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Fideicomisos en Nuestro
Ordenamiento Jurídico
Prof. Alberto Luis Toro Suárez
TRASFONDO LEGAL
La creación del fideicomiso puertorriqueño tomó
como punto de partida la ley de fideicomisos de
Panamá del año 1925, promovida aquí por el Lic.
Miguel Guerra Mondragón, autor del proyecto que
luego se convertiría en la “Ley de Fideicomisos de
Puerto Rico”. Ella obraba en el Código Civil de
Puerto Rico de 1930, según enmendado (el “Código
Civil”), 31 LPRA §2541 et seq., hasta la aprobación
de nuestra nueva Ley de Fideicomisos, según
enmendada (Ley 219 – 2012).
A grandes rasgos, dichas leyes incorporan en nuestro
ordenamiento jurídico el “trust” anglosajón, con
ciertos ajustes de índole civilista. Así lo dispuso y
reconoció nuestro Tribunal Supremo en el caso
normativo de Dávila v. Agrait, 116 DPR 549 (1985).
Veamos.
DERECHO ROMANO
En el derecho antiguo romano, la “fiducia” se
entrelazó originalmente con el contrato de prenda. O
sea, mediante contrato a esos efectos, el
acreedor/fiduciario recibía la propiedad de una cosa
perteneciente al deudor en garantía del cumplimiento
de una obligación, la cual debía restituir llegado el
término convenido. Posteriormente evoluciona en
Roma para cubrir materia de sucesiones (Véase
Artículo 710 de nuestro Código Civil, 781 del Código
Civil de España).
Cuando el testador interesaba dejar herencia a una
persona incapacitada para heredar, se valía del
"fideicomiso'', i.e., una relación de confianza con una
persona que habría de ser titular de la herencia de
manera provisional y transitoria, el llamado
“fiduciario”, y que luego debía entregar al heredero
en cuestión tan pronto las circunstancias se lo
permitieran. Dávila v. Agrait, supra, citando a E.
González Tejera, Derecho Sucesorio Puertorriqueño,
San Juan, Ed. Ramallo, 1983, Vol. II, Pág. 555;
Claret, op. cit., Pág. 11.
DERECHO ANGLOSAJÓN
De otra parte, el derecho anglosajón del trust tiene
sus raíces en el derecho germánico. Durante la Edad
Media, se alude a una persona llamada el “salmannus,
the saleman”. Persona quién era llamada para ayudar
a completar la transferencia de una propiedad en
algunos casos. El donante le entregaba un báculo
simbólico el cual a su vez traspasaría a su debido
tiempo y en forma solemne al donatario. Davila v.
Agrait, supra, citando a O. Wendell Holmes, Law in
Science and Science in Law, 12 Harv. L. Rev. 443,
445--446 (1899); A. Nussbaum, Sociological and
Comparative Aspects of the Trust, 38 Colum. L. Rev.
408,414-415 (1938).
Veamos una reseña sobre el trasfondo anglosajón de
los llamados “trusts”, la cual se remonta a la Edad
Media: