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EL APEGO

El apego puede definirse como un tipo particular


de vínculo designado para reflejar el lazo o unión
afectiva duradera que se establece en el
espacio/tiempo entre el bebé y el cuidador.
El vínculo de apego tiene una función diferente al
de otro tipo de vínculos: asegurarnos la
supervivencia.
• La teoría del apego mantiene que los modelos mentales de relación
formados a partir de las experiencias de interacción del niño con sus
cuidadoras determinan el sentimiento de seguridad o inseguridad en la
relación y condicionan la calidad del vínculo que el niño establece,
guiando los pensamientos, sentimientos y conductas en las posteriores
relaciones.

• La calidad del vínculo depende de la calidad de los cuidados. Y sobre


todo de la sensibilidad del cuidador principal, de la sensibilidad ante
las señales y comunicaciones del niño.
“El apego temprano influye, aunque no determina, al menos como único factor”

• Todos los colaboradores del hogar puente de amistad debemos ofrecer


experiencias de seguridad suficiente para reparar el apego inseguro del niño
sobreviviente de maltrato, abandono o abuso, las vinculaciones seguras
posteriores con personas especialmente capacitadas para ello, los denominados
tutores de resiliencia pueden contribuir beneficiosamente en el proceso de
transformación y desarrollo de la resiliencia secundaria.
• La resiliencia primaria la proporciona la experiencia de apego seguro con al menos
un cuidador, en los primeros años de vida.
• Debemos de poner en marcha unas pautas y unos modelos relacionales que
modifiquen esta inseguridad, sobre todo con los niños que presentan un trastorno
del apego.
Tipos de apego

Apego seguro Apego inseguro

Apego evitativo

Apego ansioso-
ambivalente

Apego
desorganizado
MANIFESTACIONES DEL APEGO EVITATIVO
2 años
• Acentuación o inhibición de la autonomía (basada en la evitación social y no en un apego seguro) esto es importante de
diferenciar porque la autonomía es un rasgo hipervalorado en los niños (porque no molestan al adulto al poder
autogestionarse).
3-5 años
• Conductas de evitación se convierten en inhibición psicológica
• Intereses en actividades, cosas y objetos por sobre relaciones y personas.
• Buenos chicos, colaboradores, perfeccionistas. Algunos pueden presentar rasgos obsesivos.
• 6 años en adelante
• Representación de sí mismo como fuertes, autosuficientes, que lo pueden controlar todo. En contraposición a una baja
autoestima.
• Representación de los otros como no disponibles, no confiables. Esto probablemente es así porque al principio el bebé
trató de conectar emocionalmente con el cuidador principal, pero el infante la primera lección inconsciente (grabada en
su memoria emocional) que recibió de aquél fue que los otros no están siempre disponibles cuando se les necesita y
por lo tanto, hay que dudar de su disponibilidad.
• Pueden presentar una hostilidad pasiva (no suelen ser agresivos o conflictivos) o presentar estallidos de rabia y
frustración.
• Pueden pasar desapercibidos por el profesor porque no suelen ser chicos problemáticos.
Adolescencia
• Pueden presentar diferentes grados de evitación (ser Reservados– autodependientes).
• Pueden presentar desde respuestas disociativas a trastornos disociativos.
• Dificultad en pedir ayuda, ser confrontado o aliviado.
• Dificultad en compartir y reflexionar sobre sus experiencias.
• Se muestran independientes, muy autosuficientes.
• Las relaciones interpersonales tienen un fin o funcionalidad.
• Relaciones con pares y noviazgos cortos y superficiales (Dificultad en la cercanía afectiva o
dependencia).
• Pueden presentar una respuesta camaleónica
• Pueden desarrollar conductas y obsesiones compulsivas,
• Descuido personal, obesidad, apariencia llamativa, pero que produce rechazo, como barrera a su
emocionalidad.
MANIFESTACIONES DEL APEGO ANSIOSO-
AMBIVALENTE
2 años
• Dificultad en explorar y curiosear el entorno. Se prefiere la fusión relacional que la autonomía.
• Vivencia intensa de vacío afectivo, necesidad, rabia, Frustración, resentimiento, miedo de
abandono. Todo se mezcla Y no se discrimina. No hay lenguaje interno. Este es auto-regulador de
las emociones y guía la conducta del niño. En este tipo de niños no está desarrollado. El dolor del
abandono no da espacio a los procesos cognitivos.
4 años en adelante
• Uso de estrategias coercitivas: ambas cronifican la dependencia: agresivas o indefensas.
• Contexto escolar: dificultad en la atención y concentración, demandas constantes de ayuda.
• Socialmente difíciles: buscan aprobación constante, rivalidad, celos, exclusividad, conductas
impulsivas, posesividad…
Adolescencia
• Utilización de las estrategias coercitivas.
• No saben cómo mantener, manejar ni disfrutar las relaciones.
• Dificultad de empatizar.
• Dificultad de reflexionar sobre su responsabilidad en las relaciones.
• Distorsiones cognitivas constantes en su modo de ver sus relaciones.
• Falta de responsabilidad y control.
• Exigencia constante.
• Conductas impulsivas y agresivas.
MANIFESTACIONES DEL APEGO DESORGANIZADO
2 años
4 años en adelante
• Irrumpirá en estallidos de cólera y • Estrategias conductuales más organizadas. Semejantes a otros estilos de apego o
mezcla de varios.
comportamientos demandantes.
• Comportamiento superficial con desconocidos.
• Puede irrumpir en el ambiente o • Propensión a actuar con grandiosidad y hacer reclamaciones extravagantes.
paralizarse. No prevé el peligro. • Agitación.

