Vous êtes sur la page 1sur 22

El héroe en la literatura

Profesora: Jimena cano


 A lo largo de la historia de la literatura, nos encontramos frente a
diferentes personajes que encarnan el lugar del héroe estos se pueden
identificar a través de los acontecimientos representados. Podemos
encontrar estos personajes tanto en obras narrativas, dramáticas o líricas.
En sus diferentes manifestaciones, el héroe encarna una forma de
actuación y, al mismo tiempo, una propuesta moral para la sociedad
donde ejerce su protagonismo. Actúa desde una motivación moral. El
héroe interviene, en ocasiones, en contra de un estado de la sociedad y,
otras veces, sus acciones transforman el contexto social precedente.
¿Qué héroes conocen que hayan actuado contra las leyes establecidas?
¿Por qué nos encontramos con diferentes
héroes a lo largo de la literatura?

 La variedad de héroes se relaciona estrechamente con los cambios que


se producen en la sociedad y la manera en que la literatura representa las
figuras heroicas. Por lo mismo, analizaremos las diferencias entre: héroe
trágico, el héroe épico, el héroe romántico y, finalmente, el héroe
moderno.
 Cuando nos encontramos frente a la figura de un héroe en literatura
debemos preguntarnos cuáles son valores individuales y cuáles valores
colectivos en la sociedad que se representa. El héroe es siempre una
propuesta. La condición de héroe, por tanto, es el resultado de sus
acciones como del valor que los demás le otorgan. Esto permite que la
dimensión heroica varíe en cada situación histórica dependiendo de los
valores dominantes y los valores esperados.
 La condición heroica siempre está un paso adelante de la
necesidad. El heroísmo representa una demostración de poder, cuestiona
el límite del mundo en el que se vive y de los valores que lo sostienen. El
héroe se concentra en hacer de su querer poder, aunque no siempre se
relacione con la acción más esperada o virtuosa. Por eso, el héroe tiene
una serie de cualidades que lo diferencian del protagonista de los
acontecimientos. Hablamos de protagonista solamente cuando
consideramos las acciones de ese personaje en relación con la obra
(poesía, teatro o narración). Se diferencia del héroe, cuyas acciones
contienen una valoración moral del mundo y la sociedad fuera de la obra,
en relación con el contexto de producción y, posterior recepción.
El héroe clásico o de la antigüedad
clásica.
 En un primer momento, los héroes griegos eran aquellos engendrados por
hijos de una divinidad y de un ser mortal, y debido a esa singular
genealogía, los antiguos veían en ellos una suerte de naturaleza mixta (en
la bibliografía se lo conoce como héroe mítico). Con el paso del tiempo, el
concepto de héroe adquirió un sentido más amplio y sirvió también para
designar a determinado tipo de mortales. Aristóteles sostiene que los
héroes eran superiores a los hombres, tanto física como moralmente. Sin
embargo esta definición debe tomarse con cuidado, ya que encontramos
aspectos grotescos, salvajes, violentos e incluso sanguinarios en los héroes
desde la Antigüedad.
 El héroe que aparece en las tragedias clásicas no invita a que se lo imite,
despierta la desaprobación a causa de su soberbia o desmesura (hýbris).
Su castigo está visto como una lección por su audacia.
 La tragedia griega nos presenta siempre un doble panorama. Por un lado,
las fuerzas enfrentadas en el conflicto trágico; por otro, el modo en que
son juzgadas esas fuerzas y la resolución del conflicto. De esta manera, la
tragedia presenta al hombre enfrentado con las más terribles situaciones,
en la soledad de las grandes decisiones, en el riesgo del error o el triunfo
y pone a la vista del espectador una interpretación a partir de las
concepciones griegas sobre el hombre, el mundo y lo divino. Dichas
concepciones dan un sentido a la acción y, de este modo, el héroe se
convierte en lección.
 El héroe de la tragedia griega es un espejo de la vida humana en sus
momentos decisivos. Es más que un tipo ideal directamente imitable; es el
hombre mismo ,tratando de abrirse paso en situaciones no esclarecidas
antes. En su búsqueda corre el riesgo de cruzar el límite impuesto por el
mundo divino. Caiga o triunfe, se equivoque o acierte su suerte será
siempre un incentivo y una advertencia al mismo tiempo. Por eso, este
héroe se vuelve un modelo en sentido diferente al héroe mítico: tanto su
caída como su triunfo tienen lugar por medio del dolor y a través de
decisiones que desearíamos evitar.
 Es necesario aclarar que no es lo mismo el héroe mítico con el héroe
clásico el primero es la denominación que los griegos de la época arcaica
le daban a la existencia de unos seres intermediarios entre los dioses y los
hombres a los que denominaron semidioses. Estos héroes se caracterizan
por su grandeza y virtud (areté) y actúan en un mundo plenamente
controlado por los dioses. Algunos ejemplos son Aquiles, Hércules o Eneas.
 Y el héroe clásico es el protagonista de la historia que se enfrenta contra el
mundo o contra el destino, que sufre y aprende desde el dolor.
El héroe épico
 El período de los caballeros medievales empezó en el siglo VIII y continúo
hasta finales del siglo XV. El caballero medieval era un ser noble y de gran
corazón, guerrero a caballo que servía al rey o a un señor feudal a cambio
de tierras o dinero. Antes de ser caballero servía como paje y escudero,
después ceremonialmente era ascendido. Durante la ceremonia, el
aspirante prestaba juramento de ser valiente, leal y cortés, así como
proteger a su rey y a la iglesia.
 Los caballeros conformaban el ideal humano de la época, personajes
gloriosos que se entregaban al bien común del pueblo. Sus acciones a
capa y espada estaban al servicio de la recuperación de la patria
perdida. Honor, coraje y excelencia eran atributos indispensables de este
tipo de héroe, cuyas acciones estaban guiadas por una voluntad casi
sobrehumana, dispuestos a entregar su cuerpo a la manera de los héroes
griegos míticos. Esta nueva cosmovisión origina la épica medieval, género
conformado por relatos de hazañas heroicas llamados cantares de gesta.
El cantar de gesta

