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El nombre del emperador Chin (Chin Shi Huangdi; significa Primer Emperador
Chin) sirvió a los cronistas extranjeros para nombrar a China. Pero ellos llaman
a su país Chungguo (Zhongguo), “país del medio” (o del centro) o imperio
del Centro. Es decir, el centro del mundo.
Esta expresión tiene para los chinos, según mantiene José Frèche (Érase una
vez China. De la Antigüedad al siglo XXI), una expresión más filosófica que
política: “El centro es considerado en China como la quinta dirección, unida a
las que indican los puntos cardinales”.
En este sentido, sostiene Marcelo Muñoz (El enigma chino. Treinta años de
observador) que, según el Tao, los Cuatro Puntos Cardinales confluyen en
Uno, que es el Centro: es la expresión máxima de la armonía del Universo. Y
la aspiración máxima del imperio chino ha sido siempre la armonía.
China, el imperio del Centro, el centro del mundo. Marcelo Muñoz nos apunta
que ellos miran el mapa del siguiente modo: al Oeste está Europa, en el
centro está Asia –con China, como centro geográfico e histórico-, y a su
Oriente, Extremo Oriente, está América.
HISTORIA
China es uno de los países con una civilización más antigua. Tiene
una historia escrita de más de 4.000 años y cuenta con ricas
reliquias culturales y sitios históricos. China inventó la brújula, el
papel, la pólvora… La Gran Muralla, el Gran Canal y los sistemas de
irrigación son tres grandes proyectos de ingeniería construidos hace
2.000 años.
• y del trozo central del Río Heilong en el norte de Mohe (53 grados y 31
minutos latitud norte) hasta el norte de la isla más sureña de
Zengmu’ansha en el Mar Meridional de China (4 grados y 15 minutos
latitud norteña), hay una distancia de 5.500 kilómetros cuadrados.
China cuenta con una frontera terrestre de más de 22.000 kilómetros y una
línea costera de más de 18.000 kilómetros, rodeada por el mar de Bohai, el
Mar Amarillo, el Mar Oriental y el Mar Meridional, una superficie marítima
de 4’7 millones de kilómetros cuadrados.
China tiene 6.536 islas. La más grande es Taiwan, con un área total de unos
36.000 kilómetros cuadrados, y la segunda es Hainan. Las islas del mar
Meridional de China son el grupo de islas más al sur de China.
China tiene 5.000 ríos. La mayoría de los ríos corren del oeste al este y
desembocan en el Océano Pacífico. Los ríos principales son el Yangtzé
(Changijiang), Amarillo (Huanghe), Heilong, Perla, Liaohe, Haihe, Qiantang y
Lancang. El Yangtze, de 6.300 kilómetros, es el más largo de China. El segundo
más largo es el Río Amarillo, que tiene 5.464 kilómetros. El Gran Canal de
Hangzhou a Beijing es un gran proyecto de la antigüedad. Tiene 1.794 kilómetros,
siendo el canal más largo del mundo.
CLIMA
De acuerdo con las diferencias climáticas, China puede dividirse en tres zonas:
• Zona monzónica del este. Ocupa el 45% de la superficie terrestre
nacional, cuenta con el 90% de la tierra cultivable. Está notablemente
influida por el monzón con clima húmedo y semihúmedo. La mayor parte
de la superficie se encuentra en una altura inferior de 1.000 metros sobre
el nivel del mar. Las llanuras son extensas con numerosos ríos, que
constituyen las principales zonas agrícolas del país.
• Zona seca del noroeste. Ocupa el 30% de la superficie terrestre
nacional, cuenta con el 10% de la tierra cultivable y el 4% de la población
nacional. Tiene un clima seco y semiseco. Las praderas desérticas y secas
constituyen los principales pastos del país.
• Zona helada de la meseta Qinghai-Tíbet. Ocupa el 25% de la superficie
terrestre nacional, cuenta con el 0’8% de la población nacional. La altura
promedio es superior a 4.000 metros sobre el nivel del mar y pertenece en
su mayoría a cuencas de ríos internos, donde el frío y los glaciares ejercen
fuertes influencias.
POBLACIÓN
ETNIAS E IDIOMAS
Los Han y las diversas minorías étnicas han establecido amplios vínculos
políticos y económicos, así como intercambios culturales, formando
estrechas relaciones de interdependencia y desarrollo común.
