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Integrantes

Acasiete Pérez Luis


Aquije Pariona Leonardo
Beramendi Hernández Alejandro
Cáceres Huayanca Lisbeth
Cucho Mendoza Diego
Estrés
Se considera estrés al mecanismo que se pone en marcha cuando una persona
se ve envuelta por un exceso de situaciones que superan sus recursos. Por lo
tanto, se ven superados para tratar de cumplir con las demandas que se le
exigen para superarlas. En estos casos, el individuo
experimenta una sobrecarga que puede influir en el bienestar tanto físico,
psicológico y personal.
La sobrecarga que supone el estrés para el cuerpo no actúa de forma específica,
predisponiéndonos para una enfermedad en particular, más bien nos deja en un
estado de indefensión, mermando la capacidad general de nuestro cuerpo de
regenerarse, defenderse y recuperarse, haciéndonos más vulnerables.
Causas del estrés
Cada vez más personas sufren estrés, sobre todo en las grandes ciudades donde
vivimos demasiado deprisa. Son distintas las causas por las que las personas
sufren estrés, pero las principales son:
 Factores económicos.
 Sobrecarga de trabajo.
 Falta de satisfacción laboral.
 El amor y desamor.
 No tener tiempo libre.
 Obsesionarse con la perfección
 Falta de interés.
 Desorden y confusión
Síntomas del estrés
El estrés puede causar muchos síntomas, tanto físicos, como psicológicos y
emocionales. Muchas veces los afectados no relacionan los signos con el propio
estrés, los más frecuentes son:
 Dolor de cabeza.
 Mala memoria.
 Diarrea, estreñimiento o dificultad para
eliminar heces.
 Falta de energía o de concentración
 Cambios de la conducta.
 Problemas de salud mental: como ansiedad
o depresión.
 Cansancio constante y prolongado.
 Problemas a nivel sexual.
Tipos de estrés
El estrés, en su fase normal, tiene dos tipos:
 Estrés agudo: es un estrés que se ocasiona en un breve periodo de tiempo y
normalmente desaparece con rapidez. Es frecuente en todo el mundo, aparece
cuando se vive un proceso nuevo o excitante, o cuando se pasa por situaciones
complicadas, como rupturas de pareja. Dado al escaso tiempo que dura no suele
ocasionar problemas importantes para la salud.

