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Pérez Joseph. Pour une nouvelle interprétation des « Comunidades » de Castille. In: Bulletin Hispanique, tome 65, n°3-4,
1963. pp. 238-283;
doi : https://doi.org/10.3406/hispa.1963.3776
https://www.persee.fr/doc/hispa_0007-4640_1963_num_65_3_3776
I. — L'interprétation libérale
1 . Cf. la liste des ouvrages consultés par Martínez de la Rosa pour composer son
Bosquejo histórico : Pero Mejía, Alcocer, Sandoval, Alfonso de Ulloa, Guevara,
Colmenares, etc. La bibliographie de Ferrer del Río est plus complète.
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2. Et notons que ce sont souvent les mêmes hommes qui, au xixe siècle, sont,
tour à tour ou simultanément, littérateurs, écrivains politiques et historiens.
3. Quintana, Poesías, Madrid, Clásicos Castellanos, t. 78, 1927, p. 72.
4. Martínez de la Rosa, Bosquejo histórico de la Guerra de las Comunidades, dans
Obras dramáticas, Madrid, Clásicos Castellanos, t. 107, 1954, p. 37.
5. Ibid., p. 42.
6. A. Ferrer del Rio, Decadencia de España. Primera parte : Historia del
Levantamiento de las Comunidades de Castille. 1520-1521, Madrid, 1850, p. 340.
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Jamais n'a été heureuse une nation dont l'indépendance n'a pas
été préservée du pouvoir et de l'influence des puissances étrangères.
cera serie, Valladolid, 1921, p. 147-155 : < El triunfo de las Comunidades castellanas
hubiera afirmado en España la conservación de tradiciones, la ferviente religiosidad,
el apego al terruño, la sencillez patriarcal. El triunfo de Carlos V trajo la
contaminación luterana, el libertinaje en las costumbres, la avidez de cosas nuevas. Pero si
esto es cierto, no lo es menos que la derrota de los comuneros produjo
inmediatamente — y bien se puede decir por esto que con ella murieron las libertades
castellanas — el menoscabo y aun la esclavitud de los municipios, el agotamiento de la vida
regional » (p. 152). « Si en vez de vencer el César en Villalar — entiéndase de una
vez — hubieran vencido los comuneros, España hubiera mantenido pujantes su
vigor y su nervio y conservado a través de los tiempos un lugar preminente entre los
demás pueblos europeos » (p. 147). « Ellas [las Comunidades] — o lo que es igual,
la noble tradición española — hubieran conservado la autonomía de los municipios
y evitado un absorbente centralismo que arrostraría las más descabelladas empresas
sin responsabilidad ninguna ; ellas, manteniendo florecientes la agricultura y la
industria, hubieran impedido que la desatinada emigración a las Indias se convirtiera
en sangría suelta del organismo nacional y en estímulo de aventureros y holgazanes ;
ellas hubieran fomentado un sistema colonizador razonable y ponderado, y en sus
relaciones con otros pueblos se hubieran limitado a conservar lo adquirido, sin
crearse enemigos y rivales ; ellas, sobre todo, hubieran llevado al pueblo español al
cumplimiento de su fin histórico, bruscamente interrumpido por la férrea mano de
Carlos. Triunfó Carlos V, y el espíritu de la raza quedó deshecho y enterrado. Él
imprimió a la política española un giro que pugnaba con las necesidades patrias ; él
cambió las costumbres y modificó los sentimientos ; él convirtió a los españoles de
su siglo en magnates concusionarios, hidalgos contemplativos y plebeyos apicarados.
De triunfar las Comunidades, nada de esto hubiera ocurrido. Nuestro pueblo hubiera
sido siempre la España grande y poderosa, la España de los Reyes Católicos » (p. 149).
23. La chronique de Pero Mejía paraît dans la B. A. E., t. XXI, Madrid, 1852.
Le De Motu Hispaniae, de J. Maldonado, est traduit par J. Quevedo, El movimiento
de España o sea Historia de la revolución conocida con el nombre de las Comunidades
de Castilla, Madrid, 1840 ; le récit d'Alcocer est imprimé par les soins de la Sociedad
de Bibliófilos andaluces (P. de Alcocer, Relación de algunas cosas que pasaron en
estos reinos desde que murió la reina Católica doña Isabel hasta que se acabaron las Co~
munidades en la ciudad de Toledo, préface et notes d'A. Martín Gamero, Madrid, 1 872).
A noter que la chronique d'Alcocer avait fait l'objet d'une adaptation française
(H. Ternaux, Les Comuneros, chronique castillane du xvie siècle, d'après l'histoire
inédite de Pedro de Alcocer, Paris, 1834).
24. Le premier tome de la Col. de doc. inéditos para la hist. de España parait à
Madrid, en 1842.
