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QUISIERA SABER…

(Editado: Enero 2009)

¿QUÉ ES CONVENIENTE CONOCER DE LA


CULTURA CHINA ANTES DEL VIAJE?

Jordi Llorens Estapé y Cristina Alonso, en La vuelta al mundo en 80 lunas, nos


invitan a reflexionar sobre nuestra posición ante el descubrimiento de otras
culturas. Mantienen que hay aspectos de nuestra vida a los que estamos tan
acostumbrados que no nos dejan ver otras formas distintas de interpretar la
existencia. En el momento en que pisamos tierra distinta a la nuestra, los
forasteros somos nosotros y por tanto debemos respeto a las formas de
vida del lugar.

El problema es grande cuando tratamos con culturas a años luz de la nuestra.


Asia es pródiga en aspectos cotidianos distintos. Es muy importante tener
información sobre las costumbres y la cultura que vamos a encontrar,
aunque descubrirlo a medida que viajas tiene algo de provocativa
atracción.
INFORMACIÓN SOBRE
LA CULTURA CHINA.

1.- Información general sobre la República Popular China.

2.- La superpoblación china y la política del “hijo único”.

3.- Adopción internacional y adopción en la R. P. China.

4.- El nombre chino de nuestr@s hij@s.

5.- Animales característicos de la R. P. China y valor simbólico.

6.- La fascinación de los chinos por la numerología.

7.- Alimentación y cocina china.

8.- El día a día en la R. P. China: análisis sociológico.


1.- INFORMACIÓN GENERAL SOBRE
LA REPÚBLICA POPULAR CHINA.

El nombre del emperador Chin (Chin Shi Huangdi; significa Primer Emperador
Chin) sirvió a los cronistas extranjeros para nombrar a China. Pero ellos llaman
a su país Chungguo (Zhongguo), “país del medio” (o del centro) o imperio
del Centro. Es decir, el centro del mundo.

Esta expresión tiene para los chinos, según mantiene José Frèche (Érase una
vez China. De la Antigüedad al siglo XXI), una expresión más filosófica que
política: “El centro es considerado en China como la quinta dirección, unida a
las que indican los puntos cardinales”.

En este sentido, sostiene Marcelo Muñoz (El enigma chino. Treinta años de
observador) que, según el Tao, los Cuatro Puntos Cardinales confluyen en
Uno, que es el Centro: es la expresión máxima de la armonía del Universo. Y
la aspiración máxima del imperio chino ha sido siempre la armonía.

China, el imperio del Centro, el centro del mundo. Marcelo Muñoz nos apunta
que ellos miran el mapa del siguiente modo: al Oeste está Europa, en el
centro está Asia –con China, como centro geográfico e histórico-, y a su
Oriente, Extremo Oriente, está América.
HISTORIA

Podemos establecer una división de la historia de China atendiendo a cuatro


etapas:

1.- Tiempos antiguos (desde la remota antigüedad hasta 1840).

China es uno de los países con una civilización más antigua. Tiene
una historia escrita de más de 4.000 años y cuenta con ricas
reliquias culturales y sitios históricos. China inventó la brújula, el
papel, la pólvora… La Gran Muralla, el Gran Canal y los sistemas de
irrigación son tres grandes proyectos de ingeniería construidos hace
2.000 años.

En el siglo XXI antes de nuestra era, apareció la primera dinastía Xia,


con la cual se entró en la sociedad esclavista. En el año 221 antes
de nuestra era, se fundó la dinastía Qin, primer Estado feudal de
China.
2.- Época moderna (1840-1919).

La Guerra del Opio en 1840 constituyó un punto de viraje para la


historia china. Desde ese momento China caminó paso a paso a la
sociedad semicolonial y semifeudal. En 1911 Sun Yat-sen dirigió una
revolución democrática burguesa que derrocó la dominación de la
dinastía Qing. Con ella se dio término a la monarquía, que había
durado más de dos mil años. Se estableció el Gobierno Provisional
de la República. Pero los frutos de su victoria fueron usurpados por
caudillos militares.

3.- Revolución de nueva democracia (1919-1949).

El Movimiento del 4 de mayo antiimperialista y antifeudal constituyó


un viraje de la revolución democrática del viejo tipo a la revolución de
nueva democracia.

4.- República Popular China (desde 1949).

El primero de octubre de 1949 se fundó la nueva China.


TERRITORIO

China se sitúa en el Este de Asia, en la orilla occidental del Océano Pacífico. Es el


tercer país más grande del mundo, después de Rusia, Canadá y los Estados
Unidos. Cuenta con una superficie terrestre de 9’6 millones de kilómetros
cuadrados, o 1/15 del total de la tierra del mundo.

• Comienza en la confluencia de los ríos de Heilong y Wusuli (135 grados


y 5 minutos longitud oriental) en el este y del poblado de Wugia en el
oeste de Pamir, en la Región Autónoma Uygur de Xinjiang (73 grados y
40 minutos longitud oriental) en el oeste, una distancia de 5.200
kilómetros;

• y del trozo central del Río Heilong en el norte de Mohe (53 grados y 31
minutos latitud norte) hasta el norte de la isla más sureña de
Zengmu’ansha en el Mar Meridional de China (4 grados y 15 minutos
latitud norteña), hay una distancia de 5.500 kilómetros cuadrados.
China cuenta con una frontera terrestre de más de 22.000 kilómetros y una
línea costera de más de 18.000 kilómetros, rodeada por el mar de Bohai, el
Mar Amarillo, el Mar Oriental y el Mar Meridional, una superficie marítima
de 4’7 millones de kilómetros cuadrados.

China tiene 6.536 islas. La más grande es Taiwan, con un área total de unos
36.000 kilómetros cuadrados, y la segunda es Hainan. Las islas del mar
Meridional de China son el grupo de islas más al sur de China.

China tiene fronteras con 14 países:


* Afganistán * Mongolia
* Bután * Nepal
* Myanmar * Corea del Norte
* India * Pakistán
* Kazajistán * Rusia
* Kirguistán * Tayikistán
* Laos * Vietnam
TOPOGRAFÍA

Con una inmensa superficie terrestre, la topografía china es muy compleja.


Montañas, mesetas y colinas ocupan el 65% del total del territorio. Hay cinco
principales cordilleras en China. Siete picos de montaña son superiores a 8.000
metros por encima del nivel del mar.

China tiene 5.000 ríos. La mayoría de los ríos corren del oeste al este y
desembocan en el Océano Pacífico. Los ríos principales son el Yangtzé
(Changijiang), Amarillo (Huanghe), Heilong, Perla, Liaohe, Haihe, Qiantang y
Lancang. El Yangtze, de 6.300 kilómetros, es el más largo de China. El segundo
más largo es el Río Amarillo, que tiene 5.464 kilómetros. El Gran Canal de
Hangzhou a Beijing es un gran proyecto de la antigüedad. Tiene 1.794 kilómetros,
siendo el canal más largo del mundo.

CLIMA

El 98% de la superficie terrestre de China se encuentra entre 20 grados y 50


grados de latitud norte, por lo que grandes extensiones del territorio pertenecen
a la zona templada. Se ven grandes diferencias en el clima de diferentes
regiones debido al extenso territorio y a su compleja topografía.
En la parte norteña de la Provincia de Heilongjiang, en el nordeste de China, no
hay verano; la isla de Hainan tiene un largo verano pero no tiene invierno; la
cuenca del Río Huaihe experimenta cuatro estaciones distintas; la parte
occidental del Altiplano Qinghai-Tibet está cubierta de nieve durante todo el año;
y en la región interna noroccidental se ve una gran distribución de temperatura
en el día. La precipitación anual también varía mucho de región a región.

De acuerdo con las diferencias climáticas, China puede dividirse en tres zonas:
• Zona monzónica del este. Ocupa el 45% de la superficie terrestre
nacional, cuenta con el 90% de la tierra cultivable. Está notablemente
influida por el monzón con clima húmedo y semihúmedo. La mayor parte
de la superficie se encuentra en una altura inferior de 1.000 metros sobre
el nivel del mar. Las llanuras son extensas con numerosos ríos, que
constituyen las principales zonas agrícolas del país.
• Zona seca del noroeste. Ocupa el 30% de la superficie terrestre
nacional, cuenta con el 10% de la tierra cultivable y el 4% de la población
nacional. Tiene un clima seco y semiseco. Las praderas desérticas y secas
constituyen los principales pastos del país.
• Zona helada de la meseta Qinghai-Tíbet. Ocupa el 25% de la superficie
terrestre nacional, cuenta con el 0’8% de la población nacional. La altura
promedio es superior a 4.000 metros sobre el nivel del mar y pertenece en
su mayoría a cuencas de ríos internos, donde el frío y los glaciares ejercen
fuertes influencias.
POBLACIÓN

Según el quinto censo nacional de población de China, llevado a cabo en


noviembre de 2.000, la población total de China es de 1.295’33 millones,
incluyendo los habitantes de Hong Kong, Macao y Taiwan.
La población de las 31 provincias, regiones autónomas y municipios
directamente subordinados al Gobierno central de la parte continental de
China es de 1.265’83 millones.

De acuerdo con el cuarto censo, la población china representa el 22% de la


población mundial y ocupa el primer lugar en el mundo. La densidad
poblacional es alta pero la distribución es desequilibrada. Las 11 provincias,
municipios y regiones autónomas en el litoral tienen una densidad poblacional
de 320’6 personas por kilómetro cuadrado, mientras en las 18 provincias,
municipios directamente subordinados al Gobierno Central, regiones
autónomas en el interior del país, tienen una densidad poblacional de 71’4
personas por kilómetro cuadrado. En el caso de Qinghai, Xinjiang, Tibet,
Gansu, Ningxia y Mongolia Interior tienen una densidad de sólo 11’8
personas por kilómetro cuadrado.
DIVISIÓN ADMINISTRATIVA

China tiene 23 provincias, 5 regiones autónomas, 4 municipios directamente


subordinados al Gobierno Central y 2 Regiones Administrativas Especiales.
La Provincia de Taiwan se halla en el mar, al sureste del continente chino.
Tiene una superficie de 36.000 kilómetros cuadrados y una población de unos
22 millones de habitantes.

La Región Administrativa Especial de Hong Kong tiene una superficie de


1.092 kilómetros cuadrados y una población de 6.780.000 habitantes. Es
territorio de China desde la antigüedad. Después de la Guerra del Opio de
1840, fue ocupada por Inglaterra. Conforme a la declaración conjunta sobre la
población de Hong Kong firmada por China e Inglaterra el 19 de diciembre de
1984, los gobiernos de ambos países celebraron el 1º de julio de 1997 la
ceremonia de transferencia del poder de Hong Kong, anunciando la
recuperación por parte china del ejercicio de la soberanía sobre Hong Kong.
Al mismo tiempo, se fundó oficialmente la región Administrativa Especial de
Hong Kong de la República Popular China.
El gobierno chino ejecuta la política fundamental de “un país, dos sistemas”,
“administración de Hong Kong por honkoneses” y “alto nivel de autonomía”.
“Un país dos sistemas” significa que dentro del país se practica el sistema
socialista en la parte continental y Hong Kong mantiene el sistema capitalista
y la manera de vida anteriores en los próximos 50 años. “La administración
de Hong Kong por los hongkoneses” significa que los hongkoneses
administran Hong Kong según su propia voluntad, y el Gobierno central no
manda funcionarios al gobierno regional.

ETNIAS E IDIOMAS

La República Popular China es un país multiétnico que cuenta con 56 etnias.


La etnia Han ocupa el 91’02% del total de la población, y las 55 etnias
minoritarias ocupan el 8’98% (son Mongoliano, Hui, Tibetano, Uygur, Miao, Yi,
Zhuang, Bouyey, Coreano, Manchu, Dong, Yao, Bai, Tujia, Hani, Kazajo, Dai,
Li, Lisu, Va, She, Gaoshan, Lahu, Shui, Dongxiang, Naxi, Jingpo, Kirgiz, Tu,
Daur, Mulam, Quiang, Blang, Salar, Maonan, Gelo, Xibe, Achang, Pumi, Tajik,
Un, Uzbek, Ruso, Ewenki, Benglong, Bonan, Yugur, Jing, Tatar, Drung,
Oroqun, Hezehn, Moinba, Lhoba y Gelo).
Entre los grupos étnicos, 15 tienen una población de más de un millón de
habitantes, 13 tienen una población de más de cien mil habitantes y 7 tienen
una población de más de cincuenta personas.

Respecto a la distribución étnica, los Han habitan en todo el país y se


concentran principalmente en las cuencas de los ríos Amarillo, Yangtse y
Perla y en la llanura de los ríos Sonhua y Liaohe. La superficie habitada por
minorías étnicas representa un 50 ó 60% del territorio nacional, aunque
tienen poca población. Esas zonas son ricas en recursos naturales y ocupan
un lugar importante en la construcción y desarrollo del país.