 La gesta era una hazaña. El vocablo se deriva del latín gero (hacer) y
alude a cosas hechas o sucedidas, en contraposición con la lírica que se
nutre de cosas imaginadas o sentidas por el autor. Estas gestas se las llama
cantares por estar destinados a la recitación. Los cantares de gesta no se
componían para ser leídos, sino para ser escuchados. Todos estos relatos
épicos circulaban de manera oral. La mayoría de la población que los
escuchaba era analfabeta, por lo que los juglares, artistas de la época, se
encargaban de transmitirlos de memoria, acompañados de instrumentos
musicales. Justamente debido a la transmisión de boca en boca (a esto se
debe su estructura sencilla, que se pudiera recordar) los cantares sufrían
variantes en sus diferentes recreaciones y se considera una composición
colectiva tradicional
 El cantar de gesta genuino tiene un fondo histórico cierto, al que es más o
menos fiel. Esta fidelidad a la exactitud histórica de lo narrado reviste una serie
de matices, que van desde aquellos cantares que casi son una crónica rimada
hasta aquellos otros cuya historicidad queda tan reducida que casi parecen
una obra de pura imaginación. Por lo general, cuanto más remoto es el asunto
de una gesta, más pesan en ella las versiones tradicionales y legendarias de los
hechos y más se aparta de la realidad histórica, al paso que, cuando relata
hechos sucedidos en un pasado próximo, la fidelidad a lo que realmente
sucedió es mayor, entre otras razones porque el público que ha de escuchar
los versos conoce con más precisión el asunto y sus personajes. Por otra parte,
cuando la gesta tiene por escenario las mismas tierras en que se desarrollaron
los acontecimientos que poetiza, suele mantener unos datos geográficos,
ambientales y sociales mucho más fieles a la realidad que aquellas gestas que
transcurren en países lejanos y exóticos.
El héroe romántico

