el mantenimiento de planes de acción orientados a metas.
6) Falta de regulación de la conducta basada en los feedbacks.
7) Dificultades en la abstracción y la categorización de conceptos.
8) Disminución en la producción fluida del lenguaje.
9) Dificultades en la recuperación guiada de la información almacenada.
10) Alteraciones en el razonamiento social.
Estas alteraciones pueden explicar algunas de las dificultades que presentan los
consumidores de drogas a la hora de asimilar algunos de los componentes de los
procesos de intervención y tratamiento que tienen una importante carga cognitiva –
educativa.

La evaluación de las funciones ejecutivas es compleja, posiblemente por la escasa


operatividad de la descripción de este constructo, así como por la estructura de los
tests empleados.

Los procesos más analizados son la velocidad de procesamiento, la memoria de


trabajo, la fluidez verbal fonológica y semántica, la inhibición o control de la
interferencia, la flexibilidad cognitiva, la planificación y toma de decisiones.
EVALUACIÓN DEL FUNCIONAMIENTO
FÍSICO Y SOCIAL
No podemos olvidar que el consumo de drogas tiene con frecuencia consecuencias
negativas en otros ámbitos del individuo, tales como la salud física, el ámbito familiar,
laboral, económico, problemas con la justicia, etc.

Con la evaluación obtenemos una valoración global del individuo, que permite
establecer un pronóstico de qué se puede hacer, cómo y cuándo.

Como un ejemplo, en el DSM-IV-TR se consideran cinco ejes en los que hay que
evaluar al individuo, lo que muestra la necesidad de tener en cuenta tanto los
aspectos del funcionamiento psicopatológico como los del funcionamiento cotidiano
y adaptativo-desadaptativo del individuo.
EVALUACIÓN DE LOS ESTADIOS DE
CAMBIO
Otro aspecto a evaluar a la hora de iniciar un tratamiento es el nivel de motivación o
predisposición al cambio que muestra el paciente al inicio y a lo largo de la intervención.

Algunos de los cuestionarios diseñados para ello son:

- Escala de Evaluación del Cambio de la Universidad de Rhode Island (URICA): proporciona


puntuaciones en cuatro escalas que se corresponden con los estadios de cambio: pre-
contemplación, contemplación, acción y mantenimiento.

- SOCRATES. Contiene tres escalas: ambivalencia, reconocimiento y emprendimiento de


cambios, que representarían el proceso motivacional distribuido en un continuo.

- Cuestionario de Preparación para el Cambio. Se describen tres estadios motivacionales


(precontemplación, contemplación y acción).

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