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“CURSO DE DERECHO CIVIL Y

CONSTITUCIONAL.”

PROF. MTRO. JOSÉ IVÁN SARMIENTO RUBIO.


1ª SESIÓN.- Atributos de la Personalidad.

A.- Definición de Derecho.

A1.- El Derecho como término equívoco.

Al igual que otras muchas ramas del conocimiento


humano, el Derecho tomó para sí diversos conceptos
originados en la Filosofía, a saber: “persona”, “libertad”,
“voluntad”, entre otros. Esos conceptos son, al día de hoy,
“conceptos jurídicos”.

De acuerdo con el pensamiento Aristotélico, los términos se


clasifican en unívocos, equívocos y análogos.

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Los términos unívocos son aquellos que remiten a un solo
concepto y se aplican siempre con el mismo sentido y
significado.

Son términos equívocos los que pueden representar dos o


más ideas totalmente distintas entre sí.

Los términos análogos son aquellos que pueden


representar dos o más ideas distintas entre sí; pero que
mantienen un vínculo común.

El término Derecho es un término equívoco que cuenta con


dos acepciones principales: una coloquial y otra jurídica.

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En su acepción jurídica, el Derecho es un término análogo
con cuatro sentidos diferentes; pero que mantienen un
vínculo común entre sí. Los cuatro términos análogos del
Derecho son:

I.- El Derecho como conjunto de normas o Derecho


Objetivo;
II.- El Derecho como facultad derivada de la norma jurídica
o Derecho Subjetivo;
III.- El Derecho como ciencia, y
IV.- El Derecho como ideal de la Justicia.

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I.- El Derecho como conjunto de normas o Derecho
Objetivo.

El Derecho se presenta como un conjunto de normas o


disposiciones de diversa naturaleza.

Así, encontramos normas que establecen ciertos requisitos


para que un contrato civil sea válido; que obligan a
personas determinadas al pago de una contribución o bien,
que imponen sanciones privativas de libertad a aquellas
personas que cometen una conducta contraria al bien
común de la sociedad.

Una característica importante de estas normas es la de ser


coercitivas: El Estado, a través de su órgano legislativo, las
impone a los individuos que gobierna.
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Las normas no se presentan de una forma aislada frente a
la sociedad, sino más bien asociadas unas con otras en
torno al tema que regulan, es decir, en torno a la Institución
a la que pertenecen.

Hay normas que versan sobre un solo tema y por lo tanto,


estas normas contienen una sola institución jurídica. A
manera de ejemplo, piénsese en la Ley Reglamentaria del
Artículo 27 Constitucional en el Ramo del Petróleo que se
refiere al dominio directo de la Nación sobre los carburos
de hidrógeno y por lo tanto, dicha Ley contiene una sola
Institución jurídica que es el dominio directo del Estado
sobre los recursos naturales situados en el territorio
nacional.

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Existen, sin embargo, ordenamientos que regulan
varios rubros y por consiguiente, comprenden la
materia de distintas instituciones jurídicas.

Por ejemplo, el Código Fiscal de la Federación


además de prever reglas en materia impositiva,
contiene delitos especiales y reglas en materia de
cooperación internacional con otros Estados. Por lo
tanto, este último ordenamiento comprende la
materia de al menos tres instituciones jurídicas.

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Expuesto lo anterior, se presenta ahora el problema de
ordenar las diversas normas existentes.

A primera vista, se podría pensar que el legislador realiza


esa tarea al expedir leyes, reglamentos y decretos que
contienen diversas instituciones jurídicas. La tarea
legislativa sin duda alguna presenta a las normas de forma
ordenada; pero ese orden es omiso en cuanto a precisar la
relación entre un grupo de normas y el resto de los grupos.

Por ejemplo, la regulación de los ingresos públicos del


Estado está comprendida en diversas normas: la
Constitución del país, el Código Fiscal de la Federación, la
Ley de Ingresos de la Federación, la Ley del Impuesto
sobre la Renta, la Ley del Impuesto al Valor Agregado,

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La incógnita entonces, consiste en determinar el lugar que
corresponde a cada norma jurídica y a cada grupo de
normas dentro del todo.

La doctrina ha establecido cinco criterios para llegar a la


determinación anterior:

I.- El ámbito espacial de validez;


II.- El ámbito material de validez;
III.- El ámbito temporal de validez;
IV.- El ámbito personal de validez, y
V.- La jerarquía de las normas.

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I.- El ámbito espacial de validez de la norma.

El ámbito espacial de validez consiste en la porción de


espacio físico en que un precepto es aplicable.

Los ámbitos espaciales de validez de una norma pueden


ser internacionales, nacionales, estatales o locales y
municipales.

Una norma válida en el ámbito internacional lo es un


Tratado Internacional; una norma válida en el ámbito
nacional lo son las normas vigentes de un país dictadas con
base en su soberanía; las leyes de un Estado de la República
serán válidas únicamente dentro de su territorio, lo mismo
sucede en tratándose de las normas dictadas por un
Municipio.
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II.- El ámbito material de validez de la norma.

De acuerdo con este criterio, la norma se ordena de


acuerdo con la materia que regula la misma, es decir, con
su contenido puro.

Dicho en otras palabras, la norma sólo es válida frente a


una determinada materia jurídica.

A manera de ejemplo, piénsese en un contrato celebrado


entre comerciantes, puntualmente en una compraventa
mercantil; el comprador y el vendedor deberán observar
las normas contenidas en el Código de Comercio para este
tipo de contratos. En este caso, la Ley Orgánica de la
Administración Pública Federal sería inaplicable, al igual
que las leyes federales del Trabajo y de Procedimiento
Administrativo, por citar algunos ejemplos. 11
La norma jurídica es construida como una formulación
técnica de la valoración de justicia dada por la autoridad a
un problema histórico de una materia determinada. En
consecuencia, no puede ser válida frente a un problema
surgido en otro contexto material que demanda una
solución distinta.

La materia de las normas jurídicas son las relaciones


sociales que esas normas buscan reglar u ordenar.
Mediante la materia que regulan las normas se puede
identificar perfectamente su validez.

Las relaciones sociales (materia) que regula la norma son


diversas, se clasifican en diversos tipos.

