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Este documento explica qué es el perfil criminal y cómo se utiliza en las investigaciones policiales. El perfil criminal intenta describir las características del delincuente desconocido basándose en la escena del crimen y la evidencia. Existen dos enfoques para crear perfiles - el clínico, que se basa en la experiencia del perfilador, y el estadístico, que usa datos de casos pasados. Los perfiles criminales ayudan a la policía enfocando la investigación y predecir el posible comportamiento futuro del delincuente.
Description originale:
el perfil criminal es una herramienta más dentro de la investigación; una que se encarga de aportar información biográfica, física, psicológica, y social del agresor desconocido.
Este documento explica qué es el perfil criminal y cómo se utiliza en las investigaciones policiales. El perfil criminal intenta describir las características del delincuente desconocido basándose en la escena del crimen y la evidencia. Existen dos enfoques para crear perfiles - el clínico, que se basa en la experiencia del perfilador, y el estadístico, que usa datos de casos pasados. Los perfiles criminales ayudan a la policía enfocando la investigación y predecir el posible comportamiento futuro del delincuente.
Este documento explica qué es el perfil criminal y cómo se utiliza en las investigaciones policiales. El perfil criminal intenta describir las características del delincuente desconocido basándose en la escena del crimen y la evidencia. Existen dos enfoques para crear perfiles - el clínico, que se basa en la experiencia del perfilador, y el estadístico, que usa datos de casos pasados. Los perfiles criminales ayudan a la policía enfocando la investigación y predecir el posible comportamiento futuro del delincuente.
herramienta más dentro de la investigación; una que se encarga de aportar información biográfica, física, psicológica, y social del agresor desconocido.
• Tal y como escriben Holmes y Holmes en su libro
clásico Profiling Violent Crimes, “es un intento elaborado de proporcionar a los equipos de investigación con la información específica en torno al tipo de individuo que ha cometido un cierto crimen”. • El criminal profiling, como se conoce a la disciplina internacionalmente, tiene sus antecedentes en la literatura policial, cuando en 1841 Edgar Allan Poe incluyó el uso de la psicología para capturar al criminal de Los asesinatos de la calle Morgue.
• Sin embargo, al terreno científico ingresó recién
en 1888, cuando el patólogo forense Dr. George Philips diseñó un modelo que permitía elaborar estadísticamente perfiles de delincuentes a partir de las lesiones en las víctimas. • A medida que la criminología avanzaba se requirió de la intervención de psiquiatras en los casos. Y fue tal vez el aporte del Dr. James Brussel lo que permitió darle al profiling el empuje necesario.
• En la década de 1950 determinó que el Mad
Bomber, un loco que llegó a poner 37 bombas en trenes y cines, era un varón eslavo, católico, residente en Connecticut, paranoico, de buena educación, con conocimientos de electricidad, metalurgia y plomería, soltero y posiblemente virgen. Cuando arrestaron a George Metesky pudieron comprobar cuan en lo cierto estaba. • Gracias a su Unidad de Ciencias del Comportamiento, el FBI ha enriquecido particularmente a la disciplina con el desarrollo de la popular tipología organizado/desorganizado, que diferencia a los asesinos en dos:
• Asesinos organizados: Son los que tienen un coeficiente
intelectual por encima de la media y planean sus asesinatos con mucha atención. No eligen sus víctimas al azar, y lograr su cometido puede llevarles años. Una vez perpetuado el crimen saben cómo limpiar la escena y deshacerse del cuerpo, de manera que dificultan mucho la tarea de los investigadores. En el día a día son personas sociables, que pueden tener esposa e hijos, y pueden no tener antecedentes delictivos. • Un ejemplo es Harold Shipman. El “Doctor Muerte” fue hallado culpable de al menos quince decesos por exceso de morfina en sus pacientes, la mayoría de ellos mujeres mayores de edad. Sus actos fueron cometidos durante más de veinte años y encubiertos por su profesión y el hecho de que muchas de las personas tuvieran mala salud. Fue denunciado por una colega que descubrió un número excesivo de muertes en su clínica. • Asesinos desorganizados: Son los que tienen un coeficiente intelectual medio o bajo y actúan más por instinto; con urgencia por matar, cometen sus crímenes impulsivamente dejando en un segundo plano el método. Buscan la manera de engañar a la víctima y llevarla a un lugar alejado donde perpetrar el asesinato. Tienden a dejar el cuerpo en el mismo lugar del crimen y se les escapan muchos detalles que facilitan la investigación. Además, suelen tener rituales post mortem, como la necrofilia, la mutilación o el canibalismo.
