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América : Cahiers du CRICCAL

Los modelos de la novela histórica : de la 'verdad' de la historia a la


historia como ficción
Marina Gálvez de Acero

Résumé
Les modèles du roman historique de la 'vérité ' de l'Histoire à l'Histoire comme fiction.
Depuis que Walter Scott en a inventé le modèle, le roman historique a présenté un ensemble de traits et a adopté une série de
moyens toujours en rapport avec le contexte qui l'a vu naître. Comme Ton sait, il a pris naissance — selon certains, il atteint son
apogée — à une époque de grandes transformations sociales, et depuis lors il s'est révélé comme le meilleur moyen de
représenter les conditions particulières et conjoncturelles de l'existence historico-culturelle de chaque époque.
Cette réflexion s'efforce de construire un système des changements successifs par rapport à la formule initiale, en les reliant à
leurs présents historiques respectifs pour déboucher sur un type pour le roman historique actuel et déterminer les différentes
fonctions que remplissent certains procédés qui retiennent fréquemment l'attention de la critique.

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Gálvez de Acero Marina. Los modelos de la novela histórica : de la 'verdad' de la historia a la historia como ficción. In: América
: Cahiers du CRICCAL, n°34, 2006. Les modèles et leur circulation en Amérique latine, v2. pp. 167-175;

doi : https://doi.org/10.3406/ameri.2006.1758

https://www.persee.fr/doc/ameri_0982-9237_2006_num_34_1_1758

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Los modelos de la novela histôrica: de la
" verdad " de la historia a la historia como ficciôn

Desde los anos ochenta del pasado siglo la novela histôrica viene
alcanzando en Hispanoamérica un interés inusitado l , que debe
ponerse en relaciôn con un paralelo interés por el pasado en otros
muchos campos (como el cine, la mûsica, o la moda) de manera que junto al
interés despertado por la novela histôrica, los " remakes ", el " revival ", o
incluso la reescritura de antiguas no vêlas de prestigio no han venido siendo
infrecuentes. Pareciera que el creador se hubiera vuelto perezoso y no exigiera
a su imaginaciôn la bûsqueda de nuevos temas o formalizaciones, pero nada
mas equivocado, como veremos. Por supuesto, este fenômeno ha sido
percibido por la critica, y por lo que respecta a la novela histôrica
hispanoamericana cuenta ya con una amplia bibliografia2 que sin embargo
todavia no ha clarifïcado algunos aspectos bâsicos para poder comprender a
cabalidad las razones del cambio de modelo y la verdadera significaciôn del
fenômeno.
Para contribuir a esa clarifïcaciôn voy a senalar las variantes que se han
ido introduciendo en el que podemos llamar modelo tradicional, las funciones
y la relaciôn con la Historia de cada una de ellas. Pretendo con ello clarificar
algunas confusiones que se vienen repitiendo, sobre todo en la delimitaciôn
entre las dos ultimas etapas, la correspondiente a la novela histôrica moderna
(incluida en la nueva novela hispanoamericana) y a la ultima o postmoderna .