China es un país sin religión oficial, aunque con diferentes religiones: Budismo,
Taoísmo, Islamismo, Catolicismo y Protestantismo. Las más importantes por su
difusión entre la población son el Budismo, Taoísmo e Islamismo (aunque también
presenta un alto índice de población declarada atea).
Por ello, resulta obvio que en nuestra estancia en la República Popular China
encontraremos templos religiosos de diferentes confesiones. Dependiendo de
las zonas podremos visitar un templo musulmán, budista o taoísta, entre otros.
Debemos saber que hay mezquitas en las que se permite la entrada a los
no musulmanes. También las hay donde está terminantemente prohibido.
En el caso del budismo, por ejemplo, hay que saber que nunca se debe
mirar a los monjes a los ojos ni tampoco hablar con ellos a la misma
altura, sino siempre por debajo de ellos. En este sentido resultan interesantes
los comentarios de Jordi Llorens Estapé y Cristina Alonso (La vuelta al mundo
en 80 lunas) al afirmar que nuestro comportamiento a veces es irregular más
por desconocimiento que por intención, así que se nos perdona a los
forasteros por “incultos”. Lo correcto en estas situaciones es afrontarla con
humildad. Es la única manera de dar a entender que mi ignorancia ha sido la
que me ha hecho cometer errores de conducta sin ánimo de ser irrespetuoso.
FIESTAS OFICIALES.
Día del Año Nuevo del Calendario Lunar de China (Año Nuevo Chino):
entre Enero y Febrero (la fecha exacta varía, depende del
Calendario Lunar).
Día Nacional:
primero de Octubre.
2.- LA SUPERPOBLACIÓN CHINA Y
LA POLÍTICA DEL “HIJO ÚNICO”.
Marcelo Muñoz nos informa de que entre 1953 y 2004 nacieron en China 700
millones de personas. Hoy, con control de natalidad, la población aumenta al año en
20 millones (¡como una Rumania, cada año!). Sin control de natalidad, aumentaría
en más de 40 millones (¡como una España, cada año!). Ese ritmo de crecimiento
demográfico, y la necesidad de frenarlo para facilitar el crecimiento económico, es la
razón por la que se implanta la “política del hijo único” desde 1979. Con alguna
flexibilidad para los campesinos, las minorías étnicas y las parejas en las que los dos
son hijos únicos. Al ritmo actual se llegaría al crecimiento 0 en 2.030; pero, para
entonces, en cifra real, serán ya ¡1.850 millones!
Parece ser que a finales de los años setenta los gobernantes chinos,
alarmados por el aumento y el descontrol de su población, aprobaron una ley
por la que se “recomendaba” a las familias no tener más de un hijo. Lo
denominaron el plan demográfico de “hijo único” con el fin de restringir la
natalidad. En las ciudades a los matrimonios sólo se les permitía tener un hijo;
mientras que en las zonas rurales, podían ser, como máximo, dos. A raíz de
esta norma, muchos padres se vieron obligados a dejar a sus retoños en
edificios oficiales, hospitales, orfanatos o en plena calle, especialmente si eran
niñas. En la peor de las situaciones, muchas mujeres no tuvieron más
remedio que abortar. Lo hacían clandestinamente, y con un importante riesgo
para su salud y seguridad, ya que esa práctica continúa prohibida en su país.
Así que los padres, indica Virtu Morón, no disponían de más opción que
deshacerse de las niñas si querían sobrevivir en aquella sociedad. Estaba claro
que en China los niños nacían con un pan debajo del brazo; en cambio, las niñas
eran un problema para las familias y para la comunidad.
Marcelo Muñoz reflexiona sobre la política del “hijo único”:
• Los que no pueden son los chinos pertenecientes al grupo étnico “Han”
(mayoritario en China), que representan el 95% de la población.
Debido a que sólo pueden tener un hijo, prefieren a un chico porque para ellos
supone asegurarse una jubilación, pues es el hombre el que se hace cargo de sus
padres y no la mujer. Como en China no existe un sistema de pensiones (excepto
para los funcionarios), o las que hay son muy bajas, la única posibilidad de
subsistir al llegar a la vejez es teniendo un hijo varón. En España suele ser la
mujer la que se preocupa de los padres, en China pasa al revés (el marido cuida
de los mayores y su mujer le ayuda).
