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LOS SU ne ees get filosifico no debe abandonar debiendo adaptar, en de explieitacién des- fxiptiva, Para ello debe recurtir a concep- fos, “esencias”, “que permitan jar esta 1 pero sin perder de vista que ra de la exis todo adecus- ne aplica al estudio de la ima- En La imaginacién, su\ primer trabajo de aa ver que denuncia el hibito login ingenva, que reduce la imagen a una forma de inferioridad meta fisica con respecto a [a cosa que repre senta, deja do lado toda literatura profono- menoligica y propone, en su luger, una ‘isin intuitiva de la eitmuctura do la’ ima- gen En Eshozo de una teoria de las emociones deseribe la emocién como una forma de feonducta que a diferencia de los estados femotivos de la psicalogia empirica es indi- feativa ce una forma de relacién de Ia con- siencia con ef mundo. Za eondueta do emocién no esti determi- ‘sada por 1m estimulo exterior, sino que por él contrario, “es el cuerpo que divigido por Ja conciencia cambia sus relaciones con el seundo, para que el mundo cambie sus cus- Tidades”®. La condneta de omocién impli- es wna forma de negaciin de las condicio- fees hostles del mundo mediante el cuerpo: ‘eo comprende el mundo exterior regido por Tye: propias sino que lo vive fen al plano de la inme seatido, la conciencia emocional es concien- ‘@& vivide. Conciencia de sion la forma Ez el caso de le imagen, que Sartre estu- Gia ca su obra Lo imaginario, psicologia fenomencligice de la imaginacién, el ani- 2, 3, 4, Anuncios de obras teatrales i LUGUET a MRO R gal SU itd UN THEATRE DE LA BATARDISE THEATRE ANTOINE PETES MARIA CASARES JEAN VILAR | LOUIS JOUVET eh ea HSE he SONPA RELL MARIE: OLIVIER JEAN TOULOUT HENRI NASSIFT 1. Albert Camus 2. Simone de Beawooir lisis cidético le permite despojar a la ima- gen de todo contenido psquico y far la tsencia de In conducta imaginante, la forma de relacin que mantiene con el mando, Ta imagen supone una relaciin con el abe jolo: “la conciencia imaginante que tengo de Pedro, no es concencia de Ia imagen de PPedeo. Poco oth sleanzado directament; ri ateneiin no est diigida « una imagen, sino a-un objeto? 7. Pero, mientras que la conciencia percent va se afirma como pasividad, la conciencia _Imaginante es ereadora, niega la existencia SEI objco pan ene reset jmagen®. Precistmente, en el poder de negacién det mundo que realiza' In imaginacién y en Virlud del eual sung lo ial, se revel Ia libertad como el rasgo esencial de la con- ciencia, Veremos oimo este rasgo soon tituye en In nociin bisica de su andlisis de Ta estructura de la existencia en ye nade La filosofia: coneiencia y libertad ‘Vimos que Sartie afirma Ia superioridad total de Ia existencia sobre el conocimiento. El mundo como se manifiesta en el plano fntencional es previo al conocimicnto; en Ja condicién existencial Ja conciencia se presenta como prerreflexiva, La vida hue ‘mana no tiene una significacién natural; requiere de la conciencia y del mundo pa- 1a exist. Sartre, procisamente, deseribe Ja existencia como vida de la conciencia, ue cs adomés, la sola realidad de In que el hombre puede tener experiencia, El ser Se trata en primer Tugar, de determinar cl ser del objeto del que la conciencia tiene neeesidad para existir: “Ella no existe mis ‘que en Ia medida en que esti ligada a ob- jetos exteriores” —dice Sartre, Sartre encuentra en la trascendencia de Ia ‘coneiencia la candicién para Ia afirmacién el ser del objeto: “La conciencia es con- Giencia de alguna cosa; esto significa que Ta trascendencia © la estructura constitu: ‘iva de la conciencia, es decir, que Ia con- ciencia nace atraida por un ser que no es ells, Es lo que amo prueba ontoléaica” *. Podriamos suponer que el sor que atrae a Ja conciencia sea, a su vez, producto de la onciencia; sabemos, sin embargo, que esto ‘no puede ser, porque Ja concfencia sin el ‘saundo es Ia nada y el objeto que se apa rece a la conelencia es fendmeno de al fguma cosa y no de nada —concluye Sartre. “Ee el ser de esta mesa, de este paquete de cigarills, de Ta impara, mas general- ‘mente es el ser del mundo el que esti ‘mplicado por Ia -conciencia. Ella exige simplemente, que el ser de lo que aparezea ‘no exista solamente en tanto aparece. El ser transfenomenal de lo que es para la ‘conciencia, es el mundo en st”. ‘Sartre caracteriza al ser de los objetos co- Sartre mo un “Ser opaco a s{ mismo, precisamente porque esti repleto de si; nos expresamos mejor dicienda que el ser es To que es", “Es indefinidamente él mismo y se agota en el hecho de ser", En ottes términos, el ser es “la cosa”, tal como Ja revela la experiencia de lami sea; el profesor Roquentin, personaje de La nnéusea, al sentiz su existencia como nausea bunda una especie de enfermedad que se manifiesta como la disolucién de la per- sonilidad— hace un descubrimiento similar acerca de los objetos que se Ie presentan, fen desordon, sin una necesidad que justi figne su existencia, Cuando dejamos de apreciarlos “como cosas ities” desaparece Ja razén para que sean como son 0 para ue existan, Frente a lo en si de las cosas, el hombre fs algo inestable que no dispane de otro medio que la negacién, afirma Sartre. La negacién EE ger en sf no es uma nocién reflexiva no que esti en el mundo como en si, em tanto ser en sf no constituye el mundo por- que para que haya mando es necesario que aparezca a uma conciencia, Se trata de in- dlagar el fundamento de nuestras nexaciones pero antes debe establocerse In conducts que diferencia la concieneia de Tas cosas; Sartre encuentra la raiz de esta distincion en In actitd interrogativa. EL que pregunts, por el solo hecho de pre- guntar, se sitia en el plano del no saber, ‘que os como el plano do la nada subjetiva dlo quien progunta; por otra part, la pre- gunta encierra siempre la postbilidad obje- tiva de una respuesta negativa; no, nanen, nadie... 