Los Han y las diversas minorías étnicas han establecido amplios vínculos
políticos y económicos, así como intercambios culturales, formando
estrechas relaciones de interdependencia y desarrollo común.

La lengua nacional es el Putonghua (el habla común) o Mandarín, que es una


de las cinco lenguas de trabajo de las Naciones Unidas. La mayoría de las 55
nacionalidades minoritarias tienen sus propias lenguas.
RELIGIONES

China es un país sin religión oficial, aunque con diferentes religiones: Budismo,
Taoísmo, Islamismo, Catolicismo y Protestantismo. Las más importantes por su
difusión entre la población son el Budismo, Taoísmo e Islamismo (aunque también
presenta un alto índice de población declarada atea).

Por ello, resulta obvio que en nuestra estancia en la República Popular China
encontraremos templos religiosos de diferentes confesiones. Dependiendo de
las zonas podremos visitar un templo musulmán, budista o taoísta, entre otros.
Debemos saber que hay mezquitas en las que se permite la entrada a los
no musulmanes. También las hay donde está terminantemente prohibido.
En el caso del budismo, por ejemplo, hay que saber que nunca se debe
mirar a los monjes a los ojos ni tampoco hablar con ellos a la misma
altura, sino siempre por debajo de ellos. En este sentido resultan interesantes
los comentarios de Jordi Llorens Estapé y Cristina Alonso (La vuelta al mundo
en 80 lunas) al afirmar que nuestro comportamiento a veces es irregular más
por desconocimiento que por intención, así que se nos perdona a los
forasteros por “incultos”. Lo correcto en estas situaciones es afrontarla con
humildad. Es la única manera de dar a entender que mi ignorancia ha sido la
que me ha hecho cometer errores de conducta sin ánimo de ser irrespetuoso.
FIESTAS OFICIALES.

Principales fiestas oficiales chinas:

 Día del Año Nuevo (Año Nuevo Occidental):


primero de Enero.

 Día del Año Nuevo del Calendario Lunar de China (Año Nuevo Chino):
entre Enero y Febrero (la fecha exacta varía, depende del
Calendario Lunar).

 Día de los Trabajadores:


primero de Mayo.

 Día Nacional:
primero de Octubre.
2.- LA SUPERPOBLACIÓN CHINA Y
LA POLÍTICA DEL “HIJO ÚNICO”.

Oficialmente existen registrados mil trescientos cincuenta millones de


chinos. Pero, según Marcelo Muñoz, se cree que podrían ser muchos más:
podría haber otros doscientos cincuenta millones más (es gente que
legalmente no existe, que no está registrada y que vive “ilegalmente” –no
reconocidos oficialmente- en su propio país). El crecimiento demográfico es uno
de sus mayores problemas y a la vez de todo el planeta, pues esas personas
demandan una serie de recursos naturales que empiezan a escasear.

Según el último censo la cifra oficial de la población china es de 1.350


millones. La cifra más aceptada y que concuerda con los expertos
internacionales es la de 1.600 millones (son el 25% de la población mundial,
en un solo país, es decir, de cada cuatro habitantes del mundo, uno es chino).
La diferencia es notable: casi 300 millones, ¡casi la población de Estados
Unidos! ¿Cómo puede haber un desfase de 300 millones?
• no computan los “hijos ilegales” (no significa que sean
ilegítimos), o sea, los hijos más allá del hijo único legal: los
llamados “hijos negros”, porque no se les ve hasta los 14 años,
cuando se registran. Se calculan más de seis millones por año, en
total unos cien millones.
• ni tampoco los “emigrantes ilegales” del campo a la ciudad:
pueden ser otros 30.
• hay bolsas de población menos censables, como minorías
étnicas y núcleos dispersos y remotos.

Los propios estudios elaborados por los chinos (curvas de crecimiento


demográfico, el consumo de grano, etc), consideran que se llega a una cifra de
entre 1.500 y 1.600 millones, que coincide con las cifras de expertos
internacionales por cálculos similares. ¿Y por qué no se reconoce entonces esa
cifra por parte de las autoridades chinas? Para Marcelo Muñoz sería como
reconocer errores o deficiencias en la planificación familiar, política migratoria… Y
obligaría a corregir las cifras del crecimiento económico. La enormidad de la
población, que fue una fuerza de progreso en la historia de China, se convierte hoy
en un problema.

Marcelo Muñoz nos informa de que entre 1953 y 2004 nacieron en China 700
millones de personas. Hoy, con control de natalidad, la población aumenta al año en
20 millones (¡como una Rumania, cada año!). Sin control de natalidad, aumentaría
en más de 40 millones (¡como una España, cada año!). Ese ritmo de crecimiento
demográfico, y la necesidad de frenarlo para facilitar el crecimiento económico, es la
razón por la que se implanta la “política del hijo único” desde 1979. Con alguna
flexibilidad para los campesinos, las minorías étnicas y las parejas en las que los dos
son hijos únicos. Al ritmo actual se llegaría al crecimiento 0 en 2.030; pero, para
entonces, en cifra real, serán ya ¡1.850 millones!
Parece ser que a finales de los años setenta los gobernantes chinos,
alarmados por el aumento y el descontrol de su población, aprobaron una ley
por la que se “recomendaba” a las familias no tener más de un hijo. Lo
denominaron el plan demográfico de “hijo único” con el fin de restringir la
natalidad. En las ciudades a los matrimonios sólo se les permitía tener un hijo;
mientras que en las zonas rurales, podían ser, como máximo, dos. A raíz de
esta norma, muchos padres se vieron obligados a dejar a sus retoños en
edificios oficiales, hospitales, orfanatos o en plena calle, especialmente si eran
niñas. En la peor de las situaciones, muchas mujeres no tuvieron más
remedio que abortar. Lo hacían clandestinamente, y con un importante riesgo
para su salud y seguridad, ya que esa práctica continúa prohibida en su país.

En el caso de tener más de un descendiente y haber de elegir entre quedarse


con el niño o con la niña, preferían al chico. Frente a quienes consideran que
la razón sea por su fuerza, y su mayor utilidad como mano de obra en las
tareas del campo o en los quehaceres familiares, nos parece más una
preferencia de tipo cultural. Para muchos campesinos era una deshonra haber
traído al mundo una hija y no un heredero masculino.

Así que los padres, indica Virtu Morón, no disponían de más opción que
deshacerse de las niñas si querían sobrevivir en aquella sociedad. Estaba claro
que en China los niños nacían con un pan debajo del brazo; en cambio, las niñas
eran un problema para las familias y para la comunidad.
Marcelo Muñoz reflexiona sobre la política del “hijo único”:

• Sólo se permite tener un hijo por familia, aunque en algunas grandes


ciudades chinas, como Beijing y Shanghai, las leyes se están relajando
un poco dependiendo de las circunstancias y si las familias cumplen
diversos requisitos. Por ejemplo, si los dos padres son a su vez hijos
únicos, pueden tener más de un descendiente, o si su apellido es muy
extraño y está en peligro de desaparecer también pueden tener más hijos
para conservar el nombre de la familia, o si su abuelo fue un héroe
reconocido y galardonado por la revolución comunista. Además, en China
hay cincuenta y cinco minorías étnicas y los que pertenecen a ellas
pueden tener todos los hijos que quieran, sin límite.

• Los que no pueden son los chinos pertenecientes al grupo étnico “Han”
(mayoritario en China), que representan el 95% de la población.

• En el campo, si el primer hijo es una niña se permite tener un segundo


para darle la oportunidad de tener un varón. Ahora bien, si llega otra niña,
ya no podrán intentarlo de nuevo, a no ser que renuncien a ella.

• La inmensa mayoría de las niñas adoptadas en China son niñas del


campo. Aunque las circunstancias familiares no son siempre las mismas,
generalmente las dejan o bien porque es la primogénita y prefieren
tener un chico, o bien porque ya tienen otro hijo y ésta nace en
segundo lugar. También hay casos en los que las familias son muy
pobres y no tienen dinero para cuidar de las niñas o porque proceden
de madres solteras, o de mujeres violadas, que no se pueden hacer
cargo de las niñas.

• La adopción nacional es muy complicada. Nadie quiere un segundo o


tercer hijo. Como mucho, el Gobierno entrega a las niñas a familias de
acogida y allí esperan el momento de ser adoptadas por extranjeros.
En China, la adopción de niños por parte de parejas nacionales que no
pueden tener hijos está mal vista y se les condena así a no formar una
familia de por vida, aunque, afortunadamente, esta costumbre está
cambiando.

• Frente a lo que muchos opinan, la preferencia de los niños varones,


frente a las niñas, no se debe a que éstos sean mejores para trabajar
en el campo. De hecho, hay muchísimas mujeres que trabajan la tierra.
Una razón más poderosa es cultural: cuando la hija crezca, después de
haberla mantenido y educado toda la vida, se casará y pasará a formar
parte de la familia del marido, con lo cual se valora como una “mala
inversión”. “Y sus padres se quedan sin descendencia que cuide de
ellos. Las cartas están marcadas para que la niña no sea bienvenida”
(Marcelo Muñoz; El enigma chino. Treinta años de observador)
Hasta principios del XX, continúa Marcelo Muñoz, el nacimiento de un hijo era el
mayor regalo, porque con él se mantenía y continuaba la relación directa de los
antepasados; mientras que las niñas, al casarse, pasaban a la familia del novio, a
otra línea de antepasados. Esta sucesión es tan importante porque es el núcleo
del confucianismo: el culto a los antepasados, la pertenencia a un linaje y su
perpetuación. Tanto que, si la esposa no era capaz de dar un hijo, el marido
tomaba como esposa a la concubina principal.

Debido a que sólo pueden tener un hijo, prefieren a un chico porque para ellos
supone asegurarse una jubilación, pues es el hombre el que se hace cargo de sus
padres y no la mujer. Como en China no existe un sistema de pensiones (excepto
para los funcionarios), o las que hay son muy bajas, la única posibilidad de
subsistir al llegar a la vejez es teniendo un hijo varón. En España suele ser la
mujer la que se preocupa de los padres, en China pasa al revés (el marido cuida
de los mayores y su mujer le ayuda).

Sara Barrena, en Venida de la lluvia, considera que probablemente no es la propia


madre quien toma la decisión de dejar a la niña. La madre puede estar sometida a
las presiones del resto de la familia, del ambiente, de una cultura milenaria, puede
estar sola y no tener salida. Por otra parte, el destino de las mujeres en
determinadas zonas rurales de China es terrible. Si el bebé fuera un varón tendría
una vida mucho más sencilla por delante. Quizá esas madres sienten que,
entregándolas, liberan a sus hijas de un destino duro y cruel que ellas mismas
padecen.
El índice de suicidios entre las mujeres chinas de zonas rurales es el más alto
del mundo. Una tercera parte de las muertes de mujeres en la China rural son
suicidios. Según se ha publicado, más de dos millones de chinas intentan
suicidarse cada año y al menos trescientas mil lo consiguen. Probablemente
la cifra de los suicidios que no salen a la luz es aún más elevada.

Si tenemos presente todo lo anteriormente comentado, podremos entender


cómo en China está prohibido que una mujer embarazada vaya a un hospital
a hacerse una ecografía para saber el sexo del futuro bebé. Si lo permitieran
no nacería ninguna niña. Además, si un médico se da cuenta de que esa
mujer ya ha tenido un primer hijo, tiene la obligación de denunciarla.

Aunque la tendencia en las ciudades es la de que da igual que sea un niño o


una niña, en el fondo desean un chico (costumbre milenaria arraigada y
reforzada por el Confucianismo). El hijo tiene la obligación moral no sólo de
hacerse cargo de sus padres cuando estos son mayores, sino también de
mantenerlos desde que comienza a trabajar y ganar dinero, aunque aún sean
jóvenes y no se hayan jubilado. Y si con el tiempo se casa y se compra un
piso, debe llevarse a sus padres con él y con su familia.
Toda esta situación está generando que en la actualidad haya cerca de treinta
millones de hombres chinos que nunca podrán casarse o encontrar pareja.
Por eso ahora, sobre todo en el campo, está volviendo la vieja práctica de
arreglar matrimonios entre familias cuando los niños aún son pequeños, para
asegurarse un casamiento y así perpetuar el apellido.