Virtu Morón, en Una luz vino de Oriente. Historia de una doble adopción, nos
comenta el impacto que tuvo “Las habitaciones de la muerte”, reportaje
elaborado por unos periodistas ingleses, a principios de los años noventa. En
él se ponían en evidencia las condiciones infrahumanas en las que vivían
miles de niñas en orfanatos de China. Las cámaras ocultas, con las que
realizaron la mayor parte de la grabación, habían conseguido registrar a más
de una pequeña agonizando en su cama, abandonada, desatendida,
contando con la única ayuda de otras menores, las de aspecto más
saludable, que las tapaban, les daban agua y algún que otro alimento.
Ningún adulto aparecía en el reportaje haciéndose cargo de las niñas. Las
crías eran muy pequeñas, la mayoría no superaba los tres años de edad.
Las imágenes de aquellas niñas tan frágiles, atadas en sus pequeñas tronas y
sillas de bambú, enfermas, consumidas, en los huesos, permanecen todavía hoy
en nuestra memoria.
“Me consta que la emisión de ese reportaje conmovió, como ocurrió
con nosotros a muchas familias. Quizá por eso China sea el país de
donde proceden más niñas adoptadas. Dicen que reciben unas dos
mil solicitudes mensuales de todo el mundo. Y los españoles,
después de los norteamericanos, los que más vamos allí a buscar a
nuestras hijas, aunque si tenemos en cuenta el volumen de nuestra
población, proporcionalmente somos los primeros”.
(Virtu Morón; Una luz vino de Oriente.
Historia de una doble adopción)
Que una mujer en China lleve su embarazo a término y que se dirija con su
hija a un lugar donde dejarla para que la encuentren, consiguiendo así una
manera de “salvarla” , dirá Sara Barrena, es un acto de mucha desesperación
y dolor, de gran impotencia, pero también un elemento inequívoco de
generosidad. Deja a su hija sabiendo que si la descubren puede incluso
acabar en la cárcel, porque abandonar a un hijo en China es un delito penado
por la ley. Si la descubren puede recibir multas equivalentes a tres años de
sueldo de los dos miembros de la pareja o un despido fulminante, la
marginación social y, en definitiva, la pobreza y la imposibilidad de sobrevivir
dignamente.
En relación con el nombre, hay que señalar que en China escriben primero
el apellido y después el nombre.
“A la hora de poner nombre a las criaturas abandonadas lo hacen de la
siguiente manera: la primera parte es el apellido, por ejemplo Gan, y suele
hacer referencia al apellido del director del orfanato, al centro de acogida o a
la zona del país a la que pertenece, como puede ser Ganzou. Y la segunda,
por ejemplo Yan, el nombre que alguien escogió para ella. Quizá el director
del centro o alguna de las cuidadoras que se hacían cargo de ella” .
(Virtu Morón; Una luz vino de Oriente).
A la hora de elegir el nombre de sus hijos, las familias muestran diversas opciones:
• Por lo general, las familias deciden escoger para sus hij@s nombres
españoles.
• Algunos padres optan por mantener el nombre propio que se le asignó en el
orfanato. De este modo se pretende el reconocimiento de sus orígenes.
Consideran que es lo único que conservan de China una vez aquí.
Hay quienes no participan de esta opción, pues consideran que ese nombre
era un nombre puesto en el orfanato, por una institución, y que tampoco era
un nombre elegido por los padres biológicos. Además, consideran que en
España resultaría más complicado tener un nombre chino.
• Otros optan por elegir un nombre compuesto de uno español y otro chino.
• Pocos padres deciden conservar el nombre original sin añadirle uno español.
• J. Vicente Castelló dirá que cada uno es libre de poner el nombre que más
desee a su hij@, aunque en España es imposible que la gente pronuncie
correctamente un nombre chino, por la dificultad tonal del idioma y también
porque existen sonidos en mandarín que no se utilizan en castellano. La niña
acaba llamándose de mil formas, menos como debería. A eso hay que añadir
que esos nombres nos dan pocas pistas sobre si es niña o niño. Hay otra
opción, nos indicará J. Vicente Castelló, y que es tan válida como cualquier
otra: sería traducir al castellano el nombre chino, con lo que tendríamos
calificativos tan bonitos como poéticos.
5.- ANIMALES CARACTERÍSTICOS DE
LA R. P. CHINA Y VALOR SIMBÓLICO.