1 . Para una râpida corroboraciôn del crccimiento que han tenido en Hispanoamérica las novelas
histôricas, nada mejor que el llamado "Prepéndice" del ultimo y documentado trabajo de Seymour MENTON
(La nueva novela histôrica de la America Latina, 1979, 1992, Mexico, Fondo de Cultura Econômica, 1993)
en el que el critico recoge un listado de titulos y autorcs desde 1949 hasta 1992 que evidencia el progresivo
interés despertado en las dos ultimas decadas.
2. Entre los que se ocupan de formular caracteristicas générales caben citar los trabajos de Fernando
Ainsa, " La reescritura de la historia ", Cuadernos Americanos, Nueva época, 28, julio-agosto, 1991,
p 18-31; y " Le nouveau roman historique ", Cahiers du C.R.I.A.R., n° 11, 1991, 15-21. Seymour
Menton op. cit. Maria Cristina PONS, Memorias del olvido. La novela histôrica de fines del siglo XX,
Mexico, Siglo XXI editores, 1 996. Brian MacHale, Postmodernism fiction, London/ New York, Routlege,
1989 (Methuen, 1987). Rita GNUTZMANN, " De la historia como literatura y la literatura como historia ",
Principe de Viana, Gobicrno de Navarra, Departamento de Educaciôn Cultura, Déportes y Juventud, ano
LVII, anejo 17, 1996, p. 153-165; y " Historia, Utopia y fracaso en La revoluciôn es un sueho eterno, de
Andrés Rivera ", en Sonja M. STECKBAUER (éd.), La novela Latinoamericana entre historia y Utopia,
Eichstâtt, Katholischc Universitât, 1999. Elzbieta SKLODOWSKA, La parodia en la nueva novela
hispanoamericana (1960-1985), Amsterdam/Philadelphia, John Benjamins Publishing Company, 1991.
3. Ninguno de los estudiosos citados reconoce la existencia de un modelo diferenciado de novela
histôrica en cada una de las dos ultimas etapas. Para Menton, por ejemplo, la novela histôrica tradicional
tuvo su desarrollo en Hispanoamérica entre 1826 y 1949. Pcro si, como apunta incluso en el titulo de su
trabajo, la que él llama "nueva novela histôrica" tiene su inicio en 1979, entre 1949 y 1979, deberia
reconocer la existencia de otra etapa (la correspondiente a la novela histôrica ligada a la vanguardia,
cnglobada a la que comûnmcnte se conoce como " nueva novela " o novela moderna). Sin embargo, en el
168 Marina Galvez de Acero

Como es sabido, la novela histôrica naciô (o tuvo su mayor desarrollo)


durante una época de grandes transformaciones sociales (el final del
feudalismo, el comienzo de los estados nacionales, la independencia
hispanoamericana), como fruto de la actitud romântica ante el pasado que,
segûn Hegel, fue una respuesta al sentimiento de alienaciôn, que para el
filôsofo alemân era el fundamento bâsico del movimiento romântico. Un
sentimiento equiparable al de la soledad, a la no-pertenencia al mundo
contemporâneo, que mueve al escritor (y al historiador) a interesarse por el
pasado como medio de exorcizar, por su poder explicativo de un proceso, la
sinrazôn del présente. De esa actitud nace como decimos la novela histôrica, a
la que se le irân sumando otros componentes y finalidades también propios del
contexto de la época, como el nacionalismo o el exotismo en este primer
periodo, cuyo modelo es el que llamamos tradicional1.
Todas estas circunstancias son perfectamente equiparables a las de
nuestro présente, en el que el primer fruto de la llamada postmodernidad como
" lôgica cultural " de la sociedad postindustrial (en términos de Daniel Bell),
también llamada del " capitalismo tardio " o tercera etapa capitalista (que
surge en el primer mundo a partir de los anos cincuenta) fue, segûn F. Jameson,
uno de sus principales teôricos, el nacimiento de una nueva sociedad en la que
las clases se han desintegrado, constituida por individuos sin pertenencia o
adscripciôn, que provoca la aniquilaciôn del sujeto como entidad estable y el
nacimiento de un individuo descentrado, disperso, libre de afirmar su
singularidad frente a los convencionalismos sociales y al margen de cualquier
proyecto histôrico comûn. Es decir, un sujeto que sufre una especie de
esquizofrenia combinada con una mengua de afectividad2. A esto hay que
anadir el negativo présente en el âmbito social, politico y econômico
hispanoamericano3. De ahi el éxito de la novela histôrica hispanoamericana de
los ûltimos anos del siglo XX y también las caracteristicas — que iremos
viendo — de su modelo.

desarrollo del trabajo no las délimita y en el intenta dc caracterizaciôn que lleva a cabo remitc a ejemplos
que indistintamente van de los anos sesenta a la actualidad.
1. Vcasc LtJKÂCS, La novela histôrica, Mexico, Era, 1966. En Hispanoamérica la novela histôrica
romântica tuvo un largo desarrollo y sera " consumida " mayoritariamente por el lector, âvido de contar con
unas senas de identidad y de que le cuenten su reciente y heroico pasado dc una forma amena. La recién
conquistada independencia déterminé que en muchas novclas de la época los protagonistas fueran los
pcrsonajcs histôricos (segûn cl modelo dc Vigny); con cllo se estaba rindicndo un homenajc a los heroes dc
aquel reciente présente.
2. Que Jameson define dc la manera siguiente: " La experiencia csquizofrénica es una experiencia dc
significantes matcriales aislados, dcsconcctados, discontinuos, que no pueden unirse en una secuencia
cohérente. Asi cl csquizofrénico no reconocc la identidad personal en cl sentido que nosotros le damos,
puesto que nuestro sentimiento de identidad personal dépende dc nuestro sentido dc la persisteneia del yo a
lo largo del tiempo ", (F. JAMESON, Postmodernism or the cultural Logic ofLate Capitalism. London, Duke
University Press, 1991, p. 177). En rcsumidas cucntas, sc trataria de un sujeto fragmentado que produce un
artc fragmentario.
3. Adcmâs de los cambios sufridos en la propia historiografia, que como veremos se abre al escritor de
ficcioncs como una cantera propicia y acccsiblc.
LOS MODELOS DE LA NO VELA HISTORiCA 1 69

