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ESCUELA ACADÉMICO PROFESIONAL

DE DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS


III CICLO ACADÉMICO

DERECHO CIVIL – ACTO JURÍDICO

DOCENTE: WILBER VALDIVIA GAMBOA


Unidad de aprendizaje-1
Acto Jurídico

La teoría del acto jurídico, es producto de la doctrina


clásica francesa, fue introducida en nuestra
codificación civil en el año 1936 por Manuel Augusto
Olaechea, pero su constructor teórico y difusor en la
doctrina nacional fue José León Barandiarán.
La teoría del acto jurídico plantea el rol de la voluntad
humana en la generación de diversas relaciones
jurídicas.
La relación jurídica, son las diferentes vinculaciones
jurídicas existentes entre 2 o más situaciones
jurídicas.
La situación jurídica es un haz de atribuciones,
derechos, deberes, obligaciones y calificaciones
jurídicas que recibe una persona al adoptar un estatus
determinado frente al Derecho.
Es importante conocer los conceptos precitados,
porque ello nos da una mejor idea sobre la noción
del acto jurídico y sobre la noción del objeto del
mismo.
La teoría del acto jurídico se encuentra
desarrollada legislativamente en el libro II del
Código Civil, regulando solamente los actos
jurídicos generados en la autonomía privada,
también conocida como voluntad privada o
autonomía de la voluntad.
Dicha teoría, se irradia a todo el Derecho objetivo,
trasciende al Derecho civil y al Derecho privado y
llega al Derecho público.
Autonomía de la Voluntad Noción
Es un principio, consistente en el poder que el
ordenamiento jurídico otorga a los sujetos para la
regulación de sus propios intereses, esto es,
reconocer soberanía a los sujetos para gobernar
su esfera jurídica, con sujeción a las limitaciones
impuestas por las normas legales imperativas, el
orden público o por las buenas costumbres.
Entonces, recalcando, debe quedar claro que los
actos jurídicos regulados en el Código Civil son
únicamente los correspondientes a la expresión
de la autonomía de la voluntad. Esos actos
jurídicos, como se ha precisado, son
pertenecientes a la esfera del Derecho privado.
La libertad de contratar y la libertad contractual
están dentro del principio glosado.
El principio comentado, es respetado por la
Constitución y por el Código Civil, donde al mismo
tiempo se le disciplina, para salvaguardar los
principios de justicia y evitar el abuso del
derecho. Art. 2 – Inc. 12 de la Carta Magna, Art. V.
del T.P. del C.C. y Art. 1354 del C.C.
La vigencia de tal principio, implica un
reconocimiento a la libertad del ser humano y a
su tutela jurídica.
Por eso, todo texto normativo de relaciones
jurídicas, sin que sea una afirmación hiperbólica,
está insuflado de la teoría del acto jurídico, aún
cuando sea de Derecho público.
En ese sentido, el estudio del acto jurídico es
fundamental para conocer, interpretar y aplicar
el derecho.
El desarrollo legislativo de la teoría del acto
jurídico, tiene su norma medular en el Art.
140 del C.C., donde se incorpora una noción
del acto jurídico y los requisitos para la
validez del mismo.
En ese sentido, el Art. 140 del C.C., tiene
especial relevancia, para conocer el
tratamiento legal del acto jurídico dentro de
nuestro ordenamiento civil.
Noción del Acto
Jurídico
El acto jurídico es la manifestación de voluntad
destinada a crear, regular, modificar o extinguir
relaciones jurídicas.
Dicha noción se encuentra incorporada en el Art.
140 del C.C., otorgando a dicha manifestación de
voluntad , la condición de generadora del acto
jurídico, siempre y cuando cumpla ciertos
requisitos necesarios para su validez.