José Frèche, en su obra Érase una vez China. De la Antigüedad al siglo XXI,
nos presenta el bestiario de los chinos. De este modo apreciaremos como
tras cada animal, que los chinos dividen en cuatro categorías, según tengan
pluma, pelo, escamas o caparazón, se esconde el símbolo de una
característica física, moral o conceptual:
José Frèche también nos presenta algunas especies raras, típicas de China:
A MODO DE INTRODUCCIÓN.
Si pensamos que lo vamos a pasar mal con las comidas, sería oportuno llevar
algo de la nuestra con nosotros. Sopas de sobre, embutido convenientemente
envasado al vacío (y sobre todo, salado, nada de jamón en dulce o queso, sino
lomo, jamón…).
Ahora bien, nunca debemos olvidar que comer es un acto social. Y como tal es
un buen momento y lugar para entrar en contacto con la gente y con la cultura
que nos acoge. Por tanto, a disfrutar y buen provecho…
NUESTRA PERCEPCIÓN DE LA COCINA CHINA
Jordi Llorens Estapé y Cristina Alonso nos recuerdan que no hay que olvidar
que los cambios de comida propician desajustes estomacales y a veces no hay
antidiarreico que los remedie. O por el contrario puede pasar que la visita al
señor Roca se retrase extrañamente demasiado.
Para conocer un poco más los hábitos alimenticios chinos, conviene atender a
los comentarios de J. Vicente Castelló, en su obra Muñecas de porcelana.
Adopción en China: el inicio de una nueva vida. Presentamos a continuación
algunos de sus comentarios.
Como bien sugieren Tong Chee Hwee y Yuji Wakiya (en su obra Cocinas del
mundo. China), la gastronomía china es, sin duda, una de las más conocidas
alrededor del planeta. Sin embargo, el concepto de cocina china que ha
llegado a Occidente no responde con exactitud a la variedad y riqueza
culinaria de este país de enormes dimensiones.
Estos autores nos indican que la gastronomía china es una de las más
evolucionadas a tenor de su historia, que suma 5.000 años. Tan milenaria
como su cultura, la actual gastronomía china funde las extravagancias nacidas
en los palacios imperiales y en las cocinas del pueblo. Se trata de una cocina
pura y polifacética, que carece de grandes transformaciones de los alimentos,
y cuya principal arma es la inspiración desde el producto y desde la
espiritualidad: desde las normas de etiqueta y presentación marcadas por
Confucio, a la apuesta por unas recetas sanas y el análisis nutricional de los
alimentos de los taoístas, o la tendencia al vegetarianismo de los budistas.
Vicenta Cobo, en su obra Viaje al corazón de China. En el vientre del dragón,
nos presenta un interesante dato, al afirmar que la comida china se basa en el
equilibrio entre los alimentos yin (fuertes como puede ser la carne) y yang
(más suave como el arroz).
En este mismo sentido incidirán Tong Chee Hwee y Yuji Wakiya: el concepto
principal de la comida china, directamente heredado de su filosofía del yin y el
yang, es el deseo de equilibrio. La idea de que en cada aspecto de la vida
existen dos fuerzas opuestas se traslada a la gastronomía en el deseo de lograr
un equilibrio entre los sabores agrios y los dulces, la textura de las carnes
cortadas en pequeñas rodajas y las crujientes hortalizas, las salsas fuertes
sobre fondos neutros… Este contraste debe expresarse tanto en el sabor y
aroma como en las texturas y colores, por lo que los platos chinos también
juegan con el ritual de la presentación.
Por su parte, José Frèche, en su obra Érase una vez China. De la Antigüedad al
siglo XXI, nos presenta una primera clasificación de la cocina china (las cuatro
escuelas de cocina china): la cocina china se suele dividir en cuatro escuelas,
que se corresponden con cada parte del territorio del país:
Al norte, el trigo, el mijo y la col.
Son las cinco grandes líneas de la cocina de un país que ocupa buena parte
de un continente y que disfruta de una despensa que lo incluye prácticamente
todo: desde los frutos tropicales hasta los mariscos secos, pasando por los
productos más simples y las propuestas más impactantes que podamos
imaginar.
1.- CONTRASTES EN EL NORTE DEL PAÍS
(LA COCINA DE BEIJING EN EL NORESTE)
Tong Chee Hwee y Yuji Wakiya nos indican que en el norte, la región más
significativa es Hebei, donde se encuentra la ciudad de Pekín.