Durante el romanticismo, la historiografia y la novela entran en intimo


contacta y la novela histôrica, como ya he dicho, alcanza su primer momento
culminante. Es entonces cuando la Historia, reducida hasta ese momento al
acontecimiento politico, pasa a convertirse en Historia social y cambia su
centro de interés hacia la vida, cuyo sujeto ya no es el rey o la nobleza sino las
clases sociales, la burguesia o el pueblo. De esta forma, la Historia entra en
conflicto con la novela, que es un mejor instrumento para llevar a cabo estos
fines. Segûn MacHale la novela histôrica tradicional procuraba ocultar las
" costuras " entre lo ficticio y lo real mediante très estrategias: la no
contradecir la historia oficial y permitir la ficciôn solo en las "zonas oscuras"
de esa historia. 2a evitar anacronismos culturales. Y 3a hacer el mundo ficticio
compatible con el mundo real1. Esto implicaba una aceptaciôn de la capacidad
representativa del discurso narrativo, que se equiparaba al histôrico en
jerarquia. El novelista, como el historiador, y acudirâ y se nutrirâ de las
fuentes y metodologia tradicionalmente histôricas. Tratarâ de que mas que un
efecto de realidad el lector de la novela tenga ante si un texto que le crée la
ilusiôn de estar conociendo su pasado y de que ese tiempo en cierto modo esta
en el suyo, porque entre el pasado y el présente hay una cierta continuidad2.
Los modelos românticos de W. Scott y A. de Vigny que llamamos
tradicionales, tôpicos o générales, son bien conocidos3. Este tipo de novela
nace con unas funciones (o finalidades) determinadas. Entre ellas :

1 . Brian McHALE, op. cit, p. 88. Citado por Ncal Bins. Lo que tambicn es vâlido para las obras de otra
etapa posterior, como Cien ahos de soledad o El reino de este mundo, teniendo en cuenta que lo mâgico o
maravilloso se presentaba como parte esencial y privativa de la realidad del continente Iberoamcricano.
2. Por su parte, de la rclaciôn entre cl pasado y el présente se pretendia sacar una ensenanza provechosa
para el futuro.
3.Pucden verse, entre otros, los clâsicos trabajos de G. LUKÂCS, La novela histôrica, Barcelona,
Grijalbo, 1976 (laed, de 1937); A. ALONSO, Ensayo sobre la novela histôrica. El modernismo en " La
gloria de Don Ramiro ", Madrid, Gredos, 1984(lacd. 1942); J. I. FERRERAS, El triunfo del Hberalismo y de
la novela histôrica (1830-1870), Madrid, Taurus, 1976; o Krzysztof POMIAN, " Histoire et fiction ", Le
débat, n°54, Paris, Galimard, mars-avril 1989, 1 15-137.
Basândose en los trabajos arriba citados, cspccialmentc en el de Lukâcs, " De la Historia como literatura
y de la literatura histôrica " op. cit., (p. 153-1 54), Rita Gnuzmann ha resumido en once rasgos principales la
formula scottiana:
1 . trama situada en el pasado, con datos tornados de la Historia.
2. " color local " a traves de un minucioso registre costumbrista.
3. comportamiento y sicologia de los personajes en consonancia con los de la epoca histôrica de que se
tratc.
4. referencias temporales précisas.
5. lenguajc (prctcndidamcntc) ajustado al de la época histôrica de que se trate.
6. personajes histôricos y ficticios.
7. lo histôrico como " tclôn de fondo " de una trama con personajes ficticios.
8. trama centrada en situaciones colectivas mâs que individuales.
9. interesa crear personajes representatives.
10. predominio de lo exterior, a expensas de la sicologia.
1 1 division de los personajes en buenos y malos.
Entre cl modelo de Scott y cl de Vigny no existen mâs diferencias que el protagonismo que el segundo da
.