• Autoestimulación. • Rechazo de contacto físico o contacto inadecuado o invasivo.



• Conductas de exploración
Estallidos de cólera, rabia y violencia.
• Comportamientos oposicionistas o agresivos con pares o más pequeños.
desorganizadas.
• Culpabilizan a los que quieren ayudarle.
• El caminar y hablar es • Escaso contacto visual.

atemorizante. • Pobre sentido de humor.



• No sabe cómo utilizar la figura de •
Mentiras, robos, conductas coactivas.
Falta de conciencia, empatía y sensibilidad moral.
apego como fuente de seguridad
• Crueldad a los animales.
y alivio a su conducta.
REFLEXIÓN
•Cómo influyeron las experiencias tempranas con nuestros
cuidadores principales y otras figuras importantes con
respecto al apego de adultos.

•Cómo nos afecta esto en nuestra manera de ejercer la


parentalidad.
• La calidad del ambiente posterior del niño es el factor fundamental para reparar el apego y
conducirlo hacia formas menos graves de vinculación e incluso, ganarlo a la seguridad.
• Los hogares deben de crear un espacio convivencial de aceptación fundamental del niño,
ofrecer seguridad, confianza y respeto al menor de edad y proporcionarle una experiencia
vincular (Progresiva y adaptada a su patrón temprano de apego) que sea capaz, a la
larga, de, al menos, contribuir a la gestación en el niño de modelos operativos Internos
alternativos organizados y seguros, que incidan sobre los inseguros creados
tempranamente y que a menudo, contienen y mantienen creencias negativas sobre sí
mismo, los otros y el mundo que le rodea, tales como: “no Soy querible”, “no puedo
confiar en nadie”, “soy inseguro”, “estoy en peligro”, “La gente abandona”, “no
valgo”, etc., para ello necesitan de toda la implicación y ayuda de la red psicosocial que
rodea al niño o adolescente (psicoterapeuta, Psiquiatra, profesores, educadores…). Y
poner todos los medios necesarios para dotar al acogimiento de la mayor estabilidad
posible.
• Cursos de crianza terapéutica donde los colaboradores puedan
formarse para educar y criar a menores de edad que suelen presentar
eventos traumáticos múltiples, apego inseguro (algunas veces
desorganizado) y una afectación a su desarrollo global. Estos cursos
supondrían el trabajo de los padres y madres en cuanto a contenidos
pero también se formarían respecto a sus propios aspectos
emocionales y personales.
• Las representaciones de apego de los niños adoptados/acogidos se
mantienen bastante estables, es posible modificarlas progresivamente
con trabajo, paciencia y perseverancia si los adultos hacen una
crianza que repare las mismas.
CRIANZA TERAPÉUTICA
• Favorece la reparación y la sanación del niño afectado por trauma y/o
apegos inseguros o trastorno del apego. Además, que fomenta los
recursos resilientes internos del niño –sus fortalezas– para ponerlos al
servicio de ese proceso de sanación emocional.
• Los menores de edad con afectación al apego, trauma y a menudo
problemas de desarrollo precisan de adultos capacitados para asumir
un acompañamiento de naturaleza y efecto terapéutico. Muchos de
estos menores se benefician claramente de una parentalidad de estas
características porque se adecúa a las necesidades que presentan.
• Las dos competencias fundamentales que ponen en marcha un Sistema de
Cuidados Basado en los Buenos Tratos son: el Apego y la empatía. Aunque
metodológicamente las separamos, en realidad ambas están íntimamente
relacionadas y es difícil concebir la una sin la otra.
• Los padres y las madres con más probabilidad de tener hijos o niños con apego
seguro son los y las que han vivido a su vez, una experiencia de apego seguro con
al menos un adulto.
• También son capaces de criar hijos o niños con apego seguro aquellos adultos que
han reflexionado (y en consecuencia trabajado) sobre su modelo de apego
inseguro infantil y lo han conducido hacia la seguridad.
• Esta competencia como cuidador –la del apego– es fundamental porque genera
que el sistema de cuidados del adulto sea sensible, coherente y consistente. Hay
