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Résumé
« La Gaitana, biographie en attente ».
La Gaitana, cacique Yalcón (Cauca, Colombie), est une icône des luttes revendicatives des Indiens, mais jusqu'à nos jours
aucune étude biographique sérieuse n'a été écrite. À la fois cacique et mère, la Gaitana venge la mort de son fils, brûlé vivant
par ordre de Pedro de Añasco. Le Conquistador est fait prisonnier, ses yeux arrachés, et il sera exécuté avec lenteur. Qu'est- ce
qui détermine sa biographie ? La vengeance d'une femme est-elle l'élément primordial ? Si certains auteurs soutiennent qu'elle
est un être légendaire, les Cronistas, comme Juan de Castellanos qui se pose comme témoin privilégié, écrivent des centaines
de pages sur elle. La communication étudie divers portraits d'elle, parmi lesquels ceux de Gómez Picón, Méndez Bernal, Diaz
Diaz, et Vargas Villamil. La cacique perd son nom, et son caractère innominé souligne ainsi une banalisation ; tous les portraits
masculins utilisent un lexique péjoratif ; si la Vierge est le côté positif, cultivé, La Gaitana représente le côté négatif, animal,
archaïque : la Conquête se justifie donc elle-même.
Mächler Tobar Ernesto. La Gaitana : preludio a una biografia a la espéra. In: América : Cahiers du CRICCAL, n°40, 2010. La
biographie en Amérique latine. pp. 55-68;
https://www.persee.fr/doc/ameri_0982-9237_2010_num_40_1_1901
Ce qui est clair et évident s'explique de soi-même, mais le mystère exerce une action
créatrice. C'est pourquoi les figures et les événements historiques qu'enveloppe le voile de
l'incertitude demanderont toujours à être interprétés et poétisés de multiples fois. [...] Car
tout ce qui est confus désire la clarté, tout ce qui est obscur réclame la lumière.
Stefan Zweig, Marie Stuart (1933, p. 13)
1 Se encuentran las graffas Guacayo, Guacallo, Guacalcallo, Gaucacallo, Guaca-Hayo y otras, asi como la
forma Antene. Con el tiernpo la poblaciôn tomaré el nombre de Timanâ, mientras el rîo conocido como
Guacayo recibirà el de Rio Grande de la Magdalena. Guaca-Hayo significa Rio de lasTumbas, o Rio de
aguas profundas, segûn los autores.
56 Ernesto MachlerTobar
2 Zona geogréfica que va desde Otavalo (Ecuador) hasta Santa Fé de Antioquia (cerca de Medellin,
Colombia).
3 Que Anasco en persona saiga a capturar a Buiponga plantea dos preguntas: iera tan importante el
cacique?, y itan enfurecido estaba el conquistador como para desplazarse él mismo? Si se considéra
la historia, la inclinaciôn es a contestar afirmativamente la primera pregunta: las técnicas de guerra
indigenas habian mostrado a los espanoles que capturar al jefe indio implicaba la rendiciôn de sus
ejércitos.
4 Ampudia perderâ la vida en condiciones similares a las de Anasco, en los combates por la defensa de
Timanâ.
La Gaitana: preludio a una biografîa a la espéra 57
5 Otra forma es afirmar con Joseph Joubert: «Ce qui est vrai à la lampe n'est pas toujours vrai au soleil».
58 Ernesto Mach 1er Tobar
entre le factuel et le littéraire, mais ce dernier l'emporte toujours» (Fell, 2005: 37).
Por ello résulta pertinente escudrinar los objetivos personales perseguidos por el
autor al evocar al biografiado, explicaciôn que por lo general es procurada en el
prôlogo. Si se extrapola la afirmaciôn de Claude Lévi-Strauss al hacer referenda
a la historia, y se la asimila a la labor misma del biôgrafo, se ve que no existe una
libertad total sino una escogencia relativa «entre une histoire qui apprend plus et
explique moins, et une histoire qui explique plus et apprend moins», (Lévi-Strauss,
1962: 312). Todas las semblanzas biogrâficas de Gaitana se podrian situar enton-
ces en el esquema francés: pocos elementos, pero gran riqueza de significaciones
y reflexiones posibles.
iPor que escoger una version de los hechos y no otra? £Qué es ficticio y
que realidad? Ciertos autores, como Benhur Sânchez Suerez (1987: 27), Alonso
Valencia Llano (1991: 97) y Juan Friede, la presentan como mltica o tal un ser
legendario, «labor de la fantasia popular hispânica», sosteniendo que «lo que se
puede comprobar con documentos histôricos es que Arïasco fue muerto a manos
de los yalcones en una guerra de coalieiôn que formaron estos indios con los pâez,
pirama y guanaca» (Friede, 1974: 149). La leyenda serviria a explicar cômo los
indios perdieron sus tierras, aclara el autor.