0, simplemente, que no haya ros. puesta, Por ultimo, la pregunta requiere tina respuesta determinada; ‘no se puode responder al mismo tiempo, “es asi y de otra manera”. Esta exigencia de determi. nacién exige un mov no ser, sex cual fucre la respuesta implica ol ser esto y fue- 1a de esto nada; el ser de Ta determinacién comporta una. negucién, Asi, de esta manera, Tegamos a la conclue sign do que Ja actitad interrogativa desen- bre el no ser, que es precisamente el que hace posible la interrogacién. Por otra par te, en el no ser encuentra jutificaciin ol punto de partda de la filasfia de Sartre: Elser y la nada se estractara en el estudio y aniliss de Ia nada. La nada TLa condicién necesarla para que sea po- sible decir no, es que el no ser sea una presencia permanente, en nosotros y fuera de nosotros. Pero mientras que Ia nocién de ser puede examinarse exhaustivamente sin recurrir a Ta nada, Ta nada tiene una exis- tencia prestada, toma su eficacia conereta del ser; la nada asedia al ser. La nada se encuentra en los limites del ser y “la des: aparicién total del ser no constituye el ad= 4151 venimiento del xeino del no-ser sino que por ol contrario, el concomitante desvane- eimiento de la nada: ng hay no-ser més que en la superficie del ser”. Pero, ade mente en el punto de purtida. Pero por Ja temporalidad hemos descubierto, una vez més, la estructura Intima, individaal de Ja conclencia. La sintesis temporal por Ja que Ja concienela se constituye como ‘una totalidad proyeetada hacia su. posible ‘no requiere de otrm cosa, ni de otra com ciencfa; también aqui no tiene otros limites que lla misma. Sin embargo es preciso recordar que la conciencia es sietopre con ciencia intencional, que sin la trascenden- fa que Ja exterioriza en el mundo de las ‘cosas y de Jos otros hombres, permancco- ia confinada en la pura subjetividad. Po- ro l movimiento de Ia interrelaciin enice concieneia y mundo corre el riesgo de per derse en un juego interminable si no bay tun punto de vista que fie la perspectiva desde donde recibimos el mundo. Sartre encuentra en el cuerpo el primer punto de apoyo, El cnerpo es In facticidad fe la conciencia, y la condicién para que hhaya conciencia. Conviene notar que aun que el euerpo es punto de vista del mun do, no es fimdemento de éste, por es0 no puede detenerlo; el mundo se le eseapa permanentemente, Sartre no reconoce otra tunidad que la efectuada por el movimiento de Ia eonciencia, BI euterpo es la “oxterioridad” de mi “inte rioridad més intima”; en conseeuencia no puede ser un objeto de conocimiento para mi, Esto plantea el problema de la relax ‘eién con el ser para quien el cuerpo es ‘un objeto; estamos ante una nueva velaeiéins cl euerpa como ser part otro. EL ser para otro Sartre dedica In tercera parte de EL ser y Ta nada al estudio de esta nueva estrectars del ser. Talim y Sartre la audiencia fn que se abrié 1 proceso ex directores de un periédico 4. EI fildsofo on la Unidn Soviética en 1962, 3. Sartro Es un hecho que haya otros; Ia pluralidad de las concencias es indiseutible. E] mun do se expliea en Ih reluelén de interdepen- encia de esta pluralidad de conciencias ‘que se constituyen en otros tantas puntos de vista; en este sentido, el mundo es hu ‘mano, Ademés, es precisamente por “el otro que yo tengo un exterior, una natu- raleza, mi caida original es Ia existencia del otto”. En otras palabras, “dependo del otro en ii ser", La esterioridad de la ‘existencia no perlenece al orden del ser en si; In naturaleza del hombre lega también ‘por el hombre, pero, ga través de qué ele- mento el otto me objetiva mostrindome que tengo un exterior? La respuesta no supera el phino de Ta con iencia; el elemento mediador es la mirada Sartre dedica al anilisis de la mirada un capitulo especial de Bl ser y la nada; es, ademés, el tema central de muchas de sus ‘obras literarias; reonérdese A puerta cerra: da. Bl otro es el ser en enya mirada me econozco en wna situacién. Sélo a través de la mirada del otto puedo eaptar la ex ‘ructura de mi ser; pero al mismo tiempo Ja mirada me convierte en objeto: “detiene dl secreto de mi scr”: “Lo ven, ven sa ‘dureza como yo veo sus mands, su avaricia come yo veo sus cabellos ralos y ese poco de piedad quo brilla bajo la avaricia como cl cxinco bajo los exbellos; él lo sabe: vol- veri Ins piginas dobladas de su misal y emiri: Seior, Sefior, yo soy avaro. Y la mirada de Medusa caeri desde lo alto, pe- ttificindolo” #1 El reconocimiento inmediato que hay entre yo y el otro so expresa en la vergiionza, que es ambigoa como los otvos sentimien- fos; por una parte me reconozco en el set que me revela la mirada del otro y all mis- mo tiempo me sé responsable de ese ser. Si el fumdamento del ser para-si se encu fra en los otros, una de sus actitudes mis caracteristicas consistiré en tratar de apro- ppiarse de la libertad del otto, porque en 4a libertad del otro esté la clave de su ser. Sartre describe estos intentos que, como cl amor, estin destinados al fricaso. La apropiacién de la liberted del otro. signi- ficaria destruie el fandamento del propio Ser porque soy mi fundamento en cuanto ada, 10 en cuanto ser. isis podemos inferir que los fntentos do Sartre por buscar las con iones reales de Ia conciencia se cumplen ‘sin salir del Ambito de la coneiencia; el ‘er en si so montione inalterable, EV mundo fs medida quo se revela a Ia conciencia, ‘Vimos también que el saber sobre a exis fencia encuentra su limite en Ta lbertad, que para Sartre, al igual que para Ia filosofia ‘de Kant, no puede conocerse; precisamente ‘en el hecho de no poder la Hibertad tems izarse en las formas del ser esti el origen del fracaso de la conciencia, cuando, al ‘lidar que su esencia es Ta libertad, pre- fende, al mismo tiempo, identificarse con ser; fracaso que esti en la base de Ja icha de Ia conciencia. Siena... Sartre La existencia se resuelve, asi, en una serie de fracasos: a libertad se presenta como libertad para nada. Mateo, el protagonista de la Edad de la razén, cuando consigue la libertad no sabe qué hacer; por permane- cer libre no va a Rusia, tampoco a Tuchar a Espafia, no contrae matrimonio con Mar- cela que espera un hijo: “En toda esta historia yo no he sido més que rechazo y negucion: Marcela ng esti en mi vida, pero queda todo el resto”. “...pera_ yo, todo Io que hago lo hago por nada; se dlvia {que me roban Jas consceuencias de mis ac- tos; todo pasa como si pudiera siempre recoger mis actos. No sé qué darla por realizar un acto irremediable” Al final, al hombre no le queda sino una iltima tentativa: Ia negaciéa de Dios. Pe- ro también negando a Dios el hombre ter- mina por perderse porque “la pasién del hombre es inversa a Ja de Cristo, pues €l hombre se pierde en tanto hombre para que Dios nazea. Pero In idea de Dios es contradietoria, y nos perdemos en vano: el hombre es una pasién indtil”, concluye El ser y la nada, Dejado