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Lección 8 para el 25 de

mayo de 2013
El libro de Habacuc no es el registro de una profecía que Dios
le diera a Habacuc. En realidad, es el registro de las quejas
del profeta y de la respuesta que Dios da a esas quejas.
Habacuc es singular entre los profetas porque no habló por
Dios a la gente, sino más bien habló a Dios acerca de la
gente.

1. Queja de Habacuc por la pasividad de Dios ante el


pecado de Judá (1:1-4)
2. Respuesta divina: Babilonia castigará a Judá (1:5-11)
3. Nueva queja de Habacuc: ¿Castigados por alguien
peor que nosotros? (1:12-2:1)
4. Respuesta divina:
a. Paciencia ante la espera (2:2-3)
b. Vivir por fe (2:4)
c. Castigo final de Babilonia (2:5-20)
5. El salmo de Habacuc:
a. Dios, el Salvador de su pueblo (3:1-16)
b. Confiar plenamente en Dios (3:17-19)
Históricamente, el ministerio profético de Habacuc se puede
situar a finales del reinado de Manasés y durante el reinado
de Amón, antes de la reforma religiosa de Josías.
La depravación moral de Manasés y Amón se dejaron sentir
entre el pueblo. Habacuc estaba indignado por la situación
moral de Judá y se asombra de que Dios permanezca en
silencio ante esta situación.

“¿Por qué me haces ver


iniquidad, y haces que vea
molestia? Destrucción y
violencia están delante de
mí, y pleito y contienda se
levantan” (Habacuc 1:3)
Dios no es impasible ante el pecado
de su pueblo. Ha determinado
castigarle usando a Babilonia, un
pueblo cruel.

“Porque he aquí, yo levanto a los caldeos, nación cruel y presurosa, que


camina por la anchura de la tierra para poseer las moradas ajenas” (Habacuc 1:6)

Babilonia es comparada con tres veloces


depredadores: El leopardo, el lobo y el águila.

“Sus caballos serán más ligeros


que leopardos, y más feroces
que lobos nocturnos, y sus
jinetes se multiplicarán;
vendrán de lejos sus jinetes, y
volarán como águilas que se
apresuran a devorar” (Habacuc 1:8)
“Muy limpio eres de ojos para
ver el mal, ni puedes ver el
agravio; ¿por qué ves a los
menospreciadores, y callas
cuando destruye el impío al más
justo que él” (Habacuc 1:13)
La solución divina para Judá deja al profeta
más perplejo que antes: Dios usa al impío
para castigar al que es más justo que el.
¿Dará Babilonia la gloria a Dios por sus
victorias? ¿Reconocerá que es la mano de
Dios para castigar a Judá?
Muy al contrario, los caldeos son
orgullosos y alabarán solamente su propia
fuerza y adorarán a sus propios dioses.
¿Cómo puede ser Dios o su pueblo
beneficiado con esta solución?
“Aunque la visión tardará
aún por un tiempo, mas se
apresura hacia el fin, y no
mentirá; aunque tardare,
espéralo, porque sin duda
vendrá, no tardará”
(Habacuc 2:3)

Antes de darle una respuesta a su


segunda queja, Dios le pide paciencia
al profeta. Debe esperar al
cumplimiento de las profecías
porque sin duda se cumplirán.
Esto es igualmente aplicable a las
profecías del tiempo final (Hebreos
10:35-37), especialmente a la promesa
segura de la Segunda Venida: “Sin
duda vendrá, no tardará”.
“He aquí que aquel cuya alma no es
recta, se enorgullece; mas el justo
por su fe vivirá” (Habacuc 2:4)
Esta frase, repetida y clarificada por Pablo
(Ro. 1:17;Gál. 3:11; Heb. 10:38), fue la base de
la reforma protestante iniciada por Martín
Lutero: “El justo por su fe vivirá”.
Por medio de la fe en Jesucristo, recibimos la
justicia de Dios; se nos acredita con la justicia
de Dios mismo. Su justicia llega a ser la nuestra.

“La fe verdadera demanda la


bendición prometida y se aferra a
ella antes de saberla realizada y de
sentirla. Debemos elevar nuestras
peticiones al lugar santísimo con
una fe que dé por recibidos los
prometidos beneficios y los
considere ya suyos”
E.G.W. (La maravillosa gracia de Dios, 18 de julio)
CASTIGO FINAL DE BABILONIA (2:5-20)
A través de 5 ayes sobre Babilonia,
“¡Ay del que multiplicó lo que no era
Dios le muestra a Habacuc que el
suyo!” (Habacuc 2:6)
pueblo caldeo será justamente
castigado por sus actos.
“¡Ay del que codicia injusta ganancia para su
La respuesta última de Dios a las casa, para poner en alto su nido, para
preguntas de Habacuc fue la escaparse del poder del mal!” (Habacuc 2:9)
afirmación de su presencia
permanente. Confianza en la presencia “¡Ay del que edifica la ciudad con sangre,
de Dios y confianza en su juicio a pesar y del que funda una ciudad con
iniquidad!” (Habacuc 2:12)
de la apariencia en sentido contrario;
ese es el mensaje del libro de Habacuc. “¡Ay del que da de beber a su prójimo! ¡Ay
de ti, que le acercas tu hiel, y le embriagas
“Mas Jehová está en
para mirar su desnudez!” (Habacuc 2:15)

su santo templo; calle “¡Ay del que dice al palo: Despiértate; y a la


delante de él toda la piedra muda: Levántate!” (Habacuc 2:19)
tierra” (Habacuc 2:20)
“Oh Jehová, he oído tu palabra, y
temí.
Oh Jehová, aviva tu obra en medio de
DIOS, EL SALVADOR DE
los tiempos, SU PUEBLO (3:1-16)
En medio de los tiempos hazla
conocer;
En la ira acuérdate de la misericordia”
(Habacuc 3:2)
Este himno nos recuerda la forma en
que Dios actuó en el pasado.
Así como Dios salvó a su pueblo en la
antigüedad, Él establecerá su justicia
sobre la Tierra y llenará el mundo
con su gloria.
El ejemplo de Habacuc nos invita a
cobrar ánimo “con salmos, con
himnos y cánticos espirituales,
cantando y alabando” (Ef. 5:19),
recordando las acciones pasadas de
Dios y su salvación futura.
“Aunque la higuera no florezca,
Ni en las vides haya frutos,
Aunque falte el producto del olivo,
Y los labrados no den mantenimiento,
Y las ovejas sean quitadas de la majada,
Y no haya vacas en los corrales;
Con todo, yo me alegraré en Jehová,
Y me gozaré en el Dios de mi salvación”
(Habacuc 3:17-18)

Aunque me quede sin trabajo, sin


comida y sin casa, y no vea
solución a mis graves problemas…
ME GOZARÉ EN EL DIOS DE MI
SALVACIÓN.

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