• Un ejemplo es Andrei Chikatilo. “El Carnicero de Rostov” perpetró
alrededor de 53 asesinatos entre 1978 y 1990, cuando fue arrestado. Sus víctimas eran principalmente niños y niñas menores de edad -en algunos casos, deficientes mentales-, a quienes convencía de ir a algún bosque cercano donde los acuchillaba, mutilaba, e intentaba violar, algo que no siempre sucedía a raíz de su impotencia sexual. Su imprudencia le permitió a la policía encontrarlo. • La aproximación de la investigación puede ser inductiva o deductiva. La inductiva sostiene que si ciertos crímenes comparten características, entonces sus autores también. Se basa en la experiencia.
• La deductiva analiza exhaustivamente la escena
del crimen y la evidencia física y psicológica dejada allí. Actualmente se utiliza un mix de ambas técnicas, y se anexó el perfil geográfico. En éste, mediante un software específico, se intenta determinar dónde reside el criminal a partir de factores ambientales, datos de la investigación y los sistemas de información geográfica. PERFILANDO • Según el psicólogo alemán Friedrich Dörsch (1976) un perfilador es: un “Método gráfico de representación de resultados de mediciones (por ej., cualidades de un sujeto, puntuaciones de un grupo en un test, etc.)… presenta la ventaja de poder obtenerse con una ojeada una clara idea de los resultados, pero las relaciones están simplificadas”. ¿Qué es el perfil criminológico del delincuente? • Es una técnica que busca describir, explicar y predecir las características demográficas (edad, sexo, ocupación) y psicológicas (rasgos de personalidad, motivación) de la persona que ha cometido un delito y de quien se desconoce su identidad. Con tal fin recoge información de la escena del crimen, de la víctima, de los testigos y de los documentos relacionados con el caso. • Geberth (1981), por ejemplo, describe los perfiles como un intento académico para dar información específica acerca de cierto tipo de sospechosos; Ressler, Burgess, Hartman y Douglas (2000) los definen como una técnica para identificar las características importantes de la personalidad y del comportamiento de un individuo, con base en la información de los delitos cometidos por él; Canter (1995) se refiere a los perfiles como un proceso de inferencia de las características de un delincuente a partir de la manera en que actúa cuando comete un delito; y Pinnizzotto (1984), como el proceso mediante el cual el investigador utiliza la información de los escenarios en que ocurren los delitos y de las víctimas para explicar el tipo de persona que pudo cometer los crímenes. • Los perfiles son una técnica que a partir de los datos disponibles sobre el delito, el escenario donde ocurrió y la víctima, aporta información sobre las características del responsable.
• Los perfiles de ninguna manera sustituyen otros
procedimientos como la recolección de evidencia física (por ejemplo, fluidos corporales, cabellos, huellas dactilares, armas, etc.) o el examen médico – forense. Tampoco revelan la identidad específica del delincuente (Ressler et al., 2000). Aplicación de los perfiles El empleo de la técnica de elaboración de perfiles se ha planteado tanto en la fase de investigación criminal, en la que se desconoce el autor de un crimen; como en las fases en que, una vez identificado el delincuente, la policía debe interactuar con él.
En la primera fase, cuando el autor de un delito es
desconocido, se ha propuesto que los perfiles pueden ser útiles en las siguientes tareas: 1. Determinar si varios delitos están relacionados y si corresponden con el mismo autor. 2. Explicar los motivos que pudo tener el delincuente para cometer sus crímenes y a través de ellos entender su comportamiento (Wrightsman, 2001). 3. Hacer inferencias sobre las características del delincuente y compararlas con grupos de sospechosos, esto permite excluir a aquellos sujetos que no se ajustan al perfil e incluir a otros que no se habían considerado previamente (Canter, 1995; Salfati y Canter, 1999; Ressler et al., 2000; Wrightsman, 2001; Petherick, 2002); 4. Asesorar con relación a la información que debe difundirse en los medios de comunicación para lograr reacciones específicas de los delincuentes, por ejemplo, presionarles para que cometan errores, motivarles para que establezcan algún tipo de comunicación con las autoridades, etc. 5. Predecir el comportamiento futuro del delincuente con respecto a la comisión de nuevos delitos, el tipo de víctima y el lugar de sus próximas actuaciones, e incluso, sobre la posibilidad de que incremente sus niveles de violencia. • Por otro lado, una vez se conoce al responsable de los hechos, los perfiles pueden proveer información importante para el diseño de estrategias que permitan interactuar efectivamente con los delincuentes durante los interrogatorios y en los procesos de negociación.