Requisitos de Validez del Acto
1.Agente capaz Jurídico
2. Objeto física y jurídicamente posible, así como
objeto determinado o cuando menos
determinable
3. Fin lícito
4. Observancia de la forma prescrita bajo sanción de
nulidad (este requisito solo se aplica cuando se
trata de los actos jurídicos ad solemnitatem)
Considerando la definición legislativa del acto jurídico,
contenida en el Art. 140 del C.C., debidamente
concordado con el Art. 219 - Inc. 3 del mismo cuerpo
legal y acorde a lo determinado por reconocidos
tratadistas, se considera la manifestación de voluntad
como requisito de validez del acto jurídico, pese a no
estar expresada en la enumeración establecida en el
Art. 140 del C.C., porque ella constituye la esencia
misma del acto jurídico, pues se trata de la generadora
del acto jurídico.
Esos requisitos de validez del acto jurídico,
también denominados elementos esenciales
de carácter general dentro de la estructura
del acto jurídico, son aplicables a todos los
actos jurídicos sin excepción alguna, su
presencia es indispensable en la generalidad
de los actos jurídicos, como requisitos
necesarios para su validez y eficacia.
Sin embargo, cada acto jurídico en particular,
conforme a su clase o categoría, aparte de los
elementos esenciales de carácter general,
requiere de la presencia de otros elementos
llamados elementos esenciales de carácter
especial, justamente, para poder alcanzar su
propia nominación y diferenciarse de los
demás actos jurídicos.
Análisis del art. 140 del c.c.
sobre la noci
ón de acto jurídico
La idea incorporada en el numeral citado, sobre acto
jurídico, tiene un trasfondo, que nos lleva a relacionar
el concepto de acto jurídico con el concepto de hecho
jurídico.
Existe una relación de género-especie entre el hecho
jurídico y el acto jurídico. En ese entender, el acto
Hecho jurídico, es aquel acontecimiento
o suceso natural o humano que por sí o
junto con otros produce efectos jurídicos,
que como tal, se constituye mediata o
inmediatamente en fuente de toda
relación jurídica o en causa de su
extinción.
El acto jurídico se deriva del hecho
jurídico.
Ergo, no todo hecho es hecho jurídico. el
hecho es jurídico en la medida en que
produzca efectos jurídicos, que se les haya
establecido previamente como tales en la
normatividad del ordenamiento jurídico.
El hecho jurídico puede estar constituido por
un acontecimiento de la naturaleza, como
también por sucesos originados con la
intervención humana.
Los hechos jurídicos de origen
natural, son aquellos donde la causa
radica en la presencia de los fenómenos
de la naturaleza, donde no participa la
voluntad humana
Es decir, se trata de hechos producidos
independientemente de la voluntad
humana.
EJEMPLOS: movimiento sísmico, alud,
inundaciones, deslizamiento de tierras, lluvias,
catástrofes en general, etc.
Hechos que solo serán hechos jurídicos y por
tanto relevantes para el Derecho en cuanto se
produzca una consecuencia jurídica o un efecto
jurídico, como la adquisición, modificación o
extinción de un derecho.
En ese sentido, ante el supuesto de un movimiento
sísmico que produce la desaparición de bienes, que
acarrea la pérdida del derecho sobre los mismos,
estaremos ante un hecho que ha generado un efecto
jurídico.
Empero, ante el supuesto de un alud en una zona
desértica no ocupada por seres humanos, estaremos
ante un hecho que no ha generado ningún efecto
jurídico.
Los hechos jurídicos de origen humano,
son aquellos producidos con intervención de la
voluntad humana. la presencia de dicha voluntad
humana, los hace necesariamente hechos
jurídicos.
Ejemplos: robos, accidentes automovilísticos,
accidentes aéreos, etc. los cuales, son hechos
realizados por una conducta humana, aun cuando
la conducta humana sea omisiva.
Sin embargo, no existe criterios absolutos
para distinguir entre hechos naturales y
hechos humanos, como generadores de
hechos jurídicos.
Piénsese en la muerte, que considerada
en sí misma, es siempre un hecho
natural, pero que puede configurar un
hecho humano cuando fue causada por
un homicidio.
Igualmente, puede ocurrir con una onda
sísmica originada por un experimento
atómico o nuclear, donde no basta la
generación natural del hecho, pues en su
producción se presenta de manera
mediata o indirecta, la intervención de
la voluntad humana.