el hombre en una situacién de des- amparo con Ta Ubertad como una pesada ‘carga sobre si, gqué os, entonces, Jo que neve al hombre a actuar? “La libertad sostiene Sartre— es Ja mada quo ha sido en el corazén del hombre y que eonstritie a la realidad humana a hacerse en Iugar de ser”. Es decir, que en virtud tam- bién de la libertad el hombre puede reen- ontrar To perdido, en tanto da un sentido existencia, El proyecto ‘Ninguna esencia, ni exterior ni interior a a vida del hombre, nada, ni siquiera su pasado pueden ser determinantes de su ac cin, “Soy libre. Mis alld de Ia angustia y los recuerdos, Libre. Y de acuerdo con ‘igo mismo”, expresa Orestes en Las mos- eas. EI hombre es el tinico responsable de su nccién, En A puerta cerrada Fstela senala a Garein que su responsabilidad le perteneco en forma exclusiva; “Estela =Claro que tenias que his, De haberte quedado te hubieran puesto la mano enci- ma. Garcin: Por supuesto. Estela, soy tun cobarde. Estela: No sé nada, amor mio, no estoy en tu pelle, Ta eres el que debe decidir” “Para la realidad humana ser es elegirse”; ‘el hombre es el tinieo responsable de si ser. La libertad do eleccién, tal. como Sar- fre Ta admite, no trascionde el plano de Ia libertad originaria: en este sentido, es ini teligible, libertad de querer; os absoluta, en tanto se dicta a sf misma sus motives, es absurda pues “In libertad os eleccién de sx ser pero no fundamento de su ser”. Sartre explicito al decir que el concento tée- nico y filosifico de Ta libertad implica s0- Tamente “ ‘antonomia de Ia elecciin". En este plano no se elimina la arbitrariedad que significa hacer una elecciin u otra; se 457 debe reconocer a todas como igualmente libres y, en consecuencia, al hombre que las realiza. Admitir un acto fuera de la libertad implicaria admitir que bay en el hombre una dimensién natwal que no pue~ de controlar; lo que es contrario a la afir- maciin de Sartre de que “la libertad no tiene ottos limites que ella misma’ La libertad de cleccién se hace inteligi- ble silo por obra del hombre que la este vioriza en un movimiento que va de si Tiaeia el mundo: en esta exigencia se eum: pple el passje a Ta accién como realizacién; “es necesurio, sin embargo, notar que la leceiin, al ser idéntica al hacer, supone ara distinguirse del ensueno y del anhelo tun principio de realizacién”, Pero la act cidn librada al instante de iu realizacién corre el riesgo de desuparecer y resultar {totalmente ineficaz si no se integra on tun proyeeto totalizador que le eonfiera sentido, En al proyecto Ia accién cobra su. signifi- cacién verdaderamente humana; si bien el proyecto surge del reconocimiento de wa carencia, se constituye como “esquema de tuna soluciin al problema del ser”, pero dice Sartre “esta solucién no es primero concebida y realizada después, sino que nosotros somos esa solucién” La vida del hombre confirma el proyecto ‘que se comprende sinicamente en Ia estruc- tura temporal de Ja existencia; Tos actos voluntarios y, en general, los actos de la conciencia reflexiva reethen su clarificacién y fundamento en ef proyecto inicial. La escalificacién del acto yokmtario que se remite, en tiltima instancia, al proyecto ori= inal, ¢s uno de los capitulos mis impor tantes de la filosofia de Sartre En la eleccién del proyecto se busca reali= zar la sintesis entre el ser que no se ex y fl ser que se ha de sor en el futuro: en esta aspiracién del proyecto se encuentra cl valor. “EI valor es un existente normativo”, que tiene ser pero no como realidad, “Su ser fs ser valor, tiene sentido de ser aquello hacia lo que un ser sobrepasa su set”. Es: ta forma de ser del valor lo vineala con Ja realidad humana en la medida en que el hombre; como vimos en el anilisis de la temporalidad, es el ser que se trasciende sus posibles. Esta vinculeiin enti la libertad y el valor es posible por el pro- yecto. La clecciin confirma lo elegido pe- to no como ser sino como valor: “El valor no ¢s otra cosa que el sentido que ustedes cligen”. El valor se ratifica en el proyecto, ‘como “el en sf ausente que llena el para si; en este sentido solamente, se puede econocer que la sintesis del para-st con cl ser es posible, pero en In forma del valor, Cualquier intento por asumir el valor co- mo real 1o pone al hombre en Ja situacién de perder la libertad ¢ identificarse con el ser; esta forma de relacién caracteriza Ta ‘existencia inauténtica que tiene en la refle- naiiiedéizlll én edmplice su justficacin. El hombre ‘puede rescatarse de la enajenacién que Sigufica confundirse con el ser (objetivi Gad) por un acto de conversién total que To reubica en Ia raiz misma de la libertad. Pero, por otra parte, en la medida en que su ser es valor cone umn riesgo permanente: el ser del valor no tiene una forma act bada y puede fécilmente dejar de ser. Ta vineulacéin entre libertad y valor colo- ca al pensamiento de Sartre en una perspec tiva Gtica que mantieno el eardcter absohie to do la libertad y, a la vez, la exigencia do confirmar el valor en una actitud de permanente compromise. El caricter ab- soluto del compromiso confiere valor al proyecto: "Lo que el eaistencalismo tiene interés en demostrar es el enlace del caric- tor absoluto del compromiso libre, por cl ual cada hombre so xealiza al realizar un fipo de humanidad, compromiso siempzo compronsible para cualquier época y por ualquicr porsona, y la roatividad del con- junto cultural que puede rosultar de tal eleccién; hay que seialar a la vez la ela- tividad del eertesianismo y el earkcter ab- soluto del compromiso cartesiano. En esto sentido so puedo decir, si ustedes quieren, que cada uno de nosotres realiza lo abso Into al respirar, al comer, al dormir, w obrendo do una manera caalquicra. No hhay ninguna diferencia entro ser libremen- te, ser como proyecte, como existancia que dlige su esencia, y sor absoluto; y no hay ninguna diferencia entre ser un’ absoluto temporalmente loaizado, es decir, que #0 hha Iocalizado en la historia, y ser compren- sible universalmente” =, EL psicoanélisis existoncial Hasta aqui el andisis de Sartre se ha eume pido tanto en el orien de la psicologia como en el de la ontologia en un phino general. Parodiando a Kant podsiamos de- cir que ha determinado eadles son Tas cone diciones de posibilidad dela. existencia conereta. El método fenomendligico le ha permitido, no perdiendo de vista Ia situa~ cién del hombre en el mundo, determinar Ja “esencia” de la existencia humana. Aho- ra se trata de pasar del plano general al singular, al plano de la xealizacién de la libertad, Sartre mismo nos indica la nece- sidad de este “pasaje”: “Heros alcanzado gui una estructura abstracta que no po- dia considerarse en modo alguno como Ia natualeza o esencia de la libertad, pues Jn libertad es exstencia y la existencin en ella precede a Ia esencia; 1a libertad es surginiento inmediatamente conereto y 10 se distingue de su eleccién, es decir, de la persona”; ".