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RSIDAD JAVERIANA
FACULTADDE ·_
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RlfLING BARRAGÁN Y
13 DE AGOSTO DE 1997 •
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CAPÍTULO!
''De la Cuádruple Raíz del Principio de Razón Suficie11te'' dentro del marco de la obra filosófica de
Schopenhauer - Kant, Reinhold y Fichte: bases de su episiemoiogía-La representación, el sujeto,
y el objeto. El principio de razón suficiente.
CAPÍTULO II
CAPÍTULO V
Naturaleza de esta clase de rl�presentaciones-Falacia del 'conocer del conocer -sujeto volente Ley
de la motivación.
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CAPÍIULOVI
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CONCLUSIONF.S DE LA CUADRUPLE RAIZ ......................................................... 52
CAPÍIULOVIl
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APÉNDICE A
Resumen-Conferencia.
APÉNDICEB
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Santaié de Bogotá, 13 de agosto de 19'J7.
Dr Manuel Dominguez.
Decano de la Facultad de Filosofía.
Pontificia Universidad Javeriana.
Ciudad.
Estimado Manuel:
Atentamente •
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INTRODUCCIÓN
disertación doctoral. Los métodos que he asumido para esta investigación han
conocido, en extremo árido, y sin duda, el menos atractivo de los ensayos que
dentro de la misma obra, al mismo tiempo que valoro aquellos que podrían ser de
contemporáneas.
base ningún trabajo anterior. En segundo lugar, se basa en la edición de las obra�
profusa erudición (2,500 ítems), lo cual es una ayuda de inapreciable valor para este
ayuda o alguna similar. En cuarto y último lugar, esta edición cuenta también con
las traducciones de las citas en latín, italiano, y francés, que Schopenhauer nunca
con unas versiones en alemán que nos han servido de apoyo para contrastar la
está mejor acabada. Ovejero y Maury también ha traducido la Cuádruple Raíz, pero
3
Parerga y Paralipomena. Con ello, malogra en algún sentido la Cuádruple Raíz, pues
esta tesis doctoral es un trabajo independiente. Por lo mismo, debería ser
Por último, he de señalar que las obras de Bryan Magee y Copleston, aunque ya
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4
CAP1TutOI
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''De la C11ádr11ple Raíz del Pri11dp;o de Razór1 S1ifide11te'' dentro del n1arco de la obra filosófica de
Sd1ope11l1a11er-Kant, Rei11l1old, y Fiditc: bases de s11 episte111ología-La representació11, el sujeto, y
el objeto-El prirrcipio de razóri srificie11te.
l. De la Ci�ádruple Raíz del Principio de Razón Suficiente (1813) fue la tesis doctoral
de Schopenhauer, obra con la cual inicia su portentosa e innovadora actividad
filosófica. Este tratado constituye el reqt1isito indispensable al abordar y
comprender su obra capital El Mundo como Voluntad y Representación.
Schopenhauer no sólo solicita la previa y atenta lectura de su trabajo doctoral1,
sino que hace constante referencia a ella a lo largo de toda su obra posterior. La
traducción que conocemos de la Cuádruple Raíz corresponde, sin embargo, a la
segunda edición, aparecida en 18472. Esta edición contiene importantes adiciones,
las cuales permiten un mejor acoplamiento a la doctrina principal expuésta en El
relación a Fichte, Schelling, y sobre todo Hegel; las mismas configuran una nutrida
y cwiosa colección de polémicas e invectivas que vendrían más bien a tono en una
1 Ya en el prin1er prefacio que corresponde a Ja primera edición del .1.\41111do co1110 Vol11nlnd y
Repre.se11t11ció11, Schopenhauer demanda del lector el conocimiento de su tesis doctora). ..1Sin una
familiarización con esta introducción y propedeúticar es bastante imposible entender el presente
trabajo (refiriéndose al lvt1111do co1110 Vol1111tad y Representació1i] propiamente, y el tema esencial de
aquel ensayo esta siempre presupuesto aquí co1110 si est11viese i11cluido ett el libro. Ade111ás, si esta ''º
l111biese precedido este trabajo por alg111ios a 1ios1 110 seria p11esto dela1Jtr de este co1110 11na i1itrodilcdón,, si110
q11e l111biese sido iricorporado e11 el pri111er libro, ya qrre este libro carece de lo qire ft1e dicl10 e1i aq1rel eiisayo,...
''. Las cursivas son mías; con ellas he querido hacer énfasis en una de mis LTttenciones con respecto
a este trabajo: hacer realidad lo que solo fue una posibilidad para Schopenhauer, la integración de
su tesis doctoral con el primer libro de su Op11s Magnr1111, El Mztndo 001110 Vol11ntnd y Representadmi.
2 Las ediciones de la tesis doctoral de Schopenhauer no utilizan como base la primera edición de
esta tesis (1813), sino la segunda (1847). Esta segunda edición fue escrita después que
Schopenhauer publicó su obra principal, El lv'l1111tto ro1110 Vol1111lad y Represent•idón, conteniendo
muchas adiciones y modificaciones. En esta segunda edición es más dificil conocer el pensamiento
original de Schopenhauer; en cierto modo, en ella su pensamiento aparece algo oscurecido. Es más
fácil extraer la línea original del pensamiento de Schopenhauer de la primera edición. Sin
embargo, solamente nos es conocida esta segunda edición, debido a que, principalmente, el propio
Schopenhauer aconsejó que sólo se publicase ésta, la cual se presenta en mayor armonía con su
obra principal (Apuntes de la conferencia dictada por el padre Hara1d Schondorf SJ. En adelante
AP).
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5
obra de �.&i carácter historiográfic<>3. Por esta razón, gran parte de mi labor en
algunos suplementos del tomo II, del mismo trabajo. Sin embargo, mucha� otras
expuesto origina1mente por Kant. En ella, las tesis originales del ilustre maestro de
3
En su tan conocida y célebre Historia de la Filoso/fa, tomo VII, en la primera sección que
corresponde al tratamiento de la filosofía de Schopenhauer, el padre Copleston hace una atinada
ohse1"Vación al mencionar el carácter histriónico que pueden suscitar e;tas invectivas en los
presentes lectores. Esta observación es también pertinente por el hecho que el talante sarcástico de
estas invectivas ha provocado una indebida apreciación de la obra de nuestro filósofo por parte de
algunos profesionales de la filosofía. Con la supresión de las mismas he querido contribuir a una
justa consideración de lo que Schopenhauer ha expresado con valor y objetividad, lo cual ha sido
empañado, de manera indirecta, por la valoración negativa que tales comentarios producen en sus
críticos. Sin embargo, los rasgos satíricos que aparecen en la C11ádr11ple Raíz no han de atribuirse
exclusivamente al talante de la personalidad de Schopenhauer. Ha de tomarse muy en cuenta que
el humor irónico con que Schopenhauer ornamenta su obra filosófica no es una particularidad
única y exclusiva de este autor, sino que es una propiedad comím que comparte con el Zeitgeist del
romanticismo. El mismo humor agresivo e irónico permea la obra de Kierkegaard y está dirigida
contra un mismo enemigo, Hegel. Posteriormente1 Nietzsche se convertirá en el epítome del furor
irónico en la literatura filosófica alemana durante el siglo XIX. El profesor Manuel Maceiras, en su
libro Sd1openl1a11er y Kierkegaard: Senti111iento y Posió111 nos confirma el hecho del humor y la ironía
como rasgos particulares del romanticismo en filosofía (SK 32-34) .
.e 'fal propuesta había sido ya sugerida al propio Schopenhauer por su discípulo Julius
Frauenstadt En una traducción de Leopoldo Eulogio Palacios, encontramos lo que Frauenstadt
había comentado en relación a las invectivas del filósofo: ''Cuando Schopenhauer trabajaba en la
�-runda edición de Ln C11tfdr11ple Raíz del Principio de Razó11 S1ificiente me dijo que en la nueva
•••
edición de su obra iba a dar su merecido a los profesores de filosofía, Yo le aconsejé desechar por
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completo las inveztivas de sus obrcts objetivas...con lo que conseguiría no adulterar...su obra
dentifica,..."(CR 12-13). Este, parece ser, es el primer precedente de un intento por suprimir de la
Cuádn1ple Raíz todas estas polémicas.
6
planteamiento de Kant: sólo los fenómenos nos son conocidos, sólo el mundo del
encontramos elementos que provienen de las facultades cognitivas del sujeto; estos
elementos son el tiempo, el espacio, y las categorías. Los mismos conforman los
según Kant, el acceso a estos supuestos objetos es aun posible a ·aavés de la razón
que pusiese en conexión a la razón practica con la teórica. Los intentos de Kant
ello, algunos pensadores que siguieron a Kant quisieron explorar mejores bases
para establecer esta raíz común. Uno de estos pensadores fue Karl Leonard
consciencia del cual tiene que partir el análisis filosófico. Además, analiza nuestra
objeto; todo pensamiento es, por un lado, representación de un sujeto y, por otro
diferencias que existe1t entre Scho penhauer y Kant en relación a la noción de objeto como
representación. Estas se detallan con rigor y considerable extensión en el tan famoso apéndice de
7
la segunda edición del M1111do c.01110 Vol111ilad y Representación, ''Critica a la Filosofía Kantiana''. En
este apéndice, Schopenhauer aboga por una interpretación berkeliana de Kanl
ó Parcialmente, AP.
7 Claro está que una aserción de esta índole, tan fundamental y dogmática, encuentra inmediata
oposición por parte de ciertos críticos. Por ejemplo, 1 Vecchiotti, en su libro Qilé Ira didro
verdadera111e1zte Scl1ope1zl1a1rer menciona el caso del critico italiano Martinelti para quien el principio
del cual parte Schopenhauer "'El mundo es mi representación'' es una verdad solamente simple y
e'\ridente en apariencia, pues exige luego un complejo y riguroso análisis de sus diversas e
inherentes formas (p. 107). Esto es muy cierto; el término ''representación'' no se puede entender
de un modo unitario o unívoco, sino que demanda una comprensión múltiple, semántica y
ontológicamente hablando. En este concepto pueden hallarse hasta un total de oclio sentidos, todos
ellos relacionados muy estrechamente entre sí, con Ja excepción del último: 1) Como acto de la
ronsde11da en ge1JeTal; 2) Como acto de la co11scienda en partia1lar, es decir, como representación
empírica o percepción, abstracción, e intuición pura; 3) Como for111a de la recepdó11 cognitiva
(sensibilidad, entendimiento, y razón); 4) Comofon11a del objeto en aianto tal, esto es, como percepto,
concepto, espacio, tiempo, y objeto de la volición 5) Como la 11nidad relado11al entre el sujeto y el
objero; 6) Como prod11cto del cerebro o el entendi111iento 7) Como #'objeto de la experiencia y de la cienciti'
8) Como ''objeto del arle''. En general, el sentido principal de ''representación'' que usa
Schopenhauer es el de "'representación empírica o intuitiva''. Como se puede apreciar, la
·.
••Et mundo es mi representación'': esta verdad es aplicable a todo ser que vive y conoce,
denlostrado que él no conoce un sol ni una tierra, sino únicamente un ojo que ve el sol y una
111ano que siente el contacto de la tierra; que el mundo que le rodea no existe más que como
representación, esto es, en relación con otro ser, aquel que le percibe, o sea, él mismo (MVR 1,.
n.I).
manifiesta dos posiciones fundamentales: por una parte, expresa una posidón
idealista, la cual afirm a que conocemos una cosa únicamente en cuanto es nuestra
sorprenderltemente, una postura matcn·atista. '' ... él no conoce un sol ni una tierra,
sino únicamente un ojo que ve el sol y una mano lJUe siente el contacto de la tierra''.
La posición idealista es aquí incorporada a los órga.i,os de la percepción, al ojo y la
materialista.
objeto, que se encuentra en el tiempo y el espacio; la otra, el sujeto, que está fa.era
re?resentación no es de suyo algo ''simple y evidente para todo ser que vive y coraoce y una verdad
que apenas necesita una demostración'', según las declaraciones del propio Schopenhauer al inicio
de su Op1l5 Magnu111.
s Sensu stricto, objeto y sujeto e11 ge1reral son sólo abslTacciones; sólo existen sujetos y objetos
parlia1Iares. ···El mundo como representació� el mundo objetivo, tiene de esta manera, por así
decirlo, dos polos, a saber, el sujeto cognoscente puro y simple, sin las fo1n•as de su conocer, y la
1ílateria cruda, sin forma ni cualidad. Ambos son absolutamente incognoscibles; el sujeto, debido a
que es aquello que conoce; la materia, debido a que sin forma ni cualidad no puede ser percibida.
Sin embargo, ambos son las condiciones fundamentales de toda percepción empírica. Así, el sujeto
cognoscente, meramente en cuanto tal, el cual es una presuposición de toda experiencia, permanece
en oposición, como su clara contraparte, a la cruda, informe,... materia inerte. Esta materia no es
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es decir, de 111\a subjetividad que no se identi6ca con un objeto entre los objetos
que el mundo. Este sujeto no puede ser conocido (pr«isamente
del sujeto, sin llegar al conocimiento del objeto". Schopenhauer alega como
argumento de esta limitación recíproca# que el tiempo, espacio, y causalidad son
fotntas Jel sujeto y del objeto, siendo ambas lo común. o el límite entre lo subjetivo
dada en ninguna experiencia, sino que es presupuesbl en cada �a. Este sujeto no está en el
tiempo, ya que el tiempo es �mente la form• mis dittda de todo su represenw. La maleri�
y.aciendo ante el sujeto, es, de acuerdo a esto, ete.1-., impereceder� permanece en todo tiempo;
pero. propWnente hablando, no es e).1endid-. ya q_ue la extensión da form� y por consiguienle [la
m•tii� en cuanto Ql] no es espKial. Todn bts demis cosas están envueltas en un constante surgir
.)7 clesap.Arecer, mientras que aquellos dos constituyen los polos estíticos del mundo como
representación.. Por consiguiente, podemos considern la pau1a.nenda de la materia como el reflejo
de la ink!11tpomidild del sujeto puro, que es simplemente tomado como la condición de todo
objeto. Ambos perter-<.'Cen al fenómeno, no a la cosa en si; pero ellos son el marco del fenómeno.
Ambos son descubiertos solamente a l!'a""és de la ahstr.cción; no son dados inmediatamente, puros
�., por si mismos (MVR n Cap. t p. 15)
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Lo expuesto en este pá11afo y el anterior son observacianes particulares del P. Schl\ndorf.
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sujeto. Cada uno de ellos es lo que es por medio del otro. La conelación que
vincula al sujeto y la representación es, además, irreversible, pues el sujeto no es ni
puede llegar a ser representación, al igual que esta no es ni puede ser sujeto. Todo
que conocida per se. De esta manera, el sujeto viene a ser como una suerte de
aunque distinguible, de un sujetoll. '' ... [C]on el sujeto es puesto a la vez el objeto
(pues sino la palabra no tendría significación) y del otismo modo, con el objeto, el
sujeto... ''(CR 204). ''Ser objeto para el sujeto y ser nuestra representación, es lo
mismo. Todas nuestras representaciones son objetos del sujeto, y todos los objetos
to Decimos que el sujeto es cond�ción de posibilidad de la experiencia e1i general, ya que no se han
especificado aún las formas cognoscitivas que este sujeto tiene para confonnar la experiencia o
tealidad. Estas for111as son la de espacio, tiempo, }' causalidad, las cuales serán expuestas en su
correspondiente lugar dentro de este trabajo.