 Hacia finales del siglo XVIII y la primera mitad del siglo XIX nos encontramos
con una nueva cosmovisión acerca del lugar de los hombres en el mundo
y en la sociedad de su tiempo que denominamos romanticismo y que
tiene como centro una nueva concepción de sujeto individual y colectivo.
El racionalismo que se había desarrollado desde el Renacimiento es puesto
en duda con el espíritu romántico.
 El romanticismo se constituyó como la ideología de una generación que
no creía en ningún valor absoluto. Por eso, cuestiona cualquier tipo de
poder asociado a Dios, las autoridades eclesiásticas o el gobierno.
 Si en la Edad media, el héroe estaba encarnado en el caballero; en este
período encontramos un sujeto que está en constante duda acerca de su
lugar en el mundo y vive en la soledad de la creación estética. Más que
un héroe es un protagonista, cuya subjetividad aparece explícita en cada
una de sus reflexiones y acciones. El romántico pensará que el arte es una
forma de conocimiento y el artista un "descubridor" favorecido por un don
sobrenatural que lo hace capaz de ver en su interior y poder comunicar a
los demás mortales lo que ellos no pueden contemplar. En ocasiones,
manifiesta cierto rechazo por integrar cualquier grupo o sector social. El
sujeto romántico está representado en las imágenes del artista, forastero,
vagabundo, peregrino, explorador.
 Uno de los autores que mejor representa esta nueva cosmovisión es Lord
Byron. El retrato del héroe romántico como un vagabundo sin hogar y sin
vida productiva convencional que, en alguna proporción, responde a una
cierta falla interior –la hybris clásica- y vive condenado por su propia
naturaleza. Sin embargo, mientras que los anteriores héroes
invariablemente vivían con culpabilidad o melancolía el hecho de no
pertenecer a la sociedad –por haber sido expulsados de ella, recordemos
a Edipo de Sófocles-; en Byron el estatus de outsider se convierte en una
pretenciosa y exhibicionista rebelión contra la sociedad; la soledad es
ahora producto de una desafiante deliberación, es una elección, una
revuelta. Pero ante todo, es una desafiante soberanía personal frente a la
comunidad. El sujeto romántico de Byron es despiadado con los demás y
se ha conformado como un prototipo de personaje romántico que se
conoce como héroe byroniano.
 Esta nueva sensibilidad, sin embargo, no está libre conflictos. El sujeto sin
referencias externas (Dios, la Iglesia, el Estado) debe enfrentarse a
numerosas ambigüedades: naturaleza y cultura; soledad y sociedad;
revolución y tradición. El sujeto romántico se encuentra desgarrado entre
estas controversias. Se percibe un conflicto entre los valores colectivos,
fundados en la idea conjunta de “pueblo” y otros valores más personales,
buscando el camino de una modernidad emancipadora, individualista,
que se muestra claramente enfrentada a cualquier poder externo. Se da
una separación entre los dos tipos de héroes, aquéllos que buscan enlazar
con unas tradiciones comunitarias y los que buscan recorrer el camino de
la individualidad.
 El héroe romántico no encarna ninguna gesta en nombre de valores
compartidos. Por eso, es más correcto hablar de sujeto romántico (“yo
romántico”), ya que parece en constante conflicto con su contexto.
Arnold Hauser desarrolla: “El héroe es implacable consigo mismo y
despiadado con los demás. Desconoce las disculpas y no pide perdón, ni
a Dios ni al hombre. No se arrepiente de nada y, a pesar de llevar una vida
desordenada y desastrosa, no desea tener otra vida, vive la suya propia”.
Uno de los conceptos que refleja el desgarramiento del sujeto romántico es la
figura del “otro yo”, presente en la literatura en diferentes formas y variantes7.
El punto de partida de este concepto es la autobservación y la necesidad de
considerarse a sí mismo constantemente como un extraño, un desconocido,
un forastero. El héroe romántico aparece así desdoblado entre lo dionisíaco y
lo demoníaco y busca un refugio contra la realidad. En esa búsqueda, el
sujeto se enfrenta a lo inconsciente y lo que la razón no controla. Si en el
héroe épico veíamos la audacia de la hazaña como un valor que
engrandecía al caballero, en el sujeto romántico observamos un proceso de
dolor subjetivo que lo hace extinguirse en una muerte psicológica y espiritual
(anulación de sí mismo o dolor cósmico).
Asimismo, el concepto de “otro yo” es producto de la evasión o
fuga de la situación histórica y social. En el yo romántico
encontraremos diferentes modos de la evasión:

