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República Bolivariana de Venezuela

Universidad Católica Santa Rosa

PRINCIPIOS DE LA ÉTICA
JURÍDICA
Integrantes:
- Laura Alarcón
- Mayerín Tenías
- Berivel Uscategui
- Keiwer Andrade
- Raynhier Oropeza
PRINCIPIOS UNIVERSALES Y
GENERALES SECTORIALES DE LA
DEONTOLOGÍA.
• Principio de independencia y libertad profesional.
• Principio de dignidad y decoro profesional.
• Principio de diligencia, corrección y desinterés.
• Principio de información y de reserva.
• Principio de Lealtad procesal.
• Principio de colegialidad.
EL PRINCIPIO DE LA PROBIDAD
PROFESIONAL
• El obrar según ciencia:

“La ciencia es el conjunto de conocimientos generalizados, referentes


a una rama particular del saber, o dicho de otro modo, referentes a un grupo
especial de fenómenos, conocimientos que deben estar además ordenados
y sistematizados”.

El profesional del Derecho debe de obrar de conformidad con los


contenidos de la ciencia del Derecho, siendo por ende un perito en ella.
EL PRINCIPIO DE LA PROBIDAD
PROFESIONAL
• El obrar según conciencia:

La conciencia del profesional del Derecho va a consistir en saber:


1. Sobre las consecuencias presentes y futuras que va a traer su actuación profesional
desplegada en el asunto que se le encomienda.
2. Respecto del propio asunto, de su cliente, de los terceros, e incluso de la sociedad
misma, debiendo tener siempre como directriz, que su función consiste en contribuir a
la realización de la justicia; por tanto la decisión de la acción realizada por el
profesionista del Derecho, va a estar fincada no solo en su voluntad, sino en los
intereses del cliente, del asunto y el interés colectivo o general de la sociedad.
3. Que en su conjunto van a constituir el imperativo ético que debe de seguir,
respetar, observar y ejecutar; por lo tanto, este imperativo va a ser la manifestación
objetiva de la conciencia del Abogado, del pasante e incluso del estudiante en lo
que corresponde a su etapa de profesionalización.
EL PRINCIPIO DE LA PROBIDAD
PROFESIONAL
4. Esta conciencia profesional que debe de tener el estudiante ( aunque no
sea profesional, sino un individuo que va en camino a la profesionalización) el
pasante o el Abogado, además debe de estar normada deontológicamente
de conformidad con la observancia y práctica de los valores que persigue el
Derecho y también por el cúmulo de virtudes que debe de ser titular el
Abogado.
5. Esta conciencia profesional debe de estar matizada y totalmente
caracterizada por la libertad y en vía de consecuencia por la
independencia.
EL PRINCIPIO DE LA PROBIDAD
PROFESIONAL
• La Probidad Profesional:

Por probidad debemos de entender honestidad, cuyo antecedente lo


encontramos a manera de referencia en una máxima del Derecho muy antigua,
que proviene desde el Roma y que dice:
“Hay que vivir honestamente, dar a cada quien lo suyo y no dañar a
nadie”.
Por tanto, todo Abogado, tiene en el ejercicio de su profesión que poner
en práctica este principio universal y no solo en su vida pública sino, además
debe de hacerlo en su vida privada.
EL PRINCIPIO DE DIGNIDAD Y
DECORO PROFESIONAL
• Orienta al abogado en su conducta profesional y privada, con el fin de que
no resulte dañada la reputación personal, así como para que no disminuya
por reflejo el prestigio de la profesión y el decoro de que de ella se deriva
para todos los profesionales inscritos en el registro.
• Semejante a ellos es el concepto de honor profesional, que es una
especificación del honor y de la reputación profesional.
• Así cómo el prestigio profesional, que refleja en la especial estimación que
se reconoce por la generalidad de los ciudadanos a un determinado
profesional, a causa de sus dotes de capacidad, moralidad profesional y
cívica y de su consiguiente consolidación en el campo profesional.
EL PRINCIPIO DE DIGNIDAD Y
DECORO PROFESIONAL
• Comúnmente estos dos vocablos han sido utilizados y comprendidos como
sinónimos, ya que ambos se refieren a la forma o manera como vive y se
comporta el ser humano.
• La primer palabra aplicada al profesional, hace alusión a la forma de
comportamiento del profesional del Derecho que debe de estar
caracterizada por la excelencia, la seriedad e incluso el decoro.
• Este segundo vocablo, lo podemos entender, como un comportamiento
digno, en donde se encuentran presentes el pudor y la decencia.
EL PRINCIPIO DE DIGNIDAD Y
DECORO PROFESIONAL
• Estos principios deontológicos de dignidad y decoro, tienen como
contenido los deberes de los profesionales del Derecho relacionados con la
calidad de su comportamiento.
• Por ende de la actuación tanto en su vida privada (cuando trasciende a lo
público) como profesional, tienen que estar caracterizadas por la
excelencia, la seriedad, el pudor y la decencia.
EL CLIENTE DE LA MALA FE
• Mala fe:

Los tratadistas y la jurisprudencia consideran que el término mala fe va


más allá de la mera conducta desleal realizada para la obtención de un
beneficio, y lo identifican con el dolo, entendido este como acto consciente
e intencional. El dolo requiere la voluntariedad y la antijuricidad de la
conducta, aunque no exija de modo necesario el ánimo de lucrarse.
EL CLIENTE DE LA MALA FE
• Términos empleados legalmente para referirse a los actos realizados con
honestidad (buena fe), malicia (mala fe), imprudencia (culpa) y maldad
(dolo).