una capacidad en el adulto cuidador de entrar en conexión emocional, en sintonía
con el mundo emocional del niño y resonarlo.
• Los cuidadores con apegos seguros o ganados a la Seguridad, con fuerte capacidad
reflexiva, capaces de reflejar y contener el Mundo emocional y los impulsos indeseados
del niño, limitando la conducta con Firmeza si es necesario pero respetando el ser del
infante, siendo consistentes y Coherentes en su patrón relacional, respetando la
autonomía del niño y capaces de crear narraciones para las vivencias de este, por muy
traumáticas que sean, son cuidadores capacitados y preparados para ejercer una crianza
en general y Terapéutica en particular.
• Necesitan de formación específica y acompañamiento (Su trabajo genera un enorme
desgaste y ¡los cuidadores necesitan cuidados También!) en la educación y crianza de los
niños, pero son personas con una capacidad y un potencial enorme y muy beneficioso
para hacer sanar a los menores de edad de sus diferentes heridas por los traumas y
apegos inseguros sufridos al inicio de su vida. Evidentemente, implicarse en la crianza
terapéutica de un menor afectado y/o dañado por los malos tratos también puede
proporcionar experiencias muy gratificantes, especialmente cuando se asiste y se
comparte su proceso de transformación gracias a los buenos tratos. Muchos
Profesionales, acogedores y padres adoptivos pueden dar fe de ello.
• Un espacio terapéutico personal en el que puedan abordar contenidos propios de la
crianza terapéutica y reflexionar sobre su historia de vida, sus primeros años, las
relaciones con sus padres o primeros cuidadores, los posibles traumas no resueltos, sus
principios y valores a la hora de educar (dónde y con quiénes los aprendieron), etc. Y
cómo todo ello está influenciando consciente o inconscientemente en la relación, crianza y
educación de los menores.
• Es necesario que estos cuidadores desarrollen habilidades para detectar, comprender y
expresar sus propias emociones y para captar y entender empáticamente las de sus
propios hijos o niños, con el fin de que puedan propiciar experiencias en las que estos se
sientan sentidos, las más reparadoras y las que caracterizan a los apegos seguros y a las
mentes flexibles e integradas.
• Si no se recibe un apoyo de estas características y los cuidadores no son receptivos a
esta ayuda, las probabilidades de retraumatización del menor de edad, de ceses en los
acogimientos familiares, de abandonos por fracaso en la adopción (especialmente en la
adolescencia que es una etapa crítica para estos menores)… son muy altas.
• Los cuidadores deben de reflexionar constantemente sobre sí mismos y la Manera en que ejercen
su crianza y su labor educativa. Ser padres y madres, Cuidadores, profesionales… conscientes es
la clave. Autoconocerse. Los Cuidadores que no se cuestionan nada de nada sobre esto y todo lo
atribuyen al Niño se sitúan en una dinámica relacional y familiar de alto riesgo para la salud De este
y su futuro como adulto integrado en sociedad. Y cuando se trata de Menores de edad que ya han
vivido un abandono previo (abandono como Tipología de maltrato); que han debido de separarse
dolorosísimamente de sus Padres biológicos, familia y lugares de origen porque les fallaron y el
entorno Social no les protegió adecuadamente; que han sufrido daño emocional por Maltrato,
violencia, abuso…; que conocen, desde temprana edad, en su piel, lo Que son las desagradables
sensaciones corporales que se sienten –y la Desconcertante experiencia de verse invadidos por
contenidos del pasado Creyendo que todavía están pasando– cuando padeces un trauma; que han
Vivido la traición a su confianza de un adulto; que han tenido que luchar Atrozmente para poder
comer; que sus experiencias en suma, han sido de grave Inseguridad, terror e insensibilidad,
tenemos una gran responsabilidad entre Manos, la mayor que se puede tener: o favorecer su
sanación emocional o, Posiblemente, estar en alto riesgo de retraumatizarles.
Permanencia

