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PSICOLÓGICAS Y SEXOLÓGICAS DE VENEZUELA

NUCLEO ANZOATEGUI
MAESTRIA EN CIENCIAS
MENCION ORIENTACION DE LA CONDUCTA

SINDROME DEL BURNOUT


Dra. ELISA ELENA CARRIZALES GARCÍA
Correo Electrónico: elisacarrizales@hotmail.com

Barcelona, Agosto 2018


¿Qué se entiende por burnout?
El síndrome de burnout, también llamado del ”trabajador quemado”, consiste en
una patología producida como consecuencia de la interacción del individuo con
unas determinadas condiciones psicosociales del trabajo. Se trata de una
respuesta poco eficaz por parte del trabajador en un intento de afrontar unos
estresores laborales mantenidos en el tiempo.
Cualquier persona podría sufrir burnout como consecuencia fundamentalmente
de la exposición a unas determinadas condiciones de trabajo. Cuando no se realiza
la evaluación o la prevención de estas condiciones o no se protege
adecuadamente al trabajador, este síndrome puede hacer su aparición.
Muchos trabajadores identifican “estar quemado ” con estar a disgusto, estar
harto, sentirse agobiado, tener un mal día en el trabajo... No nos confundamos:
cuando hablamos de burnout nos referimos a una clara sintomatología, con una
cronicidad o mantenimiento en el tiempo y una elevada intensidad en las fases
más avanzadas.
Se trata de un proceso destructivo que, habitualmente, deriva en consecuencias
severas para la persona que lo padece
Sintomatología
Desde las consecuencias individuales que lo caracterizan, y partiendo de un
enfoque psicosocial, el burnout se ha conceptualizado como un síndrome con
sintomatología de agotamiento emocional, despersonalización y baja realización
personal en el trabajo:
Agotamiento emocional:
El agotamiento emocional es una respuesta de los trabajadores al sentir que ya no
pueden dar más de sí mismos a nivel afectivo. Implica desgaste, pérdida de
energía, agotamiento y fatiga tanto física como psíquica.
La despersonalización:
La despersonalización se explica por el desarrollo de una actitud negativa hacia
otras personas, especialmente los beneficiarios del propio trabajo, con irritabilidad
y pérdida de motivación. En las personas que lo padecen, se produce un
endurecimiento afectivo y sus conductas son vistas por los usuarios de manera
deshumanizada.
Baja realización personal:
Por baja realización personal en el trabajo se entiende la tendencia a respuestas
negativas hacia uno mismo y el trabajo, como baja autoestima, baja productividad
e incapacidad para soportar la presión. Los trabajadores se sienten descontentos
consigo mismos e insatisfechos con sus resultados laborales.
¿Por qué podemos sufrir burnout?
Existe un conjunto de características que predisponen a sufrir burnout:
De la organización: elevada jerarquización y rigidez, falta de apoyo por parte de los
superiores, burocracia excesiva, escasa participación y coordinación de los trabajadores,
insuficiente formación práctica, relaciones conflictivas y estilos de dirección inadecuados.
En cuanto al diseño del puesto: sobrecarga de trabajo, exigencias emocionales en la
interacción con el cliente, descompensación entre responsabilidad y autonomía, falta de
tiempo, conflicto o ambigüedad de rol, saturación emocional, falta de control sobre los
resultados de la tarea, escasa autonomía en la toma de
decisiones, estresores económicos, insatisfacción en el trabajo.
En cuanto a las relaciones interpersonales: Dinámica de trabajo incómoda, relaciones
tensas y competitivas, conflictos entre compañeros y con usuarios, falta de apoyo social,
falta de colaboración entre compañeros en tareas complementarias, contagio social del
síndrome de estar quemado, ausencia de reciprocidad en los intercambios sociales.
En cuanto a las características personales, se manifiesta con mayor facilidad en individuos
cuyas características se encuentran en alguno de los siguientes extremos de rasgos de
personalidad: Alto grado de altruismo y de idealismo, sobreempatía (excesiva implicación
emocional hacia el otro), elevado grado de perfeccionismo, baja autoestima y reducidas
habilidades sociales, personalidades impacientes, irritables, dominantes, hostiles,
competitivas, con tendencia a la actividad permanente, con poco interés en las relaciones
personales, etc
Pero...¿Cómo llegamos a este estado?
¿Te reconoces en alguna de estas frases?
1. Me siento física y emocionalmente agotado por mi trabajo.
2.Me siento cansado al final de la jornada de trabajo.
3.Me siento fatigado e incluso enfermo cuando me levanto por la mañana y tengo que ir a trabajar.
4.Trabajar todo el día supone un gran esfuerzo.
5.Me siento "quemado" por mi trabajo.
6.En el trabajo me siento más torpe que mis colegas.
7.En ocasiones, creo que los demás están engañados, sobrevalorando mis capacidades.
8.Me siento culpable por no hacer bien las cosas.
9.Me siento frustrado en mi trabajo.
10.Me siento poco productivo, aunque trabajo muchas horas.
11.Cada vez me preocupa menos lo que ocurra con mi trabajo.
12.En el fondo, y a pesar de lo que supondría, sería un alivio que me despidieran del trabajo.
13.Trabajar directamente con personas me produce estrés.
14.A pesar de que mis superiores me plantean mejoras, yo no quiero asumir más trabajo ni
responsabilidades.
15.Me siento acabado.
16.Siento que mi cerebro ya no funciona como antes.
17.Mi capacidad para resolver problemas ha desaparecido.
18.Al terminar el trabajo, con mi familia me muestro triste e irritable.

