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Segarra Lagunes Maria Margarita. Veracruz en las descripciones de los viajeros europeos y mexicanos (siglo XVI al XX). In:
Villes en parallèle, n°47-48, décembre 2013. Carthagène – Veracruz. Villes-ports dans la mondialisation. pp. 152-178;
doi : https://doi.org/10.3406/vilpa.2013.1636
https://www.persee.fr/doc/vilpa_0242-2794_2013_num_47_1_1636
Abstract
Few cities in America have performed for so long time such a significant role in the relations between
the old and the new continent as Veracruz has. For over four centuries this gateway and port has seen
pass through it communications, commerce, news and travellers on their way to the capital of the
Viceroyalty of New Spain or, on the contrary, on their way to Europe or the Iberian Peninsula.
Veracruz has been the subject of the stories and travel diaries of soldiers, priests, adventurers,
explorers or scientists, as well as of the graphic documentation that illustrate these accounts or that is
prepared independently, through engravings, oil and tempera paintings or photographic sequences.
Reading chronicles and stories are a measure of the growth and the evolution of the city, registering
the relevant transformations that took place in it or, on the other hand, the inertia and apathy to resolve
problems that plagued it through time.
Resumen
Pocas ciudades en América han desempeñado durante tanto tiempo un papel tan significativo en las
relaciones entre el nuevo y el viejo continente como Veracruz, puerta y puerto a través del cual,
durante más de cuatro siglos, transitaron comunicaciones, comercio, noticias y viajeros dirigidos a la
capital del virreinato de la Nueva España o, al contrario, hacia Europa y la Península ibérica. Como tal,
Veracruz forma parte integrante de los relatos y diarios de viaje de soldados, religiosos, aventureras,
exploradores o cientificos, así como de la documentación gráfica que ilustra esas narraciones o que es
elaborada independientemente, a través de grabados, óleos, témperas o secuencias fotográficas.
La lectura de esas crónicas y relaciones nos da la medida del crecimiento y de la evolución de la
ciudad, registrando los cambios relevantes que en ella tienen lugar o, al contrario, la inercia y apatía
para resolver, a través del tiempo, los problemas que la aquejan.
Maria Margarita SEGARRA LAGUNES
Peu de villes en Amérique ont exercé un rôle aussi significatif que Veracruz pendant si longtemps sur les relations
entre le vieux et le nouveau continent. Une porte et un port à travers lesquels, pendant plus de quatre siècles, ont
passé les communications, le commerce, les nouvelles et les voyageurs qui se dirigeaient vers la capitale de la
vice-royauté de la Nouvelle-Espagne ou, au contraire, qui voyageaient vers l'Europe et la péninsule ibérique.
Veracruz est une partie intégrante des récits et des journaux de voyage des soldats, religieux, aventuriers, ex¬
plorateurs ou scientifiques, ainsi que de la documentation graphique qui illustre ces récits, ou qui est élaborée de
façon autonome, à travers des gravures, des peintures à l'huile ou à tempéra, ou des séquences photographiques.
La lecture des chroniques et des relations nous fait voir la mesure de la croissance et de l'évolution de la ville,
enregistrant les changements importants qui se produisent ou, au contraire, l'inertie ou l'indifférence pour ré¬
soudre, à travers le temps, les problèmes qui l'affligent.
Few cities in America have performed for so long time such a significant role in the relations between the old
and the new continent as Veracruz has. For over four centuries this gateway and port has seen pass through it
communications, commerce, news and travellers on their way to the capital of the Viceroyalty of New Spain or,
on the contrary, on their way to Europe or the Iberian Peninsula.
Veracruz has been the subject of the stories and travel diaries of soldiers, priests, adventurers, explorers or sci¬
entists, as well as of the graphic documentation that illustrate these accounts or that is prepared independently,
through engravings, oil and tempera paintings or photographic sequences.
Reading chronicles and stories are a measure of the growth and the evolution of the city, registering the relevant
transformations that took place in it or, on the other hand, the inertia and apathy to resolve problems that plagued
it through time.