Esta zona está bañada por el río Amarillo y cuenta con tierras muy fértiles
donde se cultiva arroz, trigo, sorgo o maíz.
En líneas generales, son platos de fuerte color y sabor, con productos frescos
del mar, predominio de las carnes de cordero, derivados del trigo y la salsa
de soja como principal aliño. Entre los platos más populares destacan los
raviolis chinos, rellenos de verdura o carne picada, y hervidos al vapor; o los
“bao zi”, una masa cocida al vapor y también rellena de verduras o setas.
La cocina de Shandong, una región bastante templada frente a las extremas
condiciones del resto de provincias del norte, aparece muy influida por la herencia
mongola. Los platos más conocidos son la barbacoa y la “fondue” mongola, ideados
para disfrutar en comunidad. Por ejemplo, la fondue consiste en una olla con caldo a
fuego lento, donde se cuecen pequeñas lonchas de carne o verdura.
Tong Chee Hwee y Yuji Wakiya nos indican que la cocina de Sichuan, una de
las provincias más pobladas del país, es más refinada y delicada, donde
predominan las especies y los agridulces picantes, y cuyos encurtidos son
muy apreciados.
Los platos de Sichuan son famosos por su sabor picante y denso, por lo que sus
ingredientes más importantes son el ajo, los pimientos negros, el cilantro o una
mezcla aromática conocida como “cinco especias”, elaborada con anís, canela,
clavos, hinojo y pimienta.
Ignacio Medina añade que el jengibre domina la cocina china, pero la pimienta de
Sichuan (por cierto, se trata de la semilla de una variedad de fresno) es uno de los
grandes protagonistas del recetario de esta región situada en el corazón de China.
El otro es el picante que transmite el chile rojo de Sichuan, una de las muchas
variedades de pimientos que se cultivan por estas latitudes y que tiene su máxima
expresión en un chile rojo conocido como “bomba de acción retardada”. Es una
pequeña guindilla roja que parece tener poco sabor pero poco después arde en el
paladar.
Junto al picante y pese al uso general de pocos ingredientes, según Tong Chee
Hwee y Yuji Wakiya, sus platos también juegan con combinaciones de otros
sabores: dulces, salados o avinagrados. Una buena muestra son las sopas
agripicantes; los tallarines “dan dan”, con salsa de carne picante, guindilla, setas
secas y mariscos; distintos platos de “tofu”, con carne o pimientos; un pastel de
carnes con verduras y cocido al vapor; o pato ahumado con té, en el que se
adoba el pato para ahumarlo y luego cocerlo y saltearlo.
Al tratarse de una región bastante aislada, también conviene citar las técnicas
de conservación de los alimentos, a partir del uso de vinagre y sal, el ahumado
o la salazón.
Hablamos de una región privilegiada, dirá Ignacio Medina, que debe a las
crecidas del Río Azul, el mítico Yangtzé, la extraordinaria fertilidad de sus
tierras. Su cocina suma influencias de la India y los países del sudeste
asiático, con un notable peso de las dietas vegetarianas. Los habitantes de
Sichuan han elevado el brote de bambú a la categoría de delicia culinaria y
trabajan con el “doufu”, también llamado requesón de judías de soja. El
Yangtzé regala espectaculares cangrejos de agua dulce, carpas, anguilas,
ranas, tortugas o serpientes que, en un momento u otro suelen acabar en la
mesa.
3.- LA COCINA DE YUNNAN
(EN EL SUR DEL PAÍS)
Yunnan, provincia ubicada muy cerca del Tibet, Birmania y Laos, es la zona
donde se ubica la mayor concentración de pueblos autóctonos de China, las
denominadas "minorías nacionales". La gastronomía de Yunnan resume la
cocina de las etnias de esta provincia, especialmente de los Bai, antiquísima
cultura que también recibe nombres como Nama, Minjia o Leimo.
La gran variedad de vegetales que se pueden obtener durante todo el año hace
que esta cocina sea siempre rica. Como curiosidad hay que señalar que uno de
los ingredientes más habituales es el jamón curado, parecido a nuestro serrano.
Otro es un tipo de queso que se toma normalmente frito o cocido al vapor,
combinado con jamón o vegetales.
