La Edad Media abarca desde la caída del imperio romano (siglo V) hasta
finales del siglo XV (descubrimiento de América, conquista de Granad…).
Características del período medieval: La sociedad se organiza en tres estados: la nobleza (se dedicaban a la guerra), el clero (se encargaba de predicar el cristianismo) y los siervos, formados por los campesinos y ganaderos y por una incipiente burguesía – artesanos y comerciantes que se agrupaba en núcleos urbanos. La importancia de la religión en todos los ámbitos de la vida (teocentrismo) y las continuas guerras (entre diferentes reinos, religiones o entre facciones rivales dentro del mismo reino). La mayoría de la población era analfabeta, por lo que la literatura se difundió oralmente. La cultura escrita se desarrolla en los monasterios y, posteriormente, en las universidades. Durante la Edad Media conviven tres culturas en la Península Ibérica: cristiana, judía y musulmana. A lo largo de la Reconquista se alternaron épocas de paz y convivencia pacífica (escuela de Traductores de Toledo) y épocas de guerra y persecuciones por motivos religiosos. La literatura medieval hispánica se inicia en el siglo XI con las jarchas (pequeños poemas escritos en romance mozárabe) y termina con la publicación de La Celestina en 1499, obra de transición entre la E. Media y el Renacimiento. Los poemas épicos son narraciones extensas en verso en la que se relatan las hazañas de un héroe, es decir, un personaje con cualidades extraordinarias que sirve de modelo a una comunidad. Los poemas épicos castellanos reciben el nombre de cantares de gesta. El único que se conserva es el Cantar o Poema de Mio Cid Se considera anónimo, aunque en el manuscrito que se conserva se indica que Per Abbat lo escribió en 1207. Pero Per Abbat es solo un copista. El texto fue difundido oralmente por los juglares. El cantar narra las peripecias de Rodrigo Díaz de Vivar, conocido como el Cid Campeador. La obra se divide en tres partes o cantares, en las que se mezclan de manera verosímil sucesos y personajes históricos e inventados. 1. Cantar del destierro. Desterrado injustamente por Alfonso VI, el Cid abandona Castilla e intenta demostrar su lealtad luchando contra los musulmanes y ofreciendo al rey sus victorias. 2. Cantar de las bodas. Tras la conquista de Valencia, Rodrigo consigue el perdón del monarca, quien propone las bodas de las dos hijas del Cid con los infantes de Carrión, personajes pertenecientes a la nobleza, un estrato superior al del protagonista. 3. Cantar de la afrenta de Corpes. Los infantes, cobardes e interesados, son objeto de las burlas de los vasallos del Cid. Para vengarse, golpean despiadamente a sus mujeres en el robledal de Corpes. El Cid pide justicia al rey que convoca unas justas en las que los infantes son derrotados. La obra termina con las nuevas bodas de las hijas del Cid con los futuros reyes de Navarra y Aragón, que ocupan una posición social superior a los de los infantes. Mio Cid III En el poema se desarrollan dos temas: por un lado, la pérdida y recuperación por dos veces de la honra del héroe, es decir, su reputación y su rango social. Por otro, el éxito económico, material. Para conseguirlo, el héroe y sus caballeros deben combatir, “ganarse el pan” dirá el Cid. Así, sale desterrado sin nada y vuelve rico y honorable. Sus virtudes –valor, fidelidad al rey, mesura ,religiosidad, inteligencia- lo convierten en un modelo de comportamiento para la comunidad. Rasgos formales Los versos se agrupan en series de extensión variable y rima asonante denominada tiradas. La métrica es irregular, aunque predominan los versos de 14, 15 y 16 sílabas, divididos por una pausa o cesura en dos mitades o hemistiquios. El narrador es omnisciente, o sea, lo sabe todo y puede contar lo que sucede en distintos lugares a la vez. Domina el léxico referido a la guerra , a la religión y a las leyes. Usa el epíteto épico, formulas indirectas y laudatorias, para referirse al héroe: “el que en buen hora nació”, el que en buen hora ciño la espada”, “el buen