 Estrés crónico: se padece durante un periodo de tiempo más prolongado que el


estrés agudo. Este tiempo puede variar desde varias semanas a meses. Las personas
que padecen este tipo de estrés pueden acostumbrarse tanto a la situación de
activación, que pueden llegar a no darse cuenta de que lo viven y acaban sufriendo
problemas de salud. Suele aparecer cuando las personas no ven una salida a una
situación compleja y deprimente, algunas veces aparece por una experiencia vivida
en la niñez que se interioriza y se mantiene latente desde entonces.
Tratamientos para el estrés
Los expertos recomiendan tratar de reducir el estrés lo máximo posible. Hay
varias recomendaciones útiles para conseguirlo:
 Reconocer el estrés y las situaciones que lo desencadenan.
 Evitar disminuir el estrés mediante hábitos poco saludables como fumar y beber alcohol,
o consumir otras drogas. Ya que estos hacen más daño que los beneficios que se piensa
que generan.
 Hacer ejercicio de forma regular para liberar tensiones.
 Adoptar una postura más positiva ante los problemas y las situaciones complejas.
 Aprender técnicas de relajación, realizar actividades como yoga o pilates.
 Mantener una dieta saludable y equilibrada.
Afrontamiento
En psicología, el afrontamiento ha sido definido como un conjunto de
estrategias cognitivas y conductuales que la persona utiliza para gestionar
demandas internas o externas que sean percibidas como excesivas para los
recursos del individuo. Se puede considerar como una respuesta
adaptativa, de cada uno, para reducir el estrés que deriva de una situación
vista como difícil de afrontar.
La capacidad de afrontar no se refiere solo a la resolución práctica de los
problemas, sino también a la capacidad de la gestión de las emociones y
del estrés delante de la situación-problema. Modificar las propias
estrategias de afrontamiento para afrontar con eficacia los eventos
estresantes depende, entonces, sea de la manera de evaluación de los
eventos, sea de la capacidad nuestra y de la posibilidad de captar
informaciones, buscar ayuda y apoyo social en el contexto donde se vive.
Las principales estrategias de
afrontamiento
Podemos identificar que las estrategias de afrontamiento se identifican en tres
clases:
 Las estrategias centradas en el problema: Estas suelen ser utilizadas en
condiciones de estrés visto como controlable: son estrategias orientadas hacia la
tarea, para alcanzar la resolución y/o modificación del problema
 Las estrategias centradas en las emociones: Estas tienden a ser utilizadas cuando
percibimos el evento estresante como incontrolable, como lo que se puede
experimentar ante el peligro: se intenta afrontar el problema centrándose en las
emociones y liberarlas e intentar relajarse.
 Las estrategias basadas en la evitación: Estas tienden a manejarse en aquellos
momentos en los que la persona asume aplazar el afrontamiento activo por la
necesidad de ordenar y hacer acopio de sus recursos psicosociales antes de
afrontar activamente la situación: son estrategias centradas en la evasión, en la
distracción, en tomar distancia del evento estresante, o volcarse en otra actividad
para no pensar.
Adaptación
Es la capacidad de modificación en función del cambio, la adaptación es cambio,
aprendizaje, movimiento. Como decía Darwin, la supervivencia del mundo animal está en
su capacidad de adaptación ante los cambios.
Si por algo se caracteriza la vida es por una constante incertidumbre y un constante
cambio. El ser humano tiene unas cualidades maravillosas, pero no se ha tomado el tiempo
necesario para aprenderlas.
No controlamos nada externo a nosotros mismos, así que la capacidad de adaptarse a los
cambios o a la incertidumbre se convierte en la herramienta perfecta para la vida. Eliminar
la resistencia, la negación ante lo que ocurre dándote la capacidad y el poder de redirigir
tu vida, siguiendo tu camino, teniendo en cuenta las circunstancias.
¿Cómo adaptarse a los cambios?
Saber cómo adaptarse a los cambios es necesario no solo en momentos clave de
nuestras vidas, como la entrada en la universidad o la llegada del primer bebé, sino
también en situaciones mucho más cotidianas, como buscar trabajo, iniciar una
conversación con alguien a quien no conocemos, o proponernos un plan de ahorro.
Es necesario tener claro que aunque no nos demos cuenta, el mundo nos pone a
prueba constantemente, y hay que saber actuar no solo para que la incertidumbre y
la inestabilidad no desgaste nuestro bienestar, sino también para sacarles partido a
esas oportunidades que llegan con los cambios.
Dicho de otro modo, adaptarse a lo nuevo que está por llegar es una necesidad,
pero también es una fuente de posibilidades que permite, a aquellos que analizan
bien cada situación, mejorar su calidad de vida.
Acepta que nada permanece igual
El primer paso para saber adaptarse al cambio consiste en comprender que la
transformación de la realidad es la norma, y no la excepción.
Incluso aunque no lo podamos ver directamente, todo aquello que parece consistente y
que se mantiene estable en el tiempo, sea lo que sea (un árbol, una empresa, una
ciudad, etc.) está en constante movimiento, y la apariencia de que siempre está igual es
tan solo una ilusión producida por pequeñas dinámicas y equilibrios que aportan