Marcelo Muñoz afirma que en la actualidad se están produciendo en China


cambios sociológicos muy profundos, que están alterando las
consideraciones demográficas anteriormente señaladas:

• Muchos matrimonios jóvenes ya no van a vivir con sus padres


al casarse.
• La igualdad entre sexos gana terreno, sobre todo en la ciudad.
• En el campo, la emigración masiva está cambiando las
tradiciones.
• La ausencia de varones en las aldeas facilita el protagonismo
de la mujer.
Una muestra notable de dichos cambios sociológicos queda registrada en la
apertura de la adopción nacional en China. Hasta 2004 los chinos no podían
adoptar a los menores institucionalizados. Será ese hecho uno de los elementos
que ha desencadenado una más larga espera de las familias españolas en la
adopción internacional con la República Popular China.
Beatriz San Román nos presenta los datos correspondientes a la adopción
nacional e internacional china en los últimos años. Al analizarlos
comprenderemos cómo resulta obvio que al reducirse el número de menores
adoptables, junto a otros factores sociopolíticos, se incremente el tiempo
de espera en la adopción internacional.

LA ADOPCIÓN NACIONAL E INTERNACIONAL EN LA R.P.CHINA

AÑO ADOPCIONES ADOPCIONES TOTAL


NACIONALES INTERNACIONALES ADOPCIONES
2004 40.000 12.500 52.500
2005 35.500 14.000 49.500
2006 38.400 9.800 48.200
2007 36.000 10.000 46.000
3.- ADOPCIÓN INTERNACIONAL
Y ADOPCIÓN EN LA R. P. CHINA.

Virtu Morón, en Una luz vino de Oriente. Historia de una doble adopción, nos
comenta el impacto que tuvo “Las habitaciones de la muerte”, reportaje
elaborado por unos periodistas ingleses, a principios de los años noventa. En
él se ponían en evidencia las condiciones infrahumanas en las que vivían
miles de niñas en orfanatos de China. Las cámaras ocultas, con las que
realizaron la mayor parte de la grabación, habían conseguido registrar a más
de una pequeña agonizando en su cama, abandonada, desatendida,
contando con la única ayuda de otras menores, las de aspecto más
saludable, que las tapaban, les daban agua y algún que otro alimento.
Ningún adulto aparecía en el reportaje haciéndose cargo de las niñas. Las
crías eran muy pequeñas, la mayoría no superaba los tres años de edad.

Las imágenes de aquellas niñas tan frágiles, atadas en sus pequeñas tronas y
sillas de bambú, enfermas, consumidas, en los huesos, permanecen todavía hoy
en nuestra memoria.
“Me consta que la emisión de ese reportaje conmovió, como ocurrió
con nosotros a muchas familias. Quizá por eso China sea el país de
donde proceden más niñas adoptadas. Dicen que reciben unas dos
mil solicitudes mensuales de todo el mundo. Y los españoles,
después de los norteamericanos, los que más vamos allí a buscar a
nuestras hijas, aunque si tenemos en cuenta el volumen de nuestra
población, proporcionalmente somos los primeros”.
(Virtu Morón; Una luz vino de Oriente.
Historia de una doble adopción)

En este sentido J. Vicente Castelló matiza, en Muñecas de porcelana.


Adopción en China: el inicio de una nueva vida, que en la actualidad, Estados
Unidos es el país que más adopciones realiza en China (llevan adoptando
desde principios de los ochenta), y España ocupa el segundo lugar. Les
siguen Canadá, Francia, Noruega, Holanda o Australia.

J. Vicente Castelló continúa aclarando cómo la mayoría de los chinos ni


siquiera sabe que hay extranjeros que vienen a China a adoptar. Sin
embargo, los que sí lo saben, sobre todo al cruzarse con familias adoptantes
por las calles, sí lo ven bien, pues entienden que son niñas de orfanatos y
que ahora tienen la posibilidad de crecer con unos padres y un hogar, en un
país más rico, donde tendrán un futuro mejor y una buena educación.
Cuando nos ven con nuestr@s hij@s nos suelen felicitar y repiten una y otra
vez lo afortunad@s que somos.
Ahora bien, como sostiene Sara Barrena en Venida de la lluvia, la adopción
también tiene su lado más doloroso. Si podemos ser padres es porque alguien
“abandonó” a nuestr@ hij@. Sin embargo, esa palabra no resulta del todo
conveniente, ni agradable.

“No conocemos las circunstancias ni creemos que nunca lleguemos


a saber la historia de sus padres biológicos, aquello que hizo que
su madre o quien fuera tuviera que dejarla para que la encontrasen.
Si lo hizo, estamos convencidos de que fue porque no tenía otra
salida. La quería y buscó lo mejor para ella de la única manera que
pudo. Eso no es exactamente un abandono. Ninguna mujer se
separaría de su bebé de no sentir que el problema es insuperable y
que no tiene otra salida.”
(Sara Barrena; Venida de la lluvia).

En la República Popular China, el cumplimiento de la ley varía mucho de una


región a otra. Algunas zonas son más estrictas que otras, pero en muchos
casos tener un hijo sin permiso del gobierno puede significar enormes multas,
la pérdida del empleo, del hogar. Se les puede obligar también a una
esterilización forzosa. En muchos casos las mujeres son obligadas por la
fuerza a abortar, a veces en estados de gestación muy avanzados. Si la
familia se queda con el hijo no permitido la multa puede suponer el
equivalente al salario de varios años.
Si se quedan ese niño de forma clandestina, jamás tendrá derecho a sanidad
o educación, simplemente no existirá. A veces, si las mujeres llevan en su
vientre un hijo sin permiso se ven obligadas a esconderse y finalmente tienen
que dar a luz en su propia casa o en hospitales usando nombres falsos. Sara
Barrena dirá que otras veces, en lugares pequeños, la gente simplemente
calla cuando aparece un embarazo y hay un consentimiento tácito a una
renuncia o algo peor, nadie pregunta qué fue del bebé.

Que una mujer en China lleve su embarazo a término y que se dirija con su
hija a un lugar donde dejarla para que la encuentren, consiguiendo así una
manera de “salvarla” , dirá Sara Barrena, es un acto de mucha desesperación
y dolor, de gran impotencia, pero también un elemento inequívoco de
generosidad. Deja a su hija sabiendo que si la descubren puede incluso
acabar en la cárcel, porque abandonar a un hijo en China es un delito penado
por la ley. Si la descubren puede recibir multas equivalentes a tres años de
sueldo de los dos miembros de la pareja o un despido fulminante, la
marginación social y, en definitiva, la pobreza y la imposibilidad de sobrevivir
dignamente.

Características singulares de la adopción china:

• Dadas las características del origen de las niñas adoptadas en China, al


ser todas de provincias, nos indica J. Vicente Castelló, muchas de ellas
no han escuchado el mandarín, sino más bien el dialecto de su zona.
• ¿Qué habría que considerar sobre las adopciones de niñ@s chinas por
extranjeros? Casi la mayoría son de niñas, y del campo. En este sentido
resulta muy interesante conocer el análisis de Marcelo Muñoz. Éste nos indica
cómo “en los países occidentales son muy ‘visibles’ las niñas chinas, pero las
cifras absolutas son muy reducidas, menos de 60.000 en los últimos 10 años.
Entre los países emisores de adopciones, China está en las cifras más bajas.
De Rusia, por ejemplo, son 62 por millón de habitantes; de Corea del Sur, 47;
de China sólo 4, y va a disminuir. Según el Departamento Nacional de
Adopciones, con destino a España se han autorizado, en los últimos diez años,
unas 12.000. Esto supone un 21% de las adopciones concedidas en China” (El
enigma chino. Treinta años de observador).
• Hace años, las estadísticas oficiales mostraban que sólo se adopta un niño
por cada cien niñas. Hoy se ha incrementado este porcentaje de modo bien
considerable (la asignación correspondiente a los expedientes de enero de
2007 fue de un 30% de niños).
• Hay quienes creen que, por regla general, las adopciones de niñ@s mayores
son más complicadas que las que se hacen con bebés. En realidad, no tiene
por qué ser así. Algun@s niñ@s chinos que se encuentran con familias de
acogida saben perfectamente que llegará un día en que vendrán sus padres
adoptivos a recogerlos. De este modo aceptan sin ningún problema a los dos
señores de rostro blanco que les esperan con los brazos abiertos y a quienes
no conocen de nada. Aunque exista la distancia lingüística, desde un primer
momento es más fácil establecer un vínculo fruto del deseo y del amor.
La adopción internacional se va abriendo camino y cada vez son más los
niños que llegan de lejos. Sara Barrena indica cómo, a veces, se cuestiona la
adopción internacional y se alega que no es bueno desarraigar a los niños,
sacarles del lugar donde han nacido y al que pertenecen. Como bien indica
ella, peor es no tener familia. Allí no hay familias suficientes que puedan
adoptarlos, y todo niño tiene derecho a una familia, al amor de una madre,
tiene derecho a reír, a ser amado, tiene derecho a un futuro, necesita una
infancia feliz.

Para finalizar este apartado quisiéramos hacer nuestras las siguientes


palabras de Sara Barrena:
“Hay quienes dicen que las niñas chinas traídas a España serán
mujeres de ninguna parte. A mí me gusta pensar que serán de
todas. Sus peculiares circunstancias les permitirán comprender
aquellas cosas que, quienes han vivido siempre en un rincón, quizá
no pueden ver. Serán mujeres valientes, fuertes. Su vida será, sin
lugar a dudas, más rica. Y, sobre todo, más feliz”.
(Sara Barrena; Venida de la lluvia.)
4.- EL NOMBRE CHINO
DE NUESTR@S HIJ@S.

En relación con el nombre, hay que señalar que en China escriben primero
el apellido y después el nombre.
“A la hora de poner nombre a las criaturas abandonadas lo hacen de la
siguiente manera: la primera parte es el apellido, por ejemplo Gan, y suele
hacer referencia al apellido del director del orfanato, al centro de acogida o a
la zona del país a la que pertenece, como puede ser Ganzou. Y la segunda,
por ejemplo Yan, el nombre que alguien escogió para ella. Quizá el director
del centro o alguna de las cuidadoras que se hacían cargo de ella” .
(Virtu Morón; Una luz vino de Oriente).

En situaciones informales los chinos se dirigen unos a otros por sus


apellidos, anteponiéndoles las palabras “lao” (viejo; por ejemplo, Lao Zhang)
o “xiao” (joven; por ejemplo, Xiao Zang). Sólo los miembros de la familia y los
amigos muy cercanos pueden llamar a alguien por su nombre propio.

A la hora de elegir el nombre de sus hijos, las familias muestran diversas opciones:
• Por lo general, las familias deciden escoger para sus hij@s nombres
españoles.
• Algunos padres optan por mantener el nombre propio que se le asignó en el
orfanato. De este modo se pretende el reconocimiento de sus orígenes.
Consideran que es lo único que conservan de China una vez aquí.
Hay quienes no participan de esta opción, pues consideran que ese nombre
era un nombre puesto en el orfanato, por una institución, y que tampoco era
un nombre elegido por los padres biológicos. Además, consideran que en
España resultaría más complicado tener un nombre chino.
• Otros optan por elegir un nombre compuesto de uno español y otro chino.
• Pocos padres deciden conservar el nombre original sin añadirle uno español.
• J. Vicente Castelló dirá que cada uno es libre de poner el nombre que más
desee a su hij@, aunque en España es imposible que la gente pronuncie
correctamente un nombre chino, por la dificultad tonal del idioma y también
porque existen sonidos en mandarín que no se utilizan en castellano. La niña
acaba llamándose de mil formas, menos como debería. A eso hay que añadir
que esos nombres nos dan pocas pistas sobre si es niña o niño. Hay otra
opción, nos indicará J. Vicente Castelló, y que es tan válida como cualquier
otra: sería traducir al castellano el nombre chino, con lo que tendríamos
calificativos tan bonitos como poéticos.
5.- ANIMALES CARACTERÍSTICOS DE
LA R. P. CHINA Y VALOR SIMBÓLICO.