a los personajes histôricos. En Hispanoamcrica ambos modelos tuvieron amplia difusiôn. Sïrvan como
cjemplo respective, Amalia y Enriquillo. Sin embargo, scan o no personas reaies los protagonistas, todos
los otros componentes y finalidades son las mismas. Por lo tanto se trata de un solo modelo, cl romântico o
tradicional, con distintas variantes scgûn los particularcs intereses.
1 70 Marina Galvez de Acero

1. conciliar a las clases enfrentadas, teniendo en cuenta que en ese


tiempo se trataba de superar definitivamente el feudalismo y de introducir las
ideas de la revoluciôn francesa. De ahi que la novela romântica no fuese una
novela de personajes, sino de masas o colectivos sociales.
2. Alimentar la demanda de un pasado, que era solicitada por los
diferentes estados nacionales que estaban surgiendo1 .
3. Transmitir una idea de progreso y de evoluciôn social que se
correspondia con los planteamientos ideologicos del momento, que en
Hispanoamérica coinciden con los intereses del poder por ordenar y regenerar
una sociedad sometida a la anarquia en los primeros anos tras la
independencia.
Y
4. Localizar en el pasado los hechos iniciales del proceso evolutivo
(cuyo resultado era el présente) para, a través de ese proceso, combatir la
alienaciôn e infundir un sentimiento de pertenencia2.

En la segunda mitad del siglo XIX, a la originaria reconstruccion


verosimil de hechos del pasado que pedian los modelos antes citados, se
agregô una nueva intenciôn o propôsito (con su consiguiente modificaciôn
formai) que nos parece un cambio digno de senalarse: se trata de una
construcciôn simbôlica, que pretendia ser la materializaciôn del espiritu de
una edad pasada (que hace que Schlegel, segûn escribe Carlos Rama3,
califique al historiador de " profeta al rêvés "), una formula que no reivindica
la imaginaciôn frente a la Historia, como hace la novela postmoderna, sino
que viene a ser lo que Goethe llamaba " imaginaciôn para la verdad de lo
real ".4
Con la entrada de las concepciones de la historiografia positivista la
situaciôn cambia drâsticamente. Leopold Von Ranke (entre otros) y las
divisas " mostrar las cosas tal y como sucedieron " o " la imaginaciôn debe ser

1 . Situaciôn cspccialmente subrayada en Hispanoamérica, que coincide con el proceso de independencia


y la consiguiente reconstruccion politica y social de cada uno de los paises o estados nacionales, que tenian
que justificar histôricamente su existencia buscando rasgos de identidad que les diferenciasen entre si y
diesen cohesion a las diversas regiones que los integraban. Con la invention de esos pasados legitimadores,
la novela histôrica sera un instrumento idônco para la creaciôn y consolidaciôn de esos estados nacionales.
Por tanto, la novela contribuye decisivamente a la creaciôn del imaginario national (que en
Hispanoamérica, al no contar con la Edad Media, se interesarâ por la etapa virrcinal y los primeros anos de
vida republicana.) Al cubrir la carencia historiogrâfica del momento, la novela también satisfacc la
demanda de la nueva clasc social que accede al poder, la burguesia que también neeesita crearse un pasado
propio. Noé Jitrik sostiene con razôn que, dadas las circunstancias hispanoamericanas (la coincidencia del
romanticismo con la independencia) la novela histôrica romântica solo se interesa por alimentar el pasado
de los estados nacionales. (N. JITRIK, Historia e imagination literaria. Las posibilidades de un género,
Buenos Aires, Biblos, 1995).
2. La novela histôrica romântica contô, ademâs, con la valoraciôn de la critica, con los editorcs y en
general con el mundo del libro y los incipientes medios de comunicaciôn, para quienes fuc un articulo
importante por las ventas masivas que tuvicron y por su papel de promociôn (recuerdese que cl follctin,
muchas veces histôrico, con su recurso de suecsivas entregas aseguraba las ventas de la prensa periôdica).
3. Ibid., p. 21-22.
4. Citado por Carlos Rama, La Historia y la Novela, Madrid, Tccnos, 2a ediciôn, 1975, p. 22.
LOS MODELOS DE LA NOVELA H1STORICA 171