Clasificación de los Hechos
Jurídicos
Natural
Hecho Jurídico Lícito
Voluntario
Humano Ilícito
Involuntario

Cuando el hecho jurídico tiene origen humano y es


voluntario porque es ejecutado con discernimiento,
intención y libertad, como también lícito, porque guarda
conformidad con el ordenamiento jurídico, recién
constituye acto jurídico.
Por tanto, el hecho jurídico, cuando tiene origen en un
hecho natural, siendo carente de voluntariedad, no
forma acto jurídico. Este se forma cuando el hecho
jurídico tiene origen en un hecho humano, caracterizado
por ser voluntario, lícito, con voluntad manifestada y
correlacionada con los efectos que el sujeto quiere
producir.
Es decir, solo cuando el hecho jurídico presenta
concurrentemente todas las características precitadas,
constituye acto jurídico.
¿Cuándo el hecho jurídico es
voluntario?
Cuando es producido por la voluntad
humana, esto es, cuando tiene
voluntariedad, la cual, puede provenir de
una persona capaz o incapaz.
¿Cuándo el hecho jurídico es lícito?
Cuando está permitido por la ley, ya que la
determinación del acto jurídico descarta a
todo hecho ilícito.
¿Cuándo el hecho jurídico es con voluntad
manifestada?
Cuando la voluntad interna se manifiesta, ya que la
voluntad no manifestada no puede dar lugar a la
formación de un acto jurídico.
¿Cuándo el hecho jurídico es correlacionado
con los efectos que el sujeto quiere
producir?
Cuando la manifestación de voluntad responde a la
intención del sujeto, para lograr los efectos que quiere,
Ejemplos de Actos Jurídicos
Los contratos, el matrimonio, el testamento, etc.
Todos ellos, son ejemplos de actos jurídicos,
porque en los mismos se presenta
concurrentemente todas las características antes
señaladas.
Existe una variedad y clases de actos jurídicos. Los
que hemos indicado son apenas unos cuantos
dentro de ellos.
En ese entender, el Código Civil, perteneciendo al
ámbito del Derecho Privado, sólo legisla respecto
de los actos jurídicos generados en la voluntad
privada.
Por ende, la norma civil no legisla sobre los actos
jurídicos generados en la voluntad pública, los
cuales, están normados, según corresponda, por
la Carta Magna, las normas reguladoras de las
funciones públicas y por el Código Procesal Civil.
Los actos jurídicos generados en la voluntad
pública son la formación, promulgación y
vigencia de una ley, igualmente, los realizados
por los funcionarios públicos en el ejercicio de
sus funciones y los efectuados por los
magistrados en las actuaciones procesales o
jurisdiccionales.
Dichos actos jurídicos no son generados en la
voluntad privada sino en la voluntad pública.
Esa voluntad pública, está originada en la
investidura que legitima a los facultados para
legislar, funcionarios públicos y magistrados,
según sea el caso y en forma respectiva, para
realizar actos legislativos, actos administrativos y
actos procesales o jurisdiccionales, que por su
propia naturaleza, perteneciendo al ámbito del
Derecho público, no son los actos jurídicos
normados por nuestro Código Civil.
Requisitos para la validez del Acto
Jurídico
Para que el acto jurídico tenga existencia jurídica,
resulta necesaria la presencia de los elementos
esenciales generales, señalados como requisitos en
el Art. 140 del C.C.
La carencia de uno de estos requisitos conduce a la
nulidad de dicho acto jurídico. Nuestro
ordenamiento civil reconoce 2 clases de nulidad:
absoluta y relativa, que trataremos en clases
Análisis del Art. 140 del C.C. sobre los
requisitos de validez del acto jurídico
Manifestación de Voluntad
Según la noción incorporada en el Art. 140 del C.C., el acto
jurídico es una manifestación de voluntad,
consecuentemente, ella constituye el fundamento principal,
la esencia misma del acto jurídico, como tal, está implícita en
los demás requisitos del mismo, conforme hemos señalado
en forma precedente.
