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La conciencia/Bio-cultura:

regímenes de intelegibilidad
MER COMO FORMAS DE CONCIENCIA
Religión y conciencia
El fundamento de las diferentes formas de conciencia que subyacen a los fenómenos
chamánicos se encuentra en los estratos arquitecturales y funcionales del cerebro, y sus diversos
procesos de información.
Aunque la conciencia humana no es específica de ninguna función o sistema particular del
cerebro, modalidades diferentes de conciencia se vinculan con las diferentes funciones de los
sistemas de procesamiento de información, la integración de procesos, y los patrones de
homeostasis.
(Homeostasis es la capacidad del organismo para presentar una situación físico-química
característica y constante dentro de ciertos límites, incluso frente a alteraciones o cambios
impuestos por el entorno o medio ambiente).
La consciencia y cerebro humano
Todos los procesos mayores de los sistemas del cerebro participan en el comportamiento
humano, no obstante, los patrones específicos del funcionamiento cerebral se vinculan con
estados y modos experimentales específicos de conciencia.
El reconocimiento de que la conciencia está ligada al funcionamiento del sistema biológico no
requiere que se reduzcan las funciones de la misma solamente a las funciones del sistema
biológico.
La neurología aclara que tanto los constructos epistémicos como los patrones fisiológicos de la
operación dan su aporte a la conciencia. La relación de la fisiología cerebral con la conciencia se
esclarece por medio del examen de cómo esas estructuras físicas del cerebro y las actividades
con ella vinculadas se relacionan con los modelos de conciencia.
Estructura del cerebro
La explicación de las relaciones de los niveles fisiológicos del organismo con la conciencia
requiere de un modelo de sistemas cerebrales y de sus funciones e interacciones.
Mac Lean (1973, 1990, 1933) propuso que el cerebro sea comprendido como si estuviese
constituido por tres sistemas anatómicamente diversos que se integran para proveer una
cantidad de funciones de comportamiento, de emoción e información.
El hecho es que hoy por hoy se reconoce que los modelos que guían las acciones motoras de los
humanos, de sus estados emocionales y de sus capacidades cognitivas y lingüísticas están
controlados principalmente por sistemas cerebrales que emergieron secuencialmente en la
evolución.
Cerebro triuno
El modelo del cerebro triuno brinda un marco de referencia para explicar la relación entre las
actividades sistémicas del cerebro y la conciencia. En otros términos, para explicar la relación de
los sistemas cerebrales originarios que los humanos tenemos en común con otros animales con
los aspectos que son propios solo del cerebro humano.
Mac Lean (1973, 1990, 1993) sugirió un modelo jerárquico tripartita del cerebro, un “cerebro
triuno” que basa en una división neuroanatómica, estructural y funcional en tres estratos: el
cerebro réptil/orgánico (complejo R), el cerebro paleomamífero, y el cerebro neo-mamífero.
Estos tres segmentos están integrados, sin embargo su diferenciación permite encontrar en qué
se basan las diferentes destrezas y representarse la jerarquía funcional de las facultades
procesadoras de información que dan consistencia a las distintas formas de conciencia.
Cerebro reptil
El cerebro reptil o complejo R, se compone de la espina dorsal superior, porciones del encéfalo
medio, la zona del encéfalo que procesa la información sensorial o sea el hipotálamo, y los
ganglios basales.
El cerebro reptil regula funciones orgánicas tales como el metabolismo, la digestión, y la
respiración; también es responsable del estado de vigilia, los mecanismos de atención, y la
regulación y coordinación del comportamiento.
Cerebro paleo-mamífero
El cerebro paleomamífero consiste en los desarrollos evolutivos del sistema límbico, que es lo
que brinda las distinciones entre los reptiles y los mamíferos.