• La buena fe puede describirse como un estado mental de honradez, de


convicción en cuanto a la verdad o exactitud de un asunto, hecho u
opinión, de un título de propiedad o de cualquier otro título del que se
pretenda un derecho, del derecho pretendido, o de la rectitud de una
determinada actuación o conducta.
EL CLIENTE DE LA MALA FE
• La presunción de buena fe no existe en el Código Civil, con la excepción de
lo que establece su artículo 789º referido específicamente a la cuestión
posesoria, más no a la contractual.
• No obstante, debe tenerse presente que la Presunción de Inocencia es uno
de los Principios Generales del Derecho, pero de igual forma, la inocencia
no es necesariamente equiparable a la buena fe, sino que depende del
acto.
• Las leyes en determinados casos permiten la presunción de mala fe salvo
prueba en contrario.
EL CLIENTE DE LA MALA FE
• La mala fe es lo contrario a la buena fe. Actuar de mala fe es tener el
conocimiento o la conciencia que el acto que se pretende no es legítimo y a
pesar de esto, llevarlo a cabo.
• Actuar de mala fe es actuar con deshonestidad, con falta de lealtad y
probidad, es actuar con el conocimiento de un vicio y aún así pretender un
derecho.
• Se actúa de mala fe cuando se pretende un derecho que se conoce le
corresponde legítimamente a otro.
• Actuar de mala fe no implica tener la intención de causar un daño, ya que
estaríamos en presencia de un acto doloso, sino que, al actuar de mala fe, se
tiene el conocimiento que la actuación es ilegal y/o podría causar un perjuicio a
parte, o a terceros.
EL CLIENTE DE LA MALA FE
• Tener mala fe es intentar comunicar que se es víctima de las circunstancias.
Es intentar borrar el "Yo". La frase central de la mala fe es: "Yo no fui", o más
in extenso y preciso: "Yo no soy".
• Una parte contratante actúa de mala fe por ejemplo, cuando conoce un
vicio en el contrato y aún así persiste en otorgar o adquirir la obligación.
Actúa de mala fe quien adquiere un inmueble con conocimiento que no
pertenece a quien lo está vendiendo. También actúa de mala fe quien
pretende obtener un derecho de un contrato simulado con conocimiento
del vicio. Un poseedor actúa de mala fe cuando adquiere un dominio sin
título o con el conocimiento que el título está viciado.
EL CLIENTE DE LA MALA FE
• Determinar la mala fe en ocasiones puede no ser una tarea fácil, ya que no
es posible entrar en la psiquis de las personas para determinar sus
conocimientos e intenciones al momento de contratar o al realizar
determinadas actuaciones.
• Pero para determinar si hubo mala fe en esta área, y de hecho para
determinar la verdadera intención volitiva de las partes contratantes, se
debe estudiar el modo en las que fueron otorgadas y/o adquiridas
las obligaciones contractuales.
• Esto se debe a que el artículo 1.160º del Código Civil establece la
obligación de las partes contratantes a ejecutar de buena fe sus
respectivas obligaciones recíprocas.
LAS CAUSAS INJUSTAS O PERDIDAS
1. Cuando el cliente pide al abogado que le asista en una causa que se
considera injusta con relación al resultado injusto que se pretende
conseguir, o cuando se trata de aplicar una Ley considerada injusta o
inicua en un determinado proceso o asunto. Conviene precisar que, por lo
que respecta a la causa o litigio injusto, el concepto de injusticia debe
entenderse desde un punto de vista sustancial y no formal.
2. La injusticia hay que encontrarla en la finalidad ilícita o inmoral que el
litigante se propone alcanzar, sirviéndose de normas legales que por sí
mismas no son injustas, o bien cuando recurre a medios de prueba
(documentos, testimonios, pruebas periciales) falsos.
LAS CAUSAS INJUSTAS O PERDIDAS
• Estos litigios injustos, incluso si las pretensiones del litigante de mala fe son
desestimadas, se resuelven siempre con daño para la parte contraria, que
se ve obligada a sufragar las costas de la causa y los honorarios de su
defensor (cuyo reembolso podrá ser efectuado tan sólo si la otra parte es
solvente), a sufrir molestias y pérdida de tiempo y eventualmente a soportar
el trauma psíquico de no ligera importancia que muchas personas padecen
cuando son llevadas ante los tribunales, incluso si tienen la conciencia
tranquila, porque desconfían de la justicia de los hombres.
LAS CAUSAS INJUSTAS O PERDIDAS
• El abogado deberá, pues, rechazar encargos de este tipo.
• Si el cliente pretende hacer oír en juicio en su propia defensa a testigos que
van a declarar en falso (y el abogado conoce esa circunstancia), se ha
considerado que el defensor no debe oponerse a ello, en base a que no es
posible excluir a priori la posibilidad de que dichos testigos se arrepientan y
digan la verdad en el último momento. De cualquier forma, si la iniciativa
procede del cliente, no parece que el abogado contraiga una
responsabilidad moral ni que, por otra parte, pueda impedir al testigo decir
lo que quiera. El comportamiento que le está prohibido es el de animar o
sugerir a su cliente la utilización de tales medios. Al contrario,
deberá disuadirlo recordándole las responsabilidades penales que el
falso testigo y el cliente mismo pueden contra él.
LA INDEPENDENCIA PROFESIONAL Y
SU EVENTUAL TUTELA A TRAVES DE LA
LLAMADA HUELGA DE ABOGADOS
• Se ha discutido mucho si el ejercicio del derecho de huelga por los
abogados puede ser un medio para reforzar la independencia de la
profesión o si en cambio es un instrumento que viola dicha independencia.
Los abogados con despachos propios no pueden abstenerse de participar
en las audiencias y el cierre de los despachos inevitablemente le implicaría
una serie de pérdidas. Pero en algunas ocasiones puede plantearse la
huelga como una presión sobre los órganos de gobierno o el parlamento
para obtener una determinada disposición relativa al ordenamiento
profesional o el ejercicio de la profesión, cuando los cauces
normales de representatividad colegial no han sido eficaces a juicio de los
abogados.
LA INDEPENDENCIA PROFESIONAL Y SU
EVENTUAL TUTELA A TRAVES DE LA
LLAMADA HUELGA DE ABOGADOS
• La falta de prestación de la actividad profesional con respecto al cliente
que tiene un proceso en curso u otras acciones, puede dar lugar a
responsabilidad civil de este último.
• Los abogados empleados en asesorías jurídicos organizados al servicio de
entes públicos o privados, puesto que son trabajadores subordinados, no
hay razón para negarle un derecho de huelga, siempre que lo ejercite
en tutela de un interés profesional y que la huelga sea
proclamada legalmente.
• Se discute si es legítimo el rechazo de la prestación de su actividad cuando
están ejerciendo un servicio de necesidad pública o cuando son defensores
de oficios en procesos penales o en procedimientos civiles a favor de
individuos.
LA INDEPENDENCIA PROFESIONAL Y SU
EVENTUAL TUTELA A TRAVES DE LA
LLAMADA HUELGA DE ABOGADOS

