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Los valores importantes

EL RESPETO
• La vida sociedad nos hace reflexionar sobre el valor del respeto, esto trae aparejado
la necesidad de establecer algún tipo de certezas en torno a las ideas y la tolerancia.
Es decir: ¿Qué hay que saber sobre el Respeto, la Pluralidad y la Tolerancia?
• Respeto, Pluralismo y Tolerancia : Cuando hablamos de respeto hablamos de los
demás. De esta manera, el respeto implica marcar los límites de las posibilidades de
hacer o no hacer de cada uno y donde comienzan las posibilidades de acción los
demás. Es la base de la convivencia en sociedad.
• Las leyes y reglamentos establecen las reglas básicas de lo que debemos respetar.
Sin embargo, el respeto no es sólo hacia las leyes o la conducta de las personas.
Por el contrario, se relaciona con la autoridad, como sucede con los hijos y sus
padres o los alumnos con sus maestros. El respeto también es una forma de
reconocimiento, de aprecio y de valoración de las cualidades de los demás, ya sea
por su conocimiento, experiencia o valor como personas.
• A su vez, el respeto tiene que ver con las creencias religiosas: ya sea porque en
nuestro hogar tuvimos una determinada formación, o porque a lo largo de la vida,
hemos construido una convicción. En este sentido, todos tenemos una posición
respecto de la religión y de la espiritualidad. Como la convicción religiosa es íntima,
resulta una de las fuentes de problemas más comunes en la historia de la
humanidad.
HONESTIDAD
• Es aquella cualidad humana por la que la persona se determina a
elegir actuar siempre con base en la verdad y en la auténtica justicia
(dando a cada quien lo que le corresponde, incluida ella misma).
• Ser honesto es ser real, acorde con la evidencia que presenta el
mundo y sus diversos fenómenos y elementos; es ser genuino,
auténtico, objetivo. La honestidad expresa respeto por uno mismo y
por los demás, que, como nosotros, "son como son" y no existe
razón alguna para esconderlo. Esta actitud siembra confianza en
uno mismo y en aquellos quienes están en contacto con la persona
honesta.
• La honestidad no consiste sólo en franqueza (capacidad de decir la
verdad) sino en asumir que la verdad es sólo una y que no depende
de personas o consensos sino de lo que el mundo real nos presenta
como innegable e imprescindible de reconocer.
LA RESPONSABILIDAD
• La responsabilidad (o la irreponsabilidad) es fácil de detectar en la
vida diaria, especialmente en su faceta negativa: la vemos en el
plomero que no hizo correctamente su trabajo, en el carpintero que
no llegó a pintar las puertas en el día que se había comprometido,
en el joven que tiene bajas calificaciones, en el arquitecto que no ha
cumplido con el plan de construcción para un nuevo proyecto, y en
casos más graves en un funcionario público que no ha hecho lo que
prometió o que utiliza los recursos públicos para sus propios
intereses.
• Sin embargo plantearse qué es la responsabilidad no es algo tan
sencillo. Un elemento indispensable dentro de la responsabilidad es
el cumplir un deber. La responsabilidad es una obligación, ya sea
moral o incluso legal de cumplir con lo que se ha comprometido.
• La responsabilidad tiene un efecto directo en otro concepto
fundamental: la confianza. Confiamos en aquellas personas que
son responsables. Ponemos nuestra fe y lealtad en aquellos que de
manera estable cumplen lo que han prometido.
LA VOLUNTAD
• Los seres humanos poseen una capacidad que los mueve a realizar cosas
de manera intencionada, por encima de las dificultades o contratiempos de
las mismas.
• Todas nuestras acciones se orientan por aquellas situaciones o cosas que
aparecen como buenas ante nosotros, desde las actividades recreativas
hasta el empeño por mejorar en nuestro trabajo, sacar adelante a la familia
y ser cada vez más productivos y eficientes.
• En relación a esta cuestión, podemos decir que nuestra voluntad opera
principalmente en dos sentidos:
• - De manera espontánea cuando nos sentimos motivados y convencidos a
realizar algo, como salir a pasear con alguien, empezar con un pasatiempo,
organizar una reunión, asistir al entrenamiento...
• - De forma consciente, cada vez que debemos esforzarnos a realizar las
cosas: terminar el informe a pesar del cansancio, estudiar la materia que no
nos gusta o dificulta, recoger las cosas que están fuera de su lugar,
levantarnos a pesar de la falta de sueño, etc.