En La pensée sauvage, Lévi-Strauss sostiene que existe una especie de côdigo
de la historia, puesto que «il n'y a pas d'histoire sans dates» (Lévi-Strauss, 1962:
308). El periodo de Gaitana oscila aquf entre 1510 y 1545, aproximadamente. A
pesar de lo poco que se evoca, la resistencia indigena a la ocupaciôn espanola en
la zona de lo que hoy son los Departamentos del Cauca y del Valle del Cauca fue
larga, permanente y violenta (Valencia Llano, 1991). Cual si fuese una régla mate-
mâtica, menos atenciôn a las incursiones indias prestaba el bianco, habitante de
las nuevas y lejanas villas, mayor cantidad de operaciones belicosas se Ilevaba a
cabo, en una fatigante y desangradora guerra de guerrillas. Yalcones, pijaos, inan-
dos, apiramas, guanacas, paeces y otras etnias combatian no solamente entre si,
sino que igualmente lo hacian frente al espanol. El historiador Friede recuerda esta
permanente agresividad desde inicios del siglo XVII: «La hostilidad de los pijaos se
acrecentô de tal modo que todos los vecinos desde Timanâ hasta Mariquita en el
valle del Magdalena y desde Buga a Cartago en el del Cauca, clamaban por una
intervenciôn oficial» (Friede, 1982: 172).
no haré sino plagiar, con algunas variantes, ese texto para escribir sus Noticias
historicités de las conquistas de Tierra Firme en las Indias Occidentales (1627). A
partir de allî, <iqué tanto se adultéra la realidad para acomodarla a los intereses de
los biôgrafos? Si se considéra un «pari biographique» (Dosse, 2005), es necesario
tener en cuenta un prisma de lectura. En general, los cronistas de Indias, sabido
es, tienen marcada tendencia a presentar de manera negativa a cualquiera de
los dirigentes tribales o a las etnias que se oponen a su conquista despiadada e
interesada; por otro lado, ciertos eventos quedan censurados por la Corona, acaso
autocensurados por los mismos cronistas.
Castellanos campa en posiciôn de testigo veraz, con informaciôn de primera
mano, sobre ello insistirâ a menudo; «soy testigo yo de vista», afirma después de
escribir:
Los gritos de guerra a muerte salian de su garganta poderosa cual endemoniado pregôn,
afluian a sus labios resecos de odio, sedientos de venganza, cual embriagador y delicioso
licor. Era en aquellos instantes la diosa del exterminio. (Gômez Picôn, 1983: 76 y 79)
Desapareciô cual una bella y diabôlica vision, nueva Furia desatada ante el bérbaro sacri-
ficio de su hijo, y sus guerras fueron uno de los mayores esfuerzos realizados contra los
conquistadores, por los hijos del Nuevo Mundo. Desapareciô como una diosa sin que
nadie supiera cômo ni cuéndo. Mas batalladora que Sacresaxigua, el chibcha y que el inca
Atahualpa. Igual a Caupolicén el de Chile y a Cuauhtemotzin el de Mexico. (1983: 100)
Cual una apariciôn meteôrica que ilumina el horizonte como un incendio de destellos
enceguecedores, surge la figura de la Gaitana, a la sombra del dolor, del martirio y de la
venganza, porel bérbaro sacrificio de su hijo. (Gômez Picôn, 1981: 105-106)
Mas cuando el motivo aparece, maxime si es con toda intensidcd, ccr.moviendo hasta las
fibras mâs recônditas del ser entonces las excelsas condiciones brotan rampantes, desbro-
zan e iluminan el sendero que por lo general conduce a la inmortalidad. (125)
La Gaitana: preludio a una biograffa a la espéra 61
Desencajada, anhelosa, felina la mirada, inquieto el ademén que rubricaban los brazos y
las manos cual afiladas garras listas para el zarpazo, deplegada la nutrida cabellera que
principiaba a platearse, ella confiaba sus cuitas a las otras mujeres entre sollozos y suspi-
ros. [...] Y asî enhebrô su dolor, su protesta, su venganza, de bohio en bohio, venciendo la
muy complicada orograffa de la comarca. (134-135)
Sin embargo, lo que prétende este autor es elogiar a la cacica; afirma que «en
las paginas de la historia La Gaitana ha de ocupar siempre un sitio especial. Pocos
ejemplares de su sexo podràn comparârsele» (201). La compara con Juana de Arco,
sosteniendo que si sus enemigos la tacharon de bruja, ella terminé por infligirles
fuerte derrota.
