La teoría del acto jurídico, es producto de la doctrina
clásica francesa, fue introducida en nuestra codificación civil en el año 1936 por Manuel Augusto Olaechea, pero su constructor teórico y difusor en la doctrina nacional fue José León Barandiarán. La teoría del acto jurídico plantea el rol de la voluntad humana en la generación de diversas relaciones jurídicas. La relación jurídica, son las diferentes vinculaciones jurídicas existentes entre 2 o más situaciones jurídicas. La situación jurídica es un haz de atribuciones, derechos, deberes, obligaciones y calificaciones jurídicas que recibe una persona al adoptar un estatus determinado frente al Derecho. Es importante conocer los conceptos precitados, porque ello nos da una mejor idea sobre la noción del acto jurídico y sobre la noción del objeto del mismo. La teoría del acto jurídico se encuentra desarrollada legislativamente en el libro II del Código Civil, regulando solamente los actos jurídicos generados en la autonomía privada, también conocida como voluntad privada o autonomía de la voluntad. Dicha teoría, se irradia a todo el Derecho objetivo, trasciende al Derecho civil y al Derecho privado y llega al Derecho público. Autonomía de la Voluntad Noción Es un principio, consistente en el poder que el ordenamiento jurídico otorga a los sujetos para la regulación de sus propios intereses, esto es, reconocer soberanía a los sujetos para gobernar su esfera jurídica, con sujeción a las limitaciones impuestas por las normas legales imperativas, el orden público o por las buenas costumbres. Entonces, recalcando, debe quedar claro que los actos jurídicos regulados en el Código Civil son únicamente los correspondientes a la expresión de la autonomía de la voluntad. Esos actos jurídicos, como se ha precisado, son pertenecientes a la esfera del Derecho privado. La libertad de contratar y la libertad contractual están dentro del principio glosado. El principio comentado, es respetado por la Constitución y por el Código Civil, donde al mismo tiempo se le disciplina, para salvaguardar los principios de justicia y evitar el abuso del derecho. Art. 2 – Inc. 12 de la Carta Magna, Art. V. del T.P. del C.C. y Art. 1354 del C.C. La vigencia de tal principio, implica un reconocimiento a la libertad del ser humano y a su tutela jurídica. Por eso, todo texto normativo de relaciones jurídicas, sin que sea una afirmación hiperbólica, está insuflado de la teoría del acto jurídico, aún cuando sea de Derecho público. En ese sentido, el estudio del acto jurídico es fundamental para conocer, interpretar y aplicar el derecho. El desarrollo legislativo de la teoría del acto jurídico, tiene su norma medular en el Art. 140 del C.C., donde se incorpora una noción del acto jurídico y los requisitos para la validez del mismo. En ese sentido, el Art. 140 del C.C., tiene especial relevancia, para conocer el tratamiento legal del acto jurídico dentro de nuestro ordenamiento civil. Noción del Acto Jurídico El acto jurídico es la manifestación de voluntad destinada a crear, regular, modificar o extinguir relaciones jurídicas. Dicha noción se encuentra incorporada en el Art. 140 del C.C., otorgando a dicha manifestación de voluntad , la condición de generadora del acto jurídico, siempre y cuando cumpla ciertos requisitos necesarios para su validez. Requisitos de Validez del Acto 1.Agente capaz Jurídico 2. Objeto física y jurídicamente posible, así como objeto determinado o cuando menos determinable 3. Fin lícito 4. Observancia de la forma prescrita bajo sanción de nulidad (este requisito solo se aplica cuando se trata de los actos jurídicos ad solemnitatem) Considerando la definición legislativa del acto jurídico, contenida en el Art. 140 del C.C., debidamente concordado con el Art. 219 - Inc. 3 del mismo cuerpo legal y acorde a lo determinado por reconocidos tratadistas, se considera la manifestación de voluntad como requisito de validez del acto jurídico, pese a no estar expresada en la enumeración establecida en el Art. 140 del C.C., porque ella constituye la esencia misma del acto jurídico, pues se trata de la generadora del acto jurídico. Esos requisitos de validez del acto jurídico, también denominados elementos esenciales de carácter general dentro de la estructura del acto jurídico, son aplicables a todos los actos jurídicos sin excepción alguna, su presencia es indispensable en la generalidad de los actos jurídicos, como requisitos necesarios para su validez y eficacia. Sin embargo, cada acto jurídico