ingresos hospitalarios de enfermos diabéticos y es la causa del 10% de las muertes de los diabéticos entre 45 y 65 años de edad y la mortalidad incluso aumenta en pacientes de más de 70 años °l factor más frecuente es la infección, que puede afectar del 30 al 40% de los casos de cetoacidosis diabética y del 30 al 60% de los casos de síndrome hiperosmótico hiperosmolar
Los problemas más frecuentes son la neumonía,
las infecciones del tracto urinario y la sepsis y los organismos causales suelen ser gram-negativos. °n un 40-45% no se han identificado las causas de la cetoacidosis diabética. La omisión de la insulina constituye el factor desencadenante al menos en el 15-20% de los casos de cetoacidosis diabética . Otro 20% de episodios de cetoacidosis se produce en mujeres jóvenes con problemas psicológicos de la alimentación. ã |
La cetoacidosis diabética se caracteriza por
una elevación de las hormonas catabólicas contraguladoras (glucagón, catecolaminas, cortisol y hormona del crecimiento) unida a una deficiencia absoluta o relativa de insulina La secreción excesiva de catecolaminas que tiene lugar cuando hay alguna enfermedad concurrente puede suprimir la secreción de insulina y ocasionar la aparición de cetoacidosis.
Se ha comprobado en pacientes con diabetes de tipo
1 que la omisión de la insulina induce un rápido aumento del glucagón en el plasma . La cetoacidosis diabética se inicia por una superproducción hepática de glucosa y de cuerpos cetónicos.
Se a observado en diabéticos insulino-dependientes
que la omisión de la insulina ocasionaba un rápido aumento de la glucosa y cuerpos cetónicos plasmáticos. La producción de glucosa hepática vuelve a la normalidad unas 4 horas después, pero la hiperglucemia se mantiene constante por ser iguales la producción y la utilización de la glucosa.
De igual forma, la omisión de la insulina
ocasiona tanto la superproducción como la utilización de los cuerpos cetónicos. La deficiencia de insulina y los niveles plasmáticos elevados de catecolaminas y glucagón, resultan en el aumento de la glucogenolisis y gluconeogenesis hepáticas. La gluconeogenesis renal también se encuentra aumentada. La utilización de la glucosa por los tejidos periféricos disminuye debido a la deficiencia en insulina y a una resistencia insulínica inducida por las hormonas catabólicas. Como consecuencia, aumentan los niveles de glucosa en sangre. La hiperglucemia aumenta la osmolalidad extracelular y crea un gradiente osmótico para el movimiento de agua desde el compartimento intracelular hasta el extracelular. La expansión temporal de agua en el compartimento extracelular observada al comienzo de la cetoacidosis induce un aumento de la filtración glomerular. La glucosuria causa una diuresis osmótica con pérdidas de Na+, potasio (K+), magnesio (Mg +2) y fosfatos. La orina pasa a contener entre 70 a 80 m°q/litro de cationes, la mayoría de los cuales son Na+ y K+. Las concentraciones de cuerpos cetónicos aumentan hasta 200-300 veces. Los cuerpos cetónicos son ácidos orgánicos fuertes que se disocian completamente al pH fisiológico generando iones hidrógeno en grandes cantidades, que superan la capacidad de tampón fisiológica y reducen el pH La acidosis resultante (pH < 7.0) tiene un efecto inotrópico negativo sobre el músculo cardíaco , pudiendo ocasionar o exacerbar hipotensión por vasodilatación periférica y, en casos extremos, arritmias ventriculares ±anto la cetoacidosis diabética como el síndrome hipeglucémico hiperosmolar suelen ir asociados a hipertrigliceridemia debido a que el deficit insulínico reduce la actividad de la lipasa lipoproteica, enzima responsable de la eliminación de los triglicéridos. La elevada concentración de triglicéridos (en particular cuando son > 1.500 mg/dl) puede ocasionar errores en la determinación de glucosa y electrolitos en el plasma s
La cetoacidosis diabética se caracteriza por una
hiperglucemia (glucosa > 300 mg/dl), acidosis metabólica (HCO3 < 18 m°q/L, pH < 7.30) y elevados cuerpos cetónicos en la orina. °l síndrome hiperglucémico hiperosmolar se caracteriza por una fuerte hiperglucemia (glucosa > 600 mg/dl), una escasa acidemia (pH > 7.3 HCO3- > 15 m°q/l y una profunda deshidratación (osmolalidad sérica > 320 mOsm/kg) en ausencia de acidosis. La hiperglucemia puede ser rápidamente confirmada utilizando una tira reactiva a base de glucosa-oxidasa. Los cuerpos cetónicos en la orina pueden ser detectados con Ketostix u otro reactivos. La sangre venosa se debe analizar para determinar la glucosa, urea, electrolitos y recuento completo. ±ambién se debe determinar el pH y el bicarbonato arteriales. Cuando la osmolalidad excede de 340 mosmol/l, en muchos individuos se observa una pérdida de consciencia. La hiperosmolalidad puede ser medida directamente en laboratorio a partir de la disminución del punto de congelación del plasma o calculada aproximadamente mediante la fórmula: Osmolalidad (mosmol/l) = 2 x {[Na+]+[K+]} + [glucosa] + [urea]