La manifestación de voluntad es el elemento externo dentro
del proceso formativo de la voluntad jurídica.
La manifestación de voluntad es el medio de
exteriorización de la voluntad interna, para que dicha
voluntad interna tenga efectos jurídicos necesita de
su manifestación, pues si la misma se mantiene en el
fuero interno de la persona no puede constituir
ningún acto jurídico.
La manifestación de voluntad es la conclusión del
proceso formativo de la voluntad jurídica.
Dicho proceso formativo de la voluntad
jurídica tiene 2 etapas perfectamente
diferenciables y diferenciadas: una etapa
subjetiva y una etapa objetiva.
En la primera se forma la voluntad al interior
del sujeto, mientras en la segunda la
voluntad internamente formada se
exterioriza.
Esa voluntad interna, aquella que es formada al
interior del sujeto, debe formarse sin vicios de
la voluntad, justamente, para garantizar que su
exteriorización sea fiel expresión de lo que el
sujeto quiere.
Posteriormente veremos los vicios de la
voluntad y su tratamiento legal dentro de
nuestra norma civil.
La formación de la voluntad interna,
correspondiente a la etapa subjetiva del proceso
formativo de la voluntad jurídica, es la
consecuencia de la conjugación y de la
concurrencia de 3 factores : el discernimiento , la
intención y la libertad, que son elementos
internos dentro del proceso formativo de la
voluntad jurídica, por los que se produce la
formación de la voluntad interna.
•Discernimiento: es la madurez
intelectual para razonar,
comprender y valorar el acto y sus
consecuencias.
•Intención: es el ejercicio correcto
del discernimiento.
•Libertad: es la facultad de
elección entre varias opciones.
Para que exista voluntad jurídica, se requiere la
concurrencia de los elementos internos y del
elemento externo antes mencionados.
La voluntad interna queda formada con la
concurrencia de los elementos internos precitados,
la cual, para producir efectos jurídicos necesita del
elemento externo de la manifestación de voluntad,
es decir, se requiere que la voluntad interna sea
manifestada.
Modos de la Manifestación de
Voluntad
Según el Art. 141 del C.C.
Expresa, cuando la voluntad del manifestante es
exteriorizada en forma oral o escrita, mediante cualquier
medio directo, manual, mecánico, electrónico u otro análogo.
También es tal cuando se exterioriza por signos mímicos
inequívocos.
Tácita, cuando la voluntad del manifestante, sin que haya
utilizado ningún medio directo, se infiere indubitablemente
de una actitud o de circunstancias de comportamiento que
son reveladoras de su existencia.
En ese sentido, sobre los modos de manifestación de
voluntad, podemos inferir lo siguiente:
Es expresa, cuando el sujeto manifestante utiliza
cualquier medio directamente dirigido a quien debe
receptarla o conocerla, como destinatario de la
misma.
Es tácita, cuando el sujeto manifestante no utiliza un
medio directo para dar a conocer su voluntad interna
a quien debe receptarla o conocerla, como
destinatario de la misma.
Sí para la celebración del acto jurídico, la ley
exige la manifestación de voluntad expresa y la
voluntad no se exterioriza de este modo, no
puede considerarse que existe una
manifestación de voluntad tácita.
Esta es una salvedad que formula el Art.141 del
C.C., respecto de la manifestación de voluntad
tácita, que se debe tener presente para su
mejor conceptuación.
La manifestación de voluntad tácita, no
debe entenderse como una voluntad cuya
existencia se presume, sino más bien
como una voluntad que debe inferirse de
manera indudable, esto es, de una actitud
o de circunstancias de comportamiento
donde se pone de manifiesto la existencia
de la voluntad interna.
Ejemplos de la Manifestación de Voluntad
Expresa
•Cuando cada contrayente manifiesta su voluntad de
contraer matrimonio en el acto de su celebración.
Art.259 del C.C.
•Cuando el testador deja expresada su última voluntad en
un testamento. Art. 686 del C.C.