-.es la significacién humana 4 la libertad”, *Cabe preguntarse por qué la pérsone es Ta existencia concreta de a libertad y no el hhombee caracterizado por sus fines précti- os en una situaciin empitica particular” El descubrimiento del caricter absolito de Ja Wbertad esti estrechamente vinculado Sartre a la negacién, por parte de Sartre, de una evencia o naturaleza humana, El hombre tno puede ser mas que “una elecciin ox- tginaria que crea sus postbilidades” y que, si bien, por el cardeter absoluto de la le bertad se puede explicar la “aspiracién dl hombre a ser Dios”, no es Dios como ser trascendente el que da sentido a Ia aspira- cién sino que, en todo caso, representa siempre una iavencién original *, Nos importa sefalar que la “eleccin ori ginaria”, principio de unificacién de cada tuno de nuestros deseos fines partieulares nno es algo que se efectia primero “en al- gin inconsciente 0 en el plano nouménica Dara expresarse después en tal o cual act ud observable”, “sino que es, por princi pio, agnello que debe siempre desprenderse de la eleccién empitiea como su ms alli y como la infinidad de su trascendencia” De alli que para comprender al préjimo, dice Sartre, no haya necesidad de recurrir a Ia idea de sustancia sino pensar que es el hombre la unidad de todas sus manifes- faciones; pero que esta unidad es “libre unifieacién”: “ser es unificarse en el mun do”. En este nivel se encuentra Ja persona que aparece coino Ia conerecion de la It Dertad, La persona, en tanto expresién de un pro- yecto original, es una totalidad que no puede reconstituirse por adicién de partes ya que en cada actitud, en cada deseo, se expresa Ia persona enters. Cada clec- cin empirica es expresiéa del “caricter inteligible”, afirma Sartre, Sobre la base de estas consideraciones se ubiea la investigacién del psicoansisis exis- tencial, Un método que ene por finalidad extracr esa significacion fundamental que ‘comporta el proyecto y que “es el seereto individual de su ser en ef mundo”; lo que importa es descifrar las conduetas mediante ‘una interrogacién apropiada. Sartre fija las reglas principales de su mé- todo: I) “El principio de esto psicoandlisis es que el hombre es una totalidad y no tuna coleccién"; “no hay acto humano que no sea revelador”. II) “El objeto del psi- coanalisis es descifrar los comportamientos empiricos del hombro, es decir, sacar a ple- nna Tuz Ins revelaciones que cada uno de ellos contiene y fijaras conceptualmente”. III) “Su punto de partida es la experien- cia; su punto de apoyo la comprensién preontol6gica y fundamental que tiene el hombre de ta persona humana”; esto sig- nifiea que el hombro posee “a priori el sentido del valor revelador de estas mani- festaciones y os capaz, por lo tanto, de descifrarlas”. Se trata de un método comparativo: “Pues- to que, en efecto, cada condueta humana simboliza a su manera la eleceién funda- ‘meatal que ha de sacarse a luz, y puesto ‘que, 2 la vez, cada una de ellas enmascara ‘esa eleceiin bajo sus caracteres ocasionales y su oportunidad histériea, la compara idm entre esas conductas ‘nos permitird 158 1. Jean Paul Sartre se dirige a loe obreros de la empresa Renault durante el proceso al Tider de la izquierda proletaria, Alain Geismar hacer brotar la revelacion ‘nica que todas ellas expresan de manera diferente”. Sobre estas bases Sartre explica el método del psicoanilisis existencial eon el propie sito de deseifrar, a través de la compleja trama de Jos comportamientos particulates, la eleceién original, en virtud de la cual se constituye la relacién del hombre con el mundo. Este métode de anilisis que inivia con Bandelaire Jogra su mayor profimndidad de aleances en Genet y culmina en su obra sobre Flaubert, con enyo caso ejem- plitica el método ya en El sor y la nada. En Saint Genet, comédien ot martyr inves- tiga la cleccién original de Genet. Sartre se ha sentido profindamente atraido por la figura del poeta y escritor Jean Genet quo ha vivido experiencias limites. Genet race en Francia, en la provineia, en una sociedad mareada por la oposicién entre cl bicn y el mal. Esta oposicién tiene una signifieacién prictica; Ia sociedad que oree ser el bien proyecta el mal en todo Io que no es ella, En este marco cobra sentido Ia decisiin de Genet que al reconocerse objo- tivamente en el juicio de ln sociedad que Jo considera ladrén por un acto cometido en su infancia en estado de sonambu- Tismo— elige Mevar hasta ol fondo esta acusacién y ponerse de parte dol mal. Asi como toma figuras de relevancia en la historia do la literatura. aplica también este método al movimiento gremial francés pa- a sefialar quo el caricter autoritario de algunos dirigentes sindicales franceses esti determinado por Ia marginalidad, conse- cuencia de Ja fractura impuesta a. Francia f partir de 1848, entre el desarrollo social y los partidos politicos. Como la sociedad Jos eondena a ser nada aspiran a serlo todo. Sartre busea, a través de la génesis de ‘maciones eoneretas, el acontecimiento de- cisivo que ha cumplido la eleccién oriai- aria. Pero, el problema que nos parece fesenekil, de la sintesis de lo particular —las cconductas empfricas— con el principio —la libertad de eleccién— que le sirve de fun- damento parece quetlar sin respuesta Oearre que al considerar Ta libertad como pura posibilidad, no posibildad real sino pposibilidad posible (recordemos que Ia Dertad se destruye cuando adopts la forma del ser), termina indefectiblemente opo- nigndose’ al _mundo real, que en lima instancia se integra como mundo de la cconciencia, Nos parece evidente la influen- cia eartesiana ¢ idealista en su pensamiento. La historia: libertad y necesidad Después de la publieacion de Bl ser y Ta ‘nad, Sartre se preocupa por completar Ja structure de Ja acelin humana y des- ccubrir el nexo entre Ta accién y Ia historia. Este