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Surge ahora la necesidad de clasificar las relaciones sociales
(materia) que regula la norma.

Un criterio esencial para comenzar esa clasificación es


cuando el Estado interviene en una relación social. Las
relaciones sociales en las que aparece o participa el Estado
como tal (es decir, sin despojarse de su ius imperium) son
fácilmente identificables de aquellas relaciones en las que
únicamente aparecen o participan los particulares.

En este sentido, en las relaciones sociales en las que


intervenga el Estado la materia corresponderá al Derecho
Público, y cuando únicamente participen en ella
particulares, la materia corresponderá al Derecho Privado.

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Dentro de las relaciones sociales en las que interviene el
Estado (Derecho Público), existen diversas materias a
regular por la norma; por ejemplo, cuando el Estado
administra justicia a sus gobernados se está frente al
Derecho Procesal, que puede ser civil, mercantil, penal,
laboral o administrativo.

Dentro de las relaciones sociales en las que únicamente


intervienen particulares (Derecho Privado), existen
diversas materias que son reguladas por la norma jurídica
como es el caso del Derecho Civil y Mercantil.

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III.- El ámbito temporal de validez de la norma.

Como se vio anteriormente, las normas son válidas en


cuanto hace a un espacio y materia determinadas; es decir,
tanto el espacio –geográfico, si quiere llamarse así- como la
materia o relación social que regula la norma son
elementos para fijar su validez; sin embargo, las normas no
son válidas perpetua o indefinidamente.

La validez de una norma puede comenzar en un momento


determinado y terminar posteriormente, hecho lo cual, se
estará frente a una norma no válida, inaplicable al caso
concreto.

Para determinar la validez de una norma contenida en una


ley por ejemplo, deben considerarse otros conceptos
legales.

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Las leyes son promulgadas por el Presidente de la
República mediante un decreto que las contiene.

Además de los artículos de fondo (es decir, los artículos


que regulan propiamente la materia objeto de la ley) el
decreto debe prever artículos transitorios.

Los artículos transitorios regulan, como su nombre lo dice,


los aspectos transitorios o temporales de la ley, como lo es
el comienzo de su vigencia.

Generalmente, la vigencia de las normas contenidas en una


ley es indeterminada, es decir, se indica en un artículo
(transitorio) la fecha del inicio de su vigencia; pero no la
fecha en que esta última terminará.

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Existen dos formas de iniciar la vigencia de una norma: La
sincrónica y la sucesiva.

Son los artículos transitorios de un decreto los que


determinan si el inicio de una norma será sincrónica o
sucesiva.

El inicio de la vigencia de una norma será sincrónica


cuando las disposiciones transitorias señalen la fecha en
que comenzará se observancia obligatoria para los
particulares.

A manera de ejemplo, el artículo primero transitorio de la


“Ley Federal de Extinción de Dominio” prevé que la
vigencia de esta última comenzaría “al día siguiente de su
publicación” en el Diario Oficial de la Federación, esto es el
30 de mayo del 2009. 17
La vigencia de las disposiciones contenidas en la “Ley
Federal de Extinción de Dominio” fueron “sincronizadas”
para que comenzaran a regir a los particulares a partir del
día siguiente de su publicación en el Diario Oficial de la
Federación.

Podemos afirmar que este tipo de inicio de vigencia (de la


“Ley Fedeal de Extición de Dominio”) es “sincrónica” y al
mismo tiempo “indeterminada”, pues si bien es cierto se
prevé la fecha en que comenzará a surtir sus efectos,
también lo es que no se prevé la fecha en que estos últimos
concluirán.

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La vigencia sincrónica de las normas se encuentra regulada
por el artículo 4 del Código Civil para el Distrito Federal
(hoy Ciudad de México):

“Artículo 4.- Si la ley, reglamento, circular o disposición de


observancia general para el Distrito Federal, fija el día en
que debe comenzar a regir, obliga desde ese día, con tal de
que su publicación haya sido anterior.”

La vigencia sucesiva de una norma se encuentra regulada


en el artículo 3 de dicho código al prever lo siguiente:

“Artículo 3.- Las leyes, reglamentos, circulares o


cualesquiera otras disposiciones de observancia general
para el Distrito Federal, obligan y surten sus efectos tres
días después de su publicación en la Gaceta Oficial.”

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Una vez expuestas las formas de iniciar la vigencia de las
normas, resulta necesario estudiar las maneras por las
cuales dichas normas dejan de tener vigencia.

Al efecto, existen dos mecanismos para concluir la vigencia


de las normas:

a).- La abrogación, y
b).- La derogación.

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La doctrina ha definido a la abrogación, como “la abolición
total de una ley, que puede ser expresa o formulada en
virtud de un precepto contenido en otra posterior, o tácita,
es decir, resultante de la incompatibilidad que exista entre
las disposiciones de la nueva ley y las de la anterior.” (DE
PINA VARA Rafael, Diccionario de Derecho, Ed. Porrúa,
pág. 18, México, año 2000).

Por virtud de la abrogación, la norma deja de tener


vigencia en su totalidad.

A manera de ejemplo, la abrogación de una norma


realizada por virtud de un precepto contenido en otra
norma posterior se presentó en el decreto por el que se
promulgó la Ley Federal de Presupuesto y
Responsabilidad Hacendaria.

21
El artículo segundo transitorio del decreto por el cual se
promulgó la ley de referencia, publicado en el Diario
Oficial de la Federación el 30 de marzo del 2006, establece
lo siguiente:

“SEGUNDO. Se abroga la Ley de Presupuesto,


Contabilidad y Gasto Público Federal y se derogan todas
las disposiciones que se opongan a lo dispuesto en la
presente Ley.”

La razón de dicha disposición transitoria obedece a que fue


la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad
Hacendaria el nuevo ordenamiento que regula actualmente
las disposiciones relativas al gasto público, y por lo tanto,
la Ley de Presupuesto, Contabilidad y Gasto Público
Federal quedó rebasada por la primera.
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Por su parte, la derogación es definida como la “privación
parcial de la vigencia de una ley, que puede ser expresa
(resultante de una disposición de la ley nueva) o tácita
(derivada de la incompatibilidad entre el contenido de la
nueva ley y el de la derogada).” (DE PINA VARA Rafael,
ob. cit.)