José Frèche, en su obra Érase una vez China. De la Antigüedad al siglo XXI,
nos presenta el bestiario de los chinos. De este modo apreciaremos como
tras cada animal, que los chinos dividen en cuatro categorías, según tengan
pluma, pelo, escamas o caparazón, se esconde el símbolo de una
característica física, moral o conceptual:

• El buey (niu), asociado a la bondad, la calma y la fuerza;


• El ciervo (lu), símbolo de riqueza y de longevidad, cuya cornamenta
todavía es utilizada en la farmacopea china;
• El caballo (ma), que es el emblema de la sabiduría, de la velocidad y la
resistencia;
• El perro (gou), el mejor compañero de los inmortales (aunque sea un
manjar especialmente apreciado);
• El zorro (hu), un animal capaz de jugarnos una mala pasada, además
de ser el más longevo;
• El mono (hou), asociado al sabio (y a la astucia), que se esconde bajo
una apariencia ridículamente bonachona;
• El tigre (hu), animal rey (cuya leyenda dice que se vuelve blanco
cuando cumple quinientos años), símbolo de la ferocidad y de la potencia;
• La grulla (he), que siempre sujeta con su pico la seta de la inmortalidad,
lingzhi, y es el pájaro más benefactor;
• El fénix (feng si es macho y huang cuando se trata de una hembra) es
el jefe supremo de los pájaros y el símbolo del emperador, a quien acude
a felicitar cuando éste recibe el mandato del Cielo;
• En China, el dragón –junto con el fénix (del cual es su padre, ya que
éste fue engendrado por el dragón volador…)- siempre fue considerado
como la más fausta, consagrada, inteligente y protectora de las criaturas
del planeta.
El dragón era el símbolo del emperador, el Hijo del Cielo, que se
calificaba a sí mismo como el “verdadero dragón”, y cuyo vestido
ceremonial estaba adornado por un dragón imperial de cinco garras que
también aparecía en toda su vajilla y muebles.
El dragón domina por igual el trueno y la lluvia; a él se le reza para
protegerse de los grandes cataclismos (inundaciones, incendios o
temblores de tierra); él es quien distribuye la lluvia y el rocío
bienhechores, sin los cuales resulta imposible cualquier tipo de
agricultura.
• El pez (yu) es, por homofonía, sinónimo de abundancia y riqueza;
• La tortuga (gui), indistintamente llamada “mensajero vestido de verde”,
“sombrío guerrero” o “sostén del mundo”, es el animal benefactor de la
humanidad, porque sostiene las Islas Inmortales y por su fabuloso
caparazón, sobre el que los adivinos leían el futuro de los hombres.

José Frèche también nos presenta algunas especies raras, típicas de China:

• En el norte de China, en los confines de Siberia, cuando el invierno es


muy rudo, el tigre blanco de la taiga, un terrible felino capaz de matar a
una vaca de tres patadas, intenta una incursión en territorio chino.
• Yendo hacia el sur de China, nos encontramos al panda gigante. Este
plantígrado, símbolo de los ecologistas del mundo entero, vive en los
valles situados entre las cadenas montañosas de la provincia de
Sichuan, de dentadas cimas, y los primeros contrafuertes cubiertos de
nieves y heleros del Himalaya tibetano.
• Otras especies raras pueblan las montañas chinas: el leopardo de las
nieves, el íbice, la marta cibelina o el yak salvaje.
6.- LA FASCINACIÓN DE LOS CHINOS
POR LA NUMEROLOGÍA.
En Érase una vez China. De la Antigüedad al siglo XXI, José Frèche también
nos muestra la fascinación de los chinos por la numerología, caracterizada por
aplicar determinado valor simbólico a los diferentes números.
• El 3 es el número fundamental y perfecto. Se habla de los “tres
emperadores fundadores” (Fuxi, Shennong y Huangdi), de las “tres
escuelas de pensamiento” (el confucianismo, el taoísmo y el budismo),
de los “tres reinos” (Shu, Wei y Wu) en que se dividió China en el siglo III
d.N.E.; de las “tres invenciones” (la pólvora, la brújula y la imprenta) que
revolucionaron las condiciones de vida de los chinos, e incluso de los
“tres principios del pueblo” (nacionalismo, democracia y solidaridad) del
dirigente moderno Sun Yat-Sen.

• El 4 es una cifra menos afortunada (como el 13 nuestro, trae mala


suerte, y hay hoteles que siguen sin poner este número en los botones
de los ascensores, ya que evoca la muerte).

• El 5 fue siempre un número más fetiche. Se hablará así de los “cinco


secretos de la felicidad” (salud, riqueza, prosperidad, virtud, longevidad),
los “cinco elementos” (madera, fuego, tierra, metal y agua), las “cinco
direcciones” (norte, sur, este, oeste, centro), los “cinco clásicos” (Libro de
libros, Libro de las odas, Crónica del Principado de Lu, Libro de las
mutaciones y Código ritual de los Zhou), los “cinco animales domésticos”
(buey, cordero, cerdo, gallina y perro), las “cinco vísceras” de la medicina
(bazo, pulmones, corazón, hígado y riñón), etc.

• El 7 era considerado el número Yang más “perfecto”.

• El 8 traía buena suerte (recordar la fecha de inicio de los Juegos


Olímpicos en Beijing: el 8 del 8 del 2008, a las 8 de la tarde).

• El 9, porque era el más completo, simboliza al emperador (la mayoría


de los palacios imperiales, de hecho, contaban con 9 patios sucesivos).

• El 10 representaba la “etapa última”, ya que era en ese punto donde


se reunían los “diez troncos celestes” del ciclo del calendario lunar
tradicional.

• El 100 es sinónimo de profusión y abundancia.

• El 10.000 simboliza el infinito.


7.- ALIMENTACIÓN Y COCINA CHINA.

A MODO DE INTRODUCCIÓN.

Antes de analizar las características culinarias chinas, conviene repasar los


comentarios de Jordi Llorens Estapé y Cristina Alonso (La vuelta al mundo en
80 lunas) sobre el análisis de la alimentación desde una perspectiva cultural.
Según ellos, la gastronomía forma parte de la idiosincrasia de un pueblo. Nada
de lo que se cuece es por casualidad. Todos los ingredientes y las formas de
cocinarlos tienen una razón de ser. La realidad de un pueblo se refleja en lo
que come.

Si pensamos que lo vamos a pasar mal con las comidas, sería oportuno llevar
algo de la nuestra con nosotros. Sopas de sobre, embutido convenientemente
envasado al vacío (y sobre todo, salado, nada de jamón en dulce o queso, sino
lomo, jamón…).
Ahora bien, nunca debemos olvidar que comer es un acto social. Y como tal es
un buen momento y lugar para entrar en contacto con la gente y con la cultura
que nos acoge. Por tanto, a disfrutar y buen provecho…
NUESTRA PERCEPCIÓN DE LA COCINA CHINA

Muchos visitantes creen que en China se come como en los restaurantes


chinos de España (lo que ocurre en estos restaurantes es que han adaptado
ciertos platos a los gustos occidentales y han inventado recetas que no son ni
chinas ni europeas y que se acercan a lo que nuestro paladar es capaz de
asimilar). Pero la gastronomía china es una de las más variadas, ricas y
suculentas del mundo. Se trata de abrir la mente a nuevas sensaciones.

Una práctica frecuente, sobre todo en familias extremeñas, es la de llevar a


China, desde España, sobres de chacina envasadas al vacío (ya sea jamón
serrano, chorizo, salchichón, lomo embuchado…). De este modo se consigue
mantener un vínculo gastronómico y sentimental con nuestra tierra. Y, en
determinados momentos dar un descanso a nuestros estómagos, o evitar salir
a cenar alguna noche que nos encontremos especialmente cansados.

Jordi Llorens Estapé y Cristina Alonso nos recuerdan que no hay que olvidar
que los cambios de comida propician desajustes estomacales y a veces no hay
antidiarreico que los remedie. O por el contrario puede pasar que la visita al
señor Roca se retrase extrañamente demasiado.
Para conocer un poco más los hábitos alimenticios chinos, conviene atender a
los comentarios de J. Vicente Castelló, en su obra Muñecas de porcelana.
Adopción en China: el inicio de una nueva vida. Presentamos a continuación
algunos de sus comentarios.

Nuestro horario de comidas es muy diferente al chino:


• se desayuna muy temprano,
• se come a partir de las once y media hasta la una y media, y
• se cena de cinco y media a nueve (a partir de esa hora ya no te
sirven).

Es habitual encontrar en el bufé del hotel una amplia y variada oferta


gastronómica compuesta tanto por comida china, como asiática y occidental.
Cuando estéis cansados de la comida del bufé, podéis pedir comida a la carta:
carnes a la brasa o a la parrilla, espaguetis a la carbonara, sándwiches de
muchos tipos, patatas fritas, ensaladas…

Al pasear por las calles encontraremos algunos puestos de alimentación que


llamarán sorprendentemente nuestra atención. Los insectos que allí se exponen,
en principio, no representan una garantía sanitaria, ya que no suelen pasar por
controles y pueden contener toxinas que a los turistas nos sienten muy mal.
En China, cuando comemos, nos sorprende el tipo de mesas de los
restaurantes. Mesas redondas para unos seis u ocho comensales. Tienen un
cristal circular en medio para girar permitiendo a cada comensal poder
picotear de todos y cada uno de los múltiples platos que contiene. Además
cada uno cuenta con su propio cuenco, su par de palillos, una cuchara y un
paño húmedo y caliente para limpiarse las manos. Si necesitamos cubiertos
debemos pedirlos. Si los tienen nos los entregarán (recordar que donde nos
lleven a comer están acostumbrados a atender a extranjeros). En el bufé del
hotel podemos encontrar, sin problemas, cuchara, tenedor y cuchillo.

Respecto de la comida de l@s niñ@s, hay que señalar que no tendremos


ningún problema en encontrar, durante nuestra estancia en China, todo tipo de
potitos: de pollo, verduras y frutas (los más exitosos entre los comensales);
también de pescado o hígado (los menos adaptados a su paladar). Los que
más a gusto se comen son el de calabaza con manzana y los de “lili”, un tipo
de fruta con un sabor dulzón muy rico.
LA GASTRONOMÍA CHINA.

Como bien sugieren Tong Chee Hwee y Yuji Wakiya (en su obra Cocinas del
mundo. China), la gastronomía china es, sin duda, una de las más conocidas
alrededor del planeta. Sin embargo, el concepto de cocina china que ha
llegado a Occidente no responde con exactitud a la variedad y riqueza
culinaria de este país de enormes dimensiones.

Estos autores nos indican que la gastronomía china es una de las más
evolucionadas a tenor de su historia, que suma 5.000 años. Tan milenaria
como su cultura, la actual gastronomía china funde las extravagancias nacidas
en los palacios imperiales y en las cocinas del pueblo. Se trata de una cocina
pura y polifacética, que carece de grandes transformaciones de los alimentos,
y cuya principal arma es la inspiración desde el producto y desde la
espiritualidad: desde las normas de etiqueta y presentación marcadas por
Confucio, a la apuesta por unas recetas sanas y el análisis nutricional de los
alimentos de los taoístas, o la tendencia al vegetarianismo de los budistas.
Vicenta Cobo, en su obra Viaje al corazón de China. En el vientre del dragón,
nos presenta un interesante dato, al afirmar que la comida china se basa en el
equilibrio entre los alimentos yin (fuertes como puede ser la carne) y yang
(más suave como el arroz).

En este mismo sentido incidirán Tong Chee Hwee y Yuji Wakiya: el concepto
principal de la comida china, directamente heredado de su filosofía del yin y el
yang, es el deseo de equilibrio. La idea de que en cada aspecto de la vida
existen dos fuerzas opuestas se traslada a la gastronomía en el deseo de lograr
un equilibrio entre los sabores agrios y los dulces, la textura de las carnes
cortadas en pequeñas rodajas y las crujientes hortalizas, las salsas fuertes
sobre fondos neutros… Este contraste debe expresarse tanto en el sabor y
aroma como en las texturas y colores, por lo que los platos chinos también
juegan con el ritual de la presentación.

Otra característica destacable de la gastronomía china es su actualidad, al ser


una de las cocinas más exportables y fuente de inspiración en todo el mundo.

La variedad de sus territorios, así como los diferentes cultivos y frutos


autóctonos que se dan en ellos, la hacen particularmente heterogénea. De un
extremo a otro del país, cada región tiene un recetario tan distinto que casi
deberíamos hablar de las cocinas chinas.
Para introducirnos inicialmente en la diversidad y el exotismo de la cocina china,
conviene atender a los comentarios presentados por Marcelo Muñoz en su obra
El enigma chino. Treinta años de observador.

Platos exóticos… y diversas cocinas:

• La cocina cantonesa es considerada la más completa y variada. Es la


que más se imita en los restaurantes chinos en España. En Cantón, un
restaurante exótico, el “Sabores Salvajes”, resulta una especie de zoo
con garzas, linces, grullas, zorros, serpientes… exhibidos en jaulas para
elegir “en vivo” el menú. O, para bolsillos fuertes, el “Villa Pescadores del
Mar”.

• En Yunnan, la provincia de 46 etnias, existe una oferta gastronómica y


variada. “Langosta frita”… a 3.000 kilómetros de la costa: claro, eran
langostas de campo. “La serpiente viva”, con variedades para elegir:
abierta, despellejada ante los comensales, se sirve su sangre en una copa
para brindar.

• En Hangzhou, ciudad de lagos, budas y templos… y un calor sofocante


en verano: carnes glaseadas, estofados de pato, frituras de pescado…
• En Xiamen: puerto marítimo para degustar toda clase de marisco fresco
del pacífico. Destaca la langosta cruda, macerada con diversas salsas.

