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A. Pérez de Laborda oh
ciencia
y fe
marovaINDICE
ADVERTENCIA AL LECTOR ... 62. oe. ces ee eee eee os Pag. 1D
I. ALGUNAS FORMAS DE UNA CONFRONTACION HrsTORICA, 19
1. En el comienzo eran los griegos 21
2. Nacimiento de la nueva ciencia ... 28
3. En biologia: de Darwin a Monod . 41
4. En fisica: la mecdnica cudntica ... 58
5. «Explicando» a la religién ... 80
TI. Caracrerfsticas DE La(S) CIENCIA(S) ... 2. 0. v.99
1. Los dominantes: la demarcacién y el método ... 101
2. Despotismo epistemoldgico de la (filosofia de 1a)
lence seo. n Foes eee OS)
3. EI mito de la ciencia . 115
4. Ciencia ¢ ideologia . 124
5, Mas gqué son las cienciaa?t 136
SUGERENCIAS DEL AUTOR: ¢QUE DECIR? . 145
APENDICE: LA CIENCIA Y LA TECNICA EN EL DOCUMENTO
DE PUBBLA 225 Gay ae ees aie ars 161
BIBCLOGRARIA Ree ese... 173
PEREZ LABORDA.—7Este libro, avisadisimo lector, setd un libro imposible. Por dos
razones. La primera, porque es un tema que se me escapa de las
manos, que se nos escapa de las manos. La segunda, porque es un
libro apasionado, dado a la caricatura. De ahi sus virtudes, si las
tiene, de ahi sus defectos, que los tiene.
Habria que saberlo todo y saber de todo pata que este libro
fuera posible. El lector imaginar4, sin embargo, que el autor no
es un mirlo blanco. Deberia ser, para colmo, un libro plagado de
notas eruditas, de infinitas disquisiciones, réplicas y contrarrépli-
cas. Nada o casi nada de eso encontrata el lector, empero. Tiene
ante sf, simplemente, un «texto», casi un relato, fruto de algunas
lecturas y de unos pocos conocimientos. El planteamiento del libro
asi lo demanda, su brevedad también. Al final, sin més, podré el
lector encontrar unna bibliografia extensa—compuesta por libros
a los que, en un momento o en otro de éste, se hace referencia,
citados en Ia edicién manejada, aunque sin esa especial ayuda que
son Ios breves comentarios a cada titulo, tan de agradacer a su
autor—, en donde él, si asi lo quiere, podré encontrar el camino
pata rehacerse para si mismo éste o el otro punto, como no sea
que quiera, con sus propias fuerzas, construirse «su texto». Me
parece esta eleccién una de las maneras posibles de las que dis-
pone el autor para relativizarse, de relativizar su interpretacién,
su apasionamiento, dejando Ia puerta abierta—jqué menos! —para
que cada quien construya las cosas a su manera, se goce en su
propia interpretacién, desfogue su ptopio apasionamiento.
cEs que el autor se aparta de su texto, se desmarca de él?
No; en absoluto. Deja abierta, simplemente, la posibilidad de
pensar que es fruto de intimos condicionamientos, de profundas
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