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Los 4

Temperamentos

Austria
(1861 – 1925)
Antroposofía
Temperamentos

• Rudolf Steiner observa que en el hombre


existe una confluencia de dos corrientes
principales: por un lado la que viene de su
familia, y por el otro la que ha desarrollado
desde su más íntimo ser, es decir sus
disposiciones, sus propiedades y sus
facultades interiores.
• Entre ambas debe conseguirse un
equilibrio. Estas dos corrientes confluyen y
todos los seres humanos se componen de
ellas.
• Entre ambas, es decir, entre lo que se trae
de las vidas anteriores y lo que se impone
desde la familia, hay un sentido de
intersección capaz de ser individualizado.
• Este medio que se interpone entre la línea
hereditaria y lo que representa la
individualidad es a los que Steiner
denomina temperamento. Con respeto a
esto, la profesora Marina Rafael cuenta,
“en general, las personas tienen una mezcla
de los cuatro temperamentos, con uno que
predomina.
• Si se unilateraliza o fija demasiado en un
temperamento, puede llegar a ser
patológico”
Colérico
• Se presenta como un hombre que en todas las circunstancias quiere
imponer su yo.
• El mismo debe su temperamento a la fuerte circulación de la sangre
dando como resultado una predisposición agresiva.
• Se caracteriza por su iniciativa, compromiso idealista y capacidad de
aguantar hasta el agotamiento.
• Además, resulta entusiasta, predispuesto a encontrar siempre la
verdad, puntual y de fácil irritabilidad.
• Durante la infancia la persona colérica resulta bastante “cansadora”;
llaman la atención por su personalidad irrisible, repentinos cambios
de ánimo o dramáticos impulsos emocionales. En ocasiones
extremas el niño colérico puede gritar de rabia y dar golpes.
• El niño de temperamento colérico toma la iniciativa, le cuesta
aceptar órdenes, se enoja fácilmente y es muy trabajador cuando
emprende algo (Comunicación personal 25 Octubre, 2015).
• En cuanto a su figura física, la persona colérica se caracteriza por un
andar resuelto, dinámico y un pisar enérgico; mirada firme y segura,
y una contextura más bien baja y de espalda ancha.
• A su vez, Rudolf Steiner designó para el temperamento colérico un
color particular, el rojo. El mismo representa la lucha, el fuego y la
voluntad.
• Para educar al niño colérico, el autor subrayó la necesidad de
desarrollar en él, el respeto y el aprecio de una autoridad. El
educador debe demostrar que entiende las cosas que ocurren en
torno al niño, y que nunca sienta que el adulto es incapaz de darle
respaldo y aconsejarlo. En otros palabras, el educador debe tener
firme las riendas de la autoridad y nunca mostrarse incapaces de
podes ayudarlo. El respeto y la apreciación del valor de una persona,
es la palabra mágica en el caso del colérico.
Flemático
• En cuanto al individuo flemático Steiner (1996) lo describe
como una persona capaz de mantener la tranquilidad y el
equilibrio en situaciones difíciles cuando por ejemplo el ser
colérico ya hubiese perdido la calma.
• De personalidad serena, no agresiva y sumamente confiables.
El niño colérico tiene la capacidad de permanecer sentado,
callado y contento.
• Además, no se encuentra predispuesto a desarrolla una
voluntad fuerte; se siente confortable cuando todo va bien en
su organismo y suele permanecer cómodamente en sí mismo.
el niño flemático tiene tiempos más lentos que los demás, es
tranquilo y no demasiado movedizo. Le encanta estar el agua,
comer, descansar y es muy detallista. Está más encerrado en sí
mismo (Comunicación personal, 25 de Octubre, 2015).
• En cuanto a su contextura física, el temperamento flemático se
caracteriza por un cuerpo armonioso, un andar pausado y una
fuerte flexión de la planta de los pies. Además, su mirada
resulta apagada e incolora. Mientras que la mirada del colérico
es fogosa, la del flemático refleja la comodidad dirigida solo
hacia su interior.
• Al temperamento flemático se lo relaciona con el color verde,
que hace referencia a la tranquilidad, la quietud y la armonía.
• Para educar al niño flemático, Steiner (1996) explicó que es
necesario rodearlo de un ambiente que le sea agradable y de
niños con intereses múltiples, con el fin de hacerlo compartir
los intereses de sus compañeros y así sacarlo de su quietud. Si
el niño flemático se mantiene indiferente al mundo que lo
rodea, el educador puede agilizar su interés por la influencia de
los intereses de sus amigos; solo por esta inducción de los
intereses ajenos será posible fomentar su interés personal.
Además, el ser flemático necesita de la amistad y el contacto
con la mayor cantidad posible de chicos de su edad, siendo éste
el único camino para despertar la fuerza que duerme en él.
Melancólico