• Respecto al tipo de delito en el que es aplicable el
perfil, diversos autores están de acuerdo en que esta técnica es útil en los casos en los que la hipótesis más probable es un crimen serial, especialmente en los delitos de violación, homicidio y piromanía • Algunos autores como Ressler et al. (2000) también sugieren la aplicación de los perfiles en otros tipos de delitos como las amenazas, las falsificaciones, los casos de toma de rehenes y el secuestro. Sin embargo, otros autores como Holmes y Holmes (1996) plantean la dificultad de aplicar esta técnica en delitos que no se presentan en serie y que son de naturaleza tan distinta como la falsificación y el secuestro. Metodología En cuanto a la manera de elaborar los perfiles, básicamente se pueden distinguir dos tendencias: la clínica y la estadística (Garrido, 2000; Garrido, Stangeland y Redondo, 2001; Petherick, 2002). Veamos en qué
consiste cada una de ellas.
El enfoque clínico En la metodología clínica, la persona o equipo encargado de elaborar el perfil estudia casos individuales y los compara con su experiencia acumulada –que supone muchos estudios de caso analizados-. El procedimiento es similar al empleado para hacer diagnósticos clínicos: se basa en la tradición de la psiquiatría forense y de la psicología clínica. Los profesionales usan criterios que varían en función de su conocimiento sobre la personalidad, los trastornos psicológicos y, en general, de su formación para explicar la conducta. Esta aproximación es diagnóstica y corresponde con la lógica deductiva en la que a partir de la observación de detalles del crimen se infiere e interpreta la personalidad del agresor Basado en el conocimiento y la experiencia del trabajo con múltiples casos, el equipo del FBI propuso un modelo que permitiera identificar el “qué” del delito, el por qué –la motivación –, y finalmente el “quien” –el responsable- (Ressler et al., 2000).
Este modelo provee una estructura de pasos a
seguir en la elaboración del perfil y un conjunto de variables de las cuales se puede obtener información para aplicar esta técnica. El método se puede resumir en seis puntos: 1. La recolección y la evaluación de la información obtenida a partir de la escena del crimen o de sus fotografías, del estudio de los antecedentes de la víctima y de los documentos disponibles sobre el caso. El objetivo consiste en tener la idea más precisa posible de lo que ocurrió antes, durante y después del delito. Se establece la causa de muerte, el arma utilizada y las características de la víctima (edad, sexo, ocupación, etc.). 2. La toma de decisiones acerca de la organización de la información disponible del caso en categorías significativas. En este punto se determina el tipo y estilo del delito. Por ejemplo, en los casos de homicidio se establece si se trata de un delito en serie –varios homicidios cometidos en diferentes momentos y lugares por el mismo agresor, con un periodo de enfriamiento emocional-; múltiple – 3 ó más muertes en un mismo episodio, momento y lugar-; o itinerante – dos o más muertes y lugares, sin presentar un periodo de enfriamiento emocional- Se identifica la información que puede indicar el motivo del delincuente. Por ejemplo, la satisfacción sexual, la venganza, la obtención de algún beneficio como el dinero, etc.
Se evalúa el conjunto de hechos que hizo vulnerable
a la víctima, es decir, las condiciones que facilitaron que fuera escogida por el agresor. Por ejemplo, los horarios habituales, la ocupación y las características físicas. También se evalúa el riesgo asumido por el delincuente con respecto a las condiciones en que se cometió el delito, y su relación con la probabilidad de ser identificado y capturado: la cantidad de tiempo que tardó, la presencia de testigos, las rutas de escape, etc. 3. La reconstrucción de la posible secuencia de los sucesos y del comportamiento de la víctima y del agresor. 4. El análisis de la información obtenida y la construcción del perfil. 5. La comparación del perfil con las características de los sospechosos. 6. La evaluación del proceso mediante la comparación entre el perfil y las características de la persona que es detenida y condenada por el delito o los delitos analizados. El objeto de este último punto es evaluar los aciertos y las equivocaciones de las predicciones realizadas en el perfil. El enfoque estadístico Este enfoque se basa en los conceptos y métodos de la psicología experimental. En él, se formulan hipótesis que se someten a prueba mediante análisis estadísticos (Garrido, 2000). Este procedimiento corresponde con la lógica inductiva, en la que es necesario tomar información de varios casos y probar hipótesis sobre la co-ocurrencia de varias características Quizás el antecedente histórico más importante de esta línea sea el ocurrido en Inglaterra en 1985. Algunos agentes de Scotland Yard estaban preocupados por una serie de ataques y violaciones a mujeres denunciados en el norte de Londres. La policía llamó al psicólogo David Canter para discutir la posibilidad de integrar la información del caso con los conocimientos de la psicología.