desterrada de la historia ", impusieron mayores exigencias en cuanto a la


verificaciôn documentai y en cuanto a la interpretaciôn objetiva del
historiador. Con el rango de ciencia, la historiografïa adquiere la de Gran
Relato o paradigma totalizador, que conservé hasta que, en el présente, las
nuevas corrientes historicistas pretendan acabar con esta idea. Con la llegada
del modelo realista el lector desplazarâ su interés hacia la realidad social del
présente, y la novela histôrica pierde su primacia. Lo que se cuestionô de la
novela histôrica romântica fue, sobre todo, la ambigiiedad del contrato de
lectura: si se debe créer, o no se debe créer lo que cuenta la novela1.
Sin embargo la novela histôrica siguiô su trayectoria. El inicial modelo
romântico, con mayor carga de erudiciôn (y mayor o menor carga estética) es
el que sigue vigente durante el realismo y el modernismo. Es el de la novela
histôrica de Blest Gana, el de La gloria de D. Ramiro (1908) o el que, entre
otros, utiliza Manuel Gâlvez en sus novelas histôricas, que comienza a eseribir
a partir de 1928 con la trilogia de la guerra del Paraguay. Pero aunque el
modelo no cambia en lo esencial, la novela histôrica se contagia de la forma
vigente de hacer historia. En consecuencia, durante esta etapa la Historia
refuerza su presencia en la novela: " Al fortalecer el sentido realista, crece la
armazôn erudita y se hace profesoral ", escribe Amado Alonso, para quien se
esta ante una gran trans formac ion (negativa) de la antigua novela histôrica (o
novela romântica) pues a su juicio " la actitud informativa desaloja o estorba
la acciôn creadora '\2 Sea como sea siempre conservô lectores fieles, aunque
como escribe Carlos Rama, durante el siglo XX " el mayor aporte de la novela
a la Historia, no es cuando escribe novela histôrica, sino cuando extrae de la
sociedad donde transcurre su existencia el material de su obra ".3

Ambos modelos del XIX, el simbôlico y el realista, confluirân en la


segunda mitad del siglo XX en la construcciôn del modelo que podriamos
llamar realismo simbôlico, un modelo que, de acuerdo con la crisis del
positivismo y los avances de las ciencias y del pensamiento durante la primera
mitad del siglo XX, pretendia revelar el pasado de forma mâs compléta o
abarcadora que la novela realista-positivista decimonônica. Este modelo
refuerza lo " real " u objetivo del pasado con elementos fantâsticos o
maravillosos que, a juzgar por el pensamiento de la época, también forman
parte de la realidad, aunque pertenezean a otro distinto nivel que los objetivos,
y aseguran ofrecer una imagen del pasado mâs profunda, auténtica y

1 . Véase Celia FERNANDEZ Prieto, Historia y novela: Poética de la novela histôrica, Pamplona,
EUNSA, 1998 (p 105-109); cl trabajo de Carlos Rama (p. 20-219) o entre otros, cl de ANDERSON IMBERT
(" Notas sobre la novela histôrica en cl siglo XIX "", en Arturo TORRES RlOSECO Ed., La novela
Iberoamericana, Alburquerque , University of New Mexico Press 1954, p. 30 y ss. la ed, 1952), en relaciôn
con Hispanoamcrica.
2. Amado ALONSO, Ensayo sobre la novela histôrica. El modernismo en " La gloria de don Ramiro,
Buenos aires, Facultad de Filosofia y Letras, 1942, pp. 73.
3. Carlos RAMA, op. cit., Madrid, Tecnos, 2a ediciôn, 1975, p. 25. Como siglo conflictivo, cl XX
présenté un gran interés por la Historia, que alcanza un gran dcsarrollo como disciplina cientifica.
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abarcadora. Como en el romanticismo, aseguraba ser portadora de la identidad


