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SISTEMA UROGENITAL
El sistema urinario y el sistema genital, desde una perspectiva
embrionaria y anatómica están interrelacionados de manera estrecha.
Al comenzar la cuarta semana del desarrollo, los primeros túbulos excretores del
mesonefros aparecen durante la regresión del sistema pronéfrico. Se alargan con
rapidez, producen un asa en forma de S y adquieren una red de capilares que
desarrollarán un glomérulo en su extremidad medial.
Alrededor del glomérulo los túbulos dan origen a la cápsula de Bowman y juntas estas estructuras
constituyen un corpúsculo renal. Lateralmente el túbulo penetra en el conducto colector
longitudinal llamado mesonéfrico o conducto de Wolff.
A mediados del segundo mes del desarrollo, el mesonefros forma un órgano voluminoso a cada
lado de la línea media, que protruye hacia la cavidad abdominal, al cual se une la gónada en
desarrollo situada en el lado interno del mesodermo. El relieve formado por ambos órganos se
denomina pliegue o cresta urogenital.
Al tiempo que los túbulos mesonéfricos caudales están en diferenciación, los túbulos y
glomérulos más craneales degeneran y, al final del periodo embrionario (segundo mes),
gran parte del mesonefros ha desaparecido. En el varón, los túbulos mesonéfricos
caudales y el conducto mesonéfrico persisten y participan en la formación del aparato
genital; sin embargo, en el sexo femenino desaparecen completamente.
Metanefros: el riñón definitivo
El metanefros o riñón permanente, tercer órgano urinario, aparece en la quinta
semana. Sus unidades excretoras se desarrollan a partir del mesodermo
metanéfrico de la misma manera que en el sistema mesonéfrico. El desarrollo del
sistema de conductos no es igual al de otros sistemas renales.
En el humano, el metanefros o riñón definitivo aparece durante la quinta semana de desarrollo.
Está formado por dos partes que se originan por separado, la porción excretora a partir del
mesodermo o blastema metanéfrico, mientras el sistema de conductos o colector proviene a partir del
brote o yema ureteral.
Sistema colector
Los conductos colectores del riñón permanente se originan en la yema ureteral,
una excrecencia del conducto mesonéfrico cercano a su entrada en la cloaca. La
yema penetra en el tejido metanéfrico, que en su extremo distal adquiere la
forma de un casquete. Más tarde la yema se dilata formando la pelvis renal
primitiva; se divide en porciones craneal y caudal: los futuros cálices Mayores.
Cada cáliz produce dos yemas mientras penetra en el tejido metanéfrico. Las yemas
continúan subdividiéndose hasta crear 12 o más generaciones de túbulos. Mientras tanto, en
la periferia aparecen más túbulos antes del final del quinto mes.
Los túbulos del segundo orden se agrandan absorbiendo los de tercera y cuarta generaciones,
produciendo así los cálices menores de la pelvis renal. Al proseguir el desarrollo, los túbulos
colectores de la quinta generación y de las posteriores se alargan mucho y convergen en el
cáliz formando la pirámide renal.
La yema ureteral da origen a las siguientes estructuras: uréter, pelvis renal, cálices mayores
y menores, aproximadamente de 1 a 3 millones de túbulos colectores.
Sistema excretor
Los túbulos colectores recién formados están recubiertos en su extremo distal por un
casquete de tejido metanéfrico. Bajo la influencia inductiva del túbulo, las células
del casquete tisular producen pequeñas vesículas –las vesículas renales– que dan
origen a túbulos pequeños en forma de S
Los capilares crecen hasta dentro del espacio delimitado en un extremo de la
S, diferenciándose allí en glomérulos. Esos túbulos junto con sus glomérulos
forman nefronas o unidades excretoras. El extremo proximal de cada nefrona
da origen a la cápsula de Bowman profundamente hendida por un glomérulo
La orina de los fetos humanos cerca del nacimiento, tiene una osmolaridad
muy baja, con concentración baja de potasio, urea y fosfato, pero con valores
relativamente altos de sodio y cloruros.
El metanefros se hace funcional al final del primer trimestre del embarazo. La orina se
deposita en la cavidad amniótica y se mezcla con el líquido amniótico, el cual es
deglutido por el feto, pasa al intestino, el líquido es absorbido e incorporado a la
sangre, desde donde llega a los riñones para depositarse de nuevo en el líquido
amniótico
https://youtu.be/TnjbF7ziHO8
ANOMALIAS CONGENITAS
Riñón lobulado: se caracteriza por conservar la
disposición lobulada fetal. No altera la función renal.
Agenesia renal:
generalmente se produce por insuficiencia en la formación o,
desaparición
temprana de la yema ureteral. Otras propuestas incluyen
insuficiencia del brote para hacer contacto con el blastema
metanéfrico, ausencia del
blastema o regresión del brote ureteral. Las malformaciones
urogenitales congénitas, tales como la agenesia renal, se
acompañan con frecuencia de
malformaciones de los oídos externos.
La duplicación parcial o completa del uréter:
se produce por bifurcación tempana del brote ureteral. En este caso, el tejido metanéfrico se
puede dividir en dos partes, cada una de las cuales posee pelvis renal y uréter propios. Sin
embargo, lo más frecuente es que las dos porciones presenten varios lóbulos comunes, como
consecuencia de que se entremezclan los túbulos colectores. En algunos casos, poco
frecuentes, un uréter desemboca en la vejiga mientras que el otro es ectópico y penetra en la
vagina, la uretra o el vestíbulo
Ectopia renal: se refiere a un riñón que no se encuentra
en la fosa lumbar y que no es debido a tosis.
Se produce a menudo por insuficiencia del ascenso
y su modelo vascular corresponde al nivel de donde
cesó este.