• En cuanto al temperamento melancólico Steiner (1996) lo
describe como un ser especialmente sensible, con un alto
nivel de actividad y una fuerte capacidad para la
concentración; es introvertido y lo caracteriza una baja
flexibilidad a los cambios en el ambiente. Es
perfeccionista y analítico, y muy propenso a ser
introvertido, sin embargo, puede actuar de forma
extrovertida. A su vez, no se lanza a conocer gente, sino
que deja que la gente venga a él.
• También, posee un gran carácter que le ayuda a terminar
lo que comienza, pero es difícil convencerlo de iniciar
algún proyecto, debido a que siempre está considerando
todos los pros y contras en cualquier situación. El niño
melancólico con frecuencia tiende a sentirse
incomprendido y dejado de lado. Según afirma Marina
Rafael el niño melancólico es callado y reflexivo, a veces
es temeroso y siente compasión por el sufrimiento ajeno.
(Comunicación personal, 25 de Octubre, 2015).
• Según afirma Steiner (1996) en la contextura física del
melancólico llama la atención su cabeza agachada sin
energía para enderezar la nuca; no levanta los ojos y
tiene la mirada opaca. Su paso es medido y firme pero no
es el paso enérgico del colérico, sino más bien un paso
pesado. El color perteneciente al carácter melancólico es
el azul, que representa la oscuridad, tranquilidad y el frio
tan característicos en este temperamento.
• A su vez, el autor afirma que la mejor educación para un
niño melancólico es desviar su inclinación para la tristeza
y aflicción, de manera que se dirija a las dificultades del
mundo exterior. Es necesario que el niño crezca al lado
de una persona que tenga mucho para decir, una persona
que actúa y habla con la experiencia propia de una vida
de muchas adversidades, el niño tiene que sentir que el
educador ha sufrido realmente. Por otro lado, para
ayudar al carácter melancólico, resulta conveniente que
se le preparen obstáculos y trabas para que pueda
experimentar dolores y sufrimientos justificados (Steiner,
1996).
Sanguíneo
• El temperamento Sanguíneo se caracteriza, según Steiner (1996), por su
fácil interés hacia cualquier cosa que ocurra a su alrededor, aunque le
cuesta mantener la concentración durante mucho tiempo; no es
rencoroso y tiende a establecer contactos rápidamente. Se encuentran
en constante movimiento lo cual genera un rápido agotamiento de sus
fuerzas. Además, la persona sanguínea generalmente toma sus
decisiones basándose en sus sentimientos más que en la reflexión; es
extrovertida y tiene una alta capacidad para disfrutar y contagiar con su
espíritu al resto de las personas.
• El niño sanguíneo se siente bien de verdad cuando se encuentra
rodeado de un entorno humano, es abierto y tiene interés por todo lo
que ocurra a su alrededor. Con respecto al temperamento sanguíneo
Marina Rafael comenta que es alegre y se dispersa fácilment. Puede
hacer varias cosas a la vez pero generalmente las deja a medio hacer. Es
conversador, sociable y suele estar muy alerta (Comunicación personal,
25 de Octubre, 2015).
• La figura física de una persona sanguínea es más bien esbelta, delgada y
sumamente elástica; en su esqueleto se denota mucha movilidad
interior; tiene un paso liviano, saltarín y suelen ser personas movedizas.
• El color que identifica a la persona sanguínea es el amarillo, color que
representa la alegría, la luz y el aire.
• Al igual que en el caso de los temperamentos anteriormente
desarrollados, la educación del niño sanguíneo requiere de cuidados
especiales. En este sentido, es necesario fomentar en él el amor y la
fidelidad hacia una persona, ya que el niño sanguíneo necesita mucho
más amor que el resto de los temperamentos. Según el autor, lo mejor
para lograr esto es la dirección de una mano enérgica que pueda
demostrarle, a través de su comportamiento hacia el mundo exterior,
que es digna del amor personal del educado; amor hacia una
personalidad es lo mejor para el sanguíneo. También, debido a su
incapacidad de desarrollar un interés que dure, resulta necesario buscar
algo en su entorno por el cual el niño muestre un interés más profundo.
• Por último, y retomando la idea que se planteaba al principio sobre la
importancia de conocer y aplicar la teoría de los temperamentos,
Marina Rafael explica que en la pedagogía Waldorf no se va en contra
del temperamento del niño. Al contrario, al niño se lo aborda desde su
temperamento. Por ejemplo, al colérico se le dan trabajos más difíciles,
al sanguíneo se le asignan tareas que lo hagan estar activo y al
melancólico se le cuentan historias tristes. Por supuesto, hay que ayudar
a cada temperamento a equilibrar su estado anímico y evitar que este
se unilateralice (Comunicación personal, 25 de Octubre, 2015).

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