en particular, conforme a su clase o categoría, aparte de los elementos esenciales de carácter general, requiere de la presencia de otros elementos llamados elementos esenciales de carácter especial, justamente, para poder alcanzar su propia nominación y diferenciarse de los demás actos jurídicos. Análisis del art. 140 del c.c. sobre la noci ón de acto jurídico La idea incorporada en el numeral citado, sobre acto jurídico, tiene un trasfondo, que nos lleva a relacionar el concepto de acto jurídico con el concepto de hecho jurídico. Existe una relación de género-especie entre el hecho jurídico y el acto jurídico. En ese entender, el acto Hecho jurídico, es aquel acontecimiento o suceso natural o humano que por sí o junto con otros produce efectos jurídicos, que como tal, se constituye mediata o inmediatamente en fuente de toda relación jurídica o en causa de su extinción. El acto jurídico se deriva del hecho jurídico. Ergo, no todo hecho es hecho jurídico. el hecho es jurídico en la medida en que produzca efectos jurídicos, que se les haya establecido previamente como tales en la normatividad del ordenamiento jurídico. El hecho jurídico puede estar constituido por un acontecimiento de la naturaleza, como también por sucesos originados con la intervención humana. Los hechos jurídicos de origen natural, son aquellos donde la causa radica en la presencia de los fenómenos de la naturaleza, donde no participa la voluntad humana Es decir, se trata de hechos producidos independientemente de la voluntad humana. EJEMPLOS: movimiento sísmico, alud, inundaciones, deslizamiento de tierras, lluvias, catástrofes en general, etc. Hechos que solo serán hechos jurídicos y por tanto relevantes para el Derecho en cuanto se produzca una consecuencia jurídica o un efecto jurídico, como la adquisición, modificación o extinción de un derecho. En ese sentido, ante el supuesto de un movimiento sísmico que produce la desaparición de bienes, que acarrea la pérdida del derecho sobre los mismos, estaremos ante un hecho que ha generado un efecto jurídico. Empero, ante el supuesto de un alud en una zona desértica no ocupada por seres humanos, estaremos ante un hecho que no ha generado ningún efecto jurídico. Los hechos jurídicos de origen humano, son aquellos producidos con intervención de la voluntad humana. la presencia de dicha voluntad humana, los hace necesariamente hechos jurídicos. Ejemplos: robos, accidentes automovilísticos, accidentes aéreos, etc. los cuales, son hechos realizados por una conducta humana, aun cuando la conducta humana sea omisiva. Sin embargo, no existe criterios absolutos para distinguir entre hechos naturales y hechos humanos, como generadores de hechos jurídicos. Piénsese en la muerte, que considerada en sí misma, es siempre un hecho natural, pero que puede configurar un hecho humano cuando fue causada por un homicidio. Igualmente, puede ocurrir con una onda sísmica originada por un experimento atómico o nuclear, donde no basta la generación natural del hecho, pues en su producción se presenta de manera mediata o indirecta, la intervención de la voluntad humana. Clasificación de los Hechos Jurídicos Natural Hecho Jurídico Lícito Voluntario Humano Ilícito Involuntario
Cuando el hecho jurídico tiene origen humano y es
voluntario porque es ejecutado con discernimiento, intención y libertad, como también lícito, porque guarda conformidad con el ordenamiento jurídico, recién constituye acto jurídico. Por tanto, el hecho jurídico, cuando tiene origen en un hecho natural, siendo carente de voluntariedad, no forma acto jurídico. Este se forma cuando el hecho jurídico tiene origen en un hecho humano, caracterizado por ser voluntario, lícito, con voluntad manifestada y correlacionada con los efectos que el sujeto quiere producir. Es decir, solo cuando el hecho jurídico presenta concurrentemente todas las características precitadas, constituye acto jurídico. ¿Cuándo el hecho jurídico es voluntario? Cuando es producido por la voluntad humana, esto es, cuando tiene voluntariedad, la cual, puede provenir de una persona capaz o incapaz. ¿Cuándo el hecho jurídico es lícito? Cuando está permitido por la ley, ya que la determinación del acto jurídico descarta a todo hecho ilícito. ¿Cuándo el hecho jurídico es con voluntad manifestada? Cuando la voluntad interna se manifiesta, ya que la voluntad no manifestada no puede dar lugar a la formación de un acto jurídico. ¿Cuándo el hecho jurídico es correlacionado con los efectos que el sujeto quiere