Regulación Límites
PERMANENCIA
• Para que se interiorice a una figura adulta como figura de apego ha sido necesario que esta haya permanecido
estable en la vida del niño.
• El adulto tiene un papel fundamental en el desarrollo de la capacidad organizativa del niño y en la estabilización de
las funciones mentales de este.
• Al principio, el niño es totalmente dependiente del adulto para llevar adelante estas funcione.
• Los primeros años de vida, sin permanencia externa que supla a la interna el infante no puede desarrollar la noción
de sí mismo (self) ni, por lo tanto, podrá en un futuro permanecer organizadamente, si no está el adulto presente.
• Si queremos reparar el apego, necesitaremos dar al niño permanencia muchos acogidos han sufrido no solo una
sino, a veces, varias rupturas en el proceso de vinculación que logra la permanencia y la estabilización de las
funciones mentales.
• Si quieres que tu niño avance en este sentido hacia la seguridad, tienes que estar con él y acompañarle (sin invadir),
y muchas veces enseñarle con tu presencia tranquila (que es lo que va dando seguridad al niño) cómo comportarse,
actuar, responder… Incluso en los momentos de más tensión como los enfados –o cuando el niño ha desobedecido
o manifestado conductas problemáticas– no debemos amenazar con desaparecer. Podemos retirarnos un rato para
calmarnos (y así se le hace saber al menor de edad) pero dejando claro que no le abandonamos.
REGULACIÓN
• Propiciar una experiencia coreguladora (A través de interacciones comunicativas verbales y no
verbales) Adulto-niño donde ambos aprendan a graduar los niveles de activación y de excitación
nerviosa, siendo el papel del cuidador principal fundamental para constituirse en filtro estabilizador
del niño, calmándole, tranquilizándole y sosegándole cuando es necesario y activándole cuando el
infante se encuentre predispuesto al juego, a la risa, al placer… Así el niño, en el contexto de un
apego seguro, encuentra en el adulto los elementos emocionales necesarios para aprender a
autoregularse; herramientas que le permitirán posteriormente, relacionarse adecuadamente con los
demás niños y otros adultos.
• El cuidador principal es la primera escuela de aprendizaje de la inteligencia emocional y prepara
para la socialización. Porque se convierte en un modulador de los estados psicofisiológicos del
niño. La capacidad para la futura socialización del ser humano hunde sus raíces –en parte– en la
regulación óptima de los estados psicofisiológicos, experiencia que –como decimos– es tarea de
los cuidadores competentes.
• Como cuidadores terapéuticos hemos de incorporar a nuestra tarea es la de,
primero, gestionar bien nosotros nuestras propias emociones porque los niños con
problemas o trastorno del apego se benefician de adultos que son estables
emocionalmente y hábiles en la expresión de su mundo emocional.
• Los colaboradores del hogar deben ser una autoridad calmada para el niño y tratar
de ganarse la colaboración del mismo evitando avivar sus respuestas
disparadoras. Si se tomas conciencia de que no puedes gestionarte y enciendes el
cerebro reptiliano de tu niño constantemente, tienes que trabajarte este aspecto
con un tratamiento y apoyo psicoterapéutico orientado al ejercicio de la crianza.
• Se debe enseñar a los niños a autoregularse. Calmarlos con las palabras, con
gestos suaves pero firmes, con nuestra presencia serena pero segura, o a veces
