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Maivé

Traduction littéraire Français I - calendrier spécial quarantaine avril 2020

Travail écrit 1 – Remise : le 13 avril


1) Point pratique :
- Préparation de la traduction de l’extrait de l’ouvrage Ni d’Ève ni d’Adam. Après la
lecture de l’ouvrage, cherchez des renseignements sur le style et sur l’écriture de
l’auteure et faites une présentation d’environ une page.
- Traduisez le texte d’Amélie Nothomb (pages 12 à 15)
- Faites un rapport de votre processus de traduction lié à vos difficultés de
compréhension du texte source, s’il y en a eu (problèmes lexicaux, morpho-
syntaxiques, sémantiques, pragmatiques).
- Faites une liste bibliographique de la bibliographie/sitographie consultée.

2) Point théorique de réflexion sur la pratique :


- À partir de la lecture du chapitre 2 de l’ouvrage d’Antony Pym (le paradigme de
l’équivalence), avancez vos idées sur les théories de l’équivalence qui sous-tendent vos
choix de la traduction faite.

1.
-Le style d’Amélie Nothomb se caractérise par l’accumulation de phrases courtes et
simples, et l’incorporation de dialogues en style direct, qui rendent la lecture facile et
rapide.
Pour quelques auteurs, comme Behiels (2001), Nothomb utilise un style
humoristique et ironique lié aux contrastes entre formalité et informalité. Cela est mis
en scène, par exemple, par l’utilisation, par la protagoniste, de phrases ou d’un lexique
formel ou « intellectuel », dans des contextes informels et quotidiens. Tandis que pour
nous, cela ne comporte pas de trait humoristique mais d’une pédanterie qui
caractérise la protagoniste.
Le personnage est montré comme une personne supérieure au reste, aux
lectrices.lecteurs, en plus. Elle utilise des phrases vues comme « cultivées », qui peut-
être fonctionnent comme des références littéraires. Ces références ne doivent pas être
comprises par tout le monde, mais par les personnes de son même «  niveau
intellectuel ».
Une autre marque de l’écriture de l’auteure, qui est fortement liée à la pédanterie,
est la violence éprouvée par Amélie Nothomb, le personnage. Cette violence est
perçue dans l’élection du lexique et des phrases explicites et implicites qui conforment
le texte.
En outre, les textes de Nothomb sont remplis d’affirmations attribuées à la
narratrice qui ont le caractère de grandes vérités, et qui elles aussi, contribuent au
style pédant caractéristique de l’auteure.
L’histoire des romans Stupeur et tremblement et Ni d’Ève ni d’Adam tourne autour
des épisodes exotiques de la vie de la protagoniste au Japon. Cela génère des
situations où l’auteure inclut des mots en japonais, mais elle tient en compte la.le
lectrice.lecteur avec l’introduction des traductions ou des explications.

- El sábado a la tarde, vi llegar delante de mi casa un ostentoso Mercedes blanco,


tan limpio que brillaba al sol. Mientras me acercaba, la puerta se abrió
automáticamente. El conductor era mi alumno.
Mientras atravesaba Tokio, me preguntaba si la profesión de su padre no
disimularía su pertenencia a la Yakusa, de la cual el Mercedes era el vehículo típico.
Guardé mis preguntas para mí. Rinri manejaba sin hablar, concentrado en el intenso
tráfico.
De reojo, observaba su perfil, recordando las palabras en neerlandés de Christine. A
mí nunca se me hubiera ocurrido encontrarlo lindo si mi compatriota no me lo hubiera
dicho. Además, no estaba segura de que lo fuera. Aunque la rigidez de su nuca rapada
y la absoluta inmovilidad de sus facciones no carecían de una distinción impresionante.
Era la tercera vez que lo veía. Llevaba siempre la misma ropa: jeans azules, una
remera blanca y una campera de gamuza negra. En los pies, zapatillas de astronauta.
Su delgadez me impresionaba.
Un auto lo encerró. No contento con su infracción, el conductor bajó y lo llenó de
insultos. Mi alumno, calmadamente, se disculpó profundamente. El maleducado se
fue.
-¡Pero él estaba equivocado! Exclamé.
-Sí, dijo Rinri con tranquilidad.
-¿Por qué se disculpó?
-No conozco la palabra en francés.
-Dígala en japonés.
-Kankokujin.
Coreano. Entendí. Sonreí internamente por el amable fatalismo de mi alumno.

