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Josué 6:17

“Y será la ciudad anatema a Jehová”.


En hebreo la palabra traducida aquí por anatema es
Herem. Esta palabra (Herem) tiene dos significados:

Cosas dedicadas a Dios.

Cosas dedicadas a la destrucción.


Cuando conquistaran una ciudad, todo
lo que había en ella, inclusive personas
sería dedicado a Dios o dedicado a la
destrucción.
“El hecho de que el poder divino era lo
único que había dado la victoria a Israel
[…] daba un peso solemne al
mandamiento que prohibía tomar
despojos […]”
(Patriarcas y profetas, p. 470).
Josué 7:1

“Pero los hijos de Israel cometieron una


prevaricación”.
La prevaricación de
un individuo afecta a
toda la comunidad.
“Por el pecado de un
hombre, el
desagrado de Dios
descansará sobre
toda su iglesia”
(Patriarcas y
profetas, p. 471).
El pecado de Acán
trajo maldición a todo
el pueblo de Israel. El
origen de su pecado
fue la codicia.
“[...] pero el pecado embotó su percepción, y cuando le
sobrevino la tentación cayó fácilmente”
(Patriarcas y profetas, p. 470).
Acán tomó cosas que
debían consagrarse a
Dios: oro y plata; y
cosas que debían
destruirse: manto
babilónico.
“Es un mal que existe no solo en las esferas seculares
del mundo, sino también en la iglesia. ¡Cuán común es
encontrar entre sus miembros egoísmo, avaricia,
ambición, descuido de la caridad y retención de los
“diezmos y las primicias”! Entre los miembros de la
iglesia que gozan del respeto y la consideración de los
demás hay, desgraciadamente, muchos Acanes. Más de
un hombre asiste ostentosamente al culto y se sienta a la
mesa del Señor, mientras que entre sus bienes se ocultan
ganancias ilícitas, cosas que Dios maldijo”

(Patriarcas y profetas, p. 471).


“Cuando la iglesia se encuentra
en dificultades, cuando existen
frialdad y decadencia espiritual,
y se da lugar a que triunfen los
enemigos de Dios, traten
entonces sus miembros de
averiguar si hay o no un Acán en
el campamento”
(Patriarcas y profetas, 472).
“Entonces Josué
rompió sus vestidos, y
se postró en tierra
sobre su rostro delante
del arca de Jehová
hasta caer la tarde, él y
los ancianos de Israel; y
echaron polvo sobre
sus cabezas”.
“[...] en vez de cruzarse de brazos y lamentarse
de su triste situación. Con humillación y con
escudriñamiento de corazón, procure cada uno
descubrir los pecados ocultos que vedan la
presencia de Dios”

(Patriarcas y profetas, p. 472)


Josué 7:10

“Levántate.”
Mañana lanzaréis la suerte
entre las tribus. La tribu que
Jehová tomare, se acercará
por sus familias. La familia
que Jehová tomare, se
acercará por sus casas. Y la
casa que Jehová tomare, se
acercará por los varones. Y
Josué hizo como Dios le
ordenó.
Josué se levantó de
madrugada. Josué era un
hombre de oración. Aun
de madrugada buscó el
poder y la sabiduría del
Señor.
Marcos 1:35

“Levantándose muy de mañana, siendo aún


muy oscuro, salió y se fue a un lugar
desierto, y allí oraba”.
Cuando Acán fue descubierto como pecador. Vean cómo
lo trató:

Hizo una visita pastoral a la casa de Acán.

Trató a Acán con respeto y cariño.

Josué hizo que Acán reconociera la


honestidad de Dios.

“Declárame”. Confesión,
reconocimiento de su falta.
Dios podría haber ido
directamente a Acán, pero no
lo hizo. Quería mostrar que el
pecado afecta a todos.
Dios quería enseñar que el pecado
es algo grave y que antes de la
acción directa de Dios, él da
oportunidad de reparar el error.
Acán no disfrutó del oro, la plata y
el manto. Cuando el hombre retiene
lo que pertenece a Dios, no lo
disfruta.
Que cuando Jesús regrese tengamos
también el privilegio de poseer la tierra, “la
Canaán celestial”.

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