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s como no puede haber u1a objeto sin un sujeto, nopuede existir un sujeto sin un objeto, es
decir, un cognoscente sin algo diferente a aque) cognoscente. Una conciencia que fuese completa y
enteramente pura inteligel'-:ia es imposible, ya que toda conciencia consiste en conocer, pero todo
conocer requiere un cognoscente y un conocido. Por consiguiente, no puede hallarse
autoconciencia, sino hubitse en esta un conocido opuesto y diferente al cognoscente'' (MVR 11, Cap.
XIX, p.202) E n palabras de Bryan Magee, ��Hume fue el primer filósofo en darse cuenta claramente
.
que si buscamos dentro de nosotros mismos por aquel sujeto percipiente del cual estamos t.an
fácilmente inclinados a tomarlo como nosotros mismos, nos encontramos ante toda una serie de
objetos de Id. consciencia -pensamientos, sentimientos, imágenes, sensaciones, y el resto- pero nunca
ante ninguna entidad separada de aquellas que tiene el EI sujeto nunca es capaz de aparecer como
..•
del sujeto son nuestras representaciones (CR 59)''. La unidad bifacia1 sujeto
representación está, por otra parte, reJacionada indisoluble y esencialmente al
c ente, nihil est sine ratione cur potius sit, quam non sit12,
4. El principio de razón sufii
fue formulado por primera vez de manera explícita y formal por Leibniz13. Según
Schopenhauer , los filósofos, desde la antigüedad hasta su época, han tratado el
principio de razón suficiente de una manera demasiado vaga y aún equívoca; esta
vaguedad y error en su tratamiento, se ha debido a que no se han especificado los
distintos modos o acepciones en que puede abordarse tal prindpiot.i. '' A1mque se
le ha propuesto de una manera general desde hace tiempo y muchas veces, se ha
descuidado la separación de sus muy diversas aplicaciones, en cada una de las
cuales obtiene una significación diferente y que delatan su procedencia de
diferentes facultades cognoscitivas''(CR 30). Esto último es clave para entender la
intención que tiene Schopenhauer en relación a su tratamiento del principio de
razón: él quiere demostrar que este principio se origina en varias facultades
cognoscitivas. De ello, se seguirá que las distintas significaciones o aplicaciones y
la necesidad inherente a este principio son tan múltiples, ''como las fuentes del
principio nlismo'' (CR 31).
12
Schopenhauer adopta provisionalmente esta definición de Wolff, ''por ser la más general'' (CR
33).
13 En el primer apéndice a este trabajo de grado, he anexado una conferencia de Heidegger con
respecto al principio de razón suficiente. Hay ciertas anotaciones en relación a Leibniz.
. . .
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12
las causas con las razones, e incluso han habido quienes identifican y asimilan las
14
''Los diversos errores cometidos por IC!S filósofos de las distintas escuelas dependen de tal o cual
confusión en la aplicación de las formas del principio de razón, o también, en general, de la no
inteligencia de la moría general de la representación''(V 17)
is Según Schopenhauer, las primeras formulaciones del principio de razón, más que todo en su
acepción de causa, son halladas en Platón y Aristóteles. ''Platón y Aristóteles no lo proponen aún
como un principio fundamental; pero con todo lo expresan muy a menudo como una verdad
evidente de suyo'' (CR 33). En relación a Platón, Schopenhauer alude a un pasaje en el Ti111eo (302);
En Aristóteles, la Metafísica (lib. IV, c.I) y los Posteriores A11alíticos (11, 11).
16
Entre los filósofos antiguos, por el fragmento citado, quiz.á sea la instancia más representativa
de la confusión entre razón y causa. ''De esta mezcla y confusión generalizada nos ofrece un •.•
vigoroso ejemplo Sexto Empírico. Así, en el libro 9 adversr1s 1natlie1r1atin1s trata de demostrar la ley
•••
de la causalidad y dice: "El que afirma que hay una causa , atna, o no tiene ninguna causa, attta,
para afirmarlo, o tiene alguna'. . En el primer caso, su afirmación no es más verdadera que la
contraria; en el otro, por su misma afirmación establece la existencia de causas. Vemos, por tanto,
que los antiguos no llegaron a distinguir claramente entre la existencia de una razón de
conocimiento para fundar un juicio, y la f?xigencia de una causa para la génesis de un hecho'' (CR
38)
17 Los escolásticos se atenían, esencialmen� a la división aristotélica de las causas (material, formal,
eficiente, }' final), y, de acuerdo a Schopenhauer, no habian llegado tampoco a tener clara las
distinciones entre causa y razón (CR 38).
is De s11 respo11sio ,1d sec1111das objectiones, de sus 111cditatio11es de pri111a pl1ilosop11ia, axioma 1,
Schopenhauer cita el siguiente pasaje:
Nidia res existit, de c711a 11011 possit q11aeri, q11ae11a111 sil ca1lSll, a1r existat. Hoc eni111 de ipso Deo q11aeri
potest, 11011 q11od i11digeat 11lla ca11sa 11t existat, set q11in ipsa ej11s r1at11rae i11111e11sitas est CAUSA sive
RATIO, propter q11a111 1111lla ca1lSll i11diget ad eJ.�iste11d11111.
Según Schopenhauer, Descartes habría tenido que decir que la inmensidad de Dios, es una razórr de
conocimiento de la cual inferimos que Dios no requiere carlSll alguna para su existir. Descartes, no
obstante, confunde los conceptos de causa }' razón (el 'sive' latino expresa esta confusión
abit!rtamente); así, '' ... se ve que tampoco tiene una clara consciencia de la profunda diferencia entre
causa y razón de conocimiento''(CR 38-39)
19 Ampliamente citado a lo largo de toda su Etl1ica, Spinoz.a es otro ejemplo paradigmático de la
asimilación de una relación causal a la relación juicio-consecuencia. De acuerdo a Schopenhauer, el
error de Spinoz.a ''...consiste en mezclar la razón de conocimiento , que reside en determinado
concepto, con una causa eficiente que opera desde fuera, equiparándola a ella;.."(CR 43)
:!O Schopenhauer no concede a este pensador ning ún mérito, ya que no presenta algún indicio o
distinción que especifique claramente los diversos modos del principio de razón. Aún así,
Schopenhauer reconoce que ''en ocasiones [Leibniz] alude a la distinción [del principio de razón]
entre sus dos principales signifit:adones [a saber, entre razón y causa) [pero] no la subraya
expresamente, ni la ha explicitado con claridad en ninguna parte'' (CR 49)
21 ''H ume fue el primero en preguntar de donde extraía esta ley de causalidad su autoridad, y pidió
sus credenciales. Es conocida la resulta a la que l legó esto es, que la causalidad no es otra cosa que
,
la s11asió11 te111poral de las cosas y de los estados percibidos empíricamente y que se ha hecho en
nosotros habitual''(CR 53)
22 Wolff 11[e] s el primero que ha separado expresamente las dos principales significaciones del
principio y ha analizado su diferencias''_ A pesar de ello, no escapa de incurrir en confusiones. De
13
entre otros anteriores a Kant, siguen confundiendo ca11.Sa con razón; y Schelling24
se colige, como TeSulta general, que han sido distinguidas dos aplicaciones del principio de
••.
De aquí parte Schopenhauer; para él no son sólo dos los casos en que se agotan las
aplicaciones del principio de razón, sino cuatro -se comprende ah.ora lo de
a su vez, no son sino las formas en que el sujeto representa el mundo25. En otras
Wolff, Schopenhauer toma las cuatro aplicaciones del principio del principio de razón suficiente: 1)
pri11cipi1'''' ftendi (relativo a las causas); 2) prindpiu111 essendi (con relación a las esencias posibles).
La segunda aplicación de este principio tal como la formula Wolff, es inaceptable para
Schopenhauer (CR 51-52); 3) pri11dpi11111 cog1iosce11di (referido a las relaciones lógicas); 4) pri11dpiu111
opermidi (de las \'olicion5)
23 Aunque Plabter es un filósofo muy poco conocido, lo cito aquí en cuanto ofrece un ejemplo
bastante claro de la confusión que todavía persiste después de Kant entre causa y razón de
conocimiento:
1' Lo que en el dominio de la representación se llama razón y consecuencia (principium
cognoscend�, ratio-rationatum).. es, en realidad, causa y efecto (causa effidens-effectus). Toda
causa es razón de conocimiento; todo efecto, consecuencia del conocimiento.'' (CR 52)
2-i La Nnh1rpl1ilosopl1ie de Schelling es una docbina que ha influenciado el pensamiento de
Schopenhauer en cierta medida, aunque no por ello deja de impugnar los elementos que le
parecen inadmisibles. En un fragmento schellingniano, .use aprende que la pesantez es la razón de
las cosas, y la lu:?: es su ca1l5ll''. Lo anterior solo se menciona como un ejemplo de 'una frívola y
curiosa manera de hablar' (Schopenhauer).
:s .uSe entienden por raíces del prindpio de m.zó11 srljiciente aquellas relaciones necesarias que
constituyen su base. ¿Cuales son estas relaciones necesarias? Son cuatro, que correspt:tnden a
cuatro clases de objetos para el sujeto.. en cuanto que todas ellas entran en el acto representativo'' (V
8).
. .
: . . .
. . . .
.
.
.
. . . .
. .
.. : . .
.
.
14
26Con refurenda a este punto, Bryan Magee nos remite a la visión que Wittgenstein mantenía en el
Tracfahis: el hecho de que podamos hablar del mundo debe significar que la esbuctura del mundo
y la esbuctura del discurso en el lenguaje se co11espondan mutuamente. Los paradigmas
epistemológicos en que se desenvuelven Schopenhauer y Wittgenstein son distintos, mas, sin
embargo, estrechamente análogos_, lo cual justifica esta relación. Presentaré algunas otras
relaciones de Schopenhauer con Wittgenstein en un capítulo más adentrado en mi disertación.
15
CAPÍTULO il
de Kant. Para este último, tenemos representaciones en cuanto algo nos es dado
77 11
la representación, tal como es considerada en su complejidad en la primera aplicación, tiene
•••
los siguientes carac teres: es intuitiva, completa (de elemento natural y formal), empírica basándose
en el conocimiento representativo, en la furnia del tiempo, del espacio, de la causalidad'' (V 8).
16
Según Schopenhauer, las forn1as que configuran este tipo de representaciones son
tiempo, espacio, y causalidad. Son fomtas pertenecientes al sujeto, pero también
son formas o propiedades del objeto en cuanto tal; en este sentido, las mismas
constituyen el límite común e indivisible entre sujeto y objeto. La primera de ellas,
el tiempo, es condición de posibilidad de la sucesión de los fenómenos; la segunda,
el espacio, es condición de posibilidad de la yuxtapusidón de los mismos. Ambas
son necesarias; ''si el espado fuese lo forma única de las representaciones..., no podría
ltaber ningún ca,nbio, pues cambio o mutación es sucesión de estados''(CR 62). Por
otra parte, ''(s)i el tiempo fuese la forma única de las representaciones, no podría
darse la sinzitltaneidad, y por tanto nada pernianente y ninguna duradón (Ibid) . '' De la
unión de tiempo y espacio surge la materia29; esto es posible gradas a la acción del
entendimien.to a través de su única categoría: la de causalidad.
28En relación a este punto, ver el capítulo VII de este trabajo, sección ""El problema del objeto como
representación en relación a Kant''.
29 ...,El tiempo y el espado, cada uno de por sí, no n<'S los podemos rerresentar intuitivamente sin la
materia, y esta no lo es sin aquéllos. Ya la forma, que es inseparable de Ja materia, supone el
espacio, y la acción de la materia, que constituye todo su ser, se .refiere siempre a un cambio, es
decir, a una determinación temporal. Pero el tiempo y el espacio no son supuestos separadamente
sin la materia, sino que su esencia misma la constituye la unión de ambos, porque consiste... en el
obrar, en la causalidad'' (MVR L n.4)
17
los cambios o modos de acción particulares a ella, no ella tnisma. La materia pura
''es una abstracción de todas las clases de actuación''. De acuerdo a esto, en cuanto
-:.tit determi11ado modo <le actuación, pues sólo existe realmente el cambio en
particular. Por ello, puede decirse que en la materia essentia y existentia coinciden
(MVR II, Cap. IV, p. 45). Con respecto a esta consideración,, hay que recalcar el
hecho que no hay una acción en general de la materia; ésta siempre es específica y
definida. Por consiguiente, la materia pura e.5 únicame1tte objeto del pensamiento, no de
la percepción y, en cua1ito C-al, no es objeto, propiamente liablando, sino condidón de la
e>..perienda, tal con1v lo son tambié11 el tiempo y el espado. En resumen, la materia como
concepción de los objetos y los sujetos. En cuanto a los objetos, la doctrina que ''los
30 ''La naturaleza esencial de la materia consiste en actuar; es la acción misma, en lo abstracto, y así
Ja acción en general, aparte de toda diferencia en la manera de actuar; es completa y enteramente
causalidad. Precisamente debido a esto, en sí misma, de acuerdo a su existencia, r10 está sujeta a la
ley de causalidad. Por consiguiente, [la materia] es sin origen y eterna, ya que de otra manera la
ley de causalidad seria aplicada a ella misma. Ahor� en cuanto que la causalidad es conocida por
nosotros a priori, el concepto de materia, conto la base indestructible de todo lo que existe , eit
cuanto ésta es únicamente la realización de una forma de conocimiento dada a nosotros a priori,
puede hasta este punto tomar su lugar entre las diferentes clases de conocimientos a priori. Ya que
tan pronto como percibimos algo actuando, esto se exhibe por sí mismo y eo ipso como material; e
inversamente, algo material se exhibe necesariamente romo actuando o efectivo; de hecho, son
conceptos intercambiables''(tvfVR Il, Cap. IV, p. 47). En resumidas cuentas, Ja materia y la
causalidad son una y la misma cosa, pues todo lo actual o efectivo es de necesidad material, al
igual que todo lo material se da en la actuación<ausación o efectividad. La materia sólo se nos da
a conocer por la causalidad y toda causalidad nos es conocida materialmente.
13
asimilado en el de energía. Así, por ejemplo, los elecirones -que son una
aquel campo en el cual habitan; recorren el espacio vacío �'como las ondas de agua
masa }' energía son equivalentes; ya Schopenhauer, siguiendo a Kant había escrito
que ''fuerza y substancia son inseparables porque en el fondo son una y la misma
es él '' (BM 112). Este hecho provee el tan importante vínculo entre el mundo y
::11 Schopenhauer no sólo se une a Kant en esto, como anota Bryan Magee, sino también y más
interesantemente con Leibniz. En su N11evo Siste111n sobre la Nah1raleza, Leibniz había escrito lo
siguiente: "...al tratar después de profundiz.ar en los principios mismos de la mecánica para dar
razón de las leyes de la nabiraleza..., advertí que no bastaba con la consideración exclusiva de la
1:1asa a·te11sa y que era pre<:iso emplear además la noción de ft1erza, que es muy i11teligible, aunque
pertenezca al dominio de la metafisica''(p. 460). Una consideración solamente "físico-ideal'' de la
materia, esto es, meramente <.:orno res exte1rsa, tal como lo habi'\ planteado Cartesio, no satisfizo a
Leibni7, La materia tenia que ser algo más que mera extensión y ese algo es lo que Leibniz vio en
la vis o fiterm. Por supuesto.- Leibniz aplicó esta noción a la multiplicidad infinita de sus mónadas,
a las cuales llamó ''fuerzas primitivas'' o ''puntos de fuerza''. La noción de fuerz.a constituyó para
la mecánica de Leibniz la 11lti111a ratio pliysicae, al igual que para Schopenhauer, la Voluntad vino a
ser la ufundamentación metafísica'' de la filosofía de la naturaleza. Para Schopenhauer, donde
acaba Ja física, empieza la metafísica, que no es sino la doctrina de la Voluntad.