Quizás estés en un estado de agotamiento emocional, físico y mental grave en el que si no lo manejas a
tiempo podrías derrumbarte a causa del cansancio psíquico o estrés que surge de la interacción social
y ante una rutina laboral.
Algunas estrategias concretas:
Manejo eficaz del tiempo: El secreto es conseguir una cierta distancia psicológica con respecto al
trabajo. Para ello hay que fijarse metas realistas, trabajar de forma inteligente y tomarse respiros de vez
en cuando. Para que las personas aprendan las habilidades necesarias para este manejo eficaz del
tiempo se han propuesto programas que se estructuran de la siguiente manera:.
Adquisición de conocimiento: Incrementar el conocimiento sobre las responsabilidades del puesto
de trabajo, para evitar perder el tiempo en gestiones innecesarias o en las que se podría ahorrar tiempo.
Para ello se suele pedir durante algunas semanas un autorregistro de actividades y tiempo que dedican
a ellas para ver si el tiempo que se dedica a ellas es proporcional a la importancia que tienen.
Establecimiento de prioridades dentro y fuera del trabajo: Aprender a priorizar las actividades que
implica el trabajo. Para ello se pide a los sujetos que elaboren una lista con todas las tareas que realiza
a lo largo del día, para pasar a agruparlas en 5-8 funciones y con esas funciones delimitar la
importancia que cada una tiene para la organización (0-10), el porcentaje de tiempo laboral que se le
dedica a cada una y evaluar en qué medida coinciden las funciones en importancia y tiempo dedicado.
Identificación de “hurtos” de tiempo: Reuniones, visitas, cigarros, Internet, llamadas
telefónicas...mediante un autorregistro , que puede ser el mismo que se utiliza para la adquisición de
conocimiento.
Reducción de la percepción y frecuencia de condiciones laborales de urgencia: ¿Qué actividades de
urgencia son exigidas por su trabajo con razones válidas? ¿qué fuentes de urgencia no son exigidas y
deberían serlo? ¿qué puede hacer para mejorar el control de las situaciones de urgencia?
Algunas estrategias concretas:
Entrenamiento en habilidades interpersonales: En la mayoría de las ocasiones se concede mayor
importancia a las habilidades profesionales que a las habilidades interpersonales y este es un grave
error cuando hablamos de profesiones en las que el trabajo consiste en estar en contacto con
personas. Maslach (1982) propone algunas habilidades que juzga necesarias para cualquier profesional
de servicios humanos: cómo iniciar, conducir y mantener el proceso de ayuda, cómo tratar con
personas distintas, cómo hablar sobre asuntos delicados. La asertividad vuelve a ser la estrella de las
habilidades necesarias.
Entrenamiento en habilidades de negociación: Es decir, resolver problemas laborales en los que se ven
inmersos dos o más personas intentando manejar unas estrategias que proporcionen beneficios a
todas esas personas. El objetivo no es enfrentarse a la persona, sino que todos ganen algo para evitar
el estrés laboral y las malas relaciones con los compañeros (antecedentes del burnout).
Clarificación de rol: El objetivo es que el trabajador conozca la mayor información posible sobre el rol
que tiene para poder identificar y reajustar las expectativas del propio trabajador y las del supervisor.
¿Qué crees que se espera de ti en el trabajo?¿qué esperas de tu supervisor?¿que tipo de recursos
necesitas para realizar adecuadamente tu trabajo?
Equilibrar el trabajo y la vida privada: Cuando la persona se sobreimplica en el trabajo, pierde la
homeostasis entre vida privada-trabajo y empieza a quemarse en este último, mientras que pueden
surgir problemas en su vida personal. Conseguir ese equilibrio ayuda a prevenir y recuperarse del
burnout. Algunas propuestas son la actividad física, el ocio, las relaciones sociales y de pareja, la
familia.
Algunas estrategias concretas:
Grupos de apoyo: Grupos de trabajadores que se reúnen con frecuencias
indeterminadas para intercambiar información, apoyo emocional y solucionar
problemas laborales.
Psicoterapia individual: Existen algunos programas (pocos) que podrían llamarse
entrenamiento en inoculación de burnout: manejo de la crisis, solución de
problemas y retorno a la vida ordinaria.
Planificación y seguimiento individualizado: Para las personas que tiene que
volver al trabajo por haber cursado baja a causa del problema, debería hacerse un
estudio del puesto de trabajo y de las condiciones laborales de la persona para irla
reincorporando gradualmente y con los cambios organizacionales pertinentes.
Cambio de puesto: Si es necesario llegar a este punto, debe hacerse de manera
muy planificada y el cambio debe suponer un significado para el trabajador en
términos de impacto, reto intelectual y crecimiento personal.

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