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Historia
Historia concreta.
2. Culminación en el Estado.
Individuo: Abstracción.
El paso del paganismo al cristianismo tiene que explicarse más
allá de la transformación de creencias. Hegel evita la
explicación política y artificial.
Esclavo:
1. Teme por su vida. I.E no es libre.
2. Vive por angustia de la muerte, no por el deseo de sí.
Síntesis: Superación
Libertad
La concepción que propone de la libertad es una concepción heroica. El
hombre libre es el que no le teme a la muerte; a esta negación de la
naturaleza, en lo cual consistía la infinidad de la libertad según Fichte,
Hegel le da su significación concreta; la manifestación sensible de la
libertad pura es la muerte, donde todo lo determinado, todo lo que es
negación, es a su vez negado "Este absoluto como negativo, la pura
libertad, es en su manifestación fenomenal la muerte, es por la
capacidad de la muerte que el sujeto se muestra como libre y como
elevado por sobre toda construcción". P. 95.
Libertad
“La capacidad de todos los productos, naturales o industriales, para servir a la subsistencia del
hombre recibe la denominación particular de valor de uso; la capacidad que tienen de trocarse
unos por otros se llama valor de cambio… ¿Cómo se convierte el valor de uso en valor de
cambio?... El origen de la idea del valor (de cambio) no ha sido esclarecido por los economistas
con el debido esmero; por eso es necesario que nos detengamos en este punto. Como muchos
de los objetos que necesito no se encuentran en la naturaleza sino en cantidad limitada o ni
Miseria de siquiera existen, me veo forzado a contribuir a la producción de lo que me falta, y como yo no
puedo producir tantas cosas, propondré a otros hombres, colaboradores míos en funciones
diversas, que me cedan una parte de sus productos a cambio del mío”. (Proudhon, t. I, cap. II.)
la filosofía ¿Cuál es el colmo de los males del señor Proudhon? Que ha olvidado simplemente la demanda,
y que una cosa no puede ser escasa o abundante sino en tanto en cuanto sea solicitada.
Dejando de lado la demanda, identifica el valor de cambio con la escasez y el valor de uso con la
abundancia. En efecto, diciendo que las cosas “cuya utilidad es nula y cuya escasez es extrema,
tienen un precio inestimable”, afirma simplemente que el valor de cambio no es sino la escasez.
“Escasez extrema y utilidad nula”, es escasez pura. “Precio inestimable”, es el maximum del
valor de cambio, es el valor de cambio en estado puro. Entre estos dos términos coloca el signo
de igualdad. Así, valor de cambio y escasez son dos términos equivalentes. Llegando a estas
pretendidas “consecuencias extremas”, el señor Proudhon lleva en efecto hasta el extremo, no
las cosas, sino los términos que las expresan, dando así pruebas de tener más capacidad para la
retórica que para la lógica.
Cap. II
“No exponemos aquí una historia según el orden
cronológico, sino según la sucesión de las ideas. Las
fases o categorías económicas unas veces son
simultáneas en sus manifestaciones y otras veces
aparecen invertidas en el tiempo... Sin embargo, las
teorías económicas tienen su sucesión lógica y su serie
en el entendimiento: ese orden es el que nosotros nos
ufanamos de haber descubierto”. (Proudhon, t. I, pág.
146.)
Los economistas nos explican cómo se
lleva a cabo la producción en dichas
relaciones, pero lo que no nos explican
es cómo se producen esas relaciones,
es decir, el movimiento histórico que
las engendra. Marx
Cuarta observación
señor Proudhon el que se mueve, forcejea y
se agita entre los dos lados de la categoría.
Sexta observación
sobre leyes inmutables
• En adelante el lado bueno de cada relación económica es el que afirma la
igualdad, y el lado malo, el que la niega y afirma la desigualdad. Toda
nueva categoría es una hipótesis del genio social para eliminar la
desigualdad engendrada por la hipótesis precedente. En resumen, la
igualdad es la intención primitiva, la tendencia mística, el fin
providencial que el genio social no pierde nunca de vista, girando en el
círculo de las contradicciones económicas. Por eso, la Providencia es la
locomotora que hace marchar todo el bagaje económico del señor
Proudhon mucho mejor que su razón pura y etérea. Nuestro autor ha
consagrado a la Providencia todo un capitulo, que sigue al de los
impuestos.
• Providencia, fin providencial: he aquí la palabra altisonante que hoy se
emplea para explicar la marcha de la historia. En realidad, esta palabra no
explica nada. Es todo lo más una forma retórica, una manera como otra
cualquiera de parafrasear los hechos.
La existencia de una clase oprimida es
la condición vital de toda sociedad
fundada en el antagonismo de clases.