::\2 u la posibilidad de conocer el m11ndo de la percepción se ha de encontrar en dos condiciones: la
•••
primera es, si la e..\·presa111os objetioo1nente, la habilidad de los cuerpos de actuar uno sobre el otro, de
19
sensación subjetiva se hace la intuición objetiva "(CR 92). Esta actividad es una
operación 'intuitiva y complet:amente inmediata', no como Kant la había
que venir en su auxilio; ''[s)egún esto, el entendimiento tiene que crear el mundo
llevar a cabo cambios el uno al otro. Sin esta propiedad univerAl de todos los cuerpos ninguna
percepcic!.n señíl posible, aún por medio de g sensibilidad de los cuerpos anim41les. Si, sin
embugo.. deseamos expresar esta misma primera condición subjetivttnwnlt� decimos que el
entendimientc, primero que todo1 hace la posible.. porque la ley de causalida� IA
· ·
ventajas de una exposición de tal índole dual es que 11 en la terminología más física
33 Para Schopenhauer, existen dos puntos de vista fundamentalmente diferentes en los que puede
considerarse el entendimiento. El primero de ellos es s11bjetivo, comienz.a desde el inte11or y toma la
conscienda como su dato inicial. El segundo es de orden objetivo, empieza desde e] exterior y no toma
la conciencia como su punto de partida, sino los objetos que conforman el mundo. Este segundo
punto de vista es, por lo mismo, er11pírico ya que toma al mundo de los objetos como lo primaria y
absolutamente dado. Es también primariamente fisiológico, pero puede devenir filosófico sólo a
través de su conexión cora el primer punto de vista, el subjetivo, alcanzando así un status más
elevado (MVR Il, Cap. XXIl, p. 272). En palabras de Soledad García Ferrer, 11 erraríamos si •••
pensásemos que estos dos puntos de vista están reñidos entre sí, tanto como si creyésemos que la
cuestión se reduce a decidirse por uno o por el otro. A los ojos de Schopenhauer cada uno de los
dos puntos de vista -que son al mismo tiempo dos caminos (Weg)- depende en todo caso del otro,
es en esa medida condicionado, puesto que cada uno presupone necesariamente aquello que el otro
a tomado como dato... [son] ... dos caminos paralelos que desembocan en el mismo punto y que
transcurren requiriéndose el uno al otro continuamente"(La diversa consideración del objeto de
conod111ienlo 1"'' parle de Schope11l1a11er y Kant: 111ia c11estió11 de p1111to de vista, artículo de la revista
Antliropos, colección Documentos, p. 47). Schopenhauer estima que es esencial y necesario a la
argumentación filosófica o transcendental del entendimiento, una consideración de corte empírico
o fisiológico. '1Una filosofía como la kantiana, que ignora enteramente este [segundo] punto de
vista del intelecto, está parcializada, y, por consiguiente, es inadecuada. Deja un inmenso golfo
entre nuestro conocimiento filosófico y fisiológico, con el cual nunca podemos estar satisfechos''
(MVR Il, Cap. XXD, p.273). Sin embargo, el puente o conexión que Schopenhauer pretende
establecer entre los puntos de vista sobre el entendimiento, no estaría tampoco exento de ciertas
dificultades. Así, por ejemplo, Schopenhauer asegura abierta y expresantente que ''el mundo es un
fenómeno cerebral" (MVR Il, Cap.I, p.3); que todo el mundo objetivo es 11realmente un cierto
movimiento o afección de la masa pulposa del cerebro'' (MVR Il, Cap. XXD, p.273); ''un fenómeno
fisiológico, una función del cerebro" (lbid. p. 285); que asf como el espado está en el cerebro, el
cerebro mismo se encuentra en el espacio (MVR Il, Cap. 11, p.19). Todo esto es en extremo
paradójico, ¿de qué manera aceptable habría, entonces, que entenderse? A mi parecer personal,
habría que comprender este tipo de expresiones no en un sentido absol11to, es decir, no como si lo
que ellas aparentemente expresan aconteciese real111e11te. Teniendo esto en cuenta, veamos lo
siguiente. Si entre el par de proposj_ciones "el espacio está en el cerebro'' y ''el cerebro está en el
espacio'', tomamos al espacio en un sentido absol11to, tendríamos una antinomia insoluble, pues,
as1l111iría111os q11e el espado 11ecesiln estar de 11nte111a110 e11 el cerebro, esto es, q11e l1alla, .,mn1era11te11te, 11n
espado para qrre, posteriar111e11te, p11eda 11aber e11 e1 11J1 cerebro. En otras palabras: pres11pondría1os 11 la
prioridad ontológica del espacio co1110 1111a condidón 11bsol11ta y 11ecesaria para la existenda real del cerebro.
Esto presuposición estaría tomando al espacio como una realidad absoluta, es decir, una realidad
que puede existir i11dependiente111e11le de cualquier otra cosa. Sin embargo, según la perspectiva
transcendental, tal cosa no puede ser. Un espacio puro y absoluto, independiente de todo sujeto y
objeto es un presupuesto infundado del realismo. Kant había dicho que a pesar de que no podemos
i111agi1111r ningún objeto sin el espacio, podemos i111agi11nr perfectamente un espacio sin ningún
objeto en él, pero esto no significa que pueda haber de l1ecl101 es decir, real111ente un espacio vacío de
cualquier objeto e independiente de todo sujeto. Que existe un espacio significa que hay sujeto
(pues, ¿por qué más Kant denominaría al espacio como u.na condición s11bjefiva?) y también que
hay, en sentido general, objeto (al menos, alguna clase de objeto), ya que sólo a través y
precisamente por el ''análisis transcendental'' de Jos objetos, encontramos que el espacio se nos
muestra como una realidad ontológica más fundamental. Que el espacio sea más fundamental no
implica, sin embargo, que pueda estar por sí solo, absolutamente, esto es, que pueda existir real e
independientemente de su re]ación con el objeto y el sujeto. Volviendo a la contradicción entre las
proposiciones ''el espacio está en el cerebro'' y ''el cerebro está en el espacio'', luego de las
anteriores consideraciones, tendríamos que llegar a lo siguiente. La contradicción aparente no es
absol11la1 si110 sólo relativa: Ja existencia del espacio implica no sólo la posibilidad de los objetos, sino
. . .
21
que 11liliza Schopenhauer, el argumento central es más fácil de captar que lo que
que la percepción objetiva del mundo real es sólo posible mediante la acción del
entendimiento sobre los datos de los sentidos. E11 relación a esto, el caso de la vi
sión ha merecido un análisis y atención particular. En la visión pueden ser dis ..
sensación, y otros de índole objetiva, los cuales son brindados por el entendi
miento. En el primer caso, '' ... lo que en la vffiión es obra de la sensación es sólo una
muchos colores,. ... " (CR 98). Así, si fuese por esta mera afección '' ...un paisa!e
causa, y así apunta directamente al lugar del objeto que emite o refleja la luz'' (CR
también la realidad e11 ge11eral de los mismos (entre ellos, en el marco de una investigación
fisiológica -una indagación sobre pnrti•.•1larPS-, encontraríamos, por supuesto, al cerebro). Por otra
parle y aunado a lo anterior, podemos decir, ..il mismo tiempo y sin contradicció� que ""el ce:ebro
está en el espacio". Según mi criterio, creo que podríamos entender la parad• entre cerebro y
espacio si nos atuviésemos a estos análisis aquí esbozados. Quisiera reiterar una vez más, de
manera más sencilla y sucinta, la conclusión alcanz.ada: el cerebro está en el espacio, así como, al
mismo tiempo, el espacio está en el cerebro, siempre y cuando no concibamos un espacio
independientemente real de todo objeto (¡especialmente si este objeto es el cerebro!), o un cerebro
(objeto) independientemente real de todo espacio. Como habi. indicado ya la profesora Feraer., n:>
se puede reducir ninguno de los dos puntos de vista, el subjetivo y el objetivo, a su contraparte,
sino que cada uno presupone al otro. Asf, el espacio (s11bjetivo)
el rer�bro (obytivo), rMnm a sn
y
co111pre11didos co1110 realidades in-ed11ctibles la 1111a a la otra, es decir, necesariamente interdqmdientes y
con-elativas en 1111 se11tido lógico, y, a In vez, ontológico. Esto es, básicamente, si bien entiendo al
filósofo, lo que defendería Schopenhauer.
22 . .
·.
.
.
.
recibimos; ... " (CR 99). Otra característica de esta mera y preliminar impresión es
que, además, esta imagen, sin el auxilio del entendimiento, la percibiríamos como
algo que está en el interior del ojo, porque no pasaríamos más allá de la sensación.
Sin embargo, gracias al entendimiento, referimos o proyectamosl-1 e) efecto recibido
11
de esta sensación a su causa. Para lograr ello, el entendimiento toma de la
sensación el dato de la dirección con que ·vino el rayo de luz, [y] recorre la
dirección hacia atrás sobre ambas líneas, hasta encontrar la causa; ...el
[recorrido] ...se hace ahora en sentido inverso, de lo que se sigue que la causa se
presenta afuera, como objeto en el espacio, en posición derecha, esto es, en la
posición en que despide los rayos, no en la posición en que los rayos alcanzan la
retina''(CR 100).
8 j
1
'
•
'
1
1
1
;
'
'
'
¡
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!
B '
'
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. . .
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: . .. .
23
imagen simple de lo que ha sido sentido dos veces; pues cada ojo de suyo recibe
una impresión del objeto, e incluso en dirección algo diferente, y, sin embargo, el
sensoriales, en realidad percibimos dos imágenes, ya. que vemos con dos ojos; pero
imágenes incongruentes de cada cosa que miran'' (BM 99). No obstante, el objeto
en nuestra representación objetiva aparece único. Schopenh.auer detalla y explica
Los puntos [A y B] situados a los lados del vértice del ángulo óptico [O] proyectan sus
rayos, no...en el punto medio de la retina, sino a los lados de este centro; [de esta
manera] ...los lugares heridos por dichos lados son simébicamente correspondientes,...EI
concepción causal, refiriendo,... los rayos que van a herir los...lugares simébicamente co
rrespondientes a un so]o y mismo yunto emisor del objeto, intuye11do así...e] objeto entero,
con{ormando así una sola y misma imagen. ''Lo cual sucede porque el efecto de
14).
obtenidas hasta aquí, esto es, en añadir la tercera dimensión''(CR 106). Debido a la
naturaleza del órgano de la visión, la retina sólo puede recibir dos dimensiones;
caracteriza los datos ópticos. 'Vemos' la mayoría de los objetos como siendo más o
menos del tamaño que conocemos que son, aunque , de nuevo, esto no caracteriza
la información óptica,.." (BM 99). Si sóio contáramos con los datos de la sensación,
ejemplo, un edificio y un ciganillo. Esto se debe a que la superficie del ojo sobre la
cual se fomta una imagen, hace posible equiparar el tamaño del edificio, divisado
nuestros ojos. De hecho, el área de la imagen con que cada lAno de estos objetos
incide sobre la retina puede tener la misma extensión. Así pues, el mero dato
sensible no puede, por sí solo, informarnos acerca del tamaño real de uno o varios
por haber carecido de visión, o por tener un intelecto débil- están desprovistas de
una intuición objetiva del mundo corpóreo. En relación a ello, Schoperdlauer cita
25
Persons born blind t''''º obtain tlieir siglrt by an operalion in later yems only, somelimes imagine ll1at
ali objects tor1cl1 tl1eir eyes, a11d lie so 11ear to the111 tlmt tl1ey are afraid o/ sh1mbling against tlien1;
so111eti111es tlrey leap fOltPnrds tl1e 111oon, s11pposing tlrat t11ey can lay lrold of it; al otl1er tirnes they 11111
after tire clo11ds 111ovi11g alo11g tl1e sky, i11 order to catd1 llre111, or co111111it otlrer s11d1
exlravagancies... Si11ce ideas are gai,1ed by reflecHon 11por1 sensalion, it is 11ec� in ali cases, in
order 111111 a11 acc11rate idea of objecls 111ay befor111ed fro111 tire sense o siglrt, tlrat tire pmtPerS o/ tire 111ind
sl1011ld be 11ni111paired a11d ir1dist11rbed in tlreir excercise. A 1"00/ of tl1is is ajforded ofa boy t''''º liad
•••
110 defect of siglrt b11t lvas lt'f!ek i11 1111dersta11di1rg, a11d 1t1llS 1111able to esti111ate tire distant of objects,
••.
especially as lo l1eigl1t; l1e ''"'''Id exlend Iris l1a11d freq11ently tor,1ards a nail on tire ceiling, or louJtlrd
Con el párrafo auterior37 se muestra que la percepción objetiva del mundo real es
algo propio del intelecto y no de los sentidos. Sin el intelecto, seríamos incapaces
36 El análisis empírico de la visión, hay que señalar, es sólo una prueba indirecta de que la intuición
es intelectual. Se11s11 slriclo sería inexacto afirmar que las consideraciones fisiológicas del intelecto
son prueba s1ificie1ite del carácter intelectual de la percepción. Si, de hecho, estas consideraciones
fuesen suficientes, ento11ces toda la argumentación transcendental devendría innecesaria y aún
superflua. Lo que demuestra el análisis empírico o fisiológico de la visión es que esta no puede ser
explicada de manera positiva por una referencia a los órganos de la visión (Cfr. CR 100,102,105-6).
Así, pues, la demostración fisiológica lo es sólo en un sentido 11egativo; es precisamente por ello que
se acude o apela a un tratamiento filosófico (transcendental) del entendimiento. El análisis
transcendental es el que prueba positiva111e11te el hecho qu� la visión es prod11cto del entendimiento,
no de los sentidos. El propio Schopenhauer nos aclara esto explícitamente. 4'EI excelente libro de
Thomas Reid, l11q11iry i11to tire Hr1r1111r1 Mit1d, como una corroboracióil de las verdades kantianas en
forma 11egntiva, nos ofrece una muy completa convicción del carácter inadecuado de los sentidos
para producir la percepción objetiva de las cosas. Reid refuta la enseñanza de Locke de que la
percepción es un producto de los sentidos. Lo hace por medio de una completa y aguda
demostración que las sensaciones colectivas de los sentidos no tienen la mfruma similitud con el
mundo conocido a través de la percepción, y en particular, mostrando que las cinco cualidades
prinlarias de Locke (extensión, figura, solidez, movimiento, número) no pueden ser de manera
posible ofrecidas a nosotros por ninguna sensación de los sentidos. De acuerdo a ello, él (Reid ]
abandona la pregunta acerca del modo de origen y fuente de la percepción como completamente
insoluble. Así, aunque totalmente sin familiarización con Kant, nos provee, por asf decirlo, en
acuerdo a una reg11la ft1lsi, una consistente prueba de la naturaleza intelectual de la percepción ( la
cual yo fui realmente el primero en exponer en consecuencia de la doctrina kantiana), y de la
fuente n priori, descubierta por Kant, de los elementos constituyentes de la percepción, a saber,
espacio, tiempo, y causalidad ''(MVR 11, Cap. D, pp. 20-21).