Hara vivía en un departamento microscópico. Su amigo le dio un enorme envase de


salsa de Hiroshima. Me sentí desubicada con mi pack de cerveza belga que, sin
embargo, fue bienvenida con una curiosidad sincera.
Había ahí un tal Masa que cortaba el repollo en láminas, y una joven
estadounidense llamada Amy. Su presencia nos obligó a hablar en inglés, lo que me
hizo odiarla. Me desagradó aun más cuando entendí que la habían invitado con la
esperanza de que me sintiera cómoda. Como si yo fuera a sufrir por ser la única
occidental.
Amy creyó oportuno explicarnos cuánto sufría su exilio. ¿Lo que más extrañaba? La
mantequilla de maní, dijo ella seriamente. Cada una de sus frases empezaba por “En
Portland…”. Los tres muchachos la escuchaban amablemente aunque evidentemente
ignoraban sobre qué costa estadounidense se situaba ese pueblucho y no les
importaba. En cuanto a mí, odiaba el antiamericanismo primario, pero después
reflexioné que prohibirme odiar a esta chica por este motivo constituiría una forma
inmunda de antimericanismo primario: por lo tanto me permití un odio natural.
Rinri pelaba jengibre, Hara los camarones, Masa había terminado de atomizar el
repollo. Yo en mi cabeza le agregué la salsa de Hiroshima, y exclamé, cortando a Amy
en el medio de una frase sobre Portland:
-¡Vamos a comer Okonomiyaki!
-¿Lo conoce? Se sorprendió mi anfitrión.
-¡Era mi plato preferido cuando vivía en Kansai!
-¿Vivió en Kansai? Preguntó Hara.
Rinri no le había dicho nada. ¿Habría entendido alguna palabra de lo que yo le había
contado durante la primera lección? De repente agradecí la presencia de Amy que nos
obligaba a hablar en inglés y expliqué mi pasado japonés con un temblor en la voz.
-¿Tiene usted la nacionalidad japonesa? Preguntó Masa.
-No. No alcanza con haber nacido acá. Ninguna nacionalidad es tan difícil de
adquirir.
-Puede obtener la estadounidense, comentó Amy.
Para no cometer un desliz, cambié rápidamente de tema de conversación:
-Quisiera ayudar. ¿En dónde están los huevos?
-Por favor, usted es mi invitada, dijo Hara, siéntese y juegue.
En vano miré alrededor de mí buscando un juego. Amy vio mi desconcierto y se
empezó a reír.
-Asobu, dijo.
-Sí, asobu, to play, ya sé, respondí.
-No, no sabe. El verbo asobu no tiene el mismo sentido que el verbo to play. En
japonés, desde el momento en que salimos de trabajar, eso se llama asobu.
Entonces era eso. Me enojó que fuera una ciudadana de Portland quien me lo
enseñara, e inmediatamente me lancé a la pedantería con el fin de ponerla en su lugar:
-I see. Entonces corresponde a la noción de otium en latín.
-¿Latín?, preguntó Amy, aterrorizada.
Encantada con su reacción, comparé otium con el griego antiguo, sin escatimar en
etimología indoeuropea. Iba a ver lo que era una filóloga, la nativa de Portland.
Una vez que la aplasté, me callé y empecé a jugar, a la manera del país del sol
naciente. Contemplé la preparación de la pasta de los crepes, y más tarde la cocción de
los okonomiyaki. Ese aroma a repollo, camarones y jengibre crepitando juntos me
condujo dieciséis años atrás, a la época en que mi dulce niñera Nishio-san me
preparaba cuidadosamente la misma delicia, la cual nunca había vuelto a comer.
El departamento de Hara era tan pequeño que ningún detalle se me podía escapar.
Rinri abrió el envase de salsa de Hiroshima siguiendo la línea punteada y lo dejó en el
centro de la mesita. « What’s that ? » se quejó Amy. Tomé el envase y respiré con
nostalgia ese perfume de ciruela amarga, vinagre, sake y soja. Parecía que me estaba
drogando con el tetrapack.
Cuando recibí mi plato de crepe relleno, perdí mis aires de civilización, le puse salsa
sin esperar al resto y ataqué.
Ningún restaurant japonés del mundo propone esta cocina popular tan emotiva, a
la vez tan simple y tan sutil, tan sencilla y tan sofisticada. Tenía cinco años, nunca me
había alejado de las faldas de Nishio-san y gritaba, el corazón roto y las papilas
gustativas en trance. Destruí mi okonomiyaki, los ojos mirando la nada, gruñendo de
placer.
Fue cuando terminé de comer que vi que los otros me miraban con amable
desagrado.
-A cada país sus costumbres en la mesa, balbucié. Acaban de descubrir a las belgas.
-Oh my God ! Exclamó Amy.
Esta podía hablar. Lo que fuera que masticaba, parecía que se tratara de chicle.
Mi anfitrión tuvo una reacción que me gustó más aun: se apuró para prepararme
otro crepe.
Tomamos cerveza Kirin. Yo había llevado Chimay, la cual hubiera quedado extraña
con la salsa de Hiroshima. Las cervezas asiáticas son ideales para la comida.
No sé de qué hablaban los invitados. Lo que estaba comiendo acaparaba todo.
Estaba viviendo una aventura de la memoria de una profundidad tan conmovedora
que no era necesario compartirla.
A través de una niebla emocional, me acuerdo que seguidamente Amy propuso un
Pictionary y que jugamos, en la acepción occidental del verbo. Ella no tardó en
arrepentirse de su idea: los japoneses son mucho mejores dibujando conceptos. La
partida se desarrollaba entre los tres japoneses, mientras que yo digería en éxtasis y la
estadounidense perdía gritando de enojo. Agradeció mi presencia ya que yo jugaba
aún peor que ella. Cada vez que era mi turno, dibujaba en el papel algo que parecía
papas fritas.
-Come on ! gritaba ella, mientras que los tres muchachos ocultaban cada vez menos
su risa. Fue una noche excelente, al final de la cual Rinri me llevó de vuelta a mi
departamento.

