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Martha Frayde

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Martha Frayde

Biographie
15 août 1920
Naissance
La Havane

4 décembre 2013  (à 93 ans)


Décès
Madrid

Nationalité Cubaine

Activité Médecin

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Martha Frayde Barraqué (née le 15 août 1920 à La Havane et morte


le 4 décembre 2013 à Madrid1) est une médecin, ancienne proche de Fidel
Castro et dissidente cubaine.

Biographie[modifier | modifier le code]
Martha Frayde est née à La Havane le 15 août 1920. En 1946, elle est
diplômée de l'université de médecine de La Havane, spécialisée
en gynécologie et se rend au Canada pour compléter ses études 2.
Elle s’engage dans des activités politiques et, au début des années 1950,
adhère au Parti orthodoxe, alors dirigé par le réformiste et démocrate Eduardo
Chibás3.
Proche de Fidel Castro, elle participe à la lutte contre le dictateur Fulgencio
Batista et soutient la guérilla dans la Sierra Maestra en rejoignant
le Mouvement du 26-Juillet4. Elle est arrêtée en 1957, mais réussit à s'évader et
à quitter Cuba1.
Arrivé au pouvoir, Fidel Castro la nomme à la tête de l'Hôpital National et de
l'École d'infirmières de La Havane2. En 1959, elle l'accompagne lors de sa visite
aux États-Unis et au Canada. Ultérieurement, en tant que présidente du
Mouvement cubain pour la paix, elle remet à Fidel Castro le Prix Lénine pour la
paix1.
Elle devient plus tard ambassadrice de l'UNESCO, poste dont elle démissionne
en 19652, car elle est en désaccord avec l'idéologie procommunistes et
prosoviétiques du régime castriste. Elle décide alors d'exercer la médecine
privée dans sa maison. Puis, harcelée, elle cherche à quitter Cuba pour se
réfugier à l'étranger mais le régime l'en empêche 3.
En 1976, elle fonde le premier Comité cubain pour les droits de l'homme 1,
notamment avec Elizardo Sánchez. Elle est d'abord placée en résidence
surveillée, puis ses biens personnels et sa bibliothèque médicale sont
confisqués et détruits par le régime castriste. Martha Frayde est ensuite arrêtée
et interrogée dans la Villa Marista de juin à septembre 1976, avant d'être
envoyée dans une prison de femmes pour les condamnés de droit commun,
Nuevo Amanecer. Dans la prison, elle souffre de malnutrition et d'un manque
de conditions sanitaires décentes. À la suite d'un cas grave d'intoxication, elle
est transférée dans une autre prison, Benefica. De là, elle est jugée et
condamnée en secret à vingt-neuf ans pour espionnage pour la CIA5,6. Elle est
relâchée en 1979 sous la pression internationale puis s'exile en Espagne 1,7. Elle
reprend alors son ancienne activité de médecin 3.
En 1983, Martha Frayde témoigne, aux côtés d'intellectuels cubains en exil,
dans le film documentaire Mauvaise conduite concernant la réalité des unités
militaires d'aide à la production mises en place par le régime castriste pour
enfermer les Cubains qualifiés d'asociaux. Elle publie en 1987 le livre Écoute,
Fidel aux Éditions Denoël.
En 2006, elle donne sa documentation sur Cuba et sa correspondances à
l'Université de Miami et sa collection de peinture cubaine à la Lowe Art
Museum, de la même université8.

Notes et références[modifier | modifier le code]


1. ↑ Revenir plus haut en :a b c d et e Paulo A. Paranagua, « Martha Frayde (1920-2013), pionnière de la défense des droits de l'homme à Cuba  » [archive], sur Le Monde, 6
décembre 2013 (consulté le 23 décembre 2013).
2. ↑ Revenir plus haut en :a b et c « Martha Frayde, co-founder of Cuba’s human rights movement, dies  » [archive], sur The Miami Herald, 6 décembre 2013 (consulté
le 23 décembre 2013).
3. ↑ Revenir plus haut en :a b et c Leopoldo Fornes Bonavia Dolz, « Martha Frayde Barraqué (1920-2013) », Histoire & Liberté, no 53, février 2014, p. 117-118 (lire en
ligne [archive]).
4. ↑ Écoute Fidel [archive] Misceláneas de Cuba, 3 juin 2008.