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p. 29.
78-79.
A. Ganivet, Idearium español, 5e éd., Madrid, Coll. « Austral », n° 139, 1957,
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82. N. Salomón rappelle que la confiscation des biens des accusés apparaît dès
les premiers procès inquisitoriaux comme le corollaire économique de toute
condamnation par ce qui fut « un tribunal politique muni d'armes spirituelles ». Dans
certaines villes de Castille des fortunes importantes sont ainsi accaparées par l'État (à
Medina del Campo, en 1487, par exemple). Il analyse aussi le mécanisme de
l'introduction de l'Inquisition à Barcelone, et estime, en s'appuyant sur des textes des
« concelleres » (de 1484 à 1487), que s'en prendre aux « conversos » revenait à s'en
prendre au commerce même et à l'artisanat : «... se marchan y sacan todo cuanto
pueden de la ciudad, tanto que el Banco en pocos dias ha quedado tan exhausto quo
hemos de callarnos lo poco que se ha dejado » (20 décembre 1484). — « Como el
poco sostenimiento y vida que tiene la ciudad se debe a los llamados conversos en
cuyas manos están los mayores ingresos de la ciudad, y con su comercio de corales,
telas, cueros, y otras mercancías se obtienen y viven muchos menestrales ; y como de
pocos días acá temiéndose que la Inquisición se haga con tanto rigor como se ha
hecho en Valencia y Zaragoza y en otras partes, los más ricos y principales de ellos
se han marchado, muchos de los cuales se han ido a Perpinán, Aviñon, y otras partes,
y con su marcha la ruina de la ciudad no ha tenido ejemplo en la pasado » (1485).
83. N. Salomón signale qu'un grieî souvent formulé par les adversaires des juifs
et des « conversos » avait trait aux professions qu'ils exerçaient. Bernáldez, « Cura
de los Palacios > et chroniqueur d'Isabelle et Ferdinand, justifie l'expulsion de 1492
d'un point de vue typiquement < féodalo-agraire >:«... Nunca quisieron tomar
oficios de arar ni cavar, ni andar por los campos criando ganado... >
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84. « Aunque un ensayista tan liberal como el Dr. Gregorio Marañón haya
intentado justificar el triunfo del César en la superación del comarcalismo medieval por
el ecumenicismo carolino, observamos en seguida que ésta es una apreciación inte-
lectualizante ; lo cierto es la resistencia opuesta por Castilla a dejarse encadenar en
una política global europea realmente imperial — que no tuviera en cuenta sus
exigencias particularistas » (J. Vicens Vives, Imperio y administración en tiempos de
Carlos V, communication au colloque Charles-Quint et son temps, édité par le C. N.
R. S., Paris, 1959, p. 11-12).
Le mouvement comunero est d'inspiration nettement démocratique, estime
J. A. Maravall (Carlos V y el pensamiento político del Renacimiento, Madrid, 1960,
p. 235 sq.). Le même point de vue a été développé par J. A. Maravall dans une
conférence prononcée à Paris, en 1963, et dont nous ne possédons pas le texte.
« ¿Fue una guerra ideológica o una lucha de clases? ¿Surgió de repente o es el
resultado de una inquietud larvada durante años? ¿Cuál fue el subsuelo económico,
social y psicológico de la contienda? t (E. Tierno Galván, De las Comunidades o la
historia como proceso, article repris dans le recueil Desde el espectáculo a la trivializa-
ción, Madrid, 1961, p. 291-292.)
Comunidades et érasmisme apparaissent à A. Castro comme deux tentatives pour
laïciser la vie castillane (cf. La realidad histórica de España, edición renovada, México,
1962, p. 278).
M. Giménez Fernández décrit les luttes d'influence entre les différents partis
politiques en Castille au début du xvi* siècle dans ses deux ouvrages, Bartolomé de
Las Casas; vol. I : El plan Las Casas-Cisneros, Séville, 1953, et vol. II : Capellán
de S. M. Carlos I, Poblador de Cumana (1517-1523), Séville, 1960. Cf. l'article de
P. Chaunu, Las Casas et la première crise structurelle de la colonisation espagnole
(1515-1523), dans la Revue historique, t. CCXXIX, 1963, p. 59-102.
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85. H. L. Seaver, The great revoit in Castille. A study of the Comunero Movement
of 15201521, Londres, s. d. (1928).
86. M. Bataillon, compte rendu de l'ouvrage précédent dans la Revue d'histoire
moderne, VI, 1931 , p. 300.