Pocas ciudades en América han desempefiado durante tanto tiempo un papel tan significativo en las relaciones
entre el nuevo y el viejo continente como Veracruz, puerta y puerto a través del cual, durante mâs de cuatro
siglos, transitaron comunicaciones, comercio, noticias y viajeros dirigidos a la capital del virreinato de la Nueva
Espafia o, al contrario, hacia Europa y la Peninsula ibérica. Como tal, Veracruz forma parte intégrante de los
relatos y diarios de viaje de soldados, religiosos, aventureras, exploradores o cientfficos, asi como de la docu-
mentaciôn gréfica que ilustra esas narraciones o que es elaborada independientemente, a través de grabados,
ôleos, témperas o secuencias fotogrâficas.
La lectura de esas crônicas y relaciones nos da la medida del crecimiento y de la evoluciôn de la ciudad, re-
gistrando los cambios relevantes que en ella tienen lugar o, al contrario, la inercia y apatia para resolver, a través
del tiempo, los problemas que la aquejan.
Ciertamente son esas dificultades, asi como las condiciones poco salubres
del rio, las que sugieren, en 1599, acercar la poblaciôn a las costas frente a la isla
de San Juan de Ulua, en donde, para estas fechas, se habia dado inicio a la cons-
trucciôn del fuerte, como defensa de eventuales ataques de flotas extranjeras, y
se habian comenzado las obras para mejorar las condiciones del puerto, en el que
se usaban «gruesas cadenas de hierro en las amarras, con una ancla al lado de
tierra», ya que todo eso «apenas basta para asegurar bien los navios, por temor
de los vientos nortes que barren desde la costa de la Florida y a veces se han 11e-
vado barcos y casas y todo a la costa».6
La nueva (y actual) Veracruz se desarrollarâ, a partir de los primeros afios
del siglo XVII, con una traza de damero, circundada por murallas, asf como
lo establecian las Reaies Ordenanzas de Felipe II (1576) para la fundaciôn de
ciudades: calles rectilineas y una plaza mayor «que sea en cuadro, procurando
Panorâmica de Veracruz y Ventas de Buitrôn, con San Juan de Ulûa y la costa (segunda
mitad del siglo XVI).
que por lo menos tenga de largo una vez y media de su ancho» y hacia la cual
se debian asomar la sede del gobierno civil — el Ayuntamiento— y la iglesia
parroquial. Sin embargo, para la elecciôn del sitio no se tomaron en cuenta las
disposiciones que sugerian fundar las ciudades en lugares «levantados a donde
haya sanidad y fortaleza, y fertilidad y acopio de tierras de labor y pasto, lena y
madera y materiales, aguas dulces, gente natural, acarretos, entrada y salida».
En efecto, las Reaies Ordenanzas prescribian, en caso de que la ciudad se
encontrase en la costa, tener en consideraciôn la ubicaciôn del puerto y, sobre todo,
que se construyese en lugar, «si fuera posible, [que] no tenga cerca de si lagunas
ni pantanos en que se crien animales venenosos y corrupciôn de aire y agua».7
La reubicaciôn de la ciudad, promovida por el Virrey Conde de Monterrey y
condicionada por razones politicas y de orden econômico, ignoré, al contrario, las
condiciones geogrâficas poco adecuadas del sitio en el que se planteaba asentar
la nueva ciudad.