propésito est vineukado con su espe- cial interés por Ja conoepeién marxista de Is historia. Su interés por Ta filosofia de Mare se ma- nifesté en trabajos ocasiondles como Mate- rialismo y revolucién, Conversaciones sobre Sartre politica 0 en obras elaboradas coma Cue tiones de: método y Gritica dela razin dia gctioa, Se trata de obras de enfrentamiento cxitieo donde plantea la necesidad de tomar conciencia del proceso de formalizacién que sufte el marxismo; se ha _convertido, dice, en el “mito itil” de un materialismo doginitico: “...tras habernos visto atraf- dos por él como Ia Tuna atrae Tas mareas, tras habernos transformado todas nuestras ideas, tras haber Iiquidadlo en nosotros las categorias del pensamiento burgués, el mar- xismo bruseamente nos ha dejaco en el aire; no satifacia nuestra necesidad de ‘comprender; en el tereno particular en Jane nos encontribamos, ya no tenia nada nuevo que ensefiamos porque se habia de~ tenido” #. Esto no supane que Sartre chace el materialismo histérico sino que, por el contrario, continia pensando que fs el iinico punto de partida verdadero: “.. el marsismo aparece hoy como la ‘nica antropologia posible que deba ser, a Ia vyez, historica y estructural, Al mismo tiem- po es la tinica que toma al hombre en su totalidad, es decir, a partir de la materia- Tidad de’ su condicién. Nadie pucde pro- onor otzo punto de partida porque seria ofrecer atro hombre como objeto do os fudio®. Pero considera que la praxis po- Titiea del comunismo. ha ineidido en de- trimento de su aspecto filoséfico y que al convertir al hombre de sujeto en objeto —antropologia inbumana, dice Sartre—, efec- to pasive de condiciones materiales, ha reducida Ta historia a un mero proceso econémico, negando las posiblidades xea- Tes de cambio histérico, La critiea de Sartre al economismo es con- temporénea a su diserepancia con teéricos marxistas como Roger Garaudy y G. Lue kkics. Este dilimo considera que la filosofia de Sartre es una filosofia de la conciencia ‘que no logra sobrepasar el plano de su subjetividad individual. Por su parte Sar- ‘re no consigue puntualizar Jas circunstan- cias historieas que han transformado el mancismo en cconomisme. Tampoco las condiciones que explican al hombre slie- nado como una personificaciin de catego- las econdmicas; ni opone al desarrollo ‘unilateral del economisma Ja sociedad ‘mana con su complejidad y necesidad in- tema de transformacion, El economisimo, sewin Sartre, ls calegarias ccondmieas como patos ‘quemas concepnuales termina por p 3 el hombre que es, precisamente, quien Te confiere signifieacién; por otra parte, adolece de las limitaciones comunes a toda explicacién dogmitica: no es “heuristica”, su procedimiento explicativo-caysal no Te permite “deseubrit” nada. Estas razones lo evan a Sartre a pensar que no solamente es necesario completar el sistema marxista sino que es urgente refundamentarlo con el ausilio de “Tas dis- ciplinas que han permanecido husta ahora fuera de él”. Esta disciplina es, en primer considerar I61 Ingar, la fenomenologia que le permite afirmar, una vex mis, la superioridad de la experiencia humana consciente, sobre los factores econbmicos, biolégicas 0 sociales del marxismo. En otros términos, el hot bre no es un reflejo del fenimeno social sino que es, por el contrario, quien eon fiere sentido al proceso. Por el método del psicoanalisis existencial, que Te permite —segiin vimos— determinar el proyecto or tinal a través de las condiciones objetivas y de has estructuras materiales de la esi tencia, Sartre se propone integrar el existen- ialismo en el marxisimo. Nos reeneontramos asi con sus ideas de proyecto y libertad ya expuestas en EL ser y la nada. Por qué, segiin Sartee, el pro- yecto personal —praxis en Critica de la ruzén didléctica— se constituye en Ia clave del hacer y del conocimniento histirico? Vimos la relacién que existe entre proyecto y libertad. EL proyecto lleva en. si su pro- ia razin de ser y es el fundamento de su propia comprensién; no necesita recurrir a ninguna categoria para explicarse. En la medida en que el hombre es agente libre 3 el agento de la historia por excelencia: ‘hace y campronde la historia tanto en su rolacién con los otros hombres como en su relacién con la naturaleza, en tanto ma- teria trabajada. Nada puede alterar su con- dicién do agento de la historia porque aun evando el hombre fuera su produeto, no puode ser, en si mismo, un producto. Qué nos impide considerar al hombre co- ‘mo un producto? gCuiles son Jas caracte- risticas de su pravis? El hombre, si bien parte de lo dado por la sociedad es, 2 la vex, supericién constante de lo dado. La praxis bumana se estructura en ma do: ble relacién simultinea: de una parte nicga To dado pero al mismo tiempo que nieza se proyecta hacia el objeto que quiere realizar. Es temporalidad, direecién hacia el campo de los posibles y al mismo tiempo cs obi tividad, eleceién de una de sus posbilid des, Pero no se trata para Sartre de un pasaje del hombre al mundo para regresar Ia pura subjetividad sino que, por el con- trario, Ia praxis expres la necesidad con- junta de “interiorizacion de lo exterior” y do “Ia exteriorizacién do lo interior”. EI hombre hace suyo To dado —interforiza- ida de lo exterior lo mantiene en si pero, a su ver, Jo niega para proyeotase exte- rioriza Ia interioridad —al campo posibilidades; pero, el proyecto corre et esgo de permanecer en la inealidad, de ser una fuga al eampo de Tos posibles si no cefectia una segunda negacién: al elewir tuna postbilidad, el hombre niega el campo de los posibles, pero permite, en cambio, ‘el surgimiento de una mueva objetividad ‘que “exterioriza la interioridad del proyecto como subjetividad objetivada”. Subjetivi- dad objetivada porque todo lo vivido por el hombre esti presente en los resultados do su aceién, Este doble movimiento de negacifin cons — —_ tituye el movimiento dialéetico de la pra- ais, sin el enal In historia so reduce a sor obra de una ley celeste 0 de una fuerza ‘metafisica que engendra el proceso histé- rico. Para Sartre.es la praxis del hombre individual quien provee de significado a la realidad histérica en tanto es un elemento de mediacién entre dos momentos objeti- vos, Do esta manera considera posible la integracién dol existencislismo en el campo de la conceptuslizacion marxista de la his- tora, Sartre reconoce la importancia