con contención física es un modo de enseñarles a parar. No hace falta, ni mucho
menos, pensar siempre en ponerles consecuencias.
LÍMITES
• Dentro de los límites también incluimos una estructura y orden en el medio ambiente del niño en
cuanto a rutinas, horarios, marco normativo, Organización, predictibilidad, consistencia en el
mantenimiento de las normas…
• Establecer una estructura y una rutina ambiental, unas reglas claras, ser consistentes y firmes y
prever unas consecuencias. Algunos niños incluso, es lo primero que necesitarán: un entorno
protegido (estructurado, ordenado, amable y predecible) les dará sobre todo al principio, seguridad.
• Estos tres elementos: la permanencia (que va construyendo el vínculo), los límites y la regulación,
junto con la aceptación incondicional, son los ingredientes fundamentales que favorecen la
resiliencia: la capacidad que tienen estos menores de edad de transformarse bajo la influencia
reparadora de los padres adoptivos, acogedores, educadores, profesores… que actuarían como
tutores de resiliencia.
EL NNAJ EVITATIVO
• Aliarnos con sus dificultades, no criticarlas o ir en contra de las mismas.
• Acompañarles de una manera gradual a la conexión emocional con nosotros.
• Tratar de confrontarles o hacerles reflexionar utilizando un “tercer elemento”.
• Utilizar juegos, historias, películas o cuentos desde los que poder abordar sus dificultades.
• Evitar confirmar su esquema mental que contiene representaciones de rechazo o abandono
enactuando el mismo
• Cómo manejar los límites, la regulación y la permanencia con los niños y adolescentes evitativos
EL NNAJ ANSIOSO-AMBIVALENTE
• Damosmuestras de nuestra disponibilidad siempre. No exagerar esta disponibilidad en los
momentos de crisis o en los que el niño dramatice.
• Necesitan normas y límites claros, predecibles (qué se puede y no se puede hacer; qué está
permitido y qué no lo está) y consistencia en la respuesta de los adultos que conviven con ellos
(emocional y conductual).
• El adulto tiene que ser filtro estabilizador de NNAJ ansiosos-ambivalentes.
• Promover de pequeños a grandes retos donde se potencie y refuerce la autonomía del niño.
• La permanencia, los límites y la regulación de la figura de referencia del niño es clave.
EL

NNAJ CON APEGO DESORGANIZADO
Es mejor apelar –al menos inicialmente– a la colaboración que al vínculo porque al activar el sistema de apego
activan a su vez el de defensa.
• Necesitan una estructura firme que les dé contención y seguridad.
• Necesitan permanencia de las figuras responsables de su cuidado y normas y límites definidos, con amabilidad pero
con firmeza.
• Es muy importante no utilizar los castigos físicos ni aplicar costes de respuesta (quitarles paga, etc.). Este tipo de
medidas conductuales pueden disparar respuestas depredadoras, agresivas y en algunos casos, disociativas
(autolesionarse).
• Lo más apropiado pueden ser consecuencias que les enseñen a reparar sus acciones negativas, perjudiciales o
dañinas para los demás, lo cual fomenta la empatía. También son adecuadas consecuencias que enseñen.
• Necesitan tratamiento psicoterapéutico y probablemente psiquiátrico.
• Tratar de evitar las luchas de poder y redirigir sus deseos, impulsos y cambiante energía.
• Los responsables del cuidado del menor han de tratar de cuidarse ellos mismos porque la exigencia y el desafío que
supone hacerse cargo de este tipo de menores de edad son grandes.

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