del contexto en que se produce.
Es el modelo que se identifica en Hispanoamérica con la novela
moderna, y dio lugar a una novela histôrica en la que con un adecuado
montaje de fragmentos histôricos y una eficaz combinaciôn de los distintos
estratos de realidad, se lograba " revelar ", la imagen de la totaiidad o el
sentido verdadero de la Historia del periodo por el que se interesase el
novelista. Como ya he dicho, también este modelo nace a expensas del
pensamiento de su época, que propone el rescate de los hechos de la
imaginaciôn (individual o colectiva) como componentes de la realidad1; en
otro orden de cosas, continua considerando a la Historia una disciplina
legitimadora, un " gran relato " de proyecciôn universal, y portador de los
valores de la moderaidad.
El paradigma de este modelo de novela histôrica es sin duda El reino
de este mundo (1949), que defiende la objetividad o cientificidad alcanzada
por una exhaustiva labor documental a la que se anaden los aportes
" maravillosos " del imaginario colectivo y otros elementos pertenecientes a
los diversos " contextos " de la realidad de que se trate, ademâs de las
nociones de evoluciôn y progreso, de la bûsqueda de valores universales, etc.
propios de la modernidad2.
Como entre los românticos, como en los relatos legitimadores del XIX,
el pasado histôrico cobra en las novelas de Carpentier, y en otras de la época
{Hijo de nombre, La muerte de Artemio Cruz, Lope de Aguirre, principe de la
libertad, etc.) ademâs de la funciôn de reafirmar la identidad nacional, la
funciôn de reafirmar la historia oficial o de alguna version rectificadora, una
funciôn que en todo caso sera negada por los postmodernos. A pesar de las
diferencias, estas novelas estân construidas sobre el modelo citado, y, ademâs
de las explicitas manifestaciones de sus autores sobre el mayor realismo de
sus respectivos aportes, les une a todas un deliberado distanciamiento de la
novela histôrica realista.

1 . " Los hechos de la imaginaciôn perteneeen al mundo real al igual que los palos y las piedras ", idea
que pertenece al sociôlogo nortcamericano Lewis MtlNFORD (La cultura de las ciudades, Buenos Aires,
Emccc, 1945, t.III, p. 28) y explica también novelas como las de Kafka.
2. Para quienes piensan que Carpentier no creia en cl progreso deben ser recordadas citas como esta:
" Aquî (en " Nucstra America "), lo epico [...] es cosa cotidiana. El pasado pesa tremendamente sobre el
présente, sobre un présente en expansion, que avanza quemando etapas hacia un future poblado de
contingencias " (en " Problemética del tiempo y el idioma en la moderna novela latinoamericana ", en
Tientos y diferencias y otros ensayos, Barcelona, Plaza /Janes, 1987. p 132). Los tiempos no lineales
(circulares, récurrentes invertidos, etc.) que aparecen en sus novelas son cl rcsultado de esa peculiaridad
que cl ve en cl contexto hispanoamericano y que expuso en Los pasos perdidos: el hecho de que se den, en
cl mismo présente, todos los tiempos (del genésico al del dcsarrollo teenico mâs avanzado, representado en
la ciudad de Nueva York), que permitc toda suerte de combinacioncs. Pcro entiéndase bien que lo hace
como rcsultado de unos contextos que explican la realidad americana, pcro no como resultado de una
convicciôn filosôfïca o idcolôgica que es lo propio de la postmodernidad. Por otra parte, no existe en
Carpentier una vision circular del tiempo, como comûnmente se afirma. Su idea, rciterada, es la de un
tiempo en espiral, un tiempo que no împlica la negaciôn de una salida hacia el futuro, como explicita, segûn
hemos visto en la cita précédente, en sus ensayos.
LOS MODELOS DE LA NO VELA HISTORICA 1 73

