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Aspectos generales
El estudio del movimiento de los fluidos es una actividad que viene siendo
desarrollada hace muchos siglos. Arquímedes el matemático y geómetra griego
considerado el más notable científico y matemático de la antigüedad realizó una de
las primeras contribuciones con la invención del “tornillo sin fin” que se le atribuye
tradicionalmente. Los romanos desarrollaron otras máquinas y mecanismos
hidráulicos; no sólo empleaban el tornillo de Arquímedes para trasegar agua en
agricultura y minería, sino que construyeron extensos sistemas de conducción de
agua: los acueductos. Durante el siglo I a.J.C., el escritor, arquitecto e ingeniero
Vitrubio inventó la rueda hidráulica horizontal, que revolucionó la técnica de moler
grano.
Después de Arquímedes pasaron más de 1600 años antes de que se produjera el
siguiente avance científico significativo, este avance fue debido al gran genio italiano
Leonardo Da Vinci, que aportó la primera ecuación de la conservación de masa o
ecuación de continuidad y desarrolló múltiples sistemas y mecanismos hidráulicos
y aerodinámicos.
Las leyes que rigen el movimiento de una partícula fluida son conocidas desde
mediados del siglo XIX. Son las denominadas ecuaciones de Navier–Stokes.
EJE X:
EJE Y:
EJE Z:
g: Fuerza de gravedad
El problema es que desconocemos una solución general para ese tipo de sistemas
de ecuaciones, que los matemáticos llamamos no lineal de segundo orden.
El ejemplo más socorrido es el agua (viscosidad muy pequeña), aunque otros fluidos
habituales en nuestro quehacer diario, bajo condiciones normales de presión y
temperatura, se comportan como newtonianos, como el aire, algunos aceites, etc.
Fluidos no newtonianos serían los geles, el pegamento, la miel o la sangre, por citar
algunos de los más comunes. Para los fluidos newtonianos, si representáramos
gráficamente la relación entre la fuerza ejercida (en un eje de coordenadas) y la
velocidad de deformación del fluido (en el otro eje) nos aparece una línea recta
(dicho de otro modo, esa relación es lineal), por lo que se trata de los fluidos más
sencillos de describir.
En los años treinta del siglo pasado, el matemático francés Jean Leray avanzó en
el intento de resolución demostrando que existen soluciones (otra cosa es
encontrarlas) y son únicas, pero solamente localmente (en el entorno de un punto),
definiendo conceptos que se aproximen a la solución (soluciones débiles) y
probando su existencia, entre otras cosas. Muchos especialistas han venido
trabajando en el tema desde su propuesta.
El perfil de velocidades
El flujo de un fluido
El cálculo de potencias de los fluidos en sus movimientos
Las presiones dependientes
𝜕 ∫∩ 𝜌𝑑 ∩
𝜕𝑡
⃗⃗⃗ 𝑛⃗)𝑑𝑆
𝜌(𝑣.
Por convenio.⃗ , está definida hacia afuera del volumen de control. De esta forma
𝒏
consideraremos como flujo entrante si el producto (𝒗⃗ .𝒏
⃗ ) sea negativo, y positivo
cuando el flujo salga del volumen de control.
𝜕
∫ 𝜌𝑑 ∩ + ∮ 𝜌( 𝑣.
⃗⃗⃗ 𝑛⃗)𝑑𝑆 = 0
𝜕𝑡 ∩ 𝜕∩
𝜕
∫ 𝜌𝑣𝑑 ∩ + ∮ 𝜌𝑣 (𝑣. 𝑛⃗) 𝑑𝑆 = ∫ 𝜌𝑓 𝑑 ∩ − ∮ 𝑝𝑛⃗𝑑𝑆 + ∮ (𝜏̅. 𝑛⃗). 𝑑𝑆
𝜕𝑡 ∩ 𝜕∩ ∩ 𝜕∩ 𝜕∩
𝜕
⃗⃗⃗𝑒 . 𝑣 + 𝑞̇ ℎ )𝑑 ∩ + ∮ 𝑘(∇𝑇. 𝑛⃗)𝑑𝑆 + ∮ (𝜏̅. 𝑣). 𝑛⃗𝑑𝑆
∫ 𝜌𝐸𝑑 ∩ + ∮ 𝜌𝐸( 𝑣 . 𝑛⃗)𝑑 = ∫ (𝜌𝑓
𝜕𝑡 ∩ 𝜕∩ ∩ 𝜕∩ 𝜕∩
FORMA INTEGRAL
Por este motivo, debemos añadir al sistema dos ecuaciones, que serán las
relaciones termodinámicas entre las variables de estado. (Como por ejemplo Ia
presión en función de Ia densidad y Ia temperatura) y Ia energía interna o la entalpía
en función de la presión y Ia temperatura.