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S E C C IÓN V I: E L S A L A RIO

C A P. 1 7 : L A R E M U N E R A C I Ó N
DEL TRABAJO

C A P. 1 8 : S A L A R I O P O R
TIEMPO

C A P. 1 9 : S A L A R I O P O R
PIEZAS

C A P. 2 0 : D I F E R E N C I A S
NACIONALES EN LOS
SALARIOS
CAP. 17: COMO EL VALOR DE LA FUERZA
DE TRABAJO SE CONVIERTE EN SALARIO
El salario percibido por el obrero se presenta Pues bien, expresado este valor diario de la fuerza
como el precio del trabajo, como una de trabajo como valor del trabajo de un día,
determinada suma de dinero que se paga por una tendremos que: el trabajo de 12 horas tiene un
determinada cantidad de trabajo. valor de 3 chelines. Por tanto, el valor de la fuerza
de trabajo determina el valor de éste o, expresado
en dinero, su precio necesario. Y, por el contrario, si
el precio de la fuerza de trabajo difiere de su valor,
diferirá también de lo que se llama su valor el
precio de trabajo.
Su fuerza de trabajo estaría determinada en dinero (3 chelines/
dólares) que según el capitalista es el precio necesario, sin embargo, el
valor de trabajo no es más que una expresión impropia para designar
el valor de la fuerza de trabajo, se desprende por sí mismo que el
valor del trabajo tiene que ser siempre más reducido que su
producto de valor, pues el capitalista hace que la fuerza de trabajo
funcione siempre más tiempo del necesario para reproducir su
propio valor.

Al capitalista sólo le interesa la diferencia entre el precio de la fuerza de trabajo y el valor


creado por la función de ésta, pero procura comprar todas las mercancías lo más baratas que
puede, cree que su ganancia proviene siempre de esta sencilla malicia, es decir, lo que se paga
no es el valor de la fuerza de trabajo, sino el valor de su función, el trabajo mismo.
Estos fenómenos pueden clasificarse en dos grandes grupos:
Primero: que el salario cambia y al cambiar la duración de la jornada de trabajo. Podría pensarse
perfectamente que no se paga el valor de la máquina, sino el de su funcionamiento, ya que cuesta más
alquilar una máquina por una semana que por un día.

Segundo: las diferencias individuales en los salarios de distintos obreros que ejecutan la misma función.
Estas diferencias individuales se presentan también, aunque sin dar margen a ilusiones, en el sistema de la
esclavitud.
En el trabajo feudal, se distinguían en el tiempo y en el espacio, de un modo tangible, el trabajo que el siervo
realizaba para sí, y el trabajo forzado que rendía para el señor del suelo. En el trabajo de los esclavos, hasta la
parte de la jornada en que el esclavo no hacia más que reponer el valor de lo que consumía para vivir y en que
por tanto trabajaba para si, se presentaba exteriormente como trabajo realizado para su dueño. Todo el trabajo
del esclavo parecía trabajo no retribuidos.

Con el trabajo asalariado ocurre lo contrario: aquí, hasta el trabajo excedente o trabajo no retribuido parece
pagado. Allí, el régimen de propiedad oculta el tiempo que el esclavo trabaja para sí mismo; aquí, el régimen del
dinero esconde el tiempo que trabaja gratis el obrero asalariado.

Aunque la historia universal necesite mucho tiempo para descubrir el secreto del salario, nada más fácil de
comprender que la necesidad, la razón de ser de esta forma exterior.

A simple vista, el intercambio de capital y trabajo se desenvuelve igual que la compra y la venta de cualquier otra
mercancía. El comprador entrega una determinada suma de dinero, el vendedor un artículo de otra clase.

Si nos fijamos en el capitalista, vemos que lo que quiere es obtener mucho trabajo por la menor cantidad posible
de dinero. Por tanto, prácticamente, al capitalista sólo le interesa la diferencia entre el precio de la fuerza de
trabajo y el valor creado por la función de ésta.
EL SAL ARIO POR
PIEZAS
EL SALARIO POR
PIEZAS
El salario por piezas no es mas que
la forma transfigurada del salario
por tiempo, del mismo modo que
éste, a su vez, no es más que la
forma transfigurada del valor o
precio de la fuerza de trabajo.
VALOR DE USO VENDIDO POR EL
OBRERO
• valor de un día de fuerza de trabajo
• –––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
• jornada de trabajo de un determinado número de horas f
• unción de su fuerza de trabajo, de trabajo vivo, sino el trabajo ya materializado en el producto,
y como sí el precio de éste no se determinase, como el salario por tiempo, por el quebrado
C A PA C I D A D D E L
R E N D I M I E N TO D E L
P R O D U C TO R .

Los que, fiándose de las


apariencias, crean eso, tendrán
forzosamente que flaquear en su
creencia ante el hecho de que
ambas formas de salario coexisten
simultáneamente en las mismas
ramas industriales
Supongamos que la jornada normal
de trabajo sea de 12 horas, 6 de
ellas pagadas y 6 no retribuidas.
Que su producto de valor sean 6
chelines, siendo por tanto 6
peniques el de cada hora de
trabajo. Y finalmente que, según los
datos de la experiencia, un obrero
que trabaje con el grado medio de
intensidad y destreza y que, por
tanto, sólo invierta en la
producción de un artículo el
tiempo socialmente necesario,
La forma del salario a destajo es tan irracional

como la del salario por unidades de tiempo.

Así, por ejemplo, aunque dos mercancías, des-

pues de descontar el valor de los medios de

producción empleados en ellas, como producto

de una hora de trabajo valgan 6 peniques, el

obrero que las fabrica sólo obtiene por ellas,

como precio, 3 peniques. El salario a destajo no

expresa directamente, en realidad, ninguna


proporción.

El valor de cada pieza no se mide por

el tiempo de trabajo materializado en ella, sino

al revés: el trabajo invertido por el obrero se

mide por el número, de las piezas que produce


C A L I DA D D E L
TRABAJO
La calidad del trabajo es fiscalizada directamente

por la empresa, debiendo alcanzar el

grado medio para que se abone integro el tipo

de destajo. De este modo, el salario por piezas

se convierte en una fuente copiosísima de


deducciones

de salario y fraudes por parte del

capitalista.

Este sistema brinda al capitalista un rasero

magnífico para medir la intensidad del trabajo.

Aquí, sólo se considera como tiempo de trabajo

socialmente necesario
SUBLETTING OF
LABOUR
el destajo facilita la interposición
de parásitos entre el capitalista y el
obrero, con el régimen de
subarrendamiento del trabajo
(subletting of labour). La ganancia
de los intermediarios se nutre
exclusivamente de la diferencia
entre el precio del trabajo
abonado por el capitalista y la
parte que va a parar a manos del
obrero. Este sistema tiene en
Inglaterra un nombre muy
elocuente: se le llama Sweating–
System
otra parte, el régimen de destajo
permite al capitalista cerrar con el
obrero principal –en las manufacturas
con el jefe de un grupo obrero, en las
minas con el picador, etc., en la
fábrica con el obrero que maneja la
máquina– un contrato a razón de
tanto por pieza, a un precio que deja
al obrero principal margen para
contratar y pagar a sus obreros
auxiliares. De este modo, la
explotación de los obreros por el
capital reviste la forma indirecta de la
explotación de unosobreros por
otros

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