do los fac- lores econdmieos, sostiene que sin la base de un substrato material Ia praxis huma- ‘na quedaria confinada en la pura interio- ridad Idealista; pero al mismo tiempo, ob- serva_que las determinaciones econémicas para legar a ser condiciones reales de la praxis tienen que sez vividas por los hom- Des en situaciones particulares: “...Ja dis- in del poder de adquisieién nunca rovocari ma accién reivindicadora si los ttabajadores no Ia sintiesen en su. propia ‘earne bajo Ia forma de una necesidad o de uun temor fundado en erucles experiencias; Ja pnictica de la accién sindical puede au- mentar Ja importancia y la eficacia de las siguificaciones objetivas en el milltante en- tenado: la tasa de los salarios y el indice de fos precios pueden ilustrar por si mismos (© motivar su_aceién; pero toda esta objeti- vidad, al final, se refiere a una realidad vie vida: sabe Jo que ha sentido y lo que sentirdn los otzos.” # En cl plano de lo que vivimas podemos suponer que somos Ia sintesis de toda la historia; pero de hecho no es asi. Por ello, es menester fundar la verdad hist6rica; este ropésito exige una reformulacién del. pro- bloma del método, Conforme a su caracterizacién de Ia praxis Sartre propone dos niveles de andlisis me- todolbgicos que eorresponden a los dos sen- tidos que orientan Ta praxis singular: a) el aspecto sinerduico que a través de un corte transversal opera una detencién del tiempo para abarear regresivamente el con icionamiento histirico, lo que constituye Ja materialidad de Ia praxis (que antes ea- racterizamos como To dado por Ia socie- dad): la estructura familiar, econdmiea, politica... de la sociedad. Sartze ejempl cx esta situaeién con el caso de Flaubert: “Podemos y debemos entrever a través de Mime. Bovary el movimiento dela renta de Tas tierras, ln evolucién de Tas clases asce denies, la lenta maduracién del proletaria- do: todo esté ahi.” ero estas desterminaciones no estin abar- ‘cadas en un mismo movimiento totalizador y aunque cxda una de ellas arroja Inz so- ‘bre las otras, sin embargo, su irreductibili- dad crea entre ellas “una auténtion diseon- tinuidad”. En este nivel se ha Togrado dos- cubrir “una jerarquia de signifieaciones he- terogéneas”, A partir de esta situacién se pasa al se- undo momento, b) El nivel diacrdnico se ‘ubica en el plano de ta temporalizacién; Imicntras que el nivel sinerénico es estitico 1 discrdnieo implies movimiento (comes: ponde al momento del proyecto como movi- miento hacia el future). En tante tempo- ralizaciin la praxis es movimiento totaliza- dor, es decir que “engendra cada momento f partir del impulso que parte de las os- curidades vividas para Megar a Ta objetiva iin final...”; en este sentido el momento progresivo funda la verdad —inteligibili- dad— de lo histético, Sartre retoma nue~ vamente el caso de Flaubert para ilustrar este momento: “en una palabra ol proyecto or medio del cual Flaubert para escapar a Ja pequella burguesia se Ianzari a tavés de diversos campos de posibles”..."y se constituiré ineludible e indisolublemente co- mo el autor de Mme, Bovary y camo el pe- quello burgués que se nogiba a sor”... “Lo que carscteriza a Flaubert no es 1a pura y simple cleccién’abstracta de eseri- Dir sino Ia elecoién do escribir de una ma- nera determinada para manifestarse de tal ‘manera en el mundo, en una palabra es Ia significacién singular. 92 EI hombre se constituye asi en el factor vivo y conereto del hecho econémieo-social. Pero, deémo se efectiia la conciliacién en- tue la praxis individual y el momento social? ¢Mediante qué procesos de experiencia la praxis individual determina los fenémenos colectivas? Sartre recumre a Ja idea de “totalizacion"; silos individuos no expresaran en la dialée- tie normal de su vida la necesidad de tota- lizacién entonces, no habria ni siquiers, una forma parcial de totalizacién histérica: “to- dda Ia dialéctiea histérica descansa sobre Ta praxis individual en tanto que ésta es ya dialéetica”” 9° A pattir de esta conclusion Sartre se p10- pone en Critloa de la razén dialéction, Li- bro 1, De la pravie individual a la prdctica ‘nerte, estudiar el movimiento de la historia a partir do Je primera toma de conciencia del individuo: of desarrollo del individuo en el campo priction de lo econémico que constituye la base del marxismo. El campo e lo econsmico unifiea a los individuos en Ja forma de la pluralidad; en este sentido es Ja base de a alienaeién, Esta prdctica inerte se-transforma en praxis histérica on Ja estructura de Ja praxis del mupo comin; aspecto que trata en In Crf= tioa de ta razén dialéctica, Libro TI, Del grupo a la historia, y que premetié comple- tar en un segundo tomo de esta obra, En sintesis, el individuo logra Ia totaliza- cid por el choque entre la necesidad que lo compele y la libertad quo él opone para superar Ia situacién en la que se encuentra. Ta finalidad dltima de la explicaciin sar- freana es recuperar a través del proceso his- torieo el Inger de una antropologia con- frets, estructural @ histriea: “no aborda- mos li historia humana, ni la sociologia, ni Ia etnograffa: més bien, parodiando a Kant, pretendemos echar Tas bases de tnos 162 Quedaria por determinar el Spo de iin que se establece entre la praxis su alienacién y el plano del método Aetermina a prior, las condiciones de posibilidad; si la Critica de le razon {éctiea comprende la existencia del en relacién a su materialidad concreta, si se mantiene, en slime instants, Ia de El ser y la nada en sus puntos mentales, La politica La preocupacién politica ba sido fe en Sartre, al punto tal que no So preocupa por dar las bases de una politica en Cuestiones de método y en fica de la rz6n dialéction sino que ha auido muy do corca Tes altermativas que presentan @ partir de la sogunda guerra Resistencia, los movimientos por la pam problemas ‘de colonialsmo, las guerras Indochina, Argel. Ademés, sin por este pretender erear un nuevo partido. politics fanda ya en 1948 el Rassemblemont Démo= eratique Révelutionaire (DR) para agra: Dar sectores de la izqulerda francesa com el objeto de renovar los contenidos reval= céonarios del Partido Comunista en partien Jar. EI RDR edita un periddieo —La Gate che— que viene a sumarse a los aportes de Ia literatura politica que Sartze ba ven do desplegando a través de Les Tempe Modemnes, Conviene, sin embargo, seit que no obstante In proffera