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 Dolo o imprudencia son requisitos imprescindibles para poder afirmar la

responsabilidad penal.
 La necesidad de dolo o imprudencia se deriva de la comprensión de las
normas penales como normas de motivación.
 Cuando analizamos si concurre dolo o imprudencia estamos analizando
la imputación subjetiva.
 Según el esquema de delito aquí utilizado, el dolo y la imprudencia se
estudian en la tipicidad.
 No debe inducirnos a error el que la exigencia de dolo o imprudencia, es
decir, la exclusión de la responsabilidad objetiva, se conozca como
“principio de culpabilidad”. Esto no quiere decir que el dolo y la
imprudencia se estudien en la categoría culpabilidad, sino que la
exigencia de dolo e imprudencia se integra en un principio limitador del
ius puniendi conocido como “principio de culpabilidad”.
 Terminológicamente “culpa” se emplea como sinónimo de imprudencia
(sin que tenga nada que ver con la culpabilidad). Un hecho culposo sería
un hecho imprudente.
 Ya sabemos que la imprudencia se caracteriza porque el sujeto activo NO QUIERE la lesión del bien
jurídico.
 A golpea a B en el pecho para desasirse de él. B muere porque padecía una malformación, incluso
por él desconocida, que le convertía en hipersensible a una presión ejercida en los órganos
respiratorios. A no quiere el resultado. ¿Del hecho de que A no quiera el resultado se deduce
automáticamente que la conducta de A es imprudente?
 El no querer la lesión del bien jurídico es un elemento negativo, pero la imprudencia ha de tener
algún contenido que le dote de relevancia, que nos permita afirmar el desvalor de la conducta. El
Código Penal no define la imprudencia. Se entiende que la esencia de la imprudencia reside en la
lesión del deber objetivo de cuidado, es decir, en la falta de la diligencia debida. Ello tiene lugar
cuando la conducta del sujeto crea un riesgo típicamente relevante para el bien jurídico que
sobrepasa las fronteras del riesgo permitido (presupuesto o primer nivel de la imputación objetiva).
Una conducta imprudente es, pues, una conducta peligrosa no aceptada socialmente, una
conducta que permite prever la lesión del bien jurídico. Lesión del deber objetivo de cuidado,
previsibilidad objetiva y peligrosidad mayor que la permitida son, en principio, términos o conceptos
equivalentes. Si un sujeto con su conducta lesiona o no el deber objetivo de cuidado se valora,
básicamente, de acuerdo con el pensamiento de la adecuación (remisión a la teoría de la
imputación objetiva): si un hombre cuidadoso, un hombre medio, colocado en el momento de la
acción (ex ante), con los conocimientos generales y los conocimientos especiales que pueda tener el
autor, hubiera previsto el riesgo y hubiera omitido la conducta o la hubiera adaptado a las normas de
cuidado. Si, por ejemplo, se trata de una imprudencia médica, ese observador objetivo sería un
médico con la formación y conocimientos exigibles a un médico para realizar la actividad en
cuestión. Si se trata de la imprudencia de un arquitecto, el observador objetivo será un arquitecto,
etc.
 La lesión del bien jurídico como requisito para la
relevancia penal de la conducta imprudente
 A había planeado pasar la tarde jugando al póquer con
sus amigos y para ello había contratado a una
cuidadora. La cuidadora no llega en el último momento,
así que A decide dejar a sus hijos de seis y cinco años
solos. Se marcha dejando la pistola reglamentaria (A es
policía nacional) cargada encima de la cómoda del
dormitorio. Al volver de la partida pueden haber sucedido
dos cosas:
 Variante a: Nada más salir A, los niños encendieron la
televisión y permanecieron viendo dibujos animados
hasta que llegó su padre.
 Variante b: Aburridos, los niños encontraron la pistola y
uno de ellos, jugando, disparó al otro causándole la
muerte.
 Como regla general, no se castiga la
imprudencia que no llega a producir la
lesión del bien jurídico. Nuestro Código
penal no consagra la “tentativa
imprudente”. Cuando el legislador ha
querido castigar conductas imprudentes
que no llegan a causar la lesión del bien
jurídico, lo ha hecho expresamente a
través de la configuración de
específicos tipos delictivos. Ej., art. 379,
380 CP
 Para ello suele utilizarse la técnica de los
denominados “delitos de peligro”.
 Art. 12 CP: Las acciones u omisiones
imprudentes sólo se castigarán cuando
expresamente lo disponga la Ley
 Imprudencia consciente: cuando el sujeto actúa con
conocimiento de la peligrosidad de su conducta.
 Imprudencia inconsciente: cuando el sujeto no se
percata del riesgo que genera su conducta (riesgo que,
como ya sabes, es previsible conforme a la teoría de la
adecuación).
 El CP no recoge la diferencia entre imprudencia
consciente e inconsciente.
 Esta diferencia carece de efectos legales, es importante
tan sólo a efectos analíticos, por ejemplo, una
imprudencia inconsciente nunca planteará problemas de
delimitación con el dolo eventual.
 La diferencia entre imprudencia consciente e
inconsciente NO tiene nada que ver con la gravedad o
levedad de la imprudencia
 Esta sí es una diferenciación utilizada en el
Código penal, que hace depender el rigor
de la sanción penal y, en muchos casos, la
relevancia de la conducta de la gravedad
o levedad de la imprudencia. A pesar de la
importancia de esta diferenciación, el CP
no define qué ha de entenderse por
imprudencia grave ni qué ha de
entenderse por imprudencia leve. Los
criterios de diferenciación son bastante
inseguros.
 Imprudencia grave (también denominada
imprudencia temeraria): cuando se vulnera la
diligencia exigible al hombre menos
cuidadoso, al menos diligente; cuando se
vulnera un deber básico de cuidado. Se suele
valorar en función del grado de peligrosidad
de la conducta y de la importancia del bien
jurídico amenazado.
 Imprudencia leve (también denominada
imprudencia simple): supone la infracción de
normas de cuidado no tan elementales, de
una norma que respetaría no el ciudadano
menos diligente, sino un ciudadano diligente.
Los resultados típicos causados por
imprudencia leve, de estar castigados, sólo
son constitutivos de falta.

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