Aunque Canter en principio no estuvo seguro de que esto
pudiera hacerse, decidió aplicar algunos de los métodos de la psicología ambiental y experimental para desarrollar un perfil (Canter, 1995). Su informe tuvo 17 puntos, en ellos mencionaba la zona probable en la que podría ivir el delincuente, su estado civil, y una descripción del tipo de relaciones interpersonales que mantendría con personas diferentes a las víctimas.
El perfil se comparó con los datos de 5.000
delincuentes que la policía tenía en sus archivos; esto permitió reducir el círculo de sospechosos a aquellos que se ajustaban a la descripción del perfil. Con base en esta información la policía arrestó a John Duffy. La evidencia encontrada en su casa permitió condenarle por la muerte de siete mujeres. El perfil acertó en 13 de los 17 puntos. Conocimiento disponible para realizar los perfiles La aplicación de los enfoques metodológicos expuestos –clínico y estadístico- ha generado un conjunto de conocimientos que constituye la base teórica y empírica de los perfiles criminológicos.
Estas son las preguntas que, generalmente, se
plantean la persona o el equipo encargado de realizar un perfil de un delincuente desconocido: ¿qué información debe incluirse en el perfil?, ¿qué datos deben tenerse en cuenta para realizarlo? y ¿cuál es la fiabilidad de esta técnica? Contenido del perfil Con relación a la primera pregunta, la literatura revela cierto consenso en que el perfil debe contener una descripción del delincuente con respecto a datos demográficos, antecedentes delictivos, factores psicológicos, tipo de relación con la víctima y zona en la que probablemente vive o realiza sus actividades cotidianas.
Además, el perfil debe responder preguntas acerca de la
correspondencia del crimen que se está analizando con otros delitos similares, hacer predicciones acerca del comportamiento futuro del delincuente en relación con nuevos crímenes y sugerir estrategias para interactuar con el delincuente. Información sobre delincuentes, víctimas y escenarios del delito. Con respecto a la segunda pregunta sobre la información que debe tenerse en cuenta para realizar el perfil, la revisión de la literatura sobre este tema permite, por un lado, identificar las características de los delincuentes, las víctimas y las escenas de los crímenes que son útiles para este fin; y por otro, saber cuáles de ellas se relacionan entre sí.
Sobre las características de los delincuentes, los resultados
de diferentes estudios señalan que la mayoría de los asesinos y violadores en serie son hombres de edades entre los 25 y 40 años, no están casados, tienen un bajo nivel educativo y cometen sus delitos en solitario. Además, se ha encontrado evidencia de que muchos de los homicidas y violadores tienen historial delictivo, especialmente por robo, allanamiento de morada, delitos violentos y delitos sexuales.
En cuanto a las víctimas, la investigación sugiere que los
delincuentes seriales las eligen de acuerdo con unas ideas predeterminadas de sexo, edad, apariencia, grupo étnico, actividad peculiar, etc. (Garrido, 2000). Generalmente, las víctimas de los asesinos en serie suelen ser vulnerables y fáciles de controlar, como es el caso de mujeres jóvenes, niños, vagabundos y prostitutas (Egger, 1984). Los delitos de agresores sistemáticos suelen ser intersexuales – el delincuente generalmente es hombre y la víctima mujer-, las edades de delincuentes y víctimas suelen ser similares y la relación entre ellos de desconocidos (Hickey, 1991; Godwin, 2000). En los casos en que el delincuente es de sexo femenino es más probable que conozca a sus víctimas y que sean delitos menos sádicos. • Otra fuente de información importante es la escena del crimen y los datos disponibles sobre el delito que se está analizando. La revisión de la literatura indica que en los casos de agresores desconocidos es posible tener información de la ubicación espacial y temporal de los crímenes, y de algunas características específicas del modus operandi del delincuente (Ressler et al. 2000; Canter y Youngs, 2002).
• Por ejemplo, la manera de aproximarse a la
víctima, los métodos que usó el agresor para controlarla, el arma que empleó, el tipo de violencia infligida y los esfuerzos que hizo para ocultar el crimen.
Libro de Trabajo DE LA TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO (ACT). UNA GUÍA COMPLETA PARA CAMBIAR EL MINDFULNESS Y RECUPERARSE DE LA ANSIEDAD, LA DEPRESIÓN, LOS ATAQUES DE PÁNICO Y LA IRA