PRÓLOGO Se debe entablar con los filósofos una conversación abierta y crítica en la que ningún sistema o filosofía pueda pretender dispensamos de la obligación de pensar y de recrear la filosofía desde nuestras urgencias. Se toma como desafío la interculturalidad y, en especial, la movilización de las luchas por la diversidad cultural de los pueblos originarios en el ámbito continental en la coyuntura histórica de «1992», y examina a la luz de dicho desafío la obra reciente de algunos de los representantes de la filosofía latinoamericana actual. Contribuir al trabajo de autocrítica que a mi juicio la filosofía en América Latina tiene que asumir hoy como una de sus tareas más prioritarias en este comienzo de siglo, si es que quiere estar realmente a la altura de los desafíos históricos con que los «nuevos tiempos» la confrontan, que son en gran medida de naturaleza intercultural. Labor de autocrítica implica un diálogo a fondo de la filosofía latinoamericana con su propio pasado, con sus expresiones históricas, con las figuras e instituciones que han determinado las líneas dominantes de su desarrollo, en una palabra, diálogo con su historia. La filosofía latinoamericana no puede responder al reto de la interculturalidad sin sufrir una dolorosa transformación que descentre su historia y abra su presente a una pluralidad de formas de expresión y de prácticas del filosofar. Una crítica a las formas escolares de filosofar, sean académicas o no, que parecen más interesadas en defender el sistema de su respectiva escuela que en pensar contextualmente bien, abriéndose a los procesos prácticos en los que se decide el curso y el «sentido» de la realidad de la gente. El hecho que el discurso intercultural en los círculos filosóficos de América Latina sea relativamente nuevo y minoritario muestra que incluso la filosofía latinoamericana se ha desarrollado en sus líneas dominantes de espaldas al desafío de la interculturalidad en su propio contexto. Se trata de una crítica constructiva que no intenta restar ni importancia ni méritos al proyecto filosófico en latinoamericana sino que se quiere más bien continuar en forma creativa dicho proyecto, planteando continuar el proceso de transformación con una tarea de redimensionamiento intercultural que debe conducir precisamente al nacimiento de filosofías contextuales redimensionadas por el diálogo mutuo. No critico la culturización ni la contextualización de la filosofía sino la incoherencia del detenimiento de un proceso cuya dinámica de transformación conduce de por sí a una radical apertura intercultural. La filosofía Latinoamericana en su arraigo en la historia y en la realidad cultural latinoamericanas es parcial y selectivo porque toma como referencia fundamental para ello la cultura dominante del mundo mestizo y criollo, que no es tan inclusivista como se predica sino fuertemente excluyente e impregnada incluso de prejuicios racistas frente al afroamericano y al indígena. PREGUNTAS 1. Cuales son los límites del libro según el autor?
2. Que se entiende por interculturalidad?
3. Las 4 razones relevantes en la explicación de
las deficiencias interculturales del proyecto de la filosofía latinoamericana.
4. Que han dicho: Zea, Ardao, Roig, Dussel,
Villoro, en torno a «1992»? 1. CUALES SON LOS LÍMITES DEL LIBRO SEGÚN EL AUTOR?
1. Dejar de lado otras posibilidades de análisis
crítico, para centrar la atención exclusivamente en lo que se podría llamar su carácter o configuración cultural, si ha sabido trabajar con la riqueza de las culturas presentes en América Latina y trabajarse a sí misma desde esa riqueza cultural como motor de diálogo intercultural. 2. Reservar el título de «filosofía latinoamericana» para aquellas formas del filosofar en América Latina que hacen de la filosofía una tarea de reflexión contextual, una filosofía que sabe leer la génesis de los llamados «problemas filosóficos» como cuestiones que se han creado en conexión con la discusión de problemas reales. 3. La crítica filosófica sólo se refiere al desarrollo «más reciente», el período que se inicia en 1992 o inmediatamente antes de dicha fecha; la revisión crítica se refiere especialmente a la filosofía latinoamericana de los últimos diez años. 2. QUÉ SE ENTIENDE POR INTERCULTURALIDAD ? La interculturalidad designa más bien aquella postura o disposición por la que el ser humano se capacita para... y se habitúa a vivir «sus» referencias identitarias en relación con los llamados «otros», es decir, compartiéndolas en convivencia con ellos. De ahí que se trate de una actitud que abre al ser humano y lo impulsa a un proceso de reaprendizaje y de reubicación cultural y contextual. Es una actitud que, por sacarnos de nuestras seguridades teóricas y prácticas, nos permite percibir el analfabetismo cultural del que nos hacemos culpables cuando creemos que basta una cultura, la «propia», para leer e interpretar el mundo. 3. LAS 4 RAZONES RELEVANTES EN LA EXPLICACIÓN DE LAS DEFICIENCIAS INTERCULTURALES DEL PROYECTO DE LA FILOSOFÍA LATINOAMERICANA.
