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FACULTAD DE INGENIERÍA
ESCUELA DE FORMACIÓN PROFESIONAL DE INGENIERÍA AMBIENTAL
Para que ello ocurra, se amerita la concurrencia de otras instancias (como el Estado, los
medios de comunicación, la opinión pública, la sociedad civil, etcétera) como agentes
activos que hacen suya la situación anómala y la convierten en un asunto de
preocupación social.
LOS PROBLEMAS SOCIALES COMO CONSTRUCCIÓN SOCIAL Y POLÍTICA
Esto permitiría entender cómo así algunas comunidades (como el sector La Oroya Antigua,
aquel que recibe directamente el impacto de las emisiones dada su proximidad física a la
fundición), que se afincan en sitios de alto riesgo ambiental, prefieren ignorar la fuente de
riesgo que los afecta.
«Un proceso en el cual un mínimo de dos partes se disputa el control de recursos escasos, es
decir, enfrentan incompatibilidades referidas al manejo, el uso y el acceso a los recursos
naturales» (Balvín 2002, p. 18).
LOS CONFLICTOS SOCIOAMBIENTALES
Elementos característicos:
Huamaní y Macassi:
Uso y disputa de recursos naturales empleados por comunidades, de los que el objeto de
conflicto más común es el agua.
La acción política colectiva y la violencia política como una derivación de esta. Esto
responde a una perspectiva sociológica de análisis del conflicto.
El conflicto como producto de la lucha política de los liderazgos locales, vinculado sobre
todo al proceso de descentralización y a la liberalización de recursos que ésta estaría
permitiendo así como la emergencia de élites locales y su lucha por el acceso a los
mismos.
LOS CONFLICTOS SOCIOAMBIENTALES
Finalmente, están los abordajes que inciden en un enfoque centrado en el análisis del
sistema de gestión de conflictos como un conjunto condiciones estructurales, enfoques y
cosmovisiones erradas y prácticas de abordaje.
LOS CONFLICTOS SOCIOAMBIENTALES
Por último está el ecologismo profundo, que es un ambientalismo que entroniza a los
ecosistemas, procesos ecológicos, especies y biodiversidad y los convierte en entidades
prácticamente intocables: el medio ambiente no es simplemente un instrumento que
sirve a otras finalidades (la satisfacción de derechos y deseos humanos, la regulación y
reproducción del sistema ecológico global, etc.) sino un ente con derechos y valores
inherentes que no se deberían violentar como hasta ahora se viene haciendo.
LA EXPERIENCIA DE FUNDICIONES METALÚRGICAS
«Estudios realizados demuestran que, en la mayoría de los casos, las distintas etapas del
proceso metalúrgico generan grandes cantidades de contaminación tóxica a la salud y al
ambiente» (Cederstav y Barandiarán 2002, p. 23).
Fue en 1922 que la empresa norteamericana Cerro de Pasco Copper Corporation (CPC)
instala una nueva fundición en La Oroya, tras lo cual, casi inmediatamente, comienzan a
producirse externalidades negativas, como la desaparición de pastos naturales, las
enfermedades en el ganado y la degradación del aire y de cuerpos de agua, (Long y
Roberts 2001, p. 89). Los reclamos de las poblaciones y autoridades locales obligaron al aún
poco constituido Estado peruano a involucrarse en el asunto (Kruijt y Vellinga 1983, p. 54).
EL INFORME BRAVO (1926): INFORME SOBRE LOS HUMOS DE LA OROYA
La fundición lanza por sus chimeneas un volumen diario de 38 millones de metros cúbicos
de humos (los conceptos de humos y gas son distintos en ingeniería).
Los humos llevan en suspensión partículas sólidas y vapores condensados del orden
diariamente de 80 y ½ toneladas.
Las principales sustancias dañinas gaseosas son el anhídrido sulfuroso, el anhídrido
arsenioso y los compuestos de plomo entre los sólidos.
Se detecta que la empresa no posee tecnología que atenúe la contaminación
generada por las emisiones: «En la oficina de La Oroya, no hay aparato ni dispositivo
alguno destinado a recoger en la más mínima parte los elementos nocivos de los humos
ni a impedir que puedan hacer daños» (Bravo 1926, p. 104).
