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• Reseña histórica.
• Concepto.
• Importancia en el sistema constitucional argentino.
Reseña histórica
Los derechos humanos son el resultado de una regulación internacional de esos derechos.
Los Estados que suscriben normas internacionales de derechos humanos se encuentran
obligados a cumplirlos ante la comunidad internacional, que tiene derecho a exigirle
cuentas al respecto. Entender que nos referimos al Derecho Internacional de los Derechos
Humanos (DIDH), es de gran importancia, porque solemos pensar, erróneamente, que los
derechos humanos son cuestiones de gobiernos o de políticos de determinada posición
ideológica.
Los crímenes perpetrados durante la Guerra Mundial llevaron a que los gobernantes de
las potencias vencedoras se preguntaran qué hacer con situaciones así y cómo evitarlas en
el futuro.
Durante los Juicios de Nuremberg y de Tokio se juzgaron los crímenes cometidos por el
régimen nazi y por el Imperio de Japón, durante la guerra. Sin embargo, los tribunales
constituidos para juzgar esos hechos, no podían calificarlos con terminología que aún no
estaba incorporada a los sistemas jurídicos.
Por eso, las condenas impuestas a los criminales nazis y sus secuaces eran por
determinados números de homicidios, por torturas o por privaciones ilegales de la
libertad, entre otros crímenes, pero no por genocidio, porque el genocidio no era un
delito tipificado en ninguna norma jurídica. Solo era entonces una palabra acunada por el
jurista judío polaco Rafael Lemkin en relación con el asesinato masivo de un millón y
medio de seres humanos, perpetrado por el Estado Imperial Turco (hoy Turquía) en 1915
contra su propia población armenia que hoy conocemos públicamente como genocidio
armenio.
Decíamos que fue después de la Segunda Guerra Mundial y como su consecuencia que se
comenzó a hablar de DDHH.
Sin embargo, las primeras normas del sistema internacional de DDHH fueron la
Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre (junio de 1948) y la
Declaración Universal de Derechos Humanos (10 de diciembre de 1948). Si bien ambas son
declaraciones y no tratados, por lo que podrían considerarse no vinculantes, no
obligatorias para los Estados, lo cierto es que se considera que forman parte de los
principios que mueven a los organismos dentro de los cuales fueron promovidas (La
primera por la Organización de Estados Americanos –OEA- y la segunda por la
Organización de las Naciones Unidas –ONU-). En consecuencia si los Estados miembros de
la OEA y de la ONU respectivamente, suscribieron las Cartas de cada una de dichas
organizaciones, y dichas Cartas sustentan los principios y derechos consagrados en estas
declaraciones, los Estados no podrían actuar contra esos principios y derechos.
Concepto
Las normas de derechos humanos conforman un paquete normativo internacional, por lo
que los Estados que suscriben un tratado internacional de Derechos Humanos están
obligados a cumplirlo ante la comunidad internacional.
El origen de esta decisión internacional de auto obligarse parte de la conciencia que tomó
la comunidad internacional ante los horrores de la Segunda Guerra Mundial y de que
dichos horrores fueron el resultado de las políticas de los Estados.
Estos derechos esenciales de las personas tuvieron que ver al inicio de la regulación con el
derecho a la vida, a la integridad, a la libertad y lentamente se fueron agregando otros
derechos y nuevas normas que aumentaron la protección jurídica internacional. Derecho a
no ser discriminados por pertenecer a minorías o a grupos humanos estructuralmente
desfavorecidos en determinadas sociedades, derechos a los recursos naturales, derecho a
la salud, a la educación, a la identidad, a elegir dónde vivir, son derechos consagrados en
diversos instrumentos jurídicos internacionales que los estados deben respetar.
Los derechos humanos son violados por los Estados, pero también por sus agentes y por
particulares. Pero hay que recordar que, independientemente de quien tenga
responsabilidad en el derecho interno, el Estado en cuyo territorio alguien violó derechos
humanos será responsable internacionalmente por esa violación. Los Estados no solo
deben abstenerse de violar los derechos humanos. Tienen la obligación de impedir su
violación, de cuidar que no se violen.
Si bien nuestro país tiene antecedentes gravísimos previos a la creación del sistema
internacional de DDHH, como fue el aniquilamiento físico y cultural de pueblos originarios,
el asesinato masivo de sus integrantes, el sometimiento a servidumbre forzada de los
sobrevivientes, el desplazamiento de esas poblaciones fuera de sus tierras ancestrales, la
imposición de la religión católica y de la cultura blanca sobre sus religiones y culturas
ancestrales, luego la persecución política de personas por tener ideas contrarias a los
gobiernos de turno llegando a la matanza, encarcelamiento, tortura y expulsión de
militantes obreros y sindicales, lo cierto es que las últimas dictaduras militares han violado
en forma sistemática y planificada los DDHH.
Es por eso que el derecho argentino está teñido de Derechos Humanos. El Art. 2 del Pacto
Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (PIDESC) y el Art. 26 de la
Convención Americana de Derechos Humanos (CADH) (normas internacionales que tienen
jerarquía constitucional en nuestro sistema jurídico) establecen el llamado principio de
progresividad en Derechos Económicos, Sociales y Culturales que obliga a los Estados
partes a no retroceder en esa materia una vez que una norma que se considere de DDHH
ha establecido una determinada protección o derecho.
En otros términos, una norma (ley, decreto de necesidad y urgencia u otras de inferior
jerarquía) que reduzca derechos económicos, sociales y culturales, sería inconstitucional.