TRANSMISION SEXUAL DRA EVA MARIA QUIÑONES MEZA MEDICO GINECO-OBSTETRA HNDM INTRODUCCION
Las Infecciones de Transmisión Sexual (ITS), son un conjunto de
enfermedades infecciosas agrupadas por tener en común la misma vía de transmisión, es decir de persona a persona a través de las relaciones sexuales. La presencia de una infección de transmisión sexual (ITS) se ha relacionado con un aumento del riesgo de adquirir infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH). La incidencia de las ITS, es alta. Según la OMS, unos 685 mil hombres y mujeres, contraen una ITS, cada día. En América se estima que entre 40 y 50 millones de hombres y mujeres contraen la ITS cada año. En el Perú, entre los años 2002 al 2011 se han notificado alrededor de 4’344,556 casos por ITS, con una tasa anual de infecciones que oscila entre 1538,9 a 1697,4 por cien mil habitantes ÚLCERAS GENITALES
Para orientar el diagnóstico del paciente con úlcera genital, debemos
realizar una anamnesis cuidadosa y valorar el aspecto de la úlcera. La causa más frecuente de úlcera genital en el mundo occidental es el herpes genital, aunque en todo paciente se debe valorar la posibilidad de padecer sífilis por las consecuencias que representa la ausencia de tratamiento en esta enfermedad. La evaluación de la úlcera genital incluye el cultivo del virus herpes simple (VHS), serología de sífilis (o examen de campo oscuro o inmunofluorescencia directa para Treponema pallidum), y en zonas con alta prevalencia de chancroide serología para Haemophilus ducreyi HERPES GENITAL
Hasta un 80% de las úlceras genitales son de origen herpético.
Su agente causal es el VHS, generalmente del tipo 2, aunque el porcentaje de lesiones genitales causadas por el tipo 1 va en aumento en muchos países La transmisión se produce por contacto directo mucocutáneo (sexo vaginal o anal en el caso de VHS 2 y sexo oral en el caso de VHS 1). Tras una incubación media de 7 días, puede producirse una primoinfección o pasar a estado de portador asintomático. Las lesiones son vesículas dolorosas agrupadas sobre un fondo eritematoso en la región anogenital, que se ulceran y curan mediante la formación de costras, y pueden acompañarse de adenopatías inguinales bilaterales dolorosas. La primoinfección es más grave, posee una mayor capacidad infecciosa, y suele asociar síntomas como fiebre, cefalea, mialgia o cervicitis. Pueden presentarse brotes o recurrencias (más habituales si la infección es causada por el VHS tipo 2), con una frecuencia de 4-5 episodios por año, aunque generalmente de menor intensidad que la primoinfección. HERPES GENITAL El diagnóstico es clínico, y para la confirmación, la técnica actual de elección es la demostración del virus en el material obtenido de las vesículas mediante cultivo viral, recogiendo la muestra directamente de la base de la lesión con una torunda de algodón para conservarla en un medio apropiado. El clásico citodiagnóstico de Tzanck es escasamente sensible y específico, y la serología es un método complementario de diagnóstico en el herpes genital sintomático. El tratamiento de elección del herpes genital son los antivirales sistémicos, aunque no influye en la intensidad ni en la frecuencia de las posibles recurrencias, tampoco erradica el virus latente. En las recurrencias, debe iniciarse el tratamiento lo más pronto posible, en el primer día de aparición de las lesiones o durante los pródromos (dolor local, disestesias). La terapia supresiva evita las recidivas hasta en un 80% durante el tratamiento y mejora la calidad de vida, aunque no consigue erradicar el virus. Está indicada en caso de infecciones herpéticas genitales recurrentes (seis o más al año), afectación psicológica o hombre con serología positiva VHS-2 y pareja sexual femenina embarazada. El aciclovir tópico no ha demostrado beneficio, ni en el tratamiento ni en la profilaxis de la infección por VHS. El tratamiento de las parejas infectadas asintomáticas no está indicado SÍFILIS La infección, causada por Treponema pallidum, evoluciona clínicamente en distintas etapas, siendo posible el contagio tras un contacto sexual con un sujeto infectado durante la fase primaria y secundaria de la enfermedad. La sífilis primaria se manifiesta unas 3 semanas después del contacto, y la primera lesión aparece