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Nació en Loja el 20 de abril de 1897 Su padre fue Manuel Carrión Riofrío, profesor de literatura y

poeta, quien murió en 1903 y su madre fue Filomena Mora Bermeo. No tuvo instrucción primaria,
Cursó el Bachillerato en Colegio Bernardo Valdivieso, en donde su profesor de matemáticas Adolfo
Valarezo lo orientó hacia la cultura mientras su hermano Héctor Manuel le enseñaba literatura
francesa y especialmente a los poetas modernistas Baudelaire y Rimbaud. En 1916 viaja a Quito para
estudiar Jurisprudencia en la Universidad Central. En 1918 en los Juegos Florales, en poesía gana el
Jazmín de Plata con «Romance antiguo» y la flor natural con «Confesión lírica»; mientras que en
prosa gana el primer premio con «Mariana». Paralelamente, colabora en el periódico El Día y el
semanario Caricatura.

Benjamín Carrión nació en Loja el 20 de abril de 1897, y murió el 8 de marzo de 1979,


fue un escritor, político, diplomático y promotor cultural ecuatoriano. Marcó la vida
cultural del Ecuador en el siglo XX y trascendió sus fronteras ganando el reconocimiento
y la admiración en todo el ámbito intelectual de Latinoamérica.
Carrión, dedicó su adolescencia a leer literatura europea, sobre todo francesa. Se
formó ideológicamente durante la revolución liberal que pretendía crear en el Ecuador
un nuevo orden social. Precisamente influido por el liberalismo, a los trece años intentó
el acuartelamiento militar, sin lograr ser admitido, por lo que continuó con sus estudios.
Se trasladó a Quito en 1916, para su ingreso a la Universidad Central. Se graduó en
Jurisprudencia en 1922, año en que también contrajo matrimonio con la dama lojana
Águeda Eguiguren Riofrío, de cuya unión nacieron dos hijos Jaime y María Rosa.
Hombre público que ocupó importantes posiciones en la administración y la diplomacia
del Ecuador y llegó a ser candidato a la vicepresidencia de la república, catedrático
universitario. En 1944, fundó la Casa de la Cultura Ecuatoriana y se convirtió en su
primer presidente. Propuso a sus compatriotas una meta histórica que ejemplificó con
su propia vida, dedicada por entero al enriquecimiento de la cultura nacional.
Carrión recibió en vida múltiples homenajes y reconocimientos, que no se han
interrumpido tras su muerte. Su obra más destacada fue la sede de la Casa de la Cultura
en mayo de 1947. Siempre se interesó en museos, bibliotecas y prensa. Publicó la revista
Letras del Ecuador bajo la dirección de su sobrino Alejandro Carrión. Fue uno de los
fundadores de la Federación de Estudiantes Universitarios del Ecuador (FEUE).

Atahualpa es una figura fundamental en la historia de nuestro país, no solo por haber sido
el último inca del Tahuantinsuyo, que enfrentó la invasión europea, sino porque se lo ha
considerado como un referente básico de la identidad nacional. Este rasgo se advirtió desde
muy temprano, cuando en los años cuarenta del siglo XIX se conoció la Historia del Reino
de Quito, del padre Juan de Velasco. El legendario Reino de Quito se vio desde entonces
como el inicio del Ecuador, que pocos años antes había nacido como un nuevo Estado. De
este modo, se lo entendió como el fundamento de la nacionalidad ecuatoriana y a
Atahualpa como su mayor expresión. Esta tendencia se mantendría a lo largo de la vida del
país, hasta bien avanzado el siglo XX. Historiadores y ensayistas se han adherido a esa visión
básica y han reafirmado que el nacimiento y luego la defensa de las tierras andinas que
cubren lo que hoy es Ecuador, y por fin, su enfrentamiento a los conquistadores y su
macabro asesinato hacen de Atahualpa el eje de la nación ecuatoriana. Esta visión no fue
de una sola corriente o tendencia. Fue común a todas las líneas de pensamiento y posturas
políticas. Conservadores y liberales defendieron la misma visión. Desde los años veinte del
siglo XX, con el surgimiento del socialismo y el indigenismo, el discurso de la nación adquirió
mayor importancia. Entonces también se pensó en la necesidad de exaltar la figura de
Atahualpa.
enjamín Carrión, el pensador socialista que con mayor éxito sistematizó una visión nacional,
publicó en 1934 su Atahuallpa. La obra, que es uno de los mayores esfuerzos por
sistematizar la cuestión nacional, es una suerte de mixtura entre ensayo histórico y versión
novelada de los hechos, que recoge las antiguas versiones sobre la existencia del reino de
los scyris, de la grandeza de Quito y su papel luego de la conquista inca.

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