actividad pole ica de Sarte, salvo su breve adhesién al comunismo no tuvo nunca otra puttiefpae cidn que la del intelectual convencido que considera que la literatura es un medio fdéneo para promover los cambios en los programas revolucionaros. Sin embargo sus ‘studios politicos profasamente docurentax dos han realizado aportes a Ta clrifeacin de algunos problemas desde wna perspecic Ya especificamente enropea algunos —e proceso gremial y politica Lrancés, ef stale nismo y la Replica del Este y ofros que reflejan una voluntad de comprensiin ms amplia, como su intexpretacién de la robe ibn de Tos paises del tereer mundo —pri= logo al libro de Fanon, Los condenadon da 1a Tierra, El huracén sobre el axicar 0 trabajo sobre EP pensamiento politica do Lumunis. Sartre en Cucstiones de método y Existone catismo y marxismo sostiene que toca “flee sofia se constituye para dar expresién al movimiento general de la sociedad” y- ques fen consecuencia, es la forma mediante la cual la clase ascendente toma conciencia do si, Desoartes dustra. las aspiraciones de hh bursuesia surgente del siglo xvm; a tm vés de Kant un siglo y medio después “una Durguesia de fabricantes, de ingenieros de subios so descubrié oseuramente cn la imagen del hombee universal”, Toda filorfia es, segim Sartre, prictica y como tal “un arma social y politica”. Kia nuestros dias‘considera que cl marxismo e3 1. Simone de Beawooir. Sartre 1. Sastre durante su viaje a Cuba en 1960. 2, 3. Sartre en Ta Unién Sovidtica, en 1954, 1 punto obligado de referencia de todo pen- samiento individual eultural: “Entre los siglos xvu y el xx, veo tres momentos que sefilars con nombres eélebros: estin el “momento” de Descartes y Locke, el de Kant y Hegel, y finalmente el de’ Marc. Estas tes filosofias se convierten a la vez en el humor de todo pensamiento particu- Jar y on el horizonte de toda cultura; son insuperables en tanto que no se supera el momento histrieo del enal son expresién. He visto mis de una vex que un argumen- to “antimarxista” no es mais que el rejuve- nevimiento apartente de una idea premar- xista. Una pretendida *superacfin” del mar- xismo no pasari de ser en el peor de los ‘casos mis que una vuelta al premarsismo, y fen el mejor, el redescubrimiento de un pen- samiento ya contenido en Ia idea que se cree superar”, ‘Quetla en claro que el marxismo se presenta Dara Sartre como la flesofia del hombre actual; pero, que también —segin setiala mos en el parigrafo anterior— a conseeuen- cia del stalinismo y en su faz teérlea del pensamiento de Engels quedé reducido a tuna escokistica, Ia teorla que informa el Partido Comnnista frames —segiin Sartre Conesponde all existencialisme replantear Jos contenidos revolucionarios del marxismo mediante Ja consideracién de la importan- cia del proyecto revolucionatio de Ta pra- ais del hombre individual De la comprensién de su pasado y del muun- do en cl que vive surge en el hombre —se- ‘gin Sartre— Ia necesidad de transformar el mundo. De aqui la importancia que con- cede al proyecto revolucionario. La convieeiin en el proyecto revel tio y su confianza en el proletariado con- dicionan su praxis politica, tna de cnyas apanifestaciones es la cxtiea al Partido Co- munista francés, Sartre se acerea en forma coherente al Pare tido Comunista franoés cuando en mayo de 1952, a propésito de Ia Ilegada a Francia dol general Ridway —responsable de la “guerra bactereol6gica” en Corea, segin los comunistas~ para sneeder a Eisenhower, ‘como jofo de Ia SHAPE, hay paros do pro testas; Ia detenciin del director de Lhu- manité y Ia de Jacques Duclos —no ostan- to sn inmuidad parlomentaria— provocan, una fracasada huelga general el 4 de junio. Sastre comienza, entones, a publicar tres articulos de una serie ineonelusa, Los co muunistas y la pa, Analiza el panorama politico y Mega a Ta conclusién de que no se ve nad en los co ‘munistas contrarfo ala paz y que el Par- tido Commnista es, indudablemente, el ti co que recibe apoyo de la clase trabajadora francesa, que es “la tiniea clase enyo parti ‘cularismo esti en armonia con los intereses de Ja nacién: wn gran partido Ia repre- senta, el anico partido que tiene en sw ‘programa de salvaguardia de las institucio- ‘nes democriticas, el restablecimiento de la soberanfa nacional y la defensa de la paz, Sartre 1 tinico que se preocupa por el adelanto feconémico y un aumento en ol valor de los salarios reales, el diico que esti leno do vvida cuando los otros estin llenos de gusa nips” sostiene Sartre en su IMI articulo de Los comunistas y la paz. A proptsito de ta debilidad del Partido Comunista ~evidenefada en el fracas de las huelgas y paros generales— Sartre hace un andlisis del sindicalisina francés comelu- yyendo que es conseonencia del atraso y Servidumbre de la industria francesa. Los sucesos de 1848 y 1871 habian desatado na represién brutal en Ih clase obrers 20.000 muertos y 18 presos— cuanda ya fen ottos paises habia asumido la forma de explotacién econdmica. La burguesia Francesa, en cambio, segiin Sartre, renun- ci6 voluntariamente a In segunda revolucién industrial para evitar los riesgos de ta pre- diccién marxista, que el régimen competi tivo capitalista estructura la pirimide, don de los ricos lo son cada vex mis y en nie mero menor mientras los pobres més po- bres y en mayoria, prefiriendo snstracrse all desarrollo pleno de la potencialidad econé- mica. Mantuvo asf, una industria disemina- da.en el pais y con métodos de trabajo que impidieron la formaciéa de los grandes sin dicatos con fuerza politica, ademis do aso- gurarse uma poblacién raral confiable, de vida sencilla pero sin posibilidad do teeni- fieacién, Si al aumentar la productivided el nimero de huelgas también se increments, fontonees conviene mantenerla o reducitla, aseguriindose, de paso, que todo aumento do salarios seria absorbido por ol incre mento de los precios. Quedan asi dos formas de gremialismo: el remialismo siglo xrx del artesanado y los mievos gremios eentralizados compuestos por obreros especializados y sin experiencia Resulla, entonces, un movimiento. sindeal dividida y con Ia rémora de_un sector ine dependiente y andrquico, afianzado en la seguridad de su artesanado, Sartre sostiene que muy distinto seria el panorama si el ‘tabajatlor “Servidor de miquinas” de Ia era industrial tuviera una completa wmicad en sremios buroeratizades, mas consciente de ssu