- Premièrement, quant au lexique, j’ai eu des difficultés avec la définition de


quelques mots ou phrases, comme « faire une queue de poisson ».
En plus, les mots comme « rustre » ou « idiote » m’ont posé des difficultés. J’ai
choisi d’omettre la marque discriminatoire qu’elles emportent et d’utiliser des mots
moins marqués, car, selon moi, ce sentiment de haine n’avait pas de justificatif dans le
texte.
Deuxièmement, l’accumulation des phrases courtes sans liens qui me paraissait
naturelle en version originale, quand j’ai fait la traduction en espagnol, elle ne me
sonnait pas bien formulée.

- Sitographie consultée :
linternaute.fr
larousse.fr
diccionario.reverso.net

2.
Premièrement, par rapport aux mots empruntés utilisés par la narratrice, dont leur
définition n’est pas dans l’original, dans ma traduction, j’ai décidé de les laisser pareils.
Car je crois qu’ils ne font pas à la trame mais qu’ils fonctionnent comme une manière
de renforcer le style de dialogue (par exemple, dans la scène où il apparaît Amy). Dans
le cas des mots en japonais qui sont expliqués dans l’original, j’ai laissé le mot et ajouté
l’explication.
De même pour les mots comme « yakusa » et « Mercedes ». Ils ne sont pas
expliqués, et j’ai choisi de ne pas les expliquer non plus, car je comprends que ce sont
des mots qui font partie de la culture populaire, donc ils peuvent être compris, ou
recherchés facilement.
Deuxièmement, le mot « américaine » pour faire référence à une personne
originaire des États-Unis, je l’ai changé par « estadounidense » qui est, selon moi, plus
courant en espagnol rioplatense que le mot « americana ». Ainsi j’ai approché
l’écrivaine au lectorat, en tenant compte du contexte d’arrivée.
Troisièmement, l’expression « faire une queue de poisson » je l’ai traduit par un
seul mot « encerrar » pour qu’il soit compris dans le sens du concept qui est transmis
dans l’original. J’ai tenu compte de l’équivalence référentielle.
Finalement, j’ai changé les mots discriminatoires comme « rustre » (par
« maleducado ») et « idiote » (par « desubicada ») par des mots avec un référent
similaire mais sans l’ajout violent des mots originaux. Celle-ci a été une décision
politique, en comprenant la responsabilité que j’ai comme auteure de la traduction.

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