producir? Cuando la manifestación de voluntad responde a la intención del sujeto, para lograr los efectos que quiere, Ejemplos de Actos Jurídicos Los contratos, el matrimonio, el testamento, etc. Todos ellos, son ejemplos de actos jurídicos, porque en los mismos se presenta concurrentemente todas las características antes señaladas. Existe una variedad y clases de actos jurídicos. Los que hemos indicado son apenas unos cuantos dentro de ellos. En ese entender, el Código Civil, perteneciendo al ámbito del Derecho Privado, sólo legisla respecto de los actos jurídicos generados en la voluntad privada. Por ende, la norma civil no legisla sobre los actos jurídicos generados en la voluntad pública, los cuales, están normados, según corresponda, por la Carta Magna, las normas reguladoras de las funciones públicas y por el Código Procesal Civil. Los actos jurídicos generados en la voluntad pública son la formación, promulgación y vigencia de una ley, igualmente, los realizados por los funcionarios públicos en el ejercicio de sus funciones y los efectuados por los magistrados en las actuaciones procesales o jurisdiccionales. Dichos actos jurídicos no son generados en la voluntad privada sino en la voluntad pública. Esa voluntad pública, está originada en la investidura que legitima a los facultados para legislar, funcionarios públicos y magistrados, según sea el caso y en forma respectiva, para realizar actos legislativos, actos administrativos y actos procesales o jurisdiccionales, que por su propia naturaleza, perteneciendo al ámbito del Derecho público, no son los actos jurídicos normados por nuestro Código Civil. Requisitos para la validez del Acto Jurídico Para que el acto jurídico tenga existencia jurídica, resulta necesaria la presencia de los elementos esenciales generales, señalados como requisitos en el Art. 140 del C.C. La carencia de uno de estos requisitos conduce a la nulidad de dicho acto jurídico. Nuestro ordenamiento civil reconoce 2 clases de nulidad: absoluta y relativa, que trataremos en clases Análisis del Art. 140 del C.C. sobre los requisitos de validez del acto jurídico Manifestación de Voluntad Según la noción incorporada en el Art. 140 del C.C., el acto jurídico es una manifestación de voluntad, consecuentemente, ella constituye el fundamento principal, la esencia misma del acto jurídico, como tal, está implícita en los demás requisitos del mismo, conforme hemos señalado en forma precedente. La manifestación de voluntad es el elemento externo dentro del proceso formativo de la voluntad jurídica. La manifestación de voluntad es el medio de exteriorización de la voluntad interna, para que dicha voluntad interna tenga efectos jurídicos necesita de su manifestación, pues si la misma se mantiene en el fuero interno de la persona no puede constituir ningún acto jurídico. La manifestación de voluntad es la conclusión del proceso formativo de la voluntad jurídica. Dicho proceso formativo de la voluntad jurídica tiene 2 etapas perfectamente diferenciables y diferenciadas: una etapa subjetiva y una etapa objetiva. En la primera se forma la voluntad al interior del sujeto, mientras en la segunda la voluntad internamente formada se exterioriza. Esa voluntad interna, aquella que es formada al interior del sujeto, debe formarse sin vicios de la voluntad, justamente, para garantizar que su exteriorización sea fiel expresión de lo que el sujeto quiere. Posteriormente veremos los vicios de la voluntad y su tratamiento legal dentro de nuestra norma civil. La formación de la voluntad interna, correspondiente a la etapa subjetiva del proceso formativo de la voluntad jurídica, es la consecuencia de la conjugación y de la concurrencia de 3 factores : el discernimiento , la intención y la libertad, que son elementos internos dentro del proceso formativo de la voluntad jurídica, por los que se produce la formación de la voluntad interna. •Discernimiento: es la madurez intelectual para razonar, comprender y valorar el acto y sus consecuencias. •Intención: es el ejercicio correcto del discernimiento. •Libertad: es la facultad de elección entre varias opciones. Para que exista voluntad jurídica, se requiere la concurrencia de los elementos internos y del elemento externo antes mencionados. La voluntad interna queda formada con la concurrencia de los elementos internos precitados, la cual, para producir efectos jurídicos necesita del elemento externo de la manifestación de voluntad, es decir, se requiere que la voluntad interna sea