La emancipación de la clase oprimida
implica, pues, necesariamente la
creación de una sociedad nueva. Para
que la clase oprimida pueda liberarse,
es preciso que las fuerzas productivas
ya adquiridas y las relaciones sociales
vigentes no puedan seguir existiendo
unas al lado de otras. De todos los
instrumentos de producción, la fuerza
productiva más grande es la propia
clase revolucionaria. La organización
de los elementos revolucionarios como
clase supone la existencia de todas las
fuerzas productivas que podían
Antagonismo de engendrarse en el seno de la vieja
sociedad.
clases
La condición de la emancipación de la clase
obrera es la abolición de todas las clases,
del mismo modo que la condición de la
emancipación del tercer estado, del orden
burgués, fue la abolición de todos los
estados y de todos los órdenes. […]
Fenomenolog
ía. § 7
ϕαινόμενον y λόγος.
§ 7. A. El concepto de fenómeno
de logos. que se habla, y lo hace ver para el que lo dice (voz media) o,
correlativamente, para los que hablan entre sí. El decir “hace
ver” desde, ἀπὸ…, des- de aquello mismo de que se habla. En
el decir (ἀπόϕανσις), en la medida en que el decir es
auténtico, lo dicho debe extraerse de aquello de lo que se
habla, de tal suer- te que la comunicación hablante haga
patente en lo dicho.
Respuesta: al hombre, que determina los objetos en
Prop. Fundam. cuanto objetos en el modo del representar
Planteamos la enjuiciante. Pero representar es repraesentare:
hacerle presente algo al hombre, que algo haga acto
tercera de presencia. Ahora bien, desde Descartes, a quien
pregunta Leibniz sigue, y con él todo el pensar moderno, el
hombre tiene experiencia de sí como siendo el yo, yo
respecto a la que se refiere al mundo de tal manera que lo em-plaza
ratio reddenda: ante sí mismo en conexiones representacionales
correctas, es decir, juicios, contraponiéndoselo así
¿A dónde hay como objeto. Los juicios y los enunciados son
que retrotraer correctos, es decir verdaderos, sólo si el fundamento
de la conexión entre sujeto y predicado es emplazado
el fundamento? ante el yo representante, si es retrotraído a él.
Estar en el mundo. §15
¿Qué significa estar-en? Tendemos, por lo pronto, a completar la expresión añadiendo: estar-en “el
mundo”, y nos inclinamos a comprender este estar en como un “estar dentro de…”. Con este
término se nombra el modo de ser de un ente que está “en” otro a la manera como el agua está
“en” el vaso y el traje “en” el armario. […] En cambio, el estar-en mienta una constitución de ser del
Dasein y es un existencial. Pero entonces no puede pensarse con esta expresión en el estar-ahí de
una cosa corpórea (el cuerpo humano) “en” un ente que está-ahí. El estar-en no se refiere a un
espacial estar-el-uno-dentro-del-otro de dos entes que están-ahí, como tampoco el “en”
originariamente significa en modo alguno una relación espacial de este género. Este ente al que le
es inherente el estar-en así entendido, lo hemos caracterizado ya como el ente que soy cada vez yo
mismo. El vocablo alemán “bin” [“soy”] se relaciona con la preposición “bei” [“en”, “en medio de”,
“junto a”]; “ich bin” [“yo soy”] quiere decir, a su vez, habito, me quedo en… el mundo como lo de tal
o cual manera familiar. “Ser”, como infi- nitivo de “yo soy”, e.d. como existencial, significa habitar
en…, estar familiarizado.
Ratio y curiosidad. § 36. La
curiosidad.
Pero cuando la curiosidad queda en libertad no se preocupa de ver para comprender lo visto, es decir,
para entrar en una relación de ser con la cosa vista, sino que busca el ver tan sólo por ver. Si busca lo
nuevo, es sólo para saltar nueva- mente desde eso nuevo a otra cosa nueva. En este ver, el cuidado no
busca una captación [de las cosas], ni tampoco estar en la verdad mediante el saber, sino que en él
procura posibilidades de abandonarse al mundo. Por eso, la curiosidad está caracterizada por una
típica incapacidad de quedarse en lo inmediato. Tampoco busca, por consiguiente, el ocio del
detenerse contemplativo, sino más bien la inquietud y excitación de lo siempre nuevo y los cambios de
lo que comparece. En esa incapacidad de quedarse en las cosas, la curiosidad busca la constante
posibilidad de la distracción. La curiosidad no tiene nada que ver con la contemplación admirativa del
ente, con el θαυμάζειν no está interesada en que el asombro la lleve a un no-comprender; más bien
procura un saber, pero tan sólo para haber sabido. Los dos momentos constitutivos de la curiosidad, la
incapacidad de quedarse en el mundo circundante y la distracción hacia nuevas posibilidades, fundan
el tercer carácter esencial de este fenómeno, que nosotros (173) denominamos la carencia de morada.
