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La palabra ojo viene de la palabra latina, oculu, que significa órgano de la visión.
La voluntad del Señor es que miremos siempre lo recto. Proverbios 4:25, Tus ojos
miren lo recto, Y diríjanse tus párpados hacia lo que tienes delante.
1 Juan 2:16, Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los
deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del
mundo.
Dos maneras de mirar. 2 Corintios 4:18 no mirando nosotros las cosas que se ven,
sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no
se ven son eternas.
Hay peligro al dejar de mirar las cosas eternas**
• Hay peligro de la contaminación visual.
San Lucas 11:34, La lámpara del cuerpo es el ojo; cuando tu ojo es bueno, también
todo tu cuerpo está lleno de luz; pero cuando tu ojo es maligno, también tu cuerpo
está en tinieblas.
(1 Corintios 12:17-18), Si todo el cuerpo fuese ojo, ¿dónde estaría el oído? Si todo
fuese oído, ¿dónde estaría el olfato? Mas ahora Dios ha colocado los miembros
cada uno de ellos en el cuerpo, como él quiso.
San Juan 11:39, Dijo Jesús:
Quitad la piedra. Marta, la
hermana del que había
muerto, le dijo: Señor, hiede
ya, porque es de cuatro días.
Jesús le dijo: ¿No te he dicho
que si crees, verás la gloria de
Dios?
¿disciernes bien los olores?
El no hacerlo nos puede quitar
la perspectiva de la fe.
Hay cosas que huelen “bien”
pero no son la voluntad de
Dios para nuestras vidas.