•Cuando el vendedor manifiesta su voluntad de vender y
el comprador manifiesta su voluntad de comprar.
Art.1529 del C.C.
•Cuando el postor levanta la mano en una subasta o en un
acto de remate. Art.737 del C.P.C.
Ejemplos de la Manifestación de Voluntad
Tácita
• Cuando testamentariamente se instituye un legado
sobre un bien, que posteriormente es vendido por el
mismo testador, entonces, esa enajenación, revela la
voluntad revocatoria del legado. Art. 757 del C.C.
• Cuando el representado celebra directamente el acto
jurídico para el cual había designado un
representante, entonces, ese proceder, significa la
voluntad revocatoria de la representación. Art.151
del C.C.
Agente Capaz
La manifestación de voluntad para generar el acto
jurídico debe emanar de agente capaz, entonces,
cuando el Art. 140-Inc. 1 del C.C. exige la
capacidad como requisito de validez del acto
jurídico, sin precisar si debe tratarse de capacidad
de goce o de capacidad de ejercicio,
interpretando dicho numeral, significa que el
requisito exigido es la capacidad de ejercicio.
agente capaz = sujeto capaz
El requisito comentado es exigible
tanto para la persona natural como
para la persona jurídica, pues en ambos
casos la manifestación de voluntad
debe provenir de agente capaz.
Precisamente, para que se coadyuve a
la validez del acto jurídico.
La persona jurídica, siendo un ente abstracto,
está dotada de capacidad de ejercicio, la
cual, opera mediante sus órganos, como la
asamblea o la junta directiva, donde se
forma la voluntad interna de la misma, para
ser manifestada por medio de la
representación, que puede ser conferida a
cualquiera de sus órganos, como la gerencia
o a cualquier persona física, acorde a su
norma estatutaria.
La capacidad de ejercicio es la aptitud del
ser humano para celebrar sus actos
jurídicos por sí mismo. Es la capacidad que
le permite adquirir y ejercitar con su
propia voluntad derechos subjetivos, así
como asumir con su propia voluntad
deberes jurídicos, mediante los actos
jurídicos que celebra.
La capacidad de goce es la aptitud del
sujeto de derecho para ser titular de
derechos y deberes u obligaciones. Esta
capacidad, siendo inherente al ser
humano, no le basta para celebrar actos
jurídicos por sí mismo, sin embargo,
debe tenerse presente que dicha
cualidad jurídica, acorde a su contenido
y alcances, constituye el sustrato de la
capacidad de ejercicio.
Congruentemente, respecto de la capacidad
para la celebración del acto jurídico, nuestra
norma civil, solo reconoce esa capacidad al
sujeto que tenga capacidad de ejercicio, esto
es, cuando esté apto para ejercitar por sí sus
derechos o contraer los deberes u
obligaciones, más no así cuando solo tenga
capacidad de goce.
El sujeto para adquirir plenamente la
capacidad de ejercicio, según nuestra
ley, necesariamente, debe tener
discernimiento y alcanzar la mayoría de
edad, pues el Derecho presume que con
ello el sujeto logra su desarrollo
psíquico y su madurez intelectual.
El sujeto adquiere la capacidad de ejercicio de
sus derechos civiles, cuando alcanza la mayoría
de edad, esto es, a partir de los 18 años, por
consiguiente, desde que tiene esa edad se
encuentra apto para celebrar sus actos jurídicos
por sí mismo, salvo que esté incurso en
cualquiera de los supuestos previstos en los Arts.
43 y 44 del C.C., donde respectivamente se
establece los supuestos de incapacidad absoluta
y de incapacidad relativa.
Por tanto, cuando el sujeto incurso en
incapacidad absoluta, celebra directamente un
acto jurídico, esa falta de capacidad de ejercicio
determina la nulidad del acto jurídico.
Mientras cuando el sujeto incurso en
incapacidad relativa, celebra directamente un
acto jurídico, esa falta de capacidad de ejercicio
determina la anulabilidad del acto jurídico.