manifestada. Modos de la Manifestación de Voluntad Según el Art. 141 del C.C. Expresa, cuando la voluntad del manifestante es exteriorizada en forma oral o escrita, mediante cualquier medio directo, manual, mecánico, electrónico u otro análogo. También es tal cuando se exterioriza por signos mímicos inequívocos. Tácita, cuando la voluntad del manifestante, sin que haya utilizado ningún medio directo, se infiere indubitablemente de una actitud o de circunstancias de comportamiento que son reveladoras de su existencia. En ese sentido, sobre los modos de manifestación de voluntad, podemos inferir lo siguiente: Es expresa, cuando el sujeto manifestante utiliza cualquier medio directamente dirigido a quien debe receptarla o conocerla, como destinatario de la misma. Es tácita, cuando el sujeto manifestante no utiliza un medio directo para dar a conocer su voluntad interna a quien debe receptarla o conocerla, como destinatario de la misma. Sí para la celebración del acto jurídico, la ley exige la manifestación de voluntad expresa y la voluntad no se exterioriza de este modo, no puede considerarse que existe una manifestación de voluntad tácita. Esta es una salvedad que formula el Art.141 del C.C., respecto de la manifestación de voluntad tácita, que se debe tener presente para su mejor conceptuación. La manifestación de voluntad tácita, no debe entenderse como una voluntad cuya existencia se presume, sino más bien como una voluntad que debe inferirse de manera indudable, esto es, de una actitud o de circunstancias de comportamiento donde se pone de manifiesto la existencia de la voluntad interna. Ejemplos de la Manifestación de Voluntad Expresa •Cuando cada contrayente manifiesta su voluntad de contraer matrimonio en el acto de su celebración. Art.259 del C.C. •Cuando el testador deja expresada su última voluntad en un testamento. Art. 686 del C.C. •Cuando el vendedor manifiesta su voluntad de vender y el comprador manifiesta su voluntad de comprar. Art.1529 del C.C. •Cuando el postor levanta la mano en una subasta o en un acto de remate. Art.737 del C.P.C. Ejemplos de la Manifestación de Voluntad Tácita • Cuando testamentariamente se instituye un legado sobre un bien, que posteriormente es vendido por el mismo testador, entonces, esa enajenación, revela la voluntad revocatoria del legado. Art. 757 del C.C. • Cuando el representado celebra directamente el acto jurídico para el cual había designado un representante, entonces, ese proceder, significa la voluntad revocatoria de la representación. Art.151 del C.C. Agente Capaz La manifestación de voluntad para generar el acto jurídico debe emanar de agente capaz, entonces, cuando el Art. 140-Inc. 1 del C.C. exige la capacidad como requisito de validez del acto jurídico, sin precisar si debe tratarse de capacidad de goce o de capacidad de ejercicio, interpretando dicho numeral, significa que el requisito exigido es la capacidad de ejercicio. agente capaz = sujeto capaz El requisito comentado es exigible tanto para la persona natural como para la persona jurídica, pues en ambos casos la manifestación de voluntad debe provenir de agente capaz. Precisamente, para que se coadyuve a la validez del acto jurídico. La persona jurídica, siendo un ente abstracto, está dotada de capacidad de ejercicio, la cual, opera mediante sus órganos, como la asamblea o la junta directiva, donde se forma la voluntad interna de la misma, para ser manifestada por medio de la representación, que puede ser conferida a cualquiera de sus órganos, como la gerencia o a cualquier persona física, acorde a su norma estatutaria. La capacidad de ejercicio es la aptitud del ser humano para celebrar sus actos jurídicos por sí mismo. Es la capacidad que le permite adquirir y ejercitar con su propia voluntad derechos subjetivos, así como asumir con su propia voluntad deberes jurídicos, mediante los actos jurídicos que celebra. La capacidad de goce es la aptitud del sujeto de derecho para ser titular de derechos y deberes u obligaciones. Esta capacidad, siendo inherente al ser humano, no le basta para celebrar actos jurídicos por sí mismo, sin embargo, debe tenerse presente que dicha cualidad jurídica, acorde a su contenido y alcances, constituye el sustrato de la capacidad de ejercicio. Congruentemente, respecto de la capacidad para la celebración del acto jurídico, nuestra norma civil, solo reconoce esa capacidad al sujeto que tenga capacidad de ejercicio, esto es, cuando esté apto para ejercitar por sí sus derechos o contraer los deberes