La derogación sirve para concluir parcialmente la vigencia


de normas determinadas contenidas en un ordenamiento
general, usualmente son los artículos del ordenamiento de
que se trate los que quedan derogados, sin afectar el resto
de las normas.

23
En este apartado de validez temporal de la norma,
conviene realizar, por su importancia, un análisis
pormenorizado sobre la institución de la “irretroactividad
de la (vigencia de la) norma”.

A este respecto, el jurista mexicano Miguel Villoro Toranzo


señala que:

“La vida de una norma se extiende desde que la autoridad


la promulga hasta su abrogación expresa o tácita por otra
norma. La validez temporal de una norma se inicia en el
momento en que entra en vigor y se proyecta hacia el
futuro. Es un absurdo tanto lógico como jurídico el
pretender que la validez temporal se extienda hacia el
pasado a un momento en que aún no existía la norma.
Puesto que la ley es una norma que se establece para
regular nuestras acciones y que no tiene fuerza obligatoria
sino después de su promulgación.”
24
La irretroactividad de las normas que se comenta no sólo
representa un concepto dentro de la explicación doctrinaria
sobre su validez temporal, sino que también lleva implícita
una garantía constitucional para todos los gobernados en
nuestro país.

Así, el artículo 14 de nuestra Constitución Política establece


que:

“Artículo 14. A ninguna ley se dará efecto retroactivo en


perjuicio de persona alguna…”

La retroactividad de una norma se presenta cuando una


situación jurídica generada o nacida en el tiempo en que se
encontraba vigente una ley (ley anterior) sigue
produciendo sus efectos aún después de que se ha
promulgado una nueva ley que abrogó a la anterior.

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En este caso, la retroactividad se presenta cuando las
disposiciones de la nueva ley son aplicadas a los efectos de
la situación jurídica generada o nacida al amparo de la ley
anterior. A través de la irretroactividad se otorga seguridad
jurídica al gobernado, y por el lado de la autoridad, se
busca mejorar el contenido de las normas en la búsqueda
de la justicia.

Un ejemplo de la “irretroactividad” de la norma en nuestro


sistema legal, la encontramos en el artículo segundo
transitorio del decreto publicado (en el D.O.F.) el 13 de
junio del 2016, por el cual se reformaron diversas
disposiciones de la Ley Federal de Procedimiento
Contencioso Administrativo:

“Los juicios que se encuentren en trámite ante el Tribunal


Federal de Justicia Fiscal y Administrativa, al momento de
entrar en vigor la presente Ley, se tramitarán hasta su total
resolución conforme a las disposiciones legales vigentes en
el momento de presentación de la demanda.”
26
IV.- El ámbito personal de validez de la norma.

Para el estudio de las exposiciones de este apartado debe


partirse de la siguiente de que no todas las normas son
válidas para todas las personas, sino que hay normas que
sólo son válidas para un grupo que puede ser extenso o
reducido de personas, y otras que sólo son válidas para
personas determinadas.

Derivado de lo anterior, la validez personal de las normas


puede ser:

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1.- Generales, o válidas para todas las personas;
2.- Genéricas, o válidas para un grupo extenso de personas
(género);
3.- Específicas, o válidas para un grupo reducido y limitado
de personas (una especie), y
4.- Individualizadas, o válidas para individuos
determinados.

Por citar algún ejemplo, una norma válida de forma


general (para todas las personas) son las disposiciones
contenidas en el artículo 1º de nuestra Constitución
Política, que establece que en los Estados Unidos
Mexicanos “todas las personas gozarán de los derechos
humanos reconocidos” por la misma. Otro ejemplo de la
validez general se encuentra en el artículo 22 del Código
Civil para el Distrito Federal (hoy Ciudad de México).
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Contrario a lo que podría pensarse, las normas válidas de
forma general son las menos.

Las normas cuya validez se circunscribe a un género o


grupo extenso de personas representan la mayoría: Por
ejemplo, las normas contenidas en el Código Penal Federal
que prevé sanciones corporales para personas
determinadas por la comisión de conductas lícitas.

Por otra parte, algunos ejemplos de normas cuya validez es


específica son las normas mercantiles (comerciantes);
normas laborales (trabajadores); normas fiscales
(contribuyentes), etcétera.

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Para explicar lo relativo a la validez personal de la norma
de forma individualizada, debe tenerse en cuenta que tanto
las normas generales, genéricas y específicas pasan por dos
momentos:

1.- El momento de formulación abstracta en el que dichas


normas se dirigen a todas las personas, a un solo género o a
una especie en particular (esto es, el proceso legislativo)
para imponerles una obligación o concederles un derecho,
y

2.- El segundo momento sucede cuando las personas a las


cuales se dirigen las normas, se colocan en los supuestos
normativos previstos en estas últimas.

30
Cuando el segundo momento sucede, se está frente a la
particularización de la norma.

Piénsese en las disposiciones legales contenidas en el


Código Civil para la Ciudad de México referentes al
contrato de compraventa; dichas disposiciones serán
aplicables únicamente para aquellas personas que, siendo
mayores de edad, celebren un contrato de esa clase.

La individualización de la norma se realiza a través del


contrato. Las normas individualizadas se definen como
“normas que obligan o facultan a una o varias personas
individualmente determinadas”, y tales normas pueden ser
privadas o públicas.

Son normas individualizadas de naturaleza privada: los


contratos y los testamentos; son normas individualizadas
de carácter público: las sentencias judiciales, las
resoluciones administrativas, los títulos de concesión, etc. 31
La esencia de las normas individualizadas consiste en una
concretización a individuos determinados de normas
abstractas (sin importan que sean generales, genéricas o
específicas).

Con esta exposición termina el análisis de los cuatro


criterios de validez de la norma (espacial, material,
temporal y personal). Resta ahora analizar el quinto y
último criterio de validez: la jerarquía de la norma.

32
V.- Jerarquía de las normas.

Por cuanto hace a la jerarquía de las normas, conviene


reflexionar sobre lo siguiente:

-Frente a una situación concreta, ¿cuál debe ser la norma


predominante?
-¿Hay normas que regulan la creación de otras? y
-¿Puede una norma invalidar otra?

Para responder tales cuestionamientos, debe considerarse


que en nuestro país, existe un sistema jerárquico de normas
en el cual la Constitución Política es la Ley Suprema.