• Y marisco fresco, casi en cualquier parte de China, adobado, en


salsas… puede ser de criaderos de agua dulce.

• Finalmente, nos indicará Marcelo Muñoz, hay que saber que la


gastronomía china en el sur (sobre todo en provincias como Sichuan,
Chongquing y Hunan) es muy picante. En el sur hay un dicho popular:
“Todo lo que se mueve se come”. Éste es un signo elemental de
supervivencia. En el campo aún se conserva el saludo tradicional de
“¿has comido hoy?”, como reminiscencia de las épocas de hambrunas.
También conviene señalar que a pesar de esta información, debemos
tranquilizarnos si viajamos a las provincias del sur. Hay que saber que en
los hoteles se puede tomar una comida menos picante y también ofertan
cocina internacional.

Por su parte, José Frèche, en su obra Érase una vez China. De la Antigüedad al
siglo XXI, nos presenta una primera clasificación de la cocina china (las cuatro
escuelas de cocina china): la cocina china se suele dividir en cuatro escuelas,
que se corresponden con cada parte del territorio del país:
 Al norte, el trigo, el mijo y la col.

Al norte, el trigo y el mijo, preparados en albóndigas cocinadas al vapor


(jiaozi) o en raviolis, constituyen, junto con la col, la base de la
alimentación; el plato de los días de fiesta es el célebre pato a la
pekinesa, del que se come la piel crujiente sobre finas tortas de trigo,
acompañadas de cebolleta y de pasta de judía fermentada. La influencia
de la cocina mongola es fuerte, sobre todo en el empleo de la barbacoa
y la “fondue”. Los soldados mongoles cocinaban en sus escudos de
hierro los animales que cazaban a caballo, utilizando sus cascos a modo
de ollas para hervir carne de cordero y verduras.

 Al este, la cocina al wok.

Al este, en el litoral marítimo, la abundancia de ingredientes y de


condimentos da lugar a una cocina extremadamente variada, donde es
frecuente el uso del “wok”. Las especialidades agridulces, a base de
salsa roja dulce, son también muy apreciadas. En esta región la cocina
vegetariana alcanza altas cotas de creatividad.
 Al oeste, la guindilla y la pimienta.

En la provincia de Sichuan abunda la guindilla roja, que fue introducida


por comerciantes españoles a comienzos de la dinastía Quing, y que
tiene la particularidad de detener la sudoración, algo a tener muy en
cuenta en una región donde los veranos son abrasadores. Esta zona
también es famosa por la pimienta de Sichuan, el ajo y la cebolla. La
carne, antes de cocinarse, se suele marinar en vinagre. Los pescados
se cocinan en un caldo corto sazonado con especias.

 Al sur, arroz a la cantonesa y todo tipo de animales.

La cocina del sur es la más extendida fuera de China: “dim sum” al


vapor o arroz a la cantonesa, sin olvidar los rollitos de primavera y otras
pastas imperiales. Sin embargo, fuera de China resulta muy difícil
degustar los animales que hacen las delicias de cantoneses: perros,
gatos, mapaches, ratas, lagartos e incluso monos; estos últimos suelen
tomarse vivos, pues cuanto más fresca esté su carne, mayores son sus
virtudes energéticas o afrodisíacas…
DIFERENTES ESCUELAS DE LA GASTRONOMÍA CHINA.

A pesar de que la clasificación tradicional de la cocina china se establece


atendiendo a cuatro grandes líneas (como indican José Frèche, en Érase una
vez China. De la Antigüedad al siglo XXI o Tong Chee Hwee y Yuji Wakiya, en
su obra Cocinas del mundo. China), nosotros creemos necesario hacer un
análisis de la misma atendiendo a cinco familias culinarias. Esta categorización
responde al intento de abordar su análisis atendiendo a la concepción china
sobre los cinco puntos cardinales: este, oeste, norte, sur y centro. Así mismo
hay que ser conscientes de la característica distribución poblacional en China,
donde percibimos una descompensación notable entre el este y el oeste: la
mayor densidad de la población china se ubica en el este del país.

Así pues, atendiendo a los criterios anteriormente descritos, presentaremos


una análisis que parte de la clasificación realizada por Ignacio Medina en su
obra China. Cocina país por país. Cuando la esencia y el espíritu dan forma a
la cocina china. Igualmente, queremos señalar que a la hora de abordar el
análisis de las diversas escuelas o familias culinarias, nos apoyaremos en los
análisis aportados por Tong Chee Hwee y Yuji Wakiya, en su obra Cocinas del
mundo. China.
La República Popular China es un país descomunal, que se caracteriza
gastronómicamente por presentar cinco familias culinarias, de carácter
territorial, claramente diferenciadas. Para Ignacio Medina los epicentros de
estas grandes ramas de cocina están:

1) en Beijing, en el noreste del país,


2) en Sichuan, que ocupa las regiones del centro de China,
3) en Yunnan, región del sur fronteriza con Vietnam, Camboya y
Tailandia,
4) en Cantón, inscrita en la región de Guangdong, que recorre el
sureste chino a lo largo de la llamada Costa Dentada y,
5) finalmente, en Shanghai, ubicada en la costa este de China.

Son las cinco grandes líneas de la cocina de un país que ocupa buena parte
de un continente y que disfruta de una despensa que lo incluye prácticamente
todo: desde los frutos tropicales hasta los mariscos secos, pasando por los
productos más simples y las propuestas más impactantes que podamos
imaginar.
1.- CONTRASTES EN EL NORTE DEL PAÍS
(LA COCINA DE BEIJING EN EL NORESTE)

Tong Chee Hwee y Yuji Wakiya nos indican que en el norte, la región más
significativa es Hebei, donde se encuentra la ciudad de Pekín.
Esta zona está bañada por el río Amarillo y cuenta con tierras muy fértiles
donde se cultiva arroz, trigo, sorgo o maíz.

Las dos principales tradiciones culinarias son:


1) las de Shandong, que da nombre a la escuela del norte, y
2) la cocina propia de Pekín, marcada por el esfuerzo de los
cocineros imperiales por satisfacer los gustos del emperador.

En líneas generales, son platos de fuerte color y sabor, con productos frescos
del mar, predominio de las carnes de cordero, derivados del trigo y la salsa
de soja como principal aliño. Entre los platos más populares destacan los
raviolis chinos, rellenos de verdura o carne picada, y hervidos al vapor; o los
“bao zi”, una masa cocida al vapor y también rellena de verduras o setas.
La cocina de Shandong, una región bastante templada frente a las extremas
condiciones del resto de provincias del norte, aparece muy influida por la herencia
mongola. Los platos más conocidos son la barbacoa y la “fondue” mongola, ideados
para disfrutar en comunidad. Por ejemplo, la fondue consiste en una olla con caldo a
fuego lento, donde se cuecen pequeñas lonchas de carne o verdura.

Ignacio Medina sostiene que Beijing, la capital de China, es el centro de una


región en la que la cocina de corte imperial convivía con la de los habitantes de
las llanuras del norte, marcado por la pobreza de sus ingredientes. La cultura de
Pekín es cosmopolita. Fruto de diversos cruces de culturas, los hábitos
culinarios nacen de la influencia de los jinetes musulmanes que atravesaron la
Gran Muralla para conquistar el imperio, del legado de los pueblos mongoles,
sólo perceptible en esta zona del país, o de la considerable influencia de la
cocina manchú. En esta zona destacan la elegancia y ligereza de sus guisos.

En la cocina pekinesa, según Tong Chee Hwee y Yuji Wakiya, predomina el


cordero sobre el cerdo, guisado a fuego lento en una cazuela con vino y salsa
de soja, y son importantes las sopas y el ajo, que a veces se consume como
ingrediente único.
Sin embargo, según estos autores, el indudable protagonista de la cocina
pekinesa es el pato laqueado, que recibe el nombre de pato de Pekín. Para su
preparación, se insufla aire entre la piel y la carne de un pato, que se blanquea,
se pincela con miel y se cuelga en un lugar fresco y aireado hasta que la piel
quede apergaminada, con un color dorado y brillante. A continuación se asa y
se corta en finas lonchas, que se comen envueltas en crepes junto a cebolletas
y salsa.

Ignacio Medina considera que el pato laqueado es el principal emblema de una


cocina que cambia de forma drástica con las estaciones y que tiene como
productos básicos el boniato, llegado desde Filipinas, las salsas de judía de soja,
las cebollas tiernas y el ajo. Los cereales, los nabos y la berza son la base de la
cocina invernal que, con la llegada de la primavera, se convierte en un estallido
de formas y colores nacidos de la huerta: tomates, guisantes, calabacines,
melones, berenjenas… que acompañan productos como el pato o los pescados
capturados en las aguas del gran Río Amarillo y en las costas del Pacífico. Entre
ellos, alcanzan especial renombre los langostinos gigantes del golfo de Liaotung.
2.- EL PICANTE DE SICHUAN
(EN EL CENTRO DEL PAÍS)

Tong Chee Hwee y Yuji Wakiya nos indican que la cocina de Sichuan, una de
las provincias más pobladas del país, es más refinada y delicada, donde
predominan las especies y los agridulces picantes, y cuyos encurtidos son
muy apreciados.

Se caracteriza por el escaso énfasis que se da al sabor de los ingredientes a


favor de la importante presencia de los aliños y los aromas fuertes.

Los platos de Sichuan son famosos por su sabor picante y denso, por lo que sus
ingredientes más importantes son el ajo, los pimientos negros, el cilantro o una
mezcla aromática conocida como “cinco especias”, elaborada con anís, canela,
clavos, hinojo y pimienta.

Ignacio Medina añade que el jengibre domina la cocina china, pero la pimienta de
Sichuan (por cierto, se trata de la semilla de una variedad de fresno) es uno de los
grandes protagonistas del recetario de esta región situada en el corazón de China.
El otro es el picante que transmite el chile rojo de Sichuan, una de las muchas
variedades de pimientos que se cultivan por estas latitudes y que tiene su máxima
expresión en un chile rojo conocido como “bomba de acción retardada”. Es una
pequeña guindilla roja que parece tener poco sabor pero poco después arde en el
paladar.
Junto al picante y pese al uso general de pocos ingredientes, según Tong Chee
Hwee y Yuji Wakiya, sus platos también juegan con combinaciones de otros
sabores: dulces, salados o avinagrados. Una buena muestra son las sopas
agripicantes; los tallarines “dan dan”, con salsa de carne picante, guindilla, setas
secas y mariscos; distintos platos de “tofu”, con carne o pimientos; un pastel de
carnes con verduras y cocido al vapor; o pato ahumado con té, en el que se
adoba el pato para ahumarlo y luego cocerlo y saltearlo.

Al tratarse de una región bastante aislada, también conviene citar las técnicas
de conservación de los alimentos, a partir del uso de vinagre y sal, el ahumado
o la salazón.

Hablamos de una región privilegiada, dirá Ignacio Medina, que debe a las
crecidas del Río Azul, el mítico Yangtzé, la extraordinaria fertilidad de sus
tierras. Su cocina suma influencias de la India y los países del sudeste
asiático, con un notable peso de las dietas vegetarianas. Los habitantes de
Sichuan han elevado el brote de bambú a la categoría de delicia culinaria y
trabajan con el “doufu”, también llamado requesón de judías de soja. El
Yangtzé regala espectaculares cangrejos de agua dulce, carpas, anguilas,
ranas, tortugas o serpientes que, en un momento u otro suelen acabar en la
mesa.
3.- LA COCINA DE YUNNAN
(EN EL SUR DEL PAÍS)

Yunnan, provincia ubicada muy cerca del Tibet, Birmania y Laos, es la zona
donde se ubica la mayor concentración de pueblos autóctonos de China, las
denominadas "minorías nacionales". La gastronomía de Yunnan resume la
cocina de las etnias de esta provincia, especialmente de los Bai, antiquísima
cultura que también recibe nombres como Nama, Minjia o Leimo.

Según Ignacio Medina, la cocina de Yunnan repite el cruce de influencias que


encontramos en Sichuan. Por ello, muchos platos picantes y especiados
proceden del vecino Sichuan. Otros están influidos por migraciones de otras
partes de China. Igualmente, su posición en la frontera con los países del
sudeste asiático condiciona la gastronomía de la que dicen que es la región más
bella de China. Aquí se extienden los dominios de las salsas agridulces y de una
especie tan sugestiva como la pimienta roja.