u obligaciones, más no así cuando solo tenga capacidad de goce. El sujeto para adquirir plenamente la capacidad de ejercicio, según nuestra ley, necesariamente, debe tener discernimiento y alcanzar la mayoría de edad, pues el Derecho presume que con ello el sujeto logra su desarrollo psíquico y su madurez intelectual. El sujeto adquiere la capacidad de ejercicio de sus derechos civiles, cuando alcanza la mayoría de edad, esto es, a partir de los 18 años, por consiguiente, desde que tiene esa edad se encuentra apto para celebrar sus actos jurídicos por sí mismo, salvo que esté incurso en cualquiera de los supuestos previstos en los Arts. 43 y 44 del C.C., donde respectivamente se establece los supuestos de incapacidad absoluta y de incapacidad relativa. Por tanto, cuando el sujeto incurso en incapacidad absoluta, celebra directamente un acto jurídico, esa falta de capacidad de ejercicio determina la nulidad del acto jurídico. Mientras cuando el sujeto incurso en incapacidad relativa, celebra directamente un acto jurídico, esa falta de capacidad de ejercicio determina la anulabilidad del acto jurídico. Sin embargo, lo antes aludido admite algunas excepciones, cabalmente contenidas en los Arts. 227 y 1358 del C.C., referidos en forma respectiva a la anulabilidad por incapacidad relativa y a la contratación directa de incapaces, donde según sea el caso concreto, podría estarse ante casos donde no operaría la nulidad ni la anulabilidad del acto jurídico. Sin perjuicio de lo acotado, cualquier incapaz absoluto o relativo, puede celebrar actos jurídicos totalmente validos, mediante la institución de la representación legal, establecida por ley, para que la persona incapaz de obrar por sí misma, pueda realizar su esfera jurídica, esto es, ejercer sus derechos y obligaciones a través la representación legal. Cuando hablamos de la incapacidad absoluta o relativa, queda claro que nos referimos a la falta de la capacidad de ejercicio de cualquier persona natural, por tratarse de una persona menor de edad o de una persona en la condición de incapacidad absoluta o relativa, la cual, puede ser suplida mediante la representación legal, ejercida por los padres, el tutor o por el curador, según sea el caso. También se puede materializar actos jurídicos, totalmente validos, recurriendo a la figura de la representación voluntaria, donde un sujeto titular de un derecho y con capacidad de ejercicio, ejercitando la autonomía de la voluntad, confiere a otro sujeto el poder para representarlo en la celebración de determinado acto jurídico. En conclusión, el requisito de la capacidad debe ser obligatoriamente cumplido por el sujeto interviniente en el acto jurídico, sea persona natural o jurídica, para que su manifestación de voluntad provenga de un agente capaz y coadyuve a la validez del acto jurídico, donde el poder para obrar puede atribuirse a otra persona, mediante la representación legal o mediante la representación voluntaria, según corresponda. Objeto del Acto Jurídico La noción del objeto y su precisión, es una cuestión sumamente compleja y debatible, pues entre los tratadistas existe diversas posiciones. Ergo, no existe un concepto puro de objeto, por eso, recurrimos a la expresada por el jurista Fernando Vidal Ramirez, quien trata este requisito de validez del acto jurídico en forma más correspondiente a la posición adoptada por nuestro Código Civil. Noción sobre el Objeto del Acto Jurídico Según el jurista Fernando Vidal Ramírez, el objeto del acto jurídico son los derechos, deberes u obligaciones que genera el mismo acto jurídico y que como tales se les integra a la relación jurídica que dicho acto jurídico crea, regula, modifica o extingue. El objeto puede ser material o inmaterial. Ejemplos de Objeto del Acto Jurídico • En los actos jurídicos patrimoniales, como la compraventa, el objeto sería la creación de una obligación, que para el vendedor es la transferencia de la propiedad del bien vendido, mientras para el comprador sería el pago del precio convenido. • En los actos jurídicos extrapatrimoniales, como el matrimonio el objeto sería los derechos y deberes inherentes a la relación conyugal, mientras en el reconocimiento de un hijo el objeto sería la relación paterno – filial. • En un otorgamiento de testamento, el objeto sería la creación de una situación jurídica, tal como es el estatus de heredero. • En una emancipación, el objeto sería la creación de una situación jurídica, tal como es el estatus de emancipado. En ese orden de