5. ↑ (en), Jean-Paul Sartre, Michel Foucault, Simone de Beauvoir, Claude Roy, Phillippe Sollers, José Angel Valente, José María Castellet, Juan Goytisolo,
Fernando Claudín, José Luis Aranguren, Joaquín Ruiz Jiménez, Rossana Rossanda, Octavio Paz, Norman Mailer, Barbara Probst Solomon, William Styron,
Rose Styron. In a Cuban Prison [archive] The New York Review of Books, 7 décembre 1978.

6. ↑ La década ominosa: Martha y su doble [archive] El Pais, 31 juillet 2007.


7. ↑ Por la liberación de Martha Frayde [archive] El Pais, 8 octobre 1978.
8. ↑ Marta Frayde, en su plenitud [archive] Cubaencuentro, 4 décembre 2013
9. Falleció Martha Frayde, fundadora del Comité Cubano Pro Derechos Humanos
10.

11. La doctora Martha Frayde contribuyó a sacar de Cuba las primeras denuncias del Comité Cubano Pro Derechos Humanos, del cual fue
fundadora con Ricardo Bofill.
12. La ex embajadora en la UNESCO fue la primera persona a quien Ricardo Bofill le propuso integrar un comité de
derechos en Cuba.
13. Martha Frayde, fundadora en 1976 del Comité Cubano Pro Derechos Humanos (CCPDH), falleció este miércoles en
Madrid a los 93 años de edad, según informaron fuentes cercanas a la veterana luchadora por los derechos del
hombre.

De profesión ginecóloga y vinculada a las luchas sociales en Cuba, Martha Frayde Barraqué llegó a ser amiga de Fidel
Castro, quien la designó embajadora de Cuba ante la UNESCO. Renunció más tarde a su cargo en París para protestar
por lo que consideraba abusos de poder.
14.

15. Logotipo del Comité Cubano Pro Derechos Humanos


16. Según la revista “Siglo XXI, el siglo de los derechos humanos”, ella fue la primera persona a quien Ricardo Bofill,
fundador del CCPDH, propuso integrar un comité de derechos en Cuba.

Gracias a los contactos diplomáticos que mantenía la doctora Frayde, incluyendo a esposas de diplomáticos
occidentales que asistían a su consulta, comenzaron a salir al exterior y a encontrar eco en Europa, América Latina y
organizaciones como Amnistía Internacional las denuncias redactadas por Bofill dentro de Cuba.

A fines de 1976 la doctora Frayde fue arrestada, acusada de ser agente de la CIA y condenada a 29 años de cárcel, tras
ser víctima de una trampa de la seguridad del Estado. Interrogada en la sede del G-2 para que acusara a Bofill, se
mantuvo firme en su silencio.

Martha Frayde fue indultada con otros presos políticos en 1979 y desde entonces vivió en España, donde continuó
apoyando al movimiento de derechos humanos en Cuba.

Los derechos humanos en


Cuba
Martha Frayde

Nº 4

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Como defensora de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, siempre me ha