En primavera y verano las anguilas son un plato típico, considerado por los chinos
como el más nutritivo. Pescados de río o lago, además de cerdo, ternera y cordero
(no olvidemos que una parte de la población es musulmana) son de consumo
corriente.
Mención aparte merece el pato: untado con miel y cocido en hornos especiales es
digno de ser degustado.
Los platos más típicos de esta zona son los “Tallarines que cruzan el puente” (una
sopa muy caliente, cubierta de una fina capa de aceite con fideos, carne y
verduras) y los preparados a base de hongos como el “Ganba Jun” (pequeños
hongos negros fritos con pimientos verdes) o el “Niugan Jun”.
4.- GUANGDONG, DONDE TODO SE COME
(CANTON EN EL SURESTE DEL PAÍS)
Como bien indican Tong Chee Hwee y Yuji Wakiya, la escuela de cocina china más
conocida internacionalmente es la de Guangdong o escuela cantonesa, en el sur del
país. Centralizada en regiones costeras, esta gastronomía ha logrado sacar el
máximo partido a la gran variedad de ingredientes, desde los pescados y los
mariscos a las verduras cultivadas en un clima subtropical o el ganado del interior.
Ignacio Medina destaca que ésta es una cocina que reverencia el pescado,
mantenido vivo hasta el momento de cocinarlo. La suculenta gamba tigre se
rodea de langostas, anguilas, cangrejos, erizos de mar y todo tipo de
pescados. Junto a ellos, las verduras y los productos de los cultivos
tropicales como el coco o el café, apenas condimentados con un ligero toque
de jengibre y sal.
5.- SUAVIDAD EN EL ESTE
(SHANGHAI)
Como indican Tong Chee Hwee y Yuji Wakiya, mientras Pekín es el símbolo
principal de la cocina del norte, el protagonismo en las regiones del este
corresponde a otra gran ciudad: Shanghai, la capital comercial de China, que
comparte riqueza gastronómica con las regiones de Jiangsu y Zhejiang.
Tong Chee Hwee y Yuji Wakiya consideran que, en líneas generales, esta
gastronomía se caracteriza por su sabor suave y ligero, y su versatilidad, ya que
sabe aprovechar los recursos naturales de la zona. Mientras el mar, los ríos y
los lagos proporcionan deliciosos pescados y mariscos, en tierra predomina el
cultivo de arroz, trigo, maíz y té.
No deja de ser curioso que parte del prestigio de esta zona costera se deba a
especies de agua dulce, como el cangrejo peludo (que sólo puede consumirse
en otoño) o la carpa de cuatro branquias. Sin olvidar productos tan delicados
como los patos prensados, o la impresionante variedad de capturas que ofrecen
sus costas. Gozan de abundantes y ricas variedades de mariscos.
José Vicente Castelló nos presenta algunos consejos sobre etiqueta china
(reglas de cortesía, lo que se debe o no hacer como invitado en un banquete
chino, lo que se supone que es educado o no, y cómo evitar hacer el ridículo),
protocolo oriental:
El hecho de comer con palillos no es algo que a todos nos resulte sencillo.
Aunque frecuentemente encontraremos cubiertos en los lugares donde
comamos, no está de más aprender a utilizarlos. Lo más recomendable es
practicar antes de llegar a la República Popular China, para poder así tener un
cierto manejo y poder desenvolvernos con la mayor normalidad.
Algo importante que hay que mencionar, en relación con los palillos, es que los
chinos no ven con buenos ojos que se juegue con los utensilios para comer.
Para ello hemos de evitar las típicas bromas con los palillos, a pesar de
encontrarnos entre amigos y en una situación distendida, ya que los chinos
que nos observen podrían considerarnos personas sin educación.
El amor de los chinos por la cocina se expresa tanto en los grandes banquetes
imperiales como en las celebraciones familiares privadas, como el Año Nuevo
Chino y los festines nupciales, donde pueden llegar a sentarse centenares de
comensales en una misma mesa. Los banquetes de boda suelen bautizarse
con el plato principal, aunque también se sirven otros platos fríos y calientes,
sopas y dulces, que suman un total de una veintena de propuestas.
Ignacio Medina en su obra China. Cocina país por país. Cuando la esencia y el
espíritu dan forma a la cocina china (Madrid, Ed. Diario El País, 2005) nos acerca
a una característica específica de la cocina china: la relación entre el tamaño de
los alimentos a cocinar y la escasez de recursos energéticos.