33
A este respecto, resulta conveniente citar las exposiciones
realizadas por el maestro Miguel Villoro Toranzo para
comprender mejor este criterio de validez.

Señala el jurista que “cada norma de grado jerárquico


superior tiene, respecto de normas que le son inferiores,
dos propiedades:

a.- La de regular su creación, y


b.- La de establecer preceptos que deben ser respetados por
las normas inferiores, so pena de invalidez.”

Como ejemplo a la propiedad marcada con el inciso a.-, el


artículo 72 constitucional marca el proceso legislativo.
34
Por cuanto hace a la propiedad de la norma
jerárquicamente superior respecto de las inferiores (inciso
b.-) en el sentido de que estas últimas deben contener los
preceptos que indica la primera; tales preceptos se
clasifican en:

I.- Impositivos (cobro de un impuesto);


II.- Estructurales (orgánicos), y
III.- Doctrinales (sentido o espíritu de la norma,
definiciones legales).

De forma más ilustrativa, la jerarquía de las normas en


nuestro país puede explicarse como sigue:

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1.- Norma fundamental o ley suprema: Constitución
Política;

2.- Normas secundarias: son las contenidas en las leyes que


emite el Congreso de la Unión (ambas cámaras/proceso
legislativo). A este respecto, conviene distinguir que
existen dos tipos de leyes federales: leyes ordinarias y
orgánicas, o reglamentarias;

3.- Normas reglamentarias: las contenidas en reglamentos


de leyes federales, decretos, órdenes y acuerdos del
Presidente de la República, y en su caso, las dictadas por
las dependencias administrativas, y

4.- Normas individualizadas: las contenidas en las


decisiones de los poderes Ejecutivo y Judicial.
36
II.- El Derecho como facultad derivada de la norma
jurídica o Derecho Subjetivo.

No han sido pocos los juristas, tanto nacionales como


extranjeros, los que han intentado explicar el significado de
este analogado del Derecho, que implica que una persona
esté facultada a algo por el ordenamiento jurídico.

Algunos juristas extranjeros como B. Windscheid, definió al


derecho subjetivo como “un poder de la voluntad”,
condicionando la existencia del derecho al ejercicio
voluntario del mismo por parte de su titular.

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Otro jurista extranjero, R. Von Jhering, definió el analogado
que se estudia en este apartado como “un interés
jurídicamente protegido”; tesis que ha servido de
alternativa a la teoría de la voluntad.

Ciertamente, el analogado de Derecho que se estudia en


este apartado constituye uno de los elementos principales
de estudio en Filosofía del Derecho, rama en la que se
continúa discutiendo sobre el fundamento y sentido del
Derecho subjetivo.

38
III.- El Derecho como ciencia.

Ulpiano -antiguo jurista romano- definió a la ciencia del


Derecho como “el conocimiento de las cosas divinas y
humanas, la ciencia de lo justo e injusto.”

El conocimiento científico debe ser objetivo y general; que


sea “objetivo” significa que debe referirse a algo en sí
mismo, con independencia del pensamiento o las acciones
que realicen los sujetos. Que sea “general” implica que ha
de proveer los mismos resultados en todos los supuestos o
circunstancias.

39
En su obra “Introducción al Estudio del Derecho”, el
Maestro Fausto Rico hace referencia a la definición que
sobre “Derecho” dio Ulpiano y concluye:

“Si como afirmaba Ulpiano, la jurisprudencia es la ciencia


de lo justo y de lo injusto, el Derecho en su analogado
científico debe entenderse como el conocimiento objetivo y
general de la Justicia.”

Ciertamente existe una dificultad en torno a la


determinación de la “Ciencia del Derecho”. Un
conocimiento “objetivo y general” de la Justicia representa,
para buena parte de la doctrina, como algo irrealizable,
imposible de suceder.

40
Existen autores que exponen argumentos interesantes a
favor de la subjetividad o relativismo de lo justo.

J. von Krichmann, jurista alemán, realizó en 1847 una


conferencia denominada “La Falta de Valor de la
Jurisprudencia como Ciencia”, en la que sostuvo que el
Derecho carecía de un carácter científico argumentando
que “la mutuabilidad de los preceptos de Derecho, la
injerencia de los sentimientos en la creación del orden
jurídico y en la solución de sus problemas y la falibilidad
sustancial y formal de la Ley positiva, son algunos de los
elementos que impiden reconocer en el Derecho el carácter
de ciencia.”

41
Existen otros autores que exponen argumentos contrarios
para sostener al Derecho como ciencia.

El elemento principal para afirmar que el Derecho tiene el


carácter de ciencia consiste o se basa en “las herramientas
racionales con las cuales pueden estudiarse los conflictos
jurídicos más complejos.”

El Maestro Galindo Garfias señala al Derecho como ciencia


en cuanto a la finalidad permanente de este último: realizar
el orden, la seguridad y la Justicia.

42
IV.- El Derecho como ideal de Justicia.

El cuarto y último analogado del Derecho que se estudia en este


apartado señala que la palabra “Derecho” designa a la materia
jurídica como un paradigma de justicia; equipara al Derecho con
lo justo (cuando en realidad, el primero procura la segunda).

Existen dos pensadores que vale la pena mencionar para analizar


las ideas de este apartado: Ulpiano y Hans Kelsen –científico
contemporáneo alemán-.

Previamente a revisar las ideas de los pensadores que se


comentan, resulta oportuno analizar las dos posturas que han
servido para determinar “lo que es justo”:

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1.- La primera postura señala que existen criterios
absolutos y objetivos con base en los cuales puede juzgarse
la justicia o la injusticia de algo, y

2.- La segunda postura sostiene que la determinación de lo


justo será siempre relativa, dependiendo del criterio de la
persona que la percibe.

Ulpiano definió el concepto de la Justicia, señalando que


esta última es “la constante y perpetua voluntad de dar a
cada quien lo suyo.”; en este sentido, la definición del
jurista romano encuadra en la primer postura.

