La literatura nace de la necesidad del ser humano de contar sus
sentimientos y experiencias, y emplea la palabra como instrumento. De ahí
que en una obra literaria sea tan importante lo que se dice (el fondo) como la forma de decirlo (la forma). El lenguaje literario intenta embellecer la expresión; los escritores escogen aquellas palabras que parecen más llamativas y originales con el fin de sorprender al lector y conseguir que se fije más en el mensaje. Para embellecer su expresión el autor utiliza figuras retóricas. Las obras literarias pueden estar escritas en prosa o en verso. La prosa es la manera espontánea de hablar y escribir: Luego se durmieron, pues la noche no había sido tranquila, y no hicieron nada hasta la tarde. El verso se divide en fragmentos más o menos largos (los versos) que tienen un ritmo parecido, un número de sílabas similar (la medida) y unos sonidos semejantes al final (la rima): Cultivo una rosa blanca, en julio como en enero, Para el amigo sincero Que me da su mano franca. Principales figuras retóricas La personificación. Consiste en atribuir cualidades humanas o acciones propias de seres humanos a animales o cosas: Rodando por el monte/ Bajó la niebla al campo. / Se enredó en las aliagas, / se despeinó en los álamos, /se peinó en los espinos, / se recostó en los pastos. La comparación o símil relaciona dos elementos que poseen cierta semejanza: Dejó todo el paisaje / con los ojos vendados. / El dormir es como un puente /que va del hoy al mañana. / Por debajo como un sueño, / pasa el agua. La metáfora consiste en asociar dos elementos muy diferentes de la realidad y presentarlos como iguales en virtud real o imaginada de alguna semejanza entre ellos: El viento, músico de octubre, / pasa por los cañales amarillos. … El sol es un pájaro cautivo / que revuela en la jaula azul del cielo. Hipérbole consiste en una exageración de la realidad que busca impresionar al lector: Quiero escarbar la tierra con los dientes. Principales figuras retóricas Anáfora. Repetición inicial de palabra en varios versos. Fonte frida, / Fone frida, / Fonte frida con amor. Paralelismo. Repetición de la misma estructura sintáctica en dos o más versos. Amigo el que yo más quería, / venid al alba del día. / Venid el que yo más amaba / venid a la luz del día. Aliteración. Repetición de sonidos en un mismo verso. El sillbo de los aires amorosos. Encabalgamiento. El sentido de un enunciado no queda completo en un verso, sino que continúa en el siguiente. Yo voy soñando caminos / de la tarde. ¡Las colinas / doradas, los verdes pinos. Hipérbole. Exageración desmesurada. Por tu amor me duele el aire, el corazón y el sombero Principales figuras retóricas Antítesis. Contraposición de dos elementos en un mismo contexto. La peor soledad es sentirse solo estando acompañado. Símbolo. Empleo de un elemento concreto que remite a otro abstracto por convención cultural. La balanza es símbolo de la justicia; la paloma, de la paz; la cruz del cristianismo. Una vez tuve un clavo / clavado en el corazón, / y yo no me acuerdo ya si era aquel clavo de oro, de hierro o de amor. Interrogación retórica. Pregunta que no busca respuesta, sino expresar el estado de ánimo del poeta. ¿Qué es la vida? / me preguntas mientras me desanomoras? / me olvidas, me arruinas. La literatura proviene del término latino littera “letra” y normalmente se asocia al texto escrito. Sin embargo, la literatura no nació vinculada a la escritura. La literatura está emparentada con textos como los rezos, las fórmulas mágicas, los relatos míticos o los cánticos, que se transmitían oralmente, sin apenas modificaciones en su expresión. Las primeras manifestaciones literarias surgieron como respuesta a la necesidad que sintieron los pueblos de explicar el mundo, de recordar su pasado o de expresar sus sentimientos. Aunque creadas por autores concretos, estas composiciones pertenecían a toda la comunidad, que, al reproducirlas, las mantenía vivas. En épocas remotas, la literatura fue un medio de comunicación a través del cual se daba noticia de acontecimientos importantes para la historia de los pueblos. Las primeras manifestaciones literarias (cuentos, leyendas, canciones…) se memorizaban y se transmitían oralmente de generación en generación. Estas composiciones se difundían de forma oral, pues pocas personas sabían leer y escribir, y su difusión tenía lugar en grupo. Para memorizar los textos, resultaban indispensables el verso y la música. No sabemos quien los ha inventado, por lo tanto son anónimos, pero los reproducimos de manera casi idéntica, introduciendo ligeros cambios bien por gusto o bien por fallos de la memoria. Hoy en día aprendemos de esta forma canciones infantiles, cuentos o chistes. A partir de un momento determinado, la literatura oral se recogió por escrito para impedir que los textos se olvidaran. Los primeros textos recogidos por escrito eran de contenido religioso. Poco a poco se pusieron por escrito otras composiciones de interés general para evitar su olvido y transmitirlas a las generaciones futuras. Con este fin, se crearon unos lugares especiales: las bibliotecas. Más tarde, surgieron obras literarias escritas por autores concretos que reflejaban su interés individual, no el general de la comunidad. Los texto literarios se agrupan en géneros por su contenido (tema que tratan) y por la forma en que están escritos (narración, diálogo…). Un género es un modelo, un conjunto de rasgos que permiten agrupar los textos literarios que presentan características comunes. Existen cuatro grandes géneros: Género narrativo. Engloba aquellas obras en las que un narrador cuenta una historia que les sucede a uno(s) personaje(s) en un lugar y un tiempo determinados (novela, cuento…) Género lírico. Abarca aquellos textos en los que el autor (poeta) expresa sus sentimientos y emociones. Género dramático. Incluye los textos en los que no existe la figura del narrador, sino que los personajes dialogan y actúan representando la acción sobre el escenario (comedia, tragedia, etc.). Género didáctico. Formado por textos que reflejan las opiniones sobre un tema del autor o pretenden enseñar algo al lector (fábulas, ensayos, artículos periodísticos). La principal finalidad de las obras literarias es entretener, proporcionar deleite, placer a los lectores; pero, también tiene otros propósitos: Algunas obras buscan jugar con el lenguaje inventando palabras que no existen. Songoro cosongo de mamey / Songoro la negra baila bien / Songoro pregunto te deje / Songoro le digo songoro que fue Otras solo buscan entretener como es el caso de las novelas de aventuras. Otras hacen reflexionar al lector mediante al crítica de determinados aspectos de la sociedad con la finalidad de cambiarlos. Otras obras ofrecen una enseñanza de tipo moral, es el caso de muchos cuentos.