Sin embargo, lo antes aludido admite algunas
excepciones, cabalmente contenidas en los
Arts. 227 y 1358 del C.C., referidos en forma
respectiva a la anulabilidad por incapacidad
relativa y a la contratación directa de
incapaces, donde según sea el caso concreto,
podría estarse ante casos donde no operaría
la nulidad ni la anulabilidad del acto jurídico.
Sin perjuicio de lo acotado, cualquier incapaz
absoluto o relativo, puede celebrar actos jurídicos
totalmente validos, mediante la institución de la
representación legal, establecida por ley, para que
la persona incapaz de obrar por sí misma, pueda
realizar su esfera jurídica, esto es, ejercer sus
derechos y obligaciones a través la representación
legal.
Cuando hablamos de la incapacidad absoluta o
relativa, queda claro que nos referimos a la falta
de la capacidad de ejercicio de cualquier persona
natural, por tratarse de una persona menor de
edad o de una persona en la condición de
incapacidad absoluta o relativa, la cual, puede
ser suplida mediante la representación legal,
ejercida por los padres, el tutor o por el curador,
según sea el caso.
También se puede materializar actos
jurídicos, totalmente validos, recurriendo a la
figura de la representación voluntaria, donde
un sujeto titular de un derecho y con
capacidad de ejercicio, ejercitando la
autonomía de la voluntad, confiere a otro
sujeto el poder para representarlo en la
celebración de determinado acto jurídico.
En conclusión, el requisito de la capacidad debe ser
obligatoriamente cumplido por el sujeto
interviniente en el acto jurídico, sea persona natural
o jurídica, para que su manifestación de voluntad
provenga de un agente capaz y coadyuve a la
validez del acto jurídico, donde el poder para obrar
puede atribuirse a otra persona, mediante la
representación legal o mediante la representación
voluntaria, según corresponda.
Objeto del Acto Jurídico
La noción del objeto y su precisión, es una cuestión
sumamente compleja y debatible, pues entre los
tratadistas existe diversas posiciones.
Ergo, no existe un concepto puro de objeto, por eso,
recurrimos a la expresada por el jurista Fernando
Vidal Ramirez, quien trata este requisito de validez
del acto jurídico en forma más correspondiente a la
posición adoptada por nuestro Código Civil.
Noción sobre el Objeto del Acto
Jurídico
Según el jurista Fernando Vidal Ramírez, el
objeto del acto jurídico son los derechos,
deberes u obligaciones que genera el mismo acto
jurídico y que como tales se les integra a la
relación jurídica que dicho acto jurídico crea,
regula, modifica o extingue.
El objeto puede ser material o inmaterial.
Ejemplos de Objeto del Acto
Jurídico
• En los actos jurídicos patrimoniales, como la
compraventa, el objeto sería la creación de
una obligación, que para el vendedor es la
transferencia de la propiedad del bien
vendido, mientras para el comprador sería
el pago del precio convenido.
• En los actos jurídicos extrapatrimoniales, como el
matrimonio el objeto sería los derechos y deberes
inherentes a la relación conyugal, mientras en el
reconocimiento de un hijo el objeto sería la relación
paterno – filial.
• En un otorgamiento de testamento, el objeto sería la
creación de una situación jurídica, tal como es el estatus
de heredero.
• En una emancipación, el objeto sería la creación de una
situación jurídica, tal como es el estatus de emancipado.
En ese orden de ideas, sustentándonos en
las conclusiones desarrolladas por
reputados juristas, las personas
intervinientes en el acto jurídico, como
celebrantes del mismo, siendo las partes
de la relación jurídica que se constituye
entre ellas, no son el objeto del acto
jurídico, pues el objeto es todo aquello
que es externo al sujeto y que no sea otro
sujeto.
Caracteres del Objeto
Conforme a lo dispuesto en el Art. 140 – Inc. 2
del C.C., el objeto, para constituirse en requisito
de validez del acto jurídico, debe ser posible
física y jurídicamente, asi como determinado o
cuando menos determinable, justamente, para
que se pueda realizar o ejecutar los derechos,
deberes u obligaciones integrados a la relación
jurídica.