La gran variedad de vegetales que se pueden obtener durante todo el año hace
que esta cocina sea siempre rica. Como curiosidad hay que señalar que uno de
los ingredientes más habituales es el jamón curado, parecido a nuestro serrano.
Otro es un tipo de queso que se toma normalmente frito o cocido al vapor,
combinado con jamón o vegetales.
En primavera y verano las anguilas son un plato típico, considerado por los chinos
como el más nutritivo. Pescados de río o lago, además de cerdo, ternera y cordero
(no olvidemos que una parte de la población es musulmana) son de consumo
corriente.

Mención aparte merece el pato: untado con miel y cocido en hornos especiales es
digno de ser degustado.

Las setas son un ingrediente obligado en muchos platos. Hay docenas de


variedades de las cuales la llamada "Jizong” (parecida a las múrgulas) el
"Yangduxun" son las más apreciadas.

Un plato extraordinario, pero sólo recomendable cuando hace frío, es el "hungao".


Es algo parecido a la "fondue chinoise", pero en auténtico. Se trata de una perola
con un caldo (según el gusto poco o muy picante) colocado sobre un hornillo con
carbón. Acompañando el caldo aparecen gran cantidad de verduras, pescados,
carnes, jamón, huevos, etc... y fideos transparentes. Se van echando los
ingredientes en el caldo y se van comiendo a medida que están en su punto.

Los platos más típicos de esta zona son los “Tallarines que cruzan el puente” (una
sopa muy caliente, cubierta de una fina capa de aceite con fideos, carne y
verduras) y los preparados a base de hongos como el “Ganba Jun” (pequeños
hongos negros fritos con pimientos verdes) o el “Niugan Jun”.
4.- GUANGDONG, DONDE TODO SE COME
(CANTON EN EL SURESTE DEL PAÍS)

Como bien indican Tong Chee Hwee y Yuji Wakiya, la escuela de cocina china más
conocida internacionalmente es la de Guangdong o escuela cantonesa, en el sur del
país. Centralizada en regiones costeras, esta gastronomía ha logrado sacar el
máximo partido a la gran variedad de ingredientes, desde los pescados y los
mariscos a las verduras cultivadas en un clima subtropical o el ganado del interior.

Su éxito internacional se debe tanto a la gran cantidad de cantoneses que


emigraron a Europa y América en los siglos XIX y XX, como a la sencillez de
sus platos, fáciles de reproducir con ingredientes occidentales.
La cocina cantonesa está formada por recetas suaves y con pocos condimentos,
en las que el principal objetivo es conservar el sabor original de los ingredientes.
La habilidad de los cocineros radica en el control de los tiempos de cocción para
lograr una mezcla armoniosa entre todos los elementos.

Pese a que los cocineros cantoneses dominan diversas técnicas de cocción,


destaca el salteado en “wok”, una sartén honda y con un mango de madera que
también está logrando introducirse en los hogares occidentales. Las
características del wok permiten saltear los alimentos con poco aceite y un
fuego vivo. También conviene destacar las pastas rellenas “dim sum”, cocidas
al vapor, salteadas o fritas.
Las regiones costeras del sur de China son famosas por los platos elaborados
con ingredientes inimaginables en otras cocinas del planeta, como ratones,
serpientes, perros, lombrices o pequeños pájaros. Cuentan que los habitantes
de las zonas interiores se burlaban de los gustos de sus vecinos de la costa
señalando que eran salvajes que comían todo lo que vuela menos los aviones,
todo lo que nada menos los barcos y cualquier animal con patas excepto las
mesas. Sin embargo, estos sorprendentes platos se reservan para ocasiones
especiales y la comida del día a día es más ligera y fresca.

En la cocina cantonesa se encuentra, probablemente, la cocina más creativa de


China. La carne, casi ausente, se sustituye por verduras elaboradas con
técnicas como el salteado, el vapor y el asado. También aquí es donde se
producen las mejores salsas de soja, ingrediente del que surge la llamada
“cocina al rojo”.

Ignacio Medina destaca que ésta es una cocina que reverencia el pescado,
mantenido vivo hasta el momento de cocinarlo. La suculenta gamba tigre se
rodea de langostas, anguilas, cangrejos, erizos de mar y todo tipo de
pescados. Junto a ellos, las verduras y los productos de los cultivos
tropicales como el coco o el café, apenas condimentados con un ligero toque
de jengibre y sal.
5.- SUAVIDAD EN EL ESTE
(SHANGHAI)

Como indican Tong Chee Hwee y Yuji Wakiya, mientras Pekín es el símbolo
principal de la cocina del norte, el protagonismo en las regiones del este
corresponde a otra gran ciudad: Shanghai, la capital comercial de China, que
comparte riqueza gastronómica con las regiones de Jiangsu y Zhejiang.

Ignacio Medina nos dirá cómo Shanghai nos espera en el centro de la


línea costera, con una propuesta gastronómica difícilmente comparable.
En esta ciudad, situada entre las más grandes del mundo, podemos
encontrar el origen de productos y fórmulas legendarias dentro y fuera de
China, como los tallarines o el arroz frito.

Tong Chee Hwee y Yuji Wakiya consideran que, en líneas generales, esta
gastronomía se caracteriza por su sabor suave y ligero, y su versatilidad, ya que
sabe aprovechar los recursos naturales de la zona. Mientras el mar, los ríos y
los lagos proporcionan deliciosos pescados y mariscos, en tierra predomina el
cultivo de arroz, trigo, maíz y té.
No deja de ser curioso que parte del prestigio de esta zona costera se deba a
especies de agua dulce, como el cangrejo peludo (que sólo puede consumirse
en otoño) o la carpa de cuatro branquias. Sin olvidar productos tan delicados
como los patos prensados, o la impresionante variedad de capturas que ofrecen
sus costas. Gozan de abundantes y ricas variedades de mariscos.

La cocina de Shanghai significa el cambio drástico en la forma de cocinar.


Frente a la fritura rápida, los cocineros de la tierra prefieren las cocciones
lentas y pausadas que dan vida a propuestas totalmente ajenas a lo que
podemos encontrar en el resto del país.

En esta región, la cocina es agradable a la vista y al paladar, con ingredientes


troceados, cocidos al vapor, a la brasa o en fritura, y presentados con una
atractiva combinación de colores.
En los alrededores de Sanghai también se desarrolló un nuevo método de
cocción, el “hung-shao” (braseado rojo), en el que los alimentos se cuecen
lentamente en una mezcla formada por salsa de soja y vino de arroz, que luego
se reduce y se rocía sobre el ingrediente principal.

En el siglo XIX, la presencia de europeos en Shanghai dejó su huella en


dulces, panes y otros entrantes, que convirtieron a esta cocina en una de las
más eclécticas del país. Entre los platos más populares conviene citar los
langostinos salteados, los pescados acompañados de salsa agridulce o las
llamadas “cabezas de león”, grandes albóndigas de carne con col y gambas.

Por otro lado, al referirnos a Hong Kong, la antigua colonia británica,


observamos que no tiene una línea de cocina propia, aunque cabe resaltar
que, en la ciudad más cosmopolita del país, se reúnen todas las muestras
culinarias posibles.
ETIQUETA Y PROTOCOLO CHINOS

José Vicente Castelló nos presenta algunos consejos sobre etiqueta china
(reglas de cortesía, lo que se debe o no hacer como invitado en un banquete
chino, lo que se supone que es educado o no, y cómo evitar hacer el ridículo),
protocolo oriental:

• La persona más importante se suele sentar en el lugar más


alejado de la puerta. Ésta no suele coincidir con el anfitrión de la
velada, mientras que la persona más joven se colocará cerca de
la puerta.
Tradicionalmente el lugar de honor era reservado frente a la
puerta de entrada del recinto escogido para comer, así se
evitaba que el huésped pudiera tener recelos o temores de ser
atacado por la espalda.
• Sin embargo, el anfitrión siempre debe dar la espalda a la
puerta, y ha de situarse cerca de los camareros para dirigir el
servicio: para poder ir ordenando comida y bebida a su antojo.
• El primero en tomar los palillos para comenzar a comer debe
ser el invitado de honor, sin embargo, quien primero comenzará
es la mujer anfitriona o dueña de casa.
• Uno no debe servirse un poco de todos los platos (como
acostumbramos a hacer nosotros). Debe coger con los palillos
cada manjar sin remover el contenido de la fuente y siempre de
arriba hacia abajo. Tampoco se debe añadir condimentos en las
fuentes que se llevan a la mesa.
• Si se ha cogido una pieza, es de mala educación volverla a
dejar en la fuente si de repente se cambia de idea.
• No se debe engullir de una sola vez la comida ni llenar
excesivamente los platos.
• Aunque no se deben hacer ruidos al comer, según el protocolo
se permite “sorber un poco” la sopa que se toma al final del
banquete.
• Es recomendable llenarse un cuenco con arroz y comerlo junto
con los demás platos, pues es para los chinos como el pan para
nosotros. Respecto del arroz además hay que indicar que no se
debe revolver dentro del tazón, ni extenderlo para enfriarlo.
• Cuando uno deja los palillos en reposo, debe depositarlos en el
apoya palillos situado a nuestra derecha. Jamás hay que dejar
los palillos clavados en vuestro cuenco de arroz, pues éste es un
ritual que recuerda a las varillas de incienso que se encienden
en los templos para honrar a los muertos.
• En un banquete se suelen pedir siempre un número par de
platos, pues el impar estaría reservado para un funeral. Sin
embargo, cuando se sale con amigos se acostumbra a pedir
igual número de platos más uno; es decir, si van a cenar siete
personas, se piden ocho platos.
• Otra costumbre de los banquetes tradicionales chinos es la
de presentar el pollo o el pato entero. Su cabeza debe apuntar
siempre hacia el invitado de más categoría.
• Debemos recordar que a la hora de girar el cristal de la mesa
hay que hacerlo siempre en la misma dirección, pues
consideran que cambiar continuamente de sentido da mala
suerte.
• Si sirven pescado no debemos darle la vuelta. Hay que
comerse primero un lado, luego quitar con disimulo las
espinas y seguir con el resto de la carne.
• Algo que hay que saber es que, si alguna vez nos invitan a
un convite chino, no hay que comerse el cuenco de arroz que
servirán al final. Si lo hacemos creerán que no estamos
satisfechos con la comida y que nos hemos quedado con
hambre, con lo que nuestro anfitrión se ofenderá.
• Hay que recordar que la comida es para los chinos todo un
acontecimiento social, cuya finalidad es proporcionar alegría,
felicidad y placer, y en muchos casos ayudar a cerrar una
transacción o un negocio importante con un socio comercial.
• Antes del plato de respeto o principal, el anfitrión debe
levantar su dedal de “Mei Kuei lu” o de aguardiente de arroz, y
beber a la salud de sus invitados, ellos a su vez, con gran
pompa y ceremonia deben agradecer su hospitalidad.
• Cuando vayamos a beber, tenemos que esperar a que el
anfitrión haga un primer brindis, unos minutos después
nosotros podemos proponer otro y así sucesivamente hasta
que todos hayan brindado en el transcurso de la cena. En
mesas tan grandes, para brindar, como es imposible chocar la
copa con todos, lo que se hace es golpearla con el borde de
cristal giratorio a la vez que se dice: “Ganbei!”.
• Normalmente se brinda con licor de arroz, sorgo o maíz.
Aunque entre las familias españolas en China, acostumbramos
hacerlo con cerveza nacional. Últimamente, debido a la
introducción de licores occidentales, en China también se
brinda con vinos chinos (de baja calidad y dudoso sabor), que
intentan emular a los españoles, franceses o australianos.
ALGUNAS RECOMENDACIONES
SOBRE EL USO DE LOS PALILLOS.

El hecho de comer con palillos no es algo que a todos nos resulte sencillo.
Aunque frecuentemente encontraremos cubiertos en los lugares donde
comamos, no está de más aprender a utilizarlos. Lo más recomendable es
practicar antes de llegar a la República Popular China, para poder así tener un
cierto manejo y poder desenvolvernos con la mayor normalidad.

Algo importante que hay que mencionar, en relación con los palillos, es que los
chinos no ven con buenos ojos que se juegue con los utensilios para comer.
Para ello hemos de evitar las típicas bromas con los palillos, a pesar de
encontrarnos entre amigos y en una situación distendida, ya que los chinos
que nos observen podrían considerarnos personas sin educación.

Cinco reglas básicas sobre la utilización de los palillos:

1.- Los palillos deben tener el menor contacto posible con la


boca. Se considera de mala educación chupar el extremo de los
palillos.
2.- Si hay cucharas para servir o palillos comunes con la fuente
de servir, usa éstos para llevar la comida a tu plato o cuenco
antes de usar tus propios palillos. En China, sin embargo, no es
raro que uno use sus propios palillos para tomar la comida de la
fuente. Con frecuencia, esto resulta alarmante para los que no
están familiarizados con la costumbre.