Evasión en el espacio: muchos autores localizan sus obras en lugares


exóticos y alejados para así evadirse de la triste y decadente Europa.
Evasión en el tiempo: atracción por la distancia en el tiempo, aparece la
referencia a la Antigüedad y la Edad media.
Evasión en el misterio: búsqueda del enigma, el misterio y lo desconocido. Si
el misterio es inaccesible a la mente humana común, sólo unos pocos, los
elegidos, pueden llegar a desvelarlo. Aparecen escenarios como sepulcros,
ruinas, las calles de las viejas ciudades medievales, etc.
Evasión en el mundo del sueño: el sueño se convertirá en un verdadero
"estado poético", a través del cual, el autor puede conocer aquello que es
inaccesible en el estado de vigilia.
Si el sujeto romántico encarna algún tipo de acción es motivada por la
rebeldía. Cuando encontramos estos ejemplos, la exaltación personal
estimula la acción. Es decir, la voluntad de ser y poder personal. Se lucha
contra todo aquello que se oponga a la realización del yo rebelde:
autoridades, leyes, costumbres. Como consecuencia de este sentimiento de
rebeldía, los artistas del romanticismo querrán verse reflejados en una serie de
personajes que son símbolos o ejemplos máximos de esa rebeldía contra lo
establecido:
Prometeo, que representa el levantamiento del hombre contra su propio
destino y contra los dioses que lo crearon.
Satanás, el ángel caído que desafía a Dios y se burla de lo sagrado.
Caín, que representa la rebeldía contra Dios y contra todo lo que es
considerado "bueno".
Don Juan, buscador del Absoluto a través del amor.
El héroe moderno

 Cervantes y Joyce nos dieron una perspectiva nueva del héroe, trajeron un
nuevo arquetipo más realista y acorde a nuestros tiempos y cosmovisión
compleja de los fenómenos del mundo: el héroe cotidiano, el héroe patético.
Antes la visión heroica mermaba el realismo, la credibilidad misma de los
personajes de los mitos, atribuciones míticas como la fuerza sobre humana de
Caupolicán para los indios araucanos o especialidad para siempre salir de
aprietos con argumento deus ex machina.
 Ahora es más común ver Héroes mas Cotidianos, que representen a la
humanidad de una forma más sensible, la épica ha cambiado su entorno de
ensueño y ha ocupado ahorra las grandes ciudades, las soledades personales,
las encrucijadas individuales de cada persona. Nuestro tiempo ya no depende
la enorme maquinaria de la guerra para subsistir, por ello en una sociedad
globalizada un militar ya no es visto como un guerrero, como algo envidiable, si
no, y es muchas veces el caso, como todo lo contrario.
¿Es entonces el héroe moderno un
anti-héroe?
 Identificados los principios del héroe clásico, advertimos que distan
enormemente de los del modelo que impera en la actualidad. Es entonces
cuando nos topamos de frente con un interrogante: ¿es el antihéroe una
creación contemporánea? La respuesta es no.
Es preciso rebuscar en el pasado para encontrar las raíces de lo que hoy
denominamos antihéroe, se trataba de un guerrero cuyos propósitos pasaban
por encima de la moral; un estratega que, “como Julio César, amaba la
traición pero odiaba al traidor y asociaba el bien a los vencedores y el mal a
los derrotados”.
De acuerdo con esto nos encontraremos personajes que están mas cercanos
al héroe moderno El lazarillo de Tormes y El ingenioso hidalgo Don Quijote de
la Mancha.
 El héroe o anti- héroe moderno es un hombre o una mujer que nada tiene
que ver con lo divino; es un ser absolutamente terrenal, en todo el sentido
de la palabra. Tiene defectos, virtudes y bien podría parecerse a
cualquiera de nosotros, pues el protagonista moderno no está por encima
de los hombres, sino a su mismo nivel.
 Es uno más entre los humanos aunque es posible que destaque, bien por
determinadas características propias (físico, nivel social) o por los actos
que realiza, pero no suele partir de una posición distintiva con respecto al
resto de los hombres.
Características

 La decadencia de lo físico: El héroe moderno no 11 se forja por sus logros materiales sino
por la sacudida que estos provocan a su mundo interior. Poco importa que consiga el
tesoro ansiado si con esto no logra resolverse a sí mismo. Esto es, no alcanzar el objetivo
físico no supone una derrota si al menos durante el trayecto se produce un viaje interno,
una batalla mental que pueda acabar por erradicar los fantasmas del héroe
 La relación con la sociedad: El héroe ya no esta unido a la sociedad. Nuestro héroe es un
ser descolgado. Ya no “protege y sirve” y no sólo no ejerce como salvador de su rebaño,
sino que ni siquiera se siente cerca de él.
 Las razones de este divorcio social son diversas pero se resumen en dos opciones: por un
lado puede que el héroe se sienta decepcionado con la sociedad por algún motivo o
bien es posible que sea la propia sociedad quien lo aparte por ser diferente
 Esta individualización se refleja en que el héroe moderno, salvo excepciones, desempeña
la tarea por y para sí mismo es una reivindicación del egoísmo más puro, del derecho a
buscar la propia felicidad; tan personal y diversa.

Vous aimerez peut-être aussi