• Aquí habría que tener el principio de desinterés con relación al cliente, que
puede salir perjudicado por la abstención de la actividad forense, también
el principio de decoro y dignidad profesional pueden dañarse.
• La huelga tiene a tutelar un interés colectivo de un sector que en este caso,
choca con el interés general al funcionamiento normal y regular de la
administración de justicia, de que el abogado es colaborador necesario.
LA INDEPENDENCIA DEL ABOGADO
EN EL EJERCICIO DE LA DEFENSA
• El ejercicio del derecho de defensa, además de abogados libres, exige
abogados independientes. Privilegiado estatuto que la ley confiere al
abogado para el desempeño de su función.
• La prerrogativa de la Independencia en el ejercicio de la defensa es un
complejo de derechos que no debe confundirse con la Independencia
como obligación deontológica.
• Como obligación la independencia está situada en el territorio de la
lealtad, que exige al abogado rechazar en conciencia toda presión e
interferencia en las decisiones técnicas que requiera la defensa
encomendada.
PRINCIPIO DE LIBERTAD
PROFESIONAL
• Se refiere al propio ejercicio de la función de abogado.
• El principio de libertad profesional se refiere a la libertad de
autodeterminación del profesional en orden a su conducta en el ejercicio
de la profesión no sólo desde un punto de vista técnico, sino también con
relación a los comportamientos que complementan a los técnicos.
PRINCIPIO DE LIBERTAD
PROFESIONAL
• Según Carlo Lega, mientras que el principio de independencia supone
sobre todo una garantía del ente profesional y del profesional
individualmente considerado, frente a las intromisiones arbitrarias de
terceros, el principio de libertad, en su aspecto deontológico,
concierne en particular al comportamiento del abogado con relación a su
cliente y tiende a atemperar la exigencias de las normas del arte forense
con el interés del asistido y con la dignidad profesional del quien lo asiste.

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