cierto orden al caos.
Los países surgen y colapsan, los mares se expanden y se secan, las formas de vida
medran y se extinguen… No debemos dar por hecho que todo seguirá igual por mucho
que pase el tiempo, así que el truco no es de intentar conservarlo todo igual, algo
imposible, sino saber surfear la ola del cambio haciendo que esta vaya a nuestro favor.
Adopta puntos de vista ajenos
Hay quien se jacta de serle fiel siempre a sus propias ideas, pero cuando esto se
convierte en rigidez moral e imposibilidad por empatizar, su margen de
maniobra para adaptarse a los cambios se reduce.
Por eso es importante acostumbrarse a escuchar a los demás e intentar
comprender su lógica, aunque no vayamos a estar de acuerdo con ellos. Las
sociedades son siempre contextos que van evolucionando, y por eso debemos
dejar que estos cambios orienten nuestra manera de pensar; la mejor manera de
ser permeable a estas novedades es relacionarse con los demás y ponerse en su
piel.
Fíjate en las nuevas generaciones
Es muy habitual que las personas sientan aburrimiento por las generaciones más jóvenes,
como si formasen parte de un mundo separado que no somos capaces de comprender. Sin
embargo, anticiparse a los cambios implica fijarse en lo que hacen, porque las primeras
señales de que algo nuevo está llegando aparece en los adolescentes y post-adolescentes.
Estos son avisos de que el mundo está evolucionando, y se trata de fenómenos que van
mucho más allá de las modas; el uso de nuevas tecnologías, la adopción de nuevas formas
de pensar y de comunicar, etc. Por supuesto, no es necesario compartir el entusiasmo de
estas generaciones jóvenes por aquello que hacen y las distingue del resto, pero sí es
importante comprender por qué actúan como actúan y utilizan los productos que utilizan.
Desarrolla Inteligencia Emocional
Exponerse a los cambios supone tener la capacidad de gestionar las emociones
que algunas de ellas nos producen y que pueden llegar a afectarnos debido a la
novedad y la confusión que pueden producir al principio.
Por eso, desarrollar habilidades de Inteligencia Emocional es necesario para saber
reconocer emociones y regularlos correctamente sin dejar que nos dejen en una
posición vulnerable (a pesar de que nunca se llegará a tener un control total sobre
los estados de ánimo).
Salud mental
De una manera general es posible definir la salud mental como el estado de bienestar subjetivo
en el que la persona es capaz de hacer frente a las demandas psicosociales del día a día, es
consciente de sus capacidades y puede gracias a ellas adaptarse e integrarse de manera efectiva
en el mundo que le rodea.
Estaríamos ante un estado de equilibrio entre la persona y el mundo tanto cognitivo como
emocional y como conductual, en el cual la primera se siente y es capaz de funcionar
adecuadamente, y puede no solo satisfacer sus necesidades sino sentirse bien y realizado.
Asimismo se debe tener en cuenta de que la salud
no es considerada como un objetivo por si mismo,
sino como algo que forma parte de nuestra vida
diaria y que nos permite llevar a cabo nuestras
aspiraciones. Dentro del concepto de salud mental
se incluye también la capacidad de realizar las
conductas necesarias para mantener y promover la
propia salud tanto física como mental.
Características de una buena salud
mental
Cognición, emoción y conducta: A menudo cuando hablamos de salud
mental solemos imaginar a alguien con algún tipo de problemática vinculada a la
existencia de problemas cognitivos. Sin embargo, dentro de la salud mental también
encontramos elementos emocionales y motivacionales e incluso conductuales: la salud
mental no solo implica tener una forma de pensar concreta, sino también de sentir y
hacer.
Se va desarrollando a lo largo de la vida: El estado de salud mental de
cada uno no aparece de la nada, sino que es producto de un largo proceso de
desarrollo en el cual factores biológicos, ambientales y biográficos (las experiencias y
aprendizajes que hacemos a lo largo de la vida) van a influir en gran medida.
La vivencia de un estado de bienestar o de la falta de este puede variar en gran medida
de una persona a otra, y dos personas diferentes o incluso una misma en dos
momentos vitales distintos puede llegar a tener una consideración diferente respecto a
su estado de salud mental.
Interrelación cuerpo-mente: Otra idea que es necesario tener en cuenta
cuando hablamos de salud mental es el hecho de que no es posible entender por
completo el funcionamiento de la mente sin el cuerpo o del cuerpo sin la mente.
La presencia de enfermedades y alteraciones médicas supone un factor a tener en
cuenta a la hora de explicar el estado de salud mental, y viceversa. Resulta
fácilmente visible si pensamos en los efectos que pueden generar en nuestra psique
enfermedades graves, crónicas o muy peligrosas: el estrés, miedo y sufrimiento que
pueden conllevar problemas tan importantes como un cáncer.
Asimismo la práctica de deporte y el
mantenimiento de hábitos de vida saludables
favorecen la salud mental, el equilibrio y el
bienestar. Del mismo modo, la salud mental
tiene un efecto sobre la salud física: una buena
salud mental favorece a que el cuerpo se
mantenga sano.

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