44
Sin embargo, Kelsen refutó la definición realizada por el
antiguo abogado, sosteniendo que:

“Se atribuye a uno de los Siete Sabios de Grecia la conocida


frase que sostiene que la justicia es dar a cada cual lo suyo.
Esta fórmula ha sido aceptada por notables pensadores y
especialmente por filósofos del Derecho. No resulta difícil
demostrar que se trata de una fórmula completamente
hueca. El interrogante fundamental: ‘¿qué puede
considerar cada cual como suyo realmente?’, queda sin
respuesta. Por ello el principio ‘a cada cual lo suyo’ es
aplicable únicamente cuando se presume que dicha
cuestión ya ha sido resuelta.”

45
B.- Clasificación del Derecho en Público, Privado y
Social.

La “clasificación” es un medio para agrupar elementos


pertenecientes a un conjunto determinado con base en un
criterio definido. A través de la clasificación, es posible
distinguir entre varias figuras para conocer el régimen
jurídico al que está sujeta cada una.

La clasificación del Derecho en Público, Privado y Social


permite conocer y desde luego, distinguir, las reglas que
son aplicables a cada rama de la Ciencia Jurídica. Para
lograr la clasificación que se expone en este apartado,
resulta oportuno analizar las siguientes teorías sobre el
particular.

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I.- Teoría del interés en juego.

Para explicar los postulados de esta teoría es necesario


regresar al pensamiento jurídico antiguo de los romanos;
así, Ulpiano realizó la siguiente distinción para
diferenciar y clasificar el Derecho Público y el Privado.

“El Derecho Público es el que atañe al gobierno de la cosa


romana; Derecho Privado es el que atañe a la utilidad
particular.”

De acuerdo con dicho criterio, el Derecho Público tiene


como objetivo regular los supuestos de interés colectivo;
en tanto que el Derecho Privado tiene como fin regular
los supuestos de interés particular.

47
No han sido pocas las críticas a los postulados sostenidos
por Ulpiano para clasificar el Derecho Público del
Privado. El Maestro García Máynez expone tres críticas
puntuales:

1.- El término “interés en juego”, además de ser vago, no se


encuentra contemplado en la doctrina;

2.-Los intereses públicos y privados se hallan entrelazados


de manera tal, que resulta imposible distinguir dónde
termina lo particular y dónde comienza lo público, y

3.- El legislador puede determinar de forma arbitraria


cuáles intereses son públicos y cuáles son privados.

48
II.- Teoría de la naturaleza de la relación.

Esta teoría, a diferencia de la anterior, se sustenta en un


criterio no subjetivo (como lo es “el interés”), el cual
consiste en revisar la naturaleza jurídica de la relación
que existe entre los sujetos.

Sostiene que las relaciones de Derecho pueden entablarse


entre (i).- sujetos que se hallan en una distinta posición
de poder reconocida por el orden jurídico o (ii).- entre
sujetos que se encuentran en un plano de igualdad.

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En virtud de lo anterior, el Derecho Público (como conjunto
de normas) se aplicará para regular las relaciones
jurídicas que existan entre sujetos que se encuentran en
un plano de subordinación uno frente al otro.

Por ejemplo, un particular que se encuentra obligado al


pago de una contribución o impuesto; en caso de
negativa a dicho pago el Estado interviene haciendo uso
de su facultad de imperio. En este caso, se está en una
relación de subordinación y por tanto, se aplicarán las
normas que integran el Derecho Público.

Caso contrario cuando la relación entre sujetos se da en un


plano de igualdad, como la firma de un contrato de
arrendamiento o de compraventa.

50
Sin embargo, existen relaciones en las que el Estado puede
intervenir despojándose de su facultad de imperio; este
tipo de relaciones entre el Estado –sin imperio- y un
particular reciben el nombre de relaciones de
coordinación.

A manera de ejemplo, piénsese en un inmueble o nave


industrial propiedad de una persona física, si el Estado
estima conveniente el establecimiento de las oficinas de
alguna de sus dependencias podrá celebrar un contrato
de arrendamiento con el particular. En este caso, esta
relación contractual estaría normada por el Derecho
Civil.

Se estima que los postulados de esta teoría son los más


idóneos y prácticos para diferenciar el Derecho Público
del Privado.
51
Por cuanto hace al Derecho Social es oportuno indicar que este
último nace a finales del siglo XIX, a raíz de diversas
corrientes de naturaleza socialista jurídica. Para explicar el
Derecho Social es necesario hacer hincapié en el socialismo
jurídico.

Como antecedente histórico, remitámonos al surgimiento del


auge liberalista nacido a partir de la Revolución Francesa, en
la que la frase “dejar hacer, dejar pasar” cobró una injerencia
notable en la legislación de ese país, a efecto de limitar al
máximo las funciones del Estado.

La marginación de las funciones del Estado francés dictada por


la ley, generaba normas que beneficiaban
preponderantemente a las clases adineradas, desprotegiendo
los derechos fundamentales de las clases sociales vulnerables.
52
A raíz de las críticas realizadas al Código Civil alemán
de 1900, Anton Menger hizo patente las evidentes
desigualdades contenidas en el citado ordenamiento
en perjuicio de “las clases pobres”, lo que generó el
punto de partida del socialismo jurídico (igualdad
genuina frente a la ley).

El socialismo jurídico se encuentra previsto en


diversos ordenamientos legales de nuestro país:
desde la Constitución Política hasta diversas leyes
federales (Ley Federal del Trabajo, Código Civil –
sobre todo en la regulación del Derecho Familiar-,
entre otras).

53
C.- Concepto de Derecho Civil.

El Derecho Civil es, a menudo, confundido como sinónimo


del Derecho Privado. Tal confusión es hasta cierto punto
justificable si se considera que el Derecho Civil regula casi
todas las relaciones jurídicas de las personas.

Sus orígenes etimológicos datan de la antigua Roma ius


civile y ius gentium (Gayo) y han evolucionado a lo largo de
la historia (Imperio Romano, Edad Media, Revolución
Francesa, entre otras).

54
Los tres grandes ámbitos que comprende el Derecho Civil
son:

I.- La persona;
II.- Las relaciones jurídicas familiares, y
III.- Las relaciones jurídicas patrimoniales.

El estudio de la persona comprende: su concepto o


definición; la distinción entre personas físicas y morales; la
personalidad jurídica y la extinción de la misma; los
atributos de la personalidad y las regulaciones referentes a
la ausencia y el Registro Civil.