El concepto de facticidad El principium rationis, la proposición del
CAPÍTULO fundamento, se convierte en proposición
SEGUNDO: El implica: el estar-en-el-mundo fundamental de todo representar. Esto
estar‐en‐el‐ de un ente “intramundano”, en quiere decir: el representar, regido por el
principium rationis, se convierte ahora en
mundo en forma tal que este ente se un representar declaradamente racional,
general como pueda comprender como administrado por la razón. Pues ratio,
desde antiguo, no sólo significa dar
ligado en su “destino” al ser del
constitución cuenta en el sentido de aquello que hace
ente que comparece para él buena a otra cosa, es decir, que la
fundamental del fundamenta. Ratio apunta al mismo
dentro de su propio mundo.
Dasein § 12. tiempo a cuenta, en el sentido de hacer
bueno algo haciendo que esté en su
Bosquejo del derecho, de calcularlo como correcto y,
estar‐en‐el‐ mediante tal cálculo, asegurarlo. Este
calcular, pensado en sentido lato, es la
mundo a partir manera en que el hombre acepta, [197]
del estar‐en anticipa y recibe algo, es decir, la manera
en que en general el hombre se per-cata
como tal. de algo
Prop. Fundamento.
§ 53. Proyecto existencial de un modo propio de estar vuelto hacia la
muerte.
Por ello nosotros, los hombres de hoy, tenemos que
La explicación del modo cotidiano de estar vuelto hacia la muerte se preguntarnos si escuchamos, y cómo escuchamos, la
atuvo a la habladuría del uno: uno también se muere alguna vez, pero interpelación que habla desde la gran proposición
fundamental de todo representar. ¿Sentimos, pues, el
por el momento todavía no. Hasta ahora se ha interpretado únicamente rastro del prevalecer de esta interpelación? Sí. Es
el “uno se muere”, en cuanto tal. En el “también alguna vez, pero por el verdad que el hombre moderno escucha esta
momento todavía no”, la cotidianidad admite algo así como una certeza interpelación. La escucha de una manera
extrañamente decisiva, a saber, de modo tal que,
de la muerte. Nadie duda de que uno se muere. Sólo que este “no atento, se somete al prevalecer de la proposición
dudar” no alberga necesariamente en sí aquel estar-cierto que fundamental, y ello de suerte cada vez más exclusiva,
corresponde al modo como la muerte —tomada en el sentido de la cada vez más pronta. Más aún, el hombre actual corre
el peligro de no poder medir la grandeza de todo lo
posibilidad eminente ya antes caracterizada— viene a estar dentro del grande más que según la escala del dominio del
Dasein. La cotidianidad se queda en este ambiguo reconocimiento de la principium rationis.
“certeza” de la muerte —para mitigar dicha certeza, encubriendo aun […] Y la humanidad ha llegado hoy hasta el punto de
más el morir, y para hacerse más llevadero, el estar arrojado en la consentir verse arrastrada a algo que hasta ahora, en
muerte. El esquivamiento encubridor de la muerte, por su propio su historia, no había podido salir a la luz. La
humanidad entra en esa era a la que ha dado el
sentido, no puede estar “cierto” de la muerte en forma propia, y, sin nombre de «era atómica». Un libro recientemente
embargo, en alguna forma lo está. […] La muerte queda aplazada para un aparecido y destinado al gran público lleva por título:
“después”, apelando, por cierto, al así llamado “parecer general”. Y de Viviremos gracias a los átomos. Está provisto de una
nota introductoria del Premio Nobel Otto Hahn y de un
esta manera el uno encubre lo peculiar de la certeza de la muerte: que prólogo del actual ministro de defensa, Franz Joseph
es posible en cualquier momento. […] Strauss. Al final de su introducción, los autores del
libro escriben:
El Dasein está constituido por la aperturidad, esto es, por un comprender
«La era atómica puede pues convertirse en una era
afectivamente dispuesto. El estar vuelto propiamente hacia la muerte no llena de esperanzas, floreciente y feliz, una era en la
puede esquivar la posibilidad más propia e irrespectiva, encubriéndola cual viviremos gracias a los átomos. ¡Depende de
en esta huida y reinterpretándola en función de la comprensión común nosotros!»
del uno. El proyecto existencial de un modo propio de estar vuelto hacia
la muerte deberá destacar, por consiguiente, aquellos momentos de
Era atómica