Esta estructura da consistencia al comportamiento social, y al procesamiento no verbal,
emocional, y analógico; funciona como un cerebro emocional que tiene mucho que ver con el
afecto, el sexo, la lucha y la defensa propia, las relaciones sociales, el apego y los vínculos; y el
sentido de uno mismo que brinda el fundamento para las creencias, la certitud y las
convicciones.
Cerebro neo-mamífero
El cerebro neo-mamífero, también denominado tele-encéfalo o estructuras neo-corticales, es el
resultado de la encefalización homínida. Este cerebro es el fundamento de los procesos
simbólicos de la cultura, del lenguaje, de la lógica, del pensamiento racional, de los procesos
analíticos, de la capacidad resolutiva de problemas.
Algunos antropólogos usan los términos “paleoneurognosis” y “paleomentación” para referirse
a las funciones cognitivas de los cerebros reptiles y paleomamíferos y el término
“neoneurognosis” para las funciones del cerebro neo-mamífero.
El cerebro reptil aporta el entramado para las acciones básicas del cuerpo, mientras que el
paleomamífero las influencias emocionales en el pensamiento y en el comportamiento; por su
parte el cerebro neomamífero utiliza su poder simbolizante para elaborar el entramado que
integra en un nuevo nivel las emociones básicas con el procesamiento de información.
Niveles de conciencia y cerebro
Los niveles del cerebro tienen homologías con los niveles ascendentes de conciencia (Mac Lean,
Oakley (1983) y Hunt (1995).
Hunt sugiere que las propiedades de la conciencia relacionadas con las estructuras neurales se
derivan de “zonas de convergencia,” con capacidades de síntesis o de “integración polimodal de
muchas formas de información” de una gran cantidad de procesos representados en los
diferentes niveles evolucionarios del cerebro.
Zonas de convergencia cerebral
Hunt señaló específicamente 3 elementos en estas “zonas de convergencia”: las estructuras
talámicas del tronco encefálico, el sistema límbico, y el área terciaria neocortical,
específicamente el hemisferio derecho.
Estas diferentes capacidades de las estructuras procesadoras de información del cerebro dan su
aporte a los reconocidos niveles básicos y formas de conciencia (conciencia simple, conciencia y
conciencia de sí).
Según Hunt, la primera de estas zonas aporta al organismo la conciencia primaria, o la que
Oakley denominó “la conciencia simple”: adaptación al medio ambiente por medio de reflejos,
respuestas condicionadas y habituación, también se incluye un conocimiento instrumental.
Cerebro neo-mamífero
El cerebro neo-mamífero (neo-corteza y las estructuras talámicas conectoras) es la evolución
más dramática del cerebro. Las funciones ampliadas de la neocorteza se fundamentan en
conexiones extensivas con los sistemas visual, auditivo, y somático, lo que señala la orientación
primaria de la neocorteza hacia el mundo exterior.
La neocorteza aporta también los tejidos neurales del lenguaje y de otras actividades simbólicas
como la escritura y la aritmética.
Aunque estas representaciones mentales sean aspectos sobresalientes de la autoconciencia, los
procesos cognitivos que tienen su fundamento en las estructuras inferiores del cerebro
persisten dado a que son esenciales en el comportamiento humano.
Unidad cerebral (acción triuna)
El cerebro moderno opera por medio de la interconexión de las respuestas instintivas del
cerebro reptil, los estados emocionales autonómicos del cerebro paleomamífero, y los procesos
cognitivos del cerebro neomamífero, integrando las características de estos tres sistemas
funcionales.
Estas interrelaciones están intermediadas fisiológica y psicológicamente y afecta la conciencia y
la salud, las interacciones entre los niveles del cerebro se fundamentan primariamente no en el
lenguaje verbal sino en otras de función mental, de representación social, y procesamiento de
información, que utiliza información social, efectiva, y simbólica para intermediar, evocar y
canalizar procesos fisiológicos.