Es un yermo que solo hay en él unas ventas donde residen y asisten algunos vecinos
para dar de comer y hospedar a la gente de la mar y todo es de médanos y montes
de arena quel viento norte ques aqui muy furioso lo trae de una parte a otra como
en los desiertos de Libia y no hay aqui agua dulce sino solo una ciénaga encharcada
de agua muy gruesa donde bebe todo el ganado y bestias que hay en ella y los
bueyes, mulas y caballos que traen los carros y recuas que la huellan [...] y se
lava y enjabona la ropa en ella y se echan otras cien mil inmundicias ques cosa
muy perniciosa para la salud de los moradores y no hay lefia ni hierba y fuera
destos inconvenientes una légua destas ventas esta la isla de Sacrificios que tiene
un puerto capaz donde puede surgir una armada enemiga [. . .], y con très o cuatro
lanchas podrian desembarcar de noche sin ser sentidos ciento o ciento cincuenta
mosqueteros y quemar todo el lugar ques de tablas y robar todo el tesoro de vuestra
majestad [...]. 8
esta ciudad, conocida en todo el mundo por los grandes tesoros que por ella se
han embarcado para remitirse a Espana no corresponde en su capacidad, riqueza y
gentio a lo que deberia ser, pues siendo la puerta por donde pasan las mercancias de
Europa y el depôsito a donde van los tesoros de todo el Reino, parece que debia ser
de las mas hermosas, grandes, ricas y pobladas de la Nueva Espafia.
la plaga de mosquitos es tan grande que obliga a ponerse debajo de los mosquiteros
aun de dia, siendo sus picadas tan ponzonosas que causan inflamaciôn y mucha
ardencia. En todas las estaciones los hay, pero en la del verano es cuando el aire se
puebla de ellos, formando nubes densas, que no solo maltratan con las picadas, sino
introduciéndose por los sentidos.17
Son très las causas principales que en las ciudades populosas de esta costa determinan
la existencia de la calentura amarilla o sea el vômito prieto, a saber: el calor intenso,
la inmediaciôn a puntos cenagosos y la aglomeraciôn de individuos no aclimatados;
pero es preciso que vengan juntamente las referidas causas, pues faltando una de
ellas ya no existe la epidemia. En llegando el sol por el mes de mayo al cenit de
estos paises, [...] entonces es cuando se va desarrollando el germen del vômito;
sigue creciendo la intensidad del mal hasta octubre y desaparece en noviembre. Por
el mismo tiempo, el agua llovediza inunda la tierra, formando pozas [...]; queda
luego saturado el aire con vapores absorbidos por los rayos de aquel sol vertical, y
estos vapores son los que llevan los miasmas morbificos de los terrenos anegados
y de la descomposiciôn de los vegetales corrompidos. Si en aquella época vienen
a respirar aquel aire pestifero algunos forasteros imprudentes, los hiere como el
rayo [...]. Suele a veces suceder que durante los estragos del vômito en Veracruz,
viene el norte a traer la paz de Dios a los desgraciados a quien va diezmando cada
dia: mientras dura este viento se refresca sobremanera la temperatura, y da tregua
la muerte con sus golpes.19
Sin embargo, ese viento benéfico, que parecia en los meses del verano
el unico remedio milagroso contra el calor y las enfermedades, en invierno se
convertia — y todavia sigue convirtiéndose — en el principal enemigo de la ciudad,
soplando con una tal fuerza que destruia no solo los edificios mas fragiles, sino
también las construcciones mas resistentes, como las murallas, que, en repetidas
ocasiones, tuvieron que ser reconstruidas después de los huracanes. Ademâs, los
vientos del norte volvian el mar y el puerto literalmente inaccesibles:
cuando viene el norte, nada puede dar una idea de su violencia: sopla en terribles
râfagas levantando torbellinos de arena que penetran en las habitaciones mejor
protegidas [. . .] Los barcos regresan y son encadenados, los navios multiplican sus
anclas, el puerto se vacia, todo movimiento se suspende y la ciudad parece desierta
e inhabitada.20
En esos momentos,
toma Veracruz un aspecto rarisimo; se cierran y atrancan todas las puertas y venta-