ideas, sustentándonos en las conclusiones desarrolladas por reputados juristas, las personas intervinientes en el acto jurídico, como celebrantes del mismo, siendo las partes de la relación jurídica que se constituye entre ellas, no son el objeto del acto jurídico, pues el objeto es todo aquello que es externo al sujeto y que no sea otro sujeto. Caracteres del Objeto Conforme a lo dispuesto en el Art. 140 – Inc. 2 del C.C., el objeto, para constituirse en requisito de validez del acto jurídico, debe ser posible física y jurídicamente, asi como determinado o cuando menos determinable, justamente, para que se pueda realizar o ejecutar los derechos, deberes u obligaciones integrados a la relación jurídica. Objeto Físicamente Posible Significa que la relación jurídica con sus derechos, deberes u obligaciones, debe tener existencia al tiempo de efectuar el acto jurídico o tener la posibilidad objetiva de existir a partir de un hecho actual, con adecuación a las leyes de la naturaleza, caso contrario, estaremos ante el supuesto de un objeto físicamente imposible. Ejemplos de Objeto Físicamente Posible El contrato de compraventa de una plantación o el contrato de compraventa de los frutos de una plantación. Siendo así, no puede ser objeto del acto jurídico, por no ser físicamente posible, la transferencia de un derecho a una persona ya fallecida, asimismo, la constitución de un derecho real sobre una cosa inexistente, etc. Objeto Jurídicamente Posible Significa que la relación jurídica con sus derechos, deberes u obligaciones, debe tener conformidad con el ordenamiento jurídico y por ende no ser contraria al mismo. El ordenamiento jurídico comprende el ordenamiento legal, los principios generales inspiradores del orden público , la costumbre, la jurisprudencia y la doctrina. Ejemplos sobre Objeto Jurídicamente Posible • La transferencia de la propiedad de bienes que están en el comercio, es decir, los que son susceptibles de negociarse. No son susceptibles de negociarse los bienes que son de uso público, como tampoco los bienes de la sociedad de gananciales por solo uno de los cónyuges sin la intervención del otro. • La constitución de una hipoteca sobre un bien inmueble, más no así la constitución de una hipoteca sobre un bien mueble. Objeto Determinado Significa que la relación jurídica con sus derechos y deberes u obligaciones, debe estar identificada en el momento de la celebración del acto jurídico. Objeto Significa que laDeterminable relación jurídica con sus derechos y deberes u obligaciones, no está identificada en el momento de la celebración del acto jurídico, pero existe la posibilidad de identificarla. Ejemplo sobre Objeto Determinado Como cuando en el mismo momento de celebrarse un contrato de compraventa, se determina el precio materia de pago. Ejemplo de Objeto Determinable Como cuando en un contrato de compraventa, se confía la determinación del precio a un tercero designado en dicho contrato o que se designará posteriormente. Fin Lícito La exigencia de este requisito, significa que el motivo o la causa determinante de la celebración del acto jurídico debe ser conforme al ordenamiento jurídico, para que cuando sea exteriorizado con la manifestación de la voluntad, tal ordenamiento jurídico pueda amparar la autonomía privada, es decir, pueda tutelar los efectos queridos y producidos por las partes mediante el acto jurídico. El fin del acto jurídico se da en relación con cada acto jurídico en particular, según su especie y nominación, debidamente asignado por el ordenamiento jurídico, que debe ser respetado por los celebrantes del acto jurídico, para que dicho fin sea lícito. El fin lícito también es denominado como finalidad lícita, el uso de ambas expresiones, varía según la posición asumida por los distintos juristas. La celebración de un acto jurídico sobre reconocimiento de hijo extramatrimonial, teniendo como fin conferir al reconocido el derecho al nombre, el derecho a los alimentos, el derecho a la herencia, entre otros, constituye ejemplo de un acto jurídico con evidente fin lícito, justamente, porque el motivo determinante de dicho acto jurídico tiene conformidad con el ordenamiento jurídico. Observancia de la Forma Prescrita, bajo sanción de Nulidad La forma es la manera como se manifiesta la voluntad de los sujetos para la celebración del acto jurídico. Ergo, no puede haber acto jurídico sin forma, la cual, es indesligable de la manifestación de voluntad. La forma viene a ser el aspecto externo de la misma.