valor politico que econémico; su oposicién al régimen seria més clara puesto quo sa- bbria que sm trabajo es ciertumente reem- plazable: la vinien manera de defensa.po- sible es, entonces, Ja ocupaciém fisiea de la fabrica, puesto que es la ciniea garantia, do perinanencia, Su exiterio respecto al Partido Comuista sufre rudo golpe con Ia invasién soviétiea a Hungria en otofio del 58 y ambos, Par tido Comunista y CGT —sindiealismo sind calizado— son motivo de acerbas eriticns ‘cuando Tos sucesos de maya del 68, de Pa- ris, en que Sartre reivindica la necesidad de una otganizacién a Ia izquierda, del par- tido: “Es necesario pues que eambien, el Partido Cormunista y la CGT, pero cierta- ‘mente no Io harin por st solos. Fllo slo podré produeitse bajo la presién revolu- 165 cionaria de la base y de Tos acontecimien tos", ‘Sin embargo, es a partir de la perspectiva socialista que censura, en su oportunidad, la ropresion soviétioa ‘en Hungria, En EL fantasma de Stalin se refiere a la inutilidad del atague soviético cuando el enfrenta- miento del pueblo hiingaro sefialaba clara- ‘mente su capacidad de defensa propia ante ataques fueran de derecha o de izquierda. Surtre sostiene que fue el fantaszha de Stalin ‘que impidi6 que se confiara en la capacidad de as masas politicamento consciontes. Analiza —y justifiea~ en su anilisis el sta- linisme en Ta Rusia del 1917; cuando el Partido Comunista accedié al poder tavo que realizar Ia necesaria ctapa de acumu- Tacién de capital —que en los paises mas avanzados se habja desarrollado por el ré- gimen do explotacién capitalsta— impros- indible para iniciar Ia etapa industrial en tun pais de economf primitiva, como era Rusia entonces. Sartre sostiene que aun cuando fue dura no tuvo Ta emueldad caracteristica de los paises de Oceidente, Esto produjo, no obstante, ‘una serie de contradiceiones entre “los inte- reses de Ia construccién,socalista y... Jos tereses inmediatos de la clase wabajado- "; entre Ios trabajadores que exigian alt= mentos To ms baratos posible y los eam- sinos que procuraban venderlos lo més cearos posible, ete, Solo una rigida dictadura el Partido Comunista y Ta personalidad de Stalin después, pudieron contener estas con- tadiccfones y permitir, en consecuencia, la constrnecién del socialismo, Claro ay abito do la dictadura Tlevs a subestimar Ia real eapacidad revalucionsria do las masas, negindoseles la autonomia que la revolu ‘ign socialista requiere y propane. No ve al slalinismio como una desviacién del socialisme sino’ como “un desvio impuesto ppor a fncrza de fas ciécunstancias”, entre Jas que sefiala inclusive, Ia ineapacidad re- volucionaria de los mavimientos de Occi- dente, La posibilidad de corregir esta conducta partir de ln existencia de las repiblieas por pullares del Este en 1945, se vio imposibili da por Ia provocactin del Plan Marshall (am programa belicista, segin Sartre) ya ‘ane USA podria atraer a estos nuevos paic ses a quienes Ia URSS poco podia ofte- cerles. Esto justified un reoela explicable, ‘que se transmitié a los partidos comunistas dol oeste, al francés, en particular. Los dirigentes rusos trasladaron, ademés, su propio esquema a las repiblieas del ‘este: puesto que Ia URSS habia realizado sola su etapa inicial, igual podian hacerlo fen las favorables citeunstancias actaales, Ins nnevas repiblicas, reprimiendo cualguler Intento de autonoria de tipo nacional Superada esta situacién do emergencia ol sistematico anticomunismo de Oeccidente impidié una real liboracién y desestaliniza cidn, tanto on Rusia como fuera de ella: Sartre sostione que al comprobar los diri- gontes soviétioes su impopularidad en los paises del esto los Movs a sostener estos proceros de liberalizacion que ya habian sido iniciados a partir del Vigésimo Con- reso y la intervencién de Krushev: si antes no habian hecho Ja zeal experiencia de inl- ciativas auténomas en su propio proleta- riado, nada Tes aseguraba que pudieran ha- ceerlas Tos de las nuevas repablicas: ademés se trataba de alejar Ja amenaza de Ja ter ‘eora guerra, Para Sartre, ya en est época ‘al stalinismo es antihistirieo. Se le ha reprochado frecuentemente a Sar- ‘re ol que su inguiotud politica no partiers do evaluaciones morales sino que prefiera a Ja consideracién del destino del hombre sen- cillo y comtin el éxito de clertas ideas abs- tractas que lo caraeterizan como intelectual “puro”. Tanto el prélogo del libro de Fa- non —Lor conslenados de la Tierra —como El huracdn sobre ol azicar, en los que ana- liza los procesos de lberacién en el Tercer ‘Mundo parecieran destinados reparar, en parte, esta falencia Sartre justifiea el desinterés de Fanon por Europa —“ya que va-.. hacia un abismo del que mis vale alejarse”, dice Fanon—; sin embargo reoomienda su lectura puesto {que “todos somos responsables de a color nizicién” y su andlisis es tan vélido para cellos como para nosotros misinos. Al historiar brevemente el proceso de eolo- nizacién en un mundo hasta hace poco abitado por unos “quinfentos millones de hombres y mil quinientos millones de indi- gens”, se les transfirié wma falsa cultura, pero Tuego, ante nuestro asombro, apren- ron a hablar por si mismos para repro- chamos Ja “inhumanidad” de mestro hu ‘manismo, dice Sartre El Tercer Mundo no es homogéneo: hay pueblos sometidos, algunos han conseguido tuna falsa independencia, otros huchan por Liberarse o viven Ia amenaza directa del im- perialismo, Sartre apoya Ia idea de Fanon de la unidad sededor del campesinado, puesto que alli Ta violencia del colonizador no tuvo los ate nuantes de la estraificacién de las ciuda- des: burguesia, proletariado industrial, “Tumpen”, etc. El campesinado vive Ia al- temativa tolal y para sobrevivir necesita que “se desplome todo”. Si triunfa In re- volicidn nacional serd socialista; si se corta su aliento, sila burguesia colonizada toma el poder, el aueyo Estado, a pesar de una soberania formal, queda en manos de los imperialistas” “La verdadera cultura es la revolucién, lo que quiere decir que se forja al rojo", afir- ma Sdrtre eomentando los peligros del pro- ‘ceso que sefiala Fanon (el dirigento, el en to a la personalidad, etc.): ni la cultura “occidental” ni el retorno al Jejano pasado de Ts cultura africana. : ace Iuego, apoydndose en Fanod, un ani Tisis psicol6gico del proceso dé coloniza- cién

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