.••
37 El texto (77re Eye: A Treatise 011 tite Arl ofpreseruing litis Organ in hen1111y Condition, and on improuing
tite Sigl1t) aparece citado en su inglés original en la obra de Schopenhauer (No se menciona al autor
del tratado). Ofrezco aqui una traducción: ''Las personas nacidas ciegas, quienes obtienen su vista
26
indica el ejemplo citado, las nubes o la luna se tomarían como objetos cercanos. De
intelectualidad de la intuición.
la Crítica:
La síntesis de los diverso, necesaria en todo conocimiento empírico, operada por medio de la
indeterminado cual de !os dos estados percibidos precede al otro, no sólo en mi imaginación,
los objetos sólo nos es conocido como objetivo por medio de la causalidad de los
por una operación adentrados en años, a veces imaginan que todos Jos objetos tocan sus ojos y
yacen tan cerca de ellos que temen tropezarse contra los mismos; a veces saltan hacia Ja luna, •
suponiendo que pueden agarrarla; en otras ocasiones, corren por Jas nubes que se mueven a través
del cielo con el propósito de agarrarlas, o cometen otras extravagancias como esas.. Ya que las
.
ideas son ganadas por la reflexión sobre la sensación, es necesario en todos los casos, para que una
idea adecuada de los objetos sea formada del sentido de Ja vista, que los poderes de la mente no
sean obstaculizados o interrumpidos en su ejercicio. Una prueba de esto es ofrecida... por un niño
que no tenía defectos de visión, sino que era débil de entendimiento y era ir.capaz de estimar la
distancia de los objetos, especialmente con respecto a la altura; el extendía su mano frecuentemente
hacia un clavo en el techo, o hacia la ]una para agarrarla. Por consiguiente, es el entendimiento el
que corrige y hace clara la idea o percepción de los objetos v�sibles."
26
indica el ejemplo citado, las nubes o la luna se tomarían como objetos cercanos. De
intelectualidad de la intuición.
la Crítica:
La síntesis de los diverso, necesaria en todo conocimiento empírico, operada por medio de la
indeterminado cual de !os dos estados percibidos precede al otro, no sólo en mi imaginación,
los objetos sólo nos es conocido como objetivo por medio de la causalidad de los
por una operación adentrados en años, a veces imaginan que todos los objetos tocan sus ojos y
yacen tan cerca de ellos que temen tropezarse contra los mismos; a veces saltan hacia la luna,
suponiendo que pueden agarrar1a; en otras ocasiones, corren por las nubes que se mueven a través
del cielo con el propósito de agarrarlas, o cometen otras extravagancias como esas... Ya que las
ideas son ganadas por la reflexión sobre la sensación, es necesario en todos los casos, para que una
idea adecuada de los objetos sea formada del sentido de la vista, que los poderes de la mente no
sean obstaculizados o interrumpidos en su ejercicio. Una prueba de esto es ofrecida... por un niño
que no tenía defectos de visión, sino que era débil de entendimiento y era incapaz de estimar la
distancia de los objetos, especialmente con respecto a la altura; el extendía su mano frecuentemente
hacia un clavo en el techo, o hacia la luna para agarrarla. Por consiguiente, es el entendimiento el
que corrige y hace clara la idea o percepción de los objetos vjsibles."
27
es conocida solamente por la regla mediante la cual se suceden unos a otros, esto
es, por la ley de causalidad..."(CR 134). Kant asegura que si fuese por la mera
causalidad. Así, Kant argumenta que uno podría invertir a voluntad el orden de
las sucesiones; para ello, toma como ejemplo la percepción de una casa cuyas
partes uno podría considerar en cualquier orden de sucesión, v.gr., de arriba hacia
de las percepciones estaría subjetivamente fundada (CR 135) . Por otro lado, Kant
abajo. En este caso, la sucesión de las posiciones del barco son percibidas, en todo
momento, de arriba hacia abajo, sin que uno las pueda hacer variar a voluntad.
filósofo, lo que pasa es que en el ejemplo de la casa, Kant no toma er;. cuenta el cuerpo
del observadJr, :·:; rit·.:ir, el ojo. Tanto en el caso de la casa así como el del barco, la
sucesión de las percepciones es objetiva, en cuanto que 11 ••• ambos son las mutadones
de posición de dos cuerpos entre si'' (Ibid). Así, nos elucida Schopenhauer:
En el [ejemplo de la casa] ..., uno de [estos cuerpos] ... es el propio cuerpo del observador, y,
por cierto, sólo una parte del mismo, el ojo, y el otro, la casa, respecto de cuyas partes la
posición del ojo varía sucesivamente. En el [ejemplo del barco J , varía el barco su posición
con respecto al río; por tanto, también se trata de una mutación de posición entre dos
cuerpos... [La importa11te diferencia, que Kant no toma en cuenta, es que en el caso de la
casa] ..., la mutación procede del propio cuerpo del observador, cuyas sensaciones
[visuales ) son por cierto el punto de partida de todas las percepciones del mismo, y que no
38 Ver Critica a la Razón P1lra, 246. El pasaje es citado en la página 134 de la C11ádr1lple Raíz.
28
por esto deja de ser un objeto entre los demás objetos, y, por tanto, está sometido a laSi leyes
él [Kant] , en cuanto se comporta como puro sujeto cognoscente, nada más que un hecho
invertirse en el [caso del barco J ••• tanto como en el caso de la casa, si el espectador tuviese
fuerza para hacer que el barco marchase hacia atrás, como lo ha tenido para mover su ojo en
una dirección contrapuesta a la primera. Pues, de que la sucesión de las percepciones de las
partes de la casa depende su albeldrío, quiere deducir Kant que nos es subjetiva... Pero el
movimiento de su ojo en la dirección del tejado al sótano es [ una sucesión objetiva] ..., y el
opuesto, desde el tejado al sótano, Jo es también , tanto como puede serlo la marcha del
En realidad, no existe diferencia entre los dos casos; en ambos ejemplos, se trata de
una sucesión objetivamente determinada. De acuerdo a Schopenhauer, Kant no
habría, en la exposición de su argumento, creído que hubiese diferencia entre uno
y otro caso, si hubiese tomado en cuenta que ''su cuerpo es un objeto entre objetos,
}F que la sucesión de sus intuiciones empíricas depende de la sucesión de las
impresiones producidas [causadas] por otros objetos sobre su cuerpo'' (CR 136).
Por consiguiente, la sucesión de intuiciones empíricas que percibe el observador
son, en cualquier ,--:aso, objetivas y son independientes de la voluntad del
observador.
Pero la refutación de la prueba dada por Kant no termina aquí para Schopelihauer.
De acuerdo al primero, sólo por la ley de la causalidad se puede conocer la
objetividad de una sucesión. Pero el resultado de tal afirmación sería que el único
tipo de sucesión objetiva que sólo se nos daría a conocer serían las causales,
observa agudamente Schopenhauer. '' ...el resultado de su afirmación [la de Kant]
sería que nosotros no percibimos ninguna serie en el tiempo como objetiva , con
excepción de la de causa y efecto..." (CR 137). Por otra parte, como implicación
directa de lo anterior, cualquiera otra clase de sucesión objetiva de fenómenos sería
1
29
caiga un aguacero, no se sigue de que halla una relación causal entre ambos
eventos; no obstante, la sucesión entre el evento de salir a comprar y el aguacero
es algo que puedo percibir objetivamente, sin que mi voluntad intervenga.
''Igualmente, la sucesión de sonidos en una pieza de música es una sucesión
determinada objetiva, y no subjetivamente, por mí, el oyente; pero ¿qui.én dirá que
los sonidos de la música se suceden según la ley de la causa y efecto?''(CR 138).
Para Schopenhauer es inadmisible lo que plantea Kant en torno al conocimiento y
la determinación objetiva de las sucesiones mediante la ley de causalidad; todos los
anteriores puntos intentan mostrar, de una fomta bastante satisfactoria -así nos
parece-, las inconsecuencias de la demostración kantiana.
39''Si la objetividad de la sucesión fuera conocida meramente por la causalidad, sólo se la podría
pensar corno tal, y [toda sucesión] no seria más que causalidad...Por consiguiente, si Kant tu\-iese
razón, no se podría decir: 'Este estado sigue de aquel, por eso le sigue', sino que 'seguir' y 'ser
efecto' serían una y Ja misma cosa, y la proposición seria tautológica'' (CR 142). Schopenhauer
también señala que si la sucesión sólo nos es conocida por el nexo de necesidad causal, entonces
toda sucesión real nos es dada a conocer por su carácter necesario. Sin embargo, esto presupondría
que un entendimiento pudiese abarcar toda la cadena de causas-efectos, pues sólo así se
constataría la necesidad de los fenómenos percibidos como SUC$ivos.
30
se trata de éstas''(CR 71). ''Cada cam.bio en el mundo 1ratural puede aparecer solatr.ente
filosofía.
como causa en sentido esbicto, como excitante, y, por último, como motivo.
• ... , la causalidad, ese guía de todas las mutaciones, aparee� en la naturalez.a bajo tres formas
,
diferentes: como ca1ts11 en el más estricto sentido, con10 e1·tita11te, y como 111otivo.
Precisamente en esta di\•ersidad descansa la verdadera )' esencial diferencia entre Jos
inorgánico; por tanto, la que origina aquellos efectos que estudian la mecánica, la física, y la
proporcional al grado de la causa, así que por ésta se puede cakular aquél, y viceversa.
orgánica en cuanto tal, es decir, las plantas �1 la parte vegetativa, y por eso inconsciente, de
la vida animaL...Está caracterizada por la ausencia de los carácteres de Ja vida anterior. Por
La tercera forma de la causalidad es el 111otivo; bajo esta forma Ja causalidad rige Ja vida
animal propiamente dicha, es decir, el obrar, las acciones externas conscientes de todo
animal, ...Pero la manera de obrar de un motivo difiere notoriamente de un excitante: la
operación de un motivo puede ser muy corta, puede incluso no ser más que momentánea,
pues su eficacia no tiene, como la del excitante, relación alguna con la duración, con la
proximidad del objeto, y otras cosas por el estilo, sino que basta que el motivo sea percibido
para que obre; mientras que el excitante necesita siempre del contacto, ...''(CR 89-90)
siempre igual. De esta manera, ''la diferencia entre causa, excitante, y motivo es
sólo consecuencia de los grados de receptividad de los seres'' (CR 85). En este
40 El gran problema que encierra esta gradación de la naturaleza que hace Schopenhauer es que el
hombre está determinado en virtud de su carácter. No hay libertad -tal como se entiende
comúnment.e est.e concepto.. en el sist.ema de Schopenhauer. Así, encontramos el siguiente texto:
''Pues el hombre, como todos los objetos de la experiencia, es un fenómeno en el tiempo y en el
espacio y como la ley de la causalidad es válida a priori para todos los fenómenos, y en
consecuencia no tiene excepció11, el hombre debe estar sometido también a esta ley. Así lo
proclama la razón pura a priori; así lo confirma la analogía que persiste en toda la naturaleza. Así
lo atestigua la experiencia de cada momento, si uno se deja engañar por la apariencia. Lo que
produce la ilusión es que, mientras los seres de la naturaleza se elevan de grado en grado, se hacen
cada vez más complicados y su receptividad progresa y se perfecciona de la simplemente mecánica
a la racional, eléclTica, excitable, sensible, intelectual y finalmente racional, también la naturaleza
de las causas influyentes debe seguir esta gradación, al mismo tiempo, y modificarse en cada grado
en relación con el ser que ha de sufrir su acción: por eso las causas se presentan cada vez menos
palpables y materiales, de tal modo que, al final, no son ya asequibles a la vista, pero sí al
entendimiento que, en cada caso particular, las presupone con seguridad inquebrantable y las
descubre también tras la investigación pertinente (Los dos proble111as ft111da111entales de la ética, pp. 134-
135, Citado por Manuel Maceiras en SI<).
Siguiendo al profesor Maceiras en su análisis y crítica del determinismo de Schopenhauer,
coincidimos con él en que e] significado del texto anteriormente citado '' ...no sugiere más que la
causalidad como proceso determinístico"(p.183). Se asimila, pues, el hombre a la naturaleza. El
mundo en su totalidad es una realidad homogénea. "Tal afirmación remite a que una sola es la
sustancia de todos los seres. El hombre pertenece a esta misma uttidad substa11cial, sin que su ser
goce de privilegio especial. Y si su ser no goza de privilegio tampoco su obrar''(p.184). Pero esta
posición importa inconsecuencias inadmisibles el terreno de la ética, pues el ser l1111nano no es
respo11sable de s11 actos, en la 111edida en q11e 110 es respo11sable del carácter q11e lo deten11ina a act11nr co1110
actría. Schopenhauer asimila motivación humana a causalidad natural, dentro de un enfoque
rígidamente determinista. No obstante, la motivación verdaderamente humana no puede
entenderse, hoy día, a!;imilada sin más a los procesos naturales. Scl".cpenhauer razona dentro del
paradigma que Je ofrece Ja ciencia de Newton y Kant Aún así, el planteamiento del carácter que
realiza Schopenhauer tiene una relevancia considerable aún hoy día en la psicología y la biologí&.;
en la genética, por ejemplo, se investiga hasta que grado la configuración de los genes determina el
comportamiento de un individuo.
32
sentido, entre mayor sea la receptividad del ser (inorgánico, orgánico, o animal),
mayor será la proporción de la intensidad del efecto con relación a su causa. Así,
por ejemplo, en el movimiento de una piedra, factores tales como peso, masa,
desarrollo de una planta (efecto, como reacdón), determinada por condiciones tales
como agua, luz, calor, y nutrientes minerales (causas, como excitantes), es variable
con relación a la especie de esta planta. Así, e.g., un cactus puede crecer y
desarrollarse con mayor facilidad (efecto, como reacción), bajo las mismas
condiciones de agua, luz, calor, etc. (causas como estímulos) que digamos, un fríjol.
En el ámbito animal, un hombre podría enamorarse de una particular mujer
(efecto, como acción) sólo gracias a una peculiar y atractiva mirada (causa, como
mujer, motivos (causas) adicionales tales como una cálida conversación, cierto
todos ellos con igual necesidad. Esto significa que dada o puesta la causa -sea cual
CAPiTuLo m
con ocimiento es prerrogativa única y exclusiva del ser humano. Son los conceptos o
representaciones abstractas, llamadas también representaciones de segundo orden, o
representaciones de representadones. Son abstractas, en contraposición a las
representadones concretas o empíricas; se consideran de segundo orden o
representaciones de representaciones, ya que toman su sustancia de las
representaciones de la primera clase.
Se han denominado tales representaciones conceptos (Begriffe), porque cada uno de ellos
abarca (begreift) innumerables cosas particulares en sí, o más bien, bajo sí, por lo que viene a
representaciones completas, esto es, intuitivas, .., en sus partes constitutivas, para aislarlas y
poderlas conocer cada una de por sí, como cualidades o relaciones diferentes de las cosas.