En la cocina china los productos se cortan en pequeñas porciones, sobre todo las
carnes. Raramente encontraremos piezas de carne sin deshuesar o que se
guisen enteras.
Los caldos empleados para condimentar los guisos nacen, por lo tanto, de
cocciones mucho más breves de lo que acostumbramos en Occidente. Abren la
puerta al uso de todo tipo de salsas, aderezos y condimentos. Desde la pasta de
judías hasta la salsa de soja de setas, pasando por los vinos de arroz, la salsa de
ostras, el aceite picante o el de sésamo, el cocinero chino dispone de un
espectacular abanico de condimentos: semillas de loto, castañas de agua,
nueces ginkgo, el omnipresente jengibre o la pimienta de Sichuan.
EL PROTAGONISMO DEL ARROZ.
El arroz marca la forma de comer en gran parte del país, incluso en comarcas en
las que parece imposible encontrar un palmo de terreno llano. En la mayor parte
de China, el arroz aparece en la mesa al empezar la comida, en cuencos
individuales y haciendo las veces de pan: sirve para acompañar todos los platos.
La producción de arroz desciende en el norte, dejando paso a panecillos cocidos
al vapor y a finas tortitas de trigo, que también se consumen en la zona central.
Virtu Morón, en Una luz vino de Oriente, nos indica que la cerveza china no es
de las más famosas del mundo, pero está riquísima y muy bien de precio, cosa
que es de agradecer, ya que la comida es bastante asequible pero la bebida
resulta prohibitiva.
Por su parte, el vino en China es el gran ausente. Los chinos no producen vino,
lo que denominan "Vino Amarillo" es alcohol de arroz, que se utiliza en
determinados platillos y salsas, así como también para ser bebido en brindis,
comidas y ceremonias sociales. El alcohol blanco más estimado es el “Mei Kuei
lu”, fabricado a base de sorgo y de rosas frescas, se bebe durante las comidas,
entre plato y plato.
El vino tinto chino es muy malo. Para tomar un buen vino hay que comprar los
de importación. Allí encontraremos vinos franceses, italianos, chilenos,
argentinos, australianos y, en menor medida, los españoles, que aún no son
muy conocidos.
La leche es considerada indigna en la cocina china. Ni se bebe ni con ella
fabrican quesos. En su defecto hacen un uso intenso de los productos de la soja
(o soya), con la que preparan quesos, una especie de bebida similar a la leche,
y muchos dulces y postres. La soja también es un elemento perenne en las
salsas.
Para finalizar este apartado os presentamos una anécdota descrita en dicho libro:
En su obra Una luz vino de Oriente, Virtu Morón indica que resulta curioso que,
en uno de los países del mundo que recibe cada año más turistas, se hable tan
poco inglés. Los menús, las indicaciones, los carteles, todo está escrito en
chino. Sólo en las zonas más comerciales, como en los mercadillos del
centro o el los hoteles, encuentras personas preparadas para atender al
turista. Algo que no debemos olvidar es que la mímica, los gestos y las
sonrisas ayudan considerablemente en esta tarea.
Igualmente nos comenta Vicenta Cobo que en China el nivel de vida es muy
bajo por lo que se refiere a transporte y comida, pero no así los hoteles.
EL TRÁFICO Y LAS CALLES.
¿Por qué en China las bicicletas no tienen luz? Según Marcelo Muñoz hasta
1967, las bicicletas tenían luz. Un decreto de Bin Lao las prohibió. Ante el temor de
ser atacados por la Unión Soviética, y desde una mente paranoica, los millones de
bicicletas, con luz, de noche, son una señal para el enemigo del lugar donde se
encuentran las ciudades y las aldeas. Esa orden no ha sido aún revocada.
ALGUNAS CURIOSIDADES DESTACABLES.
Nos indica Vicenta Cobo (Viaje al corazón de China. En el vientre del dragón.)
que las figuras del dragón y el ave fénix son símbolos del emperador y la
emperatriz respectivamente.
El color rojo en China es símbolo de buena fortuna. Virtu Morón (Una luz vino
de oriente) afirma que en algunos casos, las niñas, al ser entregadas a sus
padres, llevan en el cuello una especie de collar, tejido con hilos rojos, como
símbolo de la buena suerte que desde el orfanato les desean para sus nuevas
vidas.