DECENCIA
• Constituye aquel valor que nos hace conscientes de la propia
dignidad humana, a través de él los sentidos, la imaginación y hasta
el propio cuerpo son resguardados de la morbosidad y al uso
promiscuo de la sexualidad.
• Si una persona abandonara este valor como guía para su vida, de
seguro sufriría una transformación tanto en su personalidad como
en su vida social: de seguro se volcaría a la búsqueda del placer
mundano y continuo, muchas de sus conversaciones aludirían al
tema sexual; continuamente buscaría algo que estimule su
imaginación y sentidos (revistas, películas, internet, etc.); portaría
una mirada inquieta, se enfocaría en personas físicamente
atractivas...
• En realidad la persona se torna superficial, en vez de considerar
como importantes los aspectos humanos de las personas
(inteligencia, cualidades, sentimientos), ahora la presencia y el
aspecto físico se tornan valores fundamentales que estructuran su
vida, los afectos ya no importan.
APRENDER
• Solamente a través del aprendizaje, las personas obtenemos un
conjunto de habilidades y conocimientos que nos proveen las
herramientas para resolver todo tipo de problemas. Aprender
supone una búsqueda cotidiana y permanente de conocimientos
incorporados a través del estudio, la reflexión de las experiencias
vividas y la realidad.
• Es así que en nuestra vida nos encontramos rodeados de diversas
situaciones, ya sea en nuestro trabajo, la familia y en las relaciones
interpersonales, en cada lugar debemos tomar iniciativas, resolver
situaciones y enseñar a los demás a trabajar, y aprender de
nuestros semejantes, a crear una mejor convivencia y a llevar una
vida mejor. En este sentido, quien posea más herramientas para
realizar estas tareas cotidianas, cumplirá con ellas de forma más
eficaz, porque este valor no consiste en acumular conocimientos
sino utilizarlos para ayudar, para transformar nuestra vida y nuestro
medio.
GRATITUD
• Muchas veces se estima que de todos los sentimientos humanos, el
más efímero es la gratitud. Quizás haya algo de cierto en esta
aseveración. Ya que el saber agradecer es un valor en el que pocas
veces se piensa. Tradicionalmente nuestras abuelas nos lo decían
"de gente bien nacida es ser agradecida".
• Para algunas personas dar las gracias por aquellos servicios
cotidianos es muy fácil: el desayuno, la ropa limpia, la oficina
aseada... Sin embargo, no siempre es así.
• La gratitud implica algo más que pronunciar unas palabras de
manera automática, sino que responde a aquella actitud que nace
del corazón, en aprecio a lo que alguien más ha hecho por
nosotros.
• Ahora bien, la gratitud no "devolver el favor": si alguien me sirve una
taza de café no significa que después debo servir a la misma
persona una taza y quedar iguales... El agradecimiento no es pagar
una deuda, es reconocer la generosidad ajena.
SINCERIDAD
• A veces, atravesamos malas experiencias... ¿Alguna vez has
sentido la desilusión de descubrir la verdad?, ¿esa verdad que
descubre un engaño o una mentira?. El sentirnos defraudados
provoca incomodidad, esta experiencia nos lleva a procurar que
nunca nos suceda lo mismo, y a veces, nos impide volver a confiar
en las personas, aún sin ser las causantes de nuestra desilusión.
• Sin embargo, como los demás valores, la sinceridad, no es algo
que debemos esperar de los demás, es un valor que debemos vivir
para tener amigos, para ser dignos de confianza....
• La sinceridad es un valor que caracteriza a las personas por su
actitud congruente, que mantienen en todo momento, basada en la
veracidad de sus palabras y acciones.
• Si queremos ser sinceros necesitamos decir siempre la
COMPASION
• Por lo general, la capacidad de conmovernos ante las
circunstancias que afectan a los demás se pierde progresivamente,
parecería ser que la compasión sólo se tiene por momentos
aleatorios. En este sentido, recuperar esa sensibilidad requiere
acciones inmediatas para lograr una mejor calidad de vida en
nuestra sociedad.
• La compasión supone una manera de sentir y compartir,
participando de los tropiezos materiales, personales y espirituales
que atraviesan los demás, con el interés y la decisión de emprender
acciones que les faciliten y los ayuden a superar estos problemas.