55
El estudio de las relaciones familiares abarca el concepto
jurídico de familia; el matrimonio y sus efectos personales
y económicos; las ineficacias del matrimonio; el
concubinato; el parentesco; la obligación alimentaria; la
violencia familiar; la filiación; la adopción; la patria
potestad; la tutela; la curatela, y el patrimonio de familia.

Por su parte, el estudio de las relaciones jurídicas


patrimoniales se divide en cuatro partes.

-La primera comprende la teoría general de los bienes


(concepto y clasificación de los bienes, concepto de derecho
real, la posesión, y los derechos reales en particular).

56
-La segunda parte comprende la teoría general de las
obligaciones.

-La tercera parte abarca el estudio de los contratos en particular,


y

-La cuarta y última parte prevé las cuestiones relativas a las


sucesiones y testamentos.

Una vez que se ha analizado de forma pormenorizada los


campos que comprende la regulación del Derecho Civil
(contenida precisamente en el Código Civil) este último puede
definirse como el “Conjunto de las normas jurídicas referentes a las
relaciones entre las personas en el campo estrictamente particular.”
(DE PINA VARA, Rafael, Diccionario de Derecho, pág. 229, Ed.
Porrúa, México, año 2000).

57
D.- Las Fuentes del Derecho Civil.

De acuerdo con el maestro Fausto Rico, la


expresión “fuentes del Derecho” se utiliza para
designar todo aquello de donde emanan las
normas jurídicas. De acuerdo con el citado jurista,
el orden jurídico emana de tres tipos de fuentes, a
saber:

1.- Fuentes reales.- Hechos;


2.- Fuentes históricas.- documentos históricos, y
3.- Fuentes formales.- procedimientos formales
para la creación de normas.

58
Las Fuentes Reales del Derecho son hechos que
motivan la generación de normas jurídicas, de tal
suerte que dichas Fuentes Reales son la antesala
del Derecho.

En el devenir histórico se van presentando un


sinnúmero de acontecimientos que generan la
necesidad de crear normas (Derecho) para
regularlos.

Dentro de las Fuentes Reales del Derecho, suelen


distinguirse ámbitos dinámicos y ámbitos
estáticos.

59
En el Derecho Civil, las Fuentes Reales son todos aquellos
hechos que generaron la necesidad de crear al primero,
incluyendo sus ámbitos dinámicos y estáticos.

Un ejemplo de ámbito dinámico en materia civil se


presenta con los nuevos métodos de reproducción asistida
o bien, con el reconocimiento de las uniones civiles de
personas del mismo sexo. La parte estática puede ser el
campo de las obligaciones o la Teoría General de los
Bienes.

Las Fuentes Reales del Derecho Civil (y de cualquier otra


rama jurídica) suelen aparecer en la exposición de motivos
de las leyes o códigos correspondientes.

60
En tratándose de las Fuentes Históricas del Derecho,
las mismas consisten en documentos y otros elementos
del pasado que sirvieron para la creación de normas
jurídicas.

Las fuentes históricas no son necesariamente obras


jurídicas u ordenamientos legales abrogados; en el
Derecho Alemán por ejemplo, se utilizaron textos de
poemas o cuentos para crear su ordenamiento jurídico.

Mediante el estudio de las fuentes históricas se llega al


conocimiento de dónde proviene una norma y ayuda
al jurista para interpretarlas.

61
En el Derecho Civil, las Fuentes Históricas son
diversas, por citar algunas referencias, tenemos las
siguientes:

1.- Corpus Iuris Civile (Emperador Justiniano);


2.- Código Civil Francés de 1804 o Código
Napoleónico;
3.- Código Civil Alemán de 1900;
4.- Códigos Civiles (mexicanos) de 1870 y de 1884;
5.- La Ley de Divorcio Vincular de 1914, y
6.- La Ley de Relaciones Familiares de 1917.

62
Las Fuentes Formales del Derecho no son otra
cosa que las formas o maneras para la creación
de normas jurídicas. Las Fuentes Formales del
Derecho son:

1.- La Legislación;
2.- La Jurisprudencia;
3.- La costumbre, y
4.- La doctrina.

63
Por cuanto hace a la Legislación como fuente formal
del Derecho, los artículos 71 y 72 de la Constitución
Política prevén la regulación del proceso legislativo
con base en el cual, se crean las leyes que rigen en
nuestro país.

De acuerdo con dichos artículos, podrán iniciar leyes


el Presidente de la República, los diputados y
senadores al Congreso de la Unión, los Congresos de
cada Estado de la República (incluida la Ciudad de
México), y los “ciudadanos”, en el porcentaje que
marca la propia Constitución.

A través de dicho proceso, se crean normas generales,


abstractas e impersonales.
64
La Jurisprudencia, como segunda fuente formal del
Derecho, consiste en la interpretación de las leyes. Por
“interpretar” entiéndase desentrañar el sentido de la
norma que el legislador pretendió asignarle.

La interpretación sólo puede ser realizada por los


Tribunales Federales de nuestro país, y su observancia
se encuentra determinada por la Ley de Amparo.

El artículo 94 de la Constitución Política


(antepenúltimo párrafo) regula los alcances y las reglas
a observar en materia de creación de Jurisprudencia.

65
La costumbre, por su parte, se define como una práctica
reiterada que se considera jurídicamente obligatoria por una
comunidad.

La definición anterior se integra, entonces, por dos elementos:

1.- La práctica reiterada o uso, y


2.- La convicción de que dicha práctica es jurídicamente
vinculante.

La práctica reiterada o uso es una conducta o conjunto de


conductas que se ejecutan en forma constante en lugares y
periodos determinados. Se afirma que el uso es el elemento
objetivo de la costumbre, ya que comprende hechos que son
perceptibles con independencia del sentir personal del
individuo.
66
El elemento subjetivo de la costumbre es la opinión de
que la práctica es jurídicamente vinculante.

De lo anterior, se colige que no es suficiente que una


conducta se realice o se verifique frecuentemente
(elemento objetivo, el uso), sino que además, se
necesita que esa conducta sea considerada como
jurídicamente obligatoria por la comunidad en la que
se realiza (elemento subjetivo, obligatoriedad de la
conducta).

