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La diferencia enriquece.

Varón y mujer, dos modos de ser,


sentir y pensar.

Integrantes:
Luis Aniñir
Daniella Lagos
Bastian Opazo
Nelson Palma
IGUALDAD
”Condición o circunstancia de tener una misma naturaleza,
cantidad, calidad, valor o forma, o de compartir alguna cualidad o
característica”.
Objetivos:

• Analizar las implicaciones del ser humano como ser sexuado: dos
modos de ser persona con una misma dignidad.
• Reflexionar en cómo educar la sexualidad para conducir a la plenitud
humana integral

Condición sexuada - varón - mujer -


diferencia - complementariedad
1. Dos modos de ser con una misma dignidad.

No existe persona humana en abstracto, toda persona humana o es varón o es mujer.

Si la combinación de ese par cromosómico es XX el sexo de ese


individuo de la especie humana es mujer y en el caso de que la
combinación sea XY el sexo de ese individuo es varón.
claramente los aspectos culturales influyen
en el desarrollo de los modos femenino y
masculino, pero no son determinantes.

Entenderemos sexualidad como:


“condición sexuada”, lo que no se
reduce únicamente a la actividad sexual
que requiere unos órganos específicos.
La condición sexuada,
abarca a la totalidad de la
persona, hace que el varón y la
mujer tengan un sello propio en
todas las facetas de su ser,
desde el tono de voz hasta la
manera de andar.
Iguales y profundamente distintos.

la feminidad y la masculinidad son modos diferentes y complementarios,


tanto en lo biológico como en lo afectivo y en lo espiritual.

Diferencias psicológicas
Hombre Mujer
• No se ocupa de detalles • Se ocupa de detalles
• Necesita sensaciones fuertes, • Tiene una percepción
juegos rudos, colores intensos y mas delicada.
sabores picantes. • Es mas romántica.
• La voz es mas enérgica. • Le impacienta mas lo
• El estado de animo es mas que escucha que lo
estable. que ve.
• Es menos detallista. • En los momentos de
dolor y tristeza se
pone a llorar con
facilidad.
En cada actividad se hace
necesaria la cooperación de los
dos sexos, en razón de sus
matices femeninos y masculinos.
Su igual dignidad justamente
permite darse el uno al otro y
recibirse el uno al otro,
armonizándose en una profunda
unidad.
3. Educación de la sexualidad y de la afectividad.

La educación de la sexualidad incluye,


necesariamente, aspectos de orden ético y sobre
todo una idea clara de amor, que supere los
elementos biológicos y sentimentales, dicha
educación debe incluir como eje el dominio de
uno mismo y el refuerzo de la voluntad que
permita guiar a la persona a su plenitud física,
emocional y por sobre todo espiritual.
Una profunda educación de la sexualidad, no pierde nunca de
vista la dignidad de la persona, pues todo acto humano,
aunque responda a un fenómeno biológico, como lo es el acto
sexual, implica siempre las dimensiones afectivas y
espirituales.

La educación sexual debe ser integral y dirigida al desarrollo


armónico.
Quienes piensan que es necesaria una liberación
sexual que dé “rienda suelta” a los impulsos
sexuales, aparentemente reprimidos, se equivocan
en varios aspectos. Uno de esos aspectos es
pretender desvincular el acto sexual de la
procreación, olvidando que en todo acto sexual
existe siempre la posibilidad de generar una nueva
vida humana y sobre esa posibilidad es
fundamental tener una actitud
responsable.

El pudor es la virtud que evita la exposición de la


intimidad

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