La forma, dentro de nuestra codificación civil, tiene un
tratamiento diferenciado. Cuando la ley no designa una forma específica para la celebración de un acto jurídico, entonces, significa que estamos ante actos jurídicos no formales, donde se permite a sus celebrantes el uso de una forma voluntaria o libre, que conforme al principio de libertad de forma, faculta a dichos celebrantes para elegir la forma que se juzgue conveniente por los mismos. Pero cuando la ley impone el cumplimiento de una forma para la celebración de un acto jurídico, entonces, significa que estamos ante actos jurídico formales, donde sus celebrantes están obligados a observar el uso de la forma legal prefijada por ley, que debe cumplirse por los mismos, pues esa forma constituye un requisito de validez del acto jurídico. El tratamiento diferenciado de la forma, tiene directa relación con la trascendencia familiar, patrimonial o social que pueda tener el acto jurídico o con la trascendencia que se le atribuya al mismo. En ese entender, dentro del tratamiento de la forma, se evidencia la presencia gravitante del orden público, interesado en que la forma coadyuve a la seguridad jurídica. La forma tiene una finalidad práctica constituida por su finalidad probatoria, pues la forma es un medio probatorio de la existencia y del contenido del acto jurídico, por eso, es recomendable la adopción de una forma escrita. Lo antedicho, no se opone a la celebración de los actos jurídicos en forma verbal, que solo es permitida para los actos jurídicos sin trascendencia familiar, patrimonial o social. rmas prescritas por la ley con carácter imperati
Cuando la ley civil establece el cumplimiento de
ciertas formas para determinados actos jurídicos, entonces, no rige el principio de libertad de forma, justamente, porque están sujetos a formas legales. Tales formas legales son clasificadas en forma ad solemnitatem y en forma ad probationem. La forma ad solemnitatem, siendo un requisito para la validez del acto jurídico, por ser consustancial al mismo, su inobservancia genera la nulidad del acto jurídico. La forma ad probationem, siendo que solo incide en la prueba de la existencia del acto jurídico y que la misma puede acreditarse utilizando cualquier otro medio probatorio, su inobservancia no genera la nulidad del acto jurídico. Son ejemplos de la forma ad solemnitatem, la celebración del acto jurídico de donación de bienes inmuebles por escritura pública, como también la celebración del acto jurídico de fianza por escrito. Arts. 1625 y 1871 del C.C. Esto es así, porque en ambos casos, la inobservancia de la forma prescrita por la ley se sanciona con la nulidad del acto jurídico. Son ejemplos de la forma ad probationem, la celebración del acto jurídico de mutuo con garantía hipotecaria por escritura pública, como también la celebración del matrimonio sujeto a ciertas formalidades. Arts. 259,1097 y 1098 del C.C. Esto es así, porque en ambos casos, la inobservancia de la forma prescrita por la ley no se sanciona con la nulidad del acto jurídico . Para determinar la clase de forma impuesta por la ley, uno de los criterios dentro de otros no menos importantes, será constatar sí la disposición va acompañada de las palabras bajo pena o sanción de nulidad u otras equivalentes conminatorias, ergo, en el supuesto de contener las palabras aludidas, estaremos ante una forma ad solemnitatem, caso contrario, estaremos ante una forma ad probationem. Sintetizando, cuando nuestro Código Civil distingue entre formas voluntarias y formas legales, lo hace basándose en la presencia gravitante del orden público y de las buenas costumbres, por cuyo imperio y en función a la ley limita el ejercicio del principio de libertad de forma , mediante la imposición de las formas legales, que son de obligatorio cumplimiento en los actos jurídicos formales. Considerando lo anteriormente expuesto, se colige que la forma referida en el Art. 140 – Inc. 4 del C.C., como requisito de validez del acto jurídico, viene a ser la forma ad solemnitatem. Es decir, solo dicha forma, al estar prescrita como consustancial al acto jurídico, constituye un requisito para la validez del mismo, por ello, su inobservancia se sanciona con la nulidad del acto jurídico.