preocupado acercar sus artículos a la realidad social, en este caso a mi país: Cuba, para
que no queden los mismos en teoría intelectual, a sabiendas aún de lo que ha crecido la
lucha a favor de éstos. Por ello, cuando me piden que los analicemos me parece que lo
más certero es repasar brevemente las violaciones del régimen cubano al articulado de
los Derechos Humanos en su referencia a cada uno de ellos.
Art. Primero.
En Cuba sólo son relativamente libres e iguales los ciudadanos sometidos a las
exigencias del partido único.
Art. Segundo.
La religión, las ideas políticas, el origen social, ciertos peligrosos vínculos familiares
pueden hacer perder los derechos y libertades a un gran número de cubanos.
Art. Tercero.
Los cubanos carecen de seguridad personal y su vida y su libertad dependen de una
caprichosa administración de la justicia. Una justicia sometida al poder político y que no
reconoce el ejercicio libre de la abogacía.
Art. Cuarto.
Los ciudadanos cubanos están forzados a rendir trabajo obligatorio no remunerado,
cínicamente llamado "trabajo voluntario" y cuyo incumplimiento implica la pérdida de
sus derechos como ciudadanos.
Art. Quinto.
Los múltiples testimonios llegados desde las cárceles evidencian que en Cuba se ejerce
la tortura y el mal trato en las prisiones. El filme documental de Néstor Almendros,
Nadie escuchaba, recoge escalofriantes relatos de ex presos políticos.
Art. Sexto.
La legislación cubana desconoce la personalidad jurídica integral de sus ciudadanos en
tanto que no participen de los ideales absolutos en que se sustenta el Estado.
Art. Séptimo.
Los cubanos no son iguales ante la ley. La nomenklatura vive en un status supralegal.
Por otra parte, el Estado proclama que los que se apartan de la ortodoxia marxista-
leninista traicionan así la patria y no son merecedores de la supuesta igualdad.
Art. Octavo.
Los recursos efectivos ante los tribunales nacionales están viciados de origen en Cuba
por el carácter partidario de sus jueces.
Art. Noveno.
Las encarcelaciones arbitrarias y las detenciones por figuras delictivas tan imprecisas
como "dudosa moralidad", "comportamiento antisocial", "complicidad con el enemigo",
"traición a la patria", etc., llenan los expedientes del Comité Cubano. Otro filme
documental de Néstor Almendros, Conducta impropia, es una excelente denuncia de
esta peculiar conducta policial.
Art. Décimo.
No existe en Cuba ningún tribunal independiente e imparcial ante el que los ciudadanos
pueden ser oídos públicamente, pues el propio Estado ha generado un aparato judicial
que se proclama dependiente de la voluntad hegemónica del partido único.
Art. Undécimo.
La presunción de inocencia ha sido borrada de los códigos cubanos y todo detenido
debe probar su inocencia, sucediéndose así unas prácticas judiciales que ofendían ya en
el siglo xviii los principios racionalistas de Cesare Beccaria.
Art. Duodécimo.
Todo cubano está expuesto a las injerencias constantes del estado totalitario y sus
organismos ejecutores en su vida privada, su familia, su domicilio, su correspondencia, y
su honra y su reputación pueden ser atacadas por los mismos sin que el ciudadano
tenga capacidad alguna de defensa o respuesta. La actividad vigilante de los Comités de
Defensa de la Revolución, uno por cada manzana, los actos de repudio, las denuncias
abiertas en los medios de comunicación y la propia actividad de la policía política del
Estado cubano violentan constantemente la intimidad de los ciudadanos cubanos
sospechosos de heterodoxia política.
Art. Decimotercero.
Los cubanos carecen del derecho a elegir libremente el lugar de residencia en el país y
su derecho de salir de su país o de regresar libremente a él están severamente
constreñidos por una legislación sumamente restrictiva.
Art. Decimocuarto.
El derecho de asilo está impedido para los perseguidos políticos cubanos. Sucesos como
los de la embajada de Ecuador en los años 60 y los más recientes en las embajadas de
Perú y España, entre otras, ponen de manifiesto cómo el régimen cubano es capaz de
violar la inmunidad diplomática y el principio de extraterritorialidad para coartar este
derecho. Por otra parte, todas las embajadas de La Habana sufren una custodia
permanente por parte de la policía política, no para la protección de los diplomáticos
sino para impedir el acceso a las mismas de posibles asilados.
Art. Decimoquinto.
El régimen cubano ha impedido en numerosas ocasiones el ejercicio de la nacionalidad
cubana a los ciudadanos que han abandonado la isla y se imponen arbitrarias medidas
para que les sea impedida a aquellos que, aún residiendo en Cuba, deseen optar por la
nacionalidad de sus mayores.
Art. Decimosexto.
La familia, como elemento natural y fundamental de la sociedad, está gravemente
amenazada en Cuba por la asfixiante politización de la vida nacional. Situación que ha
conducido a la fragmentación irreconciliable de numerosas familias cubanas en unos
casos, y en otros a una separación física indefinida.
Art. Decimoséptimo.
La definición del Estado cubano impide el derecho a la propiedad privada, individual y
colectivamente, y sólo reconoce la propiedad del Estado.
Art. Decimoctavo.
El carácter hegemónico del Partido Comunista Cubano, eje articulador del Estado,
impide el derecho de los cubanos a la libertad de pensamiento, de conciencia y de
religión. Toda forma de pensamiento no acorde con los principios marxistas-leninistas
del Estado es confinado hacia los imprecisos y peligrosos límites de las llamadas
actitudes antisociales o la calificación, más insólita aún, de "enemigo de la patria".
Art. Decimonoveno.
El pueblo cubano carece del derecho a la libertad de opinión y de expresión, y está
impedido de investigar, recibir o difundir opiniones distintas a las de la doctrina oficial.