En el capîtulo «Una cacica surgida de la hoguera y otras insurrecciones», de
su obra Grandes insurrecciones, Rafael Méndez Bernai retoma, con ligeras varia-
ciones, la obra de Gômez Picôn. Sin embargo, a pesar de que su intenciôn es
presentar «los protagonistas de una suerte de gran épica» que constituyen el fun-
damento de la futura repûblica, el léxico utilizado es bastante tendencioso: si los
espanoles retroceden, los indîgenas huyen cobardemente, si aquéllos combaten
con valor inigualado, éstos lo hacen en una algarabîa desaforada. Si aquéllos
ganan después de encomendarse religiosamente a Santiago, se retiran a descansar;
si los indîgenas, que constituyen una «horda», «una verdadera multitud enloque-
cida», son los vencedores, entonces «embriagados por la sorberbia, se entregaron
a las mâs estruendosas celebraciones», con alcohol, orgîa y antropofagia, «a las
mâs desaforadas festividades» (Méndez, 2000: 173 y 179). Gaitana es apenas una
mujer «herida en lo mâs profundo de sus afectos, y con la imperiosa necesidad de
tomar venganza» (168). Como ultimo ejemplo antes de ver las propuestas de fic-
cionalizaciôn, la semblanza biogrâfica6 de Marta Herrera Angel la présenta como
una viuda «emparentada con los principales senores de los pueblos paeces y yal-
cones», y como importante dirigente religiosa. El cacique Pioanza sera quien dirija
6 Esta semblanza forma parte del tomo «Biografias», de la Gran Enciclopedia de Colombia, del Circule» de
Lectores.
62 Ernesto Machler Tobar
las huestes a la batalla, y una vez capturado Anasco, «Gaitana ejecutô en él los
tormentos ideados por una madré que nunca pudo perdonar a quien hiciera morir
a su hijo abrasado por las llamas» (Herrera Angel, 1993: 233).
Al menos dos autores de teatro van a ficcionalizar esta figura: Diaz Diaz y
Vargas Villamil, cada uno de ellos evolucionando con ciertas particularidades
como se veré mas adelante; curiosamente ambas obras fueron estrenadas en
radio-teatro, lo que se puede explicar dado el interés popular por el personaje.
Existe igualmente un montaje de creaciôn colectiva del Teatro Popular de Bogota
(TPB), La Gaitana, dirigido por Luis Alberto Garcia y Jorge Ali Triana7.
Oswaldo Diaz Diaz (1910-1967) escribe la tragedia Lo Gaitana (1937)8, y sos-
tiene en una «escena prôlogo» el interés particular de su obra, puesto que per-
sigue «el carâcter y la intenciôn de un testimonio» (Diaz, 1972: 5-6). La cacica
es presentada como sacerdotisa, actuando en un momento en el cual la vision
del conquistador es ya la de un ser mortal, capaz de traiciôn. Ella es obligada a
presenciar la muerte de su hijo Gaira en una pira: «Me ataron, me amordazaron,
pero me dejaron los ojos abiertos y los oidos atentos [...] Ante mi, ante su madré,
ante su raza, prendieron fuego y atizaron la hoguera» (110-111). Dado ese «dolor
de sangre», la declaraciôn de guerra total al bianco queda sellada y el clamor de
venganza de la madré brama en el templo: «Que la tierra sepa que yo, la cacica,
llamo a la venganza y que la tierra toda tiemble a mi llamado» (113). Gaitana no
es aqui el elemento federador, es apenas una vengadora, enviando a otros al com-
bate hasta triunfar sobre Anasco, que hecho prisionero escucha una enumeraciôn
de lentas muertes posibles, antes de comenzar a delirar por el humo de ciertas
hierbas quemadas, delirios que le permiten recordar el pasado como si su vida des-
filara ante sus ojos para luego perderlos vaciados por la punta de una flécha. En
un descuido de sus captores, el conquistador se suicidarâ con la cuerda con que lo
Ilevan de cabestro. Hicsa, hija de la cacica, preludia el mestizaje, aunque una vez
seducida es arrojada como flor marchita; la madré, antes de suicidarse, la maldice.
La conquista de los yalcones es evocada igualmente por Luis Hernando Vargas
Villamil (1916) en La Gaitana (1959). Ciertamente, mâs que una novela, como
asegura la carétula, es un guiôn radiofônico, con diélogo permanente y minimas
descripciones o recuentos de acciôn a cargo de un «narrador»; esto hace que el
texto esté Ileno de onomatopeyas, sin duda destinadas a un oyente de radio, pero
7 Ha sido imposible tener acceso al manuscrito original debido al cierre del TPB.
8 Estrenada y transmitida por la Radiodifusora Nacional de Colombia en 1940, bajo el nombre de
Conquista, a causa de la similitud entre el nombre de la pieza y el del importante hombre politico Jorge
Eliécer Gaitân.
