diciembre, 1931) • «El más singular de los fenómenos presentados por una masa psicológica, es el siguiente: cualesquiera que sean los individuos que la componen y por diversos o semejantes que puedan ser su género de vida, sus ocupaciones, su carácter o su inteligencia, el simple hecho de hallarse transformados en una multitud le dota de una especie de alma colectiva. Este alma les hace sentir, pensar y obrar de una manera por completo distinta de como sentiría, pensaría y obraría cada uno de ellos aisladamente • Le Bon precisó bastante bien en otros trabajos su particular posición frente al concepto y no debería ser olvidado que a lo largo de La psicología de las masas el término de “raza” se refiere a lo que en otra parte denominó como “razas históricas”. Traduciendo de algún modo la terminología del Siglo XIX, hoy hablaríamos de etnoculturas, o bien – en el caso de intervenir en el concepto el ingrediente de una organización sociopolítica – de pueblos etnoculturalmente diferenciados. • Alma colectiva , destino, providencia, naturaleza, voces de los muertos, • El poder de las masas prevalece, por que es la condición normal antes de la civilización. • Para llegar, por lo menos, a entreverlas, es preciso recordar, ante todo, la observación realizada por la psicología moderna, de que no sólo en la vida orgánica, sino también en el funcionamiento de la inteligencia desempeñan los fenómenos inconscientes un papel preponderante. La vida consciente del espíritu se nos muestra muy limitada al lado de la inconsciente. El analista más sutil, penetrante observador, no llegan nunca a descubrir sino una mínima parte de los móviles inconscientes que les guían. Nuestros actos conscientes se derivan de un «substratum» inconsciente, formado, en su mayor parte, porinfluencias hereditarias. Este substratum entraña los innumerables residuos ancestrales que constituyen el alma de la raza. Detrás de las causas confesadas de nuestros actos, existen causas secretas, ignoradas por todos. • La primera de ellas es que el individuo integrado en una multitud, adquiere, por el simple hecho del número, un sentimiento de potencia invencible, merced al cual puede permitirse ceder a instintos que, antes, como individuo aislado, hubiera refrenado forzosamente. Y se abandonará tanto más gustoso a tales instintos cuanto que por ser la multitud anónima, y en consecuencia, irresponsable, desaparecerá para él el sentimiento de la responsabilidad, poderoso y constante freno de los impulsos individuales» • Nuestro punto de vista nos dispensa de conceder un gran valor a la aparición de nuevos caracteres. Bástanos decir, que el individuo que entra a formar parte de una multitud se sitúa en condiciones que le permiten suprimir las represiones de sus tendencias inconscientes. Los caracteres aparentemente nuevos que entonces manifiesta son precisamente exteriorizaciones de lo inconsciente individual, sistema en el que se halla contenido en germen todo lo malo existente en el alma humana(Freud) • Masas criminales • Masas virtuosas • Hemos citado íntegros estos pasajes, para demostrar que Le Bon no se limita a comparar el estado del individuo integrado en una multitud con el estado hipnótico, sino que establece una verdadera identidad entre ambos. No nos proponemos contradecir aquí tal teoría, pero sí queremos señalar que las dos últimas causas mencionadas • Le Bon, muestran hasta qué punto está justificada la identificación del alma de la multitud con el alma de los primitivos. En las masas, las ideas más opuestas pueden coexistir sin estorbarse unas a otras y sin que surja de su contradicción lógica conflicto alguno. Ahora bien, el psicoanálisis ha demostrado que este mismo fenómeno se da también en la vida anímica individual; así, en el niño y en el neurótico. • Algirdas Julius Greimas defiende esta idea cuando afirma que el simbolismo no es un campo vedado para la lingüística sino un campo más amplio y, por ello, lógicam ente prim ordial, respecto del estricto campo lingüístico.3 4 El símbolo es la prim era unidad inteligible de expresión de la conciencia hum ana, de tal suerte que nuestro punto de partida del análisis de todas las formas del saber humano será el símbolo. • Mircea Eliade afirma que “existe en el hombre moderno la supervivencia subconsciente de una mitología abundante y, en cuanto a nosotros, de un género espiritual superior a la vida ‘consciente’. La existencia más mediocre está plagada de símbolos. El hombre más realista vive de imágenes, jamás desaparecen los símbolos de la actualidad psíquica: los símbolos pueden cambiar de aspecto, su función permanece la misma. Se trata sólo de descubrir sus nuevas máscaras”
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