La costumbre es sin duda, la fuente formal del


Derecho más antigua que pueda registrarse.

67
Como corolario a lo anterior, resulta oportuno señalar los tres
tipos de costumbre que la doctrina ha distinguido:

1.- Costumbre delegante.- Es aquella que da lugar a normas


jurídicas consuetudinarias que autorizan a un órgano a emitir
leyes. Esta clase de costumbre permite explicar las atribuciones
de poderes legislativos en países sin Constitución Política escrita;

2.- Costumbre delegada.- Es la que origina normas jurídicas


consuetudinarias que deben ser observadas por disposición
legal; la ley remite expresamente a la costumbre (Código Civil
mexicano), y

3.- Costumbre derogatoria.- Es la que da lugar a normas jurídicas


consuetudinarias que contrarían las disposiciones legales.

68
Finalmente, por cuanto hace a la Doctrina como
cuarta fuente formal del Derecho, nos
limitaremos a señalar que esta última se define
como:

“El conjunto de exposiciones y opiniones que


realizan los estudiosos del Derecho en su labor
de erudición científica.”

69
E.- La Norma Jurídica.

En este apartado nos limitaremos a realizar un estudio


pormenorizado del concepto de “norma jurídica”, ya que
buena parte de los conocimientos que se relacionan con
este concepto se estudiaron en apartados anteriores de la
presente exposición (I.- El Derecho como conjunto de
normas o Derecho Objetivo).

La norma jurídica “es una regla de conducta que


atribuye a la actualización de un supuesto jurídico,
consecuencias de Derecho.”

70
La norma de Derecho es una regla de conducta debido a que
establece directrices del comportamiento humano: Determina lo
que una persona debe y no debe hacer.

La parte de la norma jurídica que prescribe la conducta es el


supuesto jurídico. La verificación del supuesto genera como
consecuencia la creación, transmisión, modificación o extinción
de derechos y obligaciones.

Es importante destacar que todo derecho y toda obligación


necesariamente nacen de la actualización de un supuesto
jurídico, esto es, las consecuencias de Derecho no nacen
espontáneamente, sino que siempre son el resultado de la
verificación o realización de la hipótesis normativa.

71
F.- Codificación del Derecho Civil en México.

En el libro titulado “Introducción al Estudio del Derecho Civil y


Personas” del jurista mexicano Fausto Rico, se realiza una
pormenorizada pero interesante referencia histórica sobre los
Códigos Civiles de 1870 y de 1884.

Sobre el primero de ellos, merece la pena comentar que fue a


mediados de 1867 cuando el presidente Juárez regresó a la
Presidencia de la República terminando así, definitivamente, con
el Segundo Imperio en México y reafirmando el sistema
federalista en nuestro país. Posteriormente, el Congreso General
retomó las labores para la creación de un Código Civil que
rigiera en el Distrito Federal (hoy, Ciudad de México) y en los
territorios federales de México.

72
Así, el Ministro de Justicia Antonio Martínez de Castro ordenó a
Luis Méndez –uno de los integrantes de la comisión redactora
del Código Civil del Segundo Imperio- la entrega de diversos
trabajos (manuscritos) que fueron empleados para la redacción
del Código de Maximiliano a efecto de que fueran aprovechados
por una nueva comisión redactora del siguiente Código Civil.
Tras varias negativas, Luis Méndez aceptó entregar al Gobierno
Federal dichos manuscritos.

La comisión encargada de redactar el nuevo Código Civil fue


nombrada por el presidente Juárez y dentro de su seno se
encontraban Mariano Yáñez, Rafael Dondé, José María Lafragua
e Isidro Montiel y Duarte.

No fue sino hasta el 8 de diciembre de 1870 cuando el Congreso


General aprobó el nuevo código, denominado Código Civil para
el Distrito Federal y la Baja California, el cual entró en vigor el 1º
de marzo de 1871.

73
Sobre las fuentes del Código Civil de 1870, Batiza afirmó que “de
sus 4,126 artículos, unos 3,000 provinieron del Código del
Imperio, algo más de 900 se tomaron del Código portugués,
unos 50 de la Ley Hipotecaria española de 1869, y los artículos
restantes (menos de 200) quizá hayan representado la aportación
de la Comisión Redactora. Debe destacarse que al menos tres
cuartas partes del Código de 1870 provinieron de fuentes
inspiradas en el Código Napoleón.”

Del Refugio González reconoce el corte liberal de dicho Código y


sobre el mismo la primera señala que “la unidad legislativa a
que aspiraban (Justo) Sierra y la comisión revisora del proyecto,
se vio prácticamente realizada al ser adoptado el Código de 1870
con ligeras variantes, por casi todos los Estados de la
Federación.”

74
Por cuanto hace al Código Civil de 1884, la obra que nos sirve de
referencia señala que en el año de 1882, siendo Presidente de la
República el sr. Manuel González, este último dispuso de la
integración de una comisión que revisara el contenido del
Código Civil de 1870; lo que aparentemente se trataba de una
simple revisión, terminó convirtiéndose en la aprobación de otro
Código Civil (de 1884) titulado “Código Civil del Distrito
Federal y Territorio de la Baja California”, el cual entró en vigor
el 1º de junio del mismo año (1884).

En realidad, el Código Civil de 1884 fue sustantivamente


idéntico al de 1870, salvo las siguientes modificaciones
apuntadas por el jurista Cruz Barney: (i).- la libertad de testar;
(ii).- la desaparición de la interdicción por prodigalidad (pérdida
de la capacidad de ejercicio por mal manejo de bienes), y (iii).- el
divorcio por mutuo consentimiento sin disolución del vínculo
matrimonial.

75
La modificación más trascendente que trajo el Código
Civil de 1884 fue sin duda la eliminación del Código
Civil de 1870 de la legítima (materia sucesoria).

La “legítima” era definida por el Código Civil de 1870


como “la porción de bienes destinada por la ley a los
herederos en línea recta, ascendientes o descendientes,
que por esta razón se llaman forzosos” (artículo 3,460).

A través de esta institución del derecho sucesorio, la


ley reservaba hasta cuatro quintas partes de los bienes
del testador a sus herederos forzosos, por lo que la
libertad para disponer de los bienes a través de
testamento podía quedar reducida a sólo la quinta
parte de ellos.
76
G.- Disposiciones Preliminares del Código Civil para el Distrito
Federal de 1928.