Vicenta Cobo (Viaje al corazón de China. En el vientre del dragón.) nos informa
de que los denominados “chops” son sellos grabados con el nombre.
El jade (yu), nos informa José Frèche en su obra Érase una vez China. De la
Antigüedad al siglo XXI, es una piedra particularmente dura, cuyo pulido
precisa perseverancia y habilidad. A causa de su estructura química y
cristalina, presenta un variado colorido, formando dibujos y figuras que
evocan plantas, océanos, cielos o paisajes, y puede por ello ser susceptible
de adquirir connotaciones poéticas y mágicas.
El jade es una piedra tan dura que, a semejanza del diamante, sólo puede
ser trabajada con una piedra de la misma dureza y de la misma densidad.
Por esa razón la belleza de su pulido, su sonoridad y su dureza la convierten
en el símbolo de la bondad, de la rectitud, de la sabiduría, de la valentía
y de la pureza.
Vicenta Cobo (Viaje al corazón de China. En el vientre del dragón.) indica que
una práctica habitual de los chinos es el tai chi, una disciplina tanto mental
como física. Lo practican desde niños a ancianos y se puede ver en parques,
jardines y en cualquier espacio libre, de madrugada y a la caída de la tarde.
Una práctica habitual de los chinos, que nos sorprende de modo muy
desagradable, es su tendencia a escupir a todas horas y en todas partes. Sólo
se pudo erradicar un poco durante la famosa epidemia del SARS.
Sara Barrena nos informa de que es costumbre en China barrer la casa el día
de año nuevo para espantar la mala suerte.
Por otro lado, Vicenta Cobo, en Viaje al corazón de China. En el vientre del
dragón, nos indica que la búsqueda de la fortuna es también perseguida a
través del juego. A los chinos les gusta jugar a las cartas.
Otro dato curioso es el que aporta Vicenta Cobo en relación con el cabello. Las
mujeres de la etnia zhuang, mientras permanecen solteras, no se cortan el
cabello, por lo que les llega hasta los pies. Lo llevan recogido en varias vueltas
alrededor de la cabeza.
Una de las sugerencias que suele hacer Vicenta Cobo a las mujeres después
de su estancia en China es que descubran las peluquerías chinas. Afirma que
no sabes si has entrado a una sala de masajes o a una peluquería.
También nos indica Vicenta Cobo que los chinos denominan “fantasma” al mes
de agosto, pues, según ellos, no es apropiado para viajar.
RELACIONES PERSONALES Y FAMILIARES.
Según nos informa Vicenta Cobo (Viaje al corazón de China. En el vientre del
dragón), en China, al menos en el terreno público, la seducción y las
manifestaciones afectuosas están mal vistas. Las parejas ni se besan ni se
cogen de la mano por la calle. Los besos en la cultura china están considerados
como actos muy íntimos, aunque se den en la mejilla. Son parcos en
manifestaciones afectivas.
Vicenta Cobo también nos indica que, aunque muy ruidosos, los chinos son
pacientes y no suelen enfadarse.
Si deseamos llamar a alguien para que se acerque hacia donde nos
encontramos, no debemos hacerlo moviendo los dedos hacia arriba, pues
sería considerado un gesto descortés. Ellos acostumbran hacerlo hacia
adentro.
También nos comenta Sara Barrena que no es frecuente ver a los bebés en
sillas de paseo (aunque sí que las venden en los grandes almacenes).
Cuando uno camina por una ciudad china le llama la atención que apenas hay
niños pequeños. Si alguna vez se ve a una mamá con su niño pequeño
siempre lo llevan en brazos.
Otra costumbre china que nos sorprende es la de vestir a los niños con unos
pantaloncitos con un corte en la entrepierna: de ese modo sólo tienen que
agacharse cuando tienen ganas de hacer sus necesidades.
En China es muy importante quitarse siempre los zapatos al entrar a la casa
de alguien. Esta regla es virtualmente universal en China. Normalmente
nuestro anfitrión nos proporcionará unas sandalias para usar mientras nos
encontremos allí.
Cuando escribas a un amigo, cualquier cosa, no utilices tinta roja. Este color se
reserva para las preguntas, las denuncias y para corregir exámenes.
Cuando se hace entrega de un regalo, dinero, un paquete o un documento,
resulta educado ofrecerlo con ambas manos. Esto simboliza que el regalo es
una extensión de la persona que lo regala.