3.-Tras haber cogido una porción de comida, ésta es tuya. No


debes devolverla al plato. Así que haz tu elección antes de
levantar los palillos.

4.- Suele ser de buena educación servir la mejor porción de


comida al cuenco de los invitados. Ten cuidado con esta
práctica, pues mucha gente sigue alguna clase de dieta
especial y puede ser difícil elegir acorde a los gustos de tus
invitados. Además, suele preferirse por motivos higiénicos usar
el utensilio de servir a tus propios palillos para esta tarea.

5.- Nuca dejes los palillos clavando el extremo puntiagudo en un


tazón de arroz. Este gesto es un recuerdo de ofrendas
ancestrales que puede considerarse irrespetuoso.
UNA FIESTA EN LA COCINA

A la hora de abordar el carácter festivo de la cocina china resultan interesantes


los comentarios de Tong Chee Hwee y Yuji Wakiya, en su obra
Cocinas del mundo. China, con prólogo de Quique Dacosta
(Barcelona, Ed. Biblioteca Metrópoli, 2005).

El amor de los chinos por la cocina se expresa tanto en los grandes banquetes
imperiales como en las celebraciones familiares privadas, como el Año Nuevo
Chino y los festines nupciales, donde pueden llegar a sentarse centenares de
comensales en una misma mesa. Los banquetes de boda suelen bautizarse
con el plato principal, aunque también se sirven otros platos fríos y calientes,
sopas y dulces, que suman un total de una veintena de propuestas.

La gastronomía también juega un papel fundamental en otros rituales: para


llamar a la fertilidad, en el lecho de la nueva pareja se esconden frutos secos,
como castañas o cacahuetes, cuyos nombres en chino se refieren al
nacimiento o a la fortuna de la llegada de un descendiente. Otro ejemplo del
simbolismo de los alimentos se observa en los cumpleaños, en los que se
sirven tallarines sin cortar para proporcionar longevidad.
El otro gran acontecimiento en la vida social china es la celebración del Año
Nuevo, donde el menú se convierte en un símbolo de la renovación. En el
último mes del año se realizan sacrificios a Zao Wang, dios de la cocina,
colocando frutas confitadas y otros dulces frente a su imagen en papel. Para
preparar el Año Nuevo se limpia la casa a fondo, eliminando los utensilios
inútiles, y se prepara la comida con antelación, ya que se considera que
cocinar el mismo día de la celebración da mala suerte. El menú de Año
Nuevo está formado por platos de cerdo, pollo, pescado o marisco, con
nombres que indican riqueza y salud. Uno de los imprescindibles son los
“jiaozi”, o raviolis chinos, en cuyo interior se esconden pequeños objetos, o
unas bolas de arroz dulces con distintos condimentos. Durante esta fiesta, no
importa la cantidad de platos que se preparen, ya que las sobras indican un
nuevo año sin falta de comida.

Lógicamente, las comidas diarias son más sencillas, aunque se mantiene la


idea del ágape como medio de interrelación social. El menú de las comidas
fuertes del día se basa en la combinación “fan cai”, en la que los panes, fideos
o arroz (“fan”) son los elementos más sustanciales, frente a preparaciones de
carne, pescado u hortalizas (“cai”), que se sirva a la vez en distintas fuentes.
Las sopas se toman como acompañamiento o al final de la comida. Además,
los chinos acostumbran a picotear numerosos tentempiés durante el día,
generalmente pastelitos “dim sum”.
LOS CORTES Y LA ENERGÍA.

Ignacio Medina en su obra China. Cocina país por país. Cuando la esencia y el
espíritu dan forma a la cocina china (Madrid, Ed. Diario El País, 2005) nos acerca
a una característica específica de la cocina china: la relación entre el tamaño de
los alimentos a cocinar y la escasez de recursos energéticos.
En la cocina china los productos se cortan en pequeñas porciones, sobre todo las
carnes. Raramente encontraremos piezas de carne sin deshuesar o que se
guisen enteras.

El motivo es muy sencillo: gran parte de la cocina china responde a la necesidad


de cocinar lo más rápido posible para ahorrar energía. En muchas regiones de
China la leña fue siempre un bien preciado y poco abundante. La solución está
en el “wok”; instrumento casi mágico, que permite guisar un plato de cerdo o de
cordero en apenas uno o dos minutos.

Los caldos empleados para condimentar los guisos nacen, por lo tanto, de
cocciones mucho más breves de lo que acostumbramos en Occidente. Abren la
puerta al uso de todo tipo de salsas, aderezos y condimentos. Desde la pasta de
judías hasta la salsa de soja de setas, pasando por los vinos de arroz, la salsa de
ostras, el aceite picante o el de sésamo, el cocinero chino dispone de un
espectacular abanico de condimentos: semillas de loto, castañas de agua,
nueces ginkgo, el omnipresente jengibre o la pimienta de Sichuan.
EL PROTAGONISMO DEL ARROZ.

El arroz marca la forma de comer en gran parte del país, incluso en comarcas en
las que parece imposible encontrar un palmo de terreno llano. En la mayor parte
de China, el arroz aparece en la mesa al empezar la comida, en cuencos
individuales y haciendo las veces de pan: sirve para acompañar todos los platos.
La producción de arroz desciende en el norte, dejando paso a panecillos cocidos
al vapor y a finas tortitas de trigo, que también se consumen en la zona central.

Marcelo Muñoz, en su obra El enigma chino. Treinta años de observador, nos


introduce en el uso y valor simbólico del arroz en la cultura china. Nos presenta la
siguiente información:

• El arroz se convierte en el alimento básico, de tal manera que, cuando


se pierde un empleo en China se dice: “Ha roto su cuenco de arroz”. Y
un saludo tradicional es “¿Has comido arroz?”.
• Los matrimonios y los acuerdos se sellan con vino de arroz. Cuando un
chino ve que en las bodas occidentales lanzamos granos de arroz nos
considera locos: es un desperdicio y, además, trae mala suerte.
• Hay más de 40 formas distintas de cocinarlo: en grano, en vapor, en
panecillos…; al vapor, cocido, tostado, asado, frito, superfrito…
• En el protocolo de los banquetes se sirve al final, “por si te has
quedado con hambre”. Cuando queremos comerlo porque nos
encanta, aunque el banquete haya sido exquisito, y para no incurrir
en una descortesía, debemos indicarlo.

OTRAS PECULIARIDADES DE LA COCINA CHINA


(Y ALGUNAS RECOMENDACIONES).

Virtu Morón, en Una luz vino de Oriente, nos indica que la cerveza china no es
de las más famosas del mundo, pero está riquísima y muy bien de precio, cosa
que es de agradecer, ya que la comida es bastante asequible pero la bebida
resulta prohibitiva.

Por su parte, el vino en China es el gran ausente. Los chinos no producen vino,
lo que denominan "Vino Amarillo" es alcohol de arroz, que se utiliza en
determinados platillos y salsas, así como también para ser bebido en brindis,
comidas y ceremonias sociales. El alcohol blanco más estimado es el “Mei Kuei
lu”, fabricado a base de sorgo y de rosas frescas, se bebe durante las comidas,
entre plato y plato.

El vino tinto chino es muy malo. Para tomar un buen vino hay que comprar los
de importación. Allí encontraremos vinos franceses, italianos, chilenos,
argentinos, australianos y, en menor medida, los españoles, que aún no son
muy conocidos.
La leche es considerada indigna en la cocina china. Ni se bebe ni con ella
fabrican quesos. En su defecto hacen un uso intenso de los productos de la soja
(o soya), con la que preparan quesos, una especie de bebida similar a la leche,
y muchos dulces y postres. La soja también es un elemento perenne en las
salsas.

Marcelo Muñoz, en El enigma chino. Treinta años de observador, nos informa


de que en China, un plato tan sencillo como la sopa se convierte en un lujo…
Hasta doscientas variedades existen en el recetario chino. Según el protocolo,
las sopas se toman al final del banquete y siempre con cucharas de porcelana,
pequeñas y de poca capacidad. No hay más remedio que sorber un poco.
De ahí el dicho popular:
-“¿Qué toman esos?”.
-“Sopa, ¿no lo oyes?”.
La costumbre china dice que la persona que cumple años debe comerse un
plato de fideos muy largos –tallarines-, pues es el símbolo de la longevidad y
la salud.
También nos indica Marcelo Muñoz que un plato muy apreciado por los chinos
por su textura, pero un poco extraño para nosotros, son los “huevos de mil
años”. Son huevos de pato, que se maceran envueltos en arcilla durante dos o
tres meses. La yema se vuelve de color verdoso y la clara de marrón-azulado.
Un comentario muy curioso es el que nos aportan Jordi Llorens Estapé y Cristina
Alonso en La vuelta al mundo en 80 lunas. Formulan la siguiente cuestión. Si
comemos conejo, ¿por qué no serpiente? ¿O perro? Cuidado que la valoración
animal en Asia es muy distinta. A ellos les sorprende que tengamos perros en
casa y les cuidemos. Es como si viviéramos con vacas en el comedor. En muchas
zonas asiáticas el perro se cocina.

Para finalizar este apartado os presentamos una anécdota descrita en dicho libro:

“Sin ser un chiste os voy a contar que me encontré con una


turista española que viajó a China con su perrito. Al entrar en un
restaurante le ofrecieron amablemente cuidar de él. O eso le
pareció entender. Cuando digo que el idioma en China es un
problema, es que lo es. Al cabo de un rato le sirvieron el caniche
bien crujiente en una bandeja, collar aparte. La historia parece
exagerada. Y lo es, casi esperpéntica, pero cierta. Y no se deben
sacar conclusiones precipitadas. Si se quiere viajar con perro,
adelante, siempre es una opción.”
8.- EL DÍA A DÍA EN LA R. P. CHINA:
ANÁLISIS SOCIOLÓGICO.

EL PRIMER CONTACTO CON LA CULTURA CHINA.

El primer cambio que notaremos al llegar a China es el cambio de horario:


* En verano hay que adelantar el reloj seis horas respecto al
horario europeo.
* En invierno hay que adelantarlo siete horas.

Una constante en las ciudades chinas es la de una especie de niebla que


las cubre, tanto a ellas como a su entorno. Esa masa grisácea de polución
es fruto de la contaminación (dependiendo del índice de partículas
contaminantes en el aire, existe una clasificación de hasta cinco niveles: en el
nivel superior se recomienda que no salgan a la calle niños, ancianos y
enfermos).
Y la primera dificultad es el idioma. Muy pocos chinos hablan inglés y
hacerte entender es un ejercicio de habilidad.

En su obra Una luz vino de Oriente, Virtu Morón indica que resulta curioso que,
en uno de los países del mundo que recibe cada año más turistas, se hable tan
poco inglés. Los menús, las indicaciones, los carteles, todo está escrito en
chino. Sólo en las zonas más comerciales, como en los mercadillos del
centro o el los hoteles, encuentras personas preparadas para atender al
turista. Algo que no debemos olvidar es que la mímica, los gestos y las
sonrisas ayudan considerablemente en esta tarea.

En Viaje al corazón de China. En el vientre del dragón, Vicenta Cobo nos


informa de que allí los taxis están tirados de precio (con diez yuanes, un euro
aproximadamente, puedes hacer una carrera media de taxi), pero los taxistas
no suelen hablar nada de inglés, así que tienes que llevar papelitos con la
dirección escrita en chino. El diccionario es un buen aliado, siempre y cuando
contemple la grafía china, pues si intentas pronunciar el mandarín –dado que
la entonación es muy importante- nadie te entiende.

Igualmente nos comenta Vicenta Cobo que en China el nivel de vida es muy
bajo por lo que se refiere a transporte y comida, pero no así los hoteles.
EL TRÁFICO Y LAS CALLES.

En medio de calles atestadas de tráfico y ruido, llama la atención


encontrarse con grupos de chinos sentados a la oriental en las aceras
(en cuclillas).

Algo que nos llama poderosamente la atención es el tráfico en China.


Adelantan por cualquier sitio y no se respeta ninguna señal de tráfico. La
sensación que tenemos es la de que se producirá inminentemente un
accidente. Hasta que no nos olvidemos de ello, cosa que no suele suceder, no
podremos relajarnos y disfrutar de ese nuevo mundo que se nos muestra a
través de las ventanillas del autobús.

Dado que el tráfico en China es una amalgama de coches, motos, autobuses,


bicicletas, peatones… no es de extrañar que a nosotros nos intimide
especialmente el tener que cruzar, incluso con el semáforo en verde. Cruzar
una calle es toda una aventura: hay que sortear todo tipo de vehículos que no
se detienen y, para colmo, con nuestr@ hij@ en un cochecito.
No hemos de sorprendernos si al pasear por las calles de la República
Popular China nos encontramos con funerales, casamientos o ceremonias
religiosas que, de repente y sin avisar, ocupan una calle completa. Ahora
bien, hemos de saber que, a pesar de que están bloqueando la vía, es mejor
no caminar a través de estas reuniones. Este hecho se consideraría muy
inapropiado.