87. Citons les principaux : comte de Cedillo, El Cardenal Cisneros, gobernador del
Reino, 3 vol., Madrid, 1921-1928; L. Fernández de Retana, Cisneros y su siglo,
2 vol., Madrid, 1929-1930; E. J. Hamilton, American treasure and the priée révolu-
tion in Spain, 1501-1650, Cambridge (Massachusetts), 1934 ; M. Bataillon, Érasme
et l'Espagne, Paris, 1937 ; K. Brandi, Kaiser Karl V..., 2 vol., Munich, 1941 ; J. Lar-
raz, La época del mercantilismo en Castilla (1500-1700), Madrid, 1943 ; R. Carande, ;
Carlos V y sus banqueros, Madrid, 1943, et La hacienda real de Castilla, Madrid, 1949 ;
P. Braudel, La Méditerranée et le monde méditerranéen à l'époque de Philippe II,
Pari3, 1949; H. Lapèyre, Une famille de marchands, les Ruiz, Bordeaux- Paris,
Bibliothèque de l'École des Hautes Études hispaniques, fase. XXVI, 1955; A.
Domínguez Ortiz, La clase social de los conversos en Castilla en la Edad Moderna,
Madrid, 1955 ; A. A. Sicrofl, Les controverses des statuts de « pureté de sang » en Espagne
du XV9 au XVII* siècle, Paris, 1960 ; les travaux déjà cités de M. Giménez
Fernández (cf. note 84) ; sans oublier ces deux grands livres : A. Castro, La realidad
histórica de España, México, 1954, et Cl. Sánchez- Albornoz, España, un enigma
histórico, 2 vol., Buenos Aires, 1956.
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94. Sur cette évolution, cf. A. Sacristán y Martínez, op. cit., et J. Gounon-Lou-
bens, Essais sur l'administration de la Castille au XVIa siècle, Paris, 1860, p. 220-
221.
95. Voir, par exemple, le procès, conservé à Simancas, sur les dommages causés
par les comuneros de Palencia à la forteresse et à la ville de Villamuriel, propriétés
de l'évêque de Palencia. Un témoin déclare qu'au moment où se déroulaient les faits,
les maîtres de la ville de Palencia étaient les membres de ce que l'on appelait alors
le consejo de la guerra : « después que ovo diputados de la junta, no entendían los
regidores de la dha çibdad en cosa de la governacióh e que los diputados heran... »
(Simancas, Consejo Real, 79-2-II, fol. 13 r°, déposition de Francisco Gutiérrez,
mercader, réponse à la question 3).
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Quant aux archives, elles ne sont pas moins explicites : elles nous
présentent le ralliement à la comunidad comme un choix pour
ou contre les caballeros10*.
Le problème, pourtant, est loin d'être aussi simple. D'autres
témoignages, sans nier l'incompatibilité foncière entre caballeros
et comuneros, soulignent le double jeu mené par la noblesse, au
début du soulèvement. Maldonado, notamment, attire notre
attention sur les rumeurs qui circulaient en Castille pendant les
premiers mois de la révolte. Selon ces rumeurs, certains secteurs
de l'aristocratie castillane, déçus d'être tenus à l'écart par
l'Empereur, auraient favorisé, sous main, voire même suscité, les
premières atteintes à l'autorité du souverain. En apprentis-sorciers,
ces aristocrates auraient ainsi déclenché un mouvement qui se
serait finalement retourné contre eux105. Ce que nous savons de
la noblesse castillane au début du xvie siècle n'exclut pas la
possibilité d'une telle hypothèse. Les Rois Catholiques, en effet,
avaient limité l'influence politique de la noblesse, mais ils
n'avaient pas porté atteinte à sa puissance économique et
sociale106. A la mort de Ferdinand d'Aragon, une partie de la
noblesse castillane pensait sans doute jouer de nouveau un rôle de
premier plan dans la vie du royaume. Ces espoirs ont été déçus :
ni Cisneros ni Charles-Quint n'ont accepté de voir l'aristocratie
retrouver une influence politique déterminante 107. Dès lors,
l'hypothèse que suggère Maldonado ne manque pas de vraisem-
lobos au général de l'Ordre des Franciscains, citée par A. Domínguez Ortiz, op. cit.
p. 251).
104. Cf. le procès déjà cité contre les comuneros de Falencia : « a la sazón, esta
dha çibdad no estava declarada por comunidad ni por los cavalleros » (Simancas,
Consejo Real, 79-2, fol. 126, déposition de P° Pascual, réponse à la question 13).
105. Tout de suite après le départ de Charles-Quint, le bruit courut en Castille
que les Cortes de la Corogne avaient voté le principe d'impôts exorbitants, ce qui
eut pour effet d'exacerber les esprits. Qui a lancé ces bruits? « Algunos juzgan que
lo movieron los grandes, porque habian sentido que el rey no los hubiese ensalzado
como convenía, y deseaban llegase ocasión en que el rey necesitase de su apoyo »
(J. Maldonado, op. cit., p. 77).
