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EL CRISTIANO Y SU

DINERO
ADMINISTRANDO MI DINERO
PRINCIPIOS
• El dinero es una de las cosas que
Dios nos ha dado para
administrar.
• La Biblia enseña que es
importante devolver a Dios una
parte de lo que él nos ha dado.
Esa parte se llama ofrendas y
diezmos
El primer día de cada semana, cada uno
debería separar una parte del dinero que ha
ganado. No esperen hasta que yo llegue para
luego tratar de reunirlo todo de golpe.
1 COR 16:2
• El propósito del diezmo era recordar a
la gente que todas las cosas son
propiedad de Dios y enseñarles a poner
a Dios primero en sus vidas. Dios es
sumamente generoso. Les permitió
quedarse con nueve décimos de todo lo
que cosechaban, pero el diezmo,
la primera décima parte, pertenecía a
Él. La Biblia dice:
• Y el diezmo de la tierra, así de la
simiente de la tierra como del fruto de
los árboles, de Jehová es; es cosa
dedicada a Jehová (Levítico 27:30).
El hombre de negocios cristiano, R.G.
LeTourneau, acostumbraba a entregar el
noventa por ciento de sus ganancias a Dios. Un
día alguien le preguntó: “Señor LeTourneau,
¿es cierto que usted da el noventa por ciento
de sus entradas al Señor?”

Él contestó: “No, yo no le doy nada a Dios.


Todo le pertenece a Él. Yo sólo retengo el diez
por ciento”.
cada uno de vosotros
aparte y guarde según
haya prosperado
• "Así también ordenó el Señor a
los que anuncian el evangelio,
que vivan del evangelio." (1
Corintios 9: 14)
• La frase "según haya prosperado"
(la versión antigua traduce: 'lo
que por la bondad de Dios
pudiere'), tiene un significado
especial. La frase haya
prosperado significa literalmente:
"Según que haya sido ayudado
por Dios en el camino.
• Segundo, la mayordomía es una "gracia“
por el espíritu con que se lleva a
cabo. Damos motivados por la gracia.
El dador da voluntariamente y no
espera recibir ningún beneficio
personal. Es motivado a dar
porque Dios le ha mostrado Su favor libre y
gratuitamente.

• Si la iglesia fijara el diezmo como algo


obligatorio para sus miembros, entonces sus
ofrendas ya no serían una "gracia." Si la gente
ofrendara porque algún maestro del 'evangelio
de la prosperidad' los hubiera convencido de
que Dios los recompensaría, entonces su
ofrenda ya no sería una "gracia." Para agradar
a Dios, la dádiva debe provenir de un corazón
sincero, como un acto voluntario, sin ninguna
expectativa de recibir alguna recompensa
personal.
Hay un grandioso versículo en 2 Corintios 9, en donde el apóstol
Pablo se dirige a nuestros temores humanos. Al enfrentarnos con el
reto de ofrendar con liberalidad, quizás seamos tentados a pensar:
"pero, ¿qué tal si repentinamente nos encontramos con tiempos
difíciles? ¿Qué tal si no estuviera otra vez en la posición de adquirir
ciertas cosas que me gustaría tener? Y, ¿qué tal si mi ingreso me
llegara a faltar?

A pensamientos semejantes a estos, Pablo dice: "Poderoso es Dios


para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que,
teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis
para toda buena obra." (Versículo 8).

Dios cuidará de ti, dice Pablo. Toda gracia, en abundancia,


fluirá hacia ti para que siempre tengas lo suficiente, (fíjate
bien, no demasiado, sino lo suficiente), para agradar al Señor,
para servirle y para crecer en la gracia.

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