1. Se trata del uso colonizado de la inteligencia que
precisamente se intentó superar con la llamada a la «emancipación mental» del siglo XIX, y siente que su agenda filosófica no está realmente al día si no refleja la última moda de la filosofía en Europa o los Estados Unidos de América; mientras perviva esta mentalidad de colonizado la filosofía latinoamericana no podrá abrirse de manera cabal al desafío de la interculturalidad ni sentido como una necesidad contextual que la obliga, por razones de credibilidad, a dialogar en primer lugar con la pluralidad cultural de América Latina en toda su diversidad. 2. Una visión civilizatoria tributaria del proyecto de la modernidad centroeuropea que se encarna, en los programas de «educación nacional» y, muy particularmente, en la formación filosófica que se trasmite así como en los métodos que se privilegian en la enseñanza y en la investigación filosóficas. Se mantiene eurocéntrica, en la vigencia normativa del canon establecido por la tradición académica centroeuropea en la metodología filosófica. Existe una opción metodológica de la filosofía latinoamericana por las fuentes escritas, en el contexto cultural de un mundo en el que la oralidad juega un papel de primer orden en la creación y transmisión de cultura. 3. La filosofía latinoamericana conoce sólo dos lenguas de trabajo: el español y, en menor medida, el portugués. Las otras lenguas que se hablan en América Latina no hablan en la filosofía latinoamericana. (armará, guaraní, quechua, náhuatl o kuna) Una filosofía bilingüe en un continente políglota no es suficiente para responder al desafío intercultural, ya que su misma fijación lingüística y conceptual le impone límites de comprensión y de expresión que se agravan justo cuando se trata de comprender al otro y de expresar la propia compresión del otro. 4. El proyecto de la filosofía latinoamericana se ha centrado en la tendencia de reducir la realidad cultural de América Latina a la llamada "cultura mestiza". Pero no se puede olvidar que no toda América Latina es mestiza y que la «cultura mestiza», el mestizaje cultural latinoamericano, por tanto, no es expresión suficiente de la diversidad cultural de América Latina. La «cultura mestiza» es una figura concreta de la pluralidad cultural de América Latina. 4. QUE HAN DICHO: ZEA, ARDAO, ROIG, DUSSEL, VILLORO, EN TORNO A «1992»?
Leopoldo Zea: Leopoldo Zea denuncia el
eurocentrismo que trasluce la categoría de «descubrimiento», sus escritos posteriores a este respecto, sin embargo, no dejan duda de que para él la conmemoración de los 500 años de «historia común» no es una ocasión para recoger el desafío de un diálogo hacia dentro en América Latina sino ante todo la oportunidad histórica de trabajar por la reconciliación de la comunidad iberoamericana. Arturo Ardao: 1992" es ocasión para reafirmar el origen y la vocación latina de América Latina y proyectada como región cultural de la «romanidad». Arturo Andrés Roig: Sobre la base de una crítica a la ideología de los «lugares comunes» sobre el «descubrimiento» impuesta por las políticas culturales nacionales de muchos países latinoamericanos Roig denuncia el supuesto «encuentro» como violencia colonizadora por parte de la Europa de la época. «1992» convoca a hablar de «conquista» como «un acto de posesión y de imposición y construcción de formas culturales» que lleva un claro mensaje: «el de la dominación del mundo». Mucho antes de la coyuntura histórica de «1492» los pueblos indígenas de América convinieron en proponer el nombre kuna de «Abya Yala» («tierra en plena madurez») como sustituto del de América Latina Enrique Dussel: su posición tiene el mérito indiscutible de ser respuesta al desafío de «1992» como un kairós que exige, además de la crítica, el reclamo profético de hacer justicia a las víctimas de la historia. plantea la cuestión de «1992» desde el punto de vista del «otro», de la víctima, y hablar de la conmemoración de un enfrentamiento violento entre desiguales que reclama no una «celebración» sino un «desagravio histórico al indio americano». Con su libro 1492. El encubrimiento del otro. Hacia el origen del mito de la modernidad, es una crítica contundente de la ideología de las clases criollas y/o mestizas dominantes que plantean la conmemoración de esta fecha: Digo que hablar de «encuentro» es un eufemismo … porque oculta la violencia y la destrucción del mundo del Otro, y de la otra cultura. Fue un «choque», y un choque devastador, genocida, absolutamente destructor del mundo indígena.....De manera que 1492 será el momento del «nacimiento» de la Modernidad como concepto, el «origen» de un «mito» de violencia sacrificial muy particular, y, al mismo tiempo, un proceso de «en-cubrimiento» de lo no europeo. La tesis central de Enrique Dussel busca, dicho en otros términos, mostrar el lugar de América Latina en la historia universal de la que se la ha excluido, una opción por Amerindia. Partiendo del diagnóstico de que las culturas amerindias, sobre todo en el nivel de las culturas urbanas de los imperios azteca e inca, alcanzaron un alto grado de diferenciación social que se concretizó justamente en el desempeño de funciones sociales específicas, la figura y la función del tlamatini, entre los aztecas, y del amauta, entre los incas, sería una prueba fehaciente del ejercicio de dicha función social y considera dicha tradición como lugar de desarrollo de una «protofilosofía» amerindia que, justo por su nivel de reflexión ontológica, sería suficiente de suyo «para probar [...] más contundentemente un inicio formal explícito de la filosofía en la protohistoria latinoamericana anterior al 1492» Luis Villoro: la coyuntura histórica de «1992» y, muy particularmente, del despertar de los pueblos indígenas, proceso de movilización indígena iniciado en México con el levantamiento neozapatista en Chiapas en enero de 1994.
1. El derecho de autonomía de los pueblos indígenas.
2. El reconocimiento de los valores de las comunidades
indígenas.
3. El replanteamiento recontextualizante de los dilemas