en la zona de inoculación: úlcera única (chancro), sobreelevada con bordes indurados y no dolorosa, que cura en aproximadamente 10 días, y se acompaña de múltiples adenopatías regionales indoloras. Tras un período asintomático de varias semanas, un 50% de los sujetos infectados pasan a la fase de sífilis secundaria y el resto, a sífilis latente. En la sífilis secundaria existe diseminación bacteriémica, con lesiones mucocutáneas diversas generalizadas (que afectan a las palmas de las manos, las plantas de los pies y las mucosas) y/o síntomas constitucionales. Las lesiones cutáneas son muy contagiosas. La sífilis latente es un período asintomático en el que las pruebas serológicas continúan positivas, y se divide en precoz y tardía, según que el tiempo desde la primoinfección sea inferior o superior a 1 año (2 años según la clasificación de la Organización Mundial de la Salud [OMS] Por último, un tercio de los pacientes desarrolla, entre 1 a 30 años después del contagio, una sífilis terciaria: benigna (formación de nódulos o placas inflamatorias llamados «gomas», que causan destrucción local en cualquier localización), cardiovascular o neurosífilis. El diagnóstico de la sífilis puede hacerse mediante visión directa del T. pallidum en microscopio con campo oscuro, siendo las lesiones más infectivas (chancro duro y condiloma plano) las de elección para tomar la muestra, pero generalmente en Atención Primaria el diagnóstico se realiza mediante serología. Las pruebas serológicas se clasifican en: Pruebas no treponémicas (reagínicas): las principales son la VDL y la RPR. Son muy sensibles pero inespecíficas, y deben ser siempre confirmadas mediante pruebas treponémicas. En caso de sífilis primaria, son positivas a los 4-7 días después de aparecer las lesiones (aproximadamente a las 4 semanas del contagio), y alcanzan cifras máximas en la sífilis secundaria. Tras el tratamiento, deben disminuir los títulos al menos 4 veces al cabo de 1 año, por lo que se usan para monitorizar la respuesta al tratamiento. Pueden existir títulos bajos en el 50% de estos pacientes después de 2 años, sin que esto signifique fracaso terapéutico. En estadios tempranos de la sífilis primaria y en la sífilis tardía pueden ser negativas y también pueden existir falsos negativos debidos al efecto prozona. Aproximadamente, un 10% de los resultados son falsos positivos debido a causas infecciosas y algunas enfermedades autoinmunitarias, neoplasias o embarazo. El diagnóstico de neurosífilis se realiza mediante análisis de VDRL en líquido cefalorraquídeo. Pruebas treponémicas: las principales son FTA-ABS, EIA y TPHA). Son muy sensibles y específicas, y permanecen positivas de por vida a pesar del tratamiento (sólo un 15-25% de los pacientes tratados correctamente negativizan las pruebas treponémicas pasados 2-3 años). En la sífilis primaria, el FTA-ABS es la primera en positivizarse, seguida de las pruebas reagínicas. Se han descrito falsos positivos, pero son muy poco frecuentes La transmisión sexual sólo ocurre cuando hay lesiones cutáneo-mucosas (sífilis primaria y secundaria), siendo rara después del primer año tras la infección. Las personas expuestas sexualmente a un paciente infectado deben ser evaluadas clínica y serológicamente, independientemente del estadio, y tratadas según las siguientes recomendaciones: a) ante una sífilis primaria, secundaria o latente precoz, se debe tratar a los contactos sexuales de los 90 días previos al diagnóstico, independientemente de su estado serológico, así como a los contactos de más de 90 días si no tenemos tests disponibles inmediatos y hay baja probabilidad de seguimiento b) en caso de pacientes con sífilis latente tardía o evolución desconocida, con títulos no treponémicos elevados (> 1:32), asumiremos el manejo de la pareja como si se tratara de sífilis precoz c) el resto de parejas deben ser evaluadas clínica y serológicamente. El seguimiento de los pacientes tratados debe hacerse con pruebas serológicas no treponémicas a los 3, 6 y 12 meses del tratamiento. Los pacientes asintomáticos con pruebas no treponémicas negativas al año pueden recibir el alta por curación. CHANCRO BLANDO O CHANCROIDE Causado por Haemophilus ducreyi, origina, tras un período de incubación máximo de 14 días, una o varias úlceras genitales dolorosas, con exudado que puede ser purulento. Se acompañan de adenopatía inguinal unilateral o bilateral, dolorosa y supurativa. El diagnóstico se basa en los criterios clínicos más la exclusión del T. pallidum y VHS mediante tests específicos. El cultivo de material del fondo de la úlcera o del aspirado ganglionar no está ampliamente disponible y tiene una sensibilidad menor del 80%. El tratamiento se realiza con ceftriaxona 250 mg i.m. o azitromicina 1 g v.o., ambos en monodosis, o ciprofloxacino 500 mg/12 h durante 3 días. Se debe revaluar al paciente a los 3-7 días. Es preciso tratar a todas las personas que en los 10 días previos a la aparición de los síntomas fueron parejas sexuales del afectado. LINFOGRANULOMA VENÉREO El agente etiológico es Chlamydia trachomatis, en sus serotipos invasivos L1, L2 o L3. El contagio se produce por contacto directo con el exudado de lesiones abiertas. Puede dar lugar a formas asintomáticas (frecuentes en la mujer) o a una pequeña úlcera indolora en el pene o la vagina, que cura espontáneamente en unos días y posteriormente produce afectación ganglionar inguinal unilateral más común en el hombre. Como consecuencia, puede haber elefantiasis genital con ulceración y destrucción tisular, tendencia a la fistulización crónica vesical o rectal o abscesos en el pene si no es tratada. El diagnóstico se suele realizar mediante la clínica, y la confirmación, mediante identificación de C. trachomatis y genotipificación por reacción en cadena de polimerasa (PCR) recogiendo una muestra con torunda seca a partir de la lesión. El tratamiento se realiza con doxiciclina 100 mg/12 h y debe prolongarse al menos 3 semanas; como alternativa, eritromicina 500/6 h también durante 3 semanas. Debe realizarse seguimiento hasta que desaparezcan los síntomas, y es preciso evaluar (mediante cultivo uretral o cervical de Chlamydia) y tratar a las parejas sexuales de los últimos 60 días con pauta estándar para Chlamydia: azitromicina 1 g v.o. DU o doxiciclina 100/12 h durante 7 días. GRANULOMA INGUINAL
También llamada granuloma venéreo o donovanosis, la infección está
producida por Klebsiella granulomatis, generalmente importada de áreas tropicales y subtropicales. Se manifiesta en forma de lesiones ulceradas indoloras sin adenopatía, fácilmente sangrantes al contacto. El diagnóstico clínico puede confirmarse con biopsia y visualización de cuerpos de Donovan. El tratamiento consiste en doxiciclina 100 mg/12 h durante 3 semanas (hasta la epitelización completa de las lesiones); como alternativa, azitromicina 1 g v.o. semanal durante 3 semanas. Se debe examinar a los contactos sexuales de los 60 días previos. URETRITIS Y CERVICITIS
Se clasifican, según la causa, en uretritis gonocócica (UG)(Neisseria
gonorrhoeae, 25% de los casos) y uretritis no gonocócica (UNG) (Chlamydia trachomatis, 15-40%, y en menor porcentaje, Ureaplasma urealyticum, 10-30%, tricomonas, mycoplasma y otros agentes). Con frecuencia coexisten gonococo y Chlamydia (30-40% de los casos), y clínicamente pueden ser indistinguibles. Las manifestaciones clínicas son la secreción uretral, la disuria y el escozor al orinar, generalmente de inicio brusco en la UG (se desarrolla en los 2-6 días tras exposición) y variable en la UNG. En la mujer, la cervicitis es el equivalente, y hasta un 80% pueden ser asintomáticas o cursar con molestias leves e inespecíficas, sobre todo la infección por Chlamydia, por lo que el diagnóstico clínico es difícil. Pueden presentar, además, flujo vaginal mucopurulento, dispareunia y, a veces, dolor en hipogastrio o hemorragia vaginal intermenstrual o poscoital, debiéndose realizar diagnóstico diferencial con cistitis y vulvovaginitis. En ausencia de tratamiento, las cervicitis pueden complicarse en forma de EPI, siendo ésta una de las causas más frecuentes de infertilidad. La infección faríngea por sexo oral o la infección anorrectal es asintomática la mayoría de los casos, pero puede producir dolor de garganta y exudado faríngeo o proctitis con tenesmo y secreción anal. Para el diagnóstico, es precisa la confirmación mediante estudio microbiológico. La uretritis se define por la presencia en tinción de Gram > 5 leucocitos polimorfonucleares (PMN) por campo en el examen directo de la secreción. El