(CR 149)
Estas representaciones hacen posibles las operaciones intelectuales propias del ser
humano, las cuales se dan necesariamente en y por el lenguaje41: relaciones,
-ti
''Por un lado, la teoría de la palabra. El hecho de que el lenguaje tenga algo de racional implica
que no haya un proceso palabra-in1agen suscitada. A cada palabra que se pronuncia, Ja razón se
expresa mediante un concepto y habla a la razón mediante representaciones no-intuitivas. Las
palabras no son, por lo tanto, evocadoras de imágenes, ya que entonces serían entendidas también
por los animales. Sólo alguna vez -continúa Schopenhauer- se da lugar a imágenes que
reproducen intuitivamente conceptos. Pero esta forma de reproducción siempre es inadecuada,...la
teoría que por fuerza habría de adquirir fisonomía propia en Schopenhauer es la teoría de la
abstracción. La teoría de la abstracción tiene efectivamente tales características que sepa¡ :\ a
Schopenhauer netamente de los presupuestos del empirismo y con igual nitidez de los
presupuestos planteados por el kantismo. No hay que olvidar que la teoría schopenhaueriana del
conocer parte de los concreto de la representación intuitiva. Si el conocer lógico es un alejarse de
los fundamentos del conocer auténtico, por otro lado, para conocer, ha de fundarse sobre la
autenticidad de aquel conocer, en los mismos datos con que tal autenticidad está dotada. Quiere
decir esto que no se contará con el recurso de una multiplícidad de representaciones semejantes
34
facultad de pensar o razón. ''En general, la ocupación del intelecto con los
originario conocimiento,..., tiene que tener por núcleo íntimo o raíz una raíz
los juicios o proposiciones, aparece ahora la segunda forma del principio de i·azón
expresa o indica la siguiente regla: todo juicio o enunciado debe tener una razón
suficiente que garantice su verdad¡ sólo bajo esta condición un juicio puede
predicarse como verdadero. ''La verdad es, por tanto, la relación de un juicio con
algo diferente de él, que se llama su razón (Grund),. .. "(CR 159). Ahora bien, este
categorias o especies; las mismas se clasifican como verdad lógica, 11erdad empírica,
verdad transcendental, y verdad metalógica.
para extraer de su multiplicidad las notas comunes, sino la fijación de una representación única en
sus caracteres constitutivos no perecederos. El concepto de perro nace de la inmovilización de Ja
fijación visualizada, intuitivizada de los caracteres por los que el perro es perro y por los que,
consiguie.ntemente (pero como pura consecuencia), este perro es un perro y se diferencia del
caballo (de un caballo). El concepto en Sc.hopenhauer, más que perder su ser concreto, lo
35
Verdad Lógica o Formal.- Esta primera especie del principio de razón del conocer se
[L]a fundamentación de un juicio por otro nace siempre de una comparación con [ ) otro:
•...
ahora bien, esto acontece, ora directamente en la mera conversión o contrapos!ción de los
mismos; ora por adjunción de un tercer juicio, con lo que de la relación de los dos últimos
entre sí resulta la verdad del juicio que hay que fundar. Esta operación es el silogismo
completo. Toda la silogística no es otra cosa que la conglobación de reglas para la aplicación
del principio de razón a los juicios entre sí;...''(CR 159-160).
cuando 11na representación de la primera clase, esto es, una intuición empírica, se
verdad material, la cual se denomina como verdad empírica, pues se verifica con la
expenencta.
• •
de esta clase de verdad son los juicios sintéticos a priori; estos contienen también
inmoviliza en una imi:gen conceptual, que es la forma más concreta de una representación
abstracta'' (V 22-23).
36
Ejemplos de estos juicios son proposiciones con10 las siguientes: dos lineas rectas no
encierran ningún espacio.- Nada sucede sin causa.- 3 x 7=21.- la materia no puede nacer ni
morir. Propiamente toda Ja matemática pura, como también mi tabla de predicables a
priori,... pueden ser aducidos como comprobantes de esta especie de verdad (CR 162)
De tales juicios de verdad metalógica sólo se dan cuatro, que han sido hallados hace mucho
tiempo por inducción y han sido llamados leyes de todo pensamiento, si bien no hay aún
plena unanimidad tanto en lo que hace a sus formulaciones cuanto en lo que toca a su
11úmero, aunque exista un perfecto acuPrdo en lo que deben generalmente asignar. Son los
siguientes: 1) Un sujeto es igual a la suma de sus predicados, o a = a. 2) Ningún predicado se
puede afirmar y negar a la par de un sujeto , o a = -a = O. 3) De dos predicados opuestos
Schopenhauer reduce estas tres leyes a la del tercio excluso, pues el sentido y
validez de ésta ya contiene y presupone las otras dos42. A este principio de tercio
conocer, ''todo juicio encuentra su razón suficiente o verdad en algo exterior a él'' .
42
''Me parece que la doctrina de las leyes del pensamiento pudiese ser simplificada estableciendo
sólo dos de ellas, a saber, la ley del tercio excluso, y aquella de razón o fundamento suficiente. Así,
la pri.mera ley: 'cualquier predicado puede ser, o atribuido a, o negado de todo sujeto'. Ya en el
'o...o...'está el hecho que ambos no pueden ocurrir simultáneamente, y consecuentemente, la misma
cosa expresada por las leyes de identidad y contradicción." (:MVR II, Cap. IX, p.104)
37
necesaria. No obstante, ambas formas necesarias del pensar pueden y deben ser
distinguidas: la verdad metalógica es una verdad necesaria en sentido lógico, pues
nace de puros principios forn1ales de la lógica; la verdad transcendental obtiene su
necesidad no de principios abstractos, sino de la naturaleza esencial de la parte
formal de nuestras representaciones empíricas, esto es, las intuiciones puras de
espacio y tiempo. La constitución esencial y necesaria de las intuiciones puras de
espacio y tiempo dan cabida a una nueva forma del principio de razón, la cual será
tratada en el próximo capítulo.
l.) No hay más que un 1.) Sólo hay un espacio, y l.) No hay más que una
tiempo, y todos los dife- todos los diferentes espacios materia, y todas sus partes
rentes tiempos son partes son partes del mismo. son estados diferentes de la
del mismo. misma: como tal se llama
sustancia.
2.) No pueden darse a la vez 2.) Los diferentes espacios 2.) La diferencia en la
diferentes tiempos, sino sólo no se dan su sucesiva, sino materia no se determina por
sucesiv¿;amente. simultáneamente. su sustancia, sino por los
accidentes.
4. ) El tien1po tiene tres 4.) El espacio tiene tres 4.) La materia existe , es
sectores: pasado, presente y dimensiones: longihld, lati- deci'", obra en todas las
íuturc,, q:ue form:-..n dos
38
7.) El tiempo no tiene prin 7.) El espacio no tiene 7.) La materia no tiene
cipio ni fin, pues todo límites, pues todo límite está origen ni fin, sino que el
principio y todo fin están en en él. nacer y el Ferecer se dan en
él. ella.
8.) Po¡· n1edio del tiempo 8.) Por medio del espacio 8.) Por medio de la materia
contamos. medimos. pesamos.
9.) El ritmo sólo es posible 9). La simetría sólo se da en 9.) El equilibrio sólo se da
en el tiempo. el espacio. en la materia.
10) Las leyes e lel tiempo las 10). Conocemos las leyes 10.) Conocemos a priori las
conocemos a pnon.
• •
del espacio a priori. leyes de la sustancia de todo
los accide11tes.
12.) El tiempo no tiene du 12.) El espacio no puede 12.) Los accidentes cam
ración, sino que perece al perecer sino que subsiste bian; la sustancia permane
siempre.
•
14.) Todo lo que en el 14.) Todo lo que se da en el 14.) Todo lo material tiene
. .
tiempo se da tiene una espacio tiene su lugar.
,,.
un accion propia.
duración.
18.) El tiempo no se puede 18.) Podemos mt:.diJ· el 18.) La materia como tal
medir directamente por sí espacio directamer1te pe· sí
,.
(masa) sólo es determinable
mismo, sino sólo indirecta mismo, e indirectamente oor
...
respecto a su cantidad,
mente por el movimiento,, el movimiento_, que se da a indirectamente, a saber: por
como lo que se da en el la vez en el tiempo y en el la magnitud del movimiento
tiempo; así medimos el espacio; de aquí, por que recibe y da, cuando es
tiempo por el movimiento ejemplo, una hora de impulsada y atraída.
del sol y de los relojes. camino, y las distancia de
las estrellas fij as medidas
por los años que tarda en
llegar la luz.
20.) En el tiempo por sí sólo 20.) En el espacio por sí sólo 20.) 21.) La materia une el
todo se daría sucesivamente. todo seria simultáneo. inconstante huir del tiempo
con la rígida movilidad del
21.) El tiempo hace posible 21.) El espacio hace posible espacio: de aquí que sea la
el cambio de los accidentes. la permanencia de la sustancia permanente de los
sustancia. mudables accidentes. Este
cambio es determinado por
la causalidad en cada lugar
y en cada tiempo, que por lo
mismo enlaza el tiempo con
el espacio y constituye la
40
22.) Cada parte del tiempo 22.) Ninguna parte del es- 22.) Pues la materia es tan
contiene todas las partes de pacio contiene al mismo permanente como impene
la n1ateria. tiempo la misma materia trable.
que las otras.
26.) Cada .momento está 26.) Por la situación de cada 26.) Toda variación en la
condicionado por el momen límite en el espacio con materia se debe a otra
to anterior y sólo · es cuando respecto a otro límite, es anterior; por lo que una
éste ha terminado (Principio determinable su situación primera variación, y los
de razón de ser en el con respecto a otro de mismo, un estado primero
tiempo). manera rigurosa. (Principio de la mate1ia, es tan
de la razén del ser en el inconcebible como un
espacio). principio del tiempo o un
límite del espacio (Principio
de la razón del devenir).
27.) El tiempo hace posible 27.) El espacio hace posible 27.) La materia, cono lo
la aritmética. la geometría. que se mueve en el espacio,
hace posible la forononúa.
CAPíruLO IV
Estas relaciones son peculiares, distintas esencialmente de todas las demás relaciones
posibles de nuestras representaciones [aquellas que se dan entre los objetos materiales y los
objetos de la razón], por lo que ni el entendimiento ni la razón las pueden aprehender por
medio de meros conceptos: única y solamente la pura intuición a -priori nos las hace
inteligible, pues arriba y abajo, a la derecha y a la izquierda [relaciones en el espacio], antes y
después [relaciones en el tiempo], no se evidencia1t por meros conceptos(CR 190).
rationata, y a su vez la rationata puede ser, en su tumo, tratada como ratio. Así,
resulta indiferente lo que se puede considerar como ratio, o rationata. En la
siguiente figura:
l.a relación entre los ángulos a y b, en cuanto ángulos adyacentes, puede ser vista
la amplitud del ángulo a es detem1inante (ratio) del ángulo b, que en este caso
misma relación esencial entre los ángulos, podemos tratar la amplitud del ángulo b
como ratio del ángulo a, el cual esta vez se trata como rationata.. De esta manera,
ad infinitum hay un indiferencia al elegir qué determina qué, pues ''todos los espacios
relativos son figuras, porque son limitados, y todas estas figuras tienen, en virtud
de sus límites comunes, su razón de .r;�!" las unas en las otras''(CR 192). Así:
43
a
b
La razón por la cual los ángulos 1 y 2 sean iguales en amplitud se debe a que
siendo a y b líneas paralelas y teniendo en común e, los ángulos 1 y 2 han de ser
necesariamente iguales. O, si queremos, sierLdo 3 y 4 ángulos iguales en amplitud,
además de ser adyacentes al 1 y al 2 respectivamente, 1 y 2 tienen que ser
necesariamente iguales, debido a esta relación. Con respecto a lo anteriormente
presentado, se aplica esta afirmación de Schopenhauer, ''[u]na demostración de
todo esto es imposible: pues son proposiciones cuya verdad es transcendental,
poseyendo su razón in.mediatamente en la intuición del espacio dada. a priori'' (CR
191).
43''Debido a que el tiempo tiene sólo una dimensión, el contar es Ja única operación aribnética, a Ja
cual t.odas la otras pueden ser reducidas. Pero este contar no es nada más que intuición o
44
Todo contar consiste en la repetida puesta de la unidad; meramente para conocer siempre
cuantas veces hemos puesto ya la unidad, marcamos cada vez con una palabra diferente;
tales son los numerales. Ahora, la repetición es sólo posible a través de la sucesión; pero la
sucesión, siendo una cosa después de otra, depende totalmente enteramente en la intuición o
percepción del tiempo. [La sucesión] [e]s un concepto que es sólo inteligible por medio de
éste [el tiempo]. Esta dependencia de todo contar en el tiempo es también delatada por el
hecho que en todas las lenguas la multiplicación es expresada [por el término] 'tiempo', y así
a través de un concepto de tiempo, completamente, sexies, e�Ot'X,tc;, six fois, schesmal, six
percepción a priori, a la cual no dudamos en referirnos, y por Ja cual solamente cada otra cosa,
cada cálculo, cada operación, es en última instancia verificada. Por ejemplo, no probamos q11e [(
7+9 ) X 8 - 2] / 3 42, sino que nos referin1os a la pura intuición del tiempo, al contar; así hacemos
=
euclidiano, pues en sus demostraciones éste método apela al prindpio de razón del
conocer, es decir., se acude una prueba de orden lógico., no a una de orden
transcendental, como propone Schopenhauer. Sólo en los axiomas Euclides acude a
la intuición; así ''It]odos los otros teoremas son demostrados., esto es, se da una
razón de conocirniento del tec1rema que nos obliga a tenerlo como verdadero., por
tanto se demuestra la verdad lógica, no la verdad transcendental del teoren1a'' (CR
195). Así,
[c]uando yo pregunto: ¿por qué son los tres lados de este tríangulo [cualquier tríangulo
equilátero] iguales? La respuesta es: porque los tres ángu1os son iguales. Ahora bien, ...la
meramente la r«zón de un juicio: de los meros conceptos no se evidencia que porque los
ángulos sean iguales, hayan de serlo también los lados, pues en el concepto de la igualdad
Por todo lo anterior, se explica, entonces, por qué el siguiente dibujo resulta ser
una prueba mucho más clara y consecuente sobre la verdad del teorema de
Pitágoras.
45 "Si consideramos Ja matemática tal como fue constituida en ciencia por Euclides, nos parecerá
absurdo el camino por ella recorrido. Mientras toda pre:posición lógica ha de ser referida a un
principio intuitivo, la matemática intenta dar una deJ,1ostración eliminando la evidencia intuitiva,
para sustituirla por una evidencia lógica. En realidad, mediante el pri1zdpiu111 essendi, que
constituye la conexión inmediata de las partes del tiempo )' del espacio, penetramos en la conexión
de los puntos del tiempo y el espacio''(V 27).
46
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47
CAPíruLO V
q11e para ello sería menester que el sujeto pudiese separarse del conocer y luego
A la objeción : "yo no sólo conozco, sino que sé que conozco'', respondería yo: tu saber de tu
conocer difiere de tu conocer sólo en la expresión. ''Yo sé que J"O conozco'' no quiere decir
otra cosa sino: "Yo conozco'', y esto, así, sin mayor determinación, sólo quiere decir ''yo''. Si
tu conocer y tu sa her de este conocer fueran dos cosas distintas, prueba a tener cada uno de
ellos aislados siquiera una vez, y ahora trata de conocer sin saber que conoces, y luego trata
de saber solamente que conoces, sin que este saber sea al mismo tiempo el conocer (CR 203)
general, esto es, un conocimiento que encierre tanto lo conocido en particular como
la intelección misma de ese conodmiento en particular. Así, la proposición ''yo conozco
que conozco'' es una mera construcción gramatical sin referencia objetiva; es, pues,
48
46 Es interesante notar como toda esta relación t:?n torno al "yo'', como sujeto cognoscente y sujeto
volente, además de su vinculación al conocimiento, entra a formar parte de ]as preocupacior;es
metafísicas del joven Wittgenstein. Obviamente influenciado por Schopenhauer, Wittgenstein
también distingue entre un sujeto cognoscente y un sujeto volente. A1 igual que Schopenhauer,
Wittgenstein considera que el sujeto cognoscente no puede ser conocido, pues no es fenoménico.