Los medios masivos de comunicación, en su totalidad están en manos del Estado que
los somete a una rígida censura a través de los organismos creados al efecto y
sometidos sólo al Comité Central del Partido Comunista.
Art. Vigésimo.
Los ciudadanos cubanos carecen del derecho a la libertad de reunión y de asociación
pacífica. Por citar sólo un caso, la prensa internacional conoció del acoso y asedio a las
viviendas de los hermanos Arcos Bergnes por el único delito de estar reunido un grupo
de amigos para dialogar en torno al estado de los derechos humanos en Cuba. En
cambio, los ciudadanos cubanos están forzados a pertenecer a las llamadas
organizaciones de masa, creadas por el régimen para ejercer un minucioso control de la
población. La no pertenencia a estas organizaciones implica la automática conversión
del ciudadano en un "peligroso sospechoso".
Art. Vigésimo primero.
El gobierno se ejerce en Cuba a través de los órganos selectivos controlados por el
Partido Comunista, lo que impide que una enorme mayoría de los cubanos pueda ejercer
su derecho a participar en el gobierno de su país. Las elecciones en Cuba para los
distintos niveles del llamado Poder Popular carecen de autenticidad por ser únicamente
promovidas por el Partido Comunista y sus organismos anexos, sin posibilidad de que
candidatos con ideologías diferentes a la dominante pueden promover candidaturas
propias.
Art. Vigésimo segundo.
El ejercicio de una economía estatal y centrada en el poder hegemónico del Partido
Comunista, la total propiedad estatal de los medios de producción, y la planificación
ejercida únicamente por los criterios personales de Fidel Castro, han convertido al país
en un ruinoso fracaso que manifiestamente privan a los cubanos de los derechos
económicos, sociales y culturales indispensables a su dignidad y al libre desarrollo de su
personalidad.
Art. Vigésimo tercero.
La actividad laboral en Cuba depende únicamente del Estado y éste selecciona y
promueve solamente a los que de manera inequívoca les muestran su fidelidad. El
trabajador cubano está sometido a una ilimitada discriminación en su trabajo, tanto de
carácter ideológico como religioso. No hay más forma de promoción que la del Estado y
éste exige, para su cumplimiento, la servidumbre ante la ortodoxia. No existe en Cuba
más sindicato que el promovido por el aparato del Partido Comunista, sindicato único y
de afiliación forzosa. El resto de los sindicatos existentes hasta los primeros años 60
fueron abolidos y la mayor parte de sus dirigentes, encarcelados.
Art. Vigésimo cuarto.
Los ciudadanos cubanos carecen del derecho al descanso, pues constantemente son
movilizados, bien militarmente, o bien por las organizaciones de masa para realizar el
mal llamado "trabajo voluntario". Durante el período vacacional, en los fines de semana
o durante las guardias nocturnas de los Comités de Defensa de la Revolución, los
cubanos consumen la práctica totalidad de su tiempo de ocio.
Art. Vigésimo quinto.
La economía estatal de planificación centralizada ha permitido que desde las más altas
instancias del poder se hayan cometido gravísimos errores económicos, constatados por
investigadores tan objetivos como los profesores René Dumont o Carmelo Mesa Lago.
Errores que han afectado gravemente el derecho de los cubanos a la alimentación, el
vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios. Durante
casi dos décadas el régimen cubano contó con los favores de una economía
subvencionada por la Unión Soviética, recibiendo más ayuda que ningún otro país
hispanoamericano. Los planes faraónicos y disparatados de Fidel Castro, así como su
política expansionista en Asia, África y Latinoamérica han impedido que los cubanos
alcanzasen un nivel de vida mínimamente satisfactorio.
Art. Vigésimo sexto.
La educación generalizada y gratuita en Cuba está sometida a la hegemonía intolerable
del Partido Comunista cubano. Los padres cubanos carecen del derecho a elegir el tipo
de educación para sus hijos. La instrucción técnica, profesional y superior queda
reducida exclusivamente a aquellos estudiantes que aporten un expediente político
limpio de toda mácula sospechosa y libre de cualquier sombra de heterodoxia.
Art. Vigésimo séptimo.
La vida cultural cubana conoció un sorprendente esplendor en los primeros años de la
revolución, pero, a medida que el régimen se enclaustraba más en su rígida ideología,
los mecanismos de autocensura y de represión coartaron la libertad de expresión de los
creadores. No es de extrañar, pues, el alto número de intelectuales, artistas y científicos
cubanos que se han visto forzados al exilio. En Cuba no se pueden proteger otros
intereses morales y materiales en el ámbito de la creación intelectual, artística o
científica que los que coincidan con la ortodoxia de Estado.
Art. Vigésimo octavo.
El derecho a defender el establecimiento de un orden social donde los Derechos
Humanos se hagan efectivos ha sido pagado con la cárcel y el enclaustramiento por los
miembros del Comité Pro Derechos Humanos en Cuba y de otras organizaciones de fines
similares.
Art. Vigésimo noveno.
En el ejercicio de sus deberes hacia la comunidad en que viven y basados en el respeto
de los derechos y libertades de los demás, son muchos los cubanos que han padecido y
padecen cárcel y represión.
Art. Trigésimo.
Basado en una defensa de los llamados "derechos reales", el Estado cubano niega el
cumplimiento de la totalidad del articulado de la Declaración Universal de los Derechos
Humanos. Argumentando falazmente que todos los cubanos tienen trabajo, educación y
salud pública, sin detenerse a matizar el contenido efectivo de estos bienes, el Estado
cubano viola este artículo trigésimo con el que termino mi relación.