diagnóstico de UG puede establecerse sin necesidad de cultivo por la presencia de diplococos gramnegativos intracelulares, aunque debe realizarse por la posibilidad de coinfección. La UNG sí precisa de cultivo del exudado uretral o endocervical en la mujer para su confirmación. Para realizar la toma de exudado uretral en hombres, el paciente no debe haber orinado en las 2 horas previas, y hay que introducir la torunda 1-2 cm suavemente por la uretra con movimiento de rotación. Deben obtenerse dos muestras, una para cultivo de gonococo y otras bacterias, y otra para Chlamydia en medio especial (la muestra debe incluir la presencia de células epiteliales). Para la toma de exudado endocervical, se debe proceder del mismo modo con las muestras, limpiando previamente el moco cervical e introduciendo la torunda en el canal. Si la clínica y la historia sexual lo sugieren, tomaremos además muestra faríngea o rectal. El tratamiento debe cubrir, de forma empírica y simultánea, gonococo y Chlamydia, previa recogida de muestras microbiológicas VULVOVAGINITIS
Las vulvovaginitis de causa infecciosa más frecuentes son la vaginosis bacteriana, la
vulvovaginitis candidiásica y la tricomoniasis vaginal. Se caracterizan por aumento del flujo vaginal y/o prurito vulvovaginal. La infección por cándida no se considera ITS, aunque un 20% de las parejas se coloniza. Si la pareja está sintomática, debe realizar tratamiento. La vaginosis bacteriana tampoco es estrictamente una ITS, ya que se produce por desequilibrio de la flora vaginal normal, aunque entre los factores que pueden influir en este desequilibrio se incluyen tener nuevos o múltiples compañeros sexuales, o iniciar relaciones sexuales a edad temprana. No está indicado el tratamiento de la pareja ya que no evita las recurrencias. La tricomoniasis sí se transmite a través de las relaciones sexuales, y en los hombres es raramente sintomática. En la mujer, la infección por T. vaginalis puede persistir durante años si no se trata adecuadamente. Existe correlación entre la existencia de ésta en mujeres gestantes y rotura prematura de membranas, parto prematuro y bajo peso al nacer. En todos los casos hay que tratar a las parejas sexuales, tengan o no síntomas, con metronidazol 2 g v.o. dosis única y realizar cribado de ITS. LESIONES PAPULOSAS Y VERRUGOSAS MOLLUSCUM CONTAGIOSUM
Infección por poxvirus, habitualmente de transmisión sexual en adultos y a
través de fómites en niños. Se caracteriza por pápulas dispersas indoloras, cupuliformes y umbilicadas, menores de 0,5 cm, en la zona anogenital, que presentan gran tendencia a recidivar. El tratamiento consiste en curetaje, crioterapia o electrocoagulación de las lesiones. Pueden desaparecer espontáneamente en 1-2 años. VIRUS DEL PAPILOMA HUMANO.
De los más de 100 genotipos conocidos de virus papiloma humano (VPH),
los tipos 16 y 18 son de alto riesgo oncológico y se asocian a lesiones displásicas y cáncer de cuello de útero. Los de bajo riesgo, como los serotipos 6 y 11, son responsables de verrugas genitales (condilomas acuminados). Muchos pacientes con verrugas genitales pueden estar infectados simultáneamente por los genotipos 16 y 18. La infección por VPH usualmente se transmite por contacto sexual directo, aunque puede contraerse por contacto manual con lesiones cutáneas del área genital o anal, o de forma vertical en el momento del parto. El período de incubación es muy variable, entre 4 semanas y 24 meses. En muchos casos, la infección es subclínica, o bien produce lesiones (verrugas genitales), que se localizan en la región genital y/o perianal. Es recomendable examinar el cuello de útero de todas las pacientes con ITS y recoger una muestra citológica. En la mujer con infección por VIH es especialmente importante el cribado de VPH cervical, ya que la prevalencia de cáncer de útero es mayor. Aunque existe un amplio debate sobre periodicidad en la prevención del cáncer de cuello de útero. Es importante recordar que las mujeres que tienen relaciones homosexuales no están exentas del riesgo de infección por VPH y es necesaria la realización de citología de cribado. No existe tratamiento específico contra el VPH. El de los condilomas no erradica la infección, ni consigue la eliminación del virus, sólo las lesiones exofíticas. GRACIAS