Sin embargo, Wittgenstein va aún más lejos y llega hasta a afirmar que este sujeto no existe
(Tageb11cl1er 1914-1916, p.172). No obsta11te, esta última afirmación resulta paradójica, pues poco
después en el Tractat11s (5.641) y en los Tagebi1clrer (175) escribe lo siguiente: 11Si no encuentro el yo
como sujeto cognoscente, cómo entra entonces el yo en filosofía? El yo es sujeto metafísico -es decir,
no fenoménico como tal, y, sin embargo, captable filosóficamente-, en cuanto se manifiesta en e]
49
''yo'', es el misterio par excellence. Dicha identidad no puede ser explicada, pues
mundo en doble manera. A saber, porqite el 11111ndo es 111i 1n11ndo [1] y porq11e yo soy la frontera [2), no
11na JNlrle del 11111P1do".
De manera más explícita, la doble distinción aludida (Tageb1tc}1er, p.172. Las cursivas son mías)
... Existe el :;11jeto 111etafísico co1110 aq11el del q11e p11ede hablarse filosóficm11e1zte y del q11e se 11abla
111ediata111e11te (Este es el primer "yo"]. Y fi1zal111e1ite, existe co1110 s11jeto in111ediato, el s11jeto vole11te,
modificador del mundo [El segundo yo'' ] . Mientras que, por ejemplo, en lugar de ''yo pienso''
"'
podríamos decir, "ello piensa'', no podríamos decir, sin embargu, ''ello quiere'', sino que debemos
decir ''yo quiero'' [Lo cual está en perfecto acuerdo con lo planteado por Schopenhauer, en Ja
sección que corresponde a esta nota al pie ] . El yo e11 c11a11to vole11te y, por ello, e1i c11a1ito soportf de la
éticn, es el ce11tro de 111i 1111t11do.
Hasta aquí bien. Wittgenstein aclara que sólo el sujeto volente es el sujeto que puede ser conocido.
Además éste es el sujeto al cual se refiere Ja expresión "mi mundo''. Pero, qué de aquel otro''yo''
solamente ''captable filosóficamente'', aquel ''yo'' que es ''frontera del 11111ndo'' ? Qué hace
Wittgenstein con él? Wittge1istei1z asi111ila e ide11tifica la existe11cia del s11jeto 111etafísico co11 la fi111ción del
le11gr1aje (Apel). Aunque Wittgenstein habla desde la perspectiva de una filosofía del leng11aje y
Schopenhauer desde el punto de vista de la represe1itació111 ambos enfoques coinciden, en relación al
sujeto de conocimiento, una vez que consideramos este sujeto (tal como también lo consideró
Schopenhauer) como co1idición de posibilidad e1z general de la experie1icin.
''No puedo, efectivamente, trazar las fronteras de mi mundo, pero el mundo es limitado y yo 111is1110
soy s11 fro11tera Có1110 se 11111estra esto? E11 el leng11aje. '' '1Las fro11teras de 111i 1engi1aje sig11ifica11 las fro11teras
de 111i 1111111do"(Tractah1s 5.6). Todo lo que pueda ser descrito li11giiística111e11te [En Schopenhauer
vendría a ser represe1zfacio11al111e1zte] está en el mundo. Por tanto, si pudiera describir las fronteras
de mi mundo, no sería frontera alguna. La limitación del mundo no es la frontera de algo extenso,
es inherente al mundo mismo. De este modo el lenguaje también es limitado en sí. En efecto, 110 111e
p11edo colocar fi1era del leng11aje y l1ablar de él, es decir, de có1110 describe el 11111ndo [C01110 11no no prtede, de
manera análoga, colocarse fi1era de la rcprese11tadó11, y represe11tarla a s11 lJeZ , esto es, de ver co1110 ésta
representa al 1111111do]. No se puede hablar de lo que puede ser dicho, sólo se puede decirlo [ Así
co1110 110 se p11.ede represe11tar lo q11e p11ede ser representado, sino sólo represe11tarlo].
La afinidad de Wittgenstein con el planteantiento schopenhal1eriano [que, en este punto, es
esencialmente lo que plantea Kant] es sorprendente. La única ( pero importante) diferencia
consiste en que Schopenhauer habla de la represe11tadón (Vorstell11ng) y Wittgenstein del le11giU1je
(Spraclre). No obstante, en ambos filósofos, ta11to la represe1ztadó11 co1110 el leng11aje son tratados c01110
foru1as de fig11rar el 111111ido, a111bos son for111as picf.óric�represe11tado11ales de la realidad. Por lo tanto, las
propiedades o características del lenguaje y de la representación resultan análogas entre sí .
Recapitulemos: a) Ambas son condiciones de posibilidad de la experiencia b) En ambas se
encuentra el sujeto metafísico, sin que éste sea parte del mundo e) Ambas son fronteras del mundo
d) Ninguna de ellas puede representar (o hablar de) aq11ello que puede ser representado, sino que
50
Así, vemos los efectos mecánicos, químicos, como también los originados por los excitantes,
resultar cada vez de sus respectivas causas, pero sin que nunca por esta vía entender de
parte a parte el proceso, sino que lo principal de éste sigue siendo para nosotros un misterio:
le atribuimos unas veces a las propiedades de los cuerpos, a las fuerzas naturales, también a
la fuerza vital, pero todas estas cosas no son más que qttalitates occ11ltae. Tampoco estaríamos
en mejor postura para entender el movimiento y las acciones de los animales y de los
hombres, y las habríamos visto también surgir de una manera inexplicab]e de su causas
(motivos), si para nosotros no estuviese abierta la visió1z proft1nda del interior de este proceso:
sabe111os, e1z efecto1 por la experie1icia i11terinr l1ed1a en 11osotros 111is111os, qire did10 proceso es itn acto
de la vol1111tc1d, el c11al es provocado por el 111otivo, qz1e consiste en 1111a 111era represe11tadón47(CR 207-
208)
La influencia de este motivo no nos es conocida sólo desde fuera, como sucede en el
conocimiento de las demás causas, sino que accedemos a tal conocer desde dentro.
Así conocemos el secreto de cómo la causa produce el efecto. En este sentido, la
motivación, como forma de causalidad, no es sino toda causalidad pero vista desde
dentro (CR 208). Según Schopenhauer, en realidad, sólo esta forn1a de causación
nos revela de una manera inmediata qué es lo que sucede a lo interno de
cualquiera de las otras relaciones causales. Schopenhauer la clasifica como
prindpio de razón suficiente del obrar, prindpium rationis suffidentís agendi, o
simplemente, ley de la motivación.
-t7
En todo este planteamiento de Schopenhauer enco11tramos 1a poderosa �nfluencia de Fichte. Para
Fichte, la comprensión integral de los cambios en la naturaleza sólo se logra 'al imaginar una
fuerza activa peculiar al objeto y que constituye su propia esencia'. Esta fuerza principio de
actividad o del devenir se logra entender en cuanto logra afectanios, cuando los objetos inciden
sobre uno (D 18-19). Ella se identifica con todas las demás fuerzas naturales y no puede explicarse
ya (!bid 22). Esta fuerza es conocida en nosotros como volri11tad. 11La voluntad es la consciencia
inmediata de la actuación de caJa una de nuestras fuerzas interiores.. La consciencia inmediata de
.
uno de los in1pulsos de esta fuerza1 ...es en la consciencia la inclinación o apetito;.."(Ibídem 29)
52
CAPÍI'ULO VI
''En t.:l mundo físico, las razones suficientes toman la forma de causa: e1 evento A causa el evento B.
En el mundo de la materia orgánica podemos llamar en algunos caso esas causas 'stimuli' -el
evento A estim ula el evento B -pero los stimuli pueden ser considerados como una subclase
5pecial de causas, siendo la difere11cia definitoria que la acción de todas las otras clases de causas
es cuantitativamente igual a Ja reacción, e.g., en la cantidad de energía liberada, mientras que l a
acción de u11 estím11lo pude ser más pequeña o grande que la respuesta a éste. Schopenhauer es
insistente en que la causa de un evento pude ser solamente otro evento; ésta no puede ser un objeto
o estado de cosas. Objetos y estados de cosas son traídos y expulsados de la experiencia por
secuencias de eventos causalmente interconectados los cuales, tomados conjuntamente, constituyen
el proceso de la historia del mundo natural, lo cual es decir todo el universo físico. Esta es la
conexión tal como fue concebida en la ciencia newtoniana y la biología.
53
La de carácter lógico, según el principio de razón del conoce1·; por la cual dadas las
razón del ser ert el tiempo y el espacio, por los cuales todas las relaciones
2. Esta progresiva historia toma lugar en el marco del tiempo y el espacio. Cada punto en el
tiempo está absolutamente determinado con respecto a cada otro, y de este hecho puede ser
derivado toda la aritmética. Similarmente, cada punto en el espacio está absolutamente
determinado en relación a cada otro, y de este hecho puede ser derivada toda la geometría. La
historia del : �niverso, pues, toma Jugar en un marco cuyas forntas son matemáticas -de hecho,
cuyas formas a priori nos brindan nuestras matemáticas a priori (lo cual explica por qué las
matemáticas se ajustan de la manera en que lo hacen). Así, mientras que en el proceso de la
historia la razones suficientes son causales, en el marco del espacio y el tiempo son matemáticas.
De esta manera, un segundo sentido en el cual A puede ser razón suficiente de B es que A puede
ser una determinación o demostración matemática de B.
3. Existe una clase especial de objetos físicos orgánicos los cuales que pueden ser movidos en
tiempo y espacio no sólo desde fuera -por causas, incluyendo stimuli -sino también desde el
interior, por motivos. Cualquier objeto dado de esta clase, con su único complejo de determinadas
características, puede, en cualquier complejo único de circunstancias, reaccionar a cualquier motivo
solamente de una forma. De esta manera las acciones de estos agentes, aunque internamente
motivados, son tan determinados como los eventos naturales: los motivos son causas
experimentadas desde dentro. Así una tercera forma en que A puede ser razón suficiente de B es
que A puede ser un motivo y B la acción motivada...
4. El medium (interno a esos objetos físicos animados) a través del cual los motivos operan es la
n1ente. En la mente los juicios se forman y los juicios guían la acción. En este punto, por primera
vez, nos encontramos con la noción de verdad, ya que los juicios pueden ser (de hecho deben ser -
ver 4.d.iii abajo) verdaderos o falsos. El cuarto sentido, entonces, en el cual A puede ser razón
suficiente para B is que A puede implicar la verdad de la proposición B. Hay a su vez cuatro
formas distinguibles en las cuales la verdad de una proposición puede ser implicada.
a. Puede ser implicada como observación directa o experiencia, en caso cual es una verdad
emp1r1ca.
, .
b. }>uede ser una de las pre-suposiciones necesarias de la experiencia... Tales son, por ejen1plo, las
proposiciones a priori acerca del espacio y el tiempo y de hecho toda la matemática; o acerca de la
causalidad y la indestructibilidad de la materia. Estas son verdades transcendentales.
c. Puede seguir de la verdad de otra proposición, de acuerdo a las leyes de la lógica, en tal caso
hablamos de una verdad lógica. Si ésta sigu� lógicamente de un enunciado empírico verdadero a
menudo le llamamos una verdad material.
d. Puede ser ella misma una de las leyes de la lógica, en cuyo caso es una verdad meta.lógica. De
aquellas existen cuatro:
i. El principio de identidad
ii. El principio de contradicción
iü. El principio de tercio excluso
iv. El principio que afirma que la verdad consiste en la correspondencia con la realidad.
Así, para resumir, las cuatro clases de conexión necesaria a las cuales Schopenhauer se refiere en el
título de su libro son la causación como es entendida en la ciencia, en la determinación matemática,
en la implicación lógica y en la acción motivada: de acuerdo a él, toJos los ejemplos de conexiones
necesa.rias deben caer en alguna de esas cuatro categorias''(BM 29-31).
54
axiomas; 4) La psicológica o moral, que según la ley de motivación, todo acto está
razón, es decir, todos los usos ilegítimos de esta categoría filosófica obedecen,
a :iuí nace a parte ante una series in infinitum''(CR 220). Esta se1ie infinita de causas
no puede ser detenida arbitrio individii; además la serie es ideal, no real. Una
cadena d_e causas actual1nente existentes no puede ser, ya que causas y efectos
serían, entonces, simultáneos, lo cual es un absurdo. Así, pues, una causa primera
dm.bito del fenómeno; por lo tanto, la exigencia de una causa primera, en cuanto
(ü) Cuando, para evitar la exigencia de una primera causa en una cadena causal
dada, se suplanta ésta por la demanda de una razón de conocimiento, puesto que
ahora, a la falta de una causa primera en la esfera del devenir, se transfiere nuestra
exigencia de un por qué a la esfera de la razones. Así, pues se transgrede el
principio de razón suficiente al exigir una razón -necesaria, por cierto-, en donde se
debía exigir una causa. Esto es precisamente el quid del argumento ontológico. La
posición de Schopenhauer en relación a este punto es también, en principio,
11
kantiana: se niega la validez de la prueba ontológica, pues la misma supone un
salto del plano lógico al ontológico''.
" ..la existencia de la causa y el efecto está estrechamente conectada con, y necesariamente
relacionad" d, la secuencia del tiempo. Solamente en cuanto el estado A precede al estado B
en el tiempo, pero siendo su sucesión necesaria y no accidental, en otras palabras, no una
mera secuencia sino una consecuencia -sólo bajo esa condición es el estado A la causa y B el
efecto. Pero el concepto de efecto redproco contiene esto, que cada uno es la causa y el efecto
del otro¡ pero esto es equivalente a decir que cada uno de los dos es el anterior y el posterio:
al mismo tiempo, lo cual es absurdo"(?v1VR L Apé11dice, p. 460)
so"En general...la ley de causalidad encuentra aplicación a todas las cosas en el mundo, pero no al
mundo mismo, ya que esta ley es in111nne11te al mundo, no transcendente; con el 1111lndo ésta es
establecida, y co1i el 1111l11do ésta es abolida. Esto depende en última instancia en el hecho que ésta
pertenece a la mera forma de nuest.To entendimiento y, junto con el mundo objetivo que es así mero
fenómeno, es condicionada por el entendimiento. Por consiguiente, la ley de causalidad encuentra
completa aplicación, y no admite ninguna excepción, a todas las cosas en el mundo " (MVR II, Cap.
...
IV, p.43).
56
Fichte y Schelling: el primero ha querido reducir el todo (no-yo) al yo, esto es, el
identidad de ambosSt -lo cual es ir aún más lejos. Esto fue propuesto en su Filosofía
Son propuestas inaceptables por dos razones, básicamente: 1) Parten del sujeto } ..
como conexión entre lo subjetivo y lo objetivo. Fichte, por ejemplo, ignora que el
por su parte, apela a Wla intuición racional, que no puede ser válida dentro de las
51 "Sistema de identidad es, por lo tanto, aque] que pretende no asumir como punto de partida ni el
sujeto ni el objeto, sino aquella identidad de entreambos que sería el Absol11to, intuible só1o
racionalmente (V 19).