Martha Frayde en
compañía de Fidel Castro.
Posteriormente funda la
Comisión de Derechos
Humanos de Cuba junto
Ricardo Bofill
El manuscrito de
Martha Frayde
Pocas vidas reflejan la verdadera naturaleza de la revolución cubana como la de Martha Frayde.
Seguir a @pmanglano

2013-12-10

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La semana pasada falleció en Madrid a los 93 años la Dra. Martha Frayde. Su vida
merece ser recordada.
Frayde nació en La Habana en 1920. Se licenció en la Escuela de Medicina de la
Universidad de La Habana en 1946 y continuó sus estudios médicos con la especialidad
de Ginecología en Canadá. De vuelta a Cuba, se afilió en 1950 al Partido Ortodoxo de
Eduardo Chibás. Este partido era conocido por su lema "Prometemos no robar" y por
su símbolo de una escoba, con la que barrerían toda la podredumbre del Estado.
En esas mismas fechas trabó amistad con el también miembro de las Juventudes del
Partido Ortodoxo Fidel Castro. La actividad política y su enfrentamiento con el régimen
de Batista –quien encabezó en 1952 el golpe de Estado que privó al Partido Ortodoxo de
la posibilidad real de alcanzar el poder– le llevarían eventualmente al exilio en México.
Con el triunfo de la Revolución en 1959, Frayde volvió a Cuba. El nuevo régimen le
ofreció ser ministra de Bienestar Social –cargo que rechazó–; en cambio fue directora del
Hospital Nacional y de la Escuela de Enfermería de La Habana. En 1962 fue
nombrada embajadora de Cuba ante la Unesco en París, donde entabló amistades
importantes para su futuro, por ejemplo con Juan Goytisolo. En 1965, tras dimitir de su
cargo, volvió a Cuba. Su desencanto con la Revolución ya había comenzado.
Nada más volver, comenzó a airear sus diferencias con el régimen y a sufrir las
consecuentes represalias. Se le liberó de todos sus cargos oficiales. Sus numerosas
peticiones para viajar al extranjero fueron denegadas. En 1972 intentó escapar de la isla
en una zodiac, pero cuando estaban ya en alta mar un agente encubierto de la
seguridad cubana pinchó la barca. Frayde no se arredró y fundó el Comité Pro Derechos
Humanos en Cuba. La represión, evidentemente, se agravó. En 1976 Frayde fue
condenada a 29 años de cárcel por sus "actividades
contrarrevolucionarias" como agente de la CIA. La presión internacional de
intelectuales afines consiguió que fuese liberada a finales de 1979, tras más de tres
años en la cárcel. Inmediatamente partió exiliada a Madrid. Era su segundo exilio de una
dictadura. Como ella misma diría, Castro había "dejado chiquito" a Batista como
dictador.
En España vivió el resto de su vida, ejerciendo su profesión médica y como delegada
europea del Comité Pro Derechos Humanos. En una entrevista concedida a El País al
poco de llegar a España aún se consideraba revolucionaria, pero algunas admisiones de
la realidad de la vida en Cuba reflejaban la pesadilla en la que se había convertido su
revolución soñada:
(H)abía algo muy dramático –al menos, para alguien que, como yo, haya luchado
siempre con el anhelo de que mi país viviese en paz, desarrollo y felicidad– cuando se
me acercaba alguien y me decía: "Ojalá que yo hubiera sido preso político. Eso me
permitiría ahora salir de Cuba". Esto me pareció espantoso. Porque, si hay tanta gente
que quiere abandonar su país de manera definitiva, esa es la señal más patente de que
el país no marcha bien.