Objeto Físicamente Posible
Significa que la relación jurídica con sus
derechos, deberes u obligaciones, debe tener
existencia al tiempo de efectuar el acto jurídico o
tener la posibilidad objetiva de existir a partir de
un hecho actual, con adecuación a las leyes de la
naturaleza, caso contrario, estaremos ante el
supuesto de un objeto físicamente imposible.
Ejemplos de Objeto Físicamente
Posible
El contrato de compraventa de una plantación o el
contrato de compraventa de los frutos de una
plantación.
Siendo así, no puede ser objeto del acto jurídico,
por no ser físicamente posible, la transferencia de
un derecho a una persona ya fallecida, asimismo,
la constitución de un derecho real sobre una cosa
inexistente, etc.
Objeto Jurídicamente Posible
Significa que la relación jurídica con sus
derechos, deberes u obligaciones, debe tener
conformidad con el ordenamiento jurídico y
por ende no ser contraria al mismo.
El ordenamiento jurídico comprende el
ordenamiento legal, los principios generales
inspiradores del orden público , la costumbre,
la jurisprudencia y la doctrina.
Ejemplos sobre Objeto Jurídicamente
Posible
• La transferencia de la propiedad de bienes que están en el
comercio, es decir, los que son susceptibles de negociarse.
No son susceptibles de negociarse los bienes que son de
uso público, como tampoco los bienes de la sociedad de
gananciales por solo uno de los cónyuges sin la
intervención del otro.
• La constitución de una hipoteca sobre un bien inmueble,
más no así la constitución de una hipoteca sobre un bien
mueble.
Objeto Determinado
Significa que la relación jurídica con sus derechos
y deberes u obligaciones, debe estar identificada
en el momento de la celebración del acto
jurídico. Objeto
Significa que laDeterminable
relación jurídica con sus
derechos y deberes u obligaciones, no está
identificada en el momento de la celebración del
acto jurídico, pero existe la posibilidad de
identificarla.
Ejemplo sobre Objeto Determinado
Como cuando en el mismo momento de celebrarse un
contrato de compraventa, se determina el precio
materia de pago.
Ejemplo de Objeto Determinable
Como cuando en un contrato de compraventa, se
confía la determinación del precio a un tercero
designado en dicho contrato o que se designará
posteriormente.
Fin Lícito
La exigencia de este requisito, significa que el motivo
o la causa determinante de la celebración del acto
jurídico debe ser conforme al ordenamiento jurídico,
para que cuando sea exteriorizado con la
manifestación de la voluntad, tal ordenamiento
jurídico pueda amparar la autonomía privada, es
decir, pueda tutelar los efectos queridos y
producidos por las partes mediante el acto jurídico.
El fin del acto jurídico se da en relación con cada
acto jurídico en particular, según su especie y
nominación, debidamente asignado por el
ordenamiento jurídico, que debe ser respetado
por los celebrantes del acto jurídico, para que
dicho fin sea lícito.
El fin lícito también es denominado como
finalidad lícita, el uso de ambas expresiones,
varía según la posición asumida por los distintos
juristas.
La celebración de un acto jurídico sobre
reconocimiento de hijo extramatrimonial,
teniendo como fin conferir al reconocido el
derecho al nombre, el derecho a los alimentos, el
derecho a la herencia, entre otros, constituye
ejemplo de un acto jurídico con evidente fin lícito,
justamente, porque el motivo determinante de
dicho acto jurídico tiene conformidad con el
ordenamiento jurídico.
Observancia de la Forma
Prescrita, bajo sanción de Nulidad
La forma es la manera como se manifiesta la voluntad
de los sujetos para la celebración del acto jurídico.
Ergo, no puede haber acto jurídico sin forma, la cual,
es indesligable de la manifestación de voluntad. La
forma viene a ser el aspecto externo de la misma.

La forma, dentro de nuestra codificación civil, tiene un


tratamiento diferenciado.