Como el narrador de la novela histôrica romântica, el narrador de la


novela histôrica moderna compara la situaciôn entre la realidad social y
politica del présente y del pasado, y produce ese efecto de historicidad a que
aludiamos al comienzo para subrayar o dirigir la lectura que se haya propuesto.
Ahora la idea es convencer de que la realidad hispanoamericana es diferente,
pero también, como en la romântica, de que lo diferente del pasado se
manifiesta en lo superficial, en la apariencia, mientras que en lo profundo
existe una continuidad esencial entre los tiempos, y que esa continuidad
implica una evoluciôn positiva o de progreso.
Las novedades introducidas por la nueva concepciôn de la Historia y
por la nueva cosmovisiôn postmoderna (en el contexto hispanoamericano
hacia los afios 80 del pasado siglo) han hecho necesario un nuevo
acoplamiento del modelo de novela histôrica, y con ello, de sus funciones o
finalidades1.
Lo central de la nueva perspectiva es que estos narradores abandonan
toda pretension de objetividad y de verdad, los dos centrales presupuestos de
la historiografïa y de la novela histôrica tradicional y de vanguardia. Ese
manifiesto cambio de intenciones, evidencia en el fondo un descreimiento
profundo y radical de la propia historiografïa como discurso portador de
Verdades y como Gran relato y, al mismo tiempo, un rechazo de las
propuestas que ese discurso venia trasmitiendo desde el comienzo de la
modernidad.
Si el pasado no puede ser conocido, el présente es irrepresentable. El
espacio del capital multinacional, de la cultura global y de la imagen se ha
hecho definitivamente irrepresentable. Perdidos en un mundo abstracto y
mediâtico, cada vez, — dice Jameson — somos mas incapaces de forjar
representaciones de nuestra propia experiencia actual, por eso — entre otras
razones — la historia hoy esta omniprésente. Por otra parte, la degradaciôn
del présente impulsa al intelectual a tratar de encontrar en el pasado las claves
que le expliquen la situaciôn.
Si el pasado es inaprensible y el présente irrepresentable, al novelista no
le queda mas que inventar a partir de los datos, los hechos o los documentos
que conoce. Por eso se enfatiza la imaginaciôn, aunque luego en la praxis
discursiva parece que se la niegue, al recurrir en la mayoria de los casos a la
construcciôn del discurso a través de préstamos, tanto en el piano del

1. Como ha sido observado reiteradamcnte, el propio Carpentier al final de su trayectoria introdujo una
quiebra en su producciôn, dc forma que El arpay la sombra, de 1979, es un paradigma del nuevo modelo.
Mientras en el prôlogo que acompanô a El reino de este mundo, de 1949, Carpentier terminaba asegurando
que para rcconstruir la historia dc las sublevacioncs ncgras de Haiti se habia basado en una documentacion
" extremadamente rigurosa [. . .] y [habia procedido a] un minucioso cotejo de fechas y de cronologias ", en
una referenda que hizo a El arpa y la sombra, dejando a un lado sus prcocupacioncs dc fidelidad
historiogrâfica, atribuye al creador de novela histôrica la condiciôn de poeta, cuyo oficio, para Aristôteles,
no era " contar las cosas como sucedieron, sino como debieron o pudieron haber sucedido ". Dc esta nueva
declaraciôn de intenciones arranca ese punado de novelas histôricas que se agrupan bajo el término, algo
desprestigiado, dc postmodernas.
1 74 Marina Galvez de Acero

contenido (los temas de la Historia o de otros textos, histôrieos o no), como en


el de la expresiôn (formulas y modos preexistentes, que en algunos casos se
subvierten ' o cuyas caracteristicas se contradicen o se niegan — se
disuelven — en el propio discurso). De ahi la presencia en la novela de datos o
personajes objeti vos junto a otros inventados, los anacronismos2, el " relleno "
de los silencios de la Historia, las nuevas perspectivas (comûnmente
marginales) o en definitiva la subversion de la Historia oficial que nos ofrece
el novelista. La imaginaciôn del novelista parece no tener mas limites que la
que le exige la organizaciôn funcional del texto y el sentido o idea
preconcebida de la que hace portadora a la novela.

La novela ha dejado de recoger un discurso con fînalidad cohérente, y


en consecuencia se ha hecho portadora de un conjunto de voces cuya
autoridad no radica en la verdad de la Historia sino en su condiciôn
omnisciente (como en la novela romântica, una condiciôn ilusoria) o
testimonial (como en la novela moderna), pero ahora interesadas por rellenar
los silencios de la historia oficial, proporcionar una version de los
acontecimientos que sabe tamizada por su situaciôn marginal, por la memoria
o la escritura (que siempre los convierten en otra cosa), por la construcciôn de
pedagôgicas alegorias, etc., en definitiva, por ofrecer nuevos sentidos y
perspectivas de la Historia que invaliden la oficial.
El autor de la novela histôrica finisecular se présenta como un leetor
privilegiado de los documentos (histôrieos o literarios) de los que extrae su
idea sobre los hechos, personajes o acontecimientos (mientras que en el
modelo anterior o moderno era el leetor del texto literario (de la novela) quien
se constituia en su principal estructurador y configurador). Un leetor (el autor)
que configura su texto en coincidencia con " los paradigmas literarios
recibidos " y sus propias expectativas, y que, en consecuencia, ofrece una
lectura personal, con conciencia de su ficcionalidad. Nunca se crée un
historiador, ni prétende confundirse con él, como lo hacia el novelista
romântico, aunque siga compartiendo con él los procedimientos del discurso
historiogrâfico tradicional (narraciôn, retratos, reflexion), y la metodologia
(bûsqueda de archivos, documentaciôn). Ahora el novelista los subvierte con
una praxis o utilizaciôn desprejuiciada, irreverente. De acuerdo con el
pensamiento post-estructuralista frente a la Verdad estas novelas ofrecen
hipôtesis, dudas, opeiones (personales, provisorias); frente a las perspectivas