Interacción bio-cultural
Los procesos, que hacen presente e integran diferentes fuentes de información para sopesar su
importancia en el bienestar del organismo, son la base fisiológica de los efectos curativos de
índole religiosa (chamánica) sobre el organismo.
La relación entre necesidades innatas y los deseos, las influencias sociales y los sistemas
representativos constituyen la matriz de muchos problemas de salud—el temor y la ansiedad
crónicos, desórdenes de comportamiento, conflictos, excesos emocionales o deseo
incontrolable, obsesiones y compulsiones, disociaciones, represión, etc.
Interacción bio-cultural
Salud—el temor y la ansiedad crónicos, desórdenes de comportamiento, conflictos, excesos
emocionales o deseo incontrolable, obsesiones y compulsiones, disociaciones, represión, etc.
son problemas que dependen del significado o sentido.
Este es construido por procesos que son sub-corticales y se basan en el procesamiento de
información proveniente de modalidades pre-lingüísticas, asociaciones afectivas y decisiones
relacionadas con la autoconciencia construidas por el hemisferio derecho y el sistema límbico
paleomamífero.
Todo esto juega un papel crucial en la provisión del sentimiento de unidad para experimentar el
sentimiento de seguridad y convicción necesarias para la sobrevivencia tanto de uno mismo
como de la especie.
Interacción bio-cultural
Las funciones de estas estructuras, que los humanos comparten con otros animales,
generalmente operan fuera de la aprehensión y conciencia de los modos lingüísticos de
representación asentados en el hemisferio izquierdo.
Estos niveles del cerebro y sus funciones, sin embargo, proveen los elementos fundamentales de
la información y del sistema de comunicación psíquica interior que en que se ubican la
experiencia y la acción humanas. Se acostumbra a denominar estos procesos cerebrales como
“sub-simbólicos” y no verbales, haciendo referencia a que operan por medio de símbolos que no
son lingüísticos.
El cerebro reptil y el paleomamífero son básicos para estos aspectos de la mentalización y la
representación. Estas funciones que incluyen responsabilidad por las rutinas de
comportamiento, personalidad básica, y autoconciencia propician un sentimiento básico de
interacción social.
Enlaces bio-cultura en el sujeto
MacLean (1993, 35) habla de los procesos de paleomentalización y paleopsicológicos para
referirse a dos tipos principales de mentalización: la protomentalización y la
emociomentalización que se asientan en el cerebro reptil y el paleomamífero respectivamente.
Estas formas de comunicación utilizan una variedad de medios (vocales, corporales mentales,
químicos) que pueden ser activos e intencionales o pasivos no intencionales.
Él sugiere que los procesos de comunicación no verbales tienen cierta equivalencia con la
sintaxis (formas ordenadas secuencialmente) y con la semántica (sentido) y se encuentran en los
modelos de comportamientos animales y en el procesamiento primario de los humanos.
Enlace bio-cultural
La protomentalización o complejo R se refiere a la cerebración que está involucrada en la
regulación de las rutinas maestras subyacentes a las actividades cotidianas y a la expresión de la
mayoría de las demostraciones de comportamiento que se utilizan en la comunicación social
(MacLean 1990, 12).
Además de proveer los procesos mentales rudimentarios que subyacen a las formas de
comportamiento prototípico, la protomentalización aporta los rudimentos de las
predisposiciones, tendencias, impulsos, compulsiones y obsesiones.
Él sugiere que el complejo R juega un papel fundamental en el comportamiento comunicativo
típico de la especie, y en la regulación de las rutinas y sub-rutinas cotidianas maestras de los
animales al integrar los movimientos y las reacciones totales del organismo.
MacLean caracteriza las funciones del complejo R como la integración de los componentes
somáticos y autonómicos que se usan en la comunicación social pro semántica y en los factores
que subyacen a la evocación de exhibiciones demostrativas.