• Los problemas y las desgracias suceden a diario: las fuerzas
naturales, la violencia entre los hombres y los accidentes. La
compasión, en estos casos tan lamentables, nos lleva a realizar
campañas, colectas o prestar servicios para ayudar en las labores
humanitarias.
PACIENCIA
• Nuestra vida se desenvuelve a un ritmo vertiginoso: demasiada
prisa para hacer, para llegar, para resolver asuntos personales y del
trabajo, fricciones que surgen cada día con las personas, citas
urgentes. Si nuestra época pudiera tener un nombre se llamaría
“prisa”. Por eso es necesario hacer un alto en el camino y
reflexionar un poco sobre el valor de la paciencia, para no dejarnos
abrumar y tampoco seguir esa carrera loca que va a toda marcha.
¿Cómo esperamos que nuestra vida tenga más cordura y sea más
amable a los demás si todo lo queremos “ya”?
La paciencia es el valor que hace a las personas tolerar,
comprender, padecer y soportar los contratiempos y las
adversidades con fortaleza, sin lamentarse; moderando sus
palabras y su conducta para actuar de manera acorde a cada
situación.
SENCILLEZ
• Probablemente no hay nada más chocante que una
personalidad "inflada" o quienes se vanaglorian
constantemente de sus propios logros, cualidades y
posibilidades. Una personalidad sencilla a veces puede
pasar inicialmente desapercibida, pero su fortaleza
interior y su encanto es mucho más profundo y
perdurable.
La personalidad sencilla es única, recia, sin adornos ni
artificios, no le hace falta mostrar y poner en un
escaparate sus posesiones y cualidades porque son
evidentes y naturales. La sencillez nos enseña a saber
quienes somos y lo que podemos.
LA AMISTAD
• El hombre es un hombre social, vive rodeado de
personas y necesita de ellas para su realización
y crecimiento. Difícilmente podemos vivir en
soledad y aislamiento. Esta claro, que de esta
convivencia con los otros surge lo que llamamos
amistad. En este sentido, la amistad es un valor
universal: necesitamos tener en quien confiar, a
quien llamar cuando tenemos problemas y
también con quien compartir actividades como
ver una película, disfrutar de un parque, etc.
ALEGRIA
• La alegría es algo simple, pero no sencillo. Es simple apreciar si una
persona es alegre o no, y la forma en la que ilumina a los demás, sin
embargo tratar de ser una persona así no es sencillo. La alegría es un gozo
del espíritu. Los seres humanos conocemos muy bien el sufrimiento y el
dolor, y quienes han perdido a un ser querido lo han experimentado en toda
su profundidad. Bien, pues así como el ser humano conoce el dolor y el
sufrimiento, es capaz de tener las sensaciones opuestas: bienestar y...
¿Felicidad? Sí, felicidad.
Sin embargo la alegría es distinta del dolor, pues el dolor generalmente
tiene causas externas: un golpe, un acontecimiento trágico, una situación
difícil. Y la alegría es exactamente al revés, proviene del interior. Desde el
centro de nuestra mente, de nuestra alma, hay un bienestar, una paz que
se reflejan en todo nuestro cuerpo: sonreímos, andamos por ahí tarareando
o silbando una tonadita, nos volvemos solícitos... El cambio es realmente
espectacular, tanto que suele contagiar a quienes están al rededor de una
persona así.
AMOR
• Al hablar de la voluntad dijimos que una de las cinco formas de
querer podía llamarse amor de benevolencia. La benevolencia
como actitud moral también nos es familiar: consiste en prestar
asentimiento a lo real, ayudar a los seres a ser ellos mismos.
Si pensamos un poco más en esa definición, y sobre todo en esa
actitud, enseguida descubriremos que consiste en afirmar al otro en
cuanto otro. Esto también puede ser llamado amor: «amar es
querer un bien para otro». El amor como benevolencia consiste,
pues, en afirmar al otro, en querer más otro, es decir, querer que
haya más otro, que el otro crezca, se desarrolle, y se haga «más
grande». Esta forma de amor no refiere al ser amado a las propias
necesidades o deseos, sino que lo afirma en sí mismo, en su
alteridad. Por eso es el modo de amar más perfecto, porque es
desinteresado, busca que haya más otro. También podemos
llamarlo amor-dádiva, porque es el amor no egoísta, el que ante
todo afirma al ser amado y le da lo que necesita para crecer. Por
eso, amar es afirmar al otro

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