''
52 "El equívoco consistiría en pensar que, dado que la intuición exige la noción de causalidad, surja
por consecuencia entre objeto y sujeto, la relación de causa y efecto. La relación tiene lugar siempre
y únicamente entre objetos''(Ibid)
53 ''Nosotros no partimos ni del objeto ni del sujeto, sino de la represe11tació11, la cual contiene y
presupone a ambos; porque la división entre sujeto y objeto es la forma primera, universal, y
esencial de la representación"(MVR I, n.7, p.25). En otra cita: ''Ahora bien, es precisamente esta
característica la que distingue la filosofía de Scltopenhauer de las demás filosofías, en cuanto a
todas las filosofías que se han dado con anterioridad a Schopenhauer, o partían del sujeto, o partían
del objeto, y constituían la unidad representativa sobre uno o sobre el otro. Por lo tanto, aquellas
filosofías han intentado explicar, o bien el sujeto mediante el objeto, o bien el objeto mediante el
sujeto, sin tener en cuenta dos hechos: 1) que el mundo es la unidad de entreambos; 2) que entre
sujeto y objeto no se puede plantear el principio de razón que pertenece también al sujeto, si, pero
opera en el reino del objeto. Esto no quiere decir que entre sujeto y objeto exista identidad, ya que
57
subjetivoss.t.
(v) Cuando se exige una demostradón del principio de razón. Debido a que el
absurda.
unidad representativa no quiere decir ni reducción del sujeto a] objeto, ni reducción del objeto al
sujeto, pues este es precisamente el caso de algunas de estas <<Confusiones>>."(V 18)
5-l El materialismo: 1) pone la materia, y, por tanto, también el tiempo y el espacio, como
absolutamente existente; 2) toma como ley externa, existente por sí, la ley de causalidad; 3) intenta
hallar el estado más elemental de la materia (el más si111ple) y busca mediante él los demás:
mecanismo � quimismo � polaridad-organicidad-vegetación � animalidad � sensibilidad
animal � conocer. Todo ello constituye una inmensa petitio -pri1idpii, porque el resultado alcanzado
en último lugar estaba ya presupuesto. El. materialismo intenta explicar lo que es dado
inmediatamente con aquello que es dado mediatamente. El despropósito del materialismo
consistiría en el hecho de partir de lo objetivo y <<
tomar>> la materia como fundamento y
explic<tción de todo en cuanto existe..."(V 20)
55 el principio no se puede demostrar... Pues toda demostración es la reducción de los dudoso a lo
'' ••
reconocido, y si de este algo sea el que fuere, pedimos siempre de nuevo otra demostración,
IJ ,:..garemos finalmente a ciertos principios que expresan las fom1as y leyes, y, por tanto, las
condiciones de todo pensar y conocer, en cuya aplicación consiste todo pensar y conocer; de
manera que la certeza no se podrá dil11cidar a partir de otros principios'' (CR 56).
56 "Lo que es más cierto y, sin embargo, en todo lugar inexplicable es el contenido del principio de
razón suficiente, ya que este principio en sus diferentes aspectos expresa la forma universal de
todas nuestras representaciones y conocimiento. Toda explicación es un retrotraerse a este
principio, una demostración en el caso particular de la conexión de representaciones expresadas
generalmente a través de él. Es, por consiguiente, el principio de toda explicación, y por ello no es
él mismo capaz de explicación; ni tampoco está en necesidad de una, ya que toda explicación lo
presupone, y solamente a través de él ésta obtiene todo significado."(:MVR L n. 15, p.73)
58
...el principio de razón es el principio de toda explicación: explicar una cosa equivale a reducir
su consistencia dada o conexión a una cualquiera de las formas del principio, con arreglo a la
cual debe ser como es. Según esto, el principio de razón, es decir, la conexión que expresa en
alguna de sus formas no es ulteriormente explicab]e, porque no hay ningún principio para
explicar el principio de toda explicación -lo mismo que el ojo lo ve todo, pero con excepción
de sí mismo (CR 221-222)
consecuencias; por tanto, el por qué que expresa el principio de razón puede ser
es el << hilo conductor>> de cada una de las ciencias. En las matemáticas puras este
hilo es la razón del ser (ratio essendi) ; en la física, la química, y las ciencias orgánicas,
la ley de causalidad (ratio fiendz); en general, en todas la5 ciencias, el hilo conductor es
la razón del conocer (ratio cognoscendi), pues en cada una de ellas lo particular se
indudablemente será susceptible de ser mejorado y completado'' (MVR II, Cap. XII,
pp.127-128).
Todas de acuerdo al fundamento o razón del ser del devenir, i.e., la ley de causalidad, y
efectivamente en sus tres modos.
l. La doctrina de las causas:
(a) Universales: Mecánica, Hidrodinámica, Física, Química.
(b) Particulares: Astronomía, Mineralogía, Geología, Tecnología, Farmacia.
2. La doctrina de los stimuli:
(a) Universales: Fisiología de las plantas y animales, junto con su ciencia subsidiaria,
Anatomía.
(b) Particulares: Botánica, Zoología, Zootonúa, Fisiología Comparativa, Patología,
Terapeútica.
3. La doctrina de los motivos:
,
requerida por el principio de razón, sino que tiene este principio como su objeto
primordial'(MVR Il, Cap. XII, p.128). Esto significa que al conocimiento .filosófico,
en cada una de las diversas disciplinas científicas, sino ·únicamente sus resultados
S7 Se sobreentiende que este cuadro responde a una clasificación de las ciencias según el desarrollo
de las mismas a mediados del siglo XIX.
60
una razón, ésta se evidencia de suyo y ninguna confusión es posible. Pero hay
sobrados ejemplos de que [...] se confunden las expresiones razón y causa y son
usadas sin distinción, ..."(CR 224-25). Por consiguiente, para el sano y correcto
ejercicio del quehacer filosófico, no se debería hablar de razones en general, sino
siempre distinguir y especificar, de acuerdo al caso, cada razón en particular.
58Al respecto, anota Schopenhauer: ''...si se imaginase que pudiera surgir una nueva quinta clase
de objetos, entonces también se podría presuponer que en ella el principio de razón suficiente se
presentaría en una nueva forma ... "(CR 226).
61
CAPÍ'fULO VII
EPILEGÓ:rv.tENOS A LA 1CUÁDRUPLE RAÍZ1
primer filósofo que lo exploró de una manera mucho más elaborada. Aparte de
ello, el enfoque que brindó Schopenhauer ha sido original en la medida que lo puso
Kant.
distinguibles unas de las otras, y que toda discusión filosófica debe atenerse a
distinguir entre las diversas figuras que toma tal principio. Tal es la insistencia de
una vez en ella, nos vemos inmersos en otras múltiples ramificaciones del principio.
transcendental).
En el tercer modo del principio de razón, los fundamentos adquieren una división
geometría.
La cuarta y última clase de representaciones es tan extraña a las demás que bien
podría ser ilegítimo tratarla paralelamente a las otras tres. Porque esta
pueden ser abordados de lleno por un tratamiento 'científico', pero el 'sujeto del
demás sería.
(ü) I,a obra de Scl1openhai1er hace especial énfasis en la causalidad, el primer modo
del principio de razón, y por su envergadura tal vez sea el más importante de
todos los otros 1.nodos del principio. Este juicio encuentra mayor corroboración en
discusiones epistemológicas hasta hoy día, y no las otras figuras del principio de
época 1�ontemporánea es, empero, mucho más amplia y flexible que en los tiempos
es s<Jstenible hoy día; por ejemplo, ya las causas no son 1necesariamente' anteriores
a l·0s efectos. Y las ciencias sociales exigen de suyo una causalidad no necesaria,
voluntad noumenal, de sus designios ya dados. 1La d,octrina de los motivos', según
el cuadro de Schopenl1auer en relación al principio de razón y las ciencias, no
fenómeno y las leyes que le son inherentes no tienen aplicabilidad válida fuera de
él. Sin embargo, resulta curioso -señala Schopenhauer- que Kant no encuentra
declaración: a saber, ''que no hay objeto sin sujeto''. De esta última proposición se
deduce que el objeto, debido a que sólo existe e11 relación al sujeto, es dependiente y
condicionado por él. Así, el mundo del fenómeno no existe ni puede exiStir en sí
mismo e incondicionalmente.
deducir las adecuadas y pertinentes conclusiones de tal afirmación, por lo cual fue
en la primera Critica de la Razón Pura que son una directa contradicción con lo que
enc11entra 'con gran gozo' que, en esta primera edición, ''aunque Kant no utiliza la
fórmula 'no hay objeto sin sujeto', sin embargo, declara con tanto énfasis, como
hace Berkeley y yo, que el mundo exterior que yace ante nosotros en el tiempo y en
mismo Schopenhauer había desan·ollado para explicar la mutilación que hace Kai1t
de s1.t propia obra. ''El principal pasaje de esta carta fue incluida por Ronsenkranz
•
por Kant, indica nuestro filósofo y este error de Kant, añade inmediatamente, se
Kant basa lrt suposición de ta cosa en s!, ...en una conclusión de acuerdo a la ley de la
causalidad, a saber, que la percepción empírica, o más correctamente la sensación de nuestros
órganos de los sentidos de la cual proced e debe tener una causa externa. Ahora, de acuerdo
,.
permanece en ese ámbito, junto con las formas a prion· de la sensibilidad, tiempo y
66
espacio. De esto se sigue que no puede haber una relación causal entre cosa en sí y
Según Schopenhauer, gran parte del anterior error se d.ebe también a que Kant no
com.o percepciones ni tampoco como conceptos abstractos, sino como algo diferente
de ambos, siendo, sin embargo, ambos al mismo tiempo, 'lo cual es una expresa
afirmada como el resultado de una inferencia causal, porque de acuerdo a los pror,ios principios de
Kant, la categoría de causa es sólo aplicable a los fenómenos''(FC, VI, p.270)
(ll Una de las consecuencias de esta perspectiva es la siguiente. ''Los conceptos abstractos son
poseídos sólo por t!l l1ombre: las representaciones int-'1itivas son comunes al hombre y los animales,
al menos, a los animales superiores. Hay un mui1do fenoménico no solamente para el hombre sino
también para los animales. Esto se debe a que las condiciones de su posibilidad están presentes
también en los últimos, siendo estas co1tdiciones las formas a priori de la sensibilidad, a saber,
espacio y tiempo, y la categoría del entendimiento, a saber, la causalidad. En la visión de
Schopenhauer, el entendimiento (Verstr!tJd) se encuentra tambjén en los animales. Y el pri11dpi11n1
ratio11is st1fficie11tis fie11di opera, por ejP.mplo, en un perro, para quien hay un mundo de cosas
causalmente relacionadas. Sin embargo, los animales no poseen razón (Vern11nft), la facultad de
conceptos abstractos. Un perro percibe las cosas en el espacio y tiempo, y puede percibir relaciones
causales concretas. Pero de esto no se sigue que un perro pueda reflexionar abstractamente acerca
del espacio, tiempo, o la causalidad. Para poner el asunto de otra manera, el enunciado que el
68
representación ipso facto et eo ipso se abandona a esta última, entrándose así a una
perceptibles empíricamente.
condena. Kant establece que la percepción sólo deviene en objeto a través del
pensamiento', pasaría a ser aJgo individual, un objeto real. Pero de esta forma,
a tratar algo así como un cruce entre las dos clases de representaciones, cuando describe
al objeto del e11tendimiento que producen las categorías, como un objeto de
experiencia62. ''Es difícil creer- señala Schopenhauer- que en el caso de este objeto
mundo visible es objeto para un sujeto percipiente se aplica tanto al perro como al hombre. Pero de
esto no se sigue que un perro pueda conocer que el enunciado es verdadero''(FC VII, 267-268}.
62 Todas estas observaciones de Schopenhauer en relación a la 'confusión' de Kant es totalmente
!bid 440-441)
Las contradicciones que encue11lra textualmente Schopenhauer son abrumadoras. Al respecto
señala que '1invit(a] a todo los que comparten su respeto por Kant a reconciliar estas
contradicciones, y que muestren que, en su doctrina del objeto de experiencia ..., Kant concibe algo
bastante distinto y definido"(441). Schopenhauer está harto convencido de que Kant no estaba
claro en torno a la noción del objeto de experiencia.
Esta opinión de Schopenhauer, junto con todo lo anteriormente puesto en esta cita y los párrafos
que le corresponden, es en gran medida apoyada por un crítico contemporáneo, Biyan Magee:
''Fue claro desde el principio , la mayor parte del tiempo al menos, que Kant estaba pensando el
fenómeno como el imperceptible y en últin1a instancia sustratum real del objeto, en el cual todas
sus características perceptibles recaen: lo que uno llamaría el objeto objetivo [el término que utiliza
Schopenhauer para indicar éste es 'objeto-en-si'], el objeto como es en sí mismo, inexperimentado
por el sujeto - y además, consideró este 11oumenon como la causa de nuestras sensaciones. Pero si
las categorías de espacio y causalidad son características de la experiencia (y la experiencia posible)
. olamente, entonces, no hay ningún sentido en el cual las cosas tal como son en sí mismas pueden
ser objetos de alguna clase de 'allá afuera' en el mundo, ni tampoco hay algún sentido en el cual
ellos puedan originar nuestra experiencia de ellos mismos -ya que Ja localización en el espacio, y la
causalidad, son ambas de manera similar de origen subjetivo... Ka.nt estaba mediattamente
consciente de esta dificultad. Pero su dilema era éste: si él admitía explícitamente que los objetos
físicos son las causas de nuestras sensaciones, entonces concedemos que los objetos tal como los
experimentamos son cosas en sí mismas y estamos de vuelta con el empirismo pre-crítico de Locke,
con todos sus insolubles problemas; pero si, por otro lado, dispen.�ase totalmente la noción de un
substratum objetivo en relación a la experiencia, entonces estaríamos de vuelta con BerkeJey a una
realidad que consiste sólo en experiencias, con la exce¡xión de que no podríamos defender nuestra
posición junto con la explicación de Berkeley o, hasta donde se puede ver, de cualquiera- del
�
70
la cosa en sí, sin embargo es algo muy parecido. ''Es el objeto--en-sí, un objeto que no
requiere sujeto, una cosa individual, pero que no está en el tiempo y en el espacio,
concepto abstracto'' (A 444) . Según este enfoque, entonces, Kant efectúa una
Karl-Otto Apel en una polémica con el popperiano Hans Albert. Ambos ensayos
hecho que Jos inclividuos humanos viven en un mundo compartido. Y debido a que esta última
opción [la de Berkeley] fue la que más temía que fuese aceptada, Kant persi�.tentemente se inclina
hacia el primer error -aunque sin hacerse bastante explícito a él mismo lo que estaba haciendo. Los
ecos de esta evasión inconsciente reverberan a través de toda su obra. En el c.orazón de su
epistemología y ontología yace un problema cuya completa estrategia Je muestra haber sido
represivamente consciente de él y que, sin embargo, nunca reconoció. Estaba tratando de encontrar
una solu�ión sin formuJar el problema. Es decir, fue reacio a confrontar el problema hasta que
estuviese seguro de que lo podía resolver- y esa fue una situación que no pudo nunca alcanzar.
La doble auto-contradicción de Kant en permitir las cosas tal como son en si mismas, que aparecen
en su filosofía como entidades independientemente localizadas que causan nuestras sensaciones,
fue una vez aparente a todos Jos serios estudiosos de su trabajo, tal como lo fue la naturaleza de1
supuesto dilema que :o había dirigido a él. Todas los errores (misdemeanours), por los cuales
Schopenhauer lo acosa sin el menos descanso, toma aquellos como puntos de referencia común, ya
que no sólo Schopenhauer regaña a Kant directamente por su suposición ilegítima de el noumeno
como una suerte de objeto invisible, espacialmente localizado, causando las experiencias, sino que
también lo regaña por su reiteración de que 'el contenido empírico de la percepción nos es dado'
(Las itálicas !>on de Schopenhauer -él reprende a Kant con una especial falta de compasión por
esto), o, de manera muy diferente, por su mutilación de la primera Critica al hacer la segunda. En
el punto central de todas estas cruces, Kant está retorciéndose (wriggling) en el mismo gancho, por
su inhabilidad para explicar como es que el mundo percibido es el mismo para cada uno sin
extender la aplicación de la causalidad a las cosas tal como son en sí mismas, o sin caer en el
berkelianismo'' (BM 94-95).