La Gaitana: preludio a una biograffa a la espéra 63
Sobre el pedestal de sus treinta y cinco ahos, la faz curtida pero aûn hermosa y noble, la
mirada pénétrante y lejana, vestida toda de negro, con la gran manta sobre los hombros
cayéndole hasta el suelo, la madré suprema de las tribus se levanta de su trono de oraciôn
y se pierde silenciosamente en los ojos de sus sûbditos. Es apenas alta y Neva al cuello dos
grandes collares relucientes. (Vargas Villamil, 1959: 39-40)
9 Anasco exclama ante la pira: «Nunca como ahora he comprendido mejor el alma del que incendia. Ver
arder a Roma fue una satisfacciôn de verdadero valor artistico; ver arder a un hombre, asf sea uno de
estos indios, es todo un poema de grandeza primitiva, jy estamos en la tierra de las gentes primitivas!»
(238).
64 Ernesto MachlerTobar
de enviudar, como para significar una nueva existencia. En segundo lugar, una
cierta incapacidad para desligar las dos existencias: Gaitana y Arïasco
inseparables en la lucha y en la biografia. iPierde la una la razôn de ser sin la otra?
Se constata que el léxico dénigrante aparece mayoritariamente en los retratos
elaborados por hombres y esta ausente en aquéllos escritos por mujeres. «Ayant
peur des femmes, les hommes hésitent à les aborder soit parce qu'ils les idéalisent,
soit parce que, pensent-ils, elles sont dangereuses», sostiene Jean Cournut (2001 :
9). <iEs el miedo arcaico de los hombres con respecto a las mujeres el que los hace
presentar asi esta historia? ïExplica esto la ausencia de una sôlida biografia?
iPodrîa considerarse a la Gaitana como una anti-Virgen? Maria, que sufrirâ
en su corazôn el traspaso de siete punales de dolor al ver la inmolaciôn de su
ûnico hijo en la cruz, acallô cualquier intento de venganza. Betty Osorio propone
una lectura segûn la cual el paralelo Virgen-Gaitana tendrîa por objetivo buscar
la simpatia del lector cristiano (Osorio, 1997: 33). Este punto de vista puede
verse en Vargas Villamil, donde su evocaciôn se cierra sobre Gaitana interesada
en escuchar el mensaje del Padre Ignacio. <iEs un intento de recuperaciôn de la
imagen de la cacica por parte de alguien que comparte afinidades con la Iglesia
Catôlica? lia Gran Madre, vîctima del sacrificio de su hijo para que la union entre
las diversas tribus permita la expulsion del mal, de los espanoles y su conquista?
La cacica adquiere indudablemente el carécter heroico requerido, «attestée dans
l'épreuve par la manière de faire face et de triompher de l'adversité au prix d'une
souffrance», como sintetiza François Dosse (2005: 165). Sin embargo, es posible
plantearse que equiparar Virgen y Gaitana tiene por objeto destacar mejor, por
contraste, el caracter negativo y diabôlico de la segunda, el carécter sagrado de
aquélla y el lado madre arcaica, animal, de esta, con todo lo terrorîfico que ello
conlleva.
Se dirîa, en resumen, que en el caso de Gaitana lo que realmente cuenta,
de manera déterminante, es el caracter vengativo y salvaje del acto en si, poco
importa si el autor de los hechos es un hombre o una mujer, si ténia un nombre
y una historia o si carecia de ellos, si era joven o Ilegaba al final de la vida. El
membrete, como una marca indeleble al rojo vivo, es el haber cometido un acto
inhumano y por ello incomprensible, con lo cual se détermina para siempre a la
cacica. De acuerdo con esta «thanatographie» (Dosse, 2005: 60), si la barbarie
se hace évidente, la Conquista es justificada y puede continuar. Sostiene Osorio
que con ello la acciôn de los conquistadores se hace meritoria y sus hazanas
mâs admirables (Osorio, 1997: 36). Cuestiôn de ejemplo, como las hagiografias
de los santos: meditaciôn y camino. No déjà de sorprender la ausencia de un
profundo cambio de actitud entre los retratos coloniales y los posteriores a la
Independencia.
La Gaitana: preludio a una biografia a la espéra 65
10 «Vieron en uno de sus aposentos / Monstruosidad que los escandaliza, / Cueros de indios sobre cuatro-
cientos / Colgados, todos Ilenos de ceniza, / Cuyas carnes sirvieron de alimentos: / Uso que por allf se
solemniza» (CASTELLANOS, 1997: 875). Adestacar el carâctersolemne evocado porCastellanos. iSe trata
de canibalismo ritual?
66 Ernesto MachlerTobar
11 Recordar la equivoca relaciôn entre Aquiles y Patroclo; los griegos distinguen entre homosexualidad
activa y pasiva. Aqui, ïun conquistador activo y un indigena pasivo?
La Gaitana: preludio a una biografia a la espéra 67
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