Como referencia histórica, siendo Venustiano Carranza “Primer


Jefe del Ejército Constitucionalista”, este último expidió diversas
leyes que revolucionaron en cuanto a su contenido innovador y
apego a las ideas del socialismo jurídico. Tales leyes fueron la del
Divorcio Vincular de 1914 (tan solo de 2 artículos) y la
Relaciones Familiares, por virtud de esta última fueron
derogados diversos artículos del Código Civil de 1884 en materia
familiar.

Los cambios sociales que sucedieron en el país en ese entonces


generaron la necesidad de redactar un nuevo Código Civil, así,
en 1926, Plutarco Elías Calles en su carácter de Presidente de la
República, dispuso la creación de una comisión encargada de
redactar un nuevo ordenamiento civil.

77
Dentro de las fuentes empleadas por la comisión
redactora del nuevo código, el Maestro Batiza afirma
que “alrededor de 2,300 de los 3,044 artículos
originales del nuevo ordenamiento provinieron del
Código Civil de 1884. Los artículos restantes emanaron
de los Códigos suizo, español, alemán, francés, ruso,
chileno, argentino, brasileño, guatemalteco y
uruguayo, así como de la Ley sobre Relaciones
Familiares.”

Expuesta la referencia histórica del Código Civil de


1928, la última parte de la primera clase consiste en el
estudio de las disposiciones preliminares contenidas
en el citado ordenamiento como se aprecia a
continuación.
78
G.- Disposiciones Preliminares del Código Civil de
1928.

Los primeros (21) artículos del Código Civil para el Distrito


Federal (CCDF) regulan diversos aspectos legales cuyo
conocimiento es fundamental para comprender el alcance del
resto de sus disposiciones, de ahí el nombre asignado por el
legislador: “Disposiciones Preliminares”; la palabra preliminar
significa “aquello que sirve de preámbulo o proemio para tratar
sólidamente una materia.”

Las Disposiciones Preliminares regulan tres aspectos


fundamentales en materia de Derecho Civil: la Teoría de la Ley,
el Principio de Autonomía de la Voluntad y la Decisión de las
controversias Civiles.

79
Es acertada la calificación que el Maestro Fausto Rico realiza
sobre las Disposiciones Preliminares del CCDF al nombrarlas
como “El Derecho sobre el Derecho”, y es que si se analiza su
contenido, podrá advertirse que sus disposiciones no sólo son
útiles para ser aplicadas al Derecho Civil, sino que también
sirven para referencia con cualquier otra materia jurídica.

Las reglas sobre el inicio y terminación de la vigencia de las


normas generales, sobre los límites a la autonomía de la
voluntad, sobre la plenitud hermética del orden jurídico, sobre el
Derecho aplicable en caso de conflicto, entre otras cuestiones,
son presupuestos fundamentales para el funcionamiento del
orden jurídico.

80
Como ya se expuso anteriormente, uno de los rubros
regulados por las Disposiciones Preliminares del Código
Civil para la Ciudad de México, es la Teoría de la Ley, que
no es otra cosa sino el conjunto de principios que
condicionan la creación y aplicación de las normas
generales emanadas del proceso legislativo.

Recuérdense los comentarios sobre los ámbitos de validez


de la norma (material, personal, espacial y temporal); el
Código Civil para la (hoy) Ciudad de México, en sus
Disposiciones Preliminares regula 3 de los 4 ámbitos de
validez que se comentan: el personal, el espacial y el
temporal.
81
El artículo 12 del CCDF regula el ámbito personal de
validez de la norma al establecer que:

“Artículo 12.- Las leyes para el Distrito Federal, se


aplicarán a todas las personas que se encuentren en el
territorio del mismo, sean nacionales o extranjeros.”

El ámbito espacial de validez de la norma se encuentra


regulada por el artículo 1 de las DP del CCDF al disponer
que:

“Artículo 1.- Las disposiciones de este Código regirán en el


Distrito Federal.”

82
El ámbito temporal de validez de la norma se encuentra regulado por
los artículos 3, 4 y 9 de las DP del CCDF, mismos que se transcriben a
continuación:

“Artículo 3.- Las leyes, reglamentos, circulares o cualesquiera otras


disposiciones de observancia general para el Distrito Federal, obligan y
surten sus efectos tres días después de su publicación en la Gaceta
Oficial.”

“Artículo 4.- Si la ley, reglamento, circular o disposición de observancia


general para el Distrito Federal, fija el día en que debe comenzar a regir,
obliga desde ese día, con tal de que su publicación haya sido anterior.”

“Artículo 9. La ley sólo queda abrogada o derogada por otra posterior


que así lo declare expresamente o que contenga disposiciones total o
parcialmente incompatibles con la ley anterior.”

83
La irretroactividad de la ley se encuentra de igual forma
regulada en las DP del CCDF; así, el artículo 5 establece que:

“Artículo 5. A ninguna ley ni disposición gubernativa se dará


efecto retroactivo en perjuicio de persona alguna.”

Por cuanto hace al Principio de Autonomía de la Voluntad, como


se verá más adelante, esta última constituye prácticamente la
base fundamental de las obligaciones en el Derecho Mexicano,
sin embargo, las DP limitan su alcance en el artículo 6 que
establece que:

“Artículo 6. La voluntad de los particulares no puede eximir de


la observancia de la ley, ni alterarla o modificarla. Sólo pueden
renunciarse los derechos privados que no afecten directamente
al interés público, cuando la renuncia no perjudique derechos de
tercero.”
84
Finalmente, por cuanto hace al tercer y último rubro
regulado por las DP del CCDF (resolución de
controversias), es el artículo 19 el que establece que:

“Artículo 19. Las controversias judiciales del orden civil


deberán resolverse conforme a la letra de la ley o a su
interpretación jurídica. A falta de ley se resolverán
conforme a los principios generales de derecho.”

Este artículo se relaciona con el principio de plenitud


hermética del orden jurídico, regulado por el artículo 18 del
CCDF que establece que:

Artículo 18. El silencio, obscuridad o insuficiencia de la ley,


no autorizan a los jueces o tribunales para dejar de resolver
una controversia.
85

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