EL INFORME BRAVO (1926): INFORME SOBRE LOS HUMOS DE LA OROYA
Expresión de esto fue la realización en Lima del Primer Congreso Peruano de Salud
Ocupacional (enero de 1967), donde se expusieron cinco trabajos referidos a La Oroya, que
son:
DRP encargó a la consultora Integral Consulting, Informe del estudio de riesgo para la salud
humana. Complejo Metalúrgico de La Oroya, publicado en 2005, cuya conclusión principal
no podía ser más contundente:
El presente estudio de riesgo ha confirmado estudios previos que han identificado a las
exposiciones de plomo como el principal factor de riesgo para la salud de la población de
La Oroya debido a las emisiones del complejo, estando virtualmente todos los niños que
viven en La Oroya Antigua en riesgo de sufrir efectos en su comportamiento neurológico.
Muchos adultos residentes en La Oroya Antigua y pobladores de otras comunidades
cercanas también están en riesgo. Las descargas de dióxido de azufre y ácido sulfúrico
también causan efectos adversos en la mayoría de la población. La irritación pulmonar
inducida por estos agentes químicos generalmente es transitoria; sin embargo, existe
también el riesgo de incrementos no específicos en la morbilidad y la mortalidad asociados
con exposiciones elevadas (Integral Consulting 2005, p. 131).
EL CONTEXTO LOCAL
La distribución espacial de La Oroya es más bien alargada, definida a partir de sus dos
nudos barriales: La Oroya Antigua y La Oroya nueva. El núcleo habitacional de La Oroya
Antigua, que ha crecido sin mayor planificación, es la zona de mayor riesgo ambiental; su
topografía es muy accidentada donde son evidentes los problemas de erosión, quebradas
y fallas geológicas, inapropiados para el desarrollo de una población. Se halla demasiado
próxima a la planta DRP, lo que plantea el problema de considerar en el mediano plazo la
reubicación de esta población en términos de lo que significa un ordenamiento territorial de
la ciudad, que hasta hoy no existe (Vega-Centeno 2007 y 2011).
En cuanto al clima, la temperatura oscila de -5ºC a 25ºC, aproximadamente. Debido a su
topografía, la ciudad está expuesta a inversiones de temperatura que facilitan que la
contaminación atmosférica cubra la ciudad y se mantenga por largos periodos, en vez de
dispersarse entre las montañas (Doe Run Perú 2002 pp. 57-58) (Aste 2002, pp. 16-17).
Se trata del fenómeno natural conocido como inversión térmica.
IMPLICACIONES DEL CONFLICTO SOCIOAMBIENTAL
En cuanto a los impactos ambientales, al igual que frente a la salud pública, predomina el
discurso políticamente correcto de la defensa del medio ambiente: los actores involucrados
dicen adoptar una actitud responsable con la conservación de los recursos naturales. Sin
embargo, lo real es que la contaminación persiste, hecho tolerado porque sería el costo a
pagar a cambio de sostener el ritmo de la vida económica y comercial en La Oroya.
IMPLICACIONES DEL CONFLICTO SOCIOAMBIENTAL
Pero el conflicto local también se refleja en el número y la disparidad de las propuestas que
se han planteado para resolver la situación imperante. Tales propuestas han respondido a
orientaciones, énfasis, objetivos, expectativas y condiciones de viabilidad muy disímiles,
propias del agente que las formula.
IMPLICACIONES DEL CONFLICTO SOCIOAMBIENTAL
«Doe Run Perú es el empleador más grande de La Oroya, con una fuerza laboral de 3500
empleados comprometidos con la empresa, bajo condiciones seguras de trabajo. Ochenta
y cinco por ciento de ellos está en planilla, percibiendo alrededor de 100 millones de
dólares al año en sueldos y beneficios» (Doe Run Perú 2011).