Conocí a la Dra. Frayde en 2009. Acudí en un par de ocasiones a su casa, de la que ya


salía sólo en contadas ocasiones por culpa de sus achaques y de su mala vista. Era una
señora grande, con empaque, la nariz aguileña y el pelo blanco siempre tirante y
recogido en un moño. Las paredes del salón apenas se atisbaban detrás de la multitud
de cuadros de muy distintos estilos. En la mesa reposaban las pruebas del Boletín
del Comité Pro Derechos Humanos que ella seguía editando. Recuerdo la emoción
que me produjo estar sentado frente a la historia viviente que ella encarnaba.
Recuerdo también el manuscrito de unas memorias escritas a mano que me enseñó.
Frayde publicó en 1987 un libro en Francia bajo el ciertamente utópico título
de Escucha, Fidel. Pero el manuscrito que puso en mis manos era el de otro libro. Lo
ojeé con devoción mientras pregunté por qué no lo mandaba publicar. Su respuesta
estuvo marcada más por el fastidio y la pereza que por la negativa a publicarlo. Quien
quiera que sea el albacea de su legado, espero que el manuscrito sea publicado. Pocas
vidas reflejan la verdadera naturaleza de la revolución cubana como la de Martha
Frayde.
Percival Manglano es concejal del PP en el Ayuntamiento de Madrid 

Muere en Madrid la disidente cubana Martha Frayde


Se opuso a las dictaduras de Batista y a la de los Castro. Fundó el Comité Cubano Pro Derechos Humanos

abcActualizado:04/12/2013 23:34hGUARDAR

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La disidente cubana Martha Frayde Barraqué, exiliada en España, ha muerto este miércoles en el
Hospital Cantoblanco-La Paz, en Madrid, a los 93 años de edad, según ha informado la Fundación Hispano-
Cubana  en un comunicado. «La doctora Frayde Barraqué fue una incansable luchadora por la libertad»,
destacó de la que fuera presidenta en España del Comité Cubano Pro Derechos Humanos.
Frayde Barraqué nació en Cuba el 15 de agosto de 1920 y se licenció en Medicina por la Universidad de La
Habana. Luchó contra la dictadura de Fulgencio Batista y combatió en las filas de la revolución
castrista. Fidel Castro la nombró directora del Hospital Nacional de La Habana y luego representante de
Cuba ante la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco). Pero en
1965 renunció a su cargo en París en protesta por lo que consideraba  «un abuso de poder».
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Excarcelada tras la presión internacional, fue condenada al exilioEn 1976 fundó, junto a  Ricardo Bofill,
el Comité Cubano Pro Derechos Humanos, fue detenida y condenada a 29 años de prisión. «La
presión internacional logró que fuera puesta en libertad en 1979, con la obligación de exiliarse.  En España
ejerció la medicina, aunque dedicó su vida, casi íntegramente, a la ayuda a la disidencia y a la defensa de los
derechos humanos en Cuba», agrega el comunicado.
En 1989 se fundó la sección española del Comité Cubano Pro Derechos Humanos, que presidió la doctora
Frayde. Este Comité «publica un boletín en el que se da cuenta de la situación de los derechos humanos en la
isla y recoge los puntos de vista de destacados exiliados, que en su mayoría  abogan por un diálogo
constructivo».
Martha Frayde Barraqué publicó en 1987 sus memorias con el título de «Ecoute, Fidel» (editorial francesa
Denöel) y fue miembro del Patronato de la Fundación Hispano Cubana desde 1996.

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