nas [...]. Deslizanse por las paredes de las casas los que tienen precision de salir a la
calle, cuidando de sus sombreros y capas en las bocacalles, por tener que defenderlos
contra los torbellinos, que se los van llevando; se embravece y brama el mar; las
espumosas olas se agolpan en la costa y vienen con sordo ruido a estrellarse en la
playa, cubriendo con torrentes de espuma el muelle y aun, a veces, arrojândose por
la muralla, inundan la plazuela de la Aduana.21
en figura redonda, a excepciôn de la parte que esta unida contra el suelo, que es
llana. Empieza pequena, a modo de un hongo y en breve tiempo crece, guardando
siempre la figura con alguna mas extension, de suerte que llegue a tener dos pies o
très de diâmetro.33
Para el uso comun, la gente debia conformarse con el agua que escurria
de las dunas o del arroyo Tenoya; el abastecimiento hidrico para el consumo
en las casas se efectuaba por medio de aljibes, albergados en los patios de las
casas y de los grandes edificios, como la cisterna alojada en el patio central de
San Juan de Ulua, para uso de la guarniciôn militar que ahi residia. Los aljibes
son mencionados y descritos en detalle por el baron ruso Wrângel, encargado de
desempenar misiones diplomâticas en territorio mexicano hacia 1836:
de los techos pianos de las casas el agua de las lluvias escurre a un depôsito embal-
dosado, parecido a un pozo. Ahi se conserva para todo el resto del ano. Dicen que
cada dia que transcurre se pone mejor, siempre y cuando no penetren los rayos del
sol al pozo.37
una grande actividad en el muelle: multitud de botes, canoas y chalupas estaban an-
cladas a los costados, embarcando verdura, carnes y barriles de agua [...]. Ya era un
grupo de oficiales de la Marina de Guerra con sus cachuchas y sus lucidos uniformes
azules; que se paseaban a lo largo; ya un grupo de franceses que charlaban; ya los
marineros italianos de la Duca di Ferrara, rechonchos y colorados, jugando en un
bote que empujaban las olas con violencia [. . .] en fin, era un rumor sordo de pala¬
bras de todos los idiomas, un ruido de los fardos que se echaban a tierra, un mur-
mullo de los remos, una confusion agradable que apagaba por instantes una ola
que enojada se rompia en los costados del muelle, arrojando sobre los concurrentes
copos de blanca espuma.42
platos, sino que, como es compuesta de pasajeros, militares y marinos, toda gente de
buen humor rien, beben y comen alegre y precipitadamente, y el guirigay italiano,
francés, inglés, alemân y espafiol, es espantoso.43
Nada hay comparable a este panorama magnifico. Las murallas, las casas, las cu¬
pulas de las iglesias parece que estan edificadas sobre el verde cristal de las aguas
y el flujo y reflujo de la mar les comunica cierto reflejo fantastico, cuyo prestigio
B. Salandre, Tipos populares de Veracruz principios del siglo XIX. Arriéras de Veracruz.
hasta ahora solo han sido visitadas estas magnificas regiones por algunos viajeros
que carecian de una preciosa y larga experiencia de las artes, y cuyas ocupaciones
cientificas no les permitian espacio para perfeccionar su talento de paisajistas [...].
El ùnico medio de fijar el carâcter de las comarcas lejanas en paisajes concluidos, a
la vuelta de un viaje, es bosquejar luego de observadas las escenas de la Naturaleza.
Los esfuerzos del artista serân mâs provechosos aun si, poseido de emociôn sobre
los lugares mismos, hace un gran numéro de estudios parciales [...]. 47
las obras del puerto significaron también el sacrificio de una parte de la memoria
histôrica de la ciudad, con la demolition de las murallas, que, en la mentalidad
de la época, constituyô el acto simbôlico de ruptura con el pasado, la serial del
renacimiento de la ciudad, que se levantaba «como Lâzaro de su tumba»:
■ Notas
52. Obras del puerto de Veracruz en 1882, con prôlogo de Leonardo Pas-
quel, réédition en ocasiôn del 450 aniversario de la fondation de la Ciu-
dad de Veracruz (México: Citlaltépetl 1968) p. 79.
53. Ludovic Chambon, Un gascon en México (México: Conaculta, 1994)
p. 127.