Campeador”, “el de la barba florida”. Un romance es un poema narrativo constituido por una serie indefinida de versos octosílabos con rima asonante en los versos pares, mientras que los impares se quedan sueltos: 8- 8a8-8a8-8a… El Romancero viejo es el conjunto de los romances de autor anónimo transmitidos oralmente por los juglares o por el pueblo. Surgen a partir del s. XIV a partir de los fragmentos de los poemas épicos que despertaban mayor interés entre el público. Clasificación Los romances históricos. Tratan sobre hechos sucedidos en la realidad. El pueblo los consideraba “auténticos noticieros”. El tema fundamental es la lucha entre cristianos y musulmanes durante la Reconquista. Los romances literarios. Se basan en crónicas o poemas épicos anteriores. Sus protagonistas son los héroes que aparecían en los Cantares de Gesta: el Cid, los Infantes de Lara, Fernán González, Carlomagno, Roldán. Los romances novelescos. Presentan hechos inventados. Temática variada: venganza, misterio, ausencia, aunque predominan los amorosos. Estilo Esencialidad. Se elimina cualquier elemento que no sea estrictamente necesario para el relato (pocos adjetivos, preferencia de la narración frente a la descripción). Dramatismo. Mediante el enfrentamiento de posturas contrarias gracias al uso constante del diálogo, uso de exclamaciones e interrogaciones, abundantes repeticiones y paralelismos que intensifican lo narrado. Uso de un lenguaje sencillo y claro. Además se emplean apelaciones al público para mantener su atención: “bien oiréis lo que dirá”. Estructura de los romances Presentan un principio brusco y un final repentino “fragmentarismo”. Esta técnica deja al espectador sorprendido, exigiéndole una atención máxima y obligándole a participar al tener que imaginar el desenlance. Romance del enamorado y la muerte
Un sueño soñaba anoche, en donde su amor vivía.
Soñito del alma mía, - ¿Cómo te podré yo abrir Soñaba con mis amores si la ocasión no es venida? Que en mis brazos los tenía. Mi padre no fue al palacio Vi entrar señora tan blanca Mi madre no está dormida. Muy más que la nieve fría. - Si no me abres esta noche, - ¿Por dónde has entrado, amor? ya no me abrirás, querida; ¿Cómo has entrado, mi vida? la Muerte me está buscando, Las puertas están cerradas, junto a tí, vida sería. Ventanas y celosías. - Vete bajo la ventana - No soy el amor, amante: donde labraba y cosía, la Muerte que Dios te envía. te echaré cordón de seda - ¡Ay, Muerte tan rigurosa, para que subas arriba, déjame vivir un día! y si el cordón no alcanzare Un día no puede ser, mis trenzas añadiría. una hora tienes de vida. La fina seda se rompe; Muy de prisa se calzaba, La Muerte que allí venía: Más de prisa se vestía; - Vamos, el enamorado, Ya se va para la calle, que la hora ya está cumplida. La muerte de Antoñito el Camboiro Voces de muerte sonaron Lo que en otros no envidiaban, cerca del Guadalquivir. ya lo envidiaban en mí. Voces antiguas que cercan Zapatos color corinto, voz de clavel varonil. medallones de marfil, Les clavó sobre las botas y este cutis amasado mordiscos de jabalí. con aceituna y jazmín. En la lucha daba saltos ¡Ay Antoñito el Camborio jabonados de delfín. digno de una Emperatriz! Bañó con sangre enemiga Acuérdate de la Virgen su corbata carmesí, porque te vas a morir. pero eran cuatro puñales ¡Ay Federico García, y tuvo que sucumbir. llama a la Guardia Civil! Cuando las estrellas clavan Ya mi talle se ha quebrado rejones al agua gris, como caña de maíz. cuando los erales sueñan Tres golpes de sangre tuvo verónicas de alhelí, y se murió de perfil. voces de muerte sonaron Viva moneda que nunca cerca del Guadalquivir. se volverá a repetir. Antonio Torres Heredia, Un ángel marchoso pone Camborio de dura crin, su cabeza en un cojín. moreno de verde luna, Otros de rubor cansado, voz de clavel varonil: encendieron un candil. ¿Quién te ha quitado la vida Y cuando los cuatro primos cerca del Guadalquivir? llegan a Benamejí, Mis cuatro primos Heredias voces de muerte cesaron hijos de Benamejí. cerca del Guadalquivir.