IMPLICACIONES DEL CONFLICTO SOCIOAMBIENTAL
Doce años después de iniciadas sus operaciones como propietaria del complejo y
afectada por problemas financieros, DRP ha enviado de vacaciones obligadas a sus
trabajadores (aunque reciben un porcentaje de su sueldo), se ha detenido la producción,
la polución ha disminuido y algunos medios ya hablan de que La Oroya se está convirtiendo
en una ciudad «fantasma». La dependencia no podría ser más evidente.
IMPLICACIONES DEL CONFLICTO SOCIOAMBIENTAL
Frente a dicha disyuntiva, es probable que muchos pobladores estimen aceptable tolerar
los riesgos de la contaminación a cambio de acceder a ventanas de oportunidad abiertas
por las operaciones metalúrgicas y sus múltiples eslabonamientos.
CONTAMINACIÓN DE LOS SUELOS
Según Pajuelo (2005), quien ha revisado los estudios de evaluación del aire, suelos y aguas
de La Oroya realizados por el Consorcio UNES entre 1999 y 2004, tanto los ríos Yauli y
Mantaro contienen altas concentraciones de plomo, arsénico, cobre y cadmio. Por el lado
del agua para consumo doméstico, también se hallaron importantes trazas de dichos
elementos en piletas públicas.
CONTAMINACIÓN DEL AIRE
La literatura científica señala que el plomo, cadmio y arsénico son elementos tóxicos para el
ser humano, así como el dióxido de azufre, que es otro de los productos resultantes de los
procesos metalúrgicos de la planta DRP (Yassi y otros 2002, pp. 28, 54).
Para el caso del plomo, la comunidad científica mundial reconoce sus efectos tóxicos en
altas dosis desde hace por lo menos un siglo, lo que no es materia de discusión. La
intoxicación por plomo es una enfermedad ambiental producida por actividades humanas
y, como tal, puede prevenirse. Una vez en el cuerpo humano, este pesado elemento actúa
como un tóxico de efecto acumulativo que afecta severamente el sistema nervioso.
«Aunque la mayor parte del plomo que se ingiere se excreta, y el 60 por ciento del inhalado
se exhala, el plomo se acumula poco a poco en el cuerpo. Los síntomas iniciales de
envenenamiento son dolor estomacal y debilidad física» (Henry y Heinke 1999, p. 294).
LOS RIESGOS PARA LA SALUD PÚBLICA LOCAL
El cadmio, por su parte, puede dañar severamente los pulmones y puede causar la muerte;
ingerir alimentos o beber agua con altos contenidos de este elemento irrita severamente el
estómago y causa vómitos y diarrea. La exposición por largos periodos al aire contaminado
con cadmio causa enfermedades en los riñones por su acumulación. También puede
afectar a los huesos (Yassi y otros 2002, p. 337).
El dióxido de azufre es un gas cuya exposición en altos niveles representa un riesgo para la
vida: «En estudios epidemiológicos se ha demostrado que la exposición a altos niveles de
SO2 produce broncoconstricción en asmáticos » (Sánchez y otros 1999, p. 385). Para el caso
en estudio, «las mayores concentraciones de anhídrido sulfuroso en el Perú se dan en La
Oroya, y son resultado de los procesos de fundición que se dan en la zona. En esta zona se
sobrepasan los límites de concentración recomendados por el Banco Mundial » (Pasco Font
1999, p. 48).
LOS RIESGOS PARA LA SALUD PÚBLICA LOCAL
Pero existe otro estudio que se aventuró en conocer qué ocurría con los recién nacidos en
La Oroya. Los médicos Godofredo Pebe, Hugo Villa, Luis Escate y Gonzalo Cervantes se
propusieron determinar los niveles de plomo en sangre de los recién nacidos de menos de
12 horas de vida, en la ciudad de La Oroya. Para ello realizaron un estudio descriptivo,
transversal y prospectivo, de junio de 2004 a junio de 2005, en los recién nacidos del Hospital
Alberto Hurtado Abadía de EsSalud, en La Oroya. Estos investigadores concluyeron que uno
de cada cuatro recién nacidos evaluados tenía niveles de plomo en sangre por encima del
índice biológico de exposición establecido (10 μg/dL).