°l tratamiento con éxito de la cetoacidosis diabética y del síndrome hiperglucémico hiperosmolar requiere la administración de: insulina para la normalización de la descompensación metabólica Fluídos para corregir la deshidratación, mejorar la perfusión tisular y reducir las concentraciones de las hormonas contrareguladoras de la glucosa potasio para pervenir las complicaciones de la hipokalemia : la insulina es la pieza clave del tratamiento de la cetoacidosis diabética y del síndrome hiperglucémico hiperosmolar. Para la mayor parte de los pacientes, se debe administrar como un bolo de 0.1 U/kg de peso corporal y después a razón de 5 a 10 U/hora en el adulto. Se prefieren las vías i.v. o intramuscular. °stas dosis producen unas concentraciones plasmáticas de insulina relativamente estables de 100 a 200 mU/ml que son adecuadas para suprimir la lipolisis y la producción hepática de glucosa, incluso en presencia de elevadas concentraciones de hormonas catabólicas. Lo más práctico es diluir la insulina en suero salino isotónico (normalmente 1 U/ml) en una jeringa de 50 ml introducida en una bomba de infusión eléctrica, que se conecta a la línea general de infusión i.v. de fluídos. La administración de insulina a razón de 5 a 10 U/hora debe ? cuando se alcanzan los niveles de glucosa de 250 a 300 mg/dl, añadiendo glucosa a la línea de perfusión a razón de 5 a 10 g/hora. Si se reduce la insulina prematuramente, puede producirse un deterioro de la acidosis. °ste régimen se debe mantener hasta que el paciente puede comer y se puede restablecer el régimen normal de insulina subcutánea.
Si la administración intravenosa no es práctica,
puede usarse la administración intramuscular. °l tratamiento se inicia con una injección de 20 U.I en el deltoides, seguida de 5-10 U/horas hasta que la glucosa baja a 300-250 mg/dl. °n este momento, puede iniciarse un tratamiento con insulina subcutánea a base de 10 U/4 horas conjuntamente con una infusión de glucosa al 5%, régimen que continuará 24 horas hasta que se puede reintroducir el régimen usual del paciente. ã
: la adecuata rehidratación es fundamental para reducir las concentraciones plasmáticas de glucosa y de hormonas catabólicas. Dadas las diferencias en las alteraciones de los electrolitos observadas entre los diferentes pacientes, las siguientes recomendaciones constituyen sólo una indicación de cual será el tratamiento a instaurar. La rehidratación comienza con suero salino isotónico conteniendo un suplemento potásico (alrededor de 20 m°q/litro). Se prefiere el suero salino a un suero hipotónico para evitar el rápido movimiento de agua extracelular hacia las células como consecuencia de la caída de la osmolalidad. La rehidratación debe tener en cuenta la poliuria del paciente, siendo usualmente requeridos de 6 a 10 litros de fluidos en las primeras 24 horas. Durante las primeras 3 horas, es normal administrar a los adultos 1 litro/hora. Deben tomarse precauciones en pacientes ancianos o en sujetos con enfermedades cardiovasculares, monitorizando la presión arterial y la presión capilar pulmonar. Ocasionalmente, los pacientes "euglucémicos" necesitarán simultáneamente la infusión de glucosa al 5% para prevenir la hipoglucemia. Cuando los niveles de glucosa han caído a 300- 250 mg/dl, se añade dextrosa al 5% a razón de 250 ml/hora para evitar la hipoglucemia hasta que el paciente comienza a ingerir alimento. el papel del bicarbonato en el tratamiento de la cetoacidosis diabética es objeto de controversias, en particular porque no hay buenos estudios clínicos que hayan sido realizados en diabéticos con severas cetoacidosis . °stá claro que un pH < 7.0 es muy peligroso porque puede conducir a depresión respiratoria e hipotensión. Sin embargo, la administración de bicarbonato puede exacerbar la ácidos intracelular °n efecto el ión bicarbonato no difunde fácilmente a través de la membrana plasmática y por lo tanto, el bicarbonato circulante en el plasma puede combinarse con el H+ dando ácido carbónico que se disocia fácilmente en CO2 y agua. °l CO2 formado entra en la célula agravando su estado acidótico. °l uso de bicarbonato sólo está indicado si la reserva alcalina está seriamente comprometida y la respuesta respiratoria a la acidosis está al máximo. Algunos recomiendan 50 a 100 m°q de bicarbonato si los niveles son inferiores a 8-10 m°q/litro y la pCO2 es de 10 a 12 mm de Hg, siendo el objetivo aumentar los niveles a 10-12 m°q/litro. ã : el déficit de fosfato en la acidosis diabética suele ser de 1 mmol/kg. No hay datos de este parámetro en el síndrome hiperglucémico hiperosmolar. °sta es una pequeña deficiencia, ya que la reserva del organismo es del orden de las 6.000 moles.
Soluciones para la Diabetes y la Hipoglucemia (Traducido): Cómo prevenirla y deshacerse de ella de forma natural, sin medicamentos pero adoptando un estilo de vida saludable