Enlace bio-cultural
El complejo R tiene su “propia forma de pensar”, este no está equipado para lidiar en forma
efectiva con la necesidad de confrontarse a nuevas situaciones, tampoco juega un papel en el
conocimiento de la identidad subjetiva. Este complejo está directamente relacionado con la
patología y el ritual.
La emociomentalización comporta los procesos cerebrales y mentales que subyacen los
afectos; está conformada por la información subjetiva que está vinculada con los sentimientos.
La emociomentalización influencia el comportamiento, particularmente el que hace referencia a
lo pertinente a la sobrevivencia, a la procreación y a la dinámica socioemocional.
Enlace bio-cultural
El sistema primario en que se asienta la emociomentalización es el cerebro paleomamífero. Este
sistema límbico, especialmente el hipocampo, es la fuente de convergencia de la neuro-
trasmisión exteroceptiva e interoceptiva, al sintetizar información sensoria externa e interna e
influenciando el hipotálamo, y a las otras estructuras cerebrales responsables de la memoria, de
la autorepresentación, y de los comportamientos sociales.
El cerebro paleomamífero es el asiento de los tres desarrollos cardinales en la evolución de los
reptiles hacia los mamíferos: el amamantamiento y el cuidado maternal, el contacto audio-vocal
desarrollado para el contacto el contacto maternal con su prole y los juegos. Estos son la raíz de
la familia, de los vínculos sociales, promulgaciones y significación simbólica.
Enlace bio-cultural
El sistema límbico se ensanchó en forma considerable en los mamíferos, cumpliendo así las
funciones de modulación del afecto para orientar el comportamiento; tiene además un papel
muy importante en los sueños. Las funciones límbicas son esenciales para el sentimiento de
identidad personal y de la realidad.
Según MacLean el cerebro paleomamífero no es inconsciente, sino que está más allá de la
captación del intelecto. No obstante, este cerebro límbico juega un papel vital en las funciones
cognitivas más complejas e incluye las manifestaciones de la personalidad social básica, por
ejemplo, juega un papel vital en la apercepción subjetiva y en el pensamiento racional, al
utilizar los sentimientos para orientar el comportamiento preservativo de los individuos y de la
especie.
Enlace bio-cultura
El sistema límbico junto con el control que ejerce sobre el sistema autonómico nervioso tiene un
papel importante en la procura de la mentalización emocional y en su transformación en efectos
fisiológicos en el organismo.
Esta manipulación afectiva y simbólica puede tener efectos profundos en el organismo, por
ejemplo, provocando cambios fisiológicos cuando el organismo es confrontado con situaciones
que amenazan o afrontan (ofenden) aspectos fundamentales de la sobrevivencia y de los lazos
interpersonales.
Enlace bio-cultural
Esta función de limpieza del sistema nervioso involucrada en la asimilación y eliminación es
convocada simbólicamente a ejercer su papel en la comunicación pro-semántica involucrada en
las funciones sociales asimilativas y eliminativas.
Además de inducir el ejercicio físico, la mentalización emocional representa la única forma de
información psicológica que puede producir marcados y, a menudo, prolongados cambios
fisiológicos dentro del organismo. Tanto el ejercicio físico (ej. la danza y el aplauso) y la
manipulación de las emociones son fundamentales para las curación de índole chamánica y
para los estados de conciencia alterados.
Enlace bio-cultural
Las emociones afectan el comportamiento de los otros por medio de la actividad de la mente y
de interpretaciones modeladas.
Las funciones emocionales del cerebro paleomamífero están directamente ligadas a los aspectos
fundamentales de la conservación del cuerpo, incluye la reproducción, los sistemas sensorios,
las funciones vitales del cuerpo, y el equilibrio en el sistema nervioso autonómico.
Los papeles fundamentales de las emociones en el aprendizaje y desarrollo humanos se
manifiestan en la dinámica de la relación madre y prole y las interacciones de cuido. El cuido
empático es una adaptación evolucionaria, una manifestación de la co-evolución del cerebro
paleomamífero y de las relaciones familiares y sociales.
