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CÓMO RECONCILIARSE EN EL

TIEMPO DEL FIN


Lección 13 para el 29 de junio de 2019
“Antes que venga el día de Jehová”,
Elías ha de venir para reconciliar a
los padres con los hijos.
Antes que Jesús vuelva por segunda
vez, un pueblo tiene que cumplir la
misión de Elías.
¿Cómo reconcilió Elías a las
familias? ¿Cómo lo hizo Juan el
Bautista? ¿Cómo debemos hacerlo
nosotros hoy?

Una profecía sobre la reconciliación: Malaquías 4:5-6.


El modelo de reconciliación: Elías.
Elías y la familia (1ª de Reyes 17).
Elías y la iglesia (1ª de Reyes 18).
El cumplimiento de la profecía: Juan el Bautista.
Reconciliación en el tiempo del fin: Elías hoy.
El alcance de la reconciliación aquí
profetizada tiene varias aplicaciones:

• Dios perdona a sus hijos y los invita a volverse a Él


(Miqueas 7:18-19; Isaías 44:22).

• Comprometerse personalmente con el pacto que


Dios hizo con nuestros antepasados (Dt. 4:29-31).

• Restaurar la paz y el entendimiento dentro del


hogar (Proverbios 4:3-4).
El reino de Israel había abandonado a
Dios. Había cambiado las enseñanzas
que enaltecían al matrimonio, la
familia y la sexualidad por prácticas
que fomentaban la prostitución, el
incesto y las perversiones sexuales.
Elías fue llamado a condenar estos males,
y debió huir para salvar su vida.
Al arreciar la sequía, fue puesto en
contacto con una viuda, en cuya casa se
hospedó.
Aunque su fe fue grande (Lucas 4:26), al
morir su hijo pensó que era una
consecuencia de sus propios pecados
(Miqueas 6:7).
Gracias al poder de Dios al restaurar su
familia, la fe en Dios y en su Palabra
surgieron en su corazón.
“Entonces dijo Elías a todo el pueblo: Acercaos a mí.
Y todo el pueblo se le acercó; y él arregló el altar de
Jehová que estaba arruinado” (1ª de Reyes 18:30)
El primer paso de Elías fue invitar al pueblo a acercarse a él,
al igual que Jesús nos invita a acercarnos a Él (Mateo 11:28).
En segundo lugar, reparó el altar. ¿Hay altares que deben ser
restaurados en tu vida? ¿En qué estado se encuentra tu
altar familiar?
Finalmente, a la hora del sacrificio vespertino, el fuego descendió; no sobre los
pecadores, sino sobre el sacrificio [Jesús]. El pueblo [la iglesia] estalló en
alabanzas, y abandonó el pecado [matando a los falsos sacerdotes].
El pueblo se
había
reconciliado con
Dios, y
descendió la
lluvia de
bendiciones.
La forma en que Juan cumplió su
misión de reconciliador fue a través
“Y si queréis aceptar mi palabra, Juan es
de dos enseñanzas principales:
el Elías que había de venir”
(Mateo 11:14 NVI)
1. El arrepentimiento (Mateo 3:1-2).
2. El cambio de comportamiento
(Mateo 3:8).
Juan condujo a las personas a
reconciliarse primero con Dios y,
con su ayuda, a buscar la santidad
(tal como había sido enseñada a
los padres).
Al cambiar de comportamiento,
podemos también reconciliarnos
con los demás.
De esta manera, preparó al pueblo
para recibir al Salvador. Su éxito
en esta misión fue tal que sus
propios discípulos lo dejaron para
seguir a Jesús (Juan 1:35-37).
“Él irá primero, delante del Señor, con el espíritu y
el poder de Elías, para reconciliar a los padres con
los hijos y guiar a los desobedientes a la sabiduría
de los justos. De este modo preparará un pueblo
bien dispuesto para recibir al Señor” (Lucas 1:17 NVI)

El Padre celestial ha vuelto el corazón de sus hijos hacia sí, y


ha vuelto el corazón de sus hijos entre sí, mediante la Cruz de
Cristo. Una vez reconciliados, nos ha encargado el ministerio
de la reconciliación (2ª de Corintios 5:18).

De este modo, debemos


preparar un pueblo para
recibir a Jesús en su
Segunda Venida.
Pero el mensaje no llegará si los mensajeros no
vivimos lo que predicamos.
El testimonio más poderoso que podemos dar
al mundo es el de una vida personal y familiar
que manifieste el arrepentimiento, la
conversión sincera, el amor y el compromiso
con los demás.
“Cuando, como pueblo, nuestras obras
correspondan a nuestra profesión, veremos el
cumplimiento de mucho más que ahora. Cuando
tengamos hombres tan consagrados como Elías,
poseedores de la fe que él poseía, veremos que
Dios se nos revelará como se manifestó a los
santos hombres de antaño. Cuando tengamos
hombres que, aunque reconociendo sus
deficiencias, intercedan ante Dios con fe
ferviente como Jacob, veremos los mismos
resultados. El poder de Dios descenderá sobre el
hombre en respuesta a la oración de fe […]
Debemos tener un ministerio consagrado y
entonces veremos la luz de Dios y su poder
favorecerá todos nuestros esfuerzos”

E.G.W. (Testimonios para la iglesia, tomo 4, pg. 395)


“Hoy, en el espíritu y poder de Elías y de Juan el
Bautista, los mensajeros enviados por Dios recuerdan a
un mundo destinado al juicio los acontecimientos
solemnes que pronto han de suceder en relación con las
horas finales del tiempo de gracia y la aparición de
Cristo Jesús como Rey de reyes y Señor de señores.
Pronto será juzgado cada uno por lo que haya hecho por
medio del cuerpo. La hora del juicio ha llegado, y a los
miembros de su iglesia en la tierra incumbe la solemne
responsabilidad de dar aviso a los que están, por así
decirlo, en la misma margen de la ruina eterna. A todo
ser humano que quiera escuchar en este vasto mundo,
deben presentarse claramente los principios que están
en juego en la gran controversia que se desarrolla, pues
de ellos dependen los destinos de toda la humanidad”

E.G.W. (Profetas y reyes, pg. 528)

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