Dans le même sens, voir le discours du Tolédan : « ¿A qué fin he de recordar lo
que al principio de la revolución se decía, que todos los grandes a la vez favorecían
los esfuerzos de los plebeyos y que ocultamente les suministraban fuerzas, lo cual
duró hasta que los pueblos de su pertenencia comenzaron a levantarse, cuando se
creyó claramente que no tanto desaprobaban la revolución cuanto defendían sus
intereses? » (ibid., p. 158.)
106. J. Vicens Vives, Historia económica de España, Barcelona, 1959, p. 268 269.
107. Sur les démêlés de Cisneros, au cours de sa régence, avec la noblesse, cf. Ce-
dillo, op. cit.
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116. Floreto de anécdotas y noticias diversas que recopiló un fraile dominico residente
en Sevilla..., in Memorial Histórico Español, t. XLVIII, Madrid, 1948, p. 95.
117. Chronique d'Ortiz, passage cité par R. Costes, Pedro Mexla, Chroniste de
Charles-Quint, in Bulletin hispanique, t. XXIII [1921], p. 103.
118. Les émeutes qui éclatent dans les diverses villes, au début du soulèvement,
s'accompagnent régulièrement du pillage des maisons des collecteurs d'impôts.
119. t Mi señora doña María y los señores Hernando Dáualos e Ju° Carrillo
acordaron de escrivir a v. s. y me mandaron q ansí mismo oviese de escrevir para hazer
relación de la dispusiçiôn en q está esta çibdad y gente della y es q como vieron los pre-
villejios y vno que habla de la derrama de las monedas, se juntaron mucha gente y
pidieron a la justicia q oviese de pregonar como esta çibdad hera libre e franca e
pregonaron el previllejio (...) como en él se contenía; y fecho, dixeron todos como ya
heran horros e libres de toda alcavala e de otro qualquier derecho » (lettre du licencié
de Ubeda, datée de Tolède, 3 octobre; Simancas, Patronato Real, leg. 3, fol. 61).
120. t TanbiS este testigo a oydo dezir a otra persona q avía oydo dezir al dho
Comendador q se yría a tornar moro si dentro de vn año no viese abatidos a los
Grandes e q no oviese ninguno q tuviese de çient mili mrs arriba de renta »
(Simancas, Consejo Real, leg. 542, s. f. ; déposition de Alonso de Ureña, réponse à la
question 40).
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121. « También, señor, os dixe que me parecía gran vanidad y no pequeña livian»
dad lo que se platicava en aquella junta y lo que pedían los plebeyos de la república,
es a saber que en Castilla todos contribuyesen, todos fuesen iguales, todos pechasen »
(Guevara, lettre à Padilla, op. cit., p. 144 b).
122. t Añadían además los revoltosos que ya de ningún modo consentirían los
padres de la patria que la ínfima plebe fuese vejada más de lo justo, sino que entre
los más poderosos y los más pobres establecerían como cierta armonía, en la que
nada se viese que disonase, nada incongruente, nada que no estuviese medido por
la justicia > (J. Maldonado, op. cit., p. 131). « Los más de los pueblos (...) habían
intentado sacudir el yugo real (...) ; mezclar e igualar las fortunas con todo lo demás >
(Ibid., p. 207).
123. c Salvo algunos excesos demagógicos aislados, jamás el movimiento de las
Comunidades tuvo sentido social » (M. Giménez Fernández, op. cit., Il, p. 1101).
124. Le rôle des moines, au cours du soulèvement comunero, a été bien mis en
lumière par Maldonado : « Corrían de aquí para allá, recomendaban en todas partes
el partido de los populares, lo ensalzaban y predicaban > (op. cit., p. 245).
Notons que, d'après le même auteur, l'ardeur belliqueuse du clergé n'était pas
moindre dans l'autre camp. Maldonado cite, en particulier, le cas d'un dominicain,
Juan Hurtado : < Gritaba desde el pulpito (...) que el que mataba a un
revolucionario ofrecería a Oíos una víctima agradable » ; pendant le combat de Villalar, le même
dominicain exhortait en ces termes ses compagnons : c matad a esos malvados (...),
no perdonéis a ninguno, indudablemente tendréis un descanso eterno entre los
justos si borráis del mundo esa gente maldita > (Ibid., p. 246).
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140. Cet article était sous presse lorsque nous avons reçu l'ouvrage de J. A. Ma-
ravall, Las Comunidades de Castilla. Una primera revolución moderna, Madrid, 1963,
qui, sur bien des points, rejoint ce que nous écrivons ici. Nous nous proposons de
rendre compte de ce livre dans une prochaine livraison du Bulletin hispanique.