71
que sigue teniendo el principio de razón suficiente para nuestra ciencia y filosofía
contemporánea.
como primer ejemplo, bien señala las relevantes aunqtte brevísimas anotaciones y
cartas de Leibniz y lo dicho por Kant, pero parece que no se quiere acordar ..para
toda su obra.
Apel, por su parte, es heredero de la tradición de Kant; en sus escritos abundan las
grandes problemáticas del discttrso científico del positivismo desde una plataforma
en gran medida kantiana, pero nunca -que yo sepa- ha hecho algún señalamiento
A pesar de las omisiones, los tratamientos de ambos ensayos tocan puntos que
óntica, esto es, una que no se limita a la esfera de los entes. El principio de razón
limit". a una 'esfera' del ser -la esfera del fenómeno-, en virtud de aquellas división.
pues, a las bifurcaciones clásicas, con lo que consigue 'abrir' el principio de razón a
recurso a la evidencia sigue siendo defendible desde el punto de vista que ofrece
en su sentido más estricto: las propiedades de los objetos y del conocimiento son
nuestros días, abordan<lo una variedad de temas tan amplios y diversos, que no
objetos que existen para el sujeto y los cuatro modos que adopta el principio de
razón en relación a ellos". Adopto, casi ad litteram, los títulos que Schopenhauer
mismo dio a cada capítulo. En ellos hay sólo una importante excepción: he
noción de objeto.
tesis doctoral de Schopenha·uer. Remarco aquí que las conclusiones que ahí se
ampliamente reconocido.
•
74
APÉNDICE A
Res11111e11-Conferenda
De forma negati,ra, esta proposición se expresa en el clásico nihil est sine ratio o
'nada es sin fundamento'¡ en ambos casos, la significación viene a ser la misma,
envolviendo, de alguna manera u otra, la totalidad.
En todo lo que nos rodea, nos importa y sale al encuentro, vamos mirando la busca de
camino hacia un fundamento. Lo que enuncia la proposición es para nosotros, pues, cosa
Con cierta frecuencia, nuestra proposición suele conocerse en la expresión nihil fit
sine causa, nada ocurre sin causa; no obstante, esta formulación importa algún
distanciamiento de la significación original de nuestro principio. Indudablemente,
toda causa es una suerte de .fundamento, pero no todo funda1nento es causa.
proposición tan simple, al menos a prima facie ? Leibniz fue el primero en traerla a
la luz, situándo1�' entre las proposiciones supremas. Le llama incluso -señala
Heidegger- p1incipium magnum, grande et nobilisssimum. ¿Hasta que punto se
merece este título? ]>ara responder a esta pregunta, tenemos que adentramos al
contenido mismo de este singular principio, apunta Heidegger.
1. El fundamento que hay que volver a dar, ¿de qué es fundamento en cada caso?
2. ¿Por qut� hay que volver a dar el fundamento, es decir proporcionarlo de propio?
3. ¿A dón<.te viene retrotraído el fundamento?
retrotraída al l1ombre, quien es el que determina a los objetos en cuanto objetos, ''
los juicios. Estos juicios sólo pueden ser verdaderos en la medida en que se
algo en referencia al yo, ante él y para él. La ratio o fundamento asegura el objeto
ante el yo.
Sin embargo, no basta con brindar una fundamentación o ratio sino que se
emplazar tiene que ser una ratio suffidens '' (187) . Esta exigencia de suficiencia es
El hecho de que la liberación de la energía atómica sea usada para la paz o para la
¿Qué significa, pues, eso de qite una e•·a de la historia mundial atómica tenga el cuño de la
era atómica y su puesta en libert.ad ?'' (190). Y la respuesta que adelanta es que '' ...la
era atómica está dominada p<.lr la interpelación y exigencia, que amenaza con
emplazar'' (191)
En relación con la energía liberada del átomo, los ciencias y las técnicas están en
búsqueda de un fundamento que domestique y asegure tales energías. ( �Hay una
nota mu.y curiosa de Heidegger en tomo a esto: que Leibniz, el filósofo del
principio de razón, fue también quien inventó el 'seguro de vida'). Asegurarnos es
una tarea de cada día, de todo momento. Ahora bien, 'hoy por hoy, la palabra
clave para indicarnos como se efectúa dicha seguridad está enmarcada en la
palabra informadón'. Y para entender esto bien, Heidegger señala que ''[t]enemos
que escuchar esta palabra en su pronunciación anglo-americana'' (193).
lnforniation indica por un lado 'dar noticias o cuentas de'; con ello ponemos al tanto
al hombre en relación con lo que sucede. En esta acepción, information es
simplemente, 'poner al corriente'. Por otro lado, sin embargo, information también
significa -y más importantemente- in-forn1ar, es decir, dar forma, im-poner y dis
poner. ''La información, en cuanto 'da noticias de', es ya también la imposición
que pone al hombre a todos los objetos y a todos los recursos, de una forma que
basta para asegurar el dominio del hombre sobre la totalidad de la tierra, e incluso
79
•
En su expresión universalmente clásica la proposición del fundamento reza: Niliil est si1ie
ratione. Nada es sin fundamento. Generalmente, no prestamos atención al hecho que, en la
enunciación habitual de la proposición, la partícula 'es' pasa desapercibida, como algo que se
entiende de suyo. ¿Por qué habríamos de prestar oídos al 'es'? La proposición del
fundamental del fundamento dice: todos y cada uno de los entes tiene un fundamento. La
proposición del filnda111ento es 1111 e111t11dado sobre el ente (194).
fundamento de acuerdo al ente. Pero deltemos prestar atención -más bien- al 'es'
'nada es sin fundamento' suena ahora así: nada es sin fundamento. En este caso, la
partícula 'es' nombra al ser del ente. Este es el tono correcto en que se debe
ser, ser significa fundamento. Y por ser él mismo el fundamento, el ser queda sin
fundamento.
El ser como fundamento es el que fundamenta a todo ente. ''La proposición del
que hay que emplazar, es verdadera sólo porque en ella habla una palabra acerca
del ser, una palabra que dice: ser y fundamento: lo mismo'' (195) . 'Ser significa
/
fundamento y fundamento significa ser' ante estas definiciones circulares nos
asalta cierto vértigo, indica Heidegger; en especial 'porque no sabemos muy bien
lo que quiere decir 'ser' y lo que quiere decir 'fundamento'. ¿Cómo podemos ir
80
más allá de este círculo?, pregunta Heidegger, ¿qué llaves abrirán nuestro
entendimiento en relación a la pregunta por el ser en to fundamento (o el
cuan
fundamento en cuanto ser) ? Para esta apertura seguimos a Goethe en los versos
siguientes:
fundamento, pero sólo 'mientras que' (dieweilen) está el perdurar, el ser. '' El
.
copertenecen'' (197).
Depende de si somos guat'das o vigías, que velan para que la queda quietud de la
exhortación que hay en Ja palabra del ser prevalezca sobre cuanto de estrepitoso hay en la
interpelación del prindpi11111 rationis, en cuanto proposición fundamental de todo representar.
Depende de que la prevalencia de la interpelación del porqué se pliegue a la exhortación del
porque, capaz de grandes cosas (Ibid)
Atenerse al porque, como señala Goethe, es una muy importante seña, según
considera Heidegger. Pero esta seña no debe ser interpretada como algo definitivo
se ha indicado que ser y fundarrtento es lo mismo, pero también dijimos que este
hombre:
82
¿Agota la esencia del hombre la definición citada, según la cual el hombre es el animal
racional? ¿Será ésta la última palabra que se pueda decir acerca del ser: que ser significa
fundamento? O bien, ¿no sigue siendo la esencia del hombre, no sigue siendo el esendar del
ser, todavía y de manera cada vez más desconcertante, lo digno de ser pensado? Si así fuera,
¿nos será licito renunciar a lo digno de ser pensado;/y ello en favor del delirio del pensur
exclusivamente calcuJador de su gigantescos logros? ¿O estamos obligados a encontrar
caminos en los que el pensar pueda corresponder a lo digno de ser pensado, en vez de
pensar �mbrujados por el pensar calculador [aquí, en el sentido peyorativo del término] - de
una manera que pasa por alto lo digno de ser pensado?(200)
APÉNDICE B
I. El siguiente trabajo es, en cierta medida, una síntesis explicativa del ensayo ''El
Transcendental del Lenguaje'', escrito por Karl- Otto Apel, y compilado en After
Philosophy: End or Transformation? (Editado por Baynes, Bohman, and McCarthy,
:rv.trr, 1987. Existe también una traducción al español de este trabajo en la revista
cualquier intento por fundamentar las ciencias empíricas sobre 'principios últimos
e indubitables'. Este rechazo, sin embargo, puede ser superado -argumenta Apel
intersubjetiva. Así, Apel señala que '' ...aún el principio del falibilismo es sólo
sino que -más bien- el propio principio del falibilismo los presupone.
84
•
proveer a las ciencias con esta clase de principios --en el sentido del principio de
razón suficiente- nos dirige a una problemática que Albert denomina 'Trilema de
3. Una interr11pción del proceso de dnr razones en un punto dado, la cual, aunque sostenible en la
práctica, implicaría una suspensión arbitraria del principio de razón suficiente6-I.
que apelar a una evidencia de este orden no es más que otro nombre para una
64 p.251
85
una aporética en relación a los principios últimos, ya que la me1·a lógica formal no
pueda dar cuenta de tales principios. El carácter deductit10 de los sistemas axionzático
formales es siempre insuficiente; por lo tanto, no puede dar razón de sus propios
embargo, Apel propone explicar que esta consideración positivista no puede ser
A pesar de sus diferencias con Popper y Albert, Apel concuerda enteramente con
intenta tomar una posición más rigurosa que la de Albert, al derivar ciertas
concl·usiones no vistas o extraídas por él. Lo que Apel propone es una pragmática
transcendental del lenguaje que tome en cuenta una auto-reflexión sobre las
66 Estas consideraciones de Peirce pueden ser ampliamente cc1T0boradas en f1)s trabajos de Piaget
(e.g., Tl1e Principies of Genetic Epistett1ology. En el primer capítulo de esta obra, se estratifican los
famosos cuatro estadios del desarrollo 'psico-lógico' del pensamiento en e! niño y el adolescente.
En el segundo estadio, el 'período pre-operacional' se estable lafi1nción se111iótica de los signos. En
esta fase (1.5-6 años) las acciones se interiorizan,, de tal manera que los signos reemplazan a las
cosas en el pensamiento. Lo que la sintaxis y gramática de un lenguaje presuponen, pues esta es
sólo posible por el conocimiento y manejo de ciertos símbolos y signos.
87
esencialmente imbricada con el uso del lenguaje. Si el conocimiento, o más bien, las
consenso67.
67 Es importante recalcar el hecho que el caracler a priori de cierta evidencia epistémica no está
separada del lenguaje, sino esencial111e1ite vir.culada con él. ''...las evidencias de cmiocin1iento están
'entretejidas' de antemano con usos lingüísticos y actividades de los sujetos de conocimiento ( ) •..
De no existir esta urdimbre, un niño no podría aprender el lenguaje y con el las formas de conducta
88
significativa presupone que '' ...uno no dude de todo sino que proceda de
convicciones que sean tomadas como ciertas y sean asumidas como el estándar de
lo que debe ser puesto en duda ...'' (264). Esta consideración se elucida en cie1io
trabajo Sobre la Certeza. ''Todo el que q11isiera dudar de todo no podría ni siquiera
certeza''. ''Quien no tenga certeza de ningún hecho, tampoco puede tenerla del
mundo real exterior, pues los enunciados 'todo lo real es meramente un sueño' o
'todo lo que existe está simplemente en mi consciencia' sólo tienen sentido en el marco
de un juego lingüístico en el que se presupone como paradigma de significado que no todo lo
que están en armonía con la experiencia interpretada. Esto es, no se puede pensar un juego de
lenguaje (1sprachspiel' ) funcional sin experie11das evideririales paradig111álicas. No podríamos
hacernos entender si no coincidiéramos siempre en las experiencias experienciales de las que cada
cual debe partir. En mi opinión, de esta urdimbre pragmático-·transcendental de juegos
lingüísticos...de las evidencias de conocimiento se sigue que la ft1ndan1entación de la validez del
co11oci111iento 110 p1rede ser eqtliparadas a la ded11cdó11 lógica de proposido11es a partir de siste111as
axio111atizados, co1110 lo l1ace la lógica 111oderna del leng11aje y de la denda, 11i ta1npoco al rea1rso a evidencias
de consciencia i11h1itivas i11dependie11tes del leng11aje, como sugiere la moderna teoría del conocimiento
de proveniencia cartesiana. Sino que, más bien, la fundamentación en tanto que lo es de la validez
del conocimiento, tiene que apoyarse a un tiempo en las posibles evidencias de consciencia de los
sujetos de conocimiento individuales competentes (como representantes autónomos del sujeto de
conocimiento transcendental en general) y en las reglas intersubjetivas a priori de u n discurso
argumentativo, en cuyo contexto las evidencias de conocimiento, como testimonios subjetivos de
validez objetiva, deben llegar a tener validez intersubjetiva [es inevitable que todo criterio de
objetividad pública tenga que pasar por el escrutinio de la subjetividad individual] Está
garantizado que esto es necesario y también posible mediante la 'urdimbre' -pragmátic<r
transcendental· de evidencias de conocimientos (...) y reglas de uso lingüístico ( ) Según esta ..•
lingüístico -lo cual incluye al científico y al filosófico-, la duda y la critica (que puede
y de facto se deriva del principio falibilista) sólo tiene pleno sentido si pueden
fundamentarse sufidentemente por medio de una evidencia indubitable que siroa de
paradigma. En palabras de Apel, '' ... la duda y la crítica, en el marco de un posible
que
••. la a11toaplicación del principio del 1falibi]ismo' conduce, obviamente, a una paradoja,
análoga a la del 'mentiroso': si el principio de] falibilismo es falible entonces en ese sentido
precisamente no es falible y viceversa. Ahora bien, esta autoaplicación del principio del
faliblismo no puede ser rechazada como un sinsentido... (si se absolutiza, como ha hecho
Albert] ...Obviamente el principio del 'falibilismo' o el de '-· ítica que se deriva de él sólo
pueden tener pleno sentido y validez cuando ésta se limita de antemano de modo que , al
menos aquella evidencia filosófica sobre la que eJlos mismos se tienen que fundamentar,
quede excluida de la posible crítica (285)
falsificación(¡!). Por otro lado, es claro el carácter no-analítico del principio del
de enunciados pertenece entonces y qué criterios son los que justifican su validez?
90
enunciado eo ipso queda sin ser falsificado. El principio del falibilismo demanda de
los enunciados que se proponen falsificar una hipótesis científica que ellos mismos
principio falibilista presupone esta evidencia cada vez que una razón falsifica
nunca llegaremos a falsificar nada y, con ello, toda la idea del falibilismo deviene
sin sentido.
esta evidencia tiene que ser reconocida como uno de aquellos fundamentos no
tampoco constituye una opción inevitable, debido a que hemos alcanzado una
puede confirmai· una adecuada validación a través de una reflexión sobre sus
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