Cuando la ley no designa una forma específica
para la celebración de un acto jurídico, entonces,
significa que estamos ante actos jurídicos no
formales, donde se permite a sus celebrantes el
uso de una forma voluntaria o libre, que
conforme al principio de libertad de forma,
faculta a dichos celebrantes para elegir la forma
que se juzgue conveniente por los mismos.
Pero cuando la ley impone el cumplimiento
de una forma para la celebración de un acto
jurídico, entonces, significa que estamos ante
actos jurídico formales, donde sus
celebrantes están obligados a observar el uso
de la forma legal prefijada por ley, que debe
cumplirse por los mismos, pues esa forma
constituye un requisito de validez del acto
jurídico.
El tratamiento diferenciado de la forma, tiene
directa relación con la trascendencia familiar,
patrimonial o social que pueda tener el acto
jurídico o con la trascendencia que se le atribuya
al mismo.
En ese entender, dentro del tratamiento de la
forma, se evidencia la presencia gravitante del
orden público, interesado en que la forma
coadyuve a la seguridad jurídica.
La forma tiene una finalidad práctica constituida
por su finalidad probatoria, pues la forma es un
medio probatorio de la existencia y del contenido
del acto jurídico, por eso, es recomendable la
adopción de una forma escrita.
Lo antedicho, no se opone a la celebración de los
actos jurídicos en forma verbal, que solo es
permitida para los actos jurídicos sin
trascendencia familiar, patrimonial o social.
rmas prescritas por la ley con carácter imperati

Cuando la ley civil establece el cumplimiento de


ciertas formas para determinados actos jurídicos,
entonces, no rige el principio de libertad de
forma, justamente, porque están sujetos a formas
legales.
Tales formas legales son clasificadas en forma ad
solemnitatem y en forma ad probationem.
La forma ad solemnitatem, siendo un
requisito para la validez del acto jurídico, por ser
consustancial al mismo, su inobservancia genera
la nulidad del acto jurídico.
La forma ad probationem, siendo que solo
incide en la prueba de la existencia del acto
jurídico y que la misma puede acreditarse
utilizando cualquier otro medio probatorio, su
inobservancia no genera la nulidad del acto
jurídico.
Son ejemplos de la forma ad solemnitatem, la
celebración del acto jurídico de donación de
bienes inmuebles por escritura pública, como
también la celebración del acto jurídico de
fianza por escrito. Arts. 1625 y 1871 del C.C.
Esto es así, porque en ambos casos, la
inobservancia de la forma prescrita por la ley
se sanciona con la nulidad del acto jurídico.
Son ejemplos de la forma ad probationem, la
celebración del acto jurídico de mutuo con
garantía hipotecaria por escritura pública, como
también la celebración del matrimonio sujeto a
ciertas formalidades. Arts. 259,1097 y 1098 del
C.C.
Esto es así, porque en ambos casos, la
inobservancia de la forma prescrita por la ley no
se sanciona con la nulidad del acto jurídico .
Para determinar la clase de forma impuesta por
la ley, uno de los criterios dentro de otros no
menos importantes, será constatar sí la
disposición va acompañada de las palabras bajo
pena o sanción de nulidad u otras equivalentes
conminatorias, ergo, en el supuesto de contener
las palabras aludidas, estaremos ante una forma
ad solemnitatem, caso contrario, estaremos ante
una forma ad probationem.
Sintetizando, cuando nuestro Código Civil
distingue entre formas voluntarias y formas
legales, lo hace basándose en la presencia
gravitante del orden público y de las buenas
costumbres, por cuyo imperio y en función a la
ley limita el ejercicio del principio de libertad de
forma , mediante la imposición de las formas
legales, que son de obligatorio cumplimiento en
los actos jurídicos formales.
Considerando lo anteriormente expuesto, se
colige que la forma referida en el Art. 140 – Inc. 4
del C.C., como requisito de validez del acto
jurídico, viene a ser la forma ad solemnitatem.
Es decir, solo dicha forma, al estar prescrita como
consustancial al acto jurídico, constituye un
requisito para la validez del mismo, por ello, su
inobservancia se sanciona con la nulidad del acto
jurídico.

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