Enlace bio-cultural
La larga dependencia de los (as) infantes con respecto a los (as) adultos (as) para sobrevivir ha
requerido adaptaciones, tales como el desarrollo de comportamientos de apego: sonrisas,
besos, caricias y otras intimidades.
Los sentimientos de apego, de seguridad emocional, y de identidad familiar constituyen el
fundamento necesario para la extensión de esas relaciones hacia los que no pertenecen a la
familia, hacia los extranjeros, hacia ámbitos sociales y religiosos más amplios. Dichas relaciones
y autoestima constituyen la razón de una variedad de problemas de salud causadas por
emociones provenientes de interacciones sociales.
Enlace-biocultural
Las prácticas chamánicas, que como he venido insistiendo, son prototípicas de las religiosas, se
ocupan centralmente de la forma de tratar emociones, como la autoestima y relaciones sociales,
utilizando herramientas para intervenir en forma terapéutica en los procesos del cerebro
paleomamífero.
El sistema límbico produce una sensación integrada de uno mismo y de identidad personal que
constituye el fundamento de la experiencia, y de las sensaciones referentes a lo que es
verdadero o falso (MacLean 1990, 578).
El bienestar personal está profundamente entrelazado con un sentimiento de “communitas”,
comunidad o identidad social, en la que la empatía con otros seres humano provee los
fundamentos para la identidad y la seguridad de la persona.
Bio-cultura
El cerebro paleomamífero trasmite las señales sociales que promueven un sentimiento de
comunidad y genera las condiciones físicas, sociales y mentales para la cooperación en formas
que ensanchan la adaptación y la sobrevivencia humanas.
El cerebro paleomamífero produce y utiliza expresiones faciales, vocalizaciones, acciones, y
gestos que brindan información acerca de las mentes, sus motivos y estados internos. Estos
comportamientos comunicativos evocan experiencias similares en los otros, creando una
conciencia común o colectiva, que constituye la base de la conciencia.
Estos comportamientos y procesos comunicativos cinéticos y sistemas paralingüísticos no son
obsoletos en los humanos, todo lo contrario, se han elaborando conjuntamente con el desarrollo
del lenguaje verbal (Bateson 1972).
Bio-cultura
El desarrollo inicial de los comportamientos comunicativos subsiste y se sigue expresando en el
arte, la música, el teatro, la danza, las expresiones faciales y la poesía.
Lo anterior manifiesta que su importancia continúa vigente en la comunicación humana, pues
provee un mecanismo de funciones comunicativas que no puede ser fácilmente sustituido por
medio del lenguaje verbal. Este discurso de comunicación no verbal se ocupa de los asuntos de
las relaciones—amor, odio, respeto, temor, dependencia, etc. — entre uno, de cara sí mismo, o
de cara a su propio ambiente. (Bateson, 1972, 412-413).
El referido discurso fundamental acerca de uno mismo y sus relaciones, es relativamente no
consciente, tampoco está totalmente controlado por nuestra voluntad. Bateson sugiere que los
sueños son el contexto en que estas formas iniciales de representación subsisten, al diseñar la
representación del que sueña con su mundo.
Bio-cultura
No obstante, a pesar de que los sueños operan en forma de metáfora, él sugiere que estos no
brindan el material que se necesita para transformar la metáfora, o mecanismos que señalen la
presencia de una representación metafórica. La carencia de meta-comunicación refleja la ausencia
de identidad personal y de contexto social en los sueños.
No obstante, el uso de los sueños para la representación en el estado alterado de conciencia
chamánico o pro-religioso reemplaza estas limitaciones.
Este reemplazo se logra por medio de muchas formas de información administradas por medio de la
representación metafórica o analógica, o tropos, basándose en el conocimiento presencional y la
mimesis, tal como se manifiesta en las representaciones animísticas.

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