La presente monografía expone al restaurador Viollet Le-Duc quien fue uno de los primeros

restauradores modernos y uno de los mejores teóricos de la época. Dicho contenido de este
documento es dar a conocer la restauración estilística de este famoso arquitecto quien estuvo a
cargo de restauraciones de importancia a lo largo de su vida profesional.

Eugène Emmanuel Viollet Le-Duc, nacido en 1814 en Francia y falleció en 1879. Fue un arquitecto
e historiador que se empeñó en recuperar el esplendor de antiguas edificaciones medievales que
fueron destruidas durante el periodo de la Revolución Francesa. Para este arquitecto el estilo gótico
estaba por encima de otros estilos, este se enfocó en hacer estudios desde el punto de vista técnico
como estilístico, que lo ayudaron a entender el edificio y sus circunstancias, de manera que se
pudiese devolver su primitivo estado a la actualidad aunque sea a base de reconstrucción de sus
partes estructurales o decorativas, a pesar del estudio que realizaba, hacia desaparecer añadidos
posteriores a los monumentos góticos y que también poseían valor histórico y artístico.

La restauración estilística fue una práctica que se hizo popular en Francia que se basaba en una
restauración histórica en la que se acepta la reconstrucción y la reintegración de partes faltantes,
pero siguiendo el estilo original de la obra, lo cual se logra por medio de análisis comparado de
estudios arqueológicos e históricos. Este tipo de restauración se hace importante en determinado
período temporal, ya que posibilita la recreación de los espacios originales, lo que permite al
visitante adquirir un mayor entendimiento de la arquitectura original que poseían esos edificios.

Le Duc impone legitimas reconstrucciones, sustituciones, adiciones o eliminaciones que se basan

en analogías tipológicas y de estilo. Es un criterio que no se limita a la simple manutención,
reparación o reconstrucción como en el pasado, pues basándose en un concepto de estilo como
algo científicamente definible, trata de restituir en una arquitectura alterada por el tiempo, en
cuanto a materiales y errores estilísticos.

En la Francia de este periodo, el estilo que mejor cumple tales cometidos no puede ser otro que el
gótico, ya que muestra su estructura como fundamento lógico de la invención, es la máxima
exaltación de la capacidad artesanal y es el arte en el que el espíritu francés tiene la supremacía.

En “Entretiens sur L´architecture” del año 1893, se recoge su pensamiento respecto a la

arquitectura, el cual hace referencia a la moralidad del arte que es una junto a la razón, defendiendo
a esta con la capacidad de sentir el arte como la forma de llegar a la verdad y lo bello, de manera
que para mejorar las nuevas generaciones solo se puede conseguirlo acostumbrándola a razonar.
Los “antiguos”, como los llamaba Viollet, habían llegado antes para hacer suyas las ideas simples
y bellas, que los contemporáneos por esa atracción a lo bello se ven obligados a estudiar el por qué
es bello el edificio, de dónde emana, para descubrir todos los secretos de esa atracción,
desmenuzarla y comprender sin prejuicios.
Viollet Le-Duc define la teoría del estilo como una idea específica de lo que es verdadero y
auténtico en los monumentos y que le llevará a definir su forma de actuar y su concepto de
restauración, el cual se basa en mantenerlo, repararlo o rehacerlo, aunque es necesario señalar que
él siempre defendió el mantenimiento de los edificios antes que la restauración. La reproducción
de las formas del pasado no se puede admitir en la actualidad y que sean las formas artísticas y de
expresión de pueblos pretéritos. Esta crítica al historicismo hizo que ni siquiera Viollet cumpliese
con estas ideas de forma estricta, ya que sus restauraciones se saltaron estas recomendaciones al
querer llegar a rehacer algunos edificios, incluso cuando no estaba finalizado, o faltaban partes de
este, lo que le sirvió para ser acusado de realizar falsos históricos.

Para Viollet, según ha resaltado Choay, al leer sus Entretiens sur l´architecture, se demuestra que
el “conocimiento del patrimonio histórico construido y su restauración no son un fin en sí, sino un
medio para acceder por el conocimiento y la reflexión a la elaboración de una arquitectura y de un
estilo nuevos, propios de la sociedad industrial” (Choay, 2013: 10). Viollet trazó una distinción
entre restaurar ruinas o un edificio histórico que no ha dejado de tener su uso original. En relación
con las ruinas dijo que “no es necesario renovar; más bien apuntalar, consolidar y sustituir la piedra
más deteriorada por bloques nuevos, pero sin tallar nuevas molduras ni esculturas…” En el caso
de un edificio aún en uso, es necesario asegurar su estabilidad estructural y al mismo tiempo
renovar su condición de confort, haciendo que sus refuerzos mantengan su integridad histórica.
Mantenerlas en un estado lo más auténtico posible, pero sin disfrazar las modificaciones necesarias
para garantizar su conservación. Además, señaló que era necesario reunir toda la información
posible sobre el edificio en cuestión, antes de cualquier decisión. Esto incluye estar familiarizado
con todos los documentos relativos con el edificio, que permitan reconstruir la imagen original del
edifico.

Para concluir, Viollet Le-Duc dió un paso a la teoría estilística o del estilo la cual tiene una idea
especifica de lo que es verdadero y auténtico en los monumentos, esta le llevará a los historiadores
y restauradores a definir su forma de actuar a la hora de restaurar o mejorar los aspectos de las
edificaciones. Los tres elementos fundamentales según Le-Duc tienen que ver con mantenerlo,
repararlo y rehacerlo solo si es necesario y siempre defendiendo el mantenimiento antes que la
restauración.

“Restaurar un edificio no es mantenerlo, repararlo o rehacerlo, es restituirlo a un estado acabado

que pudo no haber existido jamás en un momento determinado”.
-Viollet le Duc-
Anexos

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