1 . Es el caso por cjemplo, del recurso del " manuscrite encontrado ". Sigue siendo un recurso reiterado
en este nuevo modelo, pero en lugar de reafirmar la verdad de los hechos, funciona para lo contrario:
garantizar la condiciôn ficticia o ficcional de lo representado.
2. El anacronismo es un recurso utilizado para subrayar cl présente desde el que se escribe y recordar al
leetor la imposibilidad de representar cl pasado, que solo puede ser imaginado o reescrito. Pero también es
un recurso que funciona para evidenciar las constantes que aparceen a lo largo de la Historia; Lopc de
Aguirrc, que vive cinco siglos en Daimôn, es mas un simbolo que un personaje; su larga vida a traves de los
tiempos es la evidencia de la repcticiôn de los mismos proycetos y actitudes, que se suceden una y otra vcz,
ciclicamcnte, marcando un destino en cl que no ha habido cvoluciôn ni progreso.
LOS MODELOS DE LA NOVELA HISTORICA 1 75

générales, versiones fragmentarias y particulares en las que se plantean otras


opciones que pudiesen haber cambiado el rumbo de la Historia o en las que
observan corrientes de pensamiento, cornportamientos y procesos reiterados
que repiten los del présente. Es decir, pretenden convertir el pasado en lo que
" pudo o debiô haber sido".1 El novelista actual no oculta que trabaja con
fuentes de todo tipo: ademâs de los documentos de archivos, documentos
literarios, suenos, testimonios orales, etc. y que, ademàs, los maneja sin
jerarquias preestablecidas, solo en funciôn de la " utilidad " que puedan
ofrecerle en el planteamiento general que quiera ofrecer, porque " no se
reconstruye un pasado sino que simplemente se construye una vision del
pasado, cierta imagen o del pasado que es propia del observador y que no
corresponde a ningûn hecho histôrico preciso ".2 El resultado es una lectura
que puede encerrar una verdad, pero una verdad con minûscula, la suya, la del
autor, y por tanto provisoria, in-trascendente. Una lectura de la Historia que el
novelista vierte sobre modelos o formulas de representaciôn muy variados (ver
Fernando Ainsa3) pero que en lo fondamental puede sintetizarse en dos variantes:
apôcrifas.4
historias alegôricas y

Marina GÂLVEZ DE ACERO


Universidad Complutense, Madrid.

1 Curiosamentc, la documentaciôn es exhaustiva en la mayoria de los casos, pero es que no se puede


negar lo que no se conoce. En numerosas ocasioncs los autores se han referido la escasa informaciôn que le
.

han proporcionado esas fuentes, por numerosas que hayan sido.


2 . Juan José SAER en " Zama^ de Antonio di Benedetto ", en Rita GNUTZMAN (éd.), Literatura
hispanoamericana, Bilbao, Scrvicio editorial del Pais Vasco, 1987, p. 141.
3. Punto sietc de su citado trabajo " La rcescritura de la historia ".
4. Que pueden aludir a lo real de manera indirecta, {Très golpes de timbal, 1 983) o de forma directa (No
habrà màs penas ni olvido, 1980) desde la perspectiva de " los otros " (Maluco, 1989, o Bernabé , Bernabé,
1988), como " rclleno ", " intra-historia " o libre glosa (El general en su laberinto, 1989; 1492 vida y
tiempos de Juan Cabezùn de Castilla, 1 985, o El arpa y la sombra, \ 979 como ejemplos respectivos).

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