Resulta curioso descubrir en Beijing unas marcas abultadas de color amarillo


que hay en el suelo de las aceras y que sirven para guiar a los invidentes
por las calles. Cuando debían caminar recto, las marcas eran continuas, y
cuando tenían que detenerse, bien porque había un cruce o porque se había
llegado a una esquina, las marcas eran redondas.

Actualmente no podemos conducir en China: ya no se convalidan los


permisos extranjeros. Hay que pasar unos exámenes.
J. Vicente Castelló sostiene que en Beijing, el carril reservado para las
bicicletas es por donde mejor se camina, pues en muchos sitios las aceras
son tan estrechas o inexistentes que no queda más remedio que bajarse de
ella y arriesgarse a ser atropellado por un ejército de bicicletas (se calcula
que en la capital hay más de ocho millones). Si tenemos en cuenta que nos
moveremos por Beijing con los cochecitos de l@s niñ@s, esto será una
aventura, pues esta ciudad no está preparada para pasear. Hay todo tipo de
obstáculos en las aceras: postes de luz, semáforos, papeleras, farolas,
árboles, carteles publicitarios, adornos feos e inútiles, peligrosos cables que
sujetan los postes del teléfono, mojones, bolardos, agujeros, alcantarillas sin
tapadera, bicicletas abandonadas, alternadores de electricidad, buzones,
verjas para proteger las flores o contendores de basura. Frente a este
panorama, lo más cómodo es invadir la zona de las bicicletas y aventurarse a
sufrir una desafortunada colisión.

¿Por qué en China las bicicletas no tienen luz? Según Marcelo Muñoz hasta
1967, las bicicletas tenían luz. Un decreto de Bin Lao las prohibió. Ante el temor de
ser atacados por la Unión Soviética, y desde una mente paranoica, los millones de
bicicletas, con luz, de noche, son una señal para el enemigo del lugar donde se
encuentran las ciudades y las aldeas. Esa orden no ha sido aún revocada.
ALGUNAS CURIOSIDADES DESTACABLES.

Los chinos denominan a los occidentales “narigudos”.

Nos indica Vicenta Cobo (Viaje al corazón de China. En el vientre del dragón.)
que las figuras del dragón y el ave fénix son símbolos del emperador y la
emperatriz respectivamente.

La flor nacional china es la peonía.

Las orejas grandes en China son señal de felicidad.

El color rojo en China es símbolo de buena fortuna. Virtu Morón (Una luz vino
de oriente) afirma que en algunos casos, las niñas, al ser entregadas a sus
padres, llevan en el cuello una especie de collar, tejido con hilos rojos, como
símbolo de la buena suerte que desde el orfanato les desean para sus nuevas
vidas.

Vicenta Cobo (Viaje al corazón de China. En el vientre del dragón.) nos informa
de que los denominados “chops” son sellos grabados con el nombre.
El jade (yu), nos informa José Frèche en su obra Érase una vez China. De la
Antigüedad al siglo XXI, es una piedra particularmente dura, cuyo pulido
precisa perseverancia y habilidad. A causa de su estructura química y
cristalina, presenta un variado colorido, formando dibujos y figuras que
evocan plantas, océanos, cielos o paisajes, y puede por ello ser susceptible
de adquirir connotaciones poéticas y mágicas.

Considerado como la materia de la eternidad, mucho más preciado que el


oro, fue utilizado desde muy temprano para tallar las armas rituales o los
famosos discos “bi” que simbolizan el universo y que probablemente jugaron
un papel importante en la relación entre el hombre, la naturaleza y los
astros.

El jade es una piedra tan dura que, a semejanza del diamante, sólo puede
ser trabajada con una piedra de la misma dureza y de la misma densidad.
Por esa razón la belleza de su pulido, su sonoridad y su dureza la convierten
en el símbolo de la bondad, de la rectitud, de la sabiduría, de la valentía
y de la pureza.

En el universo taoísta se considera que el jade procura la inmortalidad. Por


eso los alquimistas lo muelen para fabricar sus elixires de longevidad.
Para los chinos, lo que nosotros denominados chistes verdes
son “chistes amarillos”.

Vicenta Cobo (Viaje al corazón de China. En el vientre del dragón.) indica que
una práctica habitual de los chinos es el tai chi, una disciplina tanto mental
como física. Lo practican desde niños a ancianos y se puede ver en parques,
jardines y en cualquier espacio libre, de madrugada y a la caída de la tarde.

En China, al no existir la sanidad pública, cualquiera que cae enfermo se


tiene que pagar la visita, las pruebas, la medicación y, si hiciera falta, la
intervención quirúrgica. Enfermar en este país puede resultar
tremendamente caro. En las grandes ciudades, las tarifas son aún mayores
(una visita puede salir por 500 euros, sin contar con la medicación o las
pruebas), con lo que mucha gente acude a farmacias de medicina china
donde, por poco dinero, te recetan unas hierbas, te proporcionen un masaje o
te ponen agujas de acupuntura, remedios tan eficaces como válidos.

Una práctica habitual de los chinos, que nos sorprende de modo muy
desagradable, es su tendencia a escupir a todas horas y en todas partes. Sólo
se pudo erradicar un poco durante la famosa epidemia del SARS.
Sara Barrena nos informa de que es costumbre en China barrer la casa el día
de año nuevo para espantar la mala suerte.

Por otro lado, Vicenta Cobo, en Viaje al corazón de China. En el vientre del
dragón, nos indica que la búsqueda de la fortuna es también perseguida a
través del juego. A los chinos les gusta jugar a las cartas.

Otro dato curioso es el que aporta Vicenta Cobo en relación con el cabello. Las
mujeres de la etnia zhuang, mientras permanecen solteras, no se cortan el
cabello, por lo que les llega hasta los pies. Lo llevan recogido en varias vueltas
alrededor de la cabeza.

Una de las sugerencias que suele hacer Vicenta Cobo a las mujeres después
de su estancia en China es que descubran las peluquerías chinas. Afirma que
no sabes si has entrado a una sala de masajes o a una peluquería.

También nos indica Vicenta Cobo que los chinos denominan “fantasma” al mes
de agosto, pues, según ellos, no es apropiado para viajar.
RELACIONES PERSONALES Y FAMILIARES.

Según nos informa Vicenta Cobo (Viaje al corazón de China. En el vientre del
dragón), en China, al menos en el terreno público, la seducción y las
manifestaciones afectuosas están mal vistas. Las parejas ni se besan ni se
cogen de la mano por la calle. Los besos en la cultura china están considerados
como actos muy íntimos, aunque se den en la mejilla. Son parcos en
manifestaciones afectivas.

Cuando los chinos se encuentran, generalmente se estrechan la mano. A


diferencia de lo que se hace en Corea o Japón, por lo general, ellos no se
inclinan, a excepción de ocasiones muy formales (como podría ser el recibir un
premio o dirigirse a una audiencia).

Vicenta Cobo también nos indica que, aunque muy ruidosos, los chinos son
pacientes y no suelen enfadarse.
Si deseamos llamar a alguien para que se acerque hacia donde nos
encontramos, no debemos hacerlo moviendo los dedos hacia arriba, pues
sería considerado un gesto descortés. Ellos acostumbran hacerlo hacia
adentro.

Sara Barrena, en su obra Venida de la lluvia, nos comenta que en China la


familia es muy importante. Los miembros de una familia están muy unidos
unos con otros y esas relaciones son tan especiales que con mucha frecuencia
se llama a las personas muy especiales “tío” o “hermano” aunque no haya
un verdadero parentesco.

También nos comenta Sara Barrena que no es frecuente ver a los bebés en
sillas de paseo (aunque sí que las venden en los grandes almacenes).
Cuando uno camina por una ciudad china le llama la atención que apenas hay
niños pequeños. Si alguna vez se ve a una mamá con su niño pequeño
siempre lo llevan en brazos.

Otra costumbre china que nos sorprende es la de vestir a los niños con unos
pantaloncitos con un corte en la entrepierna: de ese modo sólo tienen que
agacharse cuando tienen ganas de hacer sus necesidades.
En China es muy importante quitarse siempre los zapatos al entrar a la casa
de alguien. Esta regla es virtualmente universal en China. Normalmente
nuestro anfitrión nos proporcionará unas sandalias para usar mientras nos
encontremos allí.

Cuando apenas comienzas a relacionarte con alguien y empieza a llover, pero


él o ella no tiene paraguas, resulta de mala suerte darle un paraguas para que
se vaya a su casa. Se interpreta como un augurio de que nunca más volveréis
a veros de nuevo. Se debe a que la palabra china que indica paraguas es
“san” que suena como la palabra “separarse”. Esto es particularmente
importante para las parejas que se citan y salen juntos la primera vez. Si nos
agrada nuestro nuevo amig@, debemos acompañarl@ con un paraguas hasta
la parada del autobús o de los taxis.

Aunque en China el día de los enamorados es en realidad el siete de julio,


desde hace algunos años también lo celebran el catorce de febrero, siguiendo
las modas (comerciales) extranjeras.

Cuando escribas a un amigo, cualquier cosa, no utilices tinta roja. Este color se
reserva para las preguntas, las denuncias y para corregir exámenes.
Cuando se hace entrega de un regalo, dinero, un paquete o un documento,
resulta educado ofrecerlo con ambas manos. Esto simboliza que el regalo es
una extensión de la persona que lo regala.

Si alguien te da un regalo, es conveniente no abrirlo delante de quien te lo


ofreció.

Los chinos consideran que no es lo mejor regalar un pañuelo como un


obsequio, ya que se utiliza para limpiar lágrimas. Creen que, en realidad,
traerá alguna clase de mala suerte que causará llanto.

Si alguien te da una tarjeta de presentación de negocios, no la coloques en el


bolsillo trasero de tu pantalón, ni la guardes en la cartera que pondrás en el
bolsillo trasero del pantalón. Simbólicamente estaríamos diciendo que
deseamos sentarnos sobre ellos.
LA COLCHA DE LOS CIEN DESEOS (O COLCHA “BAI JIA BEI”).

“La última emperatriz de la dinastía Quing fue una simple


concubina hasta el día que tuvo la suerte de dar a luz al único
hijo varón del emperador.
Durante un tiempo se vio forzada a dejar sólo a su hijo y concibió
un plan para protegerle de las viejas esposas del emperador y
obligar a las poderosas familias manchúes a cesar en su
empeño de reclamar el trono.
A cada uno de los jefes de los cien clanes más poderosos del
Imperio le pidió una bobina de la mejor seda. Encargó a los
costureros del palacio que cortaran estas piezas en pedacitos
más pequeños y con estos trozos hacer un traje para su hijo.
Así, simbólicamente, pertenecería a cada una de estas cien
nobles y poderosas familias. Y bajo su protección los dioses no
osarían hacerle daño.”

Esta historia, perteneciente a la milenaria tradición china, sirve de base a una


tradición existente en el norte de la República Popular China, que tiene por
objeto dar la bienvenida y celebrar la llegada de una nueva vida. Para ello se
lleva a cabo la confección de un “Bai Jia Bei” o “Colcha de los cien deseos”.
Cuando se espera la llegada de un bebé, es costumbre invitar a los amigos y
familiares a que contribuyan con un retal de tela, acompañado de un deseo
para el pequeño. Una parte del retal es utilizado para confeccionar una
colcha para el bebé, y el resto puede formar parte de un álbum que guarde
las notas con los deseos.
Cuando se espera la llegada de un bebé, es costumbre invitar a los amigos y
familiares a que contribuyan con un retal de tela, acompañado de un deseo
para el pequeño. Una parte del retal es utilizado para confeccionar una
colcha para el bebé, y el resto puede formar parte de un álbum que guarde
las notas con los deseos.
Cuando se espera la llegada de un bebé, es costumbre invitar a los amigos y
familiares a que contribuyan con un retal de tela, acompañado de un deseo
para el pequeño. Una parte del retal es utilizado para confeccionar una
colcha para el bebé, y el resto puede formar parte de un álbum que guarde
las notas con los deseos.
Cuando se espera la llegada de un bebé, es costumbre invitar a los amigos y
familiares a que contribuyan con un retal de tela, acompañado de un deseo
para el pequeño. Una parte del retal es utilizado para confeccionar una
colcha para el bebé, y el resto puede formar parte de un álbum que guarde
las notas con los deseos.

Según esta tradición, la colcha guarda la suerte